EL TAMAÑO DEL CEREBRO:

 

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Los animales con el cerebro más grande tienen más peligro de extinguirse

El tamaño del cerebro ha sido siempre un tema científico. Nos cuesta mucho trabajo pensar algo como que no es fundamental el tamaño para mostrar una buena inteligencia,

“No sobrevive el más fuerte ni el más rápido, sino el que mejor se adapta a los cambios”, había postulado Charles Darwin en El origen de las especies.

En esto el cerebro tiene mucho que ver: un tamaño más grande permitió al hombre evolucionar y, aunque no tuviera ni garras, ni alas, ni fuerza ni velocidad, pudo sobrevivir y al final impuso su voluntad sobre el planeta.

Pero la velocidad con que se están modificando los ecosistemas revierte la moneda: tener un cerebro más grande, que fue una ventaja evolutiva, ahora es una carga.

Se desprende que los mamíferos que tienen un cerebro grande –en comparación a la masa muscular- tienen más posibilidades de extinción.

Un cerebro grande es negativo por un efecto indirecto: el coste de mantenimiento es muy alto, y no compensa a la especie

Esta es la conclusión a la que llegaron un grupo de científicos tras estudiar a más de 470 especies de mamíferos, y que publicaron su estudio en la revista Evolution. Un miembro de este equipo, Eloy Revilla, detalló “en las condiciones actuales, ante el proceso de selección, un cerebro grande es negativo por un efecto indirecto: el coste de mantenimiento es muy alto, y no compensa a la especie”. Una serie de argumentos se muestran a favor y otros en contra de un cerebro grande, en algún periodo de la vida el cerebro grande es más útil sin embargo portadores te celebró muy lesionados tienen un cerebro muy capaz.

Y sobre todo algunos cerebros muy lesionados tienen también unas capacidades extraordinarias, de forma que aquí hay más cosas de las que vivimos el tamaño no lo es todo pero sí es importante aunque gracias mucha energía y en consecuencia no siempre es rentable Cristina llobet n

El gasto del cerebro

Lo cerebro es muy caro: en los humanos, representa el 2% de la masa corporal, pero consume el 20% de la energía”.

Los grandes mamíferos (desde el hombre al gorila, o desde un tigre a un elefante) tienen un desarrollo más dilatado, comparado con otras especies más pequeñas: se alarga el período de gestación, el destete se retrasa y el período de dependencia de la madre se estira más tiempo. Y por lógica, las camadas son más pequeñas.

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Comparativa de tamaños de cerebros ( Frontiers in Neuroscience)

Un ejemplo sencillo: una mujer necesita nueve meses para tener un hijo, y, en contadas ocasiones, puede dar luz a mellizos. Una perra requiere de unos 63 días para parir una camada de cinco a siete crías, y una coneja, tras 30 días de gestación, puede traer al mundo a 8 o 10 conejitos.

Esta idea también se puede extrapolar a las sociedades humanas si observamos sus niveles de vida: las que gozan de un alto bienestar, donde sus ancianos llegan a lo 80 años en muy buena forma, apenas tienen uno o dos hijos. Es lo que le sucede a muchos países de Europa occidental, donde en un futuro cercano habrá más viejos que niños. En cambio, en los países subdesarrollados con menor tasa de bienestar y con una esperanza de vida menor a los 60 años, hay una alta tasa de natalidad (y también altos índices de mortalidad infantil).

Se establece el binomio de que en los países ricos se vive más y se nace menos mientras que en los países pobres se vive menos pero la natalidad es muy superior arriba los dos

El ser humano y las consecuencias de sus acciones

Si bien hemos adaptado el planeta para considerarlo como nuestro hábitat óptimo, “los cambios que aplicamos son tan fuertes que vamos a cruzar los umbrales que pueden complicarnos la supervivencia de nuestra especie”
Eloy Revilla
Biólogo del CSIC

El desarrollo del cerebro no depende solamente de él sino del ambiente que llega a tener tanta fuerza como la propia biología personal.

El ambiente que nos rodea tiene tanta fuerza que puede modular la biología de forma que no hay que etiquetar al individuo de sus posibilidades si no mezclarlas con el ambiente en que vive

“El factor fundamental en la extinción, en estos momentos, es la pérdida del hábitat”. “Esto reduce el tamaño poblacional, porque quedan poblaciones fragmentadas, que sufren de endogamia, la llegada de especies invasoras y la persecución”.

