KATALIN KARIKO, LA INVESTIGADORA TRAS LA VACUNA DE PFIZER
El ARN mensajero puede ser el gran invento de este siglo y de un valor extraordinario para conseguir anticuerpos a la carta y me llamó profundamente la atención cómo se le ocurrió a esta señora su invento. Pero no me extraña nada, si te acostumbras a pensar y además eres inteligente o algo parecido. Pues entonces puedes mover el mundo y este es el caso de esta señora. Y este es el caso de Catalina
Desde hace unas semanas, la bioquímica se ha convertido en el rostro del ARN mensajero, tecnología que ha permitido desarrollar la vacuna de Pfizer y BioNTech, presente en América. Tras dejar su Hungría natal en los ochenta, la investigadora, migrante y a menudo desprestigiada, es en sí una historia de lucha y reivindicación en la comunidad científica. Aún teniéndolo todo en contra, persistió en su pasión en Estados Unidos. Esta es su trayectoria.
«¡Redención! Empecé a respirar muy fuerte. Estaba tan emocionada que sentí gran miedo a morir». Con estas palabras fue que Katalin Kariko explicó a The Telegraph su reacción ante el anuncio de los resultados de la eficacia de la vacuna contra el Covid-19 impulsada por las farmacéuticas Pfizer y BioNTech.
Después de casi cuarenta años de esfuerzos, sus investigaciones sobre el ácido ‘ARN mensajero’, usado para llevar a término las vacunas, por fin fueron validadas, permitiendo así luchar contra la actual pandemia: «Jamás llegué a imaginar que se pondría tanta atención a esta tecnología. No estaba preparada para ser el centro de atención».
Y es que en cuestión de semanas esta investigadora húngara, desconocida para el gran público, se ha convertido en una celebridad en el mundo científico. Cuando, en realidad, la trayectoria de Kariko viene de lejos.
Su hija es campeona de remo y de empuñar estos siempre tenía ampollas en las manos, que tardaban mucho en curarse, así que pensé que podría usarse el ARN mensajero (ARNm) con el código de proteínas terapeúticas que aceleraran la curación y que un día hasta se podrían guardar en la nevera para jaquecas y otros dolores.
Ya este pensamiento a los profanos nos huele a brujas..
Y al mismo tiempo se le ocurre curar enfermedades genéticas, porque el ARNm es barato, rápido y fácil de aplicar: mucho más que el ADN.
Empezamos a ensayar con él: al principio resultaba inflamatorio, pero logramos obtener uno que no lo era y aumentaba la producción de hematíes y logramos una patente y ayuda.
Mis colegas querían usar la tecnología en vacunas: la ensayamos con monos para el virus del Zika y obtuvimos buenos resultados.
También trabajamos en otras, como la del VIH.
Moderna ya tiene dos ensayos clínicos, además de otros para el SARS, CMV y avanza en la hipótesis de que el virus de Epstein-Barr podría ser el origen de la esclerosis múltiple.
La de la malaria nos costará más porque es un parásito e incluye más proteínas. Y lo mismo con otras bacterias infecciosas: complejas por sus azúcares. Y rediseñamos también la vacuna de la tuberculosis.
Tambien la señora esta estudiando la vacuna de la varicela, que deja una secuela en nuestro cuerpo, el herpes zóster. Para el que ya hay otra vacuna, pero que cuesta 800 euros. La diseñamos más barata. Y recuerde que el ARNm facilita y abarata también la terapia génica, que puede resultar muy efectiva en las enfermedades neurodegenerativas, como la amiloidosis.
Podemos llegar a la médula espinal y también a otros órganos y editar y cambiar su genoma para combatir virus. Como ve, la vacuna de la covid solo es el despegue de la revolución ARNm.
Por eso trabajamos para formular vacunas específicas para cada paciente de cáncer y ese es el futuro. Con el ARNm podemos generar, como ha conseguido mi colega Weissman, anticuerpos específicos que destruyan las células cancerosas en cada caso.
Y no solo en oncología. Imagínese una nueva pandemia en la que solo algunos pacientes sobreviven. De entrada, podemos clonar el anticuerpo que le ha permitido sobrevivir e inyectarlo en otros pacientes, quienes así podrían protegerse del nuevo virus.
Su vacuna de la covid ya ha sido un éxito. Hace 20 años para lograr cualquier vacuna hubiéramos necesitado, para empezar, que los de Wuhan nos enviaran un paquetito con el material genético del virus. Y sin él lograron la vacuna en seis meses. Porque antes ya llevaba muchos años, y después con mi equipo, trabajando en esa tecnología en la que nadie creía.
Mi padre era carnicero y me fascinaba ver sus disecciones: trabajaba mucho y después tocaba el violín como un virtuoso. Resolvía operaciones de tres dígitos sin calculadora. Yo era una niña siempre curiosa y trabajaba como mis padres: día y noche. No teníamos tele. A los 13 años fui premiada como mejor estudiante de biología de Hungría. Y fui al campamento nacional de biología. Muchos de los amigos que hice allí hoy son grandes científicos en medicina y biomedicina.
Tuve profesores de primaria y secundaria brillantísimos y entregados. Les doy gracias. De niña y adolescente, quería ser como ellos. Y me enseñaron a no preocuparme de lo que pensaran los demás y a centrarme solo en lo que yo planeara. El investigador Selye –le escribí y me contestó– me explicó cómo gestionar mi estrés para que fuera creativo.
¿Cómo?
La vida es lo que tú haces con ella y puedes convertir lo negativo, el estrés, con trabajo y esfuerzo, en positivo. No estaría aquí si yo no lo hubiera hecho cuando nadie creía en el ARNm y me despidieron de mi universidad.
Como estaba convencida de lo que hacía, me fui a Alemania. Y por eso la vacuna fue de BioNTech, de la que soy vicepresidenta, y Pfizer. Me importó menos lo que pensaran los demás –creían que yo era una perdedora– que mi propio trabajo. Si amas lo que haces, lo demás es secundario.
Da hasta coraje, ver con la simpleza que se le ocurren y c onsigue sus proyectos.
Pero ella lo cuenta muy fácilpero de hecho esto no es asi.
Estas personas aparte de la curiosidad y su teson, tienen otras características, que la acercan a la verdad inédita. Y además ni siquiera son capaces de comunicarlas acertadamente, pero lo cierto es que inventan cosas maravillosas que benefician al mundo.
A mi me sorprende que esto no esta relacionado con el peso o volumen del cerebro.
Los autistas y sabanes a veces con un cerebro lesionado severamente son supeditados. Pero para alguna materias para otras están muy mermados.
¡Si pudiéramos imitarlos! pero ojo sin demasiado esfuerzo. El ser humano no esa hecho sino para ser feliz, es la obra de Dios, se merece otro estado, y hasta los tontos lo pueden conseguir. Es cuestión de buscarlos.
Hace falta encontrar el nexo entre el cuerpo y el alma, lo demás vendrá luego
Que Dios te bendiga doña Catalina
LLUÍS AMIGUET