El blog del Dr. Enrique Rubio

Categoría: MICROSBIOS (Página 4 de 5)

Los inmunomoduladores evitan las complicaciones por coronavirus»

Los inmunomoduladores evitan las complicaciones por coronavirus»

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El doctor Manel Juan (1964), jefe de la sección de Inmunología Clínica del Servicio de Inmunología del Hospital Clínic de Barcelona, desgrana en esta entrevista cómo los inmunomoduladores podrían ayudar a contener la “excesiva” respuesta del sistema inmunitario al coronavirus SARS-CoV-2 y evitar el desarrollo de complicaciones.
¿En qué estado se encuentra el Hospital Clínic?
Por los datos que recibimos, está en un nivel de presión alto, pero no creciente.
¿Cree que es momento para empezar a “desescalar” el confinamiento o cree que es necesario todavía un confinamiento total como estas dos semanas?
Me parece lógico mantener estas condiciones, aunque no soy epidemiólogo.
En las medidas de desconfinamiento, tiene un papel importante la inmunidad de la población. ¿Cuánto tiempo podría durar la inmunidad una vez el paciente ha superado la infección?
No lo sabemos exactamente, pero es de esperar que serían bastantes meses. Es lo que se espera, es posible que incluso puedan ser años. Es una infección que podemos extrapolar a otras que parece que de promedio tienen un número de meses importante de protección, pero no se puede concretar nada porque el virus ha aparecido a finales de diciembre. Por ahora, parece que los pacientes que se infectaron en China están protegidos.
Si, a priori, no muta excesivamente, ¿puede ayudar?
Sin duda, es un elemento importante para mantener la respuesta.
Hay muchos proyectos en marcha para encontrar una vacuna. ¿Cuándo cree que podrían estar a punto?
Esperamos una vacuna en los próximos meses, en uno o dos. Después, lo que tardemos en demostrar la efectividad, que se podría extender hasta finales de año o principios de siguiente.
Y los tratamientos, ¿cuándo cree que podrá encontrarse alguno efectivo?
El tratamiento es para que los pacientes no empeoren y se están haciendo avances. De todas las maneras, lo determinante es que llegue la vacuna o haya inmunidad. Se están intentando también antivirales, pero en el momento que se dan los síntomas ya está cayendo la carga vírica.
¿Cuál es el motivo por el que la enfermedad genera complicaciones?
Se supone que hay motivos de base genética, pero sobre todo parece que hay una experiencia antigénica previa que condiciona al sistema inmunitario, que es el responsable de estas complicaciones. Pero no se conoce exactamente cuál, y es lo que estamos tratando de investigar. El problema que tenemos con esta infección no es tanto la infección en sí, que también, sino que, como consecuencia de intentar eliminarla, el sistema inmunitario tiene una respuesta muy exagerada y eso es lo que genera la inflamación de los pulmones -neumonía- e impide poder respirar. Este exceso de respuesta en la mayoría de los casos es suficiente para eliminar el virus, pero hay a quien le produce problemas respiratorios. Por tanto, hay que buscar la manera de bajar la respuesta en aquellos que desarrollan complicaciones.
¿La detección precoz puede evitar el desarrollo de complicaciones?
Para evitar las complicaciones, por ahora, no parece. Si hay tratamiento, sí que podría ayudar. Pero es sobre todo para que no haya expansión de la enfermedad. La detección precoz permite confinar a la gente y que no afecte a más gente.
¿Durante cuánto tiempo una persona asintomática que da positivo puede ser contagiosa?
Desde la infección pueden ser unos 14 días, es lo más razonable. En algunos casos menos.
Desde el punto de vista del sistema inmunitario, y a la vista del mayor número de fallecimientos en la población de mayores, ¿qué diferencia hay entre personas jóvenes y personas mayores de 60 años?
Básicamente el problema está en la experiencia antigénica. Es decir, el contacto previo que ha habido con elementos infecciosos es lo que acaba generando esto. A lo largo de la vida vamos acumulando contactos con elementos extraños, que generan enfermedades. Estos contactos, que van variando –hay microorganismos diversos-, cambian nuestro funcionamiento. Es un campo no perfectamente conocido. Con el envejecimiento sabíamos que hay una tendencia a perder respuesta, pero también sabemos que se generan estructuras que hacen que pueda haber hiper respuesta. De hecho, la mayoría de estas enfermedades, que se llaman autoinmunes –por exceso de respuesta contra algo que es propio- aparecen tarde en la edad, y te indican que cuando eres joven controlas la respuesta inmune. Este exceso de respuesta no sabemos exactamente por qué es, pero está relacionado con el envejecimiento y esto es lo que explicaría que este grupo de pacientes no solo sean más débiles porque son personas mayores, sino que además tienen en el sistema inmune una respuesta menos controlada.
¿Y hay alguna manera de bajar la respuesta y evitar las complicaciones?
Están los inmunomoduladores, que buscan bajar, modular y controlar esta respuesta. Han aparecido diferentes vías. Por un lado, vías muy generales, con las que se intenta bajar la respuesta de manera global con fármacos más genéricos. Por otro, vías extraordinariamente específicas, con las que se intenta bajar uno de los elementos que produce el exceso de respuesta. Entre los elementos más característicos que provocan este exceso de respuesta están las citocinas, que son como pequeñas hormonas que funcionan de transmisión de información entre las células del sistema inmunitario.
¿Qué tipo de tratamientos hay?
Para estas citocinas tenemos desde hace tiempo fármacos biológicos, que son anticuerpos monoclonales en la mayoría de casos. Los anticuerpos son muy específicos y se pueden generar para bloquear una citocina. Si se bloquea esta citocina o su receptor, bloqueas toda la información de esta citocina que llega al sistema inmunitario y haces que frene en su respuesta. La pregunta es, ¿con una sola citocina bloqueada de todas las que hay se puede conseguir bajar este exceso de respuesta, esta inflamación? Y la respuesta es que, mayoritariamente, sí. De hecho, el freno de esta respuesta puede ser suficiente. Con el freno del sistema inmunitario también hay un problema, y es que el sistema inmunitario se activa porque quieres eliminar el virus, y si lo frenas antes de que elimine el virus, el virus volverá a crecer. Por eso, los inmunomoduladores más específicos pueden ser los mejores. Los inmunomoduladores más genéricos, como los corticoides, pueden permitir que el virus crezca y por eso solo se están reservando para los casos más graves, cuando se dan situaciones en las que hay una persona que puede morir por la inflamación generada por la respuesta del sistema inmunitario o se puede recuperar, aunque incremente el virus.
¿Ya se están aplicando estos fármacos?
Sí. Hay muchas líneas de investigación, se están haciendo ensayos clínicos. También es verdad que estos fármacos se usan para enfermedades habituales, pero no muy frecuentes, y no son como la aspirina: ya no solo por el precio, sino por la disposición. Y lo que está pasando es que tenemos tantos pacientes que se nos han acabado. La complicación es que se fabrica solo en determinados países, y estos países han de permitir su exportación para que lleguen al resto. Quizás nos deberíamos replantear si en lugar de solo comprar, también deberíamos desarrollar capacidad para fabricarlos.
¿Tienen efectos secundarios?
Los inmunomoduladores “selectivos” –fármacos biológicos- se están aplicando porque son muy seguros y no tienen prácticamente efectos secundarios. Los más “genéricos”, como los corticoides, sí que afectan y tienen efectos secundarios.
¿Y los antivirales son efectivos? Antes explicaba que cuando aparecen los síntomas es cuando ya está cayendo la carga vírica.
El mejor momento para dar antivirales sería cuando no hay síntomas -entre cuatro y siete días después del contacto-. El problema es a quién dar antivirales porque la mayoría de la gente no sabe si ha estado en contacto con un contagiado. Es una situación complicada. Lo que se está haciendo ahora es dar antivirales justo cuando empiezan los síntomas para ver si se puede reducir la carga y mejorar el estado de las personas, pero los resultados son medios, tirando a débiles. Pero bueno, sí que aporta.
Se han generado algunas dudas sobre si las personas asintomáticas pueden desarrollar la misma inmunidad que los sintomáticos.
Por lo que sabemos, en general, del sistema inmunitario sería falso. Sería el primer caso que una infección no genera inmunidad. Los inmunólogos no tenemos constancia de infecciones asintomáticas en que no haya una respuesta inmunitaria. En este caso, los datos que nos aportan van en el mismo sentido, que sería falso, pero no se puede descartar que no aparezca algún día alguien que se ha infectado, ha sido asintomático y después se ha vuelto a infectar.
¿La virulencia del virus también remitiría si alguien se reinfecta?
En principio, sí. Sería igual que cuando se dan los antivirales al inicio, cuando todavía no hay síntomas y así evitas desarrollarlos. De hecho, ya se ha demostrado que parece que es efectivo dar un preventivo antiviral, aunque generan efectos secundarios. En estos casos, las personas se infectan, pero no generan ninguna sintomatología porque el virus desaparece. Pues de manera similar, el sistema inmunitario de un inmunizado, cuando se infecta, de inmediato da una respuesta y elimina el virus. Para que haya un cuadro clínico debe de haber un crecimiento del virus sin respuesta: cuando hay mucha carga vírica, la respuesta empieza a producirse –porque si se hubiera producido antes no hubiera crecido el virus-, se descontrola y, cae la carga vírica, pero se da el problema respiratorio.
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REFERENCIA
Manel Juan, jefe de la sección de Inmunología Clínica del Servicio de Inmunología del Hospital Clínic de Barcelona/
Javier Gallego | BARCELONA
Última actualización:12-04-2020 | 13:26 H/

Creada:12-04-2020

¿Los virus son inmortales?

¿Los virus son inmortales?

De nuevo el tópico de si el virus es un ser vivo o no lo es

La comunidad científica no tiene claro si los virus son o no organismos vivos. Pueden ser estructuras al límite de la vida. Pero lo que sí son con toda seguridad agentes infecciosos, que necesitan de un organismo vivo para multiplicarse, es decir, parásitos. No son células pero infectan a todo tipo de organismos vivos: animales, plantas, hongos, bacterias y protozoos, ¡hasta se han encontrado parasitando a otros virus! Son tan pequeños –100 nanómetros de media o lo que es lo mismo, una milésima parte del grosor de un cabello- que no pueden observarse con el microscopio óptico, solo cuando se inventó el microscopio electrónico, en 1931, que es capaz de ver objetos minúsculos, pudimos tener una imagen de ellos. Al observar al microscopio electrónico los virus extraídos de un organismo infectado se pudo comprobar que aparecían múltiples partículas. Cada una de esas partículas víricas era extraordinariamente sencilla, estaba formada por una cubierta hecha de proteína y llamada cápside en cuyo interior se protege el material genético que puede ser ADN o ARN. En algunos tipos de virus las partículas tienen también un envoltorio lipídico, es decir formado por lo que normalmente llamamos grasas, que roban de las membranas de las células que infectan.

1) El virus de la gripe se une a una célula epitelial diana. 2) La célula engulle el virus mediante endocitosis. 3) Se libera el contenido del virus. El ARN vírico se introduce en el núcleo, donde la polimerasa de ARN lo replica. 4) El ARN mensajero (ARNm) del virus sirve para fabricar proteínas víricas. 5) Se fabrican nuevas partículas víricas y se liberan al líquido extracelular. La célula, que no muere en el proceso, sigue fabricando nuevos virus. CNX OPENSTAX, CC BY

Un virus puede existir como ente individual pero en cuanto entra en un organismo vivo, si es competente para multiplicarse, replicarse, lo hará en muy poco tiempo creando múltiples copias de sí mismo. Así que cuando en ciencia nos referimos a un virus que infecta un organismo no hablamos de una sola de esas partículas sino de una población de partículas.