Frente a este panorama, en términos evolutivos, los animales con cerebro más grande tienen una capacidad de respuesta más lenta, o sea, no se reproducen con la velocidad suficiente para garantizar la supervivencia.

“Esto ha pasado con las diferentes extinciones masivas de la historia: los que desaparecen son los animales de mayor tamaño.

Eliminar el 90% de una especie, que además tiene pocos individuos, facilita su extinción.

Quitar a una población con muchos ejemplares el 90% de sus individuos, los que quedan son un número suficiente para regenerarse y vivir en nuevas condiciones”,

 

Comparativa de tamaños de cerebros | Frontiers in Neurosicence

Al ser el responsable de este desaguisado evolutivo, el hombre también debería sufrir las consecuencias de un mayor riesgo de extinción.

Hemos adaptado el planeta para considerarlo como nuestro hábitat óptimo, “los cambios que aplicamos son tan fuertes que vamos a cruzar los umbrales que pueden complicarnos la supervivencia de nuestra especie”,

Pero muchas mas cosas que aun se nos escapan, modulan estas conclusiones.

SÍNDROME DE SAVANT:

Síndrome de savant: los 5 casos más famosos

El 50% de los que sufren el síndrome de savant tienen trastornos del espectro autista y solo un 10% de ellos muestran este tipo de habilidades prodigiosas

Estas personas sufren desórdenes mentales y discapacidades físicas, mentales o motrices, pero “a cambio” poseen habilidades mentales increíbles, por ejemplo, un trastorno del espectro autista, puede tener una habilidad cognitiva sumamente prodigiosa.

Benjamín Rush describió el síndrome de savant por primera vez en 1789. Vio un paciente que era capaz de calcular la edad de las personas tan solo observándolas durante unos segundos. Desde entonces, los casos de “savantistas” han sido muy escasos, apenas se han detectado un centenar.

Se trata de un conjunto de síntomas cognitivos anómalos, que el investigador Darold Treffert define como un estado patológico.  Las personas que lo padecen poseen una sorprendente habilidad o habilidades mentales específicas. Pero, a su vez presentan desórdenes mentales y/o discapacidades físicas

Por lo general, las habilidades más usuales de los Savant se centran en 4 categorías principales:

Arte (música, pintura y escultura): Suelen ser brillantes intérpretes musicales (especialmente al piano), pintores y escultores. Asimismo, tienden a presentar habilidades innatas para la compresión e interpretación de la música.

Cálculo de fechas: algunos Savant pueden memorizar calendarios enteros y recordar datos específicos referentes a cada uno de esos días.

Cálculo matemático: Realizan cálculos matemáticos complejos de forma instantánea y con enorme precisión. Por ejemplo, calcular números primos, decimales de pi o realizar de divisiones con 100 decimales, todo ello, por supuesto, mentalmente.

Habilidades mecánicas y espaciales: Tienen la capacidad para medir distancias, casi exactas, sin herramienta alguna. También construyen maquetas altamente detalladas, memorizan mapas y direcciones, etc.

Además de estas habilidades existen otras más inusuales y en general más particulares del individuo, como facilidad para el aprendizaje de múltiples idiomas, fuerte agudización de los sentidos, perfecta apreciación del paso del tiempo sin necesidad de relojes, etc.

Kim Peek: Ha sido el caso más famoso y prodigioso de esta patología. Tanto que hasta Dustin Hoffman le dio vida en la película Rain Man. El caso de Kim es asombroso. Nació con macrocefalia, una malformación permanente en el cerebelo, y agenesia en el cuerpo calloso, una condición que obstaculizaba la conexión entre sus hemisferios.

Kim Peek

Esto le convirtió en una persona muy dependiente, incapaz de realizar tareas básicas, como abrocharse una camisa. Sin embargo, sorprendió al mundo entero con sus portentosas capacidades intelectuales. Tenía una de las memorias más extraordinarias que la ciencia ha podido datar.

Fue capaz de aprenderse cerca de los 8.000 libros que había leído y podía leer dos páginas al mismo tiempo, una con cada ojo. Además, reproducía cosas habiéndolas escuchado o leído tan solo una vez. Llegó a saberse de memoria todos los mapas de Estados Unidos, de manera que aunque no hubiera hecho nunca un determinado recorrido, podía realizarlo sin necesidad de indicaciones o señales.

