Esto es una revisión del maravilloso libro del Dr Ignacio Morgado y de un reciente trabajo aparecido de la universidad de Columbia
En síntesis, en el niño y hasta avanzada la adolescencia hay un mayor y rápido desarrollo de las estructuras del lóbulo temporal que codifican la memoria. La amígdala, hipocampo, el estriado y la mielinizacion mas intensa, que permite que las estructuras de conexión nerviosa, al mielinizarse disminuyan de tamaño porque conducen mas rapido
Los niños muy pequeños son capaces de recordar cosas, en cuanto pueden hablar comentan cosas pasadas. En los primeros años de la vida el hipocampo se desarrolla marcadamente y lo hace más lentamente en edades posteriores. Es evidente que un buen trato al niño y una buenas condiciones de vida permiten un mejor desarrollo del hipocampo, así como una infancia estresante no altera y los lentes.
La circunvolución dentada del hipocampo interviene una buena respuesta inmunitaria que se hace más patente en los niños alimentados con leche materna. Aunque esto no es firme pero sí parece de general aceptación. Los genes que manejan las hormonas que metabolizan la glucosa son producidos por las madres que viven en un entorno estresante y esto puede disminuir la inmunología que la leche transfiere al lactante y limitar su capacidad aprender. En los primeros años de la vida el hipocampo coordina buena parte de las funciones. La corteza prefrontal tarda más tiempo en madurar y es evidente que contribuye al desarrollo de la memoria explícita durante la infancia. También las áreas posteriores y la temporal medial del cerebro maduran pronto y la frontal tarda más y continúan creciendo hasta el adulto joven. El desarrollo de la corteza prefrontal está bloqueado por estrés crónico, por drogas que la madre ingenió durante su embarazo, y por la exposición al agua con plomo. Lo cual a su vez es expresivo de una condición social baja.
La memoria de trabajo aparece cuando se desarrolla la parte el dorso lateral de la corteza prefrontal. Entonces el niño es capaz de desarrollar su mente y modula la información. La conectividad entre la corteza prefrontal y parietal se desarrolla marcadamente entre los 4 y 11 años.
El aprendizaje de hábitos y el desarrollo de la memoria implícita están asentados en los ganglios basales y en la correlación que estos hacen con la corteza cerebral y el cerebelo. Tanto en animales de experimentación como en niños, se ha visto que muy tempranamente hacen discriminaciones visuales que permitan respuestas complejas. También es sorprendente el precoz desarrollo motor de los niños y sobre todo en los tiempos que estamos viviendo donde los ordenadores y los teléfonos muestran que los niños tienen una capacidad extraordinaria para manejarlos por supuesto superior a los adultos y no digamos de los viejos.
Es de observación General la complejidad del carácter y de la conducta de muchos niños que tienen desarraigados con sus padres explicación viene dada por el rápido desarrollo del manto cortical postero anterior que tienen los niños y que se prolonga hasta los 20 años y más. Los niños no toman decisiones ni razonan como el adulto. En el cerebro se desarrolla entre los 5:20 años de tal forma que las neuronas son marcadamente durante la pubertad pero al llegar al adolescencia la corteza se adelgaza empezando por la parte posterior del y avanzando a las regiones anteriores y prefrontal y esto ocurre hasta la adultez. Ese proceso de alargamiento celular ocurre antes en las mujeres que los hombres lo que explicaría el mayor desarrollo de estas. Los estudios con neuroimagen de adolescentes entre 12 y 17 años muestra que la corteza cerebral se aplana durante esta edad y lo hacen más en los polos frontales los occipitales y se llega a esta conclusión, al ver que un aumento en los surcos corticales superficiales y la disminución de su profundidad como consecuencia la corteza se adelgaza y aumenta la sustancia gris sobre todo lo lóbulo frontal y parietal. Estas sutilezas de la investigación necesitan de posteriores estudios.
Precozmente el hipocampo aumenta de volumen pero no de una manera homogénea sino que es más en su parte posterior y esto ocurre entre los cuatro y los 25 años.
Desde la adolescencia hasta el estado adulto existe una reducción y no un aumento en el tamaño del cerebro. El desmedido crecimiento cerebral en la infancia produce un enorme crecimiento gimnástico que explicaría la enorme actividad de los adolescentes. Después se produce una disminución progresiva de esa enorme cantidad de conexiones y entonces aparece una nueva maduración del cerebro de los jóvenes de forma que esa diferencia que encontramos entre el adolescente y el joven maduro, se deba a un cambio morfológico cerebral. Esta disminución del espesor de la corteza cerebral se debe a la mielinización de las fibras que parten de la neurona, que al mielinizarse conducen el impulso nervioso con mas facilidad y por ello necesitan menos espesor y en consecuencia adelgaza la corteza.
ESTUDIO DE LA UNIVERSIDAD DE COLUMBIA
El cerebro de los adolescentes funciona distinto al de los adultos
El cerebro se dividiría en dos grandes momentos durante su etapa de maduración: la maduración tardía de los lóbulos frontales y el aumento de la conectividad del cerebro, según un estudio de la Universidad de Columbia, que se publica en Neuron.
La neurociencia está investigando el funcionamiento de los cerebros de los adolescentes en comparación con el de los adultos. Según un estudio realizado por el Instituto Zuckerman de la Universidad de Columbia, y que se publica en el último número de Neuron, la dinámica del desarrollo del cerebro juega un papel crucial a la hora de desarrollar y llegar a a la plena madurez. Además, los adolescentes cuentan con una característica única ya que la capacidad de aprendizaje y de formar recuerdos se produce al interaccionar dos zonas cerebrales..
· El cerebro se dividiría en dos grandes momentos durante su etapa de maduración
Según comenta Daphna Shohamy, directora del estudio, «el cerebro adolescente exhibe un conjunto de tendencias constantemente identificables que se relacionan con la madurez: aumento de la búsqueda de la novedad, aumento de la asunción de riesgo y aumento del deseo de afiliarse e interactuar con sus compañeros. Los estudios del cerebro muestran que los adolescentes se centran en sus comportamientos negativos así como la búsqueda de ciertas recompensas a la hora de corregirse. Por ese motivo la hipótesis está vinculada a un mejor aprendizaje».
«Los niños pequeños pueden mostrar habilidades de control de impulsos con la edad y la neuromaduración», ha matizado Shohamy. «Los adolescentes son más conscientes que los adultos cuando se encuentran en una situación motivados por la evaluación social».
Sorprendentemente, el estudio ha revelado que la principal diferencia entre los cerebros de adultos y adolescentes se centra en una zona: el hipocampo, cuya función es ser la sede de la memoria y que determina a su vez nuestra madurez cerebral. Pero para llegar a cierta conclusión al principio se centraron en el núcleo estriado, que coordina varios aspectos del cerebro, como la planificación y la toma de decisiones.
«Lo que podemos concluir de los resultados no es que los jóvenes tengan mejor memoria, sino más bien que la manera de recordar es diferente», ha dicho Shohamy. «El cerebro de los jóvenes está tratando de construir una comprensión más rica de su entorno durante una etapa importante de la vida. Los estudios han demostrado que la adolescencia es un momento clave a la hora de formar recuerdos fuertes y poderosos, con lo cual los estudiosos argumentan que podría ser debido a la conectividad entre el hipocampo y el cuerpo estriado».
El estudio ha analizado a 41 adolescentes y 31 adultos, de entre 10 y 30 años para establecer las diferencias que existen en diversas capacidades cognitivas y psicosociales, en función de la edad. Así, se constató que dichas capacidades alcanzan la madurez en momentos distintos de la vida. Los participantes realizaron diversos test para medir su madurez psicosocial y sus capacidades cognitivas, y para establecer patrones de edad en factores que afectan al juicio y a la toma de decisiones.
En resumen, los adolescentes son capaces de tomar decisiones como lo haría cualquier adulto siempre que pueden pensar antes de elegir, si no se ven sometidos a la presión social o a otras influencias, y pueden ser asesorados por personas que les proporcionan información objetiva sobre los costes y beneficios de una alternativa concreta.