Son o no inmortales la respuesta no es fácil Para ser mortal -o inmortal en este caso- un organismo debe, primero, estar vivo y, no está del todo claro que los virus lo estén. Es verdad que los virus tienen estructura genética, evolucionan por selección natural y se reproducen creando réplicas, aunque no idénticas, de sí mismos pero no están compuestos de células y, según la teoría celular, esas son las estructuras básicas de la vida así que sin ellas no podría considerarse que un virus sea un ser vivo. Hay otro argumento más en contra de considerarlos seres vivos, los virus no tienen metabolismo propio, necesitan las células de los organismos que infectan para replicarse.

Una partícula de virus tiene una existencia muy corta fuera de un ser vivo pero cuando entra en un hospedador empieza a replicarse a un ritmo fortísimo. Sabemos, por ejemplo, que en un individuo infectado por el virus del VIH o de la hepatitis C puede haber entre 10.000 millones y 100.000 millones de virus. Su vida media es de 6 a 24 horas pero como se replican tan rápido esas poblaciones enormes están en continua renovación. Y eso quiere decir que nunca estamos hablando de un solo virus sino de poblaciones de virus en equilibrio que en virología se conocen con el nombre de León del este no tenemos que y tengan también algo hacia lo ha oído el salto del consenso de colágeno yamasaki y, en la especies víricas. Así que la respuesta a la pregunta de si son inmortales es que si estamos hablando de un solo virus o partícula vírica, por supuesto que no es inmortal, está claro que desaparece. Pero dado que realmente no podemos hablar de un solo virus sino de una población de virus esa sí podría no desaparecer nunca si a la muerte de su hospedador se hubiera transmitido ya a otro huésped. No será exactamente la misma entidad porque se replica en copias que no son idénticas pero a menos que evolucione tanto como para convertirse en otro virus diferente seguirá siendo el mismo virus. En mi opinión no hay nada inmortal pero lo más cercano a la inmortalidad sería ese conjunto de mutantes que sin parar de replicarse van poco a poco cambiando en el tiempo para seguir manteniéndose ellos mismos y en condiciones óptimas podrían perdurar indefinidamente. Ello sucedería hasta el momento en que no tuvieran ningún ser vivo al que parasitar, entonces desaparecerían.
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Por qué existen los virus?
La razón de su existencia es anterior a la nuestra. Nosotros existimos porque antes hubo microbios y, entre ellos, los virus, que son la forma más elemental de transmisión genética.

“El virus que infecta mucho, como este,

Muy probablemente la pandemia por este virus está cambiando nuestra conciencia está cambiando nuestra conciencianuestras conciencias; pero sí que ya habían cambiado. Porque hoy no toleramos la muerte con la resignación de antaño frente a otras epidemias. Hemos demostrado que estamos dispuestos a sacrificar nuestra prosperidad por salvar a la población de riesgo sin importar su porcentaje. Y damos fe quienes hemos vivido pandemias con tasas de mortalidad más altas frente a las que los gobiernos reaccionaban, sin embargo, con resignación y un cómodo pésame. Hoy podemos hablar de tardanza en la respuesta, pero no de inoperancia. Y si ya no toleramos ni una muerte evitable, sólo una gestión epidemiológica mundial que, como pide Macip, coordine las soberanías sanitarias logrará impedir las del próximo virus.
Por qué existen los virus?
La razón de su existencia es anterior a la nuestra y la explica. Nosotros existimos porque antes hubo microbios y, entre ellos, los virus, que son la forma más elemental de transmisión genética.
¿La transmiten y de paso nos matan?
Su misión no es matarnos –los virus que nos enferman sólo son un 1% del total– sino, como la todo organismo, propagarse. Y sólo pueden propagarse si infectan una célula.
¿Nos sirven de algo o sólo nos atacan?
Sólo nos enferman de paso en el cumplimiento de su misión difusora; pero nos han hecho posibles, porque transportan información genética entre individuos y especies. Y también nos han dotado así de la que nos ha hecho mejores.
¿Cómo?
Utilizamos su información para mejorar nuestra adaptación al medio y sus cambios.
Cell publicó que un virus infectó nuestro cerebro y originó la conciencia.
He leído que usted recoge esa hipótesis en su libro, Homo rebellis , y no la descarto. Al fin y al cabo, la conciencia es otro gran instrumento de adaptación humana al medio al permitirnos anticipar sus cambios: el cerebro es una máquina de anticipar.
¿Por qué los virus nos hacen mejores?
Porque la mutación es parte de la vida, que es adaptarse: siempre habrá virus nuevos.
¿Por qué sabemos tan poco del virus de la Covid-19?
Porque es nuevo y eso es lo fascinante de los virus. Tienen una estructura muy simple: total son cuatro genes y cuatro proteínas.
Los chinos lo deconstruyeron rápido.
En cambio, no es tan fácil averiguar cómo actúa. Y este ha mutado para que las proteínas de su cáscara se adhieran fácilmente a las células de nuestro aparato respiratorio.
¿Los de la gripe no tienen esa capacidad?
Ni esos ni otros coronavirus como el SARS. Tan sólo la mutación de un trocito de gen le ha dado al de la Covid-19 habilidades inesperadas que han logrado que, mientras el SARS quedó localizado, este sea ya una pandemia.
¿Qué habilidades exclusivas tiene este?
Los infectados de la Covid-19 generan más carga viral que los del SARS y se unen con más facilidad a las células de los pulmones.
En cambio su letalidad es menor: ¿qué ¬relación tienen la tasa de contagio y la de -letalidad de un virus?
Los virus más letales, como el ébola, se contagian poco y no provocan pandemias. En cambio, los menos letales son los más contagiosos.
¿Y los muy contagiosos matan menos?
Sí y eso es importante. Y lógico; porque si un virus mata rápido no le da tiempo a contagiar a muchas personas.
Los muertos ya no contagian.
No tienen tiempo de contagiarlo. Así que los virus se autorregulan.
Menos mal.
Los suaves, como este, tienen un período de máximo contagio en el que el infectado con¬tagia sin darse cuenta, porque no detecta los síntomas. Pero, sí algún día alguien diseñara un virus a la vez muy infeccioso y muy letal…
¿Nos liquidaba a todos?
Sería mucho peor que ahora.
¿Podríamos diseñar ese Armagedón?
De hecho, diseñamos virus en el laboratorio para saber cómo se convierten en más o menos letales o contagiosos.
¿Alguien podría haber diseñado en un laboratorio el virus de la Covid-19?
Este no ha sido diseñado.
¿Cómo lo sabe?
Porque se han estudiado los genes y se aprecia una evolución lógica de sus parientes; y sus predecesores son iguales, pero con algún rasgo diferente. Se ve que en él no ha habido ningún trabajo de laboratorio.
Todos nos alegramos de oírlo.
La naturaleza es lo bastante sabia como para crear virus nuevos buscando las combinaciones mejores. El virus de 1918 fue tan terrible como la guerra. Y nadie lo había diseñado. Por tanto, no hace falta crearlos en el laboratorio para que sean letales.
¿La Covid-19 disminuirá con el calor?
Hay países ahora con calor y pandemia. Tal vez se propague menos con temperaturas altas; pero no desaparece. Hay que vigilar.
¿Puede mutar a peor?
Por suerte, este muta poco. El de la gripe, en cambio, es diferente cada año. Este es bastante estable, lo que puede ser bueno para nuestra inmunidad. Si se generan anticuerpos y el virus no cambia, significa que estás protegido contra él mucho tiempo.
¿Si se va en verano, volverá en otoño?
Los de la gripe sí vuelven; pero suelen volver debilitados; pero el de 1918 volvió mucho más letal; aunque no es comparable aquella situación a la nuestra. Lo importante ahora es salvar al máximo de gente hasta que haya vacunas y para eso hay que espaciar el ritmo de infecciones con el confinamiento.
¿Y si hubiéramos confinado sólo a la población de riesgo?
El virus es imprevisible También mata a gente joven y sana. Dentro de un año sabremos quién acertó en sus estrategias.

Referencias.

Ana Grande Pérez. Doctora en Biología, profesora titular del Área de Genética de la Universidad de Málaga y coordinadora de Encuentros con la Ciencia-Málag

LLUÍS AMIGUET

08/04/2020 00:45 Actualizado a 08/04/2020 06:51

Humedad calor y lluvia en el coronavirus

LA HUMEDAD EL CALOR Y LA LLUVIA EVITAN LA PROPAGACIÓN DEL CORONAVIRUS
Un estudio de la Universidad de Yale incide en la importancia de la humedad relativa para frenar el coronavirus
La forma en que la primavera y el verano afecten a la pandemia de Covid-19 puede depender no solo de la eficacia de las medidas de distanciamiento social, sino también del entorno dentro de los propios edificios, en concreto de la humedad relativa, según un análisis de científicos de la Universidad de Yale (Estados Unidos).
El aire frío y seco del invierno ayuda claramente a que el SARS-CoV2, el virus que causa el nuevo coronavirus, se propague, según varios estudios. Pero a medida que la humedad aumenta durante la primavera y el verano, el riesgo de transmisión del virus a través de partículas en el aire disminuye tanto en el exterior como en el interior de lugares como las oficinas. Aunque los virus todavía pueden transmitirse por contacto directo o a través de superficies contaminadas a medida que aumenta la humedad, los investigadores sugieren que, además del distanciamiento social y el lavado de manos, la moderación estacional de la humedad relativa (la diferencia entre la humedad y las temperaturas exteriores y la humedad interior) podría ser un aliado en la disminución de las tasas de transmisión viral.
“El noventa por ciento de nuestras vidas en el mundo desarrollado transcurren en interiores muy cerca unas de otras. Existen pocos estudios sobre la relación entre la temperatura y la humedad del aire en interiores y exteriores y la transmisión aérea del virus”, explica Akiko Iwasaki, inmunobióloga y autora principal de la investigación, que se ha publicado en la revista científica ‘Annual Review of Virology’.

