El blog del Dr. Enrique Rubio

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DESARROLLAN ANTICUERPOS NEUTRALIZANTES EFICACES EN LAS VARIABLES MÁS VIRULENTAS DE LA COVID-19

DESARROLLAN ANTICUERPOS NEUTRALIZANTES EFICACES EN LAS VARIABLES MÁS VIRULENTAS DE LA COVID-19

Para los médicos que hemos sufrido junto a los enfermos, la carencia de medicación efectiva, contra la mayoría de las enfermedades, virales y degenerativas, parece un regalo del cielo, la cantidad de medios, que a diario, los investigadores están desarrollando y haciendo un impresionante bien.

Empieza todo a ser mas fácil

Eso, si después de muchos muertos y mucho dolor

El manejo de lo muy pequeño, como si fueran muy grande, es para mi una afortunada sorpresa.

Se imaginan, como pueden aislar particulas tan pequeñas, casi no existen de pequeñas que son y manipularlas con tanta eficacia.

Y además, cultivarlas, asociarlas con capas protectoras para que duren y todo un largo numero de bondadosos hallazgos.

Que Dios los bendiga, por su insistencia y bondad

El trabajo

Basados en el sistema inmunitario de los dromedarios, serían útiles en inmunodeprimidos y pueden apoyar a la detección.

Micrografía electrónica de barrido de células humanas (azul) infectadas con SARS-CoV-2 (rojo). Foto: CSIC. Magnifica micrografía electrónica de barrido de células humanas (azul) infectadas con SARS-CoV-2 (rojo). Foto: CSIC.

Raquel Serrano. Madrid Mar, 26/04/2022 – 09:45

La pandemia de covid-19, causada por el síndrome respiratorio agudo severo coronavirus 2 (SARS-CoV-2), es una gran amenaza para la salud pública mundial que ya ha causado más de 6 millones de muertes debido a la ausencia de tratamientos específicos.

Durante el pasado año, se autorizaron en diferentes países varias vacunas contra la covid-19 basadas en diferentes tecnologías, así como algunos anticuerpos neutralizantes del SARS-CoV-2 generados a partir de individuos convalecientes de covid-19 y ratones humanizados.

No obstante, la aparición de variantes del SARS-CoV-2 que escapan de la neutralización inmunitaria supone un desafío para las vacunas y los anticuerpos desarrollados para detener la pandemia por covid-19. «Por tanto, es importante establecer terapias dirigidas a variantes múltiples o específicas del SARS-CoV-2. La glicoproteína del pico de la envoltura (proteína S) del SARS-CoV-2 es el objetivo clave de los anticuerpos neutralizantes», señalan en Frontiers in Immunology, investigadores del  Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) que han obtenido, en modelo animal, anticuerpos neutralizantes eficaces frente a las variantes más virulentas del SARS-CoV-2 y que pueden utilizarse como terapia en pacientes de covid-19.

Aplicación clínica

Los anticuerpos se han obtenido mediante cultivos celulares en el laboratorio y, según los autores, «la producción ya puede escalarse para su aplicación clínica». Además, estos anticuerpos tienen un gran potencial para la detección del virus, por lo que pueden ser de «gran utilidad para diferentes formatos de test antigénicos del SARS-CoV-2».

Dirigidos por Luis Ángel Fernández y José María Casasnovas, el equipo ha seleccionado los nanoanticuerpos que mejor se unían a la región de la proteína viral S (spike) del SARS-CoV-2 y que bloqueaban la entrada del virus en la célula.

El trabajo recoge el potencial terapéutico de cuatro de estos anticuerpos y que su administración, en una única dosis, protegió de la muerte causada por la covid-19 a entre el 85-100% de los animales infectados, que se recuperaron completamente en dos semanas. «Mediante ingeniería de proteínas se han humanizado las regiones VHH de estos anticuerpos, lo que permitirá su aplicación directa en ensayos clínicos», indican.

Estos anticuerpos podrían administrarse a pacientes infectados con SARS-CoV-2 que tuvieran riesgo de evolución a enfermedad severa, por ejemplo, pacientes inmunodeprimidos, que no hayan generado inmunidad tras vacunación, o no vacunados, y paliar así las consecuencias más graves de la covid-19, incluida la muerte.

Inmunización de dromedarios

El equipo ha desarrollado estos anticuerpos partiendo de segmentos generados por inmunización de dromedarios en colaboración con Juan Alberto Corbera, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Posteriormente fueron clonados en bacterias E. coli en los laboratorios del CNB.

Según Luis Ángel Fernández, director del grupo de Ingeniería Cacteriana del CNB, los camélidos (dromedarios, llamas y alpacas, entre otros) producen un tipo de anticuerpos capaces de reconocer al antígeno con una sola cadena de proteína, en lugar de dos como en el resto de especies animales. «Así, la zona de reconocimiento del antígeno en estos anticuerpos es de menor tamaño, y pueden alcanzar regiones en la superficie de virus y bacterias inaccesibles de otro modo».

En el laboratorio se ha aislado la zona de unión de estos anticuerpos, fragmentos de pequeño tamaño conocidos como nanoanticuerpos con gran capacidad de bloquear a virus y bacterias. «Al tener secuencias muy similares a las de los anticuerpos humanos, pueden utilizarse directamente en terapia sin generar rechazo», señala Fernández. Además, tienen algunas propiedades muy útiles, como su mayor estabilidad y resistencia a condiciones extremas.

Los ensayos ‘in vitro’ en células infectadas con SARS-CoV-2 identificaron aquellos con una mayor actividad neutralizante del virus en la plataforma de antivirales del instituto del CSIC, dirigida por Urtzi Garaigorta y Pablo Gastaminza. Los ensayos ‘in vivo’ los han realizado Miguel Ángel Martín Acebes y Juan Carlos Saizse del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA-CSIC).

El CSIC ha patentado esta tecnología y busca empresas interesadas en llevar estos anticuerpos al mercado.

Y seguro que las encontraran, porque la puesta en marcha de las investigaciones con tanta rapidez es una de las características de nuestros tiempos.

No puedo, sino decir.

Que Dios Los bendiga a todos y a nosotros también.

 

LA MICROBIOTA INTESTINAL EN LA SALUD Y ENFERMEDAD

LA MICROBIOTA INTESTINAL EN LA SALUD Y ENFERMEDAD

No hay dudas de la relación que existe entre microbioma intestinal y salud, pero también la relación con la enfermedad

Aunque esta relación es compleja. Existen datos evidentes de la relación y por consiguiente el estudio de como equilibrar esta convivencia, sin que llegue a la patología es deseable.

Varias poblaciones grandes y diversas de bacterias, virus y hongos ocupan cada superficie del cuerpo humano.1

Se estima que existen casi 30 trillones de células bacterianas viviendo dentro de cada humano.2¡

Eso equivale a una bacteria por célula humana!2

Estos microbios se conocen colectivamente como el microbioma.31

El contacto con los microbios ocurre por primera vez durante el nacimiento. Algunos factores ambientales, como la dieta y los antibióticos afectan el microbioma de un humano.31

Las diferencias en el ambiente, la dieta y el comportamiento de cada individuo, marcan las distinciones entre los microbiomas de cada persona.1

Se presume que el microbioma de cada persona es único.4

Partiendo de esta hipótesis, se han desarrollado varias investigaciones que buscan una manera de utilizar el microbioma como una herramienta de identificación, semejante a las huellas digitales.

 

 

De derecha a izquierda: Una micrografía electrónica de transmisión de un virus de bacteria (bacteriófago), una micrografía electrónica de barrido de la bacteria E. coli, una bacteria genérica (blanca) creciendo en una placa de agar, y unos hongos comestibles silvestres.

Los millones de organismos que componen el microbioma humano desempeñan un rol importante en la salud y en la enfermedad humana.

Cada tipo de microbio ocupa un lugar específico dentro del cuerpo brindando apoyo a las funciones de los órganos respectivos; por ejemplo, las bacterias que viven en los intestinos ayudan a la digestión.31 Aunque los microbios tienen un rol importante en el mantenimiento de una buena salud, también se los ve involucrados en el desarrollo y en el progreso de algunos cánceres. Por otro lado, existe una gran cantidad de evidencia que indica que el microbioma puede alterar las reacciones a los tratamientos de cáncer.

Los microbios interactúan con la salud, la enfermedad y la respuesta a los tratamientos. Asimismo, algunos tratamientos de cáncer utilizan la inflamación que a veces pueden realzar la eficacia de los tratamientos.

Sin embargo, cuando se presentan las alteraciones en el microbioma, las consecuencias pueden ser bastante negativas para la salud. Por ejemplo, las interferencias en las bacterias en los intestinos se asocian con las siguientes enfermedades:

Enfermedad del intestino inflamatorio

Síndrome del intestino irritable

Obesidad

Diabetes tipo 23

Además de la digestión, los microbios también participan en algunos procesos inmunológicos, en el metabolismo y en la reproducción.3

El microbioma y el cáncer

Existe una relación entre el microbioma humano y el desarrollo de cáncer. Inicialmente, los estudios epidemiólogos (estudios de poblaciones) indicaron que ciertos microbios tenían un rol en cáncer.

Cáncer estomacal

La relación entre la Helicobacter pylori (H. pylori), una bacteria con forma de espiral, y el desarrollo del cáncer brinda bastante información acerca de los microbios y el cáncer. Las infecciones por la H. pylori son comunes; los Centros para el control y la prevención de enfermedades (CDC) estima que dos tercios de la población de la población mundial soporta esta bacteria. Estas infecciones se contraen mediante la comida contaminada o el contacto de boca a boca.5

Una vez adentro de su anfitrión, la H. pylori penetra la capa mucosa que forra el estómago,5 una región protegida que dificulta la remoción de la bacteria por parte del sistema inmune.5Las infecciones por H. pylori no causan enfermedades en la mayoría de individuos; sin embargo, es un riesgo para aquellos individuos que sufren de úlceras o del cáncer estomacal.5 Algunos estudios poblacionales han demostrado que los individuos infectados con H. pylori tienen un riesgo de desarrollar un cáncer estomacal 8 veces mayor en comparación aquellos sin la bacteria.5El mecanismo exacto por el cual la H. pylori eleva el riesgo de desarrollar un cáncer aun no se define por completo.5 Sin embargo, existen evidencias que indican que la inflamación crónica causada por una infección por H. pylori promueve el desarrollo de cáncer.5 El CDC recomienda realizarse pruebas para detectar la presencia de la H. pylori aparte del tratamiento respectivo en el caso de una infección posterior a la cura de un cáncer gástricos para evitar la recurrencia de la enfermedad. Se recomienda lo mismo para aquellos individuos que han tenido de úlceras.5

Cáncer de seno

En el 2016, un grupo de investigadores halló a varias poblaciones de microbios en un tejido de seno.6 Los efectos de la presencia del microbioma en el tejido mamario aún no se conocen a detalle.7 No obstante, en numerosos estudios, la presencia de distintas poblaciones bacterianas se detectó en tejidos mamarios afectados por enfermedades benignas y malignas (cancerosas).67

Aun no se define si los microbiomas en el seno contribuyen al desarrollo de tumores, o si son un resultado de la enfermedad. En los laboratorios, se han desarrollado algunas hipótesis que indican una posible asociación entre ciertos tipos de bacterias con el crecimiento de tumores.67 A un grupo de ratones de laboratorio que padecían de una predisposición a desarrollar el cáncer se los infectó con Helicobacter hepaticus (H. hepaticus).6Los resultados indicaron que los ratones infectados tenían desarrollaron más tumores en las glándulas mamarias y sufrieron de más inflamación en comparación con los ratones no infectados.6Estos resultados sugieren que la H. hepaticus contribuye a la progresión de cáncer al provocar la inflamación de dichos tejidos.

Cáncer de piel

El microbioma de la piel es diverso y cambia según su ubicación en el cuerpo.7 Varios experimentos realizados con ratones de laboratorio han hallado que el microbioma puede desempeñar papeles protectores o perjudiciales en relación al desarrollo del cáncer.78 El grupo de ratones que recibieron antibióticos (para matar su microbioma) se vieron expuestos a un riesgo aumentado de desarrollar un melanoma y a una supervivencia reducida.78Estos resultados revelan que el microbioma puede proteger en contra del desarrollo de este tipo de cáncer. Por otro lado, también hay evidencia que demuestra que las «colas» (flagelos) de algunas bacterias promueven la inflamación crónica, lo cual ocasiona daños en los tejidos y como resultado, el cáncer de piel.8Los resultados de otra investigación, en la cual los roedores modelo pasaron por modificaciones genéticas que bloqueaban las reacciones a los los flagelos bacterianos,8indican que estos ratones estaban protegidos en contra de un cáncer artificial, implicando que la respuesta inflamatoria a la bacteria puede llevar al desarrollo de cáncer.8

 

Una micrografía electrónica de transmisión de una bacteria con flagelo.

 

Cáncer colorrectal

El microbioma bucal de un individuo saludablescomúnmente contiene la bacteria Fusobacterium nucleatum (F. nucleatum).9 Sin embargo, varios estudios han detectado la presencia de la F. nucleatum en adenomas colorrectales y en crecimientos tumorígenos del cáncer colorrectal en sus etapas avanzadas.9Recientemente, se descubrió que la F. nucleatum puede ser la causa  de las reacciones inflamatorias que activan a aquellos genes que promueven el cáncer.9 La activación de estos genes causa un incremento en la proliferación de las células del cáncer colorrectal.9

 

Cáncer cervical, anal y oral

Aproximadamente, el 15% de todos los cánceres humanos se pueden atribuir a un virus.10El virus del papiloma humano (VPH/HPV) es responsable por casi todos los casos de cánceres anales y cervicales.10Estos virus también pueden ser la causa de algunos cánceres de boca y cuello.10Interesantemente, en muchos individuos saludables,  los virus del papiloma humano son un componente común de los microbiomas de la piel y la mucosa.11Este tipo de virus también están asociado con el cáncer de hígado y con el cáncer de piel. Haga clic en este enlace para aprender más acerca de los virus y su relación con el cáncer.

El microbioma y el tratamiento del cáncer

La inclusión del microbioma humano dentro de la investigación acerca de los tratamientos de cáncer es relativamente reciente. Los estudios más nuevos han destacado la importancia y la relevancia del uso de los microbios en la recuperación de la enfermedad.127Interesantemente, el microbioma también puede estimular la actividad inmunológica en contra del cáncer.13Por ejemplo, se halló que la ciclofosfamida (un medicamento para tratar la leucemia y algunos linfomas) altera el ambiente microbiano de los intestinos. Como resultado, se promovió la producción de células inmunes, aumentando la eficacia de ciclofosfamida.14Para reiterar, los microbios también pueden estimular las reacciones inflamatorias que causan el cáncer. No obstante, estas reacciones inflamatorias también pueden traer beneficios y realzar la eficacia de los tratamientos contra el cáncer. Algunas terapias, como la quimioterapia de platino y la inmunoterapia CpG-oligonucleótido funcionan mediante las reacciones inflamatorias.12Un estudio reveló que un grupo de ratones de laboratorio que recibió antibióticos (matan al microbioma intestinal) no respondió con tanta eficacia a la quimioterapia de platino ni a la inmunoterapia CpG-oligonucleótido en comparación con otro grupo de ratones que mantuvo intacto su microbioma.12Estos resultados sugieren que el microbioma intestinal complementa a los efectos de las terapias que dependen de la inflamación.12

Por otro lado, la resistencia a los tratamientos de cáncer se ha visto vinculado a la presencia de ciertos tipos de bacterias intestinales. Un grupo de expertos que investigaban la farmacorresistencia en pacientes de cáncer colorrectal detectaron una cantidad elevada en el intestino de la Fusobacterium nucleatum. Se reveló que este organismo simultáneamente prevenía la muerte celular (apoptosis) de las células cancerígenas y estimulaba la autofagia, un mecanismo de supervivencia que emplean las células de cáncer. 15

Esta claro es que los microbios desempeñan un rol muy importante en el desarrollo del cáncer y en la reacción corporal al tratamiento. Adicionalmente, los investigadores esperan poder identificar los aspectos beneficiosos del microbioma para poder aprovecharse del mismo como método de luchar contra el cáncer y para deshacerse de aquellos componentes microbianos que promueven el desarrollo de la enfermedad.7

Microbioma y ejercicio fisico

Existe una mayor presencia de bacterias antiinflamatorias y menor de proinflaflamatorias entre quienes realizan actividad física, abriendo la puerta a la prevención de enfermedades.

Benjamín Fernández, Cristina Tomás y Manuel Fernández Sanjurjo, autores del estudio realizado en la Universidad de Oviedo. Foto: COVADONGA DÍAZ. Benjamín Fernández, Cristina Tomás y Manuel Fernández Sanjurjo, autores del estudio realizado en la Universidad de Oviedo.

Un estudio llevado a cabo por investigadores la Universidad de Oviedo ha permitido comprobar cómo la microbiota intestinal cambia en función de si se practica ejercicio físico o no y lo hace también dependiendo de la actividad física que se practique. Esta investigación abre una puerta para entender mejor como fomentar la presencia de bacterias intestinales beneficiosas.

Son las principales conclusiones de este trabajo, liderado por profesionales de las áreas de Microbiología, Anatomía y Fisiología de la Universidad de Oviedo, pertenecientes al grupo 3BIOACTIVE, y cuyos resultados han sido publicados en Frontiers in Physiology

Esta investigación ayuda a entender cómo la actividad física puede actuar sobre las bacterias del intestino, lo que podría aplicarse, en el futuro, en la prevención de enfermedades que pueden alterar estos microorganismos, esenciales para el mantenimiento de la salud, así como en la prescripción de ejercicio físico de forma individualizada teniendo en cuenta la microbiota.

Ha sido realizada con un modelo animal, en concreto ratones de laboratorio sanos sometidos a entrenamiento de fuerza o resistencia durante cuatro semanas. Los autores del estudio eligieron estos animales porque se parecen genéticamente mucho entre sí y viven en condiciones muy controladas, lo que permite aislar el efecto real de cada tipo de ejercicio, algo mucho más complejo en humanos.

Sin embargo, sus datos han servido para comprobar como la microbiota cambia en función de si se practica ejercicio físico o no, de tal modo que se observó una menor presencia de bacterias proinflamatorias, del género ‘Ruminococcus’, en los grupos que practicaron ejercicio frente a los ratones sedentarios.

También se observó una mayor abundancia de bacterias antiinflamatorias, del género ‘Parabacteroides’, en aquellos ratones sometidos a ejercicio físico, tanto en los que practicaron fuerza como en los que ejercitaron resistencia.

Este hallazgo confirma el efecto positivo del ejercicio físico en cuanto al incremento de la presencia de bacterias relacionadas con la respuesta inflamatoria, según explica uno de los supervisores del trabajo, Felipe Lombó, profesor de Microbiología del Departamento de Biología Funcional de la Universidad de Oviedo.

Asimismo, también han podido determinar que hay bacterias que específicamente aumentan su presencia en el intestino con el entrenamiento de la fuerza y otras que lo hacen con la práctica de la resistencia.

Por ejemplo, la especie ‘Clostridium cocleatum’ presenta una abundancia mayor en los ratones que entrenaron fuerza, una especie que se ha utilizado para la prevención de infección por ‘Clostridium difficile’ en modelos murinos de enfermedad.

