BARCO NUEVO O EL MISMO
Yo agradezco al profesor Alonso sus exquisitas descripciones, y no le llevo la contraria a el, me limito a decir que la historia esta llena de maravillas, pero también de muchas tonterias
Si miramos hacia atrás, hacia nuestro pasado, todos somos conscientes de lo mucho que hemos cambiado. La inocencia de la niñez, las pulsiones de la adolescencia, la vehemencia y pasión de la juventud, la tranquilidad de la vida madura. ¡Algunos ya sabemos cómo seremos cuando seamos mayores! Ojalá nos notemos más sabios, más equilibrados, sintamos que cuidamos mejor a los que queremos y que somos mejores personas. Al mismo tiempo es fascinante pensar que somos el mismo, que aquel yo lejano de la infancia que bajaba las escaleras a la carrera y jugaba con soldados de plástico y este yo actual, con canas y al que le duelen los huesos son, no solo el mismo ser, sino la misma persona. Mis lugares han cambiado, las personas cercanas han cambiado, mis costumbres y actividades son otras, incluso la mayoría de mis células han desaparecido y han sido sustituidas por otras parecidas, pero aquí sigo, en lo esencial el mismo. Al mismo tiempo me resulta chocante y hasta divertido el pensar que solemos creer que el yo de ahora es el definitivo, cuando todo demuestra que seguiremos evolucionando, seguiremos cambiando, sumando, aprendiendo, añadiendo achaques y arrugas, pero también echando nuevas ramas y hojas como un árbol viejo.
Viejo, pero vivo. El psicólogo de Harvard Daniel Gilbert captó perfectamente esta contradicción: «Los seres humanos son obras en curso que creen erróneamente que están acabadas».
Yo creo que estas preguntas se la hacen algunos, otros están tan preocupados con sus cosas, que simplemente mirarian de reojo y se encogerían de hombros
Dos milenios antes de que los psicólogos modernos se enfrentaran al problema de la continuidad en el tiempo de un mismo ser, el historiador, biógrafo y ensayista griego Plutarco lo examinó con más lucidez que nadie antes o después que él. El problema, conocido como La nave de Teseo o La paradoja de Teseo, es esbozado en su obra maestra biográfica Vidas escrita en el siglo I. El barco de Teseo es considerado un ejemplo de un tipo particular de experimento, el experimento mental, una situación hipotética en la que se plantea una hipótesis, una teoría o un principio con el fin de reflexionar sobre sus consecuencias. Hans Christian Ørsted fue el primero en utilizar el término alemán Gedankenexperiment («experimento de pensamiento») hacia 1812, que luego ha sido traducido a todos los idiomas cultos. Mucho más tarde, Ernst Mach utilizó el término Gedankenexperiment de una manera diferente, para denominar al desarrollo imaginario de un experimento que posteriormente sería llevado a cabo como un experimento físico real por sus alumnos. La experimentación física y la mental podrían entonces ser contrastadas: Mach pedía a sus alumnos que le dieran explicaciones siempre que los resultados del experimento físico real diferían de los del anterior experimento imaginario.
Teseo es fundador de Atenas y será rey. Atenas debía enviar un tributo al rey Minos de Creta, que consistía en el sacrificio de siete doncellas y siete jóvenes, que serían devorados por el monstruo Minotauro.
Teseo se presentó voluntariamente en el tercer envío ante su padre para que le permitiera ser parte de la ofrenda y lo dejara acompañar a las víctimas para poder enfrentarse al Minotauro. Teseo parte en su barco y tras matar al Minotauro y sufrir distintas aventuras, navega a Atenas victorioso, de vuelta a casa.
El barco debía mantenerse en condiciones de navegar, ya que, a cambio del éxito de la misión de Teseo, los atenienses se comprometieron a honrar a Apolo todos los años a partir de entonces. Así, los atenienses enviaban una misión religiosa a la isla de Delfos (uno de los santuarios más sagrados de Apolo) en la galera estatal ateniense -el propio barco de Teseo- para rendirle pleitesía al dios. El barco estuvo durante siglos anclado en el puerto de Atenas, en los que tuvo que ser reparado muchas veces.
Recordemos la historia de la paradoja según la cuenta el mismo Plutarco:
La nave en la que regresaron Teseo y los jóvenes de Atenas tenía treinta remos, y fue conservada por los atenienses hasta la época de Demetrio de Falero, pues quitaron las tablas viejas a medida que se deterioraban, y ponían en su lugar maderas nuevas y más fuertes, de modo que esta nave se convirtió en un ejemplo permanente entre los filósofos para la cuestión lógica de las cosas que crecen; una parte sostenía que la nave seguía siendo la misma, y la otra sostenía que no era la misma.
El mismo Plutarco se pregunta: Si el barco en el que navegó Teseo ha sido tan reparado y se han sustituido casi todas las piezas, ¿sigue siendo el mismo barco? y, si no, ¿en qué momento dejó de ser el mismo barco?
Siglos más tarde, el filósofo Thomas Hobbes introdujo en su libro De Corpore otra pregunta relacionada: si se recogieran los tablones originales después de haberlos sustituido y se utilizaran para construir un segundo barco, ¿cuál de los dos, si lo es alguno, sería el barco original de Teseo?.