La naturaleza estacional de las enfermedades respiratorias se ha cronificado desde los tiempos de los antiguos griegos, quienes ya notaron que tales enfermedades subían en invierno y bajaban durante estas épocas más cálidas. La ciencia moderna ha sido capaz de identificar el aire frío y seco como un factor de propagación de este tipo de virus, como el SARS-CoV-2. El aire frío y seco del invierno hace que tales virus sean una triple amenaza, según este trabajo: cuando el aire frío del exterior con poca humedad se calienta en el interior, la humedad relativa del aire baja a alrededor del 20 por ciento.
El aire libre de humedad proporciona un camino claro para las partículas virales de virus como el Covid-19. El aire cálido y seco también amortigua la capacidad de los cilios, las proyecciones capilares de las células que recubren las vías respiratorias, para expulsar las partículas virales. Y por último, la capacidad del sistema inmunológico para responder a los patógenos se suprime en ambientes más secos, según Iwasaki.
La revisión cita experimentos que muestran que los roedores infectados con virus respiratorios pueden transmitir fácilmente partículas virales a través del aire a vecinos no infectados en ambientes de baja humedad. Sin embargo, en áreas de alta humedad relativa como los trópicos, las gotas infecciosas transportadas por el aire caen sobre las superficies en el interior y pueden sobrevivir durante períodos prolongados. “Por eso recomiendo humidificadores durante el invierno en los edificios. Muchas casas y edificios están mal ventilados y la gente a menudo vive en proximidad, y en estos casos, los beneficios de una mayor humedad se ven mitigados”, apuntan los investigadores.
Existe un punto clave en la humedad relativa para los ambientes interiores, según un estudio. Los ratones en ambientes de entre 40 y 60 por ciento de humedad relativa muestran una capacidad sustancialmente menor de transmitir virus a ratones no infectados que aquellos en ambientes de baja o alta humedad relativa. Los ratones mantenidos a una humedad relativa del 50 por ciento también fueron capaces de eliminar un virus inhalado y montar robustas respuestas inmunológicas. Iwasaki subraya que estos estudios solo se aplican a la transmisión en aerosol: el virus todavía puede ser transmitido en cualquier momento del año entre personas cercanas y a través del contacto con superficies que contengan cantidades suficientes de virus.
Por eso, las personas que viven en países cálidos y las que trabajan cerca de otras siguen siendo susceptibles a la infección. Siempre hemos sabido que pequeños maniobras facilitan la vida y una de ella es la humedad en este caso .
De igual forma, no se sabe, cómo actúa la lluvia en la evolución del coronavirus en los próximos meses. Ni los expertos se atreven a aventurar cómo afecta el cambio de tiempo a la actividad del virus.
Un incremento mantenido de la temperatura y un elevado grado de humedad podrían disminuir la «agresividad» del coronavirus (COVID-19) como ocurre con el virus de la gripe, según explican los meteorólogos de Meteored (tiempo.com), que advierten de que, sin embargo, se trata de un escenario nuevo y desconocido.

El meteorólogo Francisco Martín León recuerda que la gripe tiende a alcanzar su punto máximo en los meses fríos y disminuye en los meses cálidos, especialmente durante el verano en las latitudes medias, y que el factor fundamental no es precisamente la temperatura, sino la humedad, según estudios científicos. Añade que en un entorno seco, la gripe se afianza en el aparato respiratorio del infectado y permanece más tiempo en el ambiente, mientras que con altos valores de humedad el virus tiende a ser menos estable y su propagación disminuye, pues las gotas portadoras del virus en la tos humana crecen y caen antes de infectar a otras personas.
Los expertos esperan «una pausa» en la expansión del coronavirus durante el verano, pero subrayan que aún se desconoce su evolución y que el beneficio que puedan suponer el sol y el calor «es limitado si no se toman otras medidas de contención»
Y mantiene que «en el futuro, tendremos que hablar comúnmente en el periodo de los meses fríos de los resfriados, de la gripe y del nuevo coronavirus», que los científicos aseguran que ha venido para quedarse y para el que ya se busca una vacuna.
Vídeo .
Investigadores chinos lo confirman
Los investigadores chinos también creen que el calor y la humedad pueden reducir la transmisión del coronavirus, según han indicado dos universidades pequinesas en la web ‘Social Science Research Network’.
Los expertos, pertenecientes a la Facultad de Informática e Ingeniería de la Universidad de Beihang y la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Tsinghua, analizaron cómo podía afectar el clima a la expansión del COVID-19. Por una parte, observaron que después de romper las fronteras del gigante asiático, el virus no se comportaba igual en países del sudeste asiático como Singapur, Malasia y Tailandia que en Corea del Sur, Japón o Irán. En el primer grupo de países, el COVID-19 se extendía con menos velocidad que en el segundo grupo.
Esto provocó que los investigadores, según señalan en el informe preliminar, decidieron comprobar qué había pasado en China y cómo había afectado la humedad y el calor. Pusieron el corte antes del 24 de enero, fecha en que comenzaron las grandes restricciones en el país. Se analizaron cien ciudades en los que se habían producido más de 40 contagios. Lograron reunir 4.711 casos. Estudiaron las condiciones climáticas, además de otros factores como la densidad de la población y el PIB de las ciudades, y llegaron a la conclusión de que por el aumento de un grado, los contagios se reducen un 3,8%; si la humedad aumenta 1%, el descenso de los contagios puede alcanzar el 2,2%. «Indica que la llegada del verano y la temporada de lluvias en el hemisferio norte puede reducir efectivamente la transmisión del COVID-19»

El mundo después del coronavirus HARARI


EL MUNDO DESPUÉS DEL CORONAVIRUS, HARARI

«Esta tormenta pasará. Pero las elecciones que hacemos ahora podrían cambiar nuestras vidas en los años venideros», dice Harari.
Noah Harari es un fenómeno escribiendo y además de ser un autor muy ilustrado, el tema de la biología evolutiva le fascina
El filósofo, escritor e historiador israelí, Yuval Noah Harari, ha publicado esta semana una columna de opinión en el Financial Times y ya ha dado de qué hablar en todo el mundo.
Pero atención, quien tiene boca se equivoca, y Harari está hablando demasiado, publica demasiado, y en todo no se puede ser acertado.
Escribe una serie de cosas que pueden ser acertadas pero muy genéricas y por tanto susceptible de ponerla en duda

Para Harari, hay que actuar “rápida y decisivamente” si queremos poder enfrentar la pandemia global de la mejor forma posible, pero ese no es el foco de su artículo que titula “El mundo después del coronavirus”.
“Debemos tener en cuenta las consecuencias a largo plazo de nuestras acciones”, dice Harari. “Al elegir entre alternativas, debemos preguntarnos no solo cómo superar la amenaza inmediata, sino también qué tipo de mundo habitaremos una vez que pase la tormenta. Sí, la tormenta pasará, la humanidad sobrevivirá, la mayoría de nosotros aún viviremos, pero habitaremos en un mundo diferente”,.
Las medidas las medidas a corto plazo se convertirán en un elemento vital para salvar la mayor cantidad de vidas. Considera que es en las emergencias cuando se ve la premura con que la humanidad podría aprobar medidas y acciones normalmente: “Las decisiones que en tiempos normales podrían llevar años de deliberación se aprueban en cuestión de horas”,
Colaboración y vigilancia
“Para detener la epidemia, poblaciones enteras deben cumplir con ciertas pautas”, añade Harari. “Hay dos formas principales de lograr esto. Un método es que el gobierno haga un monitoreo a las personas y castigue a quienes infringen las reglas. Hoy, por primera vez en la historia humana, la tecnología hace posible monitorear a todos, todo el tiempo. Por ejemplo hace 50 años la KGB no podía seguir a 240 millones de ciudadanos soviéticos las 24 horas del día, ni podía esperar procesar efectivamente toda la información reunida. La KGB dependía de agentes y analistas humanos, que no podían investigar a todos los ciudadanos. Pero ahora existen sensores ubicuos y algoritmos poderosos que pueden buscar todo o en cualquier parte
El vigilante gobierno chino En ese sentido se han visto acciones como las del gobierno chino, que hipervigila a sus ciudadanos no solo durante la pandemia sino en general en la vida diaria desde hace años. De forma semejante, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, aprobó a la Agencia Nacional de Seguridad el despliegue de tecnología de vigilancia a fin de castigar a todas las personas que violen la cuarentena durante la pandemia.
“La tecnología de vigilancia se está desarrollando a una velocidad vertiginosa, y lo que parecía ciencia ficción hace 10 años hoy es realidad. Cada ciudadano puede usar un brazalete biométrico que monitorea la temperatura corporal y constantes biológicas las 24 horas del día. Los datos resultantes son atesorados y analizados por algoritmos gubernamentales. Los algoritmos sabrán que estás enfermo incluso antes de que el paciente se de cuenta, y también sabrán dónde has estado y a quién has conocido. Las cadenas de infección podrían acortarse drásticamente e incluso cortarse por completo. Tal sistema podría detener la epidemia en cuestión de días.
Sabemos, que si haces click en un enlace de un medio de noticias todas esa información Google, Facebook y otras plataformas la recopilan y lucran con ellas por medio de publicidad.
“Podría, por supuesto, defender la vigilancia biométrica como una medida temporal tomada durante un estado de emergencia, pero con gran frecuencia lo temporal subsiste, especialmente porque siempre hay una nueva emergencia al acecho en el horizonte”,.
La segunda etapa necesaria para lograr salir de la pandemia es, por supuesto, la colaboración de la ciudadanía. Pero, para lograr la cooperación estricta y sin cuestionamiento se necesita que el pueblo confíe en la ciencia, en los medios de comunicación y en las autoridades gubernamentales y sanitarias. “En los últimos años, los políticos irresponsables han socavado deliberadamente la confianza en la ciencia, en las autoridades públicas y en los medios de comunicación. Ahora, estos mismos políticos irresponsables podrían verse tentados a tomar el camino al autoritarismo, argumentando que simplemente no se puede confiar en que el público haga lo correcto”, añade Harari en el artículo del FT. “La confianza que se ha erosionado durante años no se puede reconstruir de la noche a la mañana”.
“La epidemia de coronavirus es, por lo tanto, una prueba importante de ciudadanía. Lo que puede ocurrir con la epidemia de coronavirus en los días venideros, cada uno de nosotros debería optar por confiar en los datos científicos y los expertos en atención médica por encima de las teorías de conspiración infundadas y los políticos egoístas. Pero esto es tanto como ponernos de acuerdo y esto no ha ocurrido nunca aunque siempre hay una primera vez Si no tomamos la decisión correcta, podríamos encontrarnos renunciando a nuestras libertades más preciadas, pensando que esta es la única forma de salvaguardar nuestra salud”,
La inestabilidad de los datos con frecuencia son volátiles y conduce a error porque no siempre detrás del último no va nadie puede haberlo y ser fundamental en las conclusiones

limpieza de las cavidades nasales y la cavidad bucal.

Tradotto e Pubblicato su Facebook dalla Professoressa Spagnola Irene Alcantara Infante di Malaga

Comparto la experiencia y los estudios del Doctor Gaetano Libra, Médico especialista en Otorrinolaringología y Audiología. Bolonia (Italia).
Covid-19 (Coronavirus). Consejos prácticos para ayudar a prevención y terapia.
Una medida de prevención para adoptar, según el conocimiento del doctor Libra y la ciencia.
El coronovirus es un virus respiratorio que se difunde, sobre todo, por vía aérea (nariz y boca) a través de las gotitas de la respiración de las personas infectadas (Gotas de Flügge). “La vía de transmisión más temida es sobre todo la respiratoria, no la de las superficies contaminadas.” (Fuente: Ministerio de la Salud italiano).

Una medida lógica es, por ello, la correcta y frecuente limpieza de las cavidades nasales y la cavidad bucal.
Como sabéis, las cavidades nasales tienen, entre otras, la función de filtro y purificador del aire respirado; las partículas sólidas (la mayoría) dispersas en el aire (polución, alérgenos, bacterias, virus, hongos, etc.) son contenidas en las cavidades nasales, neutralizadas por los sistemas defensivos locales y llevadas gradualmente, por el sistema de transporte muco-ciliar, hacia el aparato digestivo.
Pero a veces estos elementos provenientes del exterior vencen los sistemas defensivos naturales locales y crean patologías nasales que pueden convertirse en el foco primario de infecciones / inflamaciones que después pueden extenderse al aparator respiratorio.
La cavidad oral, perteneciente al aparato digestivo, no tiene las funciones de la nariz y no funciona de filtro; por ello siempre, incluso en infecciones específicas, es necesario respirar con la nariz y no con la boca.
En consecuencia, lavarse frecuentemente las cavidades nasales y la cavidad bucal favorece la dilución y la eliminación de estos elementos nocivos penetrados con el aire inspirado y permite a la mucosa libre defenderse mejor.
¿Cómo efectuar un lavado nasal a bajo coste?
Solución isotónica: en 1 litro de agua hervida se disuelven 6 gramos de sal marino fino de cocina y 3 gramos de bicarbonato de sodio puro de cocina; total: 9 gramos por litro como la solución fisiológica (solución 0,9%).
¿Por qué el bicarbonato de sodio? (Acción antiséptica y alcalinizante)
Según se recoge en varios trabajos científicos, algunos virus (incluidos los rinovirus y coronavirus conocidos, responsables más comunes del resfriado y de la gripe) infectan las células anfitrionas mediante la fusión con membranas celulares con bajo pH (pH ácido). Por ello, se clasifican como “virus dependientes del pH”.
La vitalidad de estos virus se pone en peligro también con niveles de pH menos ácidos del de los tejidos anfitriones.
Entonces, con la esperanza que este virus sea también pH-dependiente, si mantenemos el pH de las cavidades nasales hacia la basicidad (niveles básicos) intentamos reducir la agresividad de los virus y con la limpieza hídrica del lavado los eliminamos.
¿Cuántas veces debo lavar las cavidades nasales y la cavidad bucal?
Si, por necesidad, se sale de casa y se frecuentan ambientes con otras personas a poca distancia, cada 1 o 2 horas o bien según la necesidad, después de contactos sospechosos.
¿Cómo efectuar el lavado? (Para quien no tiene patologías nasales)
Adultos: 10 ml. de la solución isotónica descrita anteriormente con una jeringa de plástico sin aguja: pulverizar con decisión los 10 ml. en cada una de las cavidades nasales con la cabeza moderadamente plegada hacia delante y hacia la parte opuesta de la cavidad tratada. Pasados algunos segundos sonarse la nariz (primero una cavidad y luego la otra). Otra posibilidad es utilizar un clíster de goma (pera de goma) pequeña (n. 1, n. 2) o también una mayor cantidad de solución con un irrigador LOTA (200-250 ml por cavidad nasal).
Niños: según la edad (hasta 10 años), de 5 a 8 ml de solución isotónica por cada cavidad nasal con jeringa de 10 o 20 ml sin aguja. Para los niños más grandes, se puede usar un clíster de goma (n. 1, n.2) o la LOTA con mayores cantidades de solución (50, 100, 150 por cavidad nasal).
Si se sale de casa o se está en contacto con personas.
Adultos y niños: se lleva, por cada persona, un frasco de 50 ml con irrigador nasal lleno de solución isotónica y se pulveriza cada cavidad nasal cada 1-2 horas; pasados varios segundos, sonarse la nariz con un pañuelo de papel que, después, se tira en el contenedor idóneo.
Para quien sufre patologías nasales con congestión de los cornetes nasales y la nariz cerrada por rinitis simple o alérgica, se utiliza una solución hipertónica que asocia el efecto de la limpieza hídrica del agua con el efecto antiséptico y alcalinizante de las sales, además del efecto osmótico de acción descongestionante en los cornetes nasales para abrir la nariz y respirar mejor.
Solución hipertónica: en un litro de agua hervida, se disuelven 15 gramos de sal marino fino de cocina y 5 gramos de bicarbonato de sodio puro de cocina.
La suministración es igual a la ya descrita de la solución isotónica.
Lavado de la cavidad oral y bucofaringe (enjuague y gargarismo)
La misma solución isotónica conservada en otro frasco con irrigador, se pulveriza varias veces en la boca para hacer enjuagues y gárgaras cada 1-2 horas y luego se escupe.
Si se debe salir de casa y ver otras personas, es necesario lavar frecuentemente las manos, las cavidades nasales y la cavidad bucal como se ha especificado anteriormente.
Estas operaciones se pueden realizar en un baño público (por ejemplo, en un bar) o en lugar de trabajo o bien en el lugar donde nos encontremos.
Estas medidas tienen un doble carácter:
• De prevención para los ciudadanos de cualquier edad que, por necesidad, deben salir de casa y entrar en contacto con otras personas; en especial, para el personal sanitario, independientemente de su labor, porque son los que están más expuestos al riesgo de contagio.
• De ayuda a la terapia para quien ya ha contraído la infección, para contrastar la inflamación y la replicación y agresividad del virus, al menos en las vías aéreas superiores.

Alcuni Riferimenti (Bibliografia)
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2Endoscopic Nasal and Sinus Surgery Excellent Center, Department of Otolaryngology, King Chulalongkorn Memorial Hospital, Bangkok, Thailand
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1Dipartimento di Microbiologia e Immunologia, Cornell University, Ithaca, NY 14853, USA
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9-Per ottenere un rivestimento efficace dei nuclei del virus dell’influenza A dopo la penetrazione è necessario un priming graduale con pH acido e un’alta concentrazione di K +. Stauffer S 1 , Feng Y 2 , Nebioglu F 2 , Heilig R 2 , Picotti P 2 , Helenius A 1 .
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10-Il virus della bronchite infettiva del coronavirus aviario subisce un’attivazione diretta della fusione a basso pH dipendente durante l’ingresso nelle cellule ospiti
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* Autore corrispondente. Indirizzo postale: C4 127 Veterinary Medical Center, Dept. of Microbiology and Immunology, Cornell University, Ithaca, NY 14853. Telefono: (607) 253-4019. Fax: (607) 253-3384. E-mail: ude.llenroc@7wrg .

11-Il pH di attivazione della proteina emoagglutinina regola la replicazione e la patogenesi del virus dell’influenza H5N1 nei topi. Zaraket H 1 , Bridges OA , Russell CJ. JVirology, Maggio 2013; 87 (9): 4826-34. doi: 10.1128 / JVI.03110-12. Epub 2013 febbraio 28.
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A cura di: Akio Adachi, Università di Tokushima, Giappone
Recensione di: Kiyoko Iwatsuki-Horimoto, Università di Tokyo, Giappone; Peirong Jiao, Università di Agraria della Cina Meridionale, Cina; Julie McAuley, Università di Melbourne presso il Peter Doherty Institute for Infection and Immunity, Australia
Questo articolo è stato presentato a Virology, una sezione della rivista Frontiers in Microbiology Micro biology; 2016; 7: 1127.Pubblicato online il 17 agosto 2016 : 10.3389 / fmicb.2016.01127
13-È richiesto un priming graduale per pH acido e un’alta concentrazione di K + per un rivestimento efficace dei nuclei del virus dell’influenza A dopo la penetrazione
Sarah Stauffer , Yuehan Feng , Firat Nebioglu , Rosalie Heilig , Paola Picotti e Ari Helenius J Virology, Novembre 2014; 88 (22): 13029–13046. doi: 10.1128 / JVI.01430-14 Institute of Biochemistry, ETH Zurigo, Zurigo, Svizzera

Tratamiento para el coronavirus

un compuesto que inhibe la enzima principal del coronavirus
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El producto impide que el patógeno haga copias de su genoma y se multiplique
Coronavirus en España: Última hora, en directo
Coronavirus SARS-CoV-2, observados con un microscopio electrónico de transmisión (NIAID-RML / Reuters)
JOSEP CORBELLA, BARCELONA 21/03/2020 00:35 | Actualizado a 21/03/2020 10:46
Científicos de Alemania han descubierto cómo es la enzima principal del coronavirus del Covid-19 y han obtenido un compuesto para inhibirla. Ya han ensayado el compuesto en células pulmonares humanas y en ratones, en los que han comprobado que no es tóxico y que se puede administrar directamente a los pulmones por inhalación. Los investigadores tienen previsto desarrollar un fármaco a partir de estos resultados, pero advierten que no llegará a tiempo para contener la epidemia actual de Covid-19.
El trabajo, presentado en la rev ista Science , se ha basado en la principal proteasa del nuevo coronavirus SARS-CoV-2. Se trata de una enzima que el virus necesita para hacer copias de su genoma y multiplicarse. “Si conseguimos inhibir [esta] proteasa, podremos detener la replicación viral”, declara Rolf Hilgenfeld, director de la investigación, en un comunicado difundido por la Universidad de Lübeck.
Hilgenfeld, que ha estudiado los coronavirus desde 1998, había desarrollado antes inhibidores de las proteasas de varios virus de esta familia. El 11 de enero, el día después de publicarse el genoma del nuevo coronavirus, su equipo empezó a buscar a contrarreloj qué región de este genoma contiene las instrucciones para fabricar la proteasa Mpro.
Investigación pionera
Se trata de la primera molécula que ataca específicamente el nuevo virus
Una vez encontrado el gen que buscaban, lo introdujeron en un cultivo de laboratorio para producir grandes cantidades de la enzima –concretamente, introdujeron el gen en una bacteria E. coli , que actuó como fábrica de la enzima–. El 1 de febrero, llevaron cristales de la enzima al sincrotrón Bessy, en Berlín, para averiguar cómo es su estructura tridimensional.
A partir de esta estructura, han modificado un compuesto desarrollado antes contra otros coronavirus para que se adapte de manera óptima a la enzima del SARS-CoV-2. El nuevo compuesto, llamado 13b, ha sido sintetizado en Changchun (China) por Diazong Lin, que había sido investigador postdoctoral en el laboratorio de Hingelfeld.
Según los resultados presentados en Science , el compuesto 13b ha mostrado actividad en cultivos de células pulmonares humanas infectadas con el SARS-CoV-2. En un experimento con ratones, se ha observado que se acumula en concentraciones apreciables en los pulmones sin causar efectos secundarios cuando se administra por inhalación.
Tras estos resultados, los investigadores tienen previsto asociarse a una compañía farmacéutica para desarrollar un medicamento que pueda llegar a los pacientes. A diferencia de los
tratamientos farmacológicos que se han empezado a ensayar en pacientes con Covid-19, basados en medicamentos ya aprobados para otras enfermedades
y cuya seguridad ya ha sido evaluada, un fármaco basado en el compuesto 13b deberá demostrar que es seguro además de eficaz. Por lo tanto, hará falta más tiempo para hacer los ensayos clínicos necesarios y que pueda ser aprobado.

CORONAVIRUS SAR-CoV-2.

CORONAVIRUS

Imagen del coronavirus Mers-CoV obtenida mediante microscopía electrónica.
Qué es
Los coronavirus son una familia de virus que se descubrió en la década de los 60 pero cuyo origen es todavía desconocido. Sus diferentes tipos provocan distintas enfermedades, desde un resfriado hasta un síndrome respiratorio grave (una forma grave de neumonía).
Gran parte de los coronavirus no son peligrosos y se pueden tratar de forma eficaz. De hecho, la mayoría de las personas contraen en algún momento de su vida un coronavirus, generalmente durante su infancia. Aunque son más frecuentes en otoño o invierno, se pueden adquirir en cualquier época del año.
El coronavirus debe su nombre al aspecto que presenta, ya que es muy parecido a una corona o un halo. Se trata de un tipo de virus presente tanto en humanos como en animales.
En los últimos años se han descrito tres brotes epidémicos importantes causados por coronavirus:
SRAS-CoV: El síndrome respiratorio agudo y grave (SRAS, también conocido como SARS y SRAG) se inició en noviembre de 2002 en China, afectó a más de 8.000 personas en 37 países y provocó más de 700 muertes. La mortalidad del SRAS-Cov se ha cifrado en el 10% aproximadamente.
MERS-CoV: El coronavirus causante del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) fue detectado por primera vez en 2012 en Arabia Saudita. Se han notificado hasta octubre de 2019 más de 2.400 casos de infección en distintos países, con más de 800 muertes. La letalidad es, por tanto, del 35%.
COVID-19: A finales de diciembre de 2019 se notificaron los primeros casos de un nuevo coronavirus en la ciudad de Wuhan (China). Desde entonces el goteo de nuevos infectados por el virus SARS-CoV-2 (inicialmente llamado 2019nCoV), que provoca el COVID-19, ha sido continuo y su transmisión de persona a persona se ha acelerado. Los casos declarados de nemonía de Wuhan ya superan con creces a los de la epidemia de SRAS, pero la tasa de letalidad es más baja.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado la situación de pandemia. Hay personas infectadas en la mayoría de los países y los profesionales sanitarios insisten en la necesidad de seguir las medidas preventivas y evitar la alarma social.
En España y otros países se ha decretado el estado de alarma y las autoridades sanitarias insisten en la necesidad de permanecer en casa para contener la transmisión.
Causas
Hasta ahora, los coronavirus se transmitían de forma limitada entre humanos. Se desconoce el origen de estos virus, pero se sabe que ciertos animales, como los murciélagos, actúan como reservorios.
Como en otros virus que causan neumonía, cuando se transmiten en humanos, el contagio se produce generalmente por vía respiratoria, a través de las gotitas respiratorias que las personas producen cuando tosen, estornudan o al hablar.
Todo parece indicar que nuevo coronavirus, COVID-19, también conocido como coronavirus de Wuhan, tiene una procedencia animal. De hecho, los primeros casos se han relacionado con un mercado de animales vivos de la ciudad de Wuhan, en China.
En cuanto al MERS, es probable que los camellos sean un importante reservorio para este tipo de coronavirus y una fuente animal de infección en los seres humanos, como especificaba la Organización Mundial de la Salud en su nota descriptiva sobre la enfermedad. Sin embargo, se desconoce la función específica de los camellos en la transmisión del virus y también la ruta o rutas exactas de transmisión.
En origen, el coronavirus MERS-CoV es un virus zoonótico que se transmite de animales a personas. Según se desprende del análisis de varios de sus genomas, se cree que el virus se originó en murciélagos y se transmitió a los camellos en algún momento de un pasado lejano.
Se cree que el coronavirus del SRAS tuvo su origen en los murciélagos, saltando posteriormente a alguna otra especie de pequeño mamífero, como la civeta, y por último a los humanos.
Síntomas
En general, los síntomas principales de las infecciones por coronavirus pueden ser los siguientes. Dependerá del tipo de coronavirus y de la gravedad de la infección:
Tos.

Dolor de garganta.

Fiebre.

Dificultad para respirar (disnea).

Dolor de cabeza.

Escalofríos y malestar general.

Secreción y goteo nasal.
En espectro clínico de este tipo de infecciones varía desde la ausencia de síntomas hasta síntomas respiratorios leves o agudos. Esta tipología suele cursar con tos, fiebre y dificultades respiratorias. Es frecuente que haya neumonía y, en el caso del MERS, también se pueden registrar síntomas gastrointestinales, en especial, diarrea.
Tal y como ocurre con el virus de la gripe, los síntomas más graves (y la mayor mortalidad) se registra tanto en personas mayores como en aquellos individuos con inmunodepresión o con enfermedades crónicas como diabetes, algunos tipos de cáncer o enfermedad pulmonar crónica. En los casos más graves pueden ocasionar insuficiencia respiratoria.
En la pandemia de COVID-19 se ha constatado que en torno al 80% de las personas infectadas presentan síntomas leves.
Prevención
Hasta la fecha no se dispone de vacuna alguna ni de tratamiento específico para combatir la infección por coronavirus.
Mantener una higiene básica es la forma más eficaz de evitar contraer este virus en los lugares en los que existe un mayor riesgo de transmisión, fundamentalmente las zonas en las que se han registrado casos. Es conveniente lavarse las manos con frecuencia y evitar el contacto con personas ya infectadas, protegiendo especialmente ojos, nariz y boca. A las personas infectadas (o que crean que pueden estarlo) se les aconseja el uso de mascarillas y usar pañuelos para cubrirse la nariz y la boca cuando se tose o se estornuda.
Las personas infectadas por el virus que causa el COVID-19 deben guardar cuarentena desde el diagnóstico de la enfermedad hasta 15 días después de ser dadas de alta. Así lo aconseja la OMS porque se ha observado que, aunque ya estén recuperadas, pueden seguir transmitiendo la infección.
La población general sana no necesita utilizar mascarillas, ya que ayudan a prevenir la transmisión del virus si las llevan las personas que están enfermas. El Ministerio de Sanidad advierte de que un uso inadecuado de mascarillas puede contribuir al desabastecimiento en aquellas situaciones para las que están indicadas
Las medidas preventivas deben seguirlas especialmente aquellas personas que padezcan diabetes, insuficiencia renal, neumopatía crónica o inmunodepresión, ya que tienen más riesgo de padecer enfermedad grave en caso de infección por coronavirus.
Tipos
En los coronavirus humanos, la gravedad puede variar sustancialmente entre un tipo y otro:
Coronavirus del resfriado
Esta variante de coronavirus corresponde a los tipos 229E y OC43, que provocan los síntomas comunes de un resfriado, aunque en los casos más graves también pueden ocasionar una neumonía en personas de edad avanzada o en neonatos.

Los tipos de coronavirus 229E y OC43 causan los síntomas comunes de un resfriado.
Síndrome respiratorio agudo severo (SRAS)
Es una forma grave de neumonía. Provoca dificultad respiratoria y fiebre superior a los 38 grados. El brote de 2002 se extendió por todo el mundo, aunque su frecuencia siempre ha sido mayor en el este asiático.
Síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV)
Causa graves problemas respiratorios, además de fiebre, tos y dificultad para respirar, aunque en un primer momento puede ser asintomático. En los casos más graves también se produce expectoración de sangre, diarrea y vómitos. Tuvo su primer brote en el año 2012 y desde entonces se han reportado muchos casos en Oriente Medio, aunque también ha llegado a Europa y Estados Unidos.
Coronavirus COVID-19
El nuevo coronavirus detectado a finales de 2019, causante del COVID-19, en China muestra una secuencia genética que coincide con la del SRAS en un 80%. No obstante, en un principio parece menos virulento y con una tasa de letalidad inferior. En cambio, su transmisión ha sido muy superior, ya ha causado varios miles de casos más que el SRAS y, como consecuencia, el número de fallecimientos también es mucho más elevado.
Diagnóstico
Para determinar si el malestar que sufre un paciente proviene de un simple resfriado o de un coronavirus los médicos puede realizar un cultivo de nariz y garganta, o incluso un análisis de sangre.
En casos de sospecha de coronavirus se suele realizar una tomografía de tórax para determinar los síntomas de neumonía, así como otros análisis de coagulación de sangre, un análisis bioquímico y un conteo sanguíneo. También se realizan pruebas de anticuerpos y aislamiento del virus del SARS.
Asimismo, con el fin de contener la transmisión, se efectúa una evaluación a aquellas personas que presentan los síntomas y que puedan ser proclives a contraer el virus.
El control de la temperatura (con cámaras térmicas y termómetros digitales) de las personas que llegan a un aeropuerto procedentes de zonas afectadas ha sido una de las medidas que se han puesto en marcha para detectar posibles casos del COVID-19, tal y como se hizo con los brotes anteriores. También se realizan cuestionarios a los viajeros; en caso de sospecha, se les somete a evaluación y, en su caso, se les traslada a centros sanitarios.
Tratamientos
No existe una vacuna contra el coronavirus humano que causa resfriado, pero los casos más leves pueden superarse siguiendo los mismos pasos que un catarro común. Esto no requiere intervención médica y simplemente con lavarse las manos de forma frecuente, guardar reposo y beber líquidos de forma abundante los síntomas desaparecerán a los pocos días. También se pueden tomar analgésicos como ibuprofeno o paracetamol para aliviar dolores de garganta o fiebre.
En casos de coronavirus SRAS, MERS CoV y COVID-19, suele ser conveniente el ingreso hospitalario en los casos graves. En los casos que los médicos lo consideran necesario, se administran antivirales, dosis altas de esteroides para reducir la inflamación pulmonar y un soporte respiratorio con oxígeno; en ocasiones puede precisar antibióticos, pero solo en caso de que existan infecciones bacterianas sobrevenidas, es decir, sobreinfección.
En resumen, este tipo de infecciones respiratorias se tratan con antivirales (según el criterio del profesional sanitario) y medidas de soporte. El tratamiento se suele adaptar en función de la gravedad del paciente, ya que hay casos en los que se producen neumonías graves, pero en otros las manifestaciones son leves.
Pronóstico
La supervivencia del paciente dependerá del tipo de coronavirus contraído:
Los coronavirus de resfriado tienen tasas muy altas de recuperación y prácticamente todos los afectados consiguen vencer al virus a los pocos días.

Los coronavirus de SRAS también se superan en la mayoría de los casos, aunque entre el nueve y el 12 por ciento de los casos ocasionan la muerte del paciente. Tienen más expectativa de vida los pacientes jóvenes, pues suelen presentar unos síntomas más leves.

La tasa de supervivencia del MERS es menos elevada, alcanzando alrededor de un 36 por ciento en mortalidad, según especifica la Organización Mundial de la Salud.

Aún es pronto para determinar la tasa de letalidad del virus COVID-19, pero parece inferior a la de los anteriores. No obstante, dado que transmisión del virus está siendo muy superior a la de las anteriores epidemias, el número de fallecimientos también es mucho más elevado. La edad avanzada y las patologías crónicas (hipertensión, enfermedad coronaria, enfermedades respiratorias, cáncer, diabetes) son los principales factores de riesgo asociados a una mayor gravedad y letalidad de la infección por el SAR-CoV-2.

INFECCIÓN SARS-COV-2 EN NIÑOS

INFECCIÓN SARS-COV-2 EN NIÑOS

The New England Journal of Medicine

Existen multiples publicaciones sobre el coronavirus, en General, pero no existen estudios sobre niños
Con el fin de determinar el espectro de enfermedades en niños, se evaluaron niños infectados con SARS-CoV-2 y tratados
en el Wuhan Children’s Hospital, el único centro asignado por el gobierno central para el tratamiento niños infectados menores de 16 años en
Un nuevo coronavirus (SARS-CoV-2) ha sido encontrado en
más de 110.000 infecciones con 4000 muertes en todo el mundo, pero los datos epidemiológicos características -de los niños infectados están limitadas.1-3

Los niños seguidos son 72.314 casos en el Centro Chino para
El Control y la Prevención de Enfermedades mostró que menos
del 1% de los casos se encontraban en niños menores de 10 años de edad.2

Niños sintomáticos y asintomáticos con contacto conocido con personas que tienen infección por SARS-CoV-2 firme o sospechoso fueron evaluados.
La detección de ARN SARS-CoV-2 se hizo con hisopos nasofaríngeos o de garganta según el método establecido . 4

Los resultados clínicos fueron

Hasta el 8 de marzo de 2020.
De los 1391 niños evaluados del 28 de enero al 26 de febrero de 2020, un total de 171 (12.3%) se confirmó que tenían infección por SARS-CoV-2

Datos demográficos y características clínicas
La mediana de edad de los niños infectados tenía 6,7 años. La fiebre estuvo presente en el 41,5% de los niños en cualquier momento -durante
la enfermedad. Otros signos y síntomas incluía tos y eritema faríngeo.

Un total de 27 pacientes (15,8%) no tenía ningún síntoma de infección o características radiológicas de Neumonía. Un total de 12 pacientes tuvieron -características radiológicas de la neumonía, pero no tenía ningun síntomas de infección. Durante el transcurso de hospitalización, 3 pacientes necesitaron cuidados intensivos apoyo y ventilación mecánica invasiva;

Condiciones coexistentes

Hidronefrosis y leucemia para la que el paciente estaba recibiendo
quimioterapia], e invaginación intestinal).

