EL ONCÓLOGO BARCELONÉS JOSEP BASELGA

Muere a los 61 años el oncólogo Josep Baselga

El oncólogo barcelonés Josep Baselga, fue director médico del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York y el primer director del Instituto De Oncología del Vall d’Hebron

Fuimos compañeros en el Valle de Hebron y a todos nos sorprendia su sabiduría y su capacidad de innovar.

El tratamiento de los tumores de mama de manera individualizada proporciono unos explendidos resultados, y claro los Americanos lo reclamaron y allí desarrollo una investigación solida.

Esta maldita y afortunadamente rara enfermedad, no sé cómo lo contagio.

Amigo que descanses en la  paz de Dios

El oncólogo barcelonés Josep Baselga, actual director del área de Investigación y Desarrollo (I+D) para oncología de la compañía AstraZeneca, ha muerto este domingo a los 61 años, según ha hecho público el Hospital Vall d’Hebron de Barcelona en un comunicado. ‘La Vanguardia’ ha informado de que la causa de su fallecimiento ha sido la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob.

Afincado Estados Unidos, fue director médico del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York y el primer director del Instituto De Oncología del Vall d’Hebron. Tras estudiar medicina en la Universidad Autónoma de Barcelona, inició su formación en Medicina Interna en el Hospital Universitario Vall d’Hebron, que completó en el Hospital Kings County de Brooklin y posteriormente en el área de oncología del Memorial Sloan Kettering de Nueva York.

Baselga regresó a España en 1996 como profesor titular de la UAB y coordinador y jefe del servicio de oncología médica de Vall d’Hebrón, donde, bajo su dirección, creó un departamento de oncología, que fue pionero y referente internacional, al integrar la asistencia a pacientes con un programa de investigación básica y clínica para trasladar a los enfermos de cáncer, con la mayor rapidez posible, los avances que se realizaban en el laboratorio.

Por iniciativa suya, creó el VHIO en 2006 y lo dirigió hasta su marcha a Estados Unidos, donde en 2010 se trasladó a Boston para dirigir la división de oncología, con más de cien investigadores, del Hospital General de Massachusetts, aunque lo compaginaba manteniendo la actividad científica en Vall d’Hebron.

Entre los años 2013 y 2018 asumió la dirección médica del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York y desde 2019 era el director mundial de I+D del Área de Oncología de la farmacéutica británica AstraZeneca.

Durante su trayectoria, recibió premios como el Rosenthal Family Foundation, el Pezcoller Award, el Premi Jaime I, la Medalla Trueta y el Premi Internacional de Catalunya.

Su enfermedad fue descrita en 1920 por el neurólogo alemán Hans Gerhard Creutzfeldt y poco después por su homólogo Alfons Maria Jakob. Una variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, la llamada enfermedad de las vacas locas, causó un grave problema de salud pública a finales del siglo XX. Causó la muerte prematura de 170 personas en el Reino Unido y 50 en el resto del mundo que habían ingerido priones infecciosos procedentes del cerebro de animales enfermos.

 La enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, que ha causado la muerte del oncólogo Josep Baselga, es una rara enfermedad neurológica degenerativa de evolución rápida. 

Tiene una incidencia de un caso por millón de personas al año, según datos del Centro de Prevención y Control de Enfermedades de EE.UU. (CDC). Puede afectar tanto a hombres como a mujeres. Suele manifestarse entre los 60 y los 70 años de edad. 

 Se caracteriza por un rápido deterioro del tejido cerebral causado por un prión, una proteína defectuosa que se extiende como una infección. Forma parte del grupo de las encefalopatías espongiformes, porque el cerebro se degrada de una manera que le da una apariencia de esponja.

Los síntomas iniciales incluyen dificultades de memoria, problemas de coordinación y alteraciones de comportamiento. A medida que la enfermedad progresa, los pacientes suelen experimentar movimientos involuntarios, trastornos de personalidad, alteraciones del estado de ánimo y demencia.

Suelen transcurrir entre tres y seis meses entre el inicio de síntomas y la muerte, aunque algunos casos tienen supervivencias algo más largas. No existe ningún tratamiento para frenar la progresión de la enfermedad: es mortal en el 100% de los casos.

Alrededor de un 10% de los casos tiene un componente hereditario conocido. La gran mayoría son casos esporádicos cuya causa se desconoce.