EPILEPSIA TEMPORAL POR MALFORMACION ARTERIOVENOSA

El profesor Alonso siempre genial en sus escritos, presenta esta vez el caso de un músico eminente “Pat Martino” qué tenía crisis epilépticas muy frecuentes donde se mezclaban alteraciones físicas y síquicas.

El valora cómo episodios emocionales, son capaces de devolver su capacidad musical y desaparecer sus ataques y volver a la salud.

Lo que me llama profundamente la atención  es que este  músico empezara a tener crisis epilépticas con 10 años y hasta que le dio una hemorragia cerebral de la malformación arteriovenosa temporal que era la causante de esta epilepsia, veinte años más tarde no se le diagnosticara una malformacion arteriovenosas,  MAV cerebral frecuente en patología neurológica y una serie de síntomas, que señalaban claramente a la región temporal.

Y además esto en los EEUU de América y en una persona muy principal

Hace falta que pasen 20 años de terribles sufrimientos, para que tras una crisis importante esta vez, le hagan un escaner, y descubran una MAV en el lóbulo temporal que se ha roto y le ha dado una hemorragia cerebral

“Pat Martino tuvo problemas de salud desde muy temprano. Desde los diez años sufría alucinaciones y ataques epilépticos y los primeros diagnósticos fueron de depresión maníaca, trastorno bipolar y esquizofrenia. Las señales de que algo iba mal empeoraron en 1976 con fuertes dolores de cabeza que fueron aumentando en frecuencia e intensidad. Los ataques epilépticos parciales involucraban al sistema nervioso autónomo y mostraba palidez, enrojecimiento de la piel, taquicardia, una sensación de incomodidad en el epigastrio y vómitos ocasionales. Durante esos años de la adolescencia también presentaba crisis mentales como delirios y alucinaciones olfatorias, alteraciones emocionales, distorsiones del tiempo y trastornos del comportamiento. Las crisis mentales fueron aumentando y los cambios de conducta le llevaban al caos con crisis maniacodepresivas y días de un estado absorto en los que presentaba una desconexión total con todo lo que le rodeaba. Los ataques epilépticos fueron en aumento y presentaban alteraciones motoras y oroalimentarias que duraban generalmente más de un minuto. Martino se recuperaba con una sensación de confusión y poco a poco volvía a un estado normal. Durante esta época viajaba entre Nueva York y Filadelfia, las dos ciudades donde tocaba habitualmente, y fue grabando quince álbumes de jazz. Aun así, su vida no era fácil y presentaba prolongadas épocas de manía y depresión, tuvo al menos un par de intentos de suicidio y fue ingresado repetidas veces en hospitales psiquiátricos, donde le trataban con una medicación intensa y prolongada y, en al menos tres ocasiones, terapia con electrochoque.

En 1980, cuando Martino tenía 35 años sufrió en Los Ángeles, donde enseñaba en el Guitar Institute of Technology, un ataque epiléptico generalizado que le llevó a urgencias. Solo recordaba haber sufrido un ataque similar mientras trabajaba en el festival de Jazz de la Riviera, en Marsella. Tocaba en la cima de una colina con una audiencia de doscientas mil personas y «justo en medio de una sección muy trabajosa y rápida, dejé de tocar y me quedé allí quieto durante treinta segundos. Durante esos momentos de ataque sientes como si cayeras a través de un agujero negro».

Una tomografía computarizada mostró que el lóbulo temporal izquierdo de su cerebro, la zona por debajo de la oreja, presentaba una maraña anómala de venas y arterias con una hemorragia asociada. Era un conjunto de vasos sanguíneos que, en opinión de Frederick Simeone, el cirujano que le operó, parecía un «puñado de lombrices», una descripción no muy científica pero bastante gráfica. Era probablemente una malformación de nacimiento y que quizá supuso a lo largo de su vida un obstáculo en el desarrollo de las funciones normales del lóbulo temporal, en particular de la capacidad para almacenar y expresar memorias.

 Si esto hubiera ocurrido en España, seguro que las denuncias por mala practica medica, se hubiera hecho de inmediato.

La MAV cerebrales, son relativamente frecuentes, y tienen tamaños que van desde algo puntual, hasta algo enorme.

Dos Americanos Martin y Lefebre, las clasificaron,  y son muy conocidas por neurólogos y neurocirujanos.

Y además se pueden operar o radiar, o ambas cosas y evitar que se rompan, maten o dejen muy lesinados al paciente.

Yo tengo una amplia experiencia en estas MAV y se operan en su mayoría, con unos resultados, aceptables, porque estas malformaciones, se ropen y dan hemorragias cerebvrales, el 4% cada año.

Pero estas MAV no hace falta que se rompan, para hacer daño, sino que el flujo sanguíneo cerebral, se altera de tal forma que parte del cerebro funcionante se queda isquenico (sin sangre) y se manifiesta en epilepsias, que son variadas dependiendo del lugar donde asiente la MAV.

Si el señor, Pat Martino, le hubieran hecho un escaner, cosa barata y disponible en todo el mundo, seguro que lo hubieran operado y se le hubieran evitado el martirio que sufrió.

 En cuanto a la recuperación de este paciente, no hacen falta misticismos como , el escuchar como alguien tocaba una guitarra , pueden que este fenómeno interpretado como emocional, actuara, y mejorara el funcionamiento se su lóbulo temporal.

Le quitaron el hematoma, después parte de la MAV y esto permitio, que tras un periodo de tiempo, su cerebro, ya no maltratado por la MAV, volviera a funcionar.

Esta patología, es rutinaria en todos los servicios de neurocirugía, en España. Y los más importante, es que tiene que sospecharse en cualquier defecto reiterado en el funcionamiento del sistema nervioso.

Es posible tocar mejor con menos cerebro? Un estudio de investigadores de la Universidad Johns Hopkins estudió la actividad cerebral de músicos de jazz en medio de un ejercicio de improvisación. Tocaban en un teclado especialmente diseñado dentro de un escáner, algo que les aseguro debe ser una proeza. El resultado más llamativo fue una reducción sorprendente de la actividad de la corteza prefrontal. Solamente al «desactivar» esta región cerebral, implicada en el control de impulsos, en el juicio crítico, ne la planificación, conseguían los músicos inventar, de forma espontánea, nuevas melodías. Los científicos comparaban este estado «libre» de la mente con los sueños que tenemos durante la noche, con las ensoñaciones durante la meditación, con otras tareas creativas, como escribir poesía y con el pensamiento difuso de los niños pequeños. Baudelaire estaba en lo cierto cuando dijo «el genio no es ni más ni menos que la infancia recuperada a voluntad».

De acuerdo, pero en el caso de “Pat Martino”, lo que le devolvió la salud, fue extirparle la MAV, el resto pueden ser romances