AL CEREBRO LE SOBRAN O LE FALTAN PIEZAS

En biología todo puede servir, lo mismo un cerebro muy dotado e inteligente, pertenece a un imbécil, por el contrario un cerebro muy deteriorado con falta de estructuras fundamentales corresponde a un superdotado.

De lo que se deduce que nos queda mucho por aprender pero hay que tenerlo en cuenta todo

La idea de que al cerebro le sobran piezas me la proporciona Sergi Babadal,

Abreviar la estructura de un ordenador y evitar así el enorme cableado que desde el procesador central y por la placa base llega a los distintos componentes del ordenador, no solo ahorraría tamaño en este artefacto sino energía rapidez en la comunicación y economía simplemente quitando los cables de Unión y sustituyendolos por Torres receptoras de lo elaborado en el procesador centrar y en los sistemas operativos.

Guerras, diferencias sociales, diferencias de religiones, suicidio sobre todo en jóvenes y una serie de despropósitos insostenibles.

Los Jinetes del Apocalipsis son los cuatro caballeros que se describen en la primera parte del capítulo sexto del Apocalipsis.1​ El capítulo habla de un pergamino en la mano derecha de Dios que está sellado con siete sellos, en ese escenario Jesús abre los primeros cuatro sellos de los siete, liberando a estos jinetes que montan en cuatro caballos blancobermejonegro y amarillo. Según la exégesis representan y son alegorías de la conquista o la Gloria, la guerra, el hambre y la muerte, respectivamente, aunque solo a este último se le designa por este nombre.2

Persisten los jinetes de la apocalipsis. No hemos podido desprendernos de ellos

Una pequeña mutacion cromosómica y mejor dicho del epigenoma, fue capaz de cambiar nuestra evolución, de forma que en la actualidad con tanta polucion, es fácil entender que las modificaciones estructurales y en consecuencia funcionales, como las enfermedades psiqiatricas, esten aumentando desmedidamente.

Svante Pääbo, Hace más de 500.000 años, cuando los antepasados de los neandertales y los humanos modernos se dispersaron por el mundo. Una mutación genética provocó que los cerebros de algunos de ellos mejorasen repentinamente la descendencia. Esta mutación, de la que se informa en Science, incrementó drásticamente el número de células cerebrales en los homininos anteriores a los humanos modernos. Eso les pudo conferir una ventaja cognitiva sobre sus primos neandertales.

Arnold Kriegstein, neurólogo de la Universidad de California en San Francisco, señala que «este gen es sorprendentemente importante». Espera que resulte ser una de las muchas alteraciones genéticas que confirieron una ventaja evolutiva a los humanos sobre otros homininos. «Creó una nueva luz sobre la evolución humana.»

Es enormemente sorprendente, que un fragmento de lo que antes se llamaba, ADN basura, y ahora se llama Epigenetica, sea capaz al insertarse en una cadena de nucleótidos de un ser mas primitivo, imprimirle la capacidad de la sabiduría, aunque con los mismos instintos de seres anteriores

CARACTERISTICAS DE LOS SERES VIVOS

NACEN. CRECEN . SE REPRODUCEN (POR AHORA MUEREN)

QUE NECESITAN

UN TERRITORIO DONDE CRECER NUTRIRSE Y DESARROLLARSE,

REPRODUCIRSE.

UN SISTEMA DE LUCHA O HUIDA

Paul D. MacLean (1 de mayo de 1913 – 26 de diciembre de 2007) fue un médico norteamericano y neurocientífico que hizo importantes avances en los campos de la psicología y la psiquiatría : Su teoría evolutiva del cerebro triúnico propone que el cerebro humano es en realidad tres cerebros en uno: el reptiliano, el de los mamiferos y el del hominidos. James Papez ya había acuñado esta teoría, que fue la principal fuente de inspiración en la teoría de MacLean

Las tres estructuras evolutivas que forman el cerebro actual están enormemente intrincadas de tal forma el mal funcionamiento de una de ellas perturba el de las demás

NEOCÓRTEX. Propio de lo los mamíferos más evolucionados, es la capa superior. Sería el responsable de las capacidades mentales más complejas.
Sistema límbico que incluye la amígdala, procedería de los primeros mamíferos y sería la fuente de las emociones.
Complejo Reptiliano en la capa más profunda, dispararía los impulsos más primitivos, como la agresión, la huída o el sexo, además de asumir tareas más básicas, como la respiración o el latido cardíaco.

EL SISTEMA LÍMBICO es un sistema filogenéticamente antiguo formado por varias estructuras cerebrales complejas que se ubican alrededor del tálamo y por debajo de la corteza cerebral. Es el principal responsable de la vida afectiva. ​ En la actualidad se sabe que el sistema límbico está involucrado, junto con otras estructuras más allá de sus límites, en la formación de la memoria, el control de las emociones, las motivaciones, diversos aspectos de la conducta, la iniciativa, la supervivencia del individuo y el aprendizaje. ​ Desde el punto de vista funcional, integra estructuras como la circunvolución cingular, la cisura longitudinal, el septo, el cuerpo mamilar del hipotálamo, el fórnix, el hipotálamo, la amígdala cerebral y el hipocampo.23

Los circuitos que forman el lóbulo limbico, son productos de añadidos a lo largo de siglos

Se encargan fundamentalmente de la memoria y las emociones y envían esta información al cerebro, sobre todo al lóbulo frontal

Algunos autores creen que hasta 50 circuitos repiten la misma misión

La disciplina a la que esta sometida esta información, requieren de un rigor Y no es difícil que se repitan la información y nos hagan caer en la obcesion.

La información desde este diencéfalo a la corteza, debe estar tan coordinada, que un defecto por motivos varios, como es la infección y sobre todo la inflamación, puede alterar esta conexión Y entrar en el camino de la repetición y obcesion.

EL CEREBRO REPTILIANO

El cerebro reptiliano o complejo-R estaría conformado básicamente por los ganglios basales, el tronco encefálico y el cerebelo, estructuras consideradas como las más básicas dentro del modelo. El motivo por el que este componente es conocido como “cerebro reptiliano” deriva del hecho de que el cerebro de los reptiles está dominado por el tronco encefálico y el cerebelo.

Según los defensores de la idea del cerebro reptiliano, esta estructura se encargaría de controlar comportamientos instintivos y se centraría en conductas fundamentales para la supervivencia, incluida la agresividad, el sentido de territorialidad, la dominación y los rituales.

El cerebro reptil estaría lleno de memorias ancestrales y se encargaría de las funciones autonómicas o viscerales como la respiración, el latido cardíaco o actividad vasomotora. También estaría implicado en el equilibrio y el movimiento muscular, encargándose de las respuestas directas y reflejas.

Es posible Qué este cerebro sea el más estable de todos,

Le interesa : su territorio, sú comida y la Proliferación de la especie No tiene o tienen escasas emociones, no varía nunca su aptitud.

Sin embargo es vital, el soporta todos los pares craneales y nos pone sin duda en contacto con el mundo

Debio empezar hace muchos milenios, de forma que ha sido útil, como punto de partida.

LA ANXIEDAD UNA RESPUESTA DE LUCHA-HUIDA PERSISTENTE

La ansiedad el fenómeno psíquico negativo mas frecuente en nuestros días y posiblemente en todos los tiempos es algo normal nosotros nacