El blog del Dr. Enrique Rubio

Categoría: INFECCIONES E INFLAMACION (Página 5 de 10)

EL COVID PROLONGADO

EL COVID PROLONGADO

Esto dos artículos, se refieren a la persistencia del Covid como enfermedad crónica

LA   dificultad de estos estudios, nunca dan clara idea de como actuar. Esta hechos en Dinamarca 2020 y publicados en  The LANCET  .

El concepto del llamado COVID prolongado ha ganado prominencia en los últimos meses, y algunos pacientes informaron manifestaciones neurológicas persistentes , desde síntomas más leves como dolores de cabeza, hiposmia, hipogeusia y fatiga hasta afecciones más graves que incluyen trastornos del sueño, dolor, deterioro cognitivo y (en casos muy raros) Síndrome de Guillain-Barré

El SARS-CoV-2, la causa de la epidemia de COVID-19, ha provocado más de 117 millones de casos y más de 2 · 6 millones de muertes en todo el mundo al 7 de marzo de 2021, según las estimaciones de la OMS . 

La presencia o ausencia de inmunidad protectora después de la infección o la vacunación contra el SARS-CoV-2 afectará la transmisión del virus y la gravedad de la enfermedad.

Se cree que la ausencia de inmunidad preexistente al SARS-CoV-2 es responsable de la rápida propagación del virus a nivel mundial y de la pandemia continua. Por lo tanto, es esencial comprender mejor el grado de protección contra la reinfección con SARS-CoV-2 para perfeccionar las estrategias de intervención adecuadas.

Se sabe poco sobre la protección contra las infecciones repetidas por SARS-CoV-2, pero dos estudios en el Reino Unido han encontrado que la inmunidad podría durar al menos 5-6 meses después de la infección.

Estos datos sugieren que la reinfección por SARS-CoV-2 es poco común y ocurre en menos del 1% de las personas que previamente dieron positivo por SARS-CoV-2. Estos hallazgos son consistentes con varios estudios de casos únicos o pequeños, con solo hasta seis pacientes, realizados en los EE. UU., China, Corea del Sur e India, que encontraron que la reinfección ocurre dentro de los 26 a 142 días después de la primera infección, respaldada por factores genéticos. pruebas y resultados negativos de la prueba de PCR entre las dos infecciones.

 Los virus estrechamente relacionados SARS-CoV y MERS-CoV indujeron una inmunidad que por lo general duraba de 2 a 3 años después de la infección.

No está bien descrito el grado en que la infección por SARS-CoV-2 confiere protección frente a una reinfección posterior. En 2020, como parte de la amplia y gratuita estrategia de pruebas de PCR de Dinamarca, aproximadamente 4 millones de personas (69% de la población) se sometieron a 10 · 6 millones de pruebas. Utilizando estos datos nacionales de pruebas de PCR de 2020, estimamos la protección frente a la infección repetida con SARS-CoV-2.

Métodos

En este estudio observacional a nivel de población, recopilamos datos a nivel individual sobre pacientes que habían sido evaluados en Dinamarca en 2020 de la base de datos de microbiología danesa y analizamos las tasas de infección durante la segunda oleada de la epidemia de COVID-19, del 1 de septiembre al 31 de diciembre. , 2020, mediante la comparación de las tasas de infección entre personas con pruebas de PCR positivas y negativas durante el primer aumento (marzo a mayo de 2020). Para el análisis principal, excluimos a las personas que dieron positivo por primera vez entre las dos oleadas y las que murieron antes de la segunda. Hicimos un análisis de cohorte alternativo, en el que comparamos las tasas de infección durante todo el año entre aquellos con y sin una infección previa confirmada al menos 3 meses antes, independientemente de la fecha. También investigamos si se encontraron diferencias por grupo de edad, sexo, y tiempo desde la infección en el análisis de cohorte alternativo. Calculamos los cocientes de tasas (RR) ajustados por posibles factores de confusión y la protección estimada contra la infección repetida como 1 – RR.

Recomendaciones

Durante el primer aumento (es decir, antes de junio de 2020), se realizaron las pruebas a 533381 personas, de las cuales 11 727 (2 · 20%) resultaron positivas para la PCR y 525 339 fueron elegibles para seguimiento en el segundo aumento, de las cuales 11 068 (2 · 11%) dieron positivo durante el primer aumento. Entre los individuos elegibles con PCR-positivo del primer aumento de la epidemia, 72 (0 · 65% [IC 95% 0 · 51–0 · 82]) dieron positivo nuevamente durante el segundo aumento en comparación con 16 819 (3 ​​· 27% [ 3 · 22-3 · 32]) de 514 271 que dieron negativo durante la primera oleada (RR ajustado 0 · 195 [95% CI 0 · 155–0 · 246]). La protección contra la repetición de la infección fue del 80,5% (IC del 95%: 75,4-84,5). El análisis de cohorte alternativo proporcionó estimaciones similares (RR ajustado 0 · 212 [0 · 179–0 · 251], protección estimada 78 · 8% [74 · 9–82 · 1]). En el análisis de cohortes alternativo, entre los mayores de 65 años, la protección observada contra la repetición de la infección fue del 47,1% (IC del 95%: 24,7-62,8). No encontramos diferencias en la protección estimada contra la infección repetida por sexo (hombres 78,4% [72,1–83,2]vs mujeres 79 · 1% [73 · 9-83 · 3]) o evidencia de disminución de la protección con el tiempo (3-6 meses de seguimiento 79 · 3% [74 · 4-83 · 3] vs ≥7 meses de seguimiento 77 · 7% [70 · 9–82 · 9]).

Interpretación

Nuestros hallazgos podrían informar las decisiones sobre qué grupos deben vacunarse y abogar por la vacunación de personas previamente infectadas porque no se puede confiar en la protección natural, especialmente entre las personas mayores.

Investigación en contexto

Evidencia antes de este estudio

Buscamos publicaciones en PubMed y en los servidores de preimpresión bioRxiv y medRxiv entre el 1 de septiembre de 2019 y el 14 de febrero de 2021, sin restricciones de idioma, utilizando los términos («SARS-CoV-2» O «COVID-19» O «COVID» O “Coronavirus”) Y “reinfección” E “inmunidad”. Para los artículos preimpresos, incluimos el término de búsqueda «humano» y encontramos 695 artículos, de los cuales 192 se publicaron en el servidor bioRxiv y 503 en el medRxivservidor. En PubMed, encontramos 112 publicaciones revisadas por pares y, después de filtrar por estudios en humanos, identificamos 48 artículos. La mayoría de estos artículos revisados ​​por pares informan que la reinfección con SARS-CoV-2 es un evento raro que ocurre en menos del 1% de los casos de COVID-19. A continuación, repetimos nuestra búsqueda en PubMed y cambiamos el término de búsqueda «reinfección» por «seroprevalencia» para evaluar la inmunidad al SARS-CoV-2 en la población en un momento dado. Identificamos 47 estudios que informaron una seroprevalencia de SARS-CoV-2 basada en respuestas de anticuerpos séricos de 0 · 37–22 · 1%, destacando la ausencia o el bajo nivel de inmunidad en la población en general. Al observar la inmunidad natural, identificamos tres estudios de cohorte: un artículo revisado por pares sobre reinfecciones en residentes de dos hogares de ancianos y dos artículos preimpresos,

Valor agregado de este estudio

Mediante el análisis de los datos de vigilancia a nivel de población danesa con más de 10 millones de resultados de pruebas de PCR identificables por personas en 2020, estimamos que la inmunidad protectora es aproximadamente del 80% al 83% en personas menores de 65 años. No encontramos diferencias en la inmunidad durante el período de estudio. Entre las personas de 65 años o más, se estimó que la inmunidad era aproximadamente del 47%.

Implicaciones de toda la evidencia disponible

La infección natural con SARS-CoV-2 condujo a una protección observada contra la reinfección estimada en aproximadamente 80% después de 6 meses. Sin embargo, la baja inmunidad natural observada en personas de 65 años o más subraya la necesidad de vacunar a las personas previamente infectadas, en particular en este grupo de edad.

Dinamarca registró su primer caso positivo de SARS-CoV-2 el 27 de febrero de 2020.

Al igual que en otros países europeos, la epidemia se caracterizó por dos oleadas de infecciones en 2020, una en primavera (marzo-mayo) y otra en otoño-invierno (septiembre-diciembre). Dinamarca ha estado realizando pruebas de alta intensidad para la infección por SARS-CoV-2 entre sus 5,8 millones de residentes, con inversiones en instalaciones de prueba realizadas con el objetivo más amplio de mantener la sociedad abierta siempre que sea posible. Además de las pruebas de PCR realizadas en personas sintomáticas por derivación dentro del sistema nacional de atención de la salud, un sistema de pruebas nacional paralelo, dirigido principalmente a personas no sintomáticas, estuvo ampliamente disponible a partir de mayo de 2020, conocido como TestCenter Dinamarca. Como parte de este sistema de prueba paralelo, las estaciones de prueba a nivel nacional ofrecieron pruebas de PCR gratuitas a todos los residentes mayores de 18 años, y la posterior expansión para todos los mayores de 2 años en septiembre de 2020. La cantidad de estaciones de prueba ha aumentado gradualmente durante 2020, y al 31 de diciembre de 2020, se habían realizado más de 10 millones de pruebas de PCR en Dinamarca en 3 · 96 millones de personas en total. Todas las pruebas son identificables inequívocamente a las personas, lo que permite identificar a las personas con más de una prueba positiva a escala nacional. El objetivo de nuestro estudio fue estimar la protección contra infecciones repetidas medida por PCR positiva de SARS-CoV-2, incluyendo si la protección estimada resultante de una primera infección difería por grupo de edad, sexo o período de tiempo desde la infección.

Métodos

 Diseño de estudios, recopilación de datos y sistema de vigilancia.

En este estudio observacional a nivel de población, recopilamos datos a nivel individual de la base de datos de microbiología danesa (MiBa) para todas las personas que se sometieron a una prueba de PCR para SARS-CoV-2 entre el 26 de febrero y el 31 de diciembre de 2020. Registros electrónicos de reservas Los resultados se capturan en el MiBa en un formato identificable por personas y se enriquecen con datos (incluida la edad, el sexo y el estado vital) del sistema de registro civil y otros registros del sistema de vigilancia nacional automatizado.

 El sistema de vigilancia está alojado y mantenido por Statens Serum Institut (SSI; Copenhague, Dinamarca), el Instituto Nacional Danés para el Control y la Prevención de Enfermedades Infecciosas.

En cada sitio de pruebas de PCR que forma parte de TestCenter Denmark, los hisopos de garganta se recolectan y transportan a instalaciones centrales de laboratorio de alto rendimiento (uno en el campus de SSI o uno que abrió el 7 de diciembre de 2020, en Aarhus, Dinamarca) y analizados por PCR. Las citas para las pruebas de PCR se reservan electrónicamente o por teléfono, y los resultados de las pruebas generalmente están disponibles en 48 h (positivos, negativos o no concluyentes) y se comunican al paciente en línea a través de registros médicos electrónicos personales (y su médico de atención primaria). Para aquellos que fueron evaluados por derivación como parte del sistema nacional de pruebas de atención médica, los pacientes asistieron a hospitales o centros de atención primaria y se tomaron muestras de garganta para realizar pruebas de PCR y se transportaron a uno de los diez principales laboratorios clínicos, públicos y microbiológicos. Dependiendo de si los pacientes fueron evaluados como parte del sistema nacional de atención médica o TestCenter Denmark, se utilizaron diferentes plataformas de PCR. Los laboratorios de microbiología clínica aplicaron una variedad de plataformas comerciales con la marca CE o ensayos internos cuya calidad se controló de acuerdo con los estándares de diagnóstico de microbiología clínica. El laboratorio TestCenter Denmark aplicó un ensayo de RT-PCR con el gen E en SARS-CoV-2 como objetivo.

En diciembre de 2020, las pruebas rápidas de antígenos también estuvieron disponibles gratuitamente en estaciones de prueba públicas dedicadas separadas (las pruebas de antígenos comerciales estaban disponibles para su compra antes de esta fecha); estas pruebas no fueron capturadas por la vigilancia y no se incluyen en este análisis. Los análisis que presentamos en este artículo se basan en datos extraídos del sistema de vigilancia nacional y cubren todas las pruebas de PCR, tanto las realizadas dentro del sistema nacional de atención médica como en TestCenter Dinamarca.

Nuestros análisis se basan en datos de vigilancia de COVID-19 nacionales daneses existentes y no requirieron aprobación ética. Una copia del protocolo está disponible en línea .

 Análisis de infecciones y reinfecciones durante la segunda oleada

Para su inclusión en este análisis, seleccionamos a todas las personas del país con una prueba de PCR positiva o negativa desde el primer brote de la epidemia, es decir, antes del 1 de junio de 2020 (se eliminaron todos los resultados de las pruebas no concluyentes [aproximadamente el 1% de todas las pruebas] del conjunto de datos antes del análisis). Luego, hicimos un seguimiento de esta cohorte durante el segundo aumento de la epidemia, del 1 de septiembre al 31 de diciembre de 2020, para ver quién contrajo una infección por SARS-CoV-2 (confirmada por PCR) durante este período. Las tasas de infección durante la segunda oleada se compararon con aquellas con una prueba positiva o negativa desde la primera oleada. Las personas que dieron positivo por primera vez durante el período del 1 de junio al 31 de agosto (es decir, entre el final del primer aumento y el comienzo del segundo aumento) fueron excluidas del análisis, al igual que las personas que murieron por cualquier causa antes de septiembre. 1 de enero de 2020.

Calculamos la tasa de infección como el número de personas con pruebas de PCR positivas durante el segundo aumento dividido por el número acumulado de días-persona en riesgo. Calculamos el número de días en riesgo para cada individuo de la muestra como el número de días desde el 1 de septiembre de 2020 hasta la primera prueba positiva, o el 31 de diciembre de 2020, lo que ocurra primero. Censuramos el tiempo de seguimiento en caso de fallecimiento. Este mecanismo de censura no informativo esencialmente asumió que se habría observado una tasa de infección similar entre los que murieron si hubieran sobrevivido, como se observó entre los sobrevivientes con el mismo estado de exposición (ya sea previamente infectados o no). Calculamos la razón de tasas ajustada (RR) y el IC del 95% correspondiente mediante regresión de Poisson, ajustada por sexo, grupo de edad (0-5, 6-14, 15-24, 25-34, 35-44, 45-54, 55 –64, 65–74, 75–84, y ≥85 años) y la frecuencia de la prueba (número de pruebas de PCR realizadas a cada persona en 2020 clasificadas como 1–2, 3–5, 6–10 y ≥11 pruebas) para controlar posibles factores de confusión. La protección contra infecciones repetidas se calculó como RR ajustado a 1, análogo al método para estimar la efectividad de la vacuna a partir de datos de observación.

Debido a que las personas eran propensas a realizarse más pruebas si pensaban que podrían tener un mayor riesgo de infección, existía la posibilidad de sesgo en el análisis principal, especialmente si los patrones de prueba diferían entre aquellos con y sin una prueba positiva previa. Por este motivo, realizamos un análisis de sensibilidad en el que repetimos el análisis principal en un subgrupo de personas (enfermeras, médicos, trabajadores sociales y auxiliares de salud) que fueron evaluados de forma frecuente y rutinaria como parte de su profesión (detalles sobre profesiones se obtuvieron mediante la vinculación con el registro de autorizaciones sanitarias de la Autoridad Danesa de Seguridad del Paciente).

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Para determinar en qué medida nuestros hallazgos dependían de la brecha entre la primera y la segunda oleada (es decir, el tiempo mínimo permitido entre pruebas positivas repetidas para que un individuo sea categorizado como reinfectado), hicimos dos análisis de sensibilidad adicionales, uno en en el que el segundo aumento comenzó el 1 de agosto de 2020 (es decir, 2 meses después del final del primer aumento), y uno en el que comenzó el 1 de octubre de 2020 (es decir, 4 meses después del final del primer aumento). El período para el primer aumento se mantuvo sin cambios.

 Análisis de cohortes alternativo

Utilizando un enfoque de análisis alternativo, hicimos un uso completo de los datos disponibles para investigar las tasas de reinfección a lo largo de la epidemia, no solo durante la segunda oleada. Se realizó un seguimiento de cada individuo con un resultado de la prueba de PCR desde el momento de su primera prueba, independientemente de la fecha y si tenían un resultado positivo o negativo, hasta el 31 de diciembre de 2020, o una nueva prueba positiva al menos 90 días después. Si la prueba inicial fue negativa, una prueba positiva posterior dentro de los 90 días cambió el estado de un individuo de no infectado a infectado previamente. Comparamos la tasa de infección observada durante el seguimiento cuando las personas no estaban infectadas con la tasa observada durante el seguimiento de las personas que ya estaban infectadas. Aquellos que dieron positivo durante el seguimiento por primera vez (es decir, que inicialmente habían aportado tiempo como individuo no infectado) permanecieron en seguimiento pero, desde la fecha de su primera infección, aportaron tiempo como individuo previamente infectado. Estimamos el RR ajustado utilizando los mismos métodos que para el análisis principal, excepto que el modelo se ajustó adicionalmente para el mes de inicio del seguimiento (mediante la inclusión de variables indicadoras) para minimizar los factores de confusión debidos a variaciones en la tasa de infección subyacente a lo largo del tiempo.

 Variaciones por edad, sexo y tiempo desde la primera infección

Para evaluar si el nivel de protección conferido por una infección previa difería según el sexo o la edad, ampliamos el análisis de cohortes alternativo para incluir términos de interacción con el sexo y el grupo de edad (restringido a cuatro grupos de edad [0-34, 35-49, 50-64 , ≥65 años] para evitar estratos con pocos eventos). Esta expansión nos permitió calcular una estimación del efecto protector por separado para cada grupo de edad y por sexo, y probar la evidencia de la modificación del efecto utilizando una prueba de razón de verosimilitud. Usamos un enfoque similar para comparar el nivel de protección contra infecciones repetidas medido por una prueba de PCR positiva antes y después de los primeros 6 meses de seguimiento. Hicimos este análisis dividiendo el tiempo en riesgo en dos períodos para aquellos con más de 180 días de seguimiento (individuos con < 181 días de seguimiento aportados con un único período no superior a 6 meses), el primero de 0 a 180 días, y el segundo desde el día 181 hasta el final del seguimiento, ya sea por resultado positivo de la prueba, fallecimiento o fin del estudio. Incluimos un término de interacción con el período en el modelo para permitir una evaluación separada de la protección contra infecciones repetidas, medida por la positividad de la PCR para los dos períodos. También trazamos una curva de Kaplan-Meier de tiempo hasta la infección durante el seguimiento.

Informamos proporciones calculadas utilizando IC del 95% exactos (Clopper-Pearson). Hicimos todos los análisis usando SAS versión 9.4 y generamos gráficos usando Graphpad Prism (versión 8.3.0).

Resultados

La capacidad para realizar pruebas de PCR para el SARS-CoV-2 en Dinamarca aumentó rápidamente durante 2020, desde las primeras pruebas en febrero hasta el final del año, cuando aproximadamente el 10% de la población se evaluó cada semana en promedio. Durante la primera oleada de la epidemia (es decir, antes de junio), se hicieron pruebas a 533 381 personas, de las cuales 11 727 (2 · 20%) resultaron positivas a la PCR. Durante el segundo aumento (del 1 de septiembre al 31 de diciembre de 2020), se hicieron pruebas a 3 · 48 millones de personas, de las cuales 150 159 (4 · 32%) dieron positivo ( figura 1 ). Para el 31 de diciembre de 2020, 3 · 96 millones de personas, más de dos tercios de la población de 5 · 8 millones de personas, se habían hecho la prueba al menos una vez, de los cuales 2 · 55 millones (64 · 4%) se habían hecho más de una vez ( figura 2 ; apéndice p 6 ).

Después de excluir a 610 personas que dieron positivo por primera vez entre la primera y la segunda oleada de la epidemia, y otras 7432 que murieron (por cualquier causa) antes de la segunda oleada (de las cuales 659 dieron positivo por SARS-CoV-2 durante el primer aumento; apéndice p 2 ), 525 339 de los que fueron evaluados durante el primer aumento de la epidemia permanecieron en seguimiento durante el segundo aumento. En esta población, 11 068 (2 · 11%) individuos dieron positivo durante el primer aumento, de los cuales 72 (0 · 65% [IC 95% 0 · 51–0 · 82]) dieron positivo nuevamente durante el segundo aumento en comparación con 16 819 (3 ​​· 27% [95% CI 3 · 22–3 · 32]) de 514 271 personas que dieron negativo durante el primer aumento.

La tasa diaria de infección durante el segundo aumento fue de 5 · 35 pruebas positivas por 100 000 personas entre las que habían dado positivo anteriormente frente a 27 · 06 por 100 000 personas entre las que dieron negativo anteriormente ( tabla 1 ). El RR de infección ajustado fue de 0 · 195 (IC del 95%: 0 · 155–0 · 246) entre aquellos que previamente dieron positivo en comparación con aquellos que previamente solo habían dado negativo. La protección estimada contra la repetición de la infección después de una infección previa por SARS-CoV-2 fue del 80,5% (IC del 95%: 75,4-84,5; tabla 1 ).

La frecuencia de las pruebas durante la segunda oleada fue un poco más alta entre los que no tuvieron un resultado positivo durante la primera oleada que entre los que dieron positivo durante la primera oleada ( apéndice p 3 ). En un análisis de sensibilidad, restringimos la muestra a los 15 604 enfermeros, médicos, trabajadores sociales y asistentes de salud que se encontraban presentes en la muestra. Se realizaron una mediana de 10 pruebas (IQR 9-12) cada una en 2020, y 658 (4 · 2%) dieron positivo durante el primer aumento ( tabla 1). Ocho (1 · 2%) de 658 que dieron positivo en el primer aumento también dieron positivo durante el segundo aumento. Por el contrario, entre los que no se infectaron durante el primer aumento, 934 (6,2%) de 14 946 dieron positivo durante el segundo aumento. El RR ajustado fue 0 · 189 (95% CI 0 · 094–0 · 379) y la protección estimada contra la reinfección fue 81 · 1% (95% CI 62 · 1–90 · 6). Mover la fecha en la que comenzó el segundo aumento en dos análisis de sensibilidad y, por lo tanto, revisar la definición de reinfección en nuestro estudio al cambiar la brecha entre la primera y la segunda prueba positiva, solo afectó ligeramente la protección estimada contra la infección repetida ( tabla 1 ).

Se incluyeron 2432509 individuos en el análisis de cohorte alternativo, de los cuales 28875 (1 · 19%) contribuyeron con períodos de tiempo expuestos y 2405683 (98 · 90%) contribuyeron con períodos de tiempo no expuestos, y 2049 contribuyeron tanto al tiempo no expuesto como al tiempo expuesto períodos, con un total de 138 reinfecciones. Ningún individuo dio positivo más de dos veces. Los resultados de este análisis de cohorte alternativo fueron muy similares a los del análisis principal ( tabla 1 ), aunque se basó en más eventos debido al tiempo de seguimiento adicional que brinda el enfoque analítico, que también permite el análisis de reinfección. durante todo el año calendario. La protección estimada contra la infección repetida en este análisis fue del 78,8% (IC del 95%: 74,9-82,1).

También en el análisis de cohortes alternativo, encontramos poca evidencia de que el grado de protección contra la infección repetida, medido por la positividad de la PCR conferida por una infección previa, variara según el grupo de edad por debajo de los 65 años. Sin embargo, la protección contra la infección repetida entre las personas de 65 años o más fue menor que entre los grupos de edad más jóvenes ( tabla 2 ). No encontramos evidencia de diferencias en las estimaciones de protección contra la infección repetida por sexo, ni encontramos ninguna evidencia de que la protección contra la infección repetida estuviera disminuyendo después de 6 meses de seguimiento * Tasa de infección por 100 000 días-persona de seguimiento.

† Ajustado por sexo, grupo de edad, frecuencia de la prueba y mes de inicio del seguimiento.

Discusión

Utilizamos un gran conjunto de datos de vigilancia nacional de resultados de pruebas de PCR transferibles individualmente para estimar el grado en que una infección previa con el SARS-CoV-2 da como resultado protección contra la repetición de la infección. Encontramos que la protección en la población es del 80% o más en los menores de 65 años, pero de aproximadamente el 47% en los de 65 años o más. No vimos signos de disminución de la protección contra la repetición de la infección durante el año 2020.

Nuestras estimaciones de protección general después de una infección previa con SARS-CoV-2 de 77-83% están en línea con varios otros estudios de cohortes del Reino Unido, Qatar y los EE. UU. Que informaron que la reinfección es rara y ocurre en menos del 1% de los casos. todos los casos de COVID-19.

 Se desconoce cuánto tiempo dura la protección contra la infección repetida después de una infección previa por SARS-CoV-2 porque ha transcurrido muy poco tiempo desde el comienzo de la pandemia, pero un estudio de más de 20000 trabajadores de la salud en el Reino Unido encontró que el riesgo de la reinfección con SARS-CoV-2 se redujo en un 83% durante al menos 5 meses después de la infección primaria.

 Otro estudio de 12 541 trabajadores de la salud en el Reino Unido mostró una protección del 89% durante al menos 6 meses.

 Un estudio de Qatar que examinó a 43 000 personas mediante PCR sugirió que la protección contra la repetición de la infección se produjo en el 95% de las personas que dieron positivo, durante al menos 7 meses.

Estudios anteriores han encontrado que los anticuerpos contra otros coronavirus disminuyen con el tiempo y permiten la reinfección a largo plazo; sin embargo, la longevidad exacta de las respuestas de anticuerpos después de la infección por coronavirus aún es incierta. Para el coronavirus humano circulante, el período estimado de inmunidad protectora fue de 11 meses.

 Para MERS-CoV, los anticuerpos disminuyeron después de aproximadamente 5 meses, mientras que la inmunidad duró hasta 3 años, y para SARS-CoV, hasta 2 años.

 Las estimaciones de la seroprevalencia de los anticuerpos IgG contra el SARS-CoV-2 varían según los métodos de laboratorio utilizados, la cohorte seleccionada, la ubicación geográfica y el origen étnico de los participantes y su origen socioeconómico.

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 En nuestro estudio en el que clasificamos el tiempo entre la infección y la reinfección en dos períodos de tiempo principales, tardío y temprano, no observamos un efecto que indicara una disminución de la protección contra infecciones repetidas durante nuestro período de estudio.

Además de los estudios epidemiológicos, se necesitan estudios serológicos longitudinales y otros estudios inmunológicos para proporcionar información sobre los mecanismos de inmunidad contra el SARS-CoV-2 y su duración. Un estudio observacional de los EE. UU. Que incluyó a 3,2 millones de personas que se sometieron a pruebas de anticuerpos para el SARS-CoV-2 examinó sus patrones de prueba de PCR posteriores.

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 Tres meses después de la fecha índice de la prueba serológica, las pruebas de PCR dieron positivo en las personas con una prueba de anticuerpos contra el SARS-CoV-2 negativa al menos diez veces más a menudo que en las que tuvieron una prueba de anticuerpos positiva.

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 Muchos estudios han examinado la inmunidad adaptativa después de la infección por SARS-CoV-2.

 En un estudio longitudinal de la memoria inmunológica para el SARS-CoV-2, aproximadamente el 95% de las personas retuvieron la inmunidad hasta 8 meses después de la infección según las mediciones de anticuerpos, células B de memoria y células T CD4 y CD8.

Aunque las concentraciones de anticuerpos contra el pico de SARS-CoV-2 y el dominio de unión al receptor disminuyeron moderadamente durante el período de estudio de 8 meses, la cantidad de células B de memoria aumentó y las células T CD4 y CD8 de memoria tuvieron una vida media de 3-5 meses . Por tanto, los diferentes tipos de memoria inmunológica como parte del sistema inmunológico adaptativo estaban activos pero tenían una cinética distinta, y las mediciones de los anticuerpos circulantes no parecían predecir la memoria de las células T.

Estimamos una protección relativamente baja contra la reinfección en personas de 65 años o más en comparación con las personas más jóvenes. Aquellos de 65 años o más tenían menos del 50% de protección contra infecciones repetidas por SARS-CoV-2 después de la primera infección. Sin embargo, otro grupo de estudio, que utilizó un diseño de estudio diferente, encontró un alto grado de protección contra la reinfección entre las personas mayores.

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Nuestro hallazgo de que las personas mayores tenían más probabilidades que las personas más jóvenes de dar positivo nuevamente si ya habían dado positivo podría explicarse por los cambios naturales relacionados con la edad en el sistema inmunológico de los adultos mayores, también conocidos como senescencia inmunológica. Estos cambios afectan tanto al sistema inmunológico innato como al adaptativo y la coordinación de las respuestas inmunitarias y, por lo tanto, las personas mayores son más susceptibles a las enfermedades infecciosas emergentes, como el SARS-CoV, MERS-CoV y otros virus.

 Se ha descubierto que la coordinación de las respuestas de las células T CD4 y CD8 específicas del SARS-CoV-2 se altera en individuos de 65 años o más, pero no en individuos más jóvenes.

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 Además, la escasez de células T vírgenes se asoció con el envejecimiento y peores resultados de COVID-19.

 A la luz de esta evidencia, nuestro análisis destaca la necesidad de proteger a las personas mayores contra la reinfección con SARS-CoV-2 mediante vacunación, medidas de distanciamiento físico y equipo de protección personal, como mascarillas, independientemente del estado de infección anterior.

El potencial de reinfección de los trabajadores de la salud es de particular interés debido a su alto riesgo de exposición al virus y a las pruebas frecuentes, independientemente de los signos y síntomas clínicos. En nuestro análisis de sensibilidad de los trabajadores de la salud, encontramos resultados similares a los de nuestro análisis principal. Varios estudios de seroprevalencia de trabajadores de la salud han encontrado que el riesgo de infección por SARS-CoV-2 es mayor en este grupo que en la población general.

 En un estudio de Irán, la seroprevalencia de IgG fue casi del 20%.

 Un estudio de seroprevalencia entre los trabajadores de la salud en Dinamarca encontró que el riesgo de infección era 1 38 veces mayor en los trabajadores de atención médica de primera línea que trabajaban en las salas COVID-19 que en otros trabajadores de la salud en el hospital.

 En nuestro estudio, encontramos que la tasa de infección entre los profesionales de la salud era aproximadamente el doble que en la población general.

Una de las fortalezas principales de nuestro estudio es el tamaño y la completitud de nuestro conjunto de datos, que se basa en toda la población de Dinamarca e incluye a todas las personas que han sido sometidas a pruebas para el SARS-CoV-2 entre el 26 de febrero y el 31 de diciembre de 2020. Aprovechamos del hecho de que Dinamarca tiene una gran capacidad de prueba, ofreciendo pruebas gratuitas dentro de la población sin necesidad de derivación, e independientemente de la edad, si un individuo es sintomático o asintomático, o si sospecha de infección o no. Este marco nos permitió estudiar las diferencias dentro de los grupos de edad. Como se describió, las instalaciones de prueba se volvieron más accesibles durante el transcurso del período de estudio y el número de pruebas realizadas por semana aumentó hasta diez veces en el segundo aumento en comparación con el primer aumento. No creemos que el cambio en el número total de pruebas realizadas haya afectado nuestro análisis;

El conocimiento de una primera prueba positiva podría afectar potencialmente el comportamiento de un individuo, dando como resultado una clasificación errónea diferencial. Las personas con una prueba de PCR positiva previa pueden participar en actividades de mayor riesgo (por ejemplo, no usar una mascarilla) debido a la supuesta inmunidad y, por lo tanto, es más probable que la prueba sea positiva por segunda vez. Por el contrario, y probablemente más probable, estas personas podrían tener menos probabilidades de realizarse una segunda prueba de PCR porque podrían creer que son inmunes. Tal comportamiento daría lugar a una sobreestimación del efecto protector de una infección previa. Abordamos esta posible sobreestimación de dos maneras: ajustando los análisis por el número de pruebas realizadas y mediante el análisis de sensibilidad de los trabajadores de la salud. Los resultados de este análisis corroboraron los resultados del análisis principal. Los diferentes enfoques que adoptamos para el análisis de los datos no cambiaron los hallazgos generales, ni tampoco cambiaron el período de tiempo definido entre la primera y la segunda oleada. De hecho, el aumento en el período entre oleadas dio como resultado un ligero aumento en la protección observada contra la repetición de la infección, lo que sugiere que los criterios de reinfección se volvieron más específicos porque menos infecciones recrudescentes se clasificaron erróneamente como reinfecciones. Por tanto, creemos que podemos sacar conclusiones representativas sobre la protección frente a la repetición de la infección en la población. el aumento en el período entre oleadas dio como resultado un ligero aumento en la protección observada contra la repetición de la infección, lo que sugiere que los criterios de reinfección se volvieron más específicos porque menos infecciones recrudescentes se clasificaron erróneamente como reinfecciones. Por tanto, creemos que podemos sacar conclusiones representativas sobre la protección frente a la repetición de la infección en la población. el aumento en el período entre oleadas dio como resultado un ligero aumento en la protección observada contra la repetición de la infección, lo que sugiere que los criterios de reinfección se volvieron más específicos porque menos infecciones recrudescentes se clasificaron erróneamente como reinfecciones. Por tanto, creemos que podemos sacar conclusiones representativas sobre la protección frente a la repetición de la infección en la población.

Una de las limitaciones de nuestro estudio es que no pudimos correlacionar los síntomas con la protección contra la infección repetida porque los parámetros clínicos detallados generalmente no se registran a menos que el paciente ingresara en el hospital debido a síntomas graves de COVID-19. Nuestro conjunto de datos incluye resultados de pruebas de personas con pocos o ningún síntoma que podrían haber resultado en una respuesta inmune comparativamente más baja que si solo hubiéramos incluido individuos con síntomas moderados o severos. Sin embargo, si hubiéramos incluido solo a personas con infecciones moderadas o graves, nuestros hallazgos habrían sido generalizables solo a personas con infecciones sintomáticas. Además, podría haber ocurrido una clasificación errónea de las reinfecciones si el ARN del virus detectable persistiera durante más de 3 meses en algunos pacientes. Sin embargo, Es poco probable que este sesgo potencial haya afectado nuestros resultados sustancialmente porque abordamos esta clasificación errónea potencial en el análisis alterando el período de tiempo definido entre las oleadas pandémicas. Es posible que se hayan producido algunas clasificaciones erróneas en las pruebas de PCR; sin embargo, se cree que la prueba utilizada es muy precisa, con una sensibilidad del 97,1% y una especificidad del 99,98%.

Por lo tanto, solo esperaríamos aproximadamente dos resultados falsos positivos por cada 10 000 pruebas en personas no infectadas y aproximadamente tres resultados falsos negativos por cada 100 pruebas en personas infectadas. Nuestros hallazgos solo se ven afectados muy levemente cuando se tiene en cuenta la precisión de la prueba (datos no mostrados). Por último, recientemente han aparecido en Dinamarca nuevas variantes de SARS-CoV-2 con las sustituciones del área de unión al receptor 484K o 501Y.

En resumen, encontramos que la protección contra la repetición de la infección por SARS-CoV-2 es robusta y detectable en la mayoría de los individuos, protegiendo al 80% o más de la población infectada naturalmente que tiene menos de 65 años contra las reinfecciones dentro del período de observación. Sin embargo, observamos que las personas mayores de 65 años tenían menos del 50% de protección contra la repetición de la infección por SARS-CoV-2. Debido a que el grupo de mayor edad es más propenso a un curso clínico grave de la enfermedad, este hallazgo destaca la necesidad de implementar medidas de protección para la población de mayor edad en forma de vacunas efectivas y un mayor distanciamiento físico y control de infecciones, incluso en aquellos que se sabe que son infectado. Además, nuestros datos indican que se debe vacunar a las personas previamente infectadas porque no se puede confiar en la protección natural.

La OMS actualizó su guía en vivo para el manejo clínico de COVID-19 en enero de 2021, que ahora incorpora una nueva declaración de práctica sobre el cuidado de pacientes con síntomas persistentes, nuevos o cambiantes después de la sospecha o confirmación de COVID-19. La guía señala que la caracterización clínica del COVID prolongado es inadecuada y, por lo tanto, se justifica una mayor investigación sobre las secuelas a largo plazo.

El año pasado se lanzaron múltiples iniciativas para recopilar datos clínicos neurológicos sobre COVID-19, con el objetivo de ayudar al manejo y comprender las manifestaciones clínicas a largo plazo de la enfermedad. 

En abril de 2020, la Academia Europea de Neurología (EAN) estableció el grupo de trabajo EANcore NeuroCOVID-19 y comenzó a recopilar recursos para ayudar a los neurólogos a prepararse y manejar esta crisis médica. Casi un año después, el grupo de trabajo ha logrado algunos objetivos, incluida la elaboración de una declaración de consenso sobre el manejo de pacientes con enfermedades neurológicas y COVID-19. El grupo de trabajo EANcore NeuroCOVID-19 también ha creado el registro ENERGYpara evaluar la prevalencia de manifestaciones neurológicas en pacientes con COVID-19 confirmado, cuyos hallazgos se espera que se publiquen más adelante en 2021. EAN también ha establecido colaboraciones con varias organizaciones internacionales, incluida una colaboración formal con la Sociedad de Cuidados Neurocríticos en los EE. UU. .

Además, en los EE. UU., El Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares (NINDS) está apoyando varios proyectos, incluida una iniciativa para rastrear síntomas neurológicos, complicaciones y resultados de COVID-19, para obtener información sobre cómo la enfermedad afecta el sistema nervioso y para estimar la prevalencia de estas complicaciones potencialmente raras. Una de las iniciativas apoyadas por NINDS es el Proyecto NeuroCOVID, que fue lanzado el 26 de enero de 2021 por investigadores de NYU Langone Health. El proyecto tiene como objetivo construir y mantener un recurso internacional de datos clínicos y bioespecímenes no identificados.

 Reconociendo la escasa comprensión del proceso de recuperación después de la infección por SARS-CoV-2, el NINDS también participa en la Iniciativa de Secuelas Post-Agudas de Infección por SARS-CoV-2 de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) (PASC). Las oportunidades de investigación fueron anunciadas por la Iniciativa PASC en febrero de 2021, y otorgará subvenciones para estudios de cohortes de recuperación clínica, estudios de cohortes de autopsias y estudios basados ​​en datos del mundo real, con el objetivo de identificar factores de riesgo y biomarcadores de resultados adversos a largo plazo y comprender los mecanismos fisiopatológicos que podría ayudar en el desarrollo de estrategias de prevención y tratamientos novedosos.

Las iniciativas EAN y NIH se pueden agregar a múltiples proyectos adicionales que se han iniciado en todo el mundo. En mayo de 2020, el Grupo de Especialidad en Neurología Ambiental de la Federación Mundial de Neurología (WFN)comprometido a curar la investigación de registros nacionales e internacionales, haciendo que estos datos estén disponibles gratuitamente en el sitio web de WFN. Sin embargo, con tantos registros disponibles, el riesgo de duplicación de datos y variación en las definiciones de casos son complicaciones potenciales. Con mucho aún desconocido sobre los efectos a largo plazo de COVID-19, y muchos proyectos en curso o en curso, las organizaciones deben trabajar juntas. Los enfoques deben estandarizarse y las definiciones de casos deben usarse de manera coherente en todos los estudios. Con el objetivo de perfeccionar las pautas para el manejo de los pacientes con COVID-19 y caracterizar sus manifestaciones neurológicas a largo plazo, serán fundamentales las colaboraciones multidisciplinarias y a gran escala.

A medida que la pandemia COVID-19 entra en su segundo año, un logro notable ha sido la aprobación de las vacunas contra el SARS-CoV-2. Las personas con enfermedades neurodegenerativas corren un riesgo particular de un peor resultado después de la infección por SARS-CoV-2, ya que la comorbilidad preexistente y la edad avanzada son factores de riesgo. Las estrategias de vacunación están priorizando a los adultos mayores y a las personas con comorbilidades. Sin embargo, a pesar de las expectativas sobre la vacunación que anuncian el regreso a la normalidad, la disponibilidad de vacunas es limitada y es probable que muchas personas permanezcan desprotegidas durante mucho tiempo. Mientras tanto, la colaboración para mejorar nuestro conocimiento de COVID-19, incluidas sus manifestaciones neurológicas a largo plazo, debe seguir siendo una alta prioridad.

Referencias

Evaluación de la protección contra la reinfección con SARS-CoV-2 entre 4 millones de personas sometidas a pruebas de PCR en Dinamarca en 2020: un estudio observacional a nivel de población Christian Holm Hansen, PhD  Daniela Michlmayr, PhD  Sophie Madeleine Gubbels, MD Prof. Kåre Mølbak, DMSc Profesor Steen Ethelberg, PhD 

THE LANCET Publicado: abril de 2021DOI: https://doi.org/10.1016/S1474-4422(21)00059-4

EDITORIAL AL COVID PROLONGADOPDF

LO QUE OPINA YUVAL HARARI SOBRE LA EPIDEMIA DE COVID

REFLEXIONES PARA EL FUTURO

En doce meses de avances científicos (y fracasos políticos), ¿qué podemos aprender para el futuro?

Me pregunto, que sentido tiene que yo copie, un articulo de este fantastico divulgador, Yuval Harari  No se que sentido tiene , pero me encanta hacerlo, y además, suelo estar en desacuerdo con casi todo, lo de este señor me encanta.

Solo le añado:

Solo el miedo a las reinfecciones, hará que nos preocupemos de los desposeídos. Y el control de los políticos, eso va por otra parte, son muy jóvenes en la vida espiritual

¿Cómo podemos resumir el año Covid desde una amplia perspectiva histórica? Muchas personas creen que el terrible precio que se ha cobrado el coronavirus pone de manifiesto la indefensión de la humanidad frente al poder de la naturaleza. En realidad, 2020 ha demostrado que la humanidad dista mucho de estar indefensa. Las epidemias ya no son fuerzas incontrolables de la naturaleza. La ciencia las ha convertido en un reto manejable.

Entonces, ¿por qué hemos visto tantas muertes y tanto sufrimiento? Por las malas decisiones políticas.

En otros tiempos, cuando los seres humanos se enfrentaban a plagas como la de la peste negra, no tenían ni idea de su causa ni de cómo atajarlas. Cuando surgió la gripe de 1918, los mejores científicos del mundo se vieron incapaces de identificar el letal virus, muchas de las contramedidas adoptadas fueron ineficaces y los intentos de desarrollar una vacuna eficaz resultaron inútiles.

Con la Covid-19 ha sido muy diferente. Las primeras alarmas sobre una posible nueva epidemia comenzaron a sonar a finales de diciembre de 2019. El 10 de enero de 2020, los científicos no sólo habían aislado el virus responsable, sino que también habían secuenciado su genoma y publicado la información online. En unos pocos meses más, quedó claro qué medidas podían frenar y detener las cadenas de contagio. En menos de un año, ya se producían en masa varias vacunas eficaces. En la guerra entre humanos y patógenos, los humanos nunca hemos sido tan poderosos.

Vida online

Junto con los logros sin precedentes de la biotecnología, el año Covid también ha puesto de manifiesto el poder de la tecnología de la información. En épocas anteriores, la humanidad rara vez pudo detener las epidemias porque los seres humanos no éramos capaces de controlar las cadenas de infección en tiempo real y porque el coste económico de los confinamientos prolongados resultaba prohibitivo. En 1918, se pudo poner en cuarentena a las personas que contraían la temida gripe, pero no rastrear los movimientos de los portadores presintomáticos o asintomáticos. Además, la orden de que toda la población de un país se quedara en casa durante varias semanas habría provocado la ruina económica, el colapso social y la hambruna masiva.

En cambio, en 2020, la vigilancia digital facilitó muchísimo el seguimiento y la localización de los vectores de la enfermedad; ello permitió que la cuarentena fuera más selectiva y eficaz. Y, lo que es más importante, la automatización e internet hicieron viables los confinamientos prolongados, al menos por lo que se refiere a los países desarrollados. Mientras que en algunas partes del mundo en desarrollo la experiencia humana siguió recordando las plagas del pasado, en gran parte del mundo desarrollado la revolución digital lo cambió todo.

Consideremos la agricultura. Durante miles de años, la producción de alimentos dependió del trabajo humano, y cerca del 90% de las personas trabajaba en la agricultura. Hoy en día, en los países desarrollados, ya no es así. En Estados Unidos, sólo el 1,5% de las personas trabaja en granjas; ese porcentaje no solo es suficiente para alimentar a toda la población estadounidense, sino también para que el país sea uno de los principales exportadores de alimentos. Casi todo el trabajo agrícola es realizado por máquinas, que son inmunes a la enfermedad. Por lo tanto, los confinamientos sólo tienen una pequeña repercusión en la agricultura.

Imaginemos un campo de trigo en el momento álgido de la peste negra. Si se pide a los campesinos que se queden en casa en el momento de la cosecha, el resultado es la hambruna. Si se les pide que vayan a cosechar, pueden contagiarse unos a otros. ¿Qué hacer?

Las epidemias ya no son fuerzas incontrolables de la naturaleza. La ciencia las ha convertirdo en un reto manjeable

Imaginemos ahora el mismo campo de trigo en 2020. Una única cosechadora guiada por GPS puede cosechar todo el campo con mucha más eficiencia… y con cero posibilidades de contagio. Mientras que en 1349 un agricultor medio cosechaba unas 5 fanegas al día, en 2014 una cosechadora estableció un récord cosechando el equivalente a 30.000 fanegas en un día. En consecuencia, la Covid-19 no ha tenido un impacto significativo en la producción mundial de cultivos básicos como el trigo, el maíz y el arroz.

Ahora bien, para alimentar a la población no basta con cosechar el grano. También hay que transportarlo, a veces miles de kilómetros. Durante la mayor parte de la historia, el comercio había sido uno de los principales villanos en la evolución de las pandemias. Los patógenos mortales se desplazaban por todo el mundo en barcos. La peste negra, por ejemplo, viajó por la ruta de la seda desde Asia oriental hasta Oriente Medio; y, desde allí, los barcos mercantes genoveses la llevaron a Europa. El comercio suponía una amenaza mortal porque cada carro necesitaba un carretero, hacían falta decenas de marineros para operar incluso pequeñas naves, y las naves y las posadas hacinadas eran focos de enfermedad.

Pese a un cierto retroceso, el comercio internacional siguió con normalidad 

 AFP

En 2020, el comercio mundial pudo seguir funcionando más o menos sin contratiempos, porque en él intervienen ya muy pocos seres humanos. Un buque portacontenedores actual está ampliamente automatizado y puede transportar más toneladas que toda la flota mercante de alguno de los primeros reinos modernos. En el año 1582, la flota mercante inglesa tenía una capacidad total de transporte de 68.000 toneladas y requería el concurso de unos 16.000 marineros. El portacontenedores OOCL Hong Kong, botado en el año 2017, puede transportar unas 200.000 toneladas y únicamente necesita una tripulación de 22 personas.

Es cierto que los cruceros con cientos de turistas y los aviones llenos de pasajeros desempeñaron un papel importante en la propagación de la Covid-19. Sin embargo, el turismo y los viajes no son esenciales para el comercio. Los turistas pueden quedarse en casa y los empresarios pueden conectarse por medio de Zoom, mientras unos barcos fantasma automatizados y unos trenes casi sin ferroviarios mantienen en movimiento la economía global. El turismo internacional se desplomó en 2020; en cambio, el volumen del comercio marítimo mundial sólo disminuyó un 4%.

¿Por qué hemos visto tantas muertes y tanto sufrimiento? Por las malas decisiones políticas

La automatización y la digitalización han tenido una repercusión aun más profunda en los servicios. En 1918, era impensable que las oficinas, las escuelas, los tribunales o las iglesias pudieran seguir funcionando en un confinamiento. Si alumnos y profesores se encierran en sus casas, ¿cómo celebrar las clases? Hoy sabemos la respuesta. El cambio al online tiene muchos inconvenientes; y, entre ellos, el inmenso desgaste mental. También ha creado problemas antes inimaginables, como que los abogados aparezcan en los tribunales bajo la forma de gatos. Sin embargo, el hecho de que ese desplazamiento haya sido posible ya es asombroso.

En 1918, la humanidad sólo habitaba el mundo físico; y, cuando ese mundo se vio arrasado por el mortal virus de la gripe, la humanidad no tuvo adónde huir. Hoy muchos de nosotros habitamos dos mundos: el físico y el virtual. Cuando el coronavirus circuló por el mundo físico, muchas personas trasladaron gran parte de su vida al mundo virtual, donde el virus no podía seguirlas.

Los repartidores han sido el nexo con el mundo físico en tiempos de confinamiento 

 EFE

Por supuesto, los seres humanos seguimos siendo seres físicos, y no todo puede digitalizarse. El año Covid ha puesto de manifiesto el papel crucial que desempeñan muchas profesiones mal pagadas en el mantenimiento de la civilización humana: personal de enfermería, trabajadores de la limpieza, camioneros, cajeros, repartidores. Suele decirse que toda civilización está sólo a tres comidas de la barbarie. En 2020, los repartidores fueron la delgada línea roja que mantuvo la civilización unida. Se convirtieron en el decisivo cordón umbilical que nos mantuvo unidos al mundo físico.

A medida que la humanidad se automatiza, se digitaliza y se desplaza a las actividades online, también nos exponemos a nuevos peligros. Uno de los acontecimientos más notables del año Covid es que internet no se descompuso. Si aumentamos de repente el volumen de tráfico que pasa por un puente físico, cabe esperar que se produzcan atascos y quizás incluso el colapso del puente. En 2020, las escuelas, las oficinas y las iglesias pasaron al online casi de la noche a la mañana, pero internet aguantó.

Apenas nos detenemos a pensar en ello, pero deberíamos hacerlo. Después de 2020, sabemos que la vida puede seguir adelante incluso cuando todo un país está confinado físicamente. Intentemos imaginar ahora qué ocurriría si colapsara nuestra infraestructura digital.

El teletrabajo ha recibido un gran impulso durante la pandemia.

La tecnología de la información nos ha hecho más resistentes frente a los virus orgánicos, pero también nos ha hecho mucho más vulnerables al malware y la ciberguerra. La gente pregunta a menudo: “¿Cuál será la próxima Covid?”. Un ataque a nuestra infraestructura digital es uno de los principales candidatos. El coronavirus tardó varios meses en propagarse por el mundo e infectar a millones de personas. Nuestra infraestructura digital podría colapsar en un solo día. Y, si bien las escuelas y las oficinas pudieron pasar rápidamente al online, ¿cuánto tiempo se tardaría en volver del correo electrónico al correo postal?

¿Qué es lo que cuenta?

El año Covid ha puesto de manifiesto una limitación aun más importante de nuestro poder científico y tecnológico. La ciencia no puede sustituir a la política. Al decidir sobre políticas, debemos tener en cuenta muchos intereses y valores; y, como no hay forma científica de determinar qué intereses y valores son más importantes, no hay forma científica de decidir qué debemos hacer.

Por ejemplo, a la hora de decidir si imponer o no un confinamiento, no basta con preguntar: “¿Cuántas personas enfermarán de Covid-19 si no confinamos?”. También debemos preguntarnos: “¿Cuántas personas sufrirán depresión si confinamos? ¿Cuántas personas tendrán una mala alimentación? ¿Cuántas faltarán a la escuela o perderán su trabajo? ¿Cuántas mujeres serán maltratadas o asesinadas por sus parejas?”.

La automatización e internet hicieron viables los confinamientos largos, al menos en países desarrollados

Incluso si todos nuestros datos son precisos y fiables, debemos preguntarnos siempre: “¿Qué es lo que contamos? ¿Quién decide lo que se cuenta? ¿Cómo ponderamos las cifras?”. Se trata de una tarea más política que científica. Son los políticos quienes deben hallar un equilibrio entre las consideraciones médicas, económicas y sociales y, tras ello, elaborar unas políticas integrales.

De modo similar, los ingenieros crean ahora nuevas plataformas digitales que nos ayudan a funcionar estando confinados y nuevas herramientas de vigilancia que nos ayudan a romper las cadenas de contagio. Ahora bien, la digitalización y la vigilancia ponen en peligro nuestra privacidad y abren la vía a la aparición de regímenes totalitarios sin precedentes. En 2020, la vigilancia masiva se volvió más legítima y más frecuente. El combate contra la epidemia es importante, pero ¿merece la pena que sea a costa de la destrucción de nuestra libertad? De nuevo, es tarea de los políticos, más que de los ingenieros, encontrar el equilibrio adecuado entre la vigilancia útil y las pesadillas distópicas.

Tres reglas básicas pueden ser de gran utilidad a la hora de protegernos de las dictaduras digitales, incluso en tiempos de epidemia. En primer lugar, siempre que se recopilen datos sobre personas (en especial, sobre lo que ocurre dentro de su cuerpo), esos datos deben utilizarse para ayudarlas y no para manipularlas, controlarlas o perjudicarlas. Mi médico personal sabe muchas cosas extremadamente privadas sobre mí. Me parece bien, porque confío en que utilizará esos datos en mi propio beneficio. No debería venderlos a ninguna empresa o partido político. Lo mismo debería ocurrir con cualquier tipo de “autoridad de vigilancia pandémica” que podamos crear.

En segundo lugar, la vigilancia debe ir siempre en ambas direcciones. Si va sólo de arriba a abajo, nos encontramos en un camino real hacia la dictadura. Por lo tanto, siempre que aumentemos la vigilancia de los individuos, debemos aumentar al mismo tiempo la vigilancia al gobierno y las grandes empresas. Por ejemplo, en la actual crisis, los gobiernos están distribuyendo enormes cantidades de dinero. El proceso de asignación de fondos debería ser más transparente. Como ciudadano, quiero ver de forma fácil quién recibe qué y quién ha decidido adónde va el dinero. Quiero asegurarme de que el dinero va a las empresas que realmente lo necesitan y no a una gran empresa cuyos propietarios son amigos de un ministro. Si el gobierno dice que es demasiado complicado establecer un sistema de control de ese tipo en medio de una pandemia, no debemos creerlo. Si no es demasiado complicado empezar a supervisar lo que uno hace, no es demasiado complicado empezar a supervisar lo que hace el gobierno.

En tercer lugar, no hay que permitir nunca que se concentren demasiados datos en un solo lugar. Ni en la epidemia, ni cuando ésta termine. El monopolio de los datos es una receta para la dictadura. Así que, si recopilamos datos biométricos de las personas para poner coto a la pandemia, debería hacerlo una autoridad sanitaria independiente y no la policía. Y los datos resultantes deberían mantenerse separados de otros silos de datos controlados por ministerios y grandes empresas. Eso creará, sin duda, redundancias e ineficiencias. Pero la ineficacia es una funcionalidad, no un error. ¿Queremos evitar el auge de la dictadura digital? Mantengamos las cosas al menos un poco ineficientes.

A los políticos

 “Hay que controlar qué hacen los políticos en este preciso momento”

Los éxitos científicos y tecnológicos sin precedentes obtenidos en 2020 no resolvieron la crisis de la Covid-19. Lo que hicieron fue transformar la epidemia, que pasó de ser una calamidad natural a ser un dilema político. Cuando la peste negra mató a millones de personas, nadie esperó gran cosa de reyes y emperadores. Alrededor de un tercio de los ingleses murió durante la primera oleada de esa epidemia, pero eso no hizo que el rey Eduardo III de Inglaterra perdiera el trono. Frenar la epidemia se hallaba a todas luces más allá del poder de los gobernantes, así que nadie los culpó de un fracaso.

Sin embargo, hoy en día la humanidad dispone de las herramientas científicas para detener la Covid-19. Varios países, desde Vietnam hasta Australia, han demostrado que, incluso sin vacuna, las herramientas disponibles pueden detener la epidemia. Ahora bien, esas herramientas tienen un alto precio económico y social. Podemos vencer el virus, pero no estamos seguros de querer pagar el coste de la victoria. Por eso los logros científicos han hecho recaer una enorme responsabilidad sobre los hombros de los políticos.

Por desgracia, demasiados políticos no han estado a la altura de esa responsabilidad. Por ejemplo, los presidentes populistas de EE.UU. y Brasil restaron importancia al peligro, se negaron a hacer caso a los expertos y, en vez de eso, dieron pábulo a las teorías conspirativas. No presentaron un plan de acción nacional sólido y sabotearon los intentos de las autoridades estatales y municipales para detener la epidemia. La negligencia y la irresponsabilidad de los gobiernos de Trump y Bolsonaro han provocado cientos de miles de muertes evitables.

En el Reino Unido, parece que el gobierno estuvo en un principio más preocupado por el Brexit que por la Covid-19. Pese a todas sus políticas aislacionistas, el gobierno de Johnson fracasó al aislar a Gran Bretaña de lo que realmente importaba: el virus. Mi país natal, Israel, también ha padecido una mala gestión política. Al igual que Taiwán, Nueva Zelanda y Chipre, Israel es, de facto, un “país isla”, con fronteras cerradas y una sola puerta de entrada principal: el aeropuerto Ben Gurion. Sin embargo, en el momento álgido de la pandemia, el gobierno de Netanyahu permitió que los viajeros entraran por ese aeropuerto sin cuarentena o incluso sin un control adecuado y, además, se desentendió de la aplicación de sus propias políticas de confinamiento.

El año Covid ha evidenciado el papel crucial para mantener la civilización de muchas profesiones mal pagadas

Tanto Israel como el Reino Unido han estado después a la vanguardia del despliegue de las vacunas, pero sus primeros errores de apreciación resultaron muy caros. En Gran Bretaña, la pandemia se ha cobrado la vida de 120.000 personas; el país se encuentra en el sexto lugar del mundo en tasas promedio de mortalidad. Por su parte, Israel ocupa el séptimo lugar en tasa media de casos confirmados; para contrarrestar el desastre, recurrió a un acuerdo de “vacunas por datos” con la empresa estadounidense Pfizer. Pfizer acordó proporcionar a Israel vacunas suficientes para toda la población a cambio de enormes cantidades de datos valiosos, lo que suscita preocupaciones sobre la privacidad y el monopolio de los datos y demuestra que los datos de los ciudadanos son ahora uno de los activos estatales más valiosos.

Aunque algunos países se han comportado mucho mejor, la humanidad en su conjunto no ha logrado hasta ahora contener la pandemia, ni idear un plan global para derrotar el virus. Los primeros meses de 2020 fueron como ver un accidente a cámara lenta. Las comunicaciones modernas hicieron posible que los ciudadanos de todo el mundo vieran en tiempo real las imágenes primero de Wuhan, luego de Italia y después de cada vez más países, pero no surgió ningún liderazgo global que impidiera que la catástrofe engullera al mundo. Las herramientas han estado ahí, pero con demasiada frecuencia ha faltado sabiduría política.

Una de las razones de la diferencia entre el éxito científico y el fracaso político es que los científicos han cooperado a nivel mundial, mientras que los políticos han tendido a pelear entre sí. Trabajando bajo una enorme presión e incertidumbre, los científicos de todo el mundo han compartido libremente la información y se han apoyado en los descubrimientos y conocimientos ajenos. Muchos proyectos de investigación importantes han sido realizados por equipos internacionales. Por ejemplo, un estudio clave que demostró la eficacia de las medidas confinamiento fue realizado conjuntamente por investigadores de nueve instituciones: una del Reino Unido, tres de China y cinco de Estados Unidos.

En cambio, los políticos no han conseguido formar una alianza internacional contra el virus ni acordar un plan global. Las dos principales superpotencias del mundo, Estados Unidos y China, se han acusado de ocultar información vital, de difundir desinformación y teorías conspirativas e incluso de propagar deliberadamente el virus. Parece ser que muchos otros países han falsificado u ocultado datos sobre la evolución de la pandemia.

Para el futuro, hay que salvaguardar la infraestructura digital e invertir más en el sistema público de salud

La falta de cooperación mundial no sólo se manifiesta en esas guerras de información, sino de modo aun más flagrante en los conflictos por los escasos equipos médicos. Aunque ha habido muchos casos de colaboración y generosidad, no se ha hecho ningún intento serio para poner en común todos los recursos disponibles, racionalizar la producción mundial y garantizar una distribución equitativa de los suministros. El “nacionalismo vacunal”, en particular, crea un nuevo tipo de desigualdad mundial entre los países que pueden vacunar a su población y los que no pueden hacerlo.

Entristece ver que muchos no comprenden un sencillo hecho acerca de esta pandemia: mientras el virus siga propagándose por todas partes, ningún país puede sentirse verdaderamente seguro. Supongamos que Israel o el Reino Unido consiguen erradicar el virus dentro de sus fronteras, pero que el virus sigue propagándose entre cientos de millones de personas en la India, Brasil o Sudáfrica. Una nueva mutación en alguna ciudad remota de Brasil podría hacer que la vacuna fuera ineficaz y dar lugar a una nueva oleada de contagios.

Israel es uno de los países con mejor ritmo de vacunación 

En la actual emergencia, es probable que los llamamientos al altruismo sin más no logren imponerse a los intereses nacionales. Ahora bien, en la actual emergencia, la cooperación mundial no es altruismo. Resulta esencial para garantizar el interés nacional.

Antivirus para el mundo

Los debates sobre lo ocurrido en 2020 resonarán durante muchos años. Sin embargo, las personas de todos los campos políticos deberían coincidir en al menos tres lecciones principales.

En primer lugar, tenemos que salvaguardar nuestra infraestructura digital. Ha sido nuestra salvación durante esta pandemia, pero podría no tardar en convertirse en fuente de un desastre aun peor.

En segundo lugar, todos los países deben invertir más en su sistema público de salud. Parece algo evidente, pero los políticos y los votantes logran a veces no hacer caso de la lección más evidente.

Reforzar el sistema público de salud es básico para contener nuevas epidemias 

En tercer lugar, deberíamos crear un potente sistema mundial de vigilancia y prevención de pandemias. En la vieja guerra entre humanos y patógenos, la primera línea pasa por el cuerpo de todos y cada uno de nosotros. Si esa línea se rompe en cualquier lugar del planeta, todos estamos en peligro. Incluso los más ricos de los países más desarrollados tienen un interés personal en proteger a los más pobres de los países menos desarrollados. Si un nuevo virus salta de un murciélago a un ser humano en una aldea pobre de alguna selva remota, en pocos días ese virus puede estar paseándose por Wall Street.

El esqueleto de ese sistema mundial contra la epidemia ya existe bajo la forma de la Organización Mundial de la Salud y otras instituciones. Sin embargo, los presupuestos que lo apoyan son escasos, y es un sistema que casi no tiene fuerza política. Hay que dotarlo con algo de peso político y con mucho más dinero, para que no esté del todo a la merced de los caprichos de políticos interesados. Como he mencionado antes, no creo que unos expertos no elegidos deban tomar decisiones políticas cruciales. Esa tarea debe seguir siendo competencia de los políticos. De todos modos, algún tipo de autoridad sanitaria mundial independiente sería la plataforma ideal para recopilar datos médicos, controlar los posibles peligros, dar la alarma y dirigir la investigación y el desarrollo.

Deberíamos crear un potente sistema mundial de vigilancia y prevención de las pandemias

Muchos temen que la Covid-19 marque el inicio de una oleada de nuevas pandemias; pero, si se ponen en práctica las lecciones anteriores, la conmoción de la Covid-19 podría tener como consecuencia que las pandemias fueran menos frecuentes. La humanidad no puede evitar la aparición de nuevos patógenos. Se trata de un proceso evolutivo natural que lleva en marcha miles de millones de años y que continuará también en el futuro. Sin embargo, la humanidad sí que dispone hoy de los conocimientos y las herramientas necesarios para evitar que un nuevo patógeno se propague y se convierta en pandemia.

Si, a pesar de todo, la Covid-19 sigue propagándose y matando a millones de personas en 2021, o si una pandemia aun más mortífera golpea a la humanidad en 2030, no será una calamidad natural incontrolable ni un castigo de Dios. Será un fracaso humano y, más concretamente, un fracaso político.

Yuval Harari analiza la evolución de un año de pandemia y qué enseñanzas se pueden extraer de ella   KIM MANRESA/DISEÑO YUVAL NOAH HARARI

‘NATURAL KILLER’

‘NATURAL KILLER’ SU APLICACIÓN

La célula NK (del inglés Natural Killer), asesina natural o célula asesina es un linfocito, y un componente importante del sistema inmunitario innato para la defensa del organismo. Su función es la destrucción de las células infectadas y de las células cancerosas, además de regular las respuestas inmunitarias. No son células fagocíticas, destruyen las células a través del ataque a su membrana plasmática causando la citolisis.
Se cree que estas células detectan a la célula diana por reconocimiento del glicocálix anómalo. También se cree que las reconocen cuando las células infectadas o tumorales pierden la MHC de clase I, las cuales inhiben la acción de las células NK.

Anatomía microscópica

 

Linfocito NK mostrando su superficie vellosa típica. Microscopio electrónico de barrido.

Con el microscopio óptico se ven como linfocitos llenos de gránulos citoplasmáticos por lo que se conocían como células LGG (Linfocito Grande Granuloso). Morfológicamente son casi indistinguibles a los linfocitos grandes excepto por los gránulos que contienen.

Célula NK (en la mitad inferior) con sus gránulos líticos característicos. Unión de membranas plasmáticas de la célula NK con su célula blanco (en el tercio medio). Microscopio electrónico de transmisión.

Con el microscopio electrónico se caracterizan por sus gránulos y la estructura de los mismos. Los gránulos líticos que se encuentran en el citoplasma de la célula NK, son lisosomas secretores. Esto significa que presentan características tanto del compartimento celular lisosómico, como de la maquinaria secretora especializada de la célula NK. El resultado es un orgánulo de doble función, una función especializada en actividades destructivas debido a sus propiedades lisosómicas y además una función secretora asociada.1

Fisiología

No expresan un receptor de membrana especial de los linfocitos, el receptor de linfocito T (TCR) que es el receptor de membrana característico de los linfocitos T, tampoco expresan el BCR (receptor característico de los linfocitos B), ni CD3 (que es una molécula que hace parte del complejo del receptor TCR), etc. También se las conoce como célula nula. Además, no madura en el timo, como lo hacen los linfocitos T. Se desarrolla en la médula ósea y como ya se había mencionado, no posee los marcadores de superficie característicos de los linfocitos B y T.
Tampoco expresan marcadores celulares fenotípicos que tradicionalmente identifican al resto de las subpoblaciones de linfocitos. En sus membranas sólo expresan CD2CD16 y LFA-1, diferenciándolas de los linfocitos T que siempre son CD3+ y CD16. Se localizan principalmente circulando en sangre y en el bazo, rara vez en otros tejidos. Otro marcador usado para identificar a las células NK es el CD56.

Funciones]

Sinapsis inmunológica entre un linfocito NK arriba en rojo y su célula objetivo en verde.

Esquema que muestra la interacción del patógeno con los Linfocitos T CD8+ y las células NK (en inglés)

Los linfocitos granulares NK, son identificados por su habilidad para reconocer y matar células tumorales o infectadas por virus y bacterias, sin necesidad de antígeno sensibilizante.2

Las células asesinas NK, tienen la capacidad de diferenciar las células infectadas por un virus, o las células tumorales que han sufrido transformaciones malignas. Son capaces de identificar qué células son propias del hospedador y cuales son foráneas.
Esto pasa gracias a que los receptores de membrana de la célula asesina detectan la presencia de las MHC de clase 1 en este tipo de células dañadas y receptores inhibidores en células sanas. Este sistema sencillo de reconocimiento de las células sanas y de las células dañadas es muy eficaz.

Sinapsis inmunológica NK

Sinapsis inmunológica NK, vista desde la célula objetivo. Ubicación de las diferentes dominios supramoleculares. El eje Z muestra el espesor completo de la célula NK, con la disposición cortical del centro organizador de microtúbulos o MTOC (en azul) y de los gránulos líticos. Microscopio confocal.

La citotoxicidad requieren de una zona de contacto intercelular estrecho, entre la célula NK y su célula objetivo; esta zona es la sinapsis inmunitaria, a través de la cual pueden liberarse moléculas para desencadenar la citolisis.3
Esta interfase NK especializada, está finamente regulada, porque es crítica para el proceso de citotoxicidad, pero también para la inhibición, la regulación y la co-estimulación inmunológicas.4

Receptores activadores

Los receptores de activación de células NK se acumulan mediante un proceso dependiente de actina en las sinapsis inmunes citotóxicas, donde proporcionan señales sinérgicas que desencadenan las funciones efectoras de células NK.

Sinapsis inmunitaria NK, pueden ser tanto activadoras (célula NK#2), como inhibidoras (célula NK#1) con sus células blanco (221). Imagen izquierda contraste de fase; imagen derecha: inmunofluorescencia las diferencia por colores.

Receptores inhibidores

En contraste, los receptores inhibidores de las células NK, la familia de receptores MHC tipo I (KIR), se acumulan en las sinapsis inmunes inhibitorias, bloquean la dinámica de actina y evitan la fosforilación dependiente de actina de los receptores de activación. De esa manera la capacidad citotóxica queda bloqueada.5

Además de este sistema liberan interferón y otras citocinas para desencadenar su respuesta inespecífica y destruir la célula que ha expulsado dicha sustancia, al verse atacada por una acción vírica. El reconocimiento de células diana induce a la movilización de gránulos hacia el sitio de contacto, los cuales contienen granzimas y perforinas. Estas proteínas forman un complejo, junto con una tercera proteína que actúa como carrier, el cual es endocitado por la bacteria. Esta endocitosis esta mediada por el receptor manosa 3-fosfato. Las perforinas desestabilizan la membrana del endosoma, liberando a las granzimas, que inducen apoptosis celular

Activación

La célula NK (en rojo), provoca la citolisis de una célula de cáncer de mama. En este ejemplo el proceso dura 6 horas (360 minutos).

Las células NK se activan por interferones, los cuales son producidos por las células infectadas por virus (es un proceso feed-back). También se activan por otras citocinas: las interleucinas-2, las cuales se forman en los linfocitos T activados.2


Una vez que el sistema inmunitario específico se ha activado, los anticuerpos tienen un papel de activación de las células NK, pues éstas también tienen función citotóxica (tóxicas para la célula). Las células NK poseen receptores específicos para la región Fc de la inmunoglobulina G (FcγRIII). Cuando una célula está infectada por virus, los antígenos de éstos, se presentan en la superficie de la célula infectada y los anticuerpos unidos a la NK, a su vez se unen a la célula infectada.

A las células NK activadas por interleucinas-2 en laboratorio, se las denomina células LAK.

Una nueva aplicación de estas células, amplian su utilidad.

‘NATURAL KILLER’ PERMITIRÍA ELIMINAR LA INFECCIÓN POR VIH

Un estudio liderado por los grupos de investigación en Enfermedades Infecciosas y CIBBIM-Nanomedicina. Nanopartículas Farmacocinéticas del Valle de Hebrón Instituto de Investigación (VHIR) ha demostrado, mediante una nueva técnica que utiliza nanopartículas, que la activación de las células natural killer (NK) del sistema inmunitario ayudaría a eliminar los reservorios del virus del VIH en las células infectadas.

En el trabajo, publicado en la revista Nano Today, colaboran el Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario Valle de Hebrón, el grupo de investigación Nanopartículas Inorgánicas del Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología (ICN2), la Universidad Autónoma de Barcelona, el IrsiCaixa y el Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol (IGTP).

En el caso de las células infectadas por VIH (virus de la inmunodeficiencia humana), «las NK juegan un papel clave en su eliminación y se encuentran especialmente activas al inicio de la infección. Sin embargo, al tratarse de una infección crónica, con el paso del tiempo, las células NK dejan de responder bien, se agotan».

“Sabemos que las natural killer son muy importantes en la lucha contra el VIH, así que nuestro objetivo es encontrar nuevas terapias que potencien su actividad para que vuelvan a actuar como en el inicio de la infección”,. En concreto, los investigadores se focalizan en la actividad citotóxica de las NK que es dependiente de anticuerpos, es decir, utilizan anticuerpos para dirigir a las NK hacia las células infectadas y que las eliminen.

Para reactivar las células natural killer, los investigadores han desarrollado nanopartículas que contienen dos tipos de anticuerpos. Uno de los tipos reconoce la proteína CD16, que se encuentra en la superficie d las células NK, y el otro tipo reconoce la proteína gp120 que expresan las células infectadas y ayudan a que las NK se activen de forma más eficaz y eliminen la infección.

“Como novedad, hemos conseguido diseñar unas nanopartículas polarizadas, es decir, los anticuerpos que son iguales se agrupan en dominios concretos encima de la superficie de la partícula (por un lado, los anti-CD16 y, por el otro, los anti-gp120). Esto favorece la unión a las proteínas que nos interesan y dirigimos mejor la respuesta inmunitaria”, destaca Víctor Puntes, jefe del grupo CIBBIM-Nanomedicina y Nanopartículas Farmacocinéticas del VHIR, jefe del grupo de Nanopartículas Inorgánicas del ICN2 e investigador ICREA.

Mediante esta tecnología, los resultados del estudio muestran que las células natural killer son capaces de poner en marcha un respuesta citotóxica hacia las células infectadas y eliminar los reservorios celulares de VIH en cultivos de células sanguíneas y de tejido linfoide humano.

“Las NK, permiten eliminar las células infectadas con VIH”.  

De cara a investigar su potencial uso en la clínica, ahora el grupo de Enfermedades Infecciosas del VHIR trabaja en la búsqueda de anticuerpos biespecíficos, capaces de reconocer a la vez tanto las células infectadas como las natural killer para facilitar esta unión. En este caso no se utilizarán nanopartículas para facilitar el proceso de traslado hacia la clínica, y se probará la eficacia para eliminar las células infectadas por parte de estos anticuerpos tanto en cultivos celulares como en ratones.

Innovación en nanotecnología

Valle de Hebrón explica que «en los últimos años, el interés en la investigación sobre las aplicaciones médicas de la nanotecnología ha crecido exponencialmente. Desde los años 80, los investigadores han trabajado para conseguir nanopartículas donde unir diferentes tipos de anticuerpos que reconozcan proteínas concretas. Sin embargo, hasta ahora no se había demostrado que era posible crear nanopartículas de oro polarizadas con dominios de anticuerpos diferenciados, es decir, donde cada tipo de anticuerpo se agregue con los que son iguales a él. Es lo que se llama adsorción cooperativa. Hasta ahora, los anticuerpos se colocaban al azar sobre la partícula».

“La adsorción cooperativa, que permite crear nanopartículas polarizadas, se había visto en partículas y superficies más grandes. En el caso de partículas tan pequeñas, creíamos que era posible, pero es la primera vez que se demuestra en la práctica”,.

Para hacerlo posible, los investigadores han diseñado una metodología de formación de las nanopartículas que requiere unas condiciones muy concretas y controladas. Así, han conseguido tener nanopartículas polarizadas con dos tipos de anticuerpos separados en el espacio que permitan aumentar la eficacia de las uniones a las células de interés.

Las nanopartículas polarizadas se han utilizado, en este caso, para el estudio de la unión entre las células natural killer y las células infectadas por VIH. Sin embargo, esta tecnología podría convertirse en una nueva plataforma de investigación con un gran abanico de aplicaciones, como por ejemplo el cáncer. En este caso sería, por lo tanto, una estrategia de inmunoterapia que dirigiría las células del sistema inmunitario hacia las células tumorales.

Referencias

 Orange, JS (2008). «Formation and function of the lytic NK-cell immunological           synapse»Nat Rev Immunol. 8 (9): 713-725. Consultado el 5 de marzo de 2018.

 Xu Y, Zhou S, Lam YW, Pang S W (2017). «Dynamics of Natural Killer Cells Cytotoxicity in Microwell Arrays with Connecting Channels»Front. Immunol. Consultado el 5 de marzo de 2018.

 Alice CN, Brown ACN, Oddos S, Dobbie IM, Alakoskela J-M, Parton RM, Eissmann P, et al. (2011). «Remodelling of Cortical Actin Where Lytic Granules Dock at Natural Killer Cell Immune Synapses Revealed by Super-Resolution Microscopy.»PLoS Biol 9 (9): e1001152. Consultado el 10 de marzo de 2018.

 Mace ME, Dongre P, Hsu H-T, SinhaP, James AM, Mann SS, Forbes LR, Watkin LB, Orange JS (2014). «Cell biological steps and checkpoints in accessing NK cell cytotoxicity». Immunology and Cell Biology (Revisión) 92: 245-255. doi:10.1038/icb.2013.96.

 Schleinitz N, March ME, Long EO. (2008). «Recruitment of Activation Receptors at Inhibitory NK Cell Immune Synapses»PLoS ONE 3 (9): e3278.

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SOBRE EL COVID-19

Un ‘software’ explica el mecanismo molecular de la covid.

Los adelantos sobre el virus, de manera abreviada, facilitan sin duda el conocimiento. No se que va a pasar en el futuro, pero lo que parece es que se esta simplificando la informacion

El programa, desarrollado en Andalucía, se basa en datos genómicos para observar cómo se desarrolla el virus y sus consecuencias en todo el organismo.

Joaquín Dopazo,

Investigadores del Área de Bioinformática Clínica de la Fundación Progreso y Salud, de la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía, han desarrollado una herramienta informática que permite conocer en detalle el mecanismo de la covid-19 y predecir el efecto de intervenciones en su evolución y también en las consecuencias que desencadena la infección en el organismo. El trabajo ha sido publicado en la revista científica Biodata Mining.

El grupo de investigación, liderado por Joaquín Dopazo, director del área, ha desarrollado un  software que opera directamente sobre el mapa de la enfermedad, en cuyo desarrollo participaron activamente junto a otros 150 investigadores de 25 países. Este software permite introducir datos genómicos de los pacientes y observar cómo se desarrolla la enfermedad y sus consecuencias en todo el organismo.

Según Dopazo, el programa informático «permite estudiar qué está pasando, pero también cómo podemos intervenir para frenar el virus», desarrollando así alternativas terapéuticas. «El valor de este trabajo está, fundamentalmente, en que la comunidad investigadora puede utilizarlo para observar todas las reacciones que se producen con la enfermedad a nivel individual, abriendo un campo de conocimiento que nos permita tener más detalles de la covid y su comportamiento de forma más personalizada», asegura el director de la Fundación.

Conocer las moléculas con medicina de sistemas

«La Radiología ha sido el tercer pilar en el diagnóstico de la Covid-19»

Científicos del CSIC optimizan un algoritmo aplicable en la búsqueda de fármacos

Explican un mecanismo que forma trombos en la covid

La herramienta, de acceso gratuito (disponible en http://hipathia.babelomics.org/covid19/), no sólo proporciona una vista detallada de los mecanismos de invasión viral y las consecuencias en la célula, sino que también tiene potencial en la búsqueda de tratamientos antivirales eficientes.

Herramientas previas

Este grupo de investigación ya ha desarrollado diferentes herramientas que permiten indagar sobre la infección por covid o sobre las consecuencias que ocasiona en el organismo. 

Recientemente han identificado hasta 300 dianas terapéuticas sobre las que actúan 600 fármacos que están actualmente en el mercado y que son susceptibles de actuar sobre el propio proceso de la infección o sobre los mecanismos alterados por esta. Este trabajo de investigación, publicado en la revista Signal Transduction and Targeted Theraphy, se basa en un sistema de machine learning.

nueva expresión de la covid-19 exclusiva de los niños

Pediatría – Estudio multicéntrico español publicado en ‘Critical Care’

Un estudio multicéntrico español ha analizado exhaustivamente las características, síntomas y evolución del síndrome inflamatorio multisistémico (SIM).

Rafael González Cortés, intensivista de la UCI pediátrica del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid.

Raquel Serrano Vie, 19/02/2021 – 17:00

El síndrome inflamatorio multisistémico en niños no es un factor de riesgo para ventilación mecánica

La OMS investiga el síndrome inflamatorio multisistémico en niños con covid-19

Asocian el coronavirus con enfermedades neurológicas

En la primera oleada de la pandemia originada por el virus SARS-CoV-2 aparecía, entre los niños de todo el mundo afectados por la infección, un cuadro son síntomas muy similares a los de la enfermedad de Kawasaki que disparó las alertas sanitarias. Sólo afectaba a la población infantil y, por su sintomatología, solía requerir asistencia en críticos.

Poco a poco, la experiencia clínica y los estudios que se han ido realizando han puesto nombre y apellidos a esta manifestación: síndrome inflamatorio multisistémico (SIM) y han ido comprobando que se trata de una manifestación tardía de la covid-19 en niños que, afortunadamente, y a pesar de su gravedad inicial, remite con los cuidados adecuados. A pesar de todo, este nuevo síndrome post-covid-19 ha seguido generando inquietud entre profesionales y padres, por lo que sigue siendo el objetivo de numerosas investigaciones. 

Una de ellas es la que acaban de presentar los profesionales de la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid, que han coordinado un estudio, publicado en Critical Care, sobre la infección por SARSCoV-2 y los pacientes pediátricos críticos, con importantes y sólidos hallazgos sobre la asociación entre el síndrome inflamatorio multisistémico y la covid-19 y  promovido por la Sociedad Española de Cuidados Intensivos Pediátricos (SECIP).

En este trabajo se han analizado los datos de 74 pacientes registrados entre el 1 de marzo y el 15 de junio de 2020, correspondientes, por tanto, a la primera ola de la pandemia. La manifestación grave más frecuente de la infección por SARS CoV-2 en niños que precisan UCI fue el síndrome inflamatorio multisistémico que se dio en 45 pacientes, lo que supone el 61% del total.

Claras diferencias con los adultos 

“Es una enfermedad asociada al SARS-CoV-2 que se ha descrito solo en niños, constituyendo una expresión nueva de la enfermedad muy diferente de las manifestaciones observadas en adultos críticos, que mayoritariamente cuadros de dificultad respiratoria severa,” explica Rafael González, intensivista de la UCI pediátrica del citado hospital e investigador principal junto a Amaya Bustinza, María Slöker y Jesús Lopez-Herce, jefe de este servicio.

El síndrome inflamatorio multisistémico asociado a coronavirus se caracteriza por la aparición de un cuadro generalizado de fiebre elevada y persistente acompañado en muchas ocasiones de síntomas digestivos (dolor abdominal, sobre todo) y alteraciones cardiovasculares de diversa gravedad, pudiendo llegar a presentar ‘shock’ con fallo circulatorio severo. Además, suele asociarse en pacientes que presentan alteraciones cutáneas y oculares, en forma de conjuntivitis.

El estudio describe las diferencias que existen entre los pacientes que ingresan por síndrome inflamatorio de los demás pacientes pediátricos que acuden por otros cuadros relacionados con SARS-CoV-2. Los pacientes con síndrome inflamatorio son de mayor edad, en torno a los 8 años, estando el 90% por encima de los 4 años, presentan con menor frecuencia afectación respiratoria, ya que solo el 25 % tiene síntomas catarrales previos y menos del 15% advierte dificultad respiratoria al ingreso, según los resultados del estudio en el que también han participado 47 UCIS pediátricas españolas. 

Según González, otra de las diferencias es que los pacientes con síndrome inflamatorio no suelen tener antecedentes médicos importantes, puesto que el 80% estaban previamente sanos, mientras que los pacientes que precisaron ingreso por otros cuadros vinculados al SARS-CoV-2 presentaban enfermedades importantes previas, en el 50% de los casos.

Evolución favorable

Los datos confirman lo que se ha observado en otros países: es muy reducido el número de niños que precisan ingreso en unidades de cuidados intensivos en relación con la infección por SARS-CoV-2 y, en general, tienen una buena evolución y baja mortalidad, en torno al 3%, aunque de manera específica suelen precisar más frecuentemente medicación de soporte cardiovascular, hasta el 65% del total. Sin embargo, sólo un 15% precisan ventilación mecánica en comparación con el 40% del resto de pacientes pediátricos que ingresan por otros cuadros relacionados por SARS-COV-2 sin síndrome inflamatorio.

González detalla además que los pacientes con síndrome inflamatorio presentan bajas cifras de linfocitos respecto a otras células del sistema inmune, existiendo, además, una producción aumentada de proteínas proinflamatorias. Se ha observado además que tan sólo un 40% de los pacientes ingresados con síndrome inflamatorio presentaban PCR frente a SARS-CoV-2 positiva y ente los que presentaban negativa, un 65% tenían anticuerpos frente al virus”.

El estudio refleja que existe un desfase temporal de unas cuatro semanas entre el pico de mayor incidencia de la covid-19 y la aparición de estos casos inflamatorios, lo que «plantea la hipótesis de que pueda estar causado por una reacción tardía del sistema inmunitario de los niños a una infección previa por SARSCov-2. Los datos se irán actualizando ya que el registro continúa abierto y se están incluyendo nuevos pacientes correspondientes a los ingresos acontecidos en la segunda oleada». 

Referencias

Joaquín Dopazo, director del Área de Bioinformática Clínica de la Fundación Progreso y

20/02/2021 – 11:16

VACUNAS Y TODO LO DEMAS CONTRA EL COVID

VACUNAS Y TODO LO DEMAS CONTRA EL COVID

Como cada día la vanguardia me sirve de índice y actualización de la pandemia por el Covid .

Me pregunto y cada día si en el futuro las revistas de prestigio en medicina a las que cuesta tanto trabajo acceder y publicar un artículo, van a persistir .

Cada día puedo tener los adelantos en investigación en medicina. los periodistas  e investigadores jóvenes que cada dia hacen resumenes de todo lo pulicado las revistas importantes publican en internet resúmenes enormemente completos e informadores.

Van a persistir estas revistas en el futuro, en las que cuesta publicar en ellas, que son muy caras , muy difíciles de indexar y ocupan un enorme espacio para archivarlas. Mientras que en unos minutos el bendito ordenador me ofrece unos resúmenes actualizados y con una complejidad abarcable para los no expertos . Que sepa todo el mundo que esto va a cambiar .

 Cuando era estudiante de Medicina en Sevilla me preocupaba por la fisiología de la contracción muscular y en la calle Laraña frente a la Universidad Central, estaba la Casa Americana con una biblioteca fantástica  y donde yo he estado muchas horas .

Cuando leía un trabajo en un libro de neurofisiología , no era infrecuente que hiciera referencia a un trabajo que no estaba publicado en el libro consultado lo que me obligaba a buscar el libro al que hacía referencia , que no siempre encontraba y qué me hacía emplear un tiempo enorme .

Eso lo puedo hacer ahora en minutos, sentado en mi despacho y con mi querido ordenador.

Seguro que esto es rebatible pero a mí me va estupendo, me hace la vida más cómoda y estoy al día en lo que a neuro  publicaciones se refiere y para lo que yo necesito.

La vanguardia en concreto cada día me gratifica con actualizaciones médicas y ya después me encargo yo te buscar los artículos originales con los buscadores de internet.

Este trabajo de MARTA RICART, dice algo asi, ¿como, tenemos que contentarnos, solo con las vacunas , en el tratamiento del Covid, o debemos hechar mano, de otros mediamentois, conocidos y en conocimiento, que sirven para matar al virus¿

Aquí lo copio

Como en toda enfermedad nueva, un gran obstáculo en la epidemia de covid ha sido la falta de tratamientos, ya no específicos, sino medianamente eficaces. Al tener vacunas, se plantea si estas han ganado ya la carrera de la investigación. ¿Harán innecesarios los tratamientos? Los científicos dicen que no y continúan los estudios.

Bonaventura Clotet, director de enfermedades infecciosas del hospital Germans Trias i Pujol de Badalona, del IrsiCaixa y de la Fundación Lucha contra el Sida, indica que “la vacunación será seguramente una respuesta eficaz contra la pandemia”. Pero cree que los tratamientos “la complementarán, se podrán usar en paralelo”.

Según él, porque las terapias se necesitarán mientras las vacunas no lleguen a todo el mundo (ya ha habido limitaciones de producción o suministro) y surtan efecto. Servirán para personas que no puedan vacunarse; si las inyecciones no son todas igual de eficaces ni en todos los grupos de población y edades; si su efecto tiene una duración limitada y si el virus sigue activo mucho tiempo y genera variantes o resistencias (aunque podrían afectar a las vacunas y a los tratamientos). Aún cuando acabe la epidemia, el SARS-CoV-2 puede seguir causando infecciones graves. Por ello, el médico sostiene que se debe continuar investigando.

Anticuerpos neutralizantes

Son el eje de las terapias específicas contra la covid. Cuando se infecta, el organismo genera anticuerpos para neutralizar el virus que evitan que se replique. La vacuna también los activa. Y este tipo de tratamiento inyecta anticuerpos en el organismo para acelerar y reforzar su respuesta, para parar la infección, impedir que se agrave. Trascendió el ensayo de esta terapia cuando se le dio a Donald Trump, pero va evolucionando. Se empezó usando suero de convaleciente, plasma de personas que han pasado la infección (se usa también de personas sanas, que fabrican anticuerpos contra virus comunes). Esa perfusión se ha ido sofisticando. La última fórmula es la terapia que la farmacéutica catalana Grifols ensayará en el área metropolitana norte de Barcelona (junto a otros centros científicos).

La nueva amenaza de las variantes del virus

Como ocurre con las vacunas, los laboratorios con tratamientos de anticuerpos también han empezado a analizar esta última semana si sus terapias funcionarán igual contra la variante del virus sudafricana, que parece causar una merma de los anticuerpos. Y lo mismo podría ocurrir con otra detectada en Brasil. Unos primeros estudios en laboratorio de Regeneron con la Universidad de Columbia y el sistema público de salud de EE.UU. han apuntado que con el tratamiento de esta compañía, que incluye dos anticuerpos, uno preserva su potencial, mientras que el otro lo pierde, y lo mismo ocurriría con la terapia de Lilly, excepto si se combina con otro fármaco. Ambas parecen funcionar contra la variante británica. Las dos compañías han dicho que revisarán sus tratamientos. Lilly anunció que analizará más anticuerpos (hay de muchos tipos) que combatan la cepa sudafricana y verá si refuerza su terapia. Para ello, probarán su bamlanivimab con un anticuerpo de GSK. Y es que la dinámica en la investigación de vacunas también puede incidir en la búsqueda de tratamientos. Grandes laboratorios como Merck, que hace unos días abandonó los ensayos de una vacuna, prevén dedicar más esfuerzo a posibles terapias contra la covid. Lo mismo otras farmacéuticas sin inmunógeno, como Novartis o Sanofi, que además producirán la vacuna de Pfizer.

“Vamos a ensayar una inmunoglobulina (Ig) hiperinmune que potencia diez veces los anticuerpos del plasma de convaleciente”, explica Clotet, quien, junto a Oriol Mitjà, infectólogo de su equipo, dirigirá desde este febrero el ensayo en 800 personas. Los anticuerpos (de distintos donantes que han pasado la covid) se seleccionan y concentran para activar al máximo su eficacia y atacar distintas partes del virus ­–por eso se llama terapia policlonal, frente a la monoclonal, que combate solo una parte del virus, en general, la proteína S–. Esos anticuerpos se convierten en un fármaco que se administrará por inyección subcutánea, frente a la infusión intravenosa aplicada en EE.UU. Así podría usarse más fácilmente en los CAP, en urgencias de hospitales o hasta en residencias, para evitar hospitalizaciones, indica Clotet. Espera resultados del estudio para mayo.

Extracción de sangre de un paciente que ha pasado la covid para obtener anticuerpos 

  Enric Fontcuberta/EFE

Grifols también tiene Ig ya aprobadas contra otras dolencias, que se prueban asimismo para tratar la covid en España y EE.UU., en pacientes hospitalizados y de las ucis, detalla Antonio Páez, director médico de la compañía.

También las compañías Regeneron y Eli Lilly crearon terapias de anticuerpos monoclonales, ambas autorizadas de urgencia (se usan, pero siguen en estudio) en EE.UU. Ese país las quiere extender: ha encargado dosis de ambas compañías por valor de 3.500 millones de ­euros, informó Bloomberg . Alemania ha comprado asimismo 200.000 dosis por 400 millones. Lilly ha pedido ya la aprobación de su terapia en la Unión Europea, apunta José Antonio Sacristán, director médico de la compañía en España.

Los ensayos indicaron que los anticuerpos reducen la carga viral y evitan hospitalizaciones por el agravamiento de la infección, pero los estudios con pacientes dan resultados dispares. Hace diez días, un estudio apenas vio efecto del bamlanivimab de Lilly en infectados no graves, aunque sí combinado con otro fármaco, etesevimab. La compañía aseguró que otro ensayo demuestra un notable efecto preventivo de su anticuerpo en personas de riesgo si contraen la covid, como quienes viven en residencias. Quiere impulsar un uso más preventivo (darlo a personas antes de infectarse). Lo mismo Regeneron. En cambio, la Universidad de Oxford ha parado un ensayo con plasma de convaleciente al ver que no reduce la mortalidad.

Para Clotet, una clave de la terapia de anticuerpos parece ser en qué fase de la infección se usa, al no haberse observado mucho efecto en enfermos ya graves, pero sí cuanto más pronto se administra. En el ensayo de Grifols se inyectará a infectados en las últimas 72 horas, sin síntomas. El médico explica que se analizará además si activa un mecanismo molecular que impide la llamada tormenta de citoquinas, la hiperreacción del organismo que se da en muchos casos de covid y agrava el estado del infectado.

Antivirales

Ante el alud de enfermos graves, médicos y científicos se pusieron a revisar qué fármacos existentes podrían combatir la covid. Los primeros en mirar fueron los antivirales, aunque el éxito del reciclaje ha sido limitado, dice Verdaguer. Lo ilustra el caso del remdesivir, usado, aunque varios estudios no lo han visto eficaz. Verdaguer y su grupo investigan (aún están en una fase básica) un cóctel de antivirales, juntar al menos dos distintos (favipiravir y ribavirina en su caso) para atacar mecanismos diferentes del virus. El cóctel de fármacos es una estrategia que se extiende; en su día logró parar la mortalidad del VIH-sida.

Otro equipo del IBMB analiza fármacos contra la tormenta de citoquinas. Verdaguer aclara que este virus no es más complejo que otros, pero investigar lleva su tiempo. Se prueban más antivirales, como el sofosbuvir, que cambió la hepatitis.

Antiinflamatorios

Es otro tipo de medicinas que se emplean para tratar la hiperinflamación que causa la covid en algunos casos. Como la dexametasona, muy utilizada. La hidroxicloroquina, muy usada en la primera ola, se descartó después. Grifols prueba su alfa-1 antitripsina; Oxford, el tocilizumab (que se usa contra la artritis reumatoide) y Lilly, su baricitinib, además en cóctel con el remdesivir. Sacristán presume que “son de Lilly dos de los cuatro fármacos aprobados contra la covid en EE.UU.”. Tras la primer ola, el uso de estos medicamentos más temprano se considera uno de los factores para reducir ingresos en ucis y muertes.

Anticoagulantes

Otra de las familias de fármacos que se dan a muchos enfermos para prevenir y tratar la trombosis venosa o arterial, la embolia pulmonar y el ictus que origina la infección. La Organización Mundial de la Salut (OMS) insistía esta semana en que se utilicen estos fármacos. E incluso se ensaya un clásico, la aspirina.

Se estudian muchos más medicamentos, como la colchicina contra la gota. Científicos de la Universitat Politècnica de Catalunya han visto resultados con el raloxifeno. Otros del instituto ISGlobal y Clínica Universidad de Navarra, con el antiparasitario ivermectina. Un estudio liderado por Adolfo García-Sastre, virólogo del hospital Mount Sinai de Nueva York, analizó 47 fármacos y varios eran activos contra el virus, sobre todo el antitumoral plitidepsina. En el centro de Clotet (en consorcio con otros) ya vieron que era la más potente contra el virus de 70 moléculas analizadas.

Todo vale, y en tiempo de Pandemia mas.