En el caso del entrenamiento de resistencia, observaron mayor presencia del género ‘Desulfovibrio’, asociado a la protección de las células endoteliales en ratones envejecidos.

Aunque este estudio se ha realizado en ratones, el análisis de estos efectos de los diferentes tipos de entrenamiento puede abrir la puerta a entender mejor cómo podemos fomentar la presencia de bacterias intestinales beneficiosas, no solo en la salud, sino también en la enfermedad, destaca Benjamín Fernández, profesor de Anatomía del Departamento de Morfología y Biología Celular, experto en Medicina del Deporte de la citado universidad y también supervisor del estudio.

Cristina Tomás, profesora de Fisiología del Departamento de Biología Funcional, recuerda que la práctica de ejercicio físico regular se asocia históricamente a un menor riesgo de mortalidad y a una menor incidencia de patologías crónicas muy prevalentes en los humanos en países desarrollados.

Las alteraciones de la microbiota intestinal, en este contexto, cada vez cobran mayor importancia en el desarrollo de estas patologías tan prevalentes. «Sabíamos que el ejercicio y la microbiota intestinal tienen puntos en común de incidencia en patología y salud. Sin embargo, los mecanismos exactos a través de los cuales se define el efecto protector de las bacterias que pueblan nuestro intestino era más desconocido y nuestro estudio ayuda a entenderlo un poco más», destaca la investigadora.

Esta experta subraya que, en humanos, se ha descrito que el ejercicio regular, principalmente el ejercicio de resistencia o aeróbico, modifica la diversidad y abundancia de las bacterias del intestino. Estos cambios, independientes de la dieta, suelen revertir una vez que cesa la práctica regular de la actividad física.

«El problema reside en que los datos que obtenemos con humanos pueden verse influidos por factores ambientales como la dieta, el alcohol, el consumo de drogas e incluso por características antropométricas, que también pueden modificar la microbiota intestinal. Sin embargo, los modelos animales, con sus limitaciones, nos ofrecen una mejor comprensión de los cambios en la microbiota inducidos por el ejercicio, porque podemos controlar mejor el resto de variables», añade.

Para realizar el estudio, los investigadores de la Universidad de Oviedo utilizaron 26 ratones sanos, divididos en tres grupos: ratones sedentarios, ratones sometidos a entrenamiento de resistencia en una cinta rodante y ratones sujetos a entrenamiento de fuerza en una escalera vertical.

Después de un periodo de adaptación, se entrenó a los ratones durante cuatro semanas, cinco días a la semana. Los investigadores extrajeron el ADN bacteriano a partir de muestras del ciego de estos ratones, una región del intestino en la que residen las bacterias de estos animales. El análisis de este ADN permitió clasificar las diferentes bacterias presentes en las muestras y conocer el porcentaje de cada uno de los taxones bacterianos.

«Conocer cómo la actividad física puede actuar sobre nuestras bacterias intestinales puede facilitar la prevención de muchas enfermedades en las que se ha observado alteraciones en la microbiota intestinal, desde el síndrome del intestino irritable hasta la enfermedad de Alzheimer, incluso ayudar en la búsqueda de tratamientos para cuando la enfermedad ya esté presente”, destaca Tomás.

La extrapolación de los datos de ratones a humanos debe considerarse con precaución, más aún porque las diferencias en la composición de la microbiota intestinal entre humanos y ratones puede llevar a resultados sesgados.

En biología, todo esta relacionado con toda y de ello depende la enfermedad o la salud.

Estudiar las proporciones es vital , pero su imbricación lo hace difícil.

Bibliografia.

Benjamín Fernández, Cristina Tomás y Manuel Fernández Sanjurjo, autores del estudio realizado en la Universidad de Oviedo. Foto: Covadonga Díaz.

1.a. b. c. d. e. Ursell LK, Metcalf JL, Parfrey LW, Knight R. Defining the Human Microbiome. Nutrition reviews. 2012 Aug; 70(Suppl 1): S38-S44. [PUBMED]

2.a. b. Sender R, Fuchs S, Milo R. Revised Estimates for the Number of Human and Bacteria Cells in the Body. PLoS Biol. 2016 Aug 19;14(8):e1002533. [PUBMED]

3.a. b. c. d. e. Cho I, Blaser MJ. The Human Microbiome: at the interface of health and disease. Nature reviews. Genetics. 2012 Mar 13; 13(4): 260-270. [PUBMED]

4.Franzosa EA, Huang K, Meadow JF, Gevers D, Lemon KP, Bohannan BJ, Huttenhower C. Identifying personal microbiomes using metagenomic codes. Proc Natl Acad Sci U S A. 2015 Jun 2;112(22):E2930-8. [PUBMED]

5.a. b. c. d. e. f. g. h. Helicobacter pylori and Cancer. National Cancer Institute. [https://www.cancer.gov/about-cancer/causes-prevention/risk/infectious-agents/h-pylori-fact-sheet]

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13.Viaud S, Saccheri F, Mignot G, Yamazaki T, Daillère R, Hannani D, Enot DP, Pfirschke C, Engblom C, Pittet MJ, Schlitzer A, Ginhoux F, Apetoh L, Chachaty E, Woerther PL, Eberl G, Bérard M, Ecobichon C, Clermont D, Bizet C, Gaboriau-Routhiau V, Cerf-Bensussan N, et al. The intestinal microbiota modulates the anticancer immune effects of cyclophosphamide. Science. 2013 Nov 22;342(6161):971-6. [PUBMED]

14.Viaud S, Saccheri F, Mignot G, Yamazaki T, Daillère R, Hannani D, Enot DP, Pfirschke C, Engblom C, Pittet MJ, Schlitzer A, Ginhoux F, Apetoh L, Chachaty E, Woerther PL, Eberl G, Bérard M, Ecobichon C, Clermont D, Bizet C, Gaboriau-Routhiau V, Cerf-Bensussan N, et al. The intestinal microbiota modulates the anticancer immune effects of cyclophosphamide. Science. 2013 Nov 22;342(6161):971-6. [PUBMED]

15.Yu T1, Guo F, Yu Y, Sun T, Ma D, Han J, Qian Y, Kryczek I, Sun D, Nagarsheth N, Chen Y, Chen H, Hong J, Zou W, Fang JY. Fusobacterium nucleatum Promotes Chemoresistance to Colorectal Cancer by Modulating Autophagy. Cell. 2017 Jul 27;170(3):548-563.e16. doi: 10.1016/j.cell.2017.07.008.[PUBMED]

LA MICROBIOTA INTESTINAL EN LA SALUD Y ENFERMEDAD

No hay dudas de la relación que existe entre microbioma intestinal y salud, pero también la relación con la enfermedad

Aunque esta relación es compleja. Existen datos evidentes de la relación y por consiguiente el estudio de como equilibrar esta convivencia, sin que llegue a la patología es deseable.

Varias poblaciones grandes y diversas de bacterias, virus y hongos ocupan cada superficie del cuerpo humano.1

Se estima que existen casi 30 trillones de células bacterianas viviendo dentro de cada humano.2¡

Eso equivale a una bacteria por célula humana!2

Estos microbios se conocen colectivamente como el microbioma.31

El contacto con los microbios ocurre por primera vez durante el nacimiento. Algunos factores ambientales, como la dieta y los antibióticos afectan el microbioma de un humano.31

Las diferencias en el ambiente, la dieta y el comportamiento de cada individuo, marcan las distinciones entre los microbiomas de cada persona.1

Se presume que el microbioma de cada persona es único.4

Partiendo de esta hipótesis, se han desarrollado varias investigaciones que buscan una manera de utilizar el microbioma como una herramienta de identificación, semejante a las huellas digitales.

 

 

De derecha a izquierda: Una micrografía electrónica de transmisión de un virus de bacteria (bacteriófago), una micrografía electrónica de barrido de la bacteria E. coli, una bacteria genérica (blanca) creciendo en una placa de agar, y unos hongos comestibles silvestres.

Los millones de organismos que componen el microbioma humano desempeñan un rol importante en la salud y en la enfermedad humana.

Cada tipo de microbio ocupa un lugar específico dentro del cuerpo brindando apoyo a las funciones de los órganos respectivos; por ejemplo, las bacterias que viven en los intestinos ayudan a la digestión.31 Aunque los microbios tienen un rol importante en el mantenimiento de una buena salud, también se los ve involucrados en el desarrollo y en el progreso de algunos cánceres. Por otro lado, existe una gran cantidad de evidencia que indica que el microbioma puede alterar las reacciones a los tratamientos de cáncer.

Los microbios interactúan con la salud, la enfermedad y la respuesta a los tratamientos. Asimismo, algunos tratamientos de cáncer utilizan la inflamación que a veces pueden realzar la eficacia de los tratamientos.

Sin embargo, cuando se presentan las alteraciones en el microbioma, las consecuencias pueden ser bastante negativas para la salud. Por ejemplo, las interferencias en las bacterias en los intestinos se asocian con las siguientes enfermedades:

Enfermedad del intestino inflamatorio

Síndrome del intestino irritable

Obesidad

Diabetes tipo 23

Además de la digestión, los microbios también participan en algunos procesos inmunológicos, en el metabolismo y en la reproducción.3

El microbioma y el cáncer

Existe una relación entre el microbioma humano y el desarrollo de cáncer. Inicialmente, los estudios epidemiólogos (estudios de poblaciones) indicaron que ciertos microbios tenían un rol en cáncer.

Cáncer estomacal

La relación entre la Helicobacter pylori (H. pylori), una bacteria con forma de espiral, y el desarrollo del cáncer brinda bastante información acerca de los microbios y el cáncer. Las infecciones por la H. pylori son comunes; los Centros para el control y la prevención de enfermedades (CDC) estima que dos tercios de la población de la población mundial soporta esta bacteria. Estas infecciones se contraen mediante la comida contaminada o el contacto de boca a boca.5

Una vez adentro de su anfitrión, la H. pylori penetra la capa mucosa que forra el estómago,5 una región protegida que dificulta la remoción de la bacteria por parte del sistema inmune.5Las infecciones por H. pylori no causan enfermedades en la mayoría de individuos; sin embargo, es un riesgo para aquellos individuos que sufren de úlceras o del cáncer estomacal.5 Algunos estudios poblacionales han demostrado que los individuos infectados con H. pylori tienen un riesgo de desarrollar un cáncer estomacal 8 veces mayor en comparación aquellos sin la bacteria.5El mecanismo exacto por el cual la H. pylori eleva el riesgo de desarrollar un cáncer aun no se define por completo.5 Sin embargo, existen evidencias que indican que la inflamación crónica causada por una infección por H. pylori promueve el desarrollo de cáncer.5 El CDC recomienda realizarse pruebas para detectar la presencia de la H. pylori aparte del tratamiento respectivo en el caso de una infección posterior a la cura de un cáncer gástricos para evitar la recurrencia de la enfermedad. Se recomienda lo mismo para aquellos individuos que han tenido de úlceras.5

Cáncer de seno

En el 2016, un grupo de investigadores halló a varias poblaciones de microbios en un tejido de seno.6 Los efectos de la presencia del microbioma en el tejido mamario aún no se conocen a detalle.7 No obstante, en numerosos estudios, la presencia de distintas poblaciones bacterianas se detectó en tejidos mamarios afectados por enfermedades benignas y malignas (cancerosas).67

Aun no se define si los microbiomas en el seno contribuyen al desarrollo de tumores, o si son un resultado de la enfermedad. En los laboratorios, se han desarrollado algunas hipótesis que indican una posible asociación entre ciertos tipos de bacterias con el crecimiento de tumores.67 A un grupo de ratones de laboratorio que padecían de una predisposición a desarrollar el cáncer se los infectó con Helicobacter hepaticus (H. hepaticus).6Los resultados indicaron que los ratones infectados tenían desarrollaron más tumores en las glándulas mamarias y sufrieron de más inflamación en comparación con los ratones no infectados.6Estos resultados sugieren que la H. hepaticus contribuye a la progresión de cáncer al provocar la inflamación de dichos tejidos.

Cáncer de piel

El microbioma de la piel es diverso y cambia según su ubicación en el cuerpo.7 Varios experimentos realizados con ratones de laboratorio han hallado que el microbioma puede desempeñar papeles protectores o perjudiciales en relación al desarrollo del cáncer.78 El grupo de ratones que recibieron antibióticos (para matar su microbioma) se vieron expuestos a un riesgo aumentado de desarrollar un melanoma y a una supervivencia reducida.78Estos resultados revelan que el microbioma puede proteger en contra del desarrollo de este tipo de cáncer. Por otro lado, también hay evidencia que demuestra que las «colas» (flagelos) de algunas bacterias promueven la inflamación crónica, lo cual ocasiona daños en los tejidos y como resultado, el cáncer de piel.8Los resultados de otra investigación, en la cual los roedores modelo pasaron por modificaciones genéticas que bloqueaban las reacciones a los los flagelos bacterianos,8indican que estos ratones estaban protegidos en contra de un cáncer artificial, implicando que la respuesta inflamatoria a la bacteria puede llevar al desarrollo de cáncer.8

 

Una micrografía electrónica de transmisión de una bacteria con flagelo.

 

Cáncer colorrectal

El microbioma bucal de un individuo saludablescomúnmente contiene la bacteria Fusobacterium nucleatum (F. nucleatum).9 Sin embargo, varios estudios han detectado la presencia de la F. nucleatum en adenomas colorrectales y en crecimientos tumorígenos del cáncer colorrectal en sus etapas avanzadas.9Recientemente, se descubrió que la F. nucleatum puede ser la causa  de las reacciones inflamatorias que activan a aquellos genes que promueven el cáncer.9 La activación de estos genes causa un incremento en la proliferación de las células del cáncer colorrectal.9

 

Cáncer cervical, anal y oral

Aproximadamente, el 15% de todos los cánceres humanos se pueden atribuir a un virus.10El virus del papiloma humano (VPH/HPV) es responsable por casi todos los casos de cánceres anales y cervicales.10Estos virus también pueden ser la causa de algunos cánceres de boca y cuello.10Interesantemente, en muchos individuos saludables,  los virus del papiloma humano son un componente común de los microbiomas de la piel y la mucosa.11Este tipo de virus también están asociado con el cáncer de hígado y con el cáncer de piel. Haga clic en este enlace para aprender más acerca de los virus y su relación con el cáncer.

El microbioma y el tratamiento del cáncer

La inclusión del microbioma humano dentro de la investigación acerca de los tratamientos de cáncer es relativamente reciente. Los estudios más nuevos han destacado la importancia y la relevancia del uso de los microbios en la recuperación de la enfermedad.127Interesantemente, el microbioma también puede estimular la actividad inmunológica en contra del cáncer.13Por ejemplo, se halló que la ciclofosfamida (un medicamento para tratar la leucemia y algunos linfomas) altera el ambiente microbiano de los intestinos. Como resultado, se promovió la producción de células inmunes, aumentando la eficacia de ciclofosfamida.14Para reiterar, los microbios también pueden estimular las reacciones inflamatorias que causan el cáncer. No obstante, estas reacciones inflamatorias también pueden traer beneficios y realzar la eficacia de los tratamientos contra el cáncer. Algunas terapias, como la quimioterapia de platino y la inmunoterapia CpG-oligonucleótido funcionan mediante las reacciones inflamatorias.12Un estudio reveló que un grupo de ratones de laboratorio que recibió antibióticos (matan al microbioma intestinal) no respondió con tanta eficacia a la quimioterapia de platino ni a la inmunoterapia CpG-oligonucleótido en comparación con otro grupo de ratones que mantuvo intacto su microbioma.12Estos resultados sugieren que el microbioma intestinal complementa a los efectos de las terapias que dependen de la inflamación.12

Por otro lado, la resistencia a los tratamientos de cáncer se ha visto vinculado a la presencia de ciertos tipos de bacterias intestinales. Un grupo de expertos que investigaban la farmacorresistencia en pacientes de cáncer colorrectal detectaron una cantidad elevada en el intestino de la Fusobacterium nucleatum. Se reveló que este organismo simultáneamente prevenía la muerte celular (apoptosis) de las células cancerígenas y estimulaba la autofagia, un mecanismo de supervivencia que emplean las células de cáncer. 15

Esta claro es que los microbios desempeñan un rol muy importante en el desarrollo del cáncer y en la reacción corporal al tratamiento. Adicionalmente, los investigadores esperan poder identificar los aspectos beneficiosos del microbioma para poder aprovecharse del mismo como método de luchar contra el cáncer y para deshacerse de aquellos componentes microbianos que promueven el desarrollo de la enfermedad.7

Microbioma y ejercicio fisico

Existe una mayor presencia de bacterias antiinflamatorias y menor de proinflaflamatorias entre quienes realizan actividad física, abriendo la puerta a la prevención de enfermedades.

Benjamín Fernández, Cristina Tomás y Manuel Fernández Sanjurjo, autores del estudio realizado en la Universidad de Oviedo. Foto: COVADONGA DÍAZ. Benjamín Fernández, Cristina Tomás y Manuel Fernández Sanjurjo, autores del estudio realizado en la Universidad de Oviedo.

Un estudio llevado a cabo por investigadores la Universidad de Oviedo ha permitido comprobar cómo la microbiota intestinal cambia en función de si se practica ejercicio físico o no y lo hace también dependiendo de la actividad física que se practique. Esta investigación abre una puerta para entender mejor como fomentar la presencia de bacterias intestinales beneficiosas.

Son las principales conclusiones de este trabajo, liderado por profesionales de las áreas de Microbiología, Anatomía y Fisiología de la Universidad de Oviedo, pertenecientes al grupo 3BIOACTIVE, y cuyos resultados han sido publicados en Frontiers in Physiology

Esta investigación ayuda a entender cómo la actividad física puede actuar sobre las bacterias del intestino, lo que podría aplicarse, en el futuro, en la prevención de enfermedades que pueden alterar estos microorganismos, esenciales para el mantenimiento de la salud, así como en la prescripción de ejercicio físico de forma individualizada teniendo en cuenta la microbiota.

Ha sido realizada con un modelo animal, en concreto ratones de laboratorio sanos sometidos a entrenamiento de fuerza o resistencia durante cuatro semanas. Los autores del estudio eligieron estos animales porque se parecen genéticamente mucho entre sí y viven en condiciones muy controladas, lo que permite aislar el efecto real de cada tipo de ejercicio, algo mucho más complejo en humanos.

Sin embargo, sus datos han servido para comprobar como la microbiota cambia en función de si se practica ejercicio físico o no, de tal modo que se observó una menor presencia de bacterias proinflamatorias, del género ‘Ruminococcus’, en los grupos que practicaron ejercicio frente a los ratones sedentarios.

También se observó una mayor abundancia de bacterias antiinflamatorias, del género ‘Parabacteroides’, en aquellos ratones sometidos a ejercicio físico, tanto en los que practicaron fuerza como en los que ejercitaron resistencia.

Este hallazgo confirma el efecto positivo del ejercicio físico en cuanto al incremento de la presencia de bacterias relacionadas con la respuesta inflamatoria, según explica uno de los supervisores del trabajo, Felipe Lombó, profesor de Microbiología del Departamento de Biología Funcional de la Universidad de Oviedo.

Asimismo, también han podido determinar que hay bacterias que específicamente aumentan su presencia en el intestino con el entrenamiento de la fuerza y otras que lo hacen con la práctica de la resistencia.