Su nivel de procesamiento mental era impresionante. Pero, por otro lado, sus limitaciones motrices y cognitivas también eran manifiestas. Por ejemplo, era incapaz de interpretar un poema o inferir conclusiones de una obra. No tenía aptitudes musicales, sin embargo, si escuchaba una canción, podía reproducirla tocando en un piano sin mayor dificultad.

Jason Padgett: síndrome de savant adquirido

Aunque este estado patológico, según lo define el investigador Darold Treffert, es congénito, Jason Padgett es una excepción. No nació con sus habilidades, sino que estas llegaron cuando tenía 30 años. Es uno de esos casos clínicos que transforman paradigmas científicos y ponen de manifiesto lo sorprendente que puede llegar a ser la mente humana.

Jason Padgett

Jason era un joven poco estudioso y más preocupado por pasárselo bien con sus amigos. Una noche, saliendo con ellos, fue agredido violentamente. Sufrió una conmoción cerebral y, tras pasar por el hospital y volver a casa, se dio cuenta de que todo había cambiado.

Por un lado, empezó a sufrir distintos trastornos como TOC, agorafobia o depresión. Y, por otro lado, el síndrome de savant le llevó a ser un genio de las matemáticas, a pesar de que antes era casi un inepto en esta materia. Realizaba cálculos mentales y visualizaba la realidad mediante patrones geométricos.

Con una visión corta, se deducia que, tras sufrir la conmoción cerebral, algunas áreas del cerebro que en su día a día permanecían inactivas, con el golpe se activaron para sustituir las funciones dañadas.

Tony DeBlois: un músico prodigio

Si la habilidad musical de Kim Peek era sorprendente, lo de este niño prodigio no es para menos. Tony DeBlois nació ciego y con autismo. Su síndrome de savant se hizo patente a los 2 años, edad a la que empezó a tocar el piano sin haber recibido ningún tipo de clase o instrucción. Y ¡de qué manera!

A partir de ahí, aprendió a tocar una veintena de instrumentos y se sabe de memoria cerca de 8.000 piezas musicales. Le basta escuchar una pieza musical para ser capaz de interpretarla de memoria en cualquiera de los instrumentos que toca.

Stephen Wiltshire: un artista con memoria fotográfica

Este artista inglés, de ahora 43 años, fue diagnosticado con autismo severo cuando tenía apenas 3. Su interés por el dibujo le llevó a estudiar en una escuela londinense, donde comenzó a expresarse a través de su arte. Pronto destacó su brillantez. Era capaz de pintar paisajes y rostros tras un terremoto imaginario. Su habilidad era asombrosa.

Lo más impresionante de Wiltshire no fue su precocidad artística, sino su impresionante y envidiable memoria visual. Es capaz de dibujar una imagen tras solo haberla visto una sola vez, con una precisión y detalle parecidos a los de una cámara de fotos. Solamente una mirada le vale para reproducirlo de manera exacta y en escala en el lienzo.

George y Charles Finn: los gemelos calculadores

En la década de los 60 en Estados Unidos, dos gemelos con asperger fueron apodados como los “calendarios humanos”. A pesar de que su coeficiente intelectual se encontraba entre 60 y 70 (cerca de la discapacidad intelectual), sus habilidades eran espectaculares. Eran capaces de recordar el clima y qué ocurrió cualquier día su vida. Asimismo, eran capaces de calcular a qué día de la semana corresponde cualquier fecha. ¡Hasta fechas de hasta 40.000 años!

Un Caso reciente

Un joven de 21 años, claramente superdotado para las matemáticas, se quejaba de cefaleas y una TAC demostró esta impresionante hidrocefalia

Las personas que padecen síndrome de savant cuentan con discapacidades y capacidades sorprendentes al mismo tiempo. Las hipótesis científicas son partidarias, por el momento, de que una configuración tan especial tiene que ver con que estas personas tienen el hemisferio derecho más desarrollado, lo que hace que tengan este tipo de talentos tan extraordinarios.

Los cambios del hombre han sido tan drásticos y radicales que, ante una escala evolutiva, que cuenta con plazos de millones de años, no hay forma de revertir el proceso. La ventaja, entonces, está del lado de los mamíferos pequeños.

Usando una frase bulgar, podemos decir

“Esto no hay quien lo entienda”

Bibliografia.

Darold Treffert

Frontiers in Neuroscience tamaños de cerebros

Bob Elsdale / Getty JP MISSÉ

Eloy Revilla Biólogo del CSICEvolution

Benjamín Rush : síndrome de savant