Hace unos meses empezaron a publicarse suplementos de diarios Españoles en los que se informaba del libro Henry Marsh, un verdadero best seller. Yo no había leído el libro cuando me atreví hablar de él. La periodista de PAIS Maria Hervás, me pregunto qué opinaba yo de este libro.
Repito no lo había leído y sólo tenía los informes de los suplementos dominicales de los periódicos españoles y de una búsqueda en internet. La verdad es que me pareció el Sr. Henry Marsh, un vendedor de libros, un cirujano del montón, no era un científico consagrado y no tiene trabajos con calidad científica y sí vídeos de divulgación muy interesantes y una actividad caritativa que le permitía hacer bien a pacientes de países con menos organización de la neurocirugía
Esto se lo comuniqué atrevidamente Maria Hervás, que iba al entrevistar al Dr. Marsch o como le gusta a los cirujanos ingleses, a mister Marsch. Después de esto leí el libro y mi opinión cambio radicalmente, ni para bien ni para mal, simplemente cambio. Me parece un buen hombre obsesionado con su trabajo y con sus malos resultados, y que se mete en unas complicaciones, típicas de un joven y no de un cirujano experimentado. Cuando reopera tumores recidivados y malignos, el desastre está asegurado. Es verdad que todos nos hemos vistos obligados a hacer este tipo de intervenciones, por caridad y por el miedo a que un juez nos diga ¿por qué no lo reopero?, Pero los resultados en un porcentaje importante son siempre desbastadores.
Tener que operar un tumor de la glándula pineal y tener como trasfondo mental, la visión de una enferma a la que acababa de dejar paralítica tras quitar un tumor medular, es por lo menos devastador. Estos tumores son difíciles de extirpar no alguna vez, “lo son siempre “y además el mero hecho de tocar una médula ofendida por un tumor hace el terreno tan vulnerable que los malos resultados son una constante. Es verdad que los tumores yuxtamedulares y alguna vez un tumor ependimario centromedular no da tan malos resultados. Vamos resultados aceptables. Pero un tumor que invade la medula, extirparlo aunque sea parcialmente. “Santa Maria”. Lo ideal, es mandarlo a un colega al que no se le tenga mucho aprecio.
Con esta visión no se puede ser neurocirujano o exponerse como el, a estar sumido en un estrés continuo. La preparación y equilibrio emocional de un neurocirujano es una prueba no contemplada pero vital para que no tengas un cuadro paranoico y enfermar por ello, como el Doctor Marsch, tener una hemorragia en un ojo, una caída y fractura de miembros inferiores y un desprendimiento de retina, todo tras una denuncia de un paciente descontento por la información que recibió. Es lo natural, lo esperado.
Me parece terrible el ambiente hospitalario y administrativo en que se desenvuelve. Los medios que yo he tenido están muy por encima de lo que este hombre sufre. No estoy tirando cohetes a nuestra medicina, pero sí que es mucho más cómoda que la que sufre el Dr. Marsch.
No es la primera vez y sí me ha ocurrido múltiples veces, el tener que decir a un paciente no se puede operar porque ha entrado una urgencia y el quirófano está ocupado. Lo haremos la semana que viene. Esto es muy frecuente, y desencadena un verdadero terremoto en el enfermo y sobre todo en la familia, múltiples veces he sido agredido verbalmente y alguna también físicamente, alguna vez me han escupido a la cara, pero pese a mis prontos sabía capotear el temporal y aquello no llegaba a más y desde luego no lo diría con angustia como lo hace el Dr. Marsch. Y cuando pedía auxilio al director de mi hospital. Mejor que no lo hubiera hecho, lo empeoraba,no alguna vez, lo hacía siempre
Creo que el Dr. Marsch es y por este orden. Un buen hombre, un buen profesional un neurocirujano de los muchos, que sabe vender muy bien su producto, pero sobre todo es un sufridor y esto es inevitable salvo que se hubiera dedicado como su Padre a las letras.
El Doctor no sirve para ser neurocirujano, sufre mucho y esto lógicamente lo pagará. Tanto sufrimiento no es soportable. Y además no ha aprendido a no discutir con directores y acláteres. Eso Dr Marsch no se debe hacer nunca, la guerra entonces esta perdida o por lo menos la batalla. Ellosd van en otra onda y quizás nosotros también, nos interesan cosas diferentes a nosotros nos i´nteresa curar enfermos a ellos productividad y ahorro.
Como es posible operar en Ucrania con quirófanos inadecuados, ayudantes inadecuados, burocracia insoportable y procesos cerebrales donde un porcentaje enorme de los casos van a ir mal. No, no debía operar en esos casos, y él no tenía necesidad de publicidad, ya se lo sabe hacer con sus videos, por cierto que muy buenos. No quiero ni pensar cómo serían las unidades de cuidados intensivos, aunque lo describe someramente, su buen funcionamiento es imprescindible para que un post operado de un proceso neurológico tenga buen resultado.
El verano pasado durante una cena, tuve ocasión de hablar con dos amigos neurocirujanos y nos veíamos retratados en la angustia del Dr. Marsh. Nos daba terror como este hombre describe sus intervenciones y como le angustia los malos resultados y el contacto con el paciente y los familiares. En general creíamos que soportábamos mejor que el Dr. Marsch nuestro medio.
Le sobrecoge la infraestructura médica que soporta, yo he visitado algunos hospitales de Inglaterra y nunca me parecieron modelo, desde luego muy inferiores a los que conozco en España, pero posiblemente en los últimos tiempos la medicina inglesa se ha degradado y lo que este hombre cuenta es insoportable.
La idea de “Ante todo no hagas daño”, lo consagra Dr, pero es la aspiración que todos tenemos y le hablo usted desde 55 años de experiencia en hospitales con 1.500 intervenciones al año.
Dr Marsh tiene usted una categoría humana insuperable, pero es un sufridor y eso no lo puede usted evitar.
Su libro, que recomiendo, me ha hecho pasar muy mal rato. Pero es bueno.
Dr. Marsch que Dios le bendiga por su sinceridad, seguro que hace las cosas quirúrgicas bien, pero sí se reencarna no vuelva a ser neurocirujano, no le va.
ANTE TODO NO HAGÁS DAÑO. HENRY MARSH
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