Por ejemplo, la especie ‘Clostridium cocleatum’ presenta una abundancia mayor en los ratones que entrenaron fuerza, una especie que se ha utilizado para la prevención de infección por ‘Clostridium difficile’ en modelos murinos de enfermedad.

En el caso del entrenamiento de resistencia, observaron mayor presencia del género ‘Desulfovibrio’, asociado a la protección de las células endoteliales en ratones envejecidos.

Aunque este estudio se ha realizado en ratones, el análisis de estos efectos de los diferentes tipos de entrenamiento puede abrir la puerta a entender mejor cómo podemos fomentar la presencia de bacterias intestinales beneficiosas, no solo en la salud, sino también en la enfermedad, destaca Benjamín Fernández, profesor de Anatomía del Departamento de Morfología y Biología Celular, experto en Medicina del Deporte de la citado universidad y también supervisor del estudio.

Cristina Tomás, profesora de Fisiología del Departamento de Biología Funcional, recuerda que la práctica de ejercicio físico regular se asocia históricamente a un menor riesgo de mortalidad y a una menor incidencia de patologías crónicas muy prevalentes en los humanos en países desarrollados.

Las alteraciones de la microbiota intestinal, en este contexto, cada vez cobran mayor importancia en el desarrollo de estas patologías tan prevalentes. «Sabíamos que el ejercicio y la microbiota intestinal tienen puntos en común de incidencia en patología y salud. Sin embargo, los mecanismos exactos a través de los cuales se define el efecto protector de las bacterias que pueblan nuestro intestino era más desconocido y nuestro estudio ayuda a entenderlo un poco más», destaca la investigadora.

Esta experta subraya que, en humanos, se ha descrito que el ejercicio regular, principalmente el ejercicio de resistencia o aeróbico, modifica la diversidad y abundancia de las bacterias del intestino. Estos cambios, independientes de la dieta, suelen revertir una vez que cesa la práctica regular de la actividad física.

«El problema reside en que los datos que obtenemos con humanos pueden verse influidos por factores ambientales como la dieta, el alcohol, el consumo de drogas e incluso por características antropométricas, que también pueden modificar la microbiota intestinal. Sin embargo, los modelos animales, con sus limitaciones, nos ofrecen una mejor comprensión de los cambios en la microbiota inducidos por el ejercicio, porque podemos controlar mejor el resto de variables», añade.

Para realizar el estudio, los investigadores de la Universidad de Oviedo utilizaron 26 ratones sanos, divididos en tres grupos: ratones sedentarios, ratones sometidos a entrenamiento de resistencia en una cinta rodante y ratones sujetos a entrenamiento de fuerza en una escalera vertical.

Después de un periodo de adaptación, se entrenó a los ratones durante cuatro semanas, cinco días a la semana. Los investigadores extrajeron el ADN bacteriano a partir de muestras del ciego de estos ratones, una región del intestino en la que residen las bacterias de estos animales. El análisis de este ADN permitió clasificar las diferentes bacterias presentes en las muestras y conocer el porcentaje de cada uno de los taxones bacterianos.

«Conocer cómo la actividad física puede actuar sobre nuestras bacterias intestinales puede facilitar la prevención de muchas enfermedades en las que se ha observado alteraciones en la microbiota intestinal, desde el síndrome del intestino irritable hasta la enfermedad de Alzheimer, incluso ayudar en la búsqueda de tratamientos para cuando la enfermedad ya esté presente”, destaca Tomás.

La extrapolación de los datos de ratones a humanos debe considerarse con precaución, más aún porque las diferencias en la composición de la microbiota intestinal entre humanos y ratones puede llevar a resultados sesgados.

En biología, todo esta relacionado con toda y de ello depende la enfermedad o la salud.

Estudiar las proporciones es vital , pero su imbricación lo hace difícil.

Bibliografia.

Benjamín Fernández, Cristina Tomás y Manuel Fernández Sanjurjo, autores del estudio realizado en la Universidad de Oviedo. Foto: Covadonga Díaz.

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14.Viaud S, Saccheri F, Mignot G, Yamazaki T, Daillère R, Hannani D, Enot DP, Pfirschke C, Engblom C, Pittet MJ, Schlitzer A, Ginhoux F, Apetoh L, Chachaty E, Woerther PL, Eberl G, Bérard M, Ecobichon C, Clermont D, Bizet C, Gaboriau-Routhiau V, Cerf-Bensussan N, et al. The intestinal microbiota modulates the anticancer immune effects of cyclophosphamide. Science. 2013 Nov 22;342(6161):971-6. [PUBMED]

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ARN, LA GRAN MOLÉCULA

 

 

Este articulo es copia del escrito por NUÑO DOMÍNGUEZARTUR GALOCHA 29 NOV 2020 – 00:30 Actualizado:29 NOV 2020 – 11:00 CET 44, y me atrevo a transcribirlo porque me parece magnifico

Más allá de los fármacos, el ARN puede darle a la humanidad un mayor control sobre su destino como especie. En 2011 se descubrió cómo reescribir el genoma de cualquier ser vivo gracias a la edición genética CRISPR. Esta tecnología revolucionaria funciona solo con el ADN y esto supone que hace cambios permanentes en el libro de la vida. Por eso ahora un número creciente de laboratorios y empresas buscan una forma de editar el ARN, pues no implica estos riesgos. Aunque las técnicas para reescribir el ARN están en pañales y solo pueden hacer cambios puntuales de una letra genética por otra, sus aplicaciones son interesantísimas: un solo cambio de una letra de ARN podría evitar enfermedades raras como la distrofia muscular. Más allá, desarrollar unas tijeras que corten el ARN podría permitir crear un tratamiento capaz de aniquilar al 80% de los coronavirus conocidos y potencialmente a muchos otros virus cuyo genoma está hecho de esta molécula. De hecho esta es una gran diferencia entre las cosas vivas y las que no lo están: todos los seres vivos del planeta se basan en el ADN para vivir y reproducirse, pero hay muchos virus, incluido el SARS-CoV-2, que están hechos solo de ARN. Por eso necesitan entrar en otros seres vivos y secuestrar su maquinaria biológica para multiplicarse.

Dos de las vacunas más eficaces contra la covid se basan en un compuesto sin el que la vida en la Tierra no podría existir. Su aprobación puede ser el comienzo de una nueva era de tratamientos contra el cáncer, enfermedades raras y vacunas universales

Dentro de todas y cada una de las personas que lean estas líneas hay una molécula frágil, de vida fugaz y origen desconocido sin la que no podrían estar vivos: el ARN. Las dos vacunas contra el nuevo coronavirus que han mostrado una mayor eficacia hasta el momento se basan en esta molécula, en concreto en un subtipo conocido como ARN mensajero. Su trabajo es transmitir el mensaje de la vida contenido en el ADN y convertirlo en todas las proteínas que nos permiten respirar, pensar, movernos, vivir. Esta molécula es tan fundamental que se piensa que con ella pudo comenzar la vida en la Tierra hace más de 3.000 millones de años. Ahora es una de las favoritas para empezar a sacar a toda la población del planeta de la peor pandemia del siglo XXI.

Las dos vacunas más avanzadas, la de Pfizer/BioNTech y la de Moderna, han mostrado una eficacia superior al 94%.

Estas dos vacunas se pinchan en el brazo con una inyección intramuscular Cada inyección contiene millones de nanopartículas (pequeñas esferas de grasa) Cada una de esas nanopartículas transporta 10 cadenas simples de ARN mensajero

Uno de los mayores enigmas de la ciencia es cómo apareció la vida en la Tierra hace más de 3.000 millones de años. Hay varias teorías, pero todas ellas pasan de una forma u otra por el ARN. La definición más básica de algo vivo es que se puede reproducir solo y, por tanto, puede evolucionar. Algunos científicos han demostrado que el ARN se puede copiar a sí mismo y evolucionar por sí solo. Es posible que esta molécula fuese la primera entidad viva en la Tierra.

Las moléculas de la vida

El ADN es una molécula cuya función principal es almacenar toda la información genética que conforma a un ser vivo escrita con una combinación de cuatro letras: G, A, T, C. C A

Está formado por dos hebras que se unen como una cremallera G T

Un ser humano es una secuencia de ADN con 3.000 millones de estas letras.

El ARN es una cadena simple con tres de las mismas letras que el ADN (G, A, C) y una U en lugar de una T. Es mucho más inestable y frágil pero, a cambio, sirve para casi todo. U C G A

El ARN copia la información genética del ADN,

ADN Transcripción a ARN A U G A U C A T A C T A G T

ARN mensajero A U G A U C A C G U U

Para que esta pueda salir del núcleo de la célula. humana

La información del ADN debe permanecer intacta, inmutable, por eso está protegida en lo más interno de las células: el núcleo.

Núcleo Retículo endoplasmático

El ARN transporta la información genética del ADN fuera del núcleo y comienza a seguir sus instrucciones para producir proteínas.

Proteínas

Todo este proceso está mediado por diferentes tipos de ARN

ARNm

ARN mensajero Traduce el ADN y lleva su mensaje fuera del núcleo de la célula

ARNt

ARN de transferencia Ayuda al ensamblaje de las proteínas

ARNr Ribosómico Conforma los ribosomas, las fábricas donde se construyen las proteínas

El ADN puede sobrevivir días o incluso semanas a temperatura ambiente. Incluso se conserva decenas de miles de años en algunos fósiles. El ARN, a cambio de su versatilidad, es una molécula efímera que solo está presente durante unas pocas horas en la célula mientras realiza su función concreta.

Se desintegra con mucha facilidad, sobre todo por la acción de unas proteínas inmunes ubicuas (están tanto dentro de la célula como en nuestras manos, piel…) cuya única función es destruir cualquier ARN extraño. Por eso las vacunas de ARN necesitan temperaturas de hasta 80 bajo cero: no es fácil mantener estable esta molécula a temperatura ambiente durante mucho tiempo.

Las vacunas transportan dentro de la célula las instrucciones de ARN externo para que las células produzcan la proteína de la espícula del virus, que por sí sola es inofensiva

Coronavirus El mensaje genético del virus esta escrito con 29.903 letras, de las cuales 3.831 conforman la proteína de la espícula que es esencial para que el coronavirus pueda infectar

AUGUUUGUUUUCUU…

Esas nanopartículas inyectadas llegan al músculo y penetran en diferentes células del cuerpo Y sueltan las cadenas de ARN

Núcleo Reticulo endoplasmatico

El ARN es localizado por los ribosomas sin pasar por el núcleo de la célula Los ribosomas son los encargados de traducir ese ARN para crear las proteínas de la espícula del virus

Cómo se traduce el ARN en proteínas

Una vez que el ARN mensajero lee la información genética del ADN, se sirve de los ribosomas y del ARN de transferencia para crear proteínas.

Ribosoma

ARN mensajero Dentro del ribosoma de la célula, cada tres letras se unen a un ARN de transferencia (ARNt), una molécula que lleva tres letras complementarias y un aminoácido específico

ARNt

Aminoácido

Estos aminoácidos se van uniendo como perlas en un collar para dar lugar a las proteínas que forman el virus. Proteína de la espícula del virus

Cualquier vacuna es una simulación de una infección. Su objetivo es provocar una respuesta del sistema inmune ante un patógeno sin dejar que este cause enfermedad. Las vacunas de Moderna y BioNTech usan una técnica diferente a las convencionales, basadas en virus completos atenuados —sarampión—, desactivados —gripe— o en fragmentos de este. Las vacunas de ARN mensajero usan las células del cuerpo como biorreactores para que produzcan copias de la proteína S del coronavirus y que estas sean localizadas por el sistema inmune.

Aquí está una de las diferencias más importantes entre las vacunas de Moderna, la de BioNTech y las de otras empresas y centros de investigación que desarrollan inyecciones similares.

Una vez la vacuna entra en el músculo del brazo, las nanopartículas pueden migrar por el sistema linfático hasta llegar a los ganglios y el bazo

Nódulos linfáticos

Una vez allí las nanopartículas entran directamente en las células dendríticas, fagocitos del sistema inmune innato

Estas células producen la proteína S y se la muestran a otros dos tipos de glóbulos blancos, lo que da comienzo a la respuesta inmune adaptativa, la más sofisticada y efectiva contra el virus

Linfocitos CD8+ T

Linfocitos CD4+ T

Activan los linfocitos B y son capaces de identificar y aniquilar a una célula infectada de coronavirus Que generan anticuerpos, proteínas capaces de unirse al virus e impedir que infecte

Esta línea también incluye células de memoria capaces de recordar a los virus y reactivar la alerta inmunitaria meses, incluso años después.

El médico e inmunólogo Ugur Sahin, fundador de BioNTech, destaca la importancia de que la vacuna se dirija específicamente a células del sistema inmune, lo que les permite dar una dosis de vacuna unas tres veces menor que Moderna para obtener los mismos resultados. “Una dosis más baja supone que la vacuna es más segura y te permite fabricar más dosis para cubrir la demanda mundial”.

La vacuna del cáncer Este científico de origen turco y el resto de su equipo fue uno de los primeros en el mundo en estudiar en humanos una vacuna de ARN. Lo hizo en 2017 para intentar tratar el cáncer. La idea era desarrollar una vacuna específica para cada paciente como si su tumor fuese un virus.

Tumor del paciente

Primero se lee todo el ADN del tumor Y se identifican unos pocos rasgos únicos: proteínas de su superficie conocidas como antígenos

Después se escribe y produce un ARN mensajero capaz de fabricar esas proteínas

Cuando ese ARN entra en la célula, comienza el proceso de producción de antígenos del tumor

Y activa las defensas del cuerpo ante el cáncer Respuesta inmune

Moderna también surgió como empresa para desarrollar este tipo de vacunas personalizadas y hay una tercera compañía muy adelantada en este campo, la alemana Curevac. Todas, además, desarrollan inmunizaciones contra otros patógenos como la rabia, el zika o el citomegalovirus, un patógeno que puede producir sordera, retraso mental y otros problemas graves en una fracción de los bebés que nacen infectados.

“Las vacunas de ARN pueden revolucionar la medicina”, asegura Norbert Pardi, investigador de la Universidad de Pensilvania (EE UU). Si finalmente estas vacunas demuestran eficacia, su aprobación puede marcar el comienzo de una nueva era en biomedicina. Esta misma técnica puede aplicarse a muchas otras infecciones virales, al cáncer y a enfermedades raras.

La rapidez con la que se pueden desarrollar es apabullante. Moderna tardó 42 días en tener un ARN mensajero candidato a vacuna después de que China publicase la secuencia genética completa del SARS-CoV-2. En comparación, se tarda una media de 10 años en desarrollar una vacuna convencional. Esto hace que el ARN mensajero sea ideal para desarrollar una inmunización rápida contra futuros virus pandémicos de rápida expansión.

Precedentes históricos

La vacuna más rápida, contra el ébola, tardó cinco años en ser descubierta.

1935

Polio Rotavirus 20 años 22 años

Sarampión Malaria 9 años 31 años

Virus del papiloma humano 15 años

Ébola 5 años

Para el VIH y el zika aún no se ha encontrado vacuna

La secuencia de los ARN mensajeros se escribe en un ordenador y después se produce de forma química, sin necesidad de usar células, lo que puede resultar más barato si finalmente estas vacunas tienen éxito y la tecnología para producirlas llega a escalarse.

El ARN puede resultar más seguro que otras vacunas basadas en ADN, proteínas o virus completos. Esta molécula por sí sola no es infecciosa y es incapaz de integrarse en nuestro ADN, lo que podría causar mutaciones peligrosas que se transmitirían de generación en generación. En la actualidad hay unos 50 ensayos clínicos en marcha para probar la eficacia de este tipo de vacunas contra tumores de todo tipo, incluidos los casos más graves en los que hay metástasis. También hay casi una veintena de vacunas en ensayos contra infecciones virales como la gripe, el VIH, el zika y otras.

La gran pregunta sobre estas vacunas es cuánto dura la inmunidad que generan. “Con que las vacunas de ARN mensajero contra covid protejan durante dos o tres años sería satisfactorio porque nos permitiría controlar la epidemia”, opina Felipe García, investigador del Hospital Clínico de Barcelona que participa en un consorcio español de desarrollo de una vacuna de ARN mensajero contra el nuevo coronavirus. Nadie sabe la duración de la inmunidad que generan estas vacunas porque sencillamente son demasiado nuevas. Si finalmente son aprobadas habrá que esperar años para conocer su efectividad en el tiempo, por eso los ensayos clínicos van a continuar por lo menos hasta 2022.

Por el momento no hay ninguna vacuna de ARN mensajero aprobada contra ningún tipo de virus o enfermedad. Sus resultados contra el cáncer han sido mucho menos claros que con la covid. Las vacunas de ARN contra el cáncer parecen seguras y consiguen frenar el avance de los tumores, pero solo en una fracción reducida de pacientes. Los pacientes que sí responden a la vacuna pueden estar sin cáncer hasta tres años y medio.

Hay dos descubrimientos científicos recientes sin los que no serían posibles estas vacunas. El primero data de finales de la década pasada y lo hicieron Katalin Karikó, bioquímica de origen húngaro que actualmente trabaja para BioNTech, y Drew Weissmann, de la Universidad de Pensilvania (EE UU). Ambos desarrollaron un ARN mensajero modificado que incluye un pequeño cambio químico en su fórmula que lo hace mucho más digerible para el sistema inmune, lo que facilita que la molécula llegue intacta a donde tiene que llegar. Aún así, inyectar este ARN solo no conseguía grandes efectos. A partir de 2015, Karikó, Weissmann y Pardi desarrollaron vacunas que protegían la secuencia de ARN dentro DE UNA NANOPARTÍCULA HECHA DE LÍPIDOS (GRASA), lo que permitía llevar la carga de forma mucho más eficiente a las células. La formulación de esa burbuja y la secuencia exacta del ARN modificado son fundamentales para el éxito de estas vacunas. Cada empresa tiene su propia fórmula y en ella están las claves de su eficacia.

La gran barrera para estas vacunas es la necesidad de preservarlas a temperaturas de hasta 80 grados bajo cero. Llevar millones de vacunas así a países con una cadena de frío deficiente o inexistente es un reto al que nunca antes se ha enfrentado la humanidad.

La tecnología para que estas inyecciones se mantengan a temperaturas factibles ya existe. Moderna ha anunciado que su vacuna aguanta hasta un mes a temperaturas típicas de una nevera convencional y Sahin explica que su equipo está trabajando en una nueva formulación que se mantenga estable a temperatura ambiente.

“Nuestra vacuna de ARN mensajero contra la covid aguanta a cinco grados por lo menos tres meses”, explica Mariola Fotin-Mleczek, directora técnica de Curevac, una empresa alemana surgida en 2000 de la Universidad de Tubinga. Su vacuna ha obtenido resultados prometedores en las pruebas en humanos y se dispone a empezar la última fase de pruebas para demostrar su eficacia. La Unión Europea ha acordado la compra de 225 millones de dosis de su vacuna si finalmente funciona, que se sumarían a las ya acordadas con BioNTech, Astra Zeneca, Sanofi, Janssen y posiblemente Moderna. Si estas vacunas finalmente se aprueban y resultan efectivas será “el comienzo de una nueva era”, explica Mleczek, experta en inmunología. “La formulación de estas vacunas es muy fácil y rápida y se pueden aplicar a casi cualquier patógeno, de forma que podríamos desarrollar vacunas multivalentes para la gripe, el covid y otros virus, todo en uno”, explica.