Linfopenia (recuento de linfocitos, <1,2-109 litro) estuvo presente en 6 pacientes (3,5%). Infección.* Valor característico Edad Mediana (rango) 6,7 años (1 día–15 años) Distribución — no. (%) <1 años 31 (18.1) 1–5 años 40 (23,4) 6–10 años 58 (33.9) 11–15 años 42 (24,6) Sexo — no. (%) Masculino 104 (60.8) Femenino 67 (39.2) Diagnóstico — no. (%) Infección asintomática 27 (15,8) Infección del tracto respiratorio superior 33 (19.3) Neumonía 111 (64,9) El estudio radiológico pulmonar fue bilateral encontrándose opacidad del vidrio (32,7%). Un niño de 10 meses con inmunosupresión murió por fallo multiorgánico Cuatro semanas después de la admisión. Un total de 21 pacientes estaban en condición estable en los pabellones generales, y 149 han sido dados de alta del hospital. Este informe describe un espectro de enfermedades Infección por SARS-CoV-2 en niños. En contraste con adultos infectados, la mayoría de los niños infectados parecen tener un curso clínico más suave. las infecciones asintomáticas no eran infrecuentes.2 La determinación del potencial de tranmisión de estos pacientes asintomáticos es importante para guiar Valor característico Información de exposición o contacto — no. (%) Clúster familiar 154 (90,1) Miembros de la familia confirmados 131 (76.6) Sospechosos de miembros de la familia 23 (13,5) Fuente no identificada de infección 15 (8,8) Contacto con otro caso sospechoso 2 (1.2) Signos y síntomas Tos — no. (%) 83 (48.5) Eritema faríngeo — n.o (%) 79 (46.2) Fiebre — no. (%) 71 (41.5) Mediana de la duración de la fiebre (rango) — días 3 (1–16) Temperatura más alta durante la hospitalización — no. (%) <37,5 oC 100 (58,5) 37,5–38,0 oC 16 (9,4) 38.1–39.0oC 39 (22,8) >39,0oC 16 (9,4)
Diarrea — no. (%) 15 (8.8)
Fatiga — no. (%) 13 (7.6)
Rinorrea — no. (%) 13 (7.6)
Vómitos — no. (%) 11 (6.4)
Congestión nasal — no. (%) 9 (5.3)
Taquipnea en el proceso de admisión — no. (%) 49 (28,7)
Taquicardia en el proceso de admisión — no. (%)- 72 (42.1)
Saturación de oxígeno <92% durante el período de hospitalización — no. (%) 4 (2.3) Anormalidades en la tomografía computarizada del tórax — no ( %) Opacidad de vidrio molido 56 (32.7) Sombreado irregular local 32 (18.7) Sombreado bilateral irregular 21 (12.3) Anormalidades intersticiales 2 (1.2) * Los porcentajes no pueden totalizar 100 debido al redondeo. • Los rangos normales de frecuencia respiratoria (en respiraciones por minuto) fueron los siguientes: 40 a 60 para los recién nacidos, de 30 a 40 para los niños menores de 1 año de edad, 25 a 30 para los de 1 a 3 años de edad, 20 a 25 para los de 4 a 7 años de edad, 18 a 20 para los mayores de 8 a 14 años, y de 12 a 20 años para los mayores de 14 años. La taquipnea se refiere a una tasa respiratoria superior al límite superior del rango normal según la edad. • Los rangos normales de la frecuencia del pulso (en latidos por minuto) fueron los siguientes: 120 a 140 para los recién nacidos, 110 a 130 para los niños menores de 1 año de edad, 100 a 120 para los de 1 a 3 años de edad, de 80 a 100 para los de 4 a 7 años de edad, de 70 a 90 para de 8 a 14 años de edad, y de 60 a 70 para los mayores de 14 años. La taquicardia se refiere a una frecuencia de pulso más alta que el límite superior del rango normal según la edad. Correspondencia The New England Journal of Medicine Desarrollo de medidas para controlar la pandemia . Xiaoxia Lu, MD Liqiong Zhang, M.D. Hui Du, M.D. Wuhan Children's Hospital Wuhan, China Jingjing Zhang, Ph.D. Yuan Y. Li, Ph.D. Jingyu Qu, Ph.D. Wenxin Zhang, Ph.D. Youjie Wang, Ph.D. Shuangshuang Bao, Ph.D. Ying Li, Ph.D. Chuansha Wu, Ph.D. Hongxiu Liu, Ph.D. Universidad de Ciencia y Tecnología de Huazhong Wuhan, China Di Liu, Ph.D. Instituto Wuhan de Virología Wuhan, China Jianbo Shao, M.D. Xuehua Peng, MD Universidad de Ciencia y Tecnología de Huazhong Wuhan, China Yonghong Yang, M.D. Beijing Children's Hospital Beijing, China Zhisheng Liu, M.D. Yun Xiang, M.D. Furong Zhang, M.D. Wuhan Children's Hospital Wuhan, China Rona M. Silva, Ph.D. Kent E. Pinkerton, Ph.D. Universidad de California, Davis Davis, CA Kunling Shen, M.D. Centro Nacional de Investigación Clínica de China para Enfermedades Respiratorias Beijing, China Han Xiao, Ph.D. Shunqing Xu, M.D., Ph.D. Instituto de Salud Materno-Infantil Wuhan, China Gary W.K. Wong, M.D. Universidad China de Hong Kong Shatin, China wingkinwong@cuhk.edu.hk para la Novela Pediátrica China Coronavirus Equipo de estudio Los Dr. Lu, J. Zhang, Y.Y. Li, y D. Liu y los Doctores Shen, Xu y Wong contribuyó igualmente a esta carta. Los formularios de divulgación proporcionados por los autores están disponibles con el texto completo de esta carta en NEJM.org. Esta carta fue publicada el 18 de marzo de 2020, en NEJM.org. 1. Organización Mundial de la Salud. Enfermedad del coronavirus 2019 (COVID-19): informe de situación — 50 (https://www.who.int/docs/ default-source/coronaviruse/situation-reports/20200310-sitrep -50-covid-19.pdf?sfvrsn-55e904fb_2). 2. Wu Z, McGoogan JM. Características e importantes les- de la enfermedad coronavirus 2019 (COVID-19) China: resumen de un informe de 72 314 casos de los chinos Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades. JAMA 2020 Febrero 24 (Epub antes de la impresión). 3. Características clínicas de la coro- enfermedad del virus del virus de 2019 en China. N Engl J Med. DOI: 10.1056/ NEJMoa2002032. 4. Organización Mundial de la Salud. Orientación técnica y de país — enfermedad coronavirus (COVID-19) (https://www.who.int/ emergencias/enfermedades/nuevo-coronavirus-2019/orientación técnica). DOI: 10.1056/NEJMc2005073 Correspondencia Copyright © 2020 Massachusetts Medical Society.

ANTHONY LEEUWENHOEK

ANTHONY LEEUWENHOEK
(El Primer Cazador De Microbios) .

Hace doscientos cincuenta años Leeuwenhoek, descubrió un mundo nuevo y misterioso poblado por millares de diferentes especies de seres diminutos,
Hoy en día los hombres de ciencia constituyen un elemento prestigioso de la sociedad, Pero remontémonos a la época de Leeuwenhoek, hace doscientos, si un muchacho convaleciente de paperas preguntaba a su padre cuál era la causa de este mal, el padre le contestaba: «El enfermo está poseído por el espíritu maligno de las paperas».
. Por aquel tiempo Servet por disecar un cuerpo humano fue ajusticiado, y, se condenó a Galileo a cadena perpetua por haber osado demostrar que la Tierra giraba alrededor del Sol.
Antonio van Leeuwenhoek nació en 1632, El padre de Antonio murió joven; la madre envió al niño a la escuela para que estudiara la carrera de funcionario público; pero a los 16 años deja los libros y entró de aprendiz en una tienda de Amsterdam.!
Sobre los 21 años le nombraron conserje del Ayuntamiento de Delft y le vino la extraña afición de tallar lentes. Había oído decir que fabricando lentes de un trozo de cristal transparente, se podían ver con ellas las cosas de mucho mayor tamaño que lo que aparecen a simple vista..
Visitando las tiendas de óptica aprendió los rudimentos necesarios para tallar lentes; frecuentó el trato con alquimistas y boticarios, de los que observó sus métodos secretos para obtener metales de los minerales, y empezó a iniciarse en el arte de los orfebres. Montó sus lentes en marcos oblongos de oro, plata o cobre que el mismo había extraído de los minerales
Leeuwenhoek era muy inculto, pero era el único hombre en toda Holanda que sabía fabricar aquellas lentes, y se dedicó a examinar con sus lentes todo cuanto caía en su mano. Pasó horas enteras observando la lana de ovejas y los pelos de castor y liebre, cuyos finos filamentos se transformaban, bajo su pedacito de cristal, en gruesos troncos. Fue capaz de disecar la cabeza de una mosca, ensartando la masa encefálica en la finísima aguja de su microscopio.
Durante meses enteros dejaba clavadas muestras en la aguja de su extraño microscopio, y para poder observar otras cosas se vio precisado a fabricar cientos de microscopios. Así volvía a examinar los primeros especímenes y no lo entre los ante la moción en la confrontar cuidadosamente el resultado de las nuevas observaciones.
. En aquel tiempo, la segunda mitad del siglo XVII, surgían nuevos movimientos en todo el mundo. «Sólo nos fiaremos de nuestras propias observaciones mil veces repetidas, y de los pesos exactos de nuestras balanzas. Únicamente nos atendremos al resultado de nuestros experimentos, y nada más». La sabiduría de aquel tiempo estaba cercana a la brujería y muy lejos de la ciencia
! Pero recordamos que entre los miembros de aquella sociedad se encontraba Roberto Boyle, fundador de la química científica, y también Isaac Newton. Así era el Invisible College, y al ascender Carlos II al trono, el College salió de la clandestinidad, alcanzando la dignidad de Real Sociedad de Inglaterra. Y esta es su
Sociedad quedó asombrada de las maravillas que Leeuwenhoek veía a través de sus lentes.
.
¿Cómo explicarnos que por miles de años los hombres anduvieran a tientas sin ver lo que tenían ante sus ojos? los microbios.
¿Por qué fue tan difícil, pues, descubrir los microbios?
Leeuwenhoek era un observador maniático y se le ocurrido observar: una de las millones de gotas de agua que caen del cielo? María adoraba a su padre.
BI do mar en vez de guapa, rompe el tubo en pedacitos, sale al jardín y se inclina sobre una vasija de barro que hay allí para medir la cantidad de lluvia caída. Regresa al laboratorio, enfila el tubito de cristal en la aguja del microscopio…
— ¡Ven aquí! ¡Rápido! ¡En el agua de lluvia hay unos bichitos! ¡Nadan! ¡Dan vueltas! ¡Son mil veces más pequeños que cualquiera de los bichos que podemos ver a simple vista! ¡Mira lo que hay algo que he descubierto!
enormemente pequeños y extraños eran aquellos animalitos, que ha grabado «moviéndose con gran agilidad en sus varios pies de una sutileza increíble».! ¡Qué seres más ágiles!
«Se detienen; quedan inmóviles, como en equilibrio sobre un punto, luego giran con la rapidez de un trompo, describiendo una circunferencia no mayor que un granito de arena». Un
Este investigador trabajaba sin plan ni método, era muy perspicaz. Nunca se lanzó a teorizar, pero era un mago en mediciones. La dificultad estaba en conseguir una medida para objetos tan pequeños. «Este animalillo es mil veces más pequeño que el ojo de un piojo grande». Un palo y
Pero, ¿de dónde procedían esos extraños y minúsculos habitantes de la gota de agua? ¿Llovieron del cielo? ¿Treparon, sin ser vistos, desde el suelo al tiesto? ¿Los habría creado Dios, de la nada, a su capricho? Leeuwenhoek creía en Dios y Pero, al mismo tiempo, Leeuwenhoek era también materialista; su buen sentido le indicaba que la vida procede de la vida. Su fe sincera le decía que Dios había creado todos los seres vivientes en seis días, Descartó como improbable la posibilidad de que aquellos animantes cayeran del cielo. ¡Cierto era que Dios no podía hacer surgir de la nada a los animalitos que había encontrado en el tiesto! Sólo había una forma de solucionar esta cuestión… Y más y
Leeuwenhoek lavó cuidadosamente un vaso, lo secó y lo puso debajo del canalón del tejado; tomó una gotita en uno de sus tubos capilares y corrió a examinarla bajo el microscopio… ¡Sí! Allí se encontraban nadando unos cuantos bichejos… «¡Existen hasta en el agua de lluvia reciente!» Pero, en realidad, no había probado nada, pues quizá vivieran en el canalón, y el agua les arrastrara…
Entonces tomó un plato grande de porcelana, «esmaltado de azul en el interior», lo limpió esmeradamente y, saliendo a la lluvia, lo colocó encima de un gran cajón, cerciorándose de que las gotas de lluvia no salpicaran lodo dentro del plato; tiró la primera agua para que la limpieza del recipiente fuera absoluta, y después recogió en sus delgados tubitos unas gotas, regresando a su laboratorio…
«Lo he demostrado. Esta agua no contiene ni un solo bicho. ¡No caen del cielo!» Y
Y con esto informó a los Señores señores de Londres!
Este hombre afirmaba haber descubierto unos seres tan pequeños, que en una sola gota de agua cabían tantos como el número de habitantes de su pueblo
Sólo unos cuantos miembros de la Real Sociedad que lo tomaron en serio.
Pero los incrédulos de la Real Sociedad querían demostrar a toda costa en demostrar la inexistencia de sus animalillos Jesús
Para que la gente mirase por sus pequeños aparatos, él mismo los sostenía con sus propias manos;, pero sin permitirles tocarla,.
La Real Sociedad encargó a Robert Hooke y a Nehemiah Grew la construcción de buenos microscopios y el día 15 de noviembre de 1677 y demostraron que estaban aquellos increíbles bichos! Los miembros se levantaron de sus asientos, apiñándose alrededor del microscopio; miraron y exclamaron:
¡Día inolvidable para Leeuwenhoek! Poco más tarde, la Real Sociedad lo nombró miembro y le envió un elegante diploma de socio, en una caja de plata cuya tapa ostentaba grabado el emblema de la Sociedad. La respuesta de Leeuwenhoek no se dejó esperar: «Os serviré fielmente durante el resto de mi vida». Y, fiel a su promesa, siguió enviándoles aquellas cartas, mezcla de comentarios familiares y de ciencia, hasta su muerte, acaecida a los 91 años. Pero ¿enviar un microscopio? La Real Sociedad llegó hasta comisionar al Dr. Molyneux para que redactara un informe sobre aquel conserje descubridor de lo invisible. Molyneux le ofreció a Leeuwenhoek una suma considerable por uno de sus microscopios. Ya que tenía cientos de ellos, seguramente podría desprenderse de alguno. Pero, ¡no! ¿El señor de la Real Sociedad deseaba ver algo más? Ahí había en una botella algunos embriones de ostra, acá diversos animalillos agilísimos, y para que el inglés hiciera sus observaciones, el holandés sostuvo sus microscopios, mientras con el rabillo del ojo vigilaba al sin duda honrado visitante, para que no tocase nada o hurtase cualquier cosa…
¡Pero sus instrumentos son maravillosos! —exclamó Molyneux— ¡Muestran las cosas con una nitidez mil veces mayor que la mejor de las lentes que tenemos en Inglaterra!
—Mucho me gustaría —contestó Leeuwenhoek— poder enseñarle mis mejores lentes y mi método especial de observación; pero son cosas que reservo exclusivamente para mí y que no enseño a nadie, ni a mi propia familia!
Aquellos animalillos se encontraban en todas partes. Leeuwenhoek refirió a la Real Sociedad cómo hasta en su propia boca había encontrado una multitud de aquellos seres subvisibles. «A pesar de mis cincuenta años —escribía— tengo la dentadura excepcionalmente bien conservada, ya que todas las mañanas acostumbro frotarme enérgicamente los dientes con sal, y después de limpiarme las muelas con una pluma de ganso me las froto fuertemente con un lienzo…».
Pero al mirarse los dientes con un espejo de aumento, notó que entre ellos le quedaba una substancia blanca y viscosa…
¿De qué estaría compuesta aquella substancia blanca? Tomó de sus dientes una partícula de esta substancia, la mezcló con agua de lluvia pura, mojó en ella un tubito que colocó en la aguja del microscopio, se encerró en su despacho y…
¿Qué era aquello que surgía de la gris opacidad de la lente hasta alcanzar una perfecta nitidez a medida que enfocaba? He aquí un ser increíblemente sutil que saltaba en el agua del tubo «como el pez llamado lucio». Había, además, una segunda especie que nadaba un poco hacia adelante, giraba de repente para dar luego una serie de cabriolas; había otros seres más lentos de movimiento, como simples palitos arqueados, pero el holandés, a fuerza de observarlos hasta que se le enrojecieron los ojos, logró verlos moverse. Estaban vivos, ¡era indudable! ¡Tenía en la boca un verdadero zoológico! Allí se encontraban criaturas conformadas como cañas flexibles que se desplazaban con la majestuosa pompa de una procesión episcopal; había espirales que se remolineaban en el agua como sacacorchos agitados…
Para este hombre, todo lo que caía en sus manos era objeto de experimentación, hasta su misma persona. Cansado de sus largas observaciones, salió a dar un paseo bajo los enormes árboles que dejaban caer sus hojas amarillentas en los espejos obscuros de los canales. Necesitaba descansar. De pronto se encontró con un anciano, un tipo muy interesante. «Al hablar con este anciano —escribió Leeuwenhoek a la Real Sociedad—, persona de vida ordenada, que jamás bebe aguardiente y rara vez vino, y no fuma, me fijé, sin querer, en sus dientes largos y descarnados. Se me ocurrió preguntarle cuánto tiempo hacía que no se los limpiaba, a lo que me contestó que no lo había hecho jamás en su vida…».
Al instante se olvidó de sus ojos cansados. ¡Vaya zoológico que tendría en la boca aquel viejo! Arrastró hasta su laboratorio a aquella sucia pero virtuosa víctima de su curiosidad, esperando, desde luego, encontrar millones de bichejos en su boca; pero principalmente deseaba comunicar a la Real Sociedad que la boca de aquel hombre albergaba una nueva especie de criaturas que se deslizaba entre las otras, doblando su cuerpo en graciosos caireles como una serpiente: ¡el agua del tubito parecía animada por aquellos pequeñísimos seres!
Parece extraño que en ninguna de sus 112 cartas, Leeuwenhoek hiciera la menor alusión al daño que esos animalillos le podrían causar al hombre. Los había visto en el agua potable, los descubrió en la boca, años después los encontró en los intestinos de las ranas y de los caballos, y hasta en sus propias deyecciones; cuando, le «acometía una flojedad de vientre» —según su expresión—, los encontraba por enjambres, sin que jamás se le ocurriera que aquellos animalitos pudieran ser la causa de su mal. Los cazadores modernos —si es que disponen de tiempo para estudiar los escritos de Leeuwenhoek— tienen mucho que aprender de su renuncia a sacar conclusiones precipitadas, evitando dejarse llevar por la imaginación, pues en los últimos cincuenta años resulta que miles de microbios fueron denunciados como causantes de otras tantas enfermedades siendo así que, en la mayoría de los casos, esos gérmenes no eran sino huéspedes casuales del cuerpo al presentarse la enfermedad. Leeuwenhoek tenía mucho cuidado de no hacer atribuciones precipitadas; por su sano instinto comprendía la complejidad infinita de la realidad, y dado el confuso laberinto de causas que rigen la vida, evitaba caer en el peligro de determinar a una cosa como causa de otra…
Con el devenir de los años su nombre llegó a ser conocido en toda Europa; Pedro el Grande de Rusia pasó a saludarle, y la reina de Inglaterra hizo un viaje a Delft con el único fin de contemplar las maravillas que se veían a través de sus microscopios. A petición de la Real Sociedad refutó toda clase de supersticiones; y aparte de Robert Boyle e Isaac Newton, fue el más famoso de los miembros de aquella institución. ¿Perdió la cabeza con tantos honores? De ninguna manera, porque, para empezar, ya se tenía en muy alta estima. Su soberbia no tenía límites, como tampoco su humildad ante el misterio ignoto que lo rodeaba a él y a todos los hombres. Admiraba al Dios de su patria, pero su verdadero Dios era la verdad. He aquí su profesión de fe:

