NEANDERTALES

Crean minicerebros de Neandertales

Neandertales

Nuestros antepasados sapiens y los neandertales compartieron cama. De aquellos escarceos venimos nosotros, que, por lo que delata nuestro genoma, tenemos entre un 1 y un 4% de ADN Neandertal según de dónde seamos. Esto ya nos dice que no debíamos ser tan diferentes cuando las dos especies podían reproducirse y dar lugar a descendientes fértiles

Posiblemente, lo primero en lo que pensemos sea en el lenguaje. Claramente, los Homos sapiens hemos llevado la comunicación a otro nivel difícilmente comparable con el del resto de animales.

Tenian lenguaje los neandertales?.

No podemos saberlo con total seguridad, aunque hay cada vez más indicios de que poseían (al menos), la capacidad de hablar y un pensamiento simbólico que podría haber dado lugar a un lenguaje complejo, como el nuestro, aunque limitado por el desarrollo cultural de su momento y otras contingencias.

Por ejemplo, el hueso hioides, ubicado en la garganta e implicado en la fonación, tenía en los neandertales una anatomía compatible con el habla, dando espacio a su laringe para la producción de sonidos complejos, como los nuestros. Ahora mismo, por lo tanto, el consenso científico está claro: es muy posible que los neandertales hablaran de forma no muy diferente a los sapiens de su tiempo.

Una serie de datos físicos y sociales, nos aparean a los sapiens con los Neandertales

Los ritos son otro de nuestros rasgos por excelencia, vertebran nuestra cultura, desde sus expresiones más rurales hasta las más tecnológicas. Y, si hablamos de ritos prehistóricos, es inevitable pensar en aspectos religiosos. Algunos estudios de principios del siglo pasado sugirieron que los neandertales tenían ritos funerarios aparentemente espirituales. Y, si bien es cierto que aquellas investigaciones fueron refutadas, desde entonces hemos encontrado enterramientos neandertales acompañados de cuernos y huesos de animales. Posiblemente, había algo más que pura practicidad en estos enterramientos, que no solo buscaban apartar el cadáver de la comunidad por motivos sanitarios o para que no se acercaran las alimañas, sino con algún propósito algo más trascendental.

Arte no era ajeno a los Nneandertales, se pintaban la piel con pigmentos que producían ellos mismos. Esto no es una prueba irrefutable de la percepción estética neandertal, ya que podía deberse a otros propósitos, desde infundir temor en el enemigo, hasta usarlo como pintura de ojos para desviar el desagradable reflejo del Sol.

Las pinturas más antiguas de nuestra península no son de sapiens, sino de neandertales. Y además los neandertales producían objetos decorativos. Si ponemos todo esto en conjunto veremos que se hace algo más complejo negar la percepción estética de los neandertales.

La gastronomía con su complejidad y abstracción los neandertales dominarban el fuego, y parecían usarlo para cocinar sus alimentos, tanto carnes como vegetales. Y eso sí lo sabemos con bastante certeza, porque se han encontrado restos de alimentos cocinados en sus yacimientos.

Medicina

Por aquel entonces nuestros antepasados sapiens estaban empezando a desarrollar su protomedicina, lo que debemos preguntarnos es si los neandertales tenían su propia versión. La respuesta, una vez más, parece ser afirmativa. En el sarro quedan atrapadas muchas sustancias y, gracias a ello, sobreviven al paso del tiempo. Así es como sabemos que un neandertal aquejado de una infección dental había consumido un hongo con ciertas propiedades antibióticas. Y, si queremos ser más rotundos y entender esa protomedicina como el cuidado a los enfermos y ancianos, encontraremos muchos ejemplos más de esqueletos mutilados o con lesiones serias cuyos huesos tuvieron tiempo para recuperarse, lo cual significa que recibieron cuidados de su tribu.

Los neandertales eran diferentes a nosotros en muchos aspectos, pero sorprendentemente parecidos. Porque si efectivamente tenían lenguaje, una percepción artística, rituales, pensamiento simbólico, cocina y protomedicina.

Llamarles humanos o no hacerlo es pura semántica.

Por otro lado, los neandertales no eran sapiens, había muchas diferencias entre nosotros. Sabemos que su altura era comparable a la de nuestros antepasados, pero su masa muscular era mucho mayor. Eso requería de más oxígeno, por lo que su tórax era más ancho. Su nariz era más gruesa y el ceño era mucho más pronunciado. La mandíbula también era más robusta y, aunque todo ello pueda sonar bastante burdo, su cara podría haber pasado por la de un humano contemporáneo, uno raro, pero dentro de lo convencional. El otro rasgo que nos diferenciaba de ellos era su cerebro, que resultaba ser mayor que el nuestro.

El volumen del cráneo no es en nuestros días un dato de valor intelectual.

Esto nos significa que fueran necesariamente más inteligentes que nosotros, podía ser una necesidad para controlar mejor su mayor corpulencia, como sabemos que ocurre en otros animales. Sin embargo, tampoco podemos descartar que, efectivamente, los neandertales nos sobrepasaran en algunas habilidades congnitivas.

ADN PREHISTÓRICO QUE ACLARA LA EVOLUCIÓN HUMANA

Svante Pääbo, con un modelo de cráneo de neandertal

Svante Pääbo, con un modelo de cráneo de neandertal

Lo que si parece importante es el trabajo de Svante Pääbo

Que encuentra que afirma que el ADN prehistórico que han cambiado la comprensión de la evolución humana han sido galardonados con el premio Nobel de Medicina de este año. En 2014, se secuenció por primera vez el genoma de un neandertal, entre otras modificaciones genéticas se identificaron 96 aminoácidos (los componentes básicos que forman las proteínas) que difieren entre los neandertales y los humanos modernos. Desde entonces, se han estudiado todas para averiguar cuáles de ellas ayudaron a los humanos modernos a superar a los neandertales y a otros homininos.

La Asamblea Nobel del Instituto Karolinska de Estocolmo ha concedido el premio al sueco Svante Pääbo, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig (Alemania).

Pääbo ha sido reconocido «por sus descubrimientos sobre los genomas de homininos extinguidos y sobre la evolución humana», según el veredicto de la Asamblea Nobel.

«A través de su investigación pionera, Svante Pääbo logró algo aparentemente imposible: secuenciar el genoma del neandertal, un familiar extinguido de los humanos actuales». «También realizó el descubrimiento sensacional de un hominino anteriormente desconocido, el denisovano».

Pääbo descubrió asimismo que los Homo sapiens y los neandertales se aparearon y tuvieron descendencia en común. Por ello, entre el 1% y el 4% del genoma de todas las personas de ascendencia europea o asiática es de origen neandertal.

“Estos descubrimientos sientan las bases para explorar lo que nos hace singularmente humanos».

Pääbo es hijo del bioquímico sueco Sune Bergström, que también ganó el premio Nobel de Medicina -lo hizo en 1982 por el descubrimiento de las prostaglandinas-.

Pääbo ha mantenido relación con investigadores españoles en las dos útimas décadas. De las seis investigaciones que la Asamblea Nobel cita como «publicaciones clave» en la carrera de Pääbo, dos tienen coautores españolas.

La primera fue la publicación del genoma completo de los neandertales en Science en 2010, que se basó en parte en restos hallados en la cueva del Sidrón en Asturias y en la que participaron el paleontólogo Antonio Rosas (director de las excavaciones del Sidrón, del Museo Nacional de Ciencias Naturales en Madrid), los especialistas en genómica Carles Lalueza-Fox y Tomàs Marquès-Bonet (del Institut de Biologia Evolutiva en Barcelona), y los prehistoriadores Javier Fortea y Marco de la Rasilla (de la Universidad de Oviedo). Todos ellos aparecen citados en el comunicado de la Asamblea Nobel que anuncia la concesión del premio a Pääbo.

Cita de nuevo a Tomàs Marquès-Bonet como coautor de la investigación sobre los denisovanos que Pääbo publicó en Nature en 2010.

EVOLUCIÓN HUMANA

La mutación de un gen impulsó la evolución del cerebro de los humanos modernos

Un pequeño cambio en el gen TKTL1  impulsó el crecimiento neuronal.

Reseñas

Sara Reardon

IGNACIO CRESPO@SdeStendhal

Tomàs Marquès-Bonet como coautor de la investigación sobre los denisovanos

Svante Pääbo, publicado en Nature en 2010.