Hay otro posible factor limitante: el precio. Las vacunas de Moderna (23 euros) y BioNTech (15) son cuando menos cinco veces más caras que la desarrollada por la Universidad de Oxford y Astrazeneca, por ejemplo. Como referencia, todas las vacunas que se ponen en África cada año tienen un precio conjunto por persona de unos cuatro dólares. “Las vacunas de ARN nos sacarán de esta pandemia, pero solo junto a las otras, incluidas las más convencionales. En lo que las de ARN son imbatibles es en la rapidez de desarrollo, lo que es muy importante en pandemias”, señala Felipe García, del Clínico.

La fabricación en masa de estas vacunas es posible. “Las técnicas que actualmente usamos para producir estas vacunas en el ámbito académico es fácilmente escalable, así que es factible poder producir dosis para 10.000 millones de personas en uno o dos años”, explica Cristina Fornaguera, investigadora del Instituto Químico de Sarriá, en Barcelona. En 2016 su equipo colaboró con Moderna en la formulación de vacunas de ARN. Junto a Salvador Borrós ha diseñado vacunas liofilizadas —deshidratadas— de ARN que permiten conservarlas a cuatro grados.

España no tiene actualmente ninguna empresa que pueda fabricar vacunas de ARN mensajero, explica Ion Arocena, director de la Asociación Española de Bioempresas (Asebio). “Estos candidatos a vacuna contra la covid se han desarrollado en un tiempo récord y con un esfuerzo que no tiene precedentes en la historia. Si salen adelante se abrirá la puerta a toda una nueva categoría de fármacos. En este punto hay que recordar que empresas como Curevac han recibido 300 millones de euros del Gobierno alemán para el desarrollo de su vacuna. En España, el fondo de covid del CDTI ha financiado a tres empresas que desarrollan candidatos de vacuna por unos 500.000 euros. Viendo la situación uno se pregunta si el desarrollo de estas vacunas hubiera podido suceder en España”,

NUÑO DOMÍNGUEZARTUR GALOCHA

29 NOV 2020 – 00:30Actualizado:29 NOV 2020 – 11:00 CET

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DERMATITIS ATOPICA

DERMATITIS ATOPICA

Es un trastorno cutáneo prolongado (crónico) que consiste en erupciones pruriginosas y descamativas. Es un tipo de eccema.

Y en los medios informáticos es una de las entidades sobre las que mas se publica

La prevalencia de la dermatitis atópica (DA) en la población general es difícil de precisar, pero se calcula que en los países desarrollados entre el 15% y el 30% de los niños sufren la enfermedad. Un 60% de los casos son diagnosticados antes del año de edad, y en torno al 85% debutan antes de los 5 años de vida1.

La dermatitis atópica se debe a una reacción en la piel. Esta provoca picazón, hinchazón y enrojecimiento continuos. Las personas con dermatitis atópica pueden ser más sensibles debido a que su piel carece de proteínas específicas que mantienen la barrera protectora contra el agua.

La dermatitis atópica es más común en bebés. Puede comenzar incluso ya a la edad de 2 a 6 meses. Muchas personas lo superan con el tiempo a comienzos de la vida adulta.

Dermatitis - atópica en un bebé Vinculan la depresión posparto y la dermatitis atópica

Las personas con dermatitis atópica a menudo tienen asma o alergias estacionales.

Tienen a menudo antecedentes familiares de afecciones alérgicas como asma, rinitis alérgica o eccema. Las personas con dermatitis atópica a menudo dan positivo en las pruebas cutáneas para alergias. Sin embargo, esta dermatitis no es causada por alergias.

Hay 3 tipos principales de respuestas inmunitarias mediadas por células en el cuerpo:

• La respuesta inmunitaria tipo 1 protege contra las bacterias intracelulares, los virus y las células cancerosas1,2

• La respuesta inmunitaria tipo 2 protege contra amenazas externas como los parásitos2,3

• La respuesta inmune tipo 3 protege contra hongos y bacterias extracelulares2

Estas respuestas cumplen funciones protectoras importantes cuando funcionan normalmente, pero contribuyen a diferentes enfermedades cuando no están reguladas.2

La inflamación de tipo 2, como resultado de la desregulación de la respuesta inmunitaria de tipo 2, provoca dermatitis atópica (DA). A medida que evoluciona nuestra comprensión de la inflamación tipo 2, también lo hacen los enfoques de la práctica clínica.

“La inflamación de tipo 2 proporciona un marco para comprender la complejidad clínica de la dermatitis atópica, así como su manejo…”

Reconocemos 3 tipos de respuesta inmunitaria mediada por células: tipo 1, tipo 2 y tipo 3. Cada respuesta está asociada con un conjunto específico de células inmunitarias primarias y citocinas asociadas que se coordinan para proporcionar defensas específicas”.

La inflamación de tipo 2 ocurre sistémicamente y puede estar presente tanto en la piel lesionada como en la no lesionada. Varias citocinas contribuyen a la inflamación de tipo 2. IL-4, IL-13 e IL-31 son impulsores clave de la inflamación de tipo 2 y contribuyen a las características clínicas de la enfermedad de la EA.3,7,11–13,15

Si bien los tres tipos de respuestas inmunitarias están bien reconocidos, la ilustración anterior es una simplificación. Las tres respuestas inmunitarias pueden superponerse funcionalmente, interactuar y cambiar con el tiempo.

Dirigirse selectivamente a receptores clave y citoquinas dentro de la vía de inflamación tipo 2 ha demostrado beneficios clínicos en la EA.16–23

Los tratamientos de la DA dirigidos a citoquinas específicas tienden a asociarse con menos efectos secundarios que los tratamientos con amplia actividad inmunosupresora debido a su inmunomodulación más selectiva.16–23

Una mayor comprensión y experiencia en torno a la inflamación tipo 2 puede ayudarlo a seleccionar enfoques específicos que mejoren los resultados a largo plazo para sus pacientes y optimicen su manejo clínico.1–15,19,23,24

Referencias

1. Kaiko GE, Horvat JC, Beagley KW, Hansbro PM. Toma de decisiones inmunológicas: ¿cómo decide el sistema inmunitario montar una respuesta de células T colaboradoras? Inmunología. 2008;123(3):326–338.

2. Annunziato F, Romagnani C, Romagnani S. Los 3 tipos principales de inmunidad efectora innata y adaptativa mediada por células. J Allergy Clin Immunol. 2015;135(3):626–635.

3. Gandhi NA, Bennett BL, Graham NM, Pirozzi G, Stahl N, Yancopoulos GD. Dirigirse a los impulsores proximales clave de la inflamación tipo 2 en la enfermedad. Nat Rev Descubrimiento de drogas. 2016;15(1):35–50.

4. Gause WC, Wynn TA, Allen JE. Inmunidad tipo 2 y cicatrización de heridas: refinamiento evolutivo de la inmunidad adaptativa por helmintos. Nat Rev Inmunol. 2013;13(8):607–614.

5. Hashimoto T, Kursewicz CD, Fayne RA, et al. Mecanismos fisiopatológicos del prurito en el penfigoide ampolloso. J Am Acad Dermatol. 2020;83(1):53–62.

6. Park K, Park JH, Yang WJ, Lee JJ, Song MJ, Kim HP. Activación transcripcional del gen IL31 por NFAT y STAT6. J Leukoc Biol. 2012;91(2):245–257.

7. Weidinger S, Beck LA, Bieber T, Kabashima K, Irvine AD. Dermatitis atópica. Imprimadores Nat Rev Dis. 2018;4(1):1.

8. Miake S, Tsuji G, Takemura M, et al. IL-4 aumenta la interacción del receptor alfa IL-31/IL-31 que conduce a una mayor producción de Ccl 17 y Ccl 22 en células dendríticas: implicaciones para la dermatitis atópica. Int J Mol Sci. 2019;20(16):4053.

9. Stott B, Lavender P, Lehmann S, Pennino D, Durham S, Schmidt-Weber CB. La IL-31 humana es inducida por IL-4 y promueve la inflamación impulsada por TH2. J Allergy Clin Immunol. 2013;132(2):446–454.e5.

10. Rabenhorst A, Hartmann K. Interleukin-31: un nuevo marcador de diagnóstico de enfermedades alérgicas. Curr Allergy Asthma Rep. 2014;14(4):423.

11. Rerknimitr P, Otsuka A, Nakashima C, Kabashima K. La etiopatogenia de la dermatitis atópica: alteración de la barrera, trastorno inmunológico y prurito. Inflamm Regen. 2017;37:14.

12. Hammad H, Lambrecht BN. Células epiteliales de barrera y el control de la inmunidad tipo 2. Inmunidad. 2015;43(1):29–40.

13. Erickson S, Nahmias Z, Rosman IS, Kim BS. Agentes inmunomoduladores como antipruriginosos. Dermatol Clin. 2018;36(3):325–334.

14. Silverberg JI, Kantor R. El papel de las interleucinas 4 y/o 13 en la fisiopatología y el tratamiento de la dermatitis atópica. Dermatol Clin. 2017;35(3):327–334.

15. Hamilton JD, Ungar B, Guttman-Yassky E. Revisión de evaluación de fármacos: dupilumab en dermatitis atópica. Inmunoterapia. 2015;7(10):1043–1058.

16. Corcho MJ, Danby SG, Ogg GS. Epidemiología de la dermatitis atópica y necesidad insatisfecha en el Reino Unido. J Tratamiento dermatológico. 2020;31(8):801–809.

17. Simpson EL, Bruin-Weller M, Flohr C, et al. ¿Cuándo justifica la dermatitis atópica una terapia sistémica? Recomendaciones de un panel de expertos de International Eczema Co

LAS TERAPIAS CON CÉLULAS CAR-T

 

 

Las terapias con células CAR-T se están investigando y utilizando cada vez más para tratar cánceres hematológicos , incluida la leucemia linfocítica aguda (LLA), la leucemia mieloide aguda (LMA), el linfoma y el mieloma múltiple (MM). 1

Este tipo de terapia celular utiliza células T extraídas de un paciente o de un donante y modifica genéticamente las células para que expresen un receptor de antígeno quimérico (CAR).

El CAR es un receptor de células T sintético que consiste en un fragmento variable de cadena única (scFv) derivado de un anticuerpo extracelular que se une a un antígeno diana específico, unido a una o más secuencias de señalización intracelular que promueven la activación de las células T después de la unión de scFv.

Una vez que las células T modificadas con CAR se expanden, se vuelven a infundir en el paciente, donde se unen a su antígeno específico en la superficie de las células tumorales del paciente y se activan, lo que les permite atacar y destruir las células tumorales.

Evaluar la expresión de CAR después de la transducción retroviral o lentiviral de las células T del paciente es un paso importante para comprender la dosis de CAR+ Células T que se transfieren nuevamente al paciente. Las proteínas marcadas con un colorante fluorescente permiten que las células diana que expresan el CAR correspondiente se tiñen y detectan directamente mediante citometría de flujo .

Evaluación de la expresión de CAR en células CAR-T mediante proteínas marcadas con fluorescencia

La capacidad de evaluar la expresión de un receptor de antígeno quimérico (CAR) después de la transducción de células T es un paso fundamental en la producción de células CAR-T para la inmunoterapia contra el cáncer. Las fluorocinas de R&D Systems están diseñadas para simplificar la detección de un receptor de antígeno quimérico (CAR) específico en las células CAR-T u otro tipo de célula de interés. Los fluoróforos se conjugan con la proteína bioactiva a través del marcaje con amina y las fluorocinas resultantes se prueban rigurosamente para garantizar un marcaje consistente en cada lote. Todo el proceso de fabricación se controla para reducir la variabilidad de lote a lote y garantiza una relación F/P constante. Finalmente, cada proteína se somete a pruebas de control de calidad mediante citometría de flujo.

La principal ventaja de las fluorocinas es que las células diana que expresan el CAR correspondiente pueden teñirse y detectarse directamente mediante citometría de flujo. Este método de evaluación de la expresión de CAR es altamente específico, reduce el tiempo de procesamiento y elimina la tinción de fondo que puede ocurrir mediante la detección indirecta de CAR usando un antígeno diana marcado con epítopo y un anticuerpo secundario marcado con fluoróforo. Dado que la detección directa de un CAR con un antígeno diana marcado es actualmente el método de elección para evaluar la expresión de CAR, estamos trabajando diligentemente para ampliar nuestra selección de proteínas marcadas con fluorocinas fluorescentes. Como método alternativo, también ofrecemos proteínas biotiniladas Avi-tag , que se pueden detectar usando estreptavidina marcada con fluorocromo. Además, si no puede encontrar la proteína marcada con fluorescencia o biotinilada que necesita en nuestro sitio web, nuestro equipo de Servicios de proteínas personalizadas puede trabajar con usted para crear una solución de proteína personalizada que satisfaga sus necesidades de investigación específicas.

Proteínas marcadas con fluorocinas fluorescentes para detectar células CAR-T

Gráfico que muestra que un receptor de antígeno quimérico (CAR) en las células CAR-T puede unirse a su antígeno objetivo expresado en una célula tumoral o a una proteína marcada con fluorescencia purificada, lo que permite evaluar el porcentaje de células T que expresan CAR

Demostración de la utilidad de una fluorocina para evaluar la expresión de CAR. (A)  La terapia con células CAR-T se basa en el principio de que las células T extraídas de un paciente o donante pueden modificarse genéticamente para expresar un receptor de antígeno quimérico específico (CAR). Una vez que estas células CAR-T se vuelven a infundir en el paciente, CAR se unirá a su antígeno objetivo específico en la superficie de las células tumorales del paciente, activando las células T y permitiéndoles atacar y destruir las células tumorales. (B)  La capacidad de evaluar la expresión de CAR después de la transducción de células T es un paso importante en la producción de células CAR-T. Las células T que expresan CAR se pueden teñir directamente usando una fluoroquina (antígeno diana) y el porcentaje de células que expresan CAR se puede detectar mediante citometría de flujo. (C) Las células T CD4+CD8+ se transdujeron con un hCD19-CAR (izquierda) o no se transdujeron (derecha) y luego se cultivaron durante 11 días. Las células se tiñeron con PE-Cy7-CD4 y  proteína recombinante humana CD19 Fc quimera Atto 488  (n.º de catálogo ATJ9269), y se detectaron mediante citometría de flujo.

Ventajas de las proteínas marcadas con fluorocinas fluorescentes para evaluar la expresión de CAR:

Las células diana que expresan un receptor de antígeno quimérico específico (CAR) se pueden teñir directamente con la fluoroquina adecuada

La tinción directa con una fluoroquina reduce el tiempo de procesamiento y elimina la tinción de fondo que puede ocurrir mediante la detección indirecta de CAR utilizando un antígeno diana marcado con epítopo y un anticuerpo secundario marcado con fluoróforo.

Las fluorocinas están validadas para unirse a perlas conjugadas con el anticuerpo monoclonal correspondiente

Algunas fluoroquinas también se prueban para garantizar que tiñen las células CAR-T apropiadas mediante citometría de flujo.

Las fluoroquinas muestran una consistencia de lote a lote y retienen el mismo alto nivel de actividad que la proteína recombinante etiquetada con Fc sin marcar

Datos de citometría de flujo que muestran la tinción de células CD19-CAR-T por CD19 Fc Chimera Atto 488 humano recombinante, con células T CD4+CD8+ que no se transdujeron con un hCD19-CAR que sirve como control negativo

Detección de perlas fluorescentes conjugadas con BCMA antihumano con proteína recombinante humana BCMA/TNFRSF17 Fc Chimera Atto 488 . Las perlas fluorescentes conjugadas con anticuerpo monoclonal anti-BCMA humano se tiñeron con (A) proteína recombinante humana BCMA/TNFRSF17 Fc quimera Atto 488 (n.º de catálogo ATJ193) o (B) sin teñir y se detectaron mediante citometría de flujo.

Datos de citometría de flujo que muestran la tinción de perlas conjugadas con anti-BCMA con proteína recombinante humana BCMA/TNFRSF17 Fc Chimera Atto 488, con perlas conjugadas con anti-BCMA sin teñir que sirven como control negativo.

Detección de células CD19-CAR-T con proteína recombinante humana CD19 Fc Chimera Atto 647N. Las células T CD4 + CD8 + se transdujeron (A) con un hCD19-CAR o (B) no se transdujeron y luego se cultivaron durante 11 días. Las células se tiñeron con PE-Cy7-CD4 y proteína recombinante humana CD19 Fc quimera Atto 647N (n.º de catálogo ATM9269), y se detectaron mediante citometría de flujo.

Datos de ensayo de bioactividad que muestran la unión de diferentes concentraciones de tres lotes diferentes de proteína recombinante humana BCMA Fc quimera Atto 647N o la proteína recombinante humana BCMA Fc quimera sin marcar a recombinante humano APRIL. Los datos demuestran una bioactividad consistente entre las proteínas marcadas con fluorescencia y las no marcadas y una consistencia de lote a lote en la bioactividad de los diferentes lotes de la proteína marcada con fluorescencia.

Pruebas de bioactividad y consistencia lote a lote de proteína recombinante humana BCMA Fc Chimera Atto 647N. Se inmovilizó APRIL/TNFSF13 humano recombinante (n.° de catálogo 5860-AP) a 0,1 ug/mL, 100 ul/pocillo, y se inmovilizaron las concentraciones indicadas de tres lotes independientes de BCMA Fc Chimera Atto 647N humano recombinante (n.° de catálogo ATM193; rojo, verde, líneas naranjas) o Quimera Fc BCMA Humana Recombinante sin marcar (Catálogo # 193-BC; línea azul). Los datos demuestran una bioactividad consistente entre las proteínas marcadas con fluorescencia y las no marcadas y una consistencia de lote a lote en la bioactividad de los tres lotes diferentes de la proteína marcada con fluorescencia.

Pico de SARS-CoV-2 marcado con fluorescencia y proteínas ACE-2

Con Alexa Fluor Dyes con brillo y fotoestabilidad insuperables Proteínas de pico de SARS-CoV-2 de Alexa Fluor®

Alexa Fluor es una marca registrada de Molecular Probes, Inc., Eugene, OR.

 

Alexa Fluor Spike Proteins detecta la expresión de ACE-2 en células HEK293

Alexa Fluor® Spike Proteins detecta la expresión de ACE-2 en células HEK293 . Las células HEK293 transfectadas con ACE-2 humano se tiñeron con (A) 1 µg/mL (100 µL/pocillo) Pico de SARS-CoV-2 recombinante (GCN4-IZ) Su-tag Proteína Alexa Fluor® 488 (n.º de catálogo AFG10561) o (B) sin teñir. Casi todas las células fueron positivas para la expresión de ACE-2 en comparación con el control no teñido.