Microbios su descubrimienro

Antonio van Leeuwenhoek

Hace doscientos cincuenta años Leeuwenhoek, descubrió un mundo nuevo y misterioso poblado por millares de diferentes especies de seres diminutos,
Hoy en día los hombres de ciencia constituyen un elemento prestigioso de la sociedad, Pero remontémonos a la época de Leeuwenhoek, hace doscientos, si un muchacho convaleciente de paperas preguntaba a su padre cuál era la causa de este mal, el padre le contestaba: «El enfermo está poseído por el espíritu maligno de las paperas».
. Por aquel tiempo Servet por disecar un cuerpo humano fue ajusticiado, y, se condenó a Galileo a cadena perpetua por haber osado demostrar que la Tierra giraba alrededor del Sol.
Antonio van Leeuwenhoek nació en 1632, El padre de Antonio murió joven; la madre envió al niño a la escuela para que estudiara la carrera de funcionario público; pero a los 16 años deja los libros y entró de aprendiz en una tienda de Amsterdam.!
Sobre los 21 años le nombraron conserje del Ayuntamiento de Delft y le vino la extraña afición de tallar lentes. Había oído decir que fabricando lentes de un trozo de cristal transparente, se podían ver con ellas las cosas de mucho mayor tamaño que lo que aparecen a simple vista..
Visitando las tiendas de óptica aprendió los rudimentos necesarios para tallar lentes; frecuentó el trato con alquimistas y boticarios, de los que observó sus métodos secretos para obtener metales de los minerales, y empezó a iniciarse en el arte de los orfebres. Montó sus lentes en marcos oblongos de oro, plata o cobre que el mismo había extraído de los minerales
Leeuwenhoek era muy inculto, pero era el único hombre en toda Holanda que sabía fabricar aquellas lentes, y se dedicó a examinar con sus lentes todo cuanto caía en su mano. Pasó horas enteras observando la lana de ovejas y los pelos de castor y liebre, cuyos finos filamentos se transformaban, bajo su pedacito de cristal, en gruesos troncos. Fue capaz de disecar la cabeza de una mosca, ensartando la masa encefálica en la finísima aguja de su microscopio.
Durante meses enteros dejaba clavadas muestras en la aguja de su extraño microscopio, y para poder observar otras cosas se vio precisado a fabricar cientos de microscopios. Así volvía a examinar los primeros especímenes y no lo entre los ante la moción en la confrontar cuidadosamente el resultado de las nuevas observaciones.
. En aquel tiempo, la segunda mitad del siglo XVII, surgían nuevos movimientos en todo el mundo. «Sólo nos fiaremos de nuestras propias observaciones mil veces repetidas, y de los pesos exactos de nuestras balanzas. Únicamente nos atendremos al resultado de nuestros experimentos, y nada más». La sabiduría de aquel tiempo estaba cercana a la brujería y muy lejos de la ciencia
! Pero recordamos que entre los miembros de aquella sociedad se encontraba Roberto Boyle, fundador de la química científica, y también Isaac Newton. Así era el Invisible College, y al ascender Carlos II al trono, el College salió de la clandestinidad, alcanzando la dignidad de Real Sociedad de Inglaterra. Y esta es su
Sociedad quedó asombrada de las maravillas que Leeuwenhoek veía a través de sus lentes.
.
¿Cómo explicarnos que por miles de años los hombres anduvieran a tientas sin ver lo que tenían ante sus ojos? los microbios.
¿Por qué fue tan difícil, pues, descubrir los microbios?
Leeuwenhoek era un observador maniático y se le ocurrido observar: una de las millones de gotas de agua que caen del cielo? María adoraba a su padre.
BI do mar en vez de guapa, rompe el tubo en pedacitos, sale al jardín y se inclina sobre una vasija de barro que hay allí para medir la cantidad de lluvia caída. Regresa al laboratorio, enfila el tubito de cristal en la aguja del microscopio…
— ¡Ven aquí! ¡Rápido! ¡En el agua de lluvia hay unos bichitos! ¡Nadan! ¡Dan vueltas! ¡Son mil veces más pequeños que cualquiera de los bichos que podemos ver a simple vista! ¡Mira lo que hay algo que he descubierto!
enormemente pequeños y extraños eran aquellos animalitos, que ha grabado «moviéndose con gran agilidad en sus varios pies de una sutileza increíble».! ¡Qué seres más ágiles!
«Se detienen; quedan inmóviles, como en equilibrio sobre un punto, luego giran con la rapidez de un trompo, describiendo una circunferencia no mayor que un granito de arena». Un
Este investigador trabajaba sin plan ni método, era muy perspicaz. Nunca se lanzó a teorizar, pero era un mago en mediciones. La dificultad estaba en conseguir una medida para objetos tan pequeños. «Este animalillo es mil veces más pequeño que el ojo de un piojo grande». Un palo y
Pero, ¿de dónde procedían esos extraños y minúsculos habitantes de la gota de agua? ¿Llovieron del cielo? ¿Treparon, sin ser vistos, desde el suelo al tiesto? ¿Los habría creado Dios, de la nada, a su capricho? Leeuwenhoek creía en Dios y Pero, al mismo tiempo, Leeuwenhoek era también materialista; su buen sentido le indicaba que la vida procede de la vida. Su fe sincera le decía que Dios había creado todos los seres vivientes en seis días, Descartó como improbable la posibilidad de que aquellos animantes cayeran del cielo. ¡Cierto era que Dios no podía hacer surgir de la nada a los animalitos que había encontrado en el tiesto! Sólo había una forma de solucionar esta cuestión… Y más y
Leeuwenhoek lavó cuidadosamente un vaso, lo secó y lo puso debajo del canalón del tejado; tomó una gotita en uno de sus tubos capilares y corrió a examinarla bajo el microscopio… ¡Sí! Allí se encontraban nadando unos cuantos bichejos… «¡Existen hasta en el agua de lluvia reciente!» Pero, en realidad, no había probado nada, pues quizá vivieran en el canalón, y el agua les arrastrara…
Entonces tomó un plato grande de porcelana, «esmaltado de azul en el interior», lo limpió esmeradamente y, saliendo a la lluvia, lo colocó encima de un gran cajón, cerciorándose de que las gotas de lluvia no salpicaran lodo dentro del plato; tiró la primera agua para que la limpieza del recipiente fuera absoluta, y después recogió en sus delgados tubitos unas gotas, regresando a su laboratorio…
«Lo he demostrado. Esta agua no contiene ni un solo bicho. ¡No caen del cielo!» Y
Y con esto informó a los Señores señores de Londres!
Este hombre afirmaba haber descubierto unos seres tan pequeños, que en una sola gota de agua cabían tantos como el número de habitantes de su pueblo
Sólo unos cuantos miembros de la Real Sociedad que lo tomaron en serio.
Pero los incrédulos de la Real Sociedad querían demostrar a toda costa en demostrar la inexistencia de sus animalillos Jesús
Para que la gente mirase por sus pequeños aparatos, él mismo los sostenía con sus propias manos;, pero sin permitirles tocarla,.
La Real Sociedad encargó a Robert Hooke y a Nehemiah Grew la construcción de buenos microscopios y el día 15 de noviembre de 1677 y demostraron que estaban aquellos increíbles bichos! Los miembros se levantaron de sus asientos, apiñándose alrededor del microscopio; miraron y exclamaron:
¡Día inolvidable para Leeuwenhoek! Poco más tarde, la Real Sociedad lo nombró miembro y le envió un elegante diploma de socio, en una caja de plata cuya tapa ostentaba grabado el emblema de la Sociedad. La respuesta de Leeuwenhoek no se dejó esperar: «Os serviré fielmente durante el resto de mi vida». Y, fiel a su promesa, siguió enviándoles aquellas cartas, mezcla de comentarios familiares y de ciencia, hasta su muerte, acaecida a los 91 años. Pero ¿enviar un microscopio? La Real Sociedad llegó hasta comisionar al Dr. Molyneux para que redactara un informe sobre aquel conserje descubridor de lo invisible. Molyneux le ofreció a Leeuwenhoek una suma considerable por uno de sus microscopios. Ya que tenía cientos de ellos, seguramente podría desprenderse de alguno. Pero, ¡no! ¿El señor de la Real Sociedad deseaba ver algo más? Ahí había en una botella algunos embriones de ostra, acá diversos animalillos agilísimos, y para que el inglés hiciera sus observaciones, el holandés sostuvo sus microscopios, mientras con el rabillo del ojo vigilaba al sin duda honrado visitante, para que no tocase nada o hurtase cualquier cosa…
¡Pero sus instrumentos son maravillosos! —exclamó Molyneux— ¡Muestran las cosas con una nitidez mil veces mayor que la mejor de las lentes que tenemos en Inglaterra!
—Mucho me gustaría —contestó Leeuwenhoek— poder enseñarle mis mejores lentes y mi método especial de observación; pero son cosas que reservo exclusivamente para mí y que no enseño a nadie, ni a mi propia familia!
Aquellos animalillos se encontraban en todas partes. Leeuwenhoek refirió a la Real Sociedad cómo hasta en su propia boca había encontrado una multitud de aquellos seres subvisibles. «A pesar de mis cincuenta años —escribía— tengo la dentadura excepcionalmente bien conservada, ya que todas las mañanas acostumbro frotarme enérgicamente los dientes con sal, y después de limpiarme las muelas con una pluma de ganso me las froto fuertemente con un lienzo…».
Pero al mirarse los dientes con un espejo de aumento, notó que entre ellos le quedaba una substancia blanca y viscosa…
¿De qué estaría compuesta aquella substancia blanca? Tomó de sus dientes una partícula de esta substancia, la mezcló con agua de lluvia pura, mojó en ella un tubito que colocó en la aguja del microscopio, se encerró en su despacho y…
¿Qué era aquello que surgía de la gris opacidad de la lente hasta alcanzar una perfecta nitidez a medida que enfocaba? He aquí un ser increíblemente sutil que saltaba en el agua del tubo «como el pez llamado lucio». Había, además, una segunda especie que nadaba un poco hacia adelante, giraba de repente para dar luego una serie de cabriolas; había otros seres más lentos de movimiento, como simples palitos arqueados, pero el holandés, a fuerza de observarlos hasta que se le enrojecieron los ojos, logró verlos moverse. Estaban vivos, ¡era indudable! ¡Tenía en la boca un verdadero zoológico! Allí se encontraban criaturas conformadas como cañas flexibles que se desplazaban con la majestuosa pompa de una procesión episcopal; había espirales que se remolineaban en el agua como sacacorchos agitados…
Para este hombre, todo lo que caía en sus manos era objeto de experimentación, hasta su misma persona. Cansado de sus largas observaciones, salió a dar un paseo bajo los enormes árboles que dejaban caer sus hojas amarillentas en los espejos obscuros de los canales. Necesitaba descansar. De pronto se encontró con un anciano, un tipo muy interesante. «Al hablar con este anciano —escribió Leeuwenhoek a la Real Sociedad—, persona de vida ordenada, que jamás bebe aguardiente y rara vez vino, y no fuma, me fijé, sin querer, en sus dientes largos y descarnados. Se me ocurrió preguntarle cuánto tiempo hacía que no se los limpiaba, a lo que me contestó que no lo había hecho jamás en su vida…».
Al instante se olvidó de sus ojos cansados. ¡Vaya zoológico que tendría en la boca aquel viejo! Arrastró hasta su laboratorio a aquella sucia pero virtuosa víctima de su curiosidad, esperando, desde luego, encontrar millones de bichejos en su boca; pero principalmente deseaba comunicar a la Real Sociedad que la boca de aquel hombre albergaba una nueva especie de criaturas que se deslizaba entre las otras, doblando su cuerpo en graciosos caireles como una serpiente: ¡el agua del tubito parecía animada por aquellos pequeñísimos seres!
Parece extraño que en ninguna de sus 112 cartas, Leeuwenhoek hiciera la menor alusión al daño que esos animalillos le podrían causar al hombre. Los había visto en el agua potable, los descubrió en la boca, años después los encontró en los intestinos de las ranas y de los caballos, y hasta en sus propias deyecciones; cuando, le «acometía una flojedad de vientre» —según su expresión—, los encontraba por enjambres, sin que jamás se le ocurriera que aquellos animalitos pudieran ser la causa de su mal. Los cazadores modernos —si es que disponen de tiempo para estudiar los escritos de Leeuwenhoek— tienen mucho que aprender de su renuncia a sacar conclusiones precipitadas, evitando dejarse llevar por la imaginación, pues en los últimos cincuenta años resulta que miles de microbios fueron denunciados como causantes de otras tantas enfermedades siendo así que, en la mayoría de los casos, esos gérmenes no eran sino huéspedes casuales del cuerpo al presentarse la enfermedad. Leeuwenhoek tenía mucho cuidado de no hacer atribuciones precipitadas; por su sano instinto comprendía la complejidad infinita de la realidad, y dado el confuso laberinto de causas que rigen la vida, evitaba caer en el peligro de determinar a una cosa como causa de otra…
Con el devenir de los años su nombre llegó a ser conocido en toda Europa; Pedro el Grande de Rusia pasó a saludarle, y la reina de Inglaterra hizo un viaje a Delft con el único fin de contemplar las maravillas que se veían a través de sus microscopios. A petición de la Real Sociedad refutó toda clase de supersticiones; y aparte de Robert Boyle e Isaac Newton, fue el más famoso de los miembros de aquella institución. ¿Perdió la cabeza con tantos honores? De ninguna manera, porque, para empezar, ya se tenía en muy alta estima. Su soberbia no tenía límites, como tampoco su humildad ante el misterio ignoto que lo rodeaba a él y a todos los hombres. Admiraba al Dios de su patria, pero su verdadero Dios era la verdad. He aquí su profesión de fe:

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