MARTA RICART

BARCELONA

31/01/2021 06:00Actualizado a 31/01/2021 09:08

VACUNACIÓN FRENTE A COVID-19

RECOMENDACIONES FACME PARA LA VACUNACIÓN FRENTE A COVID-19

La Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (FACME) ha adquirido el compromiso de generar recomendaciones acerca de la vacunación de determinados grupos que podrían considerarse de riesgo o de condiciones especiales, con el fin de que los facultativos dispongan de información protocolizada y apoyada en la mayor evidencia científica a la hora de aconsejar la inmunización frente a la COVID-19

 En este momento, tanto el conocimiento científico sobre las vacunas de ARNm que se  están utilizando como la evidencia disponible indican que la vacunación no modifica los resultados de las pruebas diagnósticas de infección por SARS-CoV-2 (salvo la serología). Catalunya ha realizado más de dos millones de PCRLa historia de la PCR, mucho más que una simple prueba para detectar  coronavirus - NIUS

– RT-PCR en exudado nasofaríngeo

No es posible obtener falsos positivos debidos a la vacunación.

La vacuna supone la administración de un fragmento de ARNm viral, que producirá la proteína S. Ese ARNm se degrada rápidamente tras su administración parenteral y no alcanza la vía respiratoria, por lo que no podrá ser detectado en la mucosa nasofaríngea. Además, las técnicas de RT-PCR están diseñadas para amplificar otras secuencias del virus y el resultado solo es positivo cuando tiene lugar la amplificación de varios genes del viPruebas de COVID-19: Así son las pruebas de secuenciación que se utilizan  para detectar el coronavirus | Públicorus.

– Test antigénicos en exudado nasofaríngeo

La información disponible parece descartar que pudiera haber presencia de proteína (antígeno) en mucosa nasofaríngea tras la vacunación intramuscular.

Los test de antígenos pueden incluir en su composición anticuerpos contra fragmentos de la proteína S. Sin embargo, la producción de proteína que genera la vacuna es a nivel local y no parece posible que parte de esa proteína (que es identificada y procesada por el sistema inmunitario) pudiera llegar a las vías respiratorias en una cantidad detectable.

Por lo tanto, la hipótesis actual es que los test antigénicos tampoco mostrarían falsos positivos tras la vacunación frente a COVID-19.

– Test serológicos

La mayoría de los test disponibles en los laboratorios clínicos, detectarán tanto los anticuerpos generados por la infección natural como los generados por la vacuna.

Sin embargo, para poder interpretar de forma adecuada los resultados de las pruebas serológicas, es muy importante tener en cuenta el tipo de ensayo que se está utilizando y los anticuerpos generados por la vacuna y por la infección natural. Las vacunas actualmente aprobadas generan anticuerpos anti-proteína S1.

La infección natural genera  anticuerpos anti-espícula (S) y anti-nucleocápside (N). Los anticuerpos anti-MPER interactúan con el 'talón de Aquiles' del VIH

Así, dentro de los ensayos de uso más habitual, el 2019-nCoV IgG de MAGLUMI® se basa en la detección de anticuerpos IgG Anti SARS-CoV-2 contra el dominio de unión al receptor de la proteína S y la proteína N, el ensayo Access SARS-CoV-2 IgG de Beckman® realiza la detección de anticuerpos IgG Anti SARS-CoV-2 contra el dominio

Interpretación de pruebas diagnósticas de SARS-CoV-2 tras la vacunación:

PCR o tests antigénicos positivos significan INFECCIÓN

¿Qué interpretación debe hacerse de las pruebas diagnósticas tras la vacunación?

La unión al receptor de la proteína S1, el ensayo TGS COVID-19 IgG Menarini® determina anticuerpos Ig Anti SARS-CoV-2 contra el dominio de unión al receptor de la proteína S1 y la proteína N, el ensayo SARS- CoV-2 S1/S2 IgG de LIASON® se fundamenta en la detección de anticuerpos IgG Anti SARS- CoV-2 contra el dominio de unión al receptor de la proteína S1 y S2, el ensayo Elecsys Anti SARS-CoV-2 (anticuerpos totales IgG, IgM e IgA) de ROCHE®, detecta anticuerpos Anti SARS- CoV-2 utilizando una proteína recombinante que representa al antígeno de la proteína N, el ensayo de SIEMENS detecta anticuerpos IgG Anti SARS-CoV-2 frente al dominio de unión al receptor (RBD) de la S1 y el de Abbott, detecta IgG contra la proteína N.

Por lo tanto, los métodos que pueden identificar anticuerpos generados por la vacuna serán aquellos que determinen anticuerpos IgG Anti SARS-CoV-2 contra el dominio de unión al receptor de la proteína S1.

− Un paciente (vacunado o no) con un resultado POSITIVO en una prueba diagnóstica de infección aguda (exudado nasofaríngeo para RT-PCR o test de antígenos) debe considerarse COVID POSITIVO y se debe proceder a las medidas de salud pública y atención médica oportunas (aislamiento, búsqueda de contactos, tratamiento si precisa…).

− La posibilidad de un falso positivo tras la vacuna es la misma que la posibilidad de un falso positivo en la población general. En pacientes sintomáticos, la probabilidad de falso positivo es excepcional con cualquiera de las dos técnicas.

− Debe tenerse en cuenta que todavía no sabemos si la inmunidad que produce la vacuna impide también la infección o solo impide el desarrollo de enfermedad sintomática. En un momento de alta transmisión, como el actual, es muy posible que las personas que están siendo vacunadas puedan adquirir la infección. Y los vacunados pueden desarrollar enfermedad sintomática, sobre todo si todavía no han finalizado su vacunación.

− La vacuna puede producir reacciones febriles, astenia, escalofríos, mialgias, que podrían confundirse con COVID-19. Ante un diagnóstico de presunción de reacción vacunal (febrícula, malestar, cefalea, mialgias) puede esperarse 24-48 horas (tiempo habitual de resolución de la reacción vacunal) para realizar la prueba diagnóstica de infección por SARS-CoV-2. La aparición de tos, anosmia o neumonía son propias de COVID- 19, no de la vacuna. En estos casos la prueba diagnóstica de elección es el test antigénico. Si la sospecha clínica es alta y el test antigénico es negativo, se recomienda la realización de la RT-PCR.

− El conocimiento del método empleado es esencial para interpretar los resultados serológicos, de tal forma que, aún en aquellos casos en los que el paciente desarrolle la inmunidad esperada, los anticuerpos generados pueden no ser detectados

Referencias

Interpretation of SARS-CoV-2 test results in vaccinated persons. CDC. https://www.cdc.gov/vaccines/covid-19/info-by- product/clinical-considerations.html

VIRUS CONTRA VIRUS. VIRÓFAGOS

VIRUS CONTRA VIRUS. VIRÓFAGOS

Virus englobando a otro virus

Cuando en medio de la pandemia por coronavirus, disminuye marcadamente el número de infecciones. Es natural que la curiosidad nos lleve a pensar “qué está pasando “.

Las medidas de prevención que estamos utilizando, son las causantes de esta desaparición o mengua las infecciones, como la gripe y otras  varias.

y sí lo son, por qué no responden de igual manera a las rigurosas prevenciones que estamos utilizando para los coronavirus.

Hay algo más que se nos escapa y por ello copio este articulo sobre los pocos conocidos virofagos.

Según el Comité Internacional de Taxonomía Vírica, un virus es un biosistema elemental que posee algunas de las propiedades de sistemas vivientes: genoma y capacidad de adaptación a cambios medioambientales. Sin embargo, un virus no puede capturar y almacenar energía libre y no es funcionalmente activo fuera de su célula hospedadora diana. Dicho de otro modo, un virus no tiene metabolismo y, por ello, no es un ser vivo, sino que, como parásito intracelular obligado, toma prestadas las características de los verdaderos seres vivos: desde las bacterias –incluso las que viven en condiciones extremas de temperatura, presión o salinidad- hasta nosotros mismos .

Virófagos. Virus come virus

Por lo tanto, parece lógico pensar que sólo las entidades biológicas con capacidad replicativa y metabolismo propio pueden ser depredadas por virus infecciosos, ¿o no? Pues a juzgar por estudios llevados a cabo en los últimos años en diferentes laboratorios, agentes víricos infecciosos complejos, grandes, muy grandes, recientemente analizados, podrían ser sorprendentes dianas de otros virus “comedores” de virus: los Virófagos. A continuación se describe el artículo recientemente publicado por el autor presente Post en El Cultural:

Giruses

Algunas de las especies de virus con ADN como genoma más grandes conocidos, como el de la viruela -prácticamente desaparecido a la espera de que la OMS decida qué hacer con las últimas muestras congeladas-, o el de la peste porcina africana, pueden acercarse a los 400 nm de tamaño y prescindir de muchos de los componentes y factores celulares implicados en replicación. Incluso pueden replicar en el citoplasma, lejos del núcleo donde necesitan acudir la mayoría de virus ADN. Sin embargo, hace dos décadas se descubrieron otras entidades víricas gigantes –Giant Viruses o Giruses– capaces de infectar amebas y otros organismos simples. Estas entidades, como las del género Mimivirus, poseen los genomas y cápsidas más grandes y complejos conocidos: hasta 1.2 Mb –más que muchas bacterias- y cerca de la micra –es decir, dentro del rango del microscopio óptico convencional-, respectivamente. Otros ejemplos de virus muy grandes a destacar serían el agente que infecta zooplancton, Virus Cafeteria roenbergensis (CRV), o ciertos destructores de algas de la familia Phycodnaviridae. Aunque no son entidades biológicas independientes, están “a un hervor” de la vida. En su conjunto, todos estos virus grandes se engloban dentro de los denominados Virus ADN Grandes Nucleocitoplásmicos (NCLDV, en inglés). Desde la Universidad del Mediterráneo, en Marsella, el equipo de científicos que participó en la caracterización de los primeros mimivirus anunció en el último congreso europeo –EuroVirology– el proyecto Tara-Girus, un barco-laboratorio que pretende recoger y analizar virus gigantes a lo largo del mundo. Estos giruses, como se verá a continuación, podrían poseer una característica compartida: sus propios parásitos “intravíricos” o virófagos mencionados anteriormente. Por ello, una pregunta que muchos científicos se plantean sería: ¿siguen siendo los NCLDV o giruses organismos no-vivos?

Virus comedores de virus 

Los virófagos son parásitos conocidos solamente desde hace un par de años. En 2008, el mismo grupo de investigadores que había caracterizado los mimivirus, descubrió el primero de estos virus comedores de virus, apodado Sputnik, en una torre de refrigeración de agua en París. Desde entonces, tal y como auguró Christelle Desnues, microbióloga del Centro Nacional de Investigación Científica de Marsella, nuevos virófagos han ido apareciendo, como el marino Mavirus, capaz de infectar al CRV, predador de especies integrantes del zooplancton ya mencionado. De hecho, en este último caso y según publican en Science científicos de la Universidad de Columbia Británica de Vancouver, Canadá, el genoma del mavirus sería similar al de algunos transposones eucarióticos. Los transposones son elementos genéticos que pueden “saltar” y moverse entre diferentes partes del ADN. Si su inserción se produce en un sitio sensible, pueden producir mutaciones incompatibles con la viabilidad celular o, como en el caso que nos ocupa, vírica. Quizá, ya puestos a especular, algunos transposones pudieran haber derivado de antiguos virófagos pasando a ser elementos utilizados por células superiores como protección frente a determinados giruses. Extrapolando estos resultados, además de permitir proteger a las especies de zooplancton, virus anti-virus podrían, en un futuro, ser utilizados en terapias en seres superiores -¿por qué no en humanos, tal y como se pensó con los bacteriófagos, virus infecciosos en bacterias, antes del desarrollo de los antibióticos?

El último de los virófagos descubierto acaba de ser descrito en las prestigiosas Proceedings of the National Academy of Sciences y Nature. El nuevo miembro de este grupo de parásitos se encontró por casualidad en el inhóspito Lago Orgánico del Éste Antártico mientras se estudiaban otras formas biológicas. De hecho, los autores del trabajo -Escuela de Ciencias Biotecnológicas y Biomoleculares de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Australia-, coordinados por Ricardo Cavicchioli, sugieren que estas formas orgánicas son más frecuentes de lo que se pensaba. El virófago se denomina OLV (Virófago del Lago Orgánico).

Tal y como se comentó anteriormente, estos virus depredan virus gigantes como sería el caso de los ficodnavirus. Al atacar a estos giruses, OLV estaría protegiendo a sus víctimas, esto es, a diversas especies de algas. De hecho, el genoma de OLV se identificó dentro de la secuencia de su hospedador. Para Cavicchioli, por lo tanto, OLV podría estar colaborando con la supervivencia de algunas especies de algas antárticas –al menos durante los meses del deshielo-.

El hecho de que todos los virus que actúan como hospedadores de virófagos pertenezcan al grupo de los NCLDV, parece significativo de la complejidad estructural y funcional de estas últimas entidades. Finalmente señalar que, además de los extraordinarios lagos antárticos, genes que codifican proteínas virales –principalmente de la cápsida- han sido encontrados dentro de hospedadores de los más diversos ambientes, como un lago salino de las islas Galápagos, un estuario de Nueva Jersey, en EE.UU., u otro lago en Panamá, apoyando nuevamente la idea, según comenta Virginia Gewin en Nature, que la expansión de estos comedores de virus podría ser amplia.

El origen de los virus

Tal y como se ha mostrado, nuevas entidades infecciosas capaces de atacar los organismos más variados están emergiendo incluso de los entornos más inhóspitos, como, por ejemplo, los lagos antárticos. Y mientras todo esto ocurre, el origen y evolución de los primeros virus sigue siendo un misterio. Tres parecen ser las opciones más plausibles, no excluyentes entre sí: evolución retrógrada, por la cual, algún virus complejo podría haber sido originariamente una célula pequeña, simple –procariota probablemente- que tras parasitar otra de mayor complejidad fue especializándose y perdiendo autonomía. Otra opción apunta a un posible material celular que habría escapado al control de la división para perpetuarse de forma independiente. Por último, la tercera hipótesis –que no tiene por qué ser la menos probable- hablaría de una evolución independiente de los virus desde un mundo primitivo rico en ARN dentro de un océano prebiótico. Algunas de estas moléculas de ARN aprenderían a perpetuarse en el interior de las primeras células a medida que iban surgiendo.

¿Dónde encajarían los nuevos virófagos en toda esta vorágine infectivo-biológica? Pues no se sabe. Quizás sean el resultado lógico de una evolución reduccionista a varias bandas: células simples que pasarían a virus gigantes y parásitos suyos previos que co-evolucionarían a virófagos. Sea como fuere, el descubrimiento y posterior caracterización de nuevas formas infecciosas abre nuevas perspectivas en materia de evolución –tal y como ya ocurrió con los retrovirusribozimas y priones– y desdibujan aún más la delicada frontera entre la vida y lo simplemente orgánico.

Para terminar, podríamos explicar la disminución de enfermedades infecciosas en tiempo de pandemia por coronavirus, Porque estos bichos se comen entre sí .
lo mas probable que la cosa no sea así, ´pero y si lo es.

Lo que aprenderiamos

Publicado por JAL el 21 mayo, 2011

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EL APLIDIN

 EL APLIDIN

El Aplidin, el antiviral de PharmaMar, es cien veces más potente que el tratamiento que se está usando para el covid-19

Si el Aplidin, es un antivirus potente como afirma su creador, estamos salvados .

Tiene fuerte efecto contra los virus .

Esto es producto tiene de la gran preocupación que causa esta epidemia en el mundo y de que miles de investigadores están buscando una solución , porque nos va en ello la vida .

Siempre tenemos el miedo de la fake new. pero tampoco se puede dudar de todo .

Este medicamento era ya conocido en el tratamiento de los tumores. La plitidepsina (aplidina): no ataca a una proteína del virus, sino que bloquear la molécula diana que está dentro de nuestras células (eEF1A), que no muta, que no cambia, y que es necesaria para el SARS-CoV-2, sea cual sea la cepa, actue.

Es ilusionante y por eso copio este articulo

Un estudio internacional, publicado en la prestigiosa revista «Science», confirma el alto índice terapéutico de la plitidepsina, un fármaco contra el cáncer que bloquea el virus independientemente de cuál sea su cepa

El fármaco contra el covid-19 de la biotecnológica gallega PharmaMar (el Aplidin) acaba de recibir un importante espaldarazo: un equipo de investigadores internacionales, liderados por el virólogo español Adolfo García-Sastre, del Hospital Monte Sinaí de Nueva York, ha publicado en la prestigiosa revista Science los primeros resultados de un estudio sobre la plitidepsina que demuestran que este fármaco, concebido inicialmente para tratar el cáncer, es cien veces más potente que el remdesivir, actualmente el único antiviral aprobado para tratar la enfermedad que provoca el SARS-CoV-2. 