Se han generado células CAR-T que expresan CAR específicas para diferentes moléculas de superficie, incluidas CD19 y BCMA , y se están evaluando como terapias contra el cáncer. CD19 es un antígeno que se expresa ampliamente en los cánceres derivados de células B y es uno de los objetivos más populares para las terapias con células CAR-T. 1 La Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó dos terapias de células anti-CD19-CAR-T. Tisagenlecleucel (KYMRIAH) fue aprobado en agosto de 2017 para el tratamiento de la leucemia linfoblástica aguda de precursores de células B refractaria o en recaída.(ALL), y axicabtagene ciloleucel (Yescarta) fue aprobado en octubre de 2017 para el tratamiento de pacientes adultos con linfoma difuso de células B grandes (DLBCL) en recaída o refractario. Aunque se ha observado una remisión clínica notable usando células CAR-T anti-CD19, también se han producido recaídas debido al escape y proliferación de células tumorales CD19-, o factores que pueden contribuir a la pérdida de células CAR-T o CAR-T. la función celular, incluida la pérdida de la persistencia de las células CAR-T, la muerte o senescencia celular inducida por la activación, o un microambiente tumoral inmunosupresor. 2 Se están aplicando estrategias de focalización dual para tratar de superar estos obstáculos.

El segundo antígeno tumoral más diana para la terapia con células CAR-T es el antígeno de maduración de células B (BCMA). 1 La BCMA participa en la regulación de la maduración y diferenciación de las células B en células plasmáticas y, por lo general, se expresa en niveles más altos en las células plasmáticas malignas que en las células plasmáticas normales. 3, 4 La terapia de células CAR-T anti-BCMA se está buscando actualmente para el tratamiento del mieloma múltiple y hasta ahora ha mostrado resultados prometedores. 3, 4 Otros objetivos principales que se están investigando en ensayos clínicos para terapias con células CAR-T incluyen GD2, EGF R , HER2 , mesotelina , CD20 , CD22 , CD30 , CD33CD123 , Glipicano-3 y NKG2D . 1

Referencias

Yu, JX et al. (2019) Nacional. Rvdo. Descubrimiento de drogas 18 : 821.

Hay, KA & CJ Turtle (2017) Drogas 77 :237.

Mikkilineni, L y JN Kochenderfer (2017) Sangre 130 : 2594.

D’Agostino, M. & N. Raje (2020) Leucemia 34:21 .

EL GEN MYC  

EL GEN MYC

La familia de genes MYC es una de las más ampliamente estudiadas (1). Dichos genes actúan como factores de transcripción y reguladores del ciclo celular e intervienen en la proliferación, apoptosis y diferenciación celular y en la inmortalización (2).

Los genes c-Myc, N-Myc and L-Myc se expresan en diferentes tejidos durante la embriogénesis. Específicamente, el gen c-Myc se expresa principalmente en células con una mayor tasa de proliferación. Por su parte, el N-Myc se expresa a bajos niveles en diversos tejidos neonatales y especialmente en células pre-B, riñón, cerebro e intestino (3, 4). Por otra parte, el L-Myc se expresa durante el desarrollo del riñón y el pulmón y en los compartimentos de diferenciación y proliferación del cerebro y del tubo neural. Los tres genes participan activamente en los mecanismos de señalización celular. Además, sintetizan factores de transcripción que forman heterodímeros con la proteína Max, para luego unirse al ADN; de esta manera, regulan la expresión de múltiples genes (1,5,6). Myc, el gen que ayuda a las células del cáncer a evadirse del sistema inmune

El gen más ampliamente estudiado de esta familia es el c-Myc, que fue el primero en ser descubierto mediante su homología con el gen transformante del virus de la mielocitomatosis aviar MC29 (v-Myc) (7). Los otros dos genes, N-Myc y L-Myc, se descubrieron posteriormente por su homología con el v-Myc en secuencias amplificadas en células de neuroblastoma y en tumores de células pequeñas del pulmón, respectivamente (2,8-10)

En 1911 Peyton Rous observó que el sarcoma del pollo podría transmitirse mediante extractos libres de células de tumores y sugirió que un virus podría ser el agente etiológico de los sarcomas (11,12). Con base en el trabajo de Rous, Bishop y colaboradores (13) llevaron a cabo un estudio en un subgrupo específico de retrovirus aviares, que incluía diversos tumores en pollos, como leucemia mieloide, tumores de hígado, riñón y sarcomas; estos estudios condujeron a la identificación del oncogén v-Myc en pollos. Luego, con el descubrimiento de un gen homólogo, denominado c-Myc en pollos, se corroboró la hipótesis de que los retrovirus aviares oncogénicos podrían interaccionar con genes reguladores del crecimiento celular y transmitir el gen activado.

Por otra parte, se encontró que el gen c-Myc se encuentra alterado en diversos tumores sólidos, leucemias y linfomas, así como en diferentes tumores en animales (2,14-16). En las células neoplásicas es muy frecuente que se presente la amplificación del gen c-Myc en tumores hematopoyéticos debido a translocaciones cromosómicas o aneuploidías. Estas alteraciones inducen una desregulación de la expresión del gen. Se sabe que en el locus del gen c-Myc (8q24) ocurren frecuentemente reordenamientos cromosómicos, además de integración de virus oncogénicos que promueven modificaciones funcionales o estructurales (17,18). Entre las alteraciones cromosómicas más comunes que involucran al locus del c-Myc está la translocación t(8;14) presente en el linfoma de Burkitt (LB) (18-20). Así, el gen c-Myc translocado actúa de forma defectuosa. De otro lado, la amplificación del gen c-Myc es muy frecuente en el cáncer de mama, pulmón, ovario, próstata, leucemias y linfomas; mientras que la pérdida de la regulación es más común en el cáncer de colon, tumores ginecológicos y melanoma (1,18,20).

Estructura y función del gen c-Myc

El proto-oncogén c-Myc participa en una amplia red de vías metabólicas, y por esta razón tiene múltiples funciones como son la progresión del ciclo celular, metabolismo celular, angiogénesis, adherencia celular, reparación del ADN, apoptosis y diferenciación celulares (1) (figura 1).

El gen c-Myc fue descubierto hace más de 25 años como un oncogén retroviral aviar (v-Myc) en células infectadas por el virus de transformación aguda MC29, el cual induce mielocitomatosis y tumores en pollos; posteriormente se identificó el c-Myc en humanos y en otros vertebrados por su homología celular con el v-Myc (1,13,21).

El c-Myc se localiza en la región cromosómica 8q24. Codifica para una proteína con función de factor de transcripción nuclear, que interviene en numerosos mecanismos celulares y vías de transducción. En células normales el c-Myc se encuentra bien regulado, en contraste con la desregulación que presenta en las células cancerosas (9,19-22).

El gen c-Myc se compone de tres exones. El exón 1 tiene dos promotores y no codifica. Los exones 2 y 3 codifican para la proteína Myc que tiene un sitio de inicio para la traducción en el nucleótido 16 del exón 2 (20); en dicho sitio se sintetiza una proteína c-Myc de 64 kDa constituida por 439 aminoácidos y presenta una traducción alternativa que origina dos tipos de proteínas, una de secuencia larga y otra de secuencia corta, denominadas p67 Myc (67 kDa) y MycS (45 kDa). Otros autores también informan un polipéptido de c-Myc de 45-kDa. De otro lado, se tiene un interés particular en las diferentes funciones de dos productos alternativos del gen c-Myc: c-Myc 1 y c-Myc 2. La proteína c-Myc 2 estimula el crecimiento celular, mientras que c-Myc 1 lo suprime; o sea, que las actividades de estas dos proteínas son antagónicas (23). Esta situación, sumada a la ocurrencia de mutaciones en el gen c-Myc en neoplasias humanas, hace más complejo el estudio del papel de este gen en dichas células.

Por otra parte, se sabe que la pérdida de la regulación de la expresión del gen c-Myc ocurre por diferentes mecanismos genéticos, tales como la amplificación, alteraciones cromosómicas numéricas y estructurales, inserción viral o mutaciones puntuales; estas alteraciones se relacionan con la transformación e inmortalización de las células neoplásicas (1,24).

Como resultado de múltiples estudios sobre la regulación de la expresión del gen c-Myc, se ha informado la existencia de una gran variedad de factores de transcripción que interaccionan con él.

El gen c-Myc se regula por mecanismos complejos de transcripción y postranscripción. Se conocen cuatro promotores de transcripción, pero el ARN sintetizado a partir del promotor P2 contribuye con 80% a 90% del total del ARN en las células normales (25,26).

En las células humanas normales el gen c-Myc se transcribe en diferentes tejidos, mientras que en células neoplásicas la transcripción se lleva a cabo de forma anormal (22). La actividad oncogénica del c-Myc se demostró en animales transgénicos y en estudios in vitro con cultivos celulares (27). Asimismo, se encontró que una deleción homocigótica del gen c-Myc es letal en embriones murinos, lo que sugiere que la expresión de este gen es esencial para el desarrollo embrionario (28).

Estructura y función de la proteína c-Myc

Los protooncogenes codifican para proteínas reguladoras de la transcripción, que son fundamentales para muchos procesos celulares. Estas proteínas, cuando se expresan de una forma anormal, actúan como oncoproteínas por lo que se asocian con el desarrollo de diversas neoplasias (16,29-31).

La proteína c-Myc es una fosfoproteína nuclear de 439 aminoácidos que juega un papel importante en la regulación de la expresión génica en células humanas; generalmente forma complejos de cremallera de leucina (LZ, por la sigla en inglés de leucine zipper) con otras moléculas (8,9). Además, tiene varias secuencias estructurales conservadas y posee dos dominios principales. El primero es un motivo de dimerización, denominado helix-loop-helix leucine zipper (HLH/LZ) en el residuo C-terminal que consta de 90 aminoácidos; este dominio se requiere para la dimerización con otras proteínas y con el ADN (28,32). Además, el dominio HLH/LZ permite la dimerización homotípica o heterotípica con otras proteínas HLH/ LZ, como ocurre con la heterodimerización con la proteína Max y con la unión al ADN en una secuencia específica E-box, denominada sitio Myc E-box o EMS (por la sigla en inglés de E-box Myc Site); la alteración de este dominio destruye la actividad biológica de la proteína, indicando que la unión al ADN es esencial para su función (33).

El segundo dominio comprende una gran parte de la proteína c-Myc y se define como el dominio de transactivación. La región N-terminal de c-Myc tiene 140 aminoácidos y contiene grupos ácidos ricos en prolina y glutamina, similares a los asociados con algunos dominios de transactivación (28, 33-35); la secuencia de la proteína c-Myc posee varios dominios N-terminales conservados, que se denominan cajas Myc, y se encuentran en proteínas homólogas relacionadas, como N-Myc y L-Myc. La región rica en glutamina de c-Myc es esencial para la actividad oncogénica. Además, el dominio N-terminal, denominado dominio de activación transcripcional (TAD) (aminoácidos 1 a 143) contiene un elemento rico en prolina que se extiende desde el aminoácido 41 hasta el 103 (36). El dominio TAD es necesario para activar la transcripción de c-Myc y para la transformación celular, la inhibición de la diferenciación celular y la inducción de la apoptosis mediada por c-Myc (28,37).

De otro lado, en 1991 se identificó la proteína Max que interactúa con la proteína c-Myc para formar un heterodímero Myc-Max, complejo que se une luego al ADN (38). La proteína c- Myc tiene una vida media corta, de aproximadamente 20 minutos, mientras que la de la proteína Max es mayor de 24 horas; por lo tanto, en muchos sistemas, la proteína c-Myc es el componente limitante del heterodímero, lo cual es clave en la regulación de la transcripción génica en diversos mecanismos como la proliferación y diferenciación celulares y la apoptosis (5,6,33).

La dimerización de las proteínas Myc y Max mediante los dominios HLH/LZ es importante para la unión de este complejo con el ADN en secuencias específicas de hexanucleótidos, denominadas cajas E (E boxes) (5′-CA[C/T]GTG-3′) (33). Por esta vía, c-Myc activa la transcripción de promotores que contienen la secuencia CACGTG (39). El heterodímero Myc-Max unido al ADN, interacciona a través de la región N-terminal de Myc con una variedad de proteínas involucradas en la transcripción de múltiples genes; entre estas proteínas se incluyen las TRRAP (por la sigla en inglés de transactivation-transformation domain-associated proteins), que se asocian con la histona acetilasa GCN5 (40). La acetilación de histonas puede luego marcar la cromatina para permitir el acceso de factores de transcripción que pertenecen a la maquinaria de aquellos de tipo general (5).

Por otra parte, en estudios in vitro se encontró que la proteína c-Myc es inactiva cuando se encuentra sola, no forma homodímeros, ni se une al ADN; por lo tanto, requiere la dimerización con Max para unirse al ADN (27,39). En contraste, la proteína Max forma fácilmente homodímeros y se une directamente al ADN para inducir la transcripción.

Otro aspecto importante es que la proteína Max puede unirse a otras proteínas como las de la familia Mad, para inducir represión de la transcripción (6,33). Los niveles de la proteína Mad, que son opuestos a los de c-Myc, aumentan durante la diferenciación celular, mientras que una baja expresión de la proteína Mad2 (Mxi-1) se asocia con el desarrollo de tumores en modelos murinos. El complejo Mad-Max, al contrario de Myc-Max, interacciona con las histonas deacetilasas que inducen estructuras compactas de la cromatina, lo cual limita el acceso de los factores de transcripción al ADN (33).

Finalmente, se presentan modificaciones postraduccionales de la proteína c-Myc, como glicosilación y fosforilación, que alteran su vida media; por ejemplo, la fosforilación del dominio de transactivación transcripcional de c-Myc constituye un sustrato para la acción de factores de crecimiento regulados por las proteínas MAP quinasas (por la sigla en inglés de mitogenactivated protein kinases), así como para proteínas quinasas dependientes del ciclo celular. Este dominio tiene gran importancia porque se lo considera un blanco directo para la regulación del ciclo celular y de diferentes vías de señalización (figura 2). De otro lado, se ha observado que la inhibición de la proteína c-Myc podría bloquear vías de señalización mitógenas específicas y de esta manera facilitar la diferenciación celular (34,36,41).

Función del c-Myc en la regulación del ciclo celular

El gen c-Myc participa junto con muchos otros genes en la regulación del ciclo celular. Sin embargo, no se conoce bien su función en la activación de las redes metabólicas citosólica y mitocondrial durante la entrada de la célula al ciclo celular (42); c-Myc no solamente promueve el paso de las células de G0 a G1, sino que también durante toda la fase G1 del ciclo celular induce la transcripción de genes e interviene en el crecimiento y la proliferación celulares y en la apoptosis. Los estudios sugieren que c-Myc tiene la capacidad de activar la maquinaria del ciclo celular y se lo considera un gen »maestro» para la activación de muchos genes por diferentes vías metabólicas. Se sabe que este gen es clave para la activación de la glucólisis, mediante la regulación de genes que intervienen en ella con el fin de proporcionar energía durante todo el ciclo celular (21,43).

En células en reposo la proteína c-Myc estimula el inicio de la mitosis, lo que sugiere que es una proteína esencial para el crecimiento celular continuo; además, es necesaria para varias fases del ciclo celular. No solo c-Myc es indispensable en el punto de transición G0/G1 de dicho ciclo, sino que también, como resultado de su activación, permite a las células salir de la fase G0 y continuar con la progresión del ciclo (42,44-47).

Con respecto a las funciones del c-Myc en el ciclo celular, varios estudios determinaron, mediante la recombinación homóloga, que la inactivación de los dos alelos de este gen produce una prolongación significativa de la fase S (28,47). Asi mismo, se demostró en células Myc-nulas, es decir, que no expresan L-Myc ni N-Myc, una mayor prolongación de las fases G1 y G2, mientras que la fase S transcurre en un tiempo normal, por lo que se concluye que c-Myc es esencial durante las fases G1 y G2 del ciclo celular.

Por otra parte, está bien definido que proteínas como las ciclinas, las quinasas dependientes de ciclinas (CDK, por la sigla en inglés de cycline-dependent kinases), inhibidores de las CDK (CKI, por la sigla en inglés de cycline kinases inhibitors) y otras proteínas reguladoras del ciclo celular son importantes para el funcionamiento de c-Myc. Una de las vías por las cuales c-Myc participa en la progresión del ciclo celular es la regulación de los genes de las ciclinas; por ejemplo, una expresión desregulada de c-Myc se asocia con un aumento en la expresión de las ciclinas A y E (42, 44,45).

Además, en cuanto a la regulación de la fase G1, la interacción entre c-Myc y ciclina D1 es compleja y depende de diferentes estímulos. Además, c-Myc aumenta la expresión de las CDK por varios mecanismos, por ejemplo: coopera con la proteína RAS (por la sigla en inglés de RA-t sarcoma) para inducir el promotor de CDC2 (CDK1). Otra relación directa entre c-Myc y el ciclo celular es la capacidad de activar directamente genes como cdc25A y el de la ciclina E durante la progresión de dicho ciclo (42,45).

El gen cdc25A codifica para una proteína fosfatasa que a su vez activa a CDK2 y CDK4. Además, la expresión de c-Myc disminuye el nivel del inhibidor p27 durante la regulación del ciclo celular en el punto G1/S; sin embargo, no se conoce con claridad el mecanismo por el cual c-Myc interfiere con la actividad del p27 (48).

En la década de los años 90 Cleveland y colaboradores encontraron en estudios con líneas mieloides de células progenitoras que la desregulación del gen c-Myc induce el mecanismo de apoptosis (28,49); estas células dependen de la interleucina-3 (IL-3) para su crecimiento y para la expresión de c-Myc. En ausencia de IL-3, la expresión anormal de c-Myc conduce a las células hacia la fase S, para luego activar por esta vía la apoptosis y detener el ciclo celular; además, se observó que c-Myc afecta la transcripción de diferentes genes que intervienen en la apoptosis, como es el caso de TP53.

c-Myc en la oncogénesis

El proto-oncogén c-Myc es uno de los genes más comúnmente relacionados con el origen de una gran variedad de neoplasias humanas (14,34,44). La pérdida de regulación de c-Myc juega un papel importante en el origen del cáncer. Estudios con animales transgénicos demostraron que la desregulación de c-Myc es el principal evento que podría explicar la carcinogénesis en la mayoría de los tejidos (16), además de que induce a la transformación celular en modelos in vitro e in vivo (44). De los anteriores hallazgos, también se concluye que la sobrexpresión de c-Myc se encuentra en más del 50% de las neoplasias humanas y se asocia con un mal pronóstico y un fenotipo invasor.

En el locus 8q24 del gen c-Myc ocurren con frecuencia alteraciones cromosómicas que afectan su estructura y función (18,22). Entre las alteraciones más comunes de c-Myc que lo relacionan con la oncogénesis está la translocación recíproca t(8;14) en individuos con linfoma de Burkitt, una malignidad hematológica de células B, caracterizada por ser muy agresiva y con un alto grado de proliferación (19,20). En este tipo de tumor c-Myc se transloca con uno de los genes de la cadena pesada de las inmunoglobulinas (IGH, por la sigla en inglés de immunoglobulin heavy chain) localizado en el cromosoma 14 (18,19,22,50). Estos dos genes translocados se activan de una forma anormal en las células afectadas, lo que conduce a una expresión del gen c-Myc constitutiva y desregulada; así se alcanzan niveles altos de expresión del producto del gen. Además, el gen IGH potencia la desregulación de c-Myc. La t(8;14) se observa en cerca del 85% de los casos de linfoma de Burkitt (50-52); sin embargo, dicha translocación no es exclusiva de este linfoma sino que también se la ha encontrado en otras neoplasias humanas, como es el caso de leucemias y del mieloma múltiple (19,53). Por otra parte, en otros estudios se encontró que en el linfoma de Burkitt también puede ocurrir que el gen c-Myc se transloque con otros genes de las inmunoglobulinas, generando translocaciones cromosómicas variantes como la t(2;8) y la t(8;22), como resultado de los diferentes sitios de ruptura cromosómica (18,54). De los anteriores hallazgos se concluye que el gen c-Myc juega un papel importante en la patogénesis del linfoma de Burkitt (19,55).