Ese juego de palabra que tanto veneramos, y que para un señor de la calle, diría “es un barco y basta”.
Todos los barcos del mundo, son reparados por los daños del uso y continúan siendo un barco.
Esto puede ser un relato hasta curioso. Per a mi me deja igual Teseo. Que se ve que tenia poco de que ocuparse
¿Quién eres? ¿La persona que eres hoy? ¿La de hace cinco años? ¿Quién serás dentro de quince años? ¿Y cuándo eres tú? ¿Esta semana? ¿Hoy? ¿Esta hora? ¿Este segundo? ¿Y qué aspecto de ti es “tú”? ¿Eres tu cuerpo físico? ¿Tus pensamientos y sentimientos? ¿Tus acciones? ¿Tus valores? ¿Tus recuerdos?
Hablar con las personas que escriben. Les diría que eso soy el que soy. Soy la mezcla de cuerpo y espiritu. Con el simple bagaje que tengo de conocimiento. Diría que mi corporeidad física es el resultado de una biología que se ha ido adaptando a medida que crecía. Con ventajas e inconveniente y sometido a los buenos y malos impulsos, sostenidos por mis cromosomas y un ambiente.
Lo que nunca he entendido es mi espíritu, ese que me anima y que nunca le encontrado una localización somática precisa.
Donde , dentro de mi corporeidad se asienta mi espíritu el que busca, el de San Juan de la Cruz, que ansiaba la unión con el amado y que tanto esfuerzo le costo
Adonde te escondites amado y me dejaste con gemido
Ese puede estar fuera de mí y por tanto, puede ocurrir y yo así lo creo que vayan al terminar mis días a otra parte, esto no es espíritu.
Que mis átomos, no se destruyan y sigan siendo útiles para otros proyectos, no los discute nadie.
Los que fantasean y lo dicen a su manera y según sus capacidades, suelen rellenar gran cantidad de libros.
Yo soy religioso total, pero no le discuto a Dios sus obras. Me las creo y basta.
La biología, desde un ovulo y un espermatozoide, una secuencia de crecimiento nos hagan llegar a altos, con colores distintos, con capacidad de germinar y defender mis parcelas y proliferar. Todo esto que estamos desesperadamente siempre buscando, es difícil de entender, pero posible y cada día nos acercamos a un origen biológico.
Pero el espíritu que me anima, que no manejo casi en absoluto y que me dice pero continuamente que hay algo mas, pero que no esta en mis manos su modificación. Eso que es el Sofware de mi cuerpo, mi Harware. Ese esta donde esta pero no tiene solo un asiento solo en mi cerebro. Esta hecho de otra cosa, es diferente. Pero que también tienen que tener su explicacion
Eso “la verdad que me aturde”, me da un poquito de miedo. Porque yo no lo manejo en absoluto.
Aunque si creo que algunos hombres y mujeres que lo cultivaron insistentemente lo manejaron muy bien. Los místicos, los que siempre han buscado el mas haya.
Las babulas de Teseo
Hay también aspectos culturales. Douglas Adams, escritor y guionista radiofónico y famoso autor de La guía del autoestopista galáctico relata en su libro Last chance to see esta vivencia:
Recuerdo que una vez en Japón, fui de visita al Kinkakuji en Kioto y me sorprendí al observar lo bien que el templo había resistido el paso del tiempo desde que fuera construido en el siglo catorce. Entonces me explicaron, que en realidad el edificio no había resistido, ya que de hecho se había quemado hasta los cimientos dos veces durante este siglo. Por lo que le pregunté a mi guía japonés
¿O sea que no es el edificio original?
Al contrario, por supuesto que es el original -me contestó, un tanto sorprendido por mi pregunta.
¿Pero no se incendió?
Sí.
Dos veces.
Muchas veces.
Y fue reconstruido.
Por supuesto. Es un edificio histórico importante.
Con materiales completamente nuevos.
Por supuesto. ¡Si se había incendiado!
Pero entonces, ¿cómo es posible que sea el mismo edificio?
Siempre es el mismo edificio.
Y tuve que admitir que este era un punto de vista perfectamente racional, solo que partía de un postulado completamente inesperado. La idea del edificio, la finalidad del mismo y su diseño, son todos conceptos inmutables y son la esencia del edificio. El propósito de los constructores originales es lo que sobrevive. La madera de la que está construido decae y es reemplazada todas las veces que sea necesario. «El preocuparse por los materiales originales, que solo son recuerdos sentimentales del pasado es no saber apreciar al edificio».
Según Noam Chomsky, esta paradoja surge de un externalismo extremo: la suposición de que lo que es cierto en nuestras mentes es cierto en el mundo. La ciencia señala repetidas veces que la intuición humana, nuestra percepción personal y las estimaciones de los seres humanos son frecuentemente erróneas. La ciencia cognitiva trataría este experimento mental como el objeto de una investigación sobre el funcionamiento de la mente humana, aunque no nos diga gran cosa sobre el mundo real.
Lo que es cierto para mi aun con toda su fuerza, no lo es para los demás. Pregunten a los historiadores de las guerras mundiales. Millones de muertos por el desacuerdo
Me parece que sigue siendo actual lo de “La palabra es un sacramento de difícil administración.“ de don José Ortega Y Gasset