Los linfocitos T son la clave en la inmunidad al coronavirus
Los linfocitos son células inmunitarias elaboradas en la médula ósea; se encuentra en la sangre y el tejido linfático. Los dos tipos de linfocitos son los linfocitos B y los linfocitos T. Los linfocitos B elaboran anticuerpos y los linfocitos T ayudan a destruir las células tumorales y a controlar las respuestas inmunitarias.
Los linfocitos son uno de los principales tipos de células inmunitarias. Los linfocitos se dividen principalmente en células B y T.
Los linfocitos B producen anticuerpos, proteínas (gamma-globulinas), que reconocen sustancias extrañas (antígenos) y se unen a ellas. Los linfocitos B (o células B) están programados para hacer un anticuerpo específico. Cuando una célula B se encuentra con su antígeno desencadenante, ésta produce muchas células grandes conocidas como células plasmáticas. Cada célula plasmática es esencialmente una fábrica para producir anticuerpos. Un anticuerpo corresponde a un antígeno de la misma manera que una llave lo hace con su cerradura. Siempre que el anticuerpo y el antígeno se corresponden, el anticuerpo marca el antígeno para su destrucción. Los linfocitos B no pueden penetrar en las células, de manera que el trabajo de atacar estas células diana se deja a los linfocitos T.
Los linfocitos T son células que están programadas para reconocer, responder a y recordar antígenos. Los linfocitos T (o células T) contribuyen a las defensas inmunitarias de dos formas principales. Algunos dirigen y regulan las respuestas inmunes. Cuando son estimulados por el material antigénico presentado por los macrófagos, las células T forman linfocinas que alertan a otras células. Otros linfocitos T pueden destruir células diana (dianocitos) al entrar en contacto directo con ellas.
Una investigación de la Universidad de Pennsylvania (EEUU) trata de esclarecer la relación que podría existir entre los linfocitos T, que juegan un papel fundamental en la defensa inmunológica frente a posibles agentes externos, y el desarrollo de inmunidad frente al coronavirus. Los científicos han logrado descubrir tres tipos de respuesta a la Covid-19 que podría ayudar a prever cómo se desarrollará la enfermedad en según qué tipo de pacientes.
El coronavirus provoca diferentes tipos de respuestas inmunológicas y síntomas en los pacientes, por lo que señala que la investigación es importante ya que ayudaría a comprender los mecanismos que relacionan ambos factores a partir de las respuestas mostradas por otro coronavirus, el de la epidemia de SARS de 2003. Para ello, han contado con la colaboración de la Universidad de Singapur, que guardaba datos de la pandemia acaecida hace 17 años.
Para ello, los investigadores analizaron las muestras de 36 pacientes infectados con coronavirus y otros 23 que sufrieron el síndrome del SARS, además de otros voluntarios que no habían sufrido ninguna de las dos enfermedades.
Los investigadores han descubierto un primer tipo de respuesta inmune común que mostró una «actividad robusta» de linfocitos T CD4+ y CD8+ en los pacientes de ambas enfermedades. Estas células se encargan de combatir los virus a través de una respuesta inmune inflamatoria, por lo que su presencia es vital para frenar la reproducción de la Covid-19 en el organismo.
También encontraron en segundo lugar un subconjunto de linfocitos T CD8+, aunque en este caso la respuesta inmunológica fue mucho más modesta. Encontraron asimismo otras células como los linfocitos B de memoria y linfocitos de sangre periférica, que contribuyen a la defensa de los organismos, pero en una menor concentración.
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Los linfocitos pueden prever la «gravedad clínica»
Lo novedoso es que los investigadores han descubierto la presencia de linfocitos T en algunos de los voluntarios que no habían sido diagnosticados ni con Covid-19 ni con el síndrome del SARS ni tampoco habían mantenido contacto con pacientes que hubieran presentado alguna de las dos sintomatologías.
Por ello, los científicos destacan que es «de suma importancia para el control de la pandemia actual» descubrir el comportamiento de estas células ya que «pueden determinar la susceptibilidad y la gravedad clínica» de infecciones posteriores.
Inmunidad no es sinónimo de anticuerpos
La Organización Mundial de la Salud (OMS) insistió en junio que había una vacuna muy avanzada que se basaba en los linfocitos T como motor para la inmunidad. El mes pasado comenzaron los ensayos en personas y que se realizan sobre unas 15.000 personas.
Se trata de la vacuna que desarrolla la Universidad de Oxford en colaboración con la empresa farmacéutca AtraZeneca. Las empresas farmacéuticas aseguran que la producción podrían comenzar en octubre si la vacuna no quedaba inservible ante el coronavirus.
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: Investigadores de la Universidad de Pennsylvania (EEUU) tratan de esclarecer el vínculo de estas células del sistema inmunológico con la Covid-191
D. D.
Madrid, 16 de julio de 2020 (18:20 CET)
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