Finalmente, otras alteraciones frecuentes en el locus 8q24 que afectan la expresión del gen c-Myc son deleciones, aneuploidías del cromosoma 8, amplificación, mutaciones puntuales e inserción viral (15,18,24,53); todas estas alteraciones se presentan en diversas neoplasias como en los cánceres de mama, pulmón, ovario, próstata, colon y estómago, así como en leucemias y linfomas (18,56-59).

Inestabilidad genética en cáncer inducida por c-Myc Desarrollan un fármaco para atacar a Myc, un gen clave en la mayoría de  tumores | TN

El cáncer es un proceso evolutivo en el que las células normales adquieren un fenotipo maligno a partir de la acumulación de diversas alteraciones genéticas y epigenéticas que afectan a protooncogenes, genes supresores de tumores y genes de reparación del ADN (19,60-63). La inestabilidad genética (IG) es una característica propia de las células tumorales; este fenómeno favorece la aparición de aneuploidías y, además, genera un aumento en la tasa de mutaciones (64). En la IG se identifican dos tipos: la inestabilidad microsatelital (MSI, por la sigla en inglés de microsatellite instability), también conocida como MIN, en la que se presenta expansión o contracción del número de repeticiones de oligonucleótidos presentes en secuencias de microsatélites de genes de reparación, como es el caso de los genes MLH1 y MSH2 en individuos con cáncer colorrectal hereditario sin poliposis (63,64); el otro tipo es la inestabilidad cromosómica (CIN, por la sigla en inglés de chromosomal instability), que se refiere a las alteraciones cromosómicas numéricas y estructurales presentes en las células neoplásicas (63,65-67). Se considera que cerca del 50% de los tumores sólidos tienen alteraciones cromosómicas. Los dos tipos de inestabilidad se presentan en una amplia variedad de neoplasias. Cabe mencionar que entre los tipos de IG en el cáncer también se propone la inestabilidad telomérica, que a su vez promueve la inestabilidad cromosómica (63,65,68); este tipo de inestabilidad afecta la integridad del telómero y se la ha observado en varias neoplasias (66).

La relación del gen c-Myc con la IG en las células tumorales se podría explicar por sus funciones en la proliferación y regulación del ciclo celular, pero más específicamente por la inducción de especies reactivas de oxígeno y la promoción de CIN, especialmente aneuploidías y tetraploidías (64,68). Por consiguiente, la desregulación de c-Myc afecta su interacción con otros genes responsables de la integridad del genoma, como son los genes supresores de tumores y los de la reparación del ADN, lo que ocasiona que se alteren diversos mecanismos celulares y genéticos; de esta forma se induce la aparición de un fenotipo mutador en las células neoplásicas. De lo anterior se concluye que el gen c-Myc actúa como un gen »maestro» que coordina la expresión de múltiples genes (1,18,42,64). Además, c-Myc también contribuye a la oncogénesis mediante la inducción de la IG por alteraciones específicas en el punto de control G1/S del ciclo celular, en el cual se presenta la respuesta al daño del ADN; en consecuencia, se acumulan diversos tipos de daños en la célula (42,64).

Amplificación del gen c-Myc en la oncogénesis

La amplificación es una de las alteraciones más comunes del oncogén c-Myc en diversas neoplasias humanas (30,69,70). Muchos estudios demuestran que la amplificación y la sobrexpresión del oncogén c-Myc son claves en la iniciación y progresión del cáncer, tal como se informa en leucemias, linfomas y tumores sólidos. Además, la amplificación se relaciona con la sobrexpresión de oncogenes, produciendo una ventaja selectiva y mayor tasa de proliferación a las células transformadas (60-62). El oncogén c-Myc se encuentra expresado en altos niveles en diversas neoplasias como las de mama, próstata, pulmón, colon y linfomas, y en la mayoría se asocia con mal pronóstico de la enfermedad (14,71,72); por ejemplo, las frecuencias de amplificación y sobrexpresión de c-Myc en el cáncer de mama varían ampliamente entre 1% y 94% y de 22% a 95%, respectivamente (60,61,73-76).

En otro estudio en el que se analizaron cerca de 1.000 casos de cáncer de mama se encontró que la amplificación de c-Myc fue del 17%; además se halló que esta alteración se correlaciona con un mal pronóstico de la enfermedad (77,78). La amplificación de c-Myc también se ha observado en un 29% de los casos de cáncer de próstata y en un 40% de los de cáncer gástrico (57,58).

La amplificación es una alteración genética que conduce al aumento en el número de copias de un gen o de grupos de genes contiguos, lo que ocasiona una expresión génica anormal (18,62). Entre las causas cromosómicas que originan la amplificación del oncogén c-Myc están las translocaciones, trisomías, duplicaciones e isocromosomas que involucren el locus 8q24 (51,68). Asimismo, dichas alteraciones afectan las vías de regulación de c-Myc sobre otros genes, tales como TP53 y RB, por lo que se propone que la amplificación de este gen se asocia con la inestabilidad genómica, la cual a su vez promueve la oncogénesis (14,66,78).

Un tipo de amplificación son los cromosomas dobles diminutos (DM) (double minutes), que son pequeños fragmentos extracromosómicos que contienen genes amplificados, están presentes en múltiples copias y son frecuentes en diversos tumores sólidos y linfomas (17-19,53); los cromosomas DM generalmente se detectan con técnicas de citogenética convencional o molecular (FISH, por la sigla en inglés de fluorescent in situ hybridization). Otro tipo de amplificación son las denominadas regiones homogéneamente coloreadas (HSR, por la sigla en inglés de homogeneous staining regions) presentes en determinadas regiones cromosómicas, como en la del locus 8q24 del gen c-Myc; las HSR son un producto del conjunto de genes amplificados; estas regiones contienen varios cientos de genes amplificados y tienen un patrón de bandeo cromosómico anormal (17).

Estos dos tipos de amplificación son comunes durante el desarrollo y la progresión del cáncer y afectan por lo general el número de copias de proto-oncogenes, las cuales alteran la tasa de proliferación celular, lo que promueve la inestabilidad genómica y, a su vez, el proceso de carcinogénesis en diversas neoplasias (18,64).

Se puede detectar la amplificación de oncogenes en muestras de tumores humanos con las técnicas de hibridación in situ fluorescente (FISH) e hibridación genómica comparativa (CGH, por la sigla en inglés de comparative genomic hybridization), que son muy específicas y sensibles para ese propósito (53,60,79).

En numerosos estudios con estas técnicas han hallado niveles altos de amplificación de muchos genes en células neoplásicas, especialmente con los genes c-Myc y HER-2 en tumores primarios de mama. Se considera que la co-amplificación de estos dos genes se relaciona con la presencia de otros tipos de alteraciones genéticas, al igual que con tumores más agresivos y del mal pronóstico (60,62,80).

Por lo anterior, la amplificación de los genes c-Myc y HER-2 en el cáncer de mama se considera como un marcador molecular recurrente con valor pronóstico para las pacientes (60,62,81,82). Además, los hallazgos sugieren que la amplificación de c-Myc podría ocurrir en las etapas iniciales del desarrollo del cáncer de mama y simultáneamente presentarse mutaciones en el gen TP53. Estos conocimientos son de gran importancia para la biología del cáncer, porque han permitido el desarrollo de nuevas drogas antineoplásicas que inhiban la amplificación génica en determinadas neoplasias; el caso más conocido y de gran utilidad en oncología ha sido el del trastuzumab (Herceptin®), una droga diseñada para bloquear la amplificación del gen ERBB2 durante el tratamiento del cáncer de mama; el estudio de la amplificación de este gen es importante porque se considera un marcador de recurrencia de la enfermedad (62,80,83).

En un estudio hecho por el Grupo de Genética Médica, evaluando la amplificación del gen c-Myc en muestras de cáncer de mama incluidas en bloques de parafina con la técnica FISH (datos sin publicar), se encontró una alta frecuencia de aneuploidía del cromosoma 8 y de amplificación del gen c-Myc, corroborando lo informado en la literatura que ambas alteraciones son comunes en este tipo de cáncer (figura 3). En los estudios con FISH es posible detectar la heterogeneidad genética intratumoral que se presenta durante el desarrollo del cáncer, lo que es una ventaja de la técnica FISH con respecto a otras técnicas moleculares.

Finalmente, la caracterización molecular de las alteraciones del gen c-Myc continúa siendo un tema de gran interés en la genética del cáncer, debido a la asociación de estas alteraciones con la génesis de muchas neoplasias en humanos; los nuevos conocimientos aportarán información valiosa para desarrollar nuevas estrategias terapéuticas con el fin de controlar eficazmente la expresión del gen c-Myc en el desarrollo del cáncer. Un equipo de científicos ha verificado que inhibir la proteína Myc, implicada en el desarrollo de diversos tumores, es una estrategia terapéutica eficaz también contra el tumor cerebral más frecuente y de peor pronóstico, el glioma.

El equipo ha confirmado con modelos preclínicos que la inhibición de Myc impide que las células tumorales se dividan y proliferen eficientemente. La inhibición preclínica de Myc se ha validado en ratones como estrategia terapéutica contra el astrocitoma. Este mismo grupo consiguió anteriormente eliminar tumores pulmonares en ratones transgénicos gracias a la misma estrategia, que consiste en expresar el transgén Omomyc en modelos de ratón. Confirmaron, además, que no aparecían efectos secundarios tras administrar tratamientos repetidos y a largo plazo y demostraron que no aparecía resistencia.

Ahora, la inhibición preclínica de Myc se ha validado también como estrategia terapéutica contra el astrocitoma, un tipo de glioma, en modelos de ratón in vivo y en las células progenitoras de estos tumores in vitro. En estos animales, el tratamiento con el transgén Omomyc reduce drásticamente los tumores y mejora los síntomas asociados hasta que el ratón se recupera y actúa con total normalidad. Los ratones tratados con Omomyc sobrevivieron, mientras que no lo hicieron los ratones no tratados.

El impacto terapéutico de Omomyc radica en su estructura, homóloga a la de Myc, que permite el bloqueo de la transcripción de los genes controlados por esta proteína. La inhibición de Myc provoca ‘defectos’ de las células tumorales y a menudo su muerte por inducción de aberraciones mitóticas, es decir, la imposibilidad de dividirse con normalidad.

 

 

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Mariano Ospina Pérez1; Carlos Mario Muñetón Peña2  Instituto de Biología, Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia.

LOS PROBIÓTICOS; ‘ADYUVANTES’ PARA INMUNOTERAPIA EN CÁNCER RENAL METASTÁSICO

 

Los probióticos se definen como microorganismos vivos que en cantidades adecuadas y con la cepa correcta confieren un beneficio a la salud. Algunas de las especies más utilizadas son Lactobacillus Bifidobacterium. Los lactobacilos particularmente se han utilizado de forma milenaria para conservar alimentos en forma de fermentos

En el año 2002, la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió los probióticos como «microorganismos vivos que, cuando son suministrados en cantidades adecuadas, promueven beneficios en la salud del organismo anfitrión».​ Más adelante, en 2014, se publica una serie de aclaraciones para el uso adecuado del término probiótico: seguros, pero actualmente se conoce que pueden causar efectos secundarios adversos en casos raros, que pueden llegar a ser graves. ​A lo largo del tiempo se identificaron otras cepas benéficas, como Escherichia coli,  cepa Nissle 1917 o Lactobacillus casei, de la cepa Shirota.

Los primeros datos con esta combinación han observado mayor supervivencia libre de progresión y actividad inmunitaria en carcinoma metastásico de células renales.

La inmunoterapia con inhibidores de los puntos de control parece reforzarse con la administración de probióticos específicos. FOTO: DM. La inmunoterapia con inhibidores de los puntos de control parece reforzarse con la administración de probióticos específicos. FOTO: DM. Raquel Serrano. Madrid

La combinación de un probiótico -un producto bioterapéutico vivo denominado CBM588- con la inmunoterapia puede mejorar las respuestas antitumorales en pacientes con cáncer metastásico de células renales, según los resultados de un ensayo clínico de fase 1 que se publica en Nature Medicine.

Estos hallazgos subrayan el potencial terapéutico de modular las bacterias dentro del intestino para aumentar la inmunoterapia en pacientes con cáncer y, consecuentemente, el papel -cada vez más relevante- de los distintos probióticos para reforzar el tratamiento de diversas patologías, entre las que también se encontraría la covid-19-

La microbiota, colección de microorganismos en el intestino, participa en la regulación del sistema inmunitario. Se sabe además que la composición específica del microbioma modula la eficacia de la inmunoterapia en pacientes con cáncer.

Un desequilibrio entre las cepas de bacterias en el intestino se asocia con enfermedades como la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), y algunas bacterias específicas se relacionan con un mayor riesgo de cáncer a través de la producción de toxinas cancerígenas o la resistencia a las terapias antitumorales.

En el nuevo ensayo clínico fase 1, el equipo de las investigadoras Sumanta Pal y Sarah Highlander, del Instituto de Investigación Traslacional, en Phoenix, Arizona, Estados Unidos,  se ha estudiado una cohorte de 29 pacientes (con una edad media de 66 años, de los que el 72 % eran hombres) que presentaban con carcinoma metastásico de células renales.

Los pacientes fueron aleatorizados para recibir una combinación estándar de inhibidores de puntos de control inmunitarios, una forma de inmunoterapia basada en los ‘check points’, con o sin suplementos orales con el probiótico anteriormente citado que modula el microbioma intestinal, incluidas las bifidobacterias, ya que se ha observado previamente que las especies de bifidobacterium se asocian con una mejor respuesta a los inhibidores del punto de control inmunitario.

El equipo ha detectado que los pacientes que recibieron el probiótico CBM588 «lograron respuestas mejoradas y duraderas al tratamiento con inhibidores del punto de control inmunitario, sin diferencias en la toxicidad en comparación con el grupo de control», señalan las investigadoras.

Los probióticos, ‘nueva arma’ para una recuperación más rápida y con menos secuelas en covid-19

Probióticos: un posible adyuvante en la terapia CAR-T

Los probióticos se posicionan como una opción eficaz para quienes sufren trastornos intestinales

El análisis de las muestras de heces de estos pacientes también ha confirmado un aumento en el número de especies de bifidobacterias en los respondedores clínicos y se asoció con una mayor supervivencia libre de progresión y activación inmunitaria.

Estos datos «parecen respaldar el potencial de CBM588 para mejorar los resultados de los pacientes con cáncer que se someten a inmunoterapia. Sin embargo, los resultados deberán confirmarse en estudios más amplios, así como en tipos de tumores adicionales».

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Sumanta Pal y Sarah Highlander, del Instituto de Investigación Traslacional, en Phoenix, Arizona, Estados Unidos

ARNm: EN EL CANCER

ARNm: EN EL CANCER

La inmunidad aplicada al cancer y el dignostico mas preciso, forman partes de estos trabajos, obtenidos de Diario Medico

Es una verdadera alegría poder tener estos avances en algo tan nefasto en nuestro tiempo como es el cancer.

Y además parecen irrefutables.

Dios lo quiera

Tras cientos de millones de dosis inoculadas y pruebas de seguridad y eficacia, el impulso de esta estrategia vuelve a centrarse en el cáncer. Vacunas terapéuticas con ARN mensajero se ensayan ya frente a tumores como el melanoma, el cáncer de páncreas o el colorrectal. ILUSTRACIÓN: Gabriel Sanz Vacunas terapéuticas con ARN mensajero se ensayan ya frente a tumores como el melanoma, el cáncer de páncreas o el colorrectal. ILUSTRACIÓN: Gabriel Sanz

Cristina G. Lucio

Vie, 04/02/2022 – 08:00

A menudo se dice que las vacunas contra la covid-19 se desarrollaron en un tiempo récord. Aunque el cáncer era el principal objetivo de esta terapia.

«En 2019 teníamos en nuestras manos una tecnología de ARNm madura que permitía diseñar, probar y fabricar rápidamente vacunas de ARNm muy potentes en menos de seis semanas. Habíamos aplicado el enfoque en cientos de pacientes con cáncer. Sabíamos, con algunas adaptaciones, también podrían aplicarse para desarrollar vacunas contra enfermedades infecciosas. Estábamos preparados para responder rápidamente a una pandemia».

Pero ahora se ha invertido la búsqueda. El éxito obtenido contra la covid está haciendo avanzar la investigación del ARN mensajero como una herramienta frente al cáncer. Los estudios en este campo y vacunas terapéuticas con ARN mensajero se ensayan ya frente a tumores como el melanoma, el cáncer de páncreas o el colorrectal, tanto de manera individual como en combinación con otros tratamientos oncológicos.

Se tienen que demostrara todavía su utilidad clínica y superar algunas dificultades, pero los investigadores están muy optimistas.

La perspectiva es muy prometedora», apunta Isabel Cidoncha, coordinadora de la Unidad de Farmacia de Investigación Clínica Oncológica del Instituto de Oncología del Vall d’Hebron de Barcelona (VHIO) y miembro de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH).

«Las posibilidades del campo son enormes», coincide Ignacio Melero, codirector del departamento de Inmunología e inmunoterapia de la Clínica Universidad de Navarra​ e investigador principal del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA), quien pone un

ejemplo gráfico:  Científica inmigrante allanó el camino para la vacuna contra el covid-19 | Noticias Univision Salud | Univision

En el caso de la covid-19, las vacunas de ARN mensajero proporcionan a nuestras células una especie de manual de instrucciones que les indica cómo producir una versión de la proteína S, el arma principal que usa el virus para infectar. Esta proteína es detectada por células centinela del sistema inmunitario, que las identifican como enemigas y las presentan a un rango superior de defensas, como las células T, que inician la respuesta para acabar con el invasor y guardan su perfil en su base de datos, por si vuelven a encontrarse con él en el futuro.

En el caso del cáncer, el objetivo también es conseguir adiestrar al sistema inmunitario para que localice y ataque de forma eficiente al tumor.

Las instrucciones que se proporcionan a través del ARN mensajero son distintas, más diversas y complejas que las de la covid, el resultado que se persigue es el mismo: aprovechar la fuerza, la precisión y la memoria del sistema inmunológico del propio paciente para neutralizar una amenaza.

Nueva ‘vuelta de tuerca’ para evitar la quimioterapia en cáncer de mama

Ózlem Türeci buscaba las claves para que localizar de forma más eficiente a esas células tumorales que estaban pasando «Los tumores están cuajados de moléculas distintivas no presentes en las células sanas, el sistema inmune al reconocerlas, las destruirían. Años más tarde ella misma conseguiría elaborar, con ARN mensajero, un particular cartel de se busca cuya utilidad ya se prueba en ensayos clínicos. Los médicos investigadores Uğur Sahin y Özlem Türeci, responsables de la vacuna de Pfizer-BioNTech

Todavía hay incógnitas por despejar, aunque los investigadores de esta área de la ciencia creen que hay varias vías que pueden ser efectivas para poner al enemigo entre rejas.

El objetivo, como en el caso de la covid, es adiestrar al sistema inmunitario para que localice y ataque a los tumores

Por ejemplo, una de las estrategias que se explora es la identificación de antígenos específicos del cáncer, marcadores que sólo estén presentes en las células tumorales y, además, sean comunes en distintos pacientes. Esto permitiría desarrollar una terapia prêt-à-porter, por ejemplo frente a oncogenes cuya implicación en el desarrollo de tumores ya se conoce.

Pero, además de este abordaje universal, también se investiga la posibilidad de realizar una terapia personalizada con ARNm, a través de la localización e identificación de los denominados neoantígenos, que son producto de las mutaciones particulares que se han producido en un tumor determinado.

» Melero, creeque el proceso de identificación de neoantígenos y sintetización de la terapia puede llevar unos tres meses, lo que supone un obstáculo para la aplicación de la estrategia.

En los tumores colorrectales, hay un grupo de pacientes que, pese a someterse con éxito a cirugía y quimioterapia sigue teniendo un alto riesgo de volver a padecer cáncer, ya que algunas células tumorales consiguen escapar a las intervenciones y circulan por la sangre, con la capacidad de alcanzar otros tejidos e iniciar otro proceso oncológico. En estos casos, una vacuna personalizada podría servir para que las defensas del organismo identificaran y neutralizaran esa amenaza de una forma mucho más efectiva. Hasta ahora, la única alternativa para estos pacientes era el seguimiento estrecho de su evolución. «Este ensayo es un hito importante en nuestros esfuerzos por ofrecer inmunoterapias individualizadas a los pacientes. Muchos cánceres progresan de tal manera que el paciente parece inicialmente libre de tumores después de la cirugía, pero después de algún tiempo los focos tumorales que eran inicialmente invisibles crecen y forman metástasis.

Pretende en pacientes con cáncer colorrectal, identificar a los pacientes de alto riesgo con un análisis de sangre e investigar si una vacuna de ARNm individualizada puede prevenir estas recaídas», señaló Özlem Türeci en un comunicado con motivo del lanzamiento de la fase II del ensayo, el pasado mes de octubre.

Otro enfoque que ha ganado mucho auge es la utilización de ARN mensajero como un inmunomodulador contra el cáncer; por ejemplo, para aumentar la respuesta inmunitaria frente a un tumor.

La via intratumoral

«Uno de los ensayos de BioNTech en los que participamos, frente a melanoma, utiliza una mezcla de varios ARN que codifican para varias citoquinas. Se administra a los pacientes por vía intratumoral y en este caso el objetivo es convertir esa lesión tumoral en una vacuna in situ. Se persigue despertar una respuesta inmunitaria que vaya contra el tumor que has tratado, pero también contra las metástasis o las micrometástasis que estén en el paciente», explica Melero.

Identificar moléculas distintivas en el cáncer que guíen el tratamiento

Cidoncha apunta, en la misma línea, que la tecnología de ARN mensajero también puede ser muy útil para optimizar tratamientos, como la inmunoterapia con inhibidores de puntos de control, a la que algunos pacientes no responden.

«Se ha visto que administrando ARN mensajero unido a esos inhibidores de puntos de control, como los anti-PD1, se potencia la acción de este fármaco al que algunos pacientes eran resistentes. El objetivo de la combinación es que la inmunoterapia sí sea capaz de luchar frente a las células tumorales». Su equipo participa en un ensayo en fase I que evalúa la utilidad de ARN mensajero frente a melanoma tanto en monoterapia como en combinación con el inmunoterápico cemiplimab.

Las dificultades tecnicas

Cidonta anota que las dificultades que exige su elaboración, almacenamiento y dosificación. «El ARN mensajero tiene una vida media bastante corta y es una molécula bastante lábil que se degrada con facilidad». Estas características le aportan ventajas ya que, una vez que ha cumplido su función en el organismo, desaparece sin dejar rastro. Pero también generan escollos. «En el proceso de preparación y de manipulación hay que tener muchísimo cuidado. Porque una mala manipulación o un inadecuado mantenimiento de la cadena de frío pueden echarlo todo por tierra», señala.

El cáncer de pulmón precisa, urgentemente, de una financiación finalista

La proteína AXL, un biomarcador en sangre para el diagnóstico precoz del cáncer de páncreas

Tratamientos del cáncer más allá de la quimioterapia

La inestabilidad de la molécula fue, precisamente, una de las principales razones de que, durante años, la comunidad científica no prestara atención a quienes señalaban al ARN mensajero como una posible herramienta terapéutica. Tanto Katalin Karikó, la bioquímica húngara considerada la madre de la tecnología de ARN mensajero, como Sahin y Türeci recibieron de forma reiterada negativas y comentarios escépticos cuando planteaban que la molécula tenía unas enormes cualidades que se podían aprovechar.

Esta tecnnologiase combinara con otros tratamientos, como los inhibidores de puntos de control

Mientras estos investigadores sólo veían posibilidades, para la mayoría solo era un tipo de ARN que, pensaban, no sólo era prácticamente imposible de manejar en el laboratorio, porque se degradaba muy fácilmente; sino que tampoco se podría introducir en el cuerpo y que sobreviviera lo suficiente para entrar en las células y cumplir su función.

Creían que esa posibilidad era ciencia ficción,.

«El concepto de la vacuna de ARNm se remonta a principios de la década de 1990, pero los primeros estudios de otros colegas mostraron que era difícil administrar ARNm de manera efectiva en las células del cuerpo humano y generar respuestas inmunitarias efectivas. Solo había unas pocas docenas de investigadores de vacunas de ARNm y la mayoría de ellos se dieron por vencidos debido a la falta de progreso. Vimos la belleza del ARNm, una molécula adecuada para enviar mensajes e instrucciones al sistema inmunitario», recordaban Sahin y Türeci hace unos días.

Karikó y otros investigadores, «en los últimos 20 años hicieron una serie de importantes descubrimientos que allanaron el camino hacia un ARNm mucho más potente.

Las particulas lipídicas.

El transporte de las nanopartículas lipídicas que ayudaron a administrar las vacunas de ARNm de manera eficiente a las células dendríticas en los ganglios linfáticos de nuestro cuerpo. […]

En 2014 este nuevo tipo de vacunas de ARNm de nanopartículas en nuestros primeros pacientes con cáncer y quedamos impresionados por su potencia. No podíamos creer que unos pocos microgramos de ARNm fueran suficientes para montar respuestas inmunes extremadamente fuertes».

Para Cidoncha, «sin duda, el haber podido vehiculizar el ARN mensajero dentro de partículas lipídicas ha sido un avance clave». Y la seguridad del abordaje ha quedado demostrada con la administración global de cientos de millones de dosis.

«Nada en el mundo tiene esa evidencia de seguridad. Nada», señala Melero, quien subraya el enorme auge que está viviendo –y vivirá– este campo de investigación.

Lourdes Ruiz Desviat, directora del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC), afirma “el hecho de que estás moléculas puedan diseñarse y sintetizarse de forma mucho más sencilla que otras aproximaciones terapéuticas sin duda facilitará su expansión”.

El cáncer es uno de los principales focos de atención, pero la posible utilidad de la tecnología de ARN mensajero también se está investigando frente a problemas como la gripe, el VIH o la malaria, entre otros.

Sahin y Türeci se conocieron en 1991, en una unidad de pacientes con cáncer hematológico, donde él ejercía como médico residente y ella entró en rotación. La mayoría de sus pacientes eran terminales, por lo que todos los días veían a personas morir por culpa del cáncer, sin opciones terapéuticas disponibles. Esa fue la espita que les llevó a investigar nuevas formas de combatir la enfermedad. Muchos años, mucho trabajo y una pandemia después, por fin ven esa posibilidad al alcance de la mano.

Técnicas diagnósticas en cáncer que alargan la vida

El análisis molecular de tumores supone un antes y un después. Identificando las distintas mutaciones del ADN tumoral se obtienen tratamientos más específicos y mayor supervivencia.

El análisis molecular de tumores supone un antes y después en la Oncología. Ilustración: Gabriel Sanz El análisis molecular de tumores supone un antes y después en la Oncología. Ilustración: Gabriel Sanz

Cristina Ruiz

Sáb, 05/02/2022 – 16:00

Desde hace décadas, los trabajos para la prevención, diagnóstico y tratamiento del cáncer no han dejado de proliferar. Cada día se conocen nuevos avances en oncología, donde la innovación tecnológica juega un papel fundamental en la mejora de técnicas y procedimientos, permitiendo afinar el conocimiento de los tumores y, por tanto, adecuar los tratamientos a cada paciente oncológico alargando las expectativas de vida.

Sumado a esas tecnologías, y con el desarrollo de la medicina de precisión, en opinión de Mónica Granja, secretaria científica de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y especialista en el Hospital Clínico San Carlos, de Madrid, «es imprescindible destacar la importancia del diagnóstico molecular, que abarca distintos métodos, desde las pruebas de tinción inmunohistoquímicas más tradicionales, hasta las nuevas técnicas de secuenciación de ADN como los paneles de secuenciación genómica».

Estos paneles, según detalla Granja, «identifican distintas alteraciones en el ADN de la célula tumoral que pueden contribuir a su crecimiento y para las que pueden existir tratamientos específicos con un impacto en supervivencia y una disminución de los efectos secundarios».

El diagnóstico molecular permite utilizar técnicas mínimamente invasivas para detectar de manera muy precisa y en estadios muy precoces el cáncer. Se trata de identificar y analizar marcadores biológicos (biomarcadores) que pueden medirse objetivamente y ser evaluados como un indicador de un proceso biológico anormal, estado de una enfermedad o respuesta a un tratamiento.

Así, gracias a él se ha conseguido «cambiar la historia natural de determinados subtipos de cáncer de pulmón, mama, colon o melanoma, entre otros, mejorando de forma significativa el pronóstico y la supervivencia de estos pacientes», comenta la secretaria científica de la SEOM. Sin embargo, y a pesar de los avances, es consciente de que queda mucho camino por recorrer, pues aún existen tumores «huérfanos en identificación de biomarcadores».

En busca de biomarcadores oncológicos

La compañía española Genomica, del Grupo PharmaMar, es una de las empresas punteras dedicadas al diagnóstico molecular. Su trabajo se centra en diseñar kits -actualmente dispone de dos para cáncer colorrectal, tres para pulmón y uno para melanoma-, que detectan esos biomarcadores oncológicos y permiten elegir el tratamiento más adecuado a cada paciente. Es lo que se denomina diagnóstico de acompañamiento.

«Hay una serie de medicamentos oncológicos que necesitan, antes de ser administrados, que se haga un test de diagnóstico para ver si el paciente tiene una mutación genética y va a responder o no a ese tratamiento», explica Rosario Cospedal, directora general de Genomica. De no realizarse ese test se corre el peligro de que el enfermo no responda al medicamento «porque tiene una mutación en su ADN y, además, tenga numerosos efectos secundarios; y al contrario, porque hay medicamentos que tampoco responderían si no se tuviera esa mutación concreta».

Pero, ¿en qué consiste el diagnóstico molecular? «Explicarlo es muy fácil porque es una PCR y ahora todo el mundo sabe lo que es por el Covid», apunta la directora general de Genomica. Se trata de extraer una muestra del paciente, «que normalmente suele ser una biopsia o, en el caso de lo que llamamos biopsia líquida, sangre o plasma. De ahí obtienes el ADN del paciente, lo amplificas por PCR, logrando millones de copias de él, y detectas si ese paciente tiene una mutación; de otra manera sería imposible».

En esa extracción del ADN del paciente oncológico y en el análisis de genes es donde la Clínica Universidad de Navarra (CUN) centra parte de sus esfuerzos, más allá de técnicas avanzadas de imagen «como la biopsia guiada por resonancia, aplicada en cáncer de próstata, o toda la tecnología relacionada con la medicina nuclear, fundamentalmente con el PET, que es de altísima resolución», señala Antonio González, director de Oncología Médica de la CUN en Madrid.

Él mismo explica que lo más novedoso que han incorporado en el abordaje del cáncer «es poder hacer análisis de 500 genes en los tumores de los pacientes que se diagnostican o de aquellos que acuden a consultar a la clínica, lo que nos permite hacer un screening molecularde los tumores desde el principio», con lo que se favorece el tratamiento y el pronóstico.

«Disponíamos ya de una plataforma de ciento y pico genes y ahora damos el salto a más de 500, poniéndonos al nivel de otras que hay en EEUU como la Foundation Medicine. Poder diagnosticar muy bien a los pacientes y darles lo que necesitan es el motor de nuestra actividad», asevera el director de Oncología Médica de la CUN en Madrid.

En general, este análisis tiene aplicación en casi todos los tumores, «pero hay algunos donde tiene una aplicación extrema, como es el cáncer de pulmón donde se han encontrado más mutaciones de genes que llevan asociado un tratamiento. Probablemente sea la enfermedad que más se beneficie, aunque también el cáncer de colon y recto tiene un altísimo beneficio».

Disponer de una diana molecular que tiene un tratamiento hace que el pronóstico de los tumores y, por tanto, las expectativas de supervivencia de los pacientes mejore considerablemente. «Un paradigma es el cáncer de ovario con mutaciones de BRCA. A día de hoy, las pacientes con este tipo de cáncer tienen más supervivencia porque disponemos de medicamentos específicos frente a esa alteración, que son los inhibidores de PARP. Y esto ha hecho que se duplique la supervivencia».

«Si en cáncer de ovario, estadios III y IV que es lo normal del diagnóstico, la supervivencia a cinco años sin recaer era del 20% o 25%, ahora hemos conseguido que la mitad de las pacientes a cinco años no recaiga. Aún queda la otra mitad, pero hemos duplicado las que están sin recaída. Es un ejemplo de cómo ha cambiado la historia natural de estos pacientes», concluye González.

DIARIO MEDICO

 

LA INMUNOTERAPIA ES EL CUARTO PILAR EN LAS TERAPIAS DEL CÁNCER

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LA INMUNOTERAPIA ES EL CUARTO PILAR EN LAS TERAPIAS DEL CÁNCER.

Es un placer poder disponer de entrevistas de este tipo.

El Dr James P. Allison, Nobel de Medicina en 2018 y catedrático de Inmunología, es uno de los padres de la inmunoterapia contra el cáncer. No solo sabe muchos de cáncer a nivel practico, sino que el y dos de sus familiares lo han padecido.

Sabe de lo que habla.

Yo me atrevo a copiar su entrevista con mucho entusiasmo también.

En el futuro se combinará la inmunoterapia con vacunas para prevenir el cáncer”

Oncología – El Premio Nobel padre de la inmunoterapia James P. Allison, director ejecutivo de la Plataforma de Inmunoterapia del M. D. Anderson Cancer Center. (Foto: University of Texas MD Anderson Cancer Center) James

James P. Allison P. Allison, director ejecutivo de la Plataforma de Inmunoterapia del M. D. Anderson Cancer Center. (Foto: University of Texas MD Anderson Cancer Center)

Se le considera uno de los padres de la inmunoterapia contra el cáncer.

Le avala el Premio Nobel de Medicina de 2018, obtenido junto al japonés Tasuku Honjo, más de una docena de galardones relevantes y cientos de publicaciones científicas. El estadounidense James Patrick Allison (Texas, 1948) es catedrático de Inmunología y director ejecutivo de la Plataforma de Inmunoterapia del M. D. Anderson Cancer Center, Universidad de Texas.

El cáncer no lo conoce solo por su trabajo: lo ha padecido él mismo, su madre y su hermano. Ha dedicado toda una vida a combatirlo, con su investigación y su empeño en desarmarlo desde dentro, a través del sistema inmune, como si se tratase de una infección. En España, este tesón también fue recompensado, un par de meses antes del Nobel, con el Premio Fronteras del Conocimiento en biomedicina. Con motivo de la celebración del Día Mundial contra el Cáncer, este medio vuelve a entrevistarlo en el tercer aniversario de este reconocimiento.

Pregunta. ¿Qué le diría a un paciente de cáncer en este día tan especial?

Respuesta. Le diría que estamos en un momento en el que sabemos que el diagnóstico del cáncer, incluso en los peores tipos, no es necesariamente una sentencia de muerte. Sabemos que podemos curar ciertos cánceres y se están realizando grandes esfuerzos para ampliarlo a los que aún no responden bien. Si te diagnostican cáncer, no te rindas. Ve a un centro de cáncer, averigua sobre tu caso, interésate por los trabajos recientes en las áreas que son relevantes para cualquier paciente.

Por supuesto, si bien es posible que no haya tratamientos verdaderamente curativos, hay muchas terapias que pueden prolongar la vida, con calidad de vida, hasta que aparezcan esas nuevas curas. Hay mucha ciencia en desarrollo y se está avanzando rápido. Yo diría que es momento para el optimismo. Pero tenemos un largo camino por recorrer, que también requiere trabajar duro y necesita el apoyo del público para lograrlo.

P. ¿Cuáles son sus expectativas a corto, medio o largo plazo en la investigación del cáncer?

R. Con el uso del sistema inmune para atacar el cáncer se han logrado grandes avances en los tratamientos. A corto plazo, combinando distintas técnicas inmunológicas, podremos curar. Y uso esa palabra con cautela. Sé que no es frecuente escuchar la palabra cáncer y curar en la misma frase, pero ahora tenemos una cantidad de pacientes que se curan.

Cuando comenzamos este trabajo, la supervivencia media de los pacientes de melanoma metastásico era de siete meses para el 50% de ellos. La mitad morían en ese periodo. A los cinco años, solo el 3% seguían vivos y no había tratamiento. Era una enfermedad letal. Ahí es donde realmente comenzó la inmunoterapia. Y, con el fármaco que desarrollé [ipilimumab], por el que obtuve el premio de la Fundación BBVA, el 20% de los pacientes seguían vivos 10 años después del tratamiento. En realidad, pasados cuatro años, muy pocas personas morían a causa de su enfermedad. Podían considerarse curados. Para algunos pacientes han pasado 20 años. Cómo pasa el tiempo. Y ahí siguen.

P. Pero no se quedaron ahí. ¿Cómo superaron ese 20% de cura?

R. El 20% no era una cifra muy alta. Desarrollamos un segundo punto de control, de tal forma que, en un ensayo grande de melanoma metastásico, casi el 60% de los pacientes seguían vivos pasados seis años y medio. Esto sugiere que también están curados. Esta enfermedad era fatal antes de que la inmunoterapia apareciera en escena. Ahora, más de la mitad de los pacientes pueden esperar una vida libre de enfermedad, sin tener que preocuparse por la recurrencia. También hay éxito en otros tipos de cáncer, como el cáncer de vejiga, pulmón y riñón. Se han encontrado algo así como 30 cánceres diferentes que ahora responden, aunque con tasas de supervivencia del 30 al 40%.

Nobel a la inmunoterapia en cáncer

El científico tejano del que se burlaban sus colegas

Tratamientos del cáncer más allá de la quimioterapia

Lo que se está haciendo ahora es combinar distintos tratamientos para subir esos porcentajes al 60% o tan alto como podamos conseguir. Para el melanoma se quiere alcanzar el 100%. La buena noticia es que conocemos las reglas básicas. Sabemos que se puede hacer. Solo tenemos que estudiar los cambios que ocurren en los tumores a nivel celular y molecular e identificar firmas que nos dirán lo que necesitamos.

P. ¿El futuro está en esa combinación de tratamientos?

R. Los tres pilares originales de la terapia contra el cáncer son la cirugía, la radiación y la quimioterapia. Deberíamos aceptar la inmunoterapia como la cuarta, porque las otras tres pueden tener un efecto tumoral. A menudo, no son curativas, debido a que se producen mutaciones en el tumor y al hecho de que cuando se acaba la administración de los medicamentos, o cuando se detiene una cirugía, ya no hay más terapia. Pero el sistema inmunológico difiere. Una vez que tu cuerpo genera un tipo de células llamadas células T, los soldados del sistema inmunológico salen y matan a las células cancerosas. Y los tienes para el resto de tu vida.

Sabemos que con cirugía, radiación y quimioterapia, podemos destruir células tumorales, lo que conduce a la preparación de las células T.

Por desgracia, con la radiación y muchas quimioterapias, para eliminar un tumor por completo, se ataca a las células cancerosas, pero las células inmunitarias también mueren.

En cuanto un medicamento se elimina del cuerpo, se acabó el tratamiento. Y si no has eliminado todo el tumor, este puede ganar.

Pero con el sistema inmunológico puedes continuar trabajando durante los años que sean necesarios. Debemos estudiar cómo combinar de manera apropiada las dos formas, las terapias convencionales y la inmunoterapia. Creo que estamos a medio plazo y que iremos más allá en los próximos tres a cinco años, que comenzaremos a ver otro gran avance con tasas de supervivencia aún mayores.

P. Se cumplen tres años de nuestra entrevista anterior, cuando obtuvo el Premio Fronteras del Conocimiento de biomedicina y luego el Premio Nobel de fisiología o medicina. ¿Cómo ha avanzado su investigación desde entonces?

R. Todavía estamos haciendo pequeños descubrimientos. En nuestro laboratorio, con la oncóloga e inmunóloga Padmanee Sharma, quien dirige la mayor parte, de este trabajo, tratamos a los pacientes con nuevos agentes y luego obtenemos biopsias del tumor que estudiamos en profundidad. Así vemos nuevos tratamientos; nuevas combinaciones y qué efectos van teniendo; si se obtienen células T; si hay más células importantes, como macrófagos y células mieloides; cuáles combaten los tumores o cuáles los ayudan y mantienen. Necesitamos saber qué está pasando y si, cuando aplicas un medicamento, aumentas las células buenas o las malas. Con esto esperamos acelerar el progreso.

Son ensayos clínicos muy pequeños, con unas 10-12 personas, pero nos dan una idea bastante buena de la efectividad de un fármaco, mientras vamos hacia un ensayo más grande. Así vemos si funcionan distintas combinaciones de estas terapias muy rápidamente. Tenemos en curso o planeado hacerlo en cáncer de próstata, riñón y vejiga.

Hay dos tipos de cáncer que realmente aún no han respondido en absoluto:

EL GLIOBLASTOMA (CÁNCER CEREBRAL) Y EL CÁNCER DE PÁNCREAS.

Son cánceres muy letales. Queremos tratarlos para ver si funciona con pequeños ensayos en los que observamos lo que sucede en el tumor. Como decimos en béisbol, si vas a por una carrera igual consigues un sencillo. Y nuestro juego es en términos de una mayor supervivencia.

P. ¿Qué supuso el Nobel para la inmunoterapia?

R. Una de las cosas que hizo el Premio Nobel fue legitimar la inmunoterapia como una forma de tratar el cáncer. Antes había mucho escepticismo, a pesar de que hay datos que demuestran que puede ser útil en algunos tipos de cáncer. Incluso después del Premio Nobel, todavía algunos decían: qué terapia tan bonita. Pero tú sabes que funciona y que es el cuarto pilar en las terapias del cáncer. Y funciona por sí misma. Esto atrajo a la gente. Antes habría cientos de personas trabajando en ello. Ahora hay decenas de miles de personas en laboratorios académicos y en empresas. Soy optimista, porque ahora hay mucho entusiasmo e interés en este campo.

P. Con la pandemia hemos visto lo complejo que es el sistema inmune y cómo coevoluciona con el virus, al infectarnos o al contraatacarlo con una vacuna. ¿Ocurre también esto en el cáncer?

R. Sí. En la Universidad de Washington (EEUU) hay científicos trabajando en ello,  como Bob Schreiber, que ha realizado estudios muy elegantes, durante más de diez años sobre la evolución de los tumores que están bajo el ataque del sistema inmunológico.

Ha demostrado que, cuando las células T comienzan a atacar un tumor, éste tiende a deshacerse de la molécula que las células T estaban atacando. Y lo hacen eliminando el gen o mutándolo para que las células T no puedan reconocerlo.

Esto es exactamente lo que sucede en las variantes del covid.

El virus, en este caso, no pierde la molécula porque no puede pensar. Los anticuerpos atacan la proteína de la espícula, que es la que usa para unirse a las células que infecta. Pero hay mutaciones que pueden hacer que los anticuerpos ya no se unan a esta proteína y así evadir las vacunas. Hasta ahora, realmente no ha escapado ninguna variante. Pero las vacunas son menos efectivas. Es decir, mientras que antes las vacunas eran totalmente preventivas a la infección, con las nuevas variantes, enfermas. No mucho, porque todavía funcionan.

P. ¿Qué opina de las nuevas vacunas de ARN mensajero?

R. Son una demostración magnífica del poder de la ciencia básica para tratar un problema clínico importante.

Las vacunas en el pasado han consistido en virus inactivados, como la del poliovirus, que era un virus atenuado. Se inyecta todo el virus y para hacerlo crecer se incluyen contaminantes.

Pero esta nueva vacuna contiene solo la pieza de ARN que codifica para la molécula que quieres obtener anticuerpos. Es una pieza limpia de ARN sintetizada químicamente.

Se introduce en una burbuja de fosfolípidos, que es básicamente una burbuja de seda.

Se inyecta el ARN, el propio cuerpo produce la proteína del virus durante un tiempo y luego el sistema inmunológico produce anticuerpos contra ella.

Con toda la controversia sobre los contaminantes, lo que tenemos ahora es el virus más limpio que se haya usado en la historia de la humanidad. Es asombroso.

P. ¿Puede aprovecharse esta tecnología de ARN para diseñar vacunas contra el cáncer?

R. Antes de la pandemia ya se trabajaba en este tipo de vacunas y en otras usando péptidos que hacen lo mismo, excepto que inmunizas con una proteína.

Toda la atención se ha centrado en la covid, pero se volverán a investigar las vacunas contra el cáncer.

Para algunos cánceres, se pueden hacer vacunas terapéuticas, no necesariamente preventivas, porque no sabemos cómo será la respuesta.

Para el melanoma y algunas otras vacunas contra el cáncer hay grandes objetivos.

Estas vacunas se pueden combinar con otras terapias que están ahora en la clínica para que la cura sea mejor.

En algunos tipos de cáncer, como los cánceres familiares con una tendencia genética, espero (aún no hay datos reales) que funcionen las vacunas preventivas para ciertas mutaciones, como el síndrome de Lynch, que provoca cáncer de intestino.

Este es el camino hacia el futuro, la visión a más de diez años. A largo plazo, se quiere combinar la inmunoterapia con vacunas para prevenir el cáncer. Creo que esto se conseguirá. Pero, de momento, se apunta hacia las vacunas terapéuticas. Fotos: La ceremonia de los Premios Nobel 2018, en imágenes | Internacional | EL PAÍS

James P. Allison (7 de agosto de 1948) es un inmunólogo estadounidense. Ocupa la cátedra de Inmunología y es el director ejecutivo de la plataforma de inmunoterapia en el M. D. Anderson Cancer Center. Sus descubrimientos se orientan hacia nuevos tratamientos para los tipos de cáncer más letales en humanos. Dirige el consejo científico asesor del Cancer Research Institute (CRI). Sus investigaciones se centran en los mecanismos de desarrollo y activación de las células T, el desarrollo de estrategias novedosas de inmunoterapia ante tumores, y es reconocido como la primera persona en aislar el complejo proteico receptor de antígeno de los Linfocitos T.1​ En 2017, fue galardonado con el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Biomedicina. En 2018, ganó el Premio Nobel de Fisiología o Medicina junto con Tasuku Honjo.2

Referencias[editar]

 «James Allison»Cancer Research Institute. Cancer Research Institute. Consultado el 4 de agosto de 2016.

 Devlin, Hannah (1 de octubre de 2018). «James P Allison and Tasuku Honjo win Nobel prize for medicine»The Guardian. Consultado el 1 de octubre de 2018.

Mar de Miguel. Madrid

Jue, 03/02/2022 – 17:45

 

MEDICAMENTOS DE ANTICUERPO MONOCLONAL PARA EL CÁNCER: CÓMO FUNCIONAN

M

Escrito por el personal de Mayo ClinicAnticuerpo Monoclonal Fotos e Imágenes de stock - Alamy

Sorprende un poco que algo tan novedoso y complejo como un anticuerpo monoclonal se escriba para el gran público y me impresiona más que lo haga la Clínica Mayo,

Está claro que todo el mundo tiene que saber de qué se tratan los productos contra su enfermedad pero a los profesionales que no tocamos el tema, que nos dedicamos aplicar la medicina nos cuesta mucho trabajo entender esta maravilla de medicación, me imagino que a los ajenos a la profesión le costará mucho mas.

No obstante esta medicación me parece una maravilla y seguro qué va a hacer muy útil en el tratamiento de muchos procesos.

Es algo así como el organismo fabrica su propia vacuna con la ayuda de la bioquímica

Medicamentos de anticuerpo monoclonal para el cáncer: cómo funcionan

Si te planteas recibir terapia de anticuerpos monoclonales como parte de tu tratamiento oncológico, infórmate sobre estos medicamentos y evalúa cuidadosamente los beneficios en relación con los posibles riesgos.

Los medicamentos con anticuerpos monoclonales son tratamientos que utilizan el sistema inmunitario del cuerpo, que se encarga de combatir gérmenes y de luchar contra las enfermedades, incluido el cáncer.

Si el proveedor de atención médica te recomienda un medicamento con anticuerpos monoclonales como parte del tratamiento para el cáncer, infórmate sobre lo que puedes esperar de este. Infórmate lo suficiente sobre los medicamentos con anticuerpos monoclonales para que te sientas cómodo al hacer preguntas y al tomar decisiones sobre el tratamiento. Habla con el proveedor de atención médica para decidir si un tratamiento con anticuerpos monoclonales puede ser adecuado para ti.

¿De qué manera el sistema inmunitario combate el cáncer?

El sistema inmunitario está compuesto por un equipo complejo de jugadores que detectan y destruyen los agentes que causan enfermedades, como las bacterias y los virus. De manera similar, puede que el sistema elimine las células dañadas, como las cancerosas.

Una manera que tiene el sistema inmunitario de encontrar y destruir a los invasores es con los anticuerpos. Un anticuerpo se une a una molécula específica (antígeno) en la superficie de la célula objetivo, como una célula cancerosa. Cuando un anticuerpo se une a la célula, actúa como alerta para atraer moléculas que luchan contra las enfermedades o como un desencadenante para promover la destrucción celular a través de otros procesos del sistema inmunitario.

Por lo general, las células cancerosas logran evitar que el sistema inmunitario las detecte. Puede que las células cancerosas se enmascaren para poder ocultarse o liberen señales para bloquear el funcionamiento correcto de las células del sistema inmunitario.

¿Qué es un anticuerpo monoclonal?

Los anticuerpos monoclonales son moléculas producidas en laboratorio diseñadas para servir como anticuerpos sustitutos que pueden restablecer, mejorar, modificar o imitar el ataque del sistema inmunitario a las células no deseadas, como las células cancerosas.

¿Cómo funcionan los medicamentos con anticuerpos monoclonales?

Los anticuerpos monoclonales están diseñados para funcionar de diferentes maneras. De hecho, un medicamento específico puede funcionar de más de un modo. Entre los ejemplos, se incluyen los siguientes:

Detectar las células cancerosas. Algunas células del sistema inmunitario dependen de anticuerpos para localizar el blanco de un ataque. Las células cancerosas que están recubiertas con anticuerpos monoclonales pueden ser más fáciles de detectar y de atacar para destruirlas.

Desencadenar la destrucción de las membranas de las células. Algunos anticuerpos monoclonales pueden causar una respuesta del sistema inmunitario que puede destruir la pared exterior (membrana) de una célula cancerosa.

Bloquear el crecimiento celular. Algunos anticuerpos monoclonales bloquean la conexión entre una célula cancerosa y las proteínas que fomentan el crecimiento celular, una actividad que es necesaria para el crecimiento y la supervivencia del cáncer.

Prevenir el crecimiento de vasos sanguíneos. Para que un tumor canceroso crezca y sobreviva, necesita un suministro de sangre. Algunos medicamentos con anticuerpos monoclonales bloquean las interacciones entre las proteínas y las células que son necesarias para la formación de nuevos vasos sanguíneos.

Bloquear los inhibidores del sistema inmunitario. El cuerpo crea proteínas que controlan la actividad de las células del sistema inmunitario para evitar que este se vuelva hiperactivo. Los anticuerpos monoclonales pueden interferir en ese proceso para que las células del sistema inmunitario puedan realizar su función sin restricciones contra las células cancerosas.

Atacar directamente las células cancerosas. Ciertos anticuerpos monoclonales pueden atacar la célula de forma más directa. Cuando algunos de estos anticuerpos se unen a una célula, una serie de eventos que se producen dentro de la célula pueden hacer que se autodestruya.

Administrar el tratamiento con radiación. Debido a la capacidad de un anticuerpo monoclonal de conectarse con una célula cancerosa, el anticuerpo puede estar diseñado como medio de administración de otros tratamientos. Cuando un anticuerpo monoclonal se une a una pequeña partícula radioactiva, esta trasporta el tratamiento con radiación directamente a las células cancerosas y puede minimizar el efecto de la radiación en las células sanas.

Administrar la quimioterapia. De manera similar, algunos anticuerpos monoclonales se unen a un medicamento quimioterapéutico para administrar el tratamiento directamente a las células cancerosas y excluir las células sanas.

Unirse a las células cancerosas e inmunitarias. Algunos medicamentos combinan dos anticuerpos monoclonales, uno que se une a una célula cancerosa y otro que se une a una célula específica del sistema inmunitario. Esta conexión puede fomentar los ataques del sistema inmunitario a las células cancerosas.

¿Cómo se utilizan los medicamentos de anticuerpos monoclonales en el tratamiento oncológico?

Se han aprobado muchos anticuerpos monoclonales para el tratamiento de diversos tipos de cáncer. En los ensayos clínicos se estudian medicamentos recientes y nuevos usos de los anticuerpos monoclonales existentes.

Los anticuerpos monoclonales se administran a través de una vena (por vía intravenosa). La frecuencia del tratamiento con anticuerpos monoclonales depende del tipo de cáncer y del medicamento que recibas. Algunos medicamentos con anticuerpos monoclonales pueden utilizarse en combinación con otros tratamientos, como la quimioterapia o la terapia hormonal.

Algunos anticuerpos monoclonales forman parte de los planes de tratamiento estándar, otros aún son experimentales y se utilizan cuando los demás tratamientos no dieron resultados.

¿Qué tipos de efectos secundarios causan los medicamentos de anticuerpos monoclonales?

El tratamiento con anticuerpos monoclonales para el cáncer puede provocar efectos secundarios, algunos de los cuales pueden ser muy graves, aunque son poco frecuentes. Habla con tu proveedor de atención médica sobre los efectos secundarios asociados con el medicamento en particular que recibes. Compara los posibles efectos secundarios con los beneficios esperados para determinar si es el tratamiento adecuado para ti.

Efectos secundarios comunes

En general, los efectos secundarios más comunes provocados por los medicamentos con anticuerpos monoclonales incluyen los siguientes:

Reacciones alérgicas, como urticaria o comezón

Signos y síntomas similares a los de la gripe, incluidos escalofríos, fatiga, fiebre y dolores musculares

Náuseas y vómitos

Diarrea

Sarpullidos

Presión arterial baja

Efectos secundarios graves

Los efectos secundarios graves, aunque poco frecuentes, del tratamiento con anticuerpos monoclonales pueden incluir los siguientes:

Reacciones a la infusión. Pueden producirse reacciones graves similares a las de una alergia y, en muy raras ocasiones, provocar la muerte. Es posible que recibas un medicamento para evitar una reacción alérgica antes de comenzar el tratamiento con anticuerpos monoclonales. Las reacciones a la infusión suelen producirse mientras se administra el tratamiento o poco después, por lo que el equipo de atención médica te controlará atentamente para detectar una reacción. Quizás debas permanecer en el centro de tratamiento durante unas horas para realizar un control.

Problemas cardíacos. Ciertos anticuerpos monoclonales aumentan el riesgo de presentar presión arterial alta, insuficiencia cardíaca congestiva y ataques cardíacos.

Problemas pulmonares. Algunos anticuerpos monoclonales se asocian con un mayor riesgo de sufrir una enfermedad pulmonar inflamatoria.

Problemas de la piel. Las llagas y sarpullidos en la piel pueden provocar infecciones graves en algunos casos. Además, pueden producirse llagas graves en el tejido que recubre las mejillas y las encías (mucosa).

Sangrado. Algunos medicamentos con anticuerpos monoclonales implican un riesgo de sufrir sangrado interno.

¿Qué debes tener en cuenta cuando optes por un tratamiento con medicamentos de anticuerpos monoclonales?

Habla sobre las opciones de tratamiento oncológico con tu proveedor de atención médica. Juntos pueden analizar los beneficios y los riesgos de cada tratamiento y decidir si un tratamiento con anticuerpos monoclonales es adecuado para ti.

Entre las preguntas para hacerle al equipo de atención médica, se incluyen las siguientes:

¿Han analizado mis células cancerosas para determinar si un tratamiento con anticuerpos monoclonales podría resultar beneficioso? El análisis de las células cancerosas suele indicar si los tratamientos con anticuerpos monoclonales pueden ayudar a combatir un cáncer específico.

¿El medicamento con anticuerpos monoclonales ha demostrado tener algún beneficio evidente? Pregunta sobre la evidencia de los efectos del tratamiento según los estudios. ¿Disminuyó la velocidad de expansión del cáncer? ¿Redujo el cáncer? ¿Se trata de un tratamiento inicial o de un tratamiento que se prueba cuando los demás no funcionan?

¿Cuáles son los posibles efectos secundarios del tratamiento con anticuerpos monoclonales? Junto con tu proveedor, puedes determinar si los efectos secundarios que podría tener el tratamiento se compensan con los posibles beneficios.

¿Los beneficios potenciales superan a los riesgos? Considera la posibilidad de preguntar qué podría ocurrir si decides no someterte al tratamiento con anticuerpos monoclonales.

¿Cuánto costará el tratamiento con anticuerpos monoclonales? Los tratamientos con anticuerpos monoclonales pueden ser muy costosos.

¿Hay tratamientos con anticuerpos monoclonales en algún ensayo clínico? Los ensayos clínicos, que son estudios de tratamientos recientes y maneras nuevas de usar los tratamientos existentes, pueden estar a tu disposición. Un ensayo clínico puede darte la oportunidad de probar nuevos medicamentos con anticuerpos monoclonales. Pregunta si hay algún ensayo clínico disponible para ti.

 

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Yo creo que después de esto, el enfermo no tiene que ir a ningún medico. Solo mandar su sangre a la Clinica Mayo

 

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