«Este trabajo confirma tanto la potente actividad como el alto índice terapéutico de la plitidepsina que, por su especial mecanismo de acción, inhibe este coronavirus independientemente de cual sea su mutación en su proteína “S” (cepas británica, sudafricana, brasileña o las nuevas variantes que han salido recientemente en Dinamarca)», celebra el presidente del grupo, José María Fernández Sousa. La farmacéutica trabaja ya con agencias del medicamento para empezar el ensayo de fase 3, que se va a desarrollar en varios países. Teniendo en cuenta los tiempos que requieren estos estudios y lo que tardan los reguladores en dar su aprobación, el fármaco podría estar listo a mediados de este año.

Las conclusiones de este grupo de científicos corroboran lo que PharmaMar ya había demostrado en sus últimos ensayos con pacientes, que el medicamento tiene potentes efectos antivirales. Desde esta compañía recuerdan que es importante tener claro que el virus ha venido para quedarse, que las vacunas no lo harán desaparecer. Esto exige obligatoriamente un tratamiento que funcione bien y que sea capaz de actuar contra cualquier tipo de mutación. Y precisamente es lo que hace la plitidepsina (aplidina): no ataca a una proteína del virus, sino que bloquear la molécula diana que está dentro de nuestras células (eEF1A), que no muta, que no cambia, y que es necesaria para el SARS-CoV-2, sea cual sea la cepa.

«El virus, para replicarse, para hacerse copias, necesita algo similar a una máquina fotocopiadora, que sería esta proteína eEF1A -explican la biotecnológica-. Nosotros lo que hacemos es apagarla. Por tanto, el virus no puede hacer copias y la infección se paraliza». Eso sí, para que sea útil, el medicamento debe ser administrado en el momento adecuado, en la fase viral de la enfermedad, cuando el agente infeccioso aún está en el cuerpo haciendo daño. No se puede tardar mucho. «Es como cuando hay un incendio en una casa. Para salvarla, los bomberos tienen que llegar cuando el fuego está empezando. Las llamas tienen que ser atajadas al principio». 

MARÍA VIÑAS
26/01/2021 07:15 H

DISMINUCIÓN DE LAS INFECCIONES DURANTE LA EPIDEMIA DEL CORONAVIRUS

DISMINUCIÓN DE LAS INFECCIONES DURANTE LA EPIDEMIA DEL CORONAVIRUS

Absolutamente inesperado es  la bajada del número de casos de otras enfermedades de carácter infeccioso durante la pandemia del SARS-CoV-2 Podriamos decir que este efecto colateral nos alegra enormemente, pero al mismo tiempo nos sorprende.

Adelanto que la explicación de este hecho, no es simple, que nadie se entusiasme, pero este acontecimiento es espectacular .

Gracias a los datos que arroja el Informe semanal de Vigilancia del Instituto de Salud Carlos III, podemos saber la evolución de decenas de enfermedades infecciosas a lo largo de 2020 con respecto a años anteriores en las mismas fechas. Desde hace décadas, los médicos en España están obligados a notificar a la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica diversas enfermedades infecciosas cuando las detectan durante la práctica clínica. Cada semana, se publica el citado boletín dirigido principalmente a profesionales sanitarios e investigadores, aunque también al público en general, con los resultados de esta vigilancia de enfermedades transmisibles de declaración obligatoria (EDO).

Esta lista está compuesta por un total 60 enfermedades infecciosas (gripe, tuberculosis, tétanos, varicela, sífilis…) y se clasifican en enfermedades de transmisión alimentaria, parenteral, respiratoria, vectorial, zoonótica (procedente de animales), sexual y en aquellas que se podrían evitar con vacunaciones. Algunas de ellas (alrededor de una veintena) se registran semanalmente y otras son de declaración urgente (fiebre amarilla, peste, fiebres hemorrágicas…). La idea principal tras este boletín semanal es alertar rápidamente cuando se detecta un aumento inesperado de casos de ciertas enfermedades infecciosas o cuando aparece un brote por cualquier causa.

Los datos son rotundos: prácticamente todas las enfermedades infecciosas documentadas (salvo la COVID-19) han disminuido de forma contundente su incidencia en 2020. Desde las más frecuentes como la gripe, hasta aquellas con una frecuencia muy reducida como el tétanos, la brucelosis o la rubéola. Aunque, como avisan en el boletín, es posible que por la pandemia de SARS-CoV-2 «los cero casos se deban a falta de notificación en algunas comunidades autónomas», la tendencia general es clara y uniforme. 

Un análisis de los datos epidemiológicos de las EDO en los últimos cinco años (2016-2020), acumulados en la semana 35, refleja dos tendencias generales diferentes. Por un lado, se encuentran los casos de múltiples enfermedades infecciosas que ya iban en descenso desde 2016 y que han disminuido bruscamente en 2020. En este grupo encontramos a la tos ferina, la infección gonocócica o gonorrea, la tuberculosis, la varicela, la hepatitis A, la legionelosis, la hepatitis B, la brucelosis o el tétanos. También existe un descenso de los casos de gripe, aunque ligero, ya que la pandemia de coronavirus comenzó en España cuando la epidemia de gripe daba sus últimos coletazos.

Por otro lado, se registran casos de diversas enfermedades infecciosas que se mantenían en el tiempo o incluso iban en aumento y que han disminuido notablemente en 2020. En este grupo encontramos a la sífilis, el paludismo, la shigelosis, el sarampión, la fiebre tifoidea y paratifoidea, la parotiditis y la enfermedad meningocócica.

Y esto no ocurre solamente en España sino que en el mundo que pública ocurre también

Así lo pone de manifiesto un trabajo publicado recientemente en la revista «The Pediatric Infectious Disease Journal» realizado en el Royal Children’s Hospital de Melbourne (Australia), y según el cual entre el 1 de abril y el 31 de mayo de 2020 (periodo en el que las medidas anticoronavirus ya estaban presentes), se produjo una disminución en los ingresos hospitalarios relacionados con infecciones comparado con el mismo lapso de 2019. Según estos datos, en ese tiempo hubo una reducción drástica de 1.264 pacientes en comparación con el mismo período de 2019 a 2005, así como una bajada proporcional en las admisiones relacionadas con las infecciones del 41% al 30% (818 casos vs 375).

El descenso más significativo, del 91%, tuvo que ver con el crup o laringotraqueobronquitis (una infección de las vías respiratorias superiores que causa dificultad respiratoria y tos en niños) que pasó de 22 casos a tan sólo dos, seguido del 86% de la bronquiolitis que bajó a 30 casos frente a 212.

Además confirma que, aunque aún no existen datos estadísticos al respecto, en nuestro país «ha habido menos ingresos de neumonías y enfermedades por otros virus y bacterias respiratorias durante el periodo Covid», si bien apunta que esto podría también deberse al «cambio de actitud de la población de no acudir a las urgencias por cuadros más leves».Efecto positivo Covid

Benito Almirante, portavoz de la Sociedad Española de Inmunología y Microbiología Clínica (Seimc) y jefe de enfermedades infecciosas del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, argumenta que habrá que esperar a que aparezcan las enfermedades del frio, para ver si se confirma esta bajada de infecciones.

Así lo cree también María García Onieva, pediatra de atención primaria y secretaria del Comité Ejecutivo de la Asociación Española de Pediatría (AEP), quien subraya que «se han publicado ya resultados de la epidemia de gripe en países de esas latitudes y se ha visto que han disminuido muy notablemente los casos de gripe confirmados por laboratorio: un 93% en Australia, en Chile se han reportado hasta 18 veces menos casos que el año anterior y en otros países como Argentina o Nueva Zelanda el descenso también ha sido importantísimo». «Aunque a priori no podemos dar una cifra de la bajada de infecciones que esperamos en España por gripe este año, por efecto del confinamiento y las medidas anticovid está claro que vamos a ver una reducción en todas las enfermedades respiratorias», asegura Menéndez. A lo que además, añade, hay que sumarle el más que probable aumento en las tasas de vacunación de este año, lo que contribuirá más aún a frenar el número de contagios.

Y no sólo en los casos de gripe, «los de bronquiolitis han sufrido también un descenso, está menos presente que otros años. Existen evidencias de que han disminuido el número de enfermedades infecciosas, sobre todo las respiratorias, pero también las gastrointestinales como consecuencia de las medidas tomadas por la pandemia –añade Onieva–. 

Otras que ha mejorado mucho son las enfermedades que se transmiten dentro de los hospitales. «Ahora todos los sanitarios vamos con mascarilla y hacemos todas las medidas de higiene, lo que se ha materializado en un descenso, aún no cuantificado oficialmente, de las infecciones nosocomiales, pero sí que lo hemos notado –asegura Almirante–. A día de hoy se han reducido alrededor de un 50% estas infecciones. Esto es así». «En los hospitales el uso de la mascarilla ha llegado para quedarse –corrobora Menéndez–. Antes no la utilizábamo siempre, sólo en el pico gripal (no así el lavado de manos que sí que se hacía), pero ahora se lleva todo el tiempo y con todo tipo de pacientes».

También las infecciones de transmisión sexual (ITS) se vieron reducidas en un primer momento como consecuencia del coronavirus, pero en este caso por el confinamiento obligatorio. Nos referimos a sífilis, gonococia clamidia o el herpes genital, terminando así con años de cifras al alza, un repunte en casi todas las infecciones de este tipo sostenido desde 2003. Valga como ejemplo lo que cuenta el doctor Almirante: «Nosotros tenemos clínica específica de ITS y la pudimos cerrar durante los tres meses del confinamiento. Se produjo un descenso de la actividad de más del 90%, lo que es lógico. Ahora hay alrededor del 50% de la actividad».

«La idea es que hay menos de todo, menos infecciones del tipo mononucleosis, enfermedad boca-mano-pie o impétigo contagioso (causada por el estafilococo aureus) y menos infectaciones (de piojos o escabiosis) porque necesitan de un contacto directo y mantenido y obviamente esto ya no es así o será más difícil que se de. Habrá un descenso de la probabilidad de contagio del resto de infecciones», concluye Gloria Garnacho, miembro del Grupo de Tricología de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).

Las posibles razones para este panorama favorable de las enfermedades infecciosas, al margen de la COVID-19, son numerosas y muy variadas. Por ejemplo, las diversas acciones dirigidas a reducir los contagios por coronavirus podrían haber sido útiles para disminuir también el contagio de enfermedades infecciosas respiratorias como la tuberculosis (cuyos casos se han reducido al 60% con respecto a 2019). Por otra parte, el confinamiento limitó las interacciones entre no convivientes y es probable que esto haya influido en una menor incidencia de las enfermedades de transmisión sexual y de enfermedades que se pueden prevenir por vacunación (como por ejemplo el sarampión). También es posible que algunos casos de estas enfermedades infecciosas no se hayan detectado por el miedo a ir a los centros de salud y a los hospitales durante los peores momentos de la epidemia en marzo-abril. 

A pesar de la clara dinámica general de las enfermedades infecciosas en 2020, existen llamativas excepciones: las enfermedades infecciosas de origen tropical como la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo y la fiebre del Nilo Occidental han ido a más en 2020. Los primeros casos conocidos de fiebre hemorrágica en España, transmitida por garrapatas, se remontan a 2016. Desde entonces hasta ahora, se han confirmado 6 casos de esta fiebre hemorrágica (3 muertes) en nuestro país, dos de los cuales han ocurrido en 2020. El porcentaje de las garrapatas en España que poseen el virus ha aumentado notablemente en los últimos años. 

La situación de la fiebre del Nilo (transmitida por mosquitos) es más preocupante, pues este año ha ocurrido el mayor brote registrado en nuestro país, con decenas de casos confirmados y siete fallecidos. No se detectó ningún caso de esta enfermedad en humanos tanto en 2017 como en 2019 y solo un caso en 2018. El aumento drástico de los casos de la fiebre del Nilo podría deberse a la proliferación de mosquitos en diferentes partes de la geografía española por el confinamiento (con una actuación menor para el control de estos insectos) y una primavera favorable para ello.

Este hecho espectacular de la desaparición un menguado de las infecciones en tiempo del coronavirus , necesitan para explicar la algo más que la prevención qué estamos utilizando. Esto es más difícil aquí intervienen más factores de los que estamos utilizando.

“Ya nos enteraremos “

Referencias

EVA S. CORADA

Benito Almirante, portavoz de la Sociedad Española de Inmunología y Microbiología Clínica (Seimc) y jefe de enfermedades infecciosas del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona

María García Onieva, pediatra de atención primaria y secretaria del Comité Ejecutivo de la Asociación Española de Pediatría (AEP),

«The Pediatric Infectious Disease Journal» realizado en el Royal Children’s Hospital de Melbourne (Australia) realizado en el Royal Children’s Hospital de Melbourne (Australia)


IMAGEN REAL DEL CORONAVIRUS EN 3 DIMENSIONES

LA PRIMERA IMAGEN REAL DEL CORONAVIRUS EN 3 DIMENSIONES

Esta claro que los avances en tecnología, nos permiten ver cosas y pequeñeces hasta ahora inimaginables

La imagen real del coronavirus en tres dimensiones me parece un regalo.

Ni siquiera imagino, como se puede hacer estas cosas. No se pueden ver en un microscopio tampoco en un modelo computerizado. Lo que un equipo de investigadores en tres países ha logrado es la primera imagen real y en tres dimensiones del SARS-CoV-2, un avance que puede ayudar a los científicos a luchar contra él.

«Es lo más cercano a mostrar la apariencia real del virus que hemos logrado hasta ahora. Con la tecnología actual, no se puede mostrar una imagen más real”

Para obtener la imagen se usó la técnica de tomografía crioelectrónica, en el que la muestra congelada se va escaneando desde distintos ángulos usando un microscopio electrónico

Primera imagen real y en tres dimensiones del coronavirus. NANOGRAPHICS EFE

Última hora. Coronavirus España hoy, en directo

No es una foto (no se puede fotografiar a un virus), pero tampoco en un modelo computerizado. Lo que un equipo de investigadores en tres países ha logrado es la primera imagen real y en tres dimensiones del SARS-CoV-2, un avance que puede ayudar a los científicos a luchar contra él.

«Es lo más cercano a mostrar la apariencia real del virus que hemos logrado hasta ahora. Con la tecnología actual, no se puede mostrar una imagen más real», resume para Efe Peter Mindek, director de tecnología de Nanographics, la empresa austríaca que ha creado la imagen, junto a centros universitarios de China y Arabia Saudí.

Para obtener la imagen, un objeto esférico del que surgen las famosas espículas, se usó la técnica de tomografía crioelectrónica, en el que la muestra congelada se va escaneando desde distintos ángulos usando un microscopio electrónico.

Los datos obtenidos se transforman en imágenes tridimensionales usando algoritmos.

Primera imagen real y en tres dimensiones del coronavirus.NANOGRAPHICSEFE

La tomografía se realizó en la Universidad Tsinghua, en China, y los datos obtenidos fueron segmentados luego por expertos de la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdalá.

Finalmente, Nanographics, fundada por científicos de la Universidad Técnica de Viena, eliminó el ruido de la imagen original, la renderizó y le asignó propiedades ópticas y colores.

Mindek recuerda que un virus es más pequeño que la longitud de onda de la luz visible, por lo que, por ejemplo, ni siquiera tiene color.

COLOR FALSO PERO FORMA REAL

Por eso, los tonos rosas y azules usados en la imagen son, como él dice, «falsos», con el propósito de ayudar a representar mejor la forma y las distintas partes del virus.

Lo que sí es real es la forma del virus, algo que tiene mucha importancia para los científicos que buscan formas de combatirlo. «Los científicos que investigan vacunas y curas necesitan saber la forma de las moléculas. Si lo ven en 3D, es más fácil saber cómo funcionan», explica Mindek.

ANTONIO SÁNCHEZ SOLÍS | EFE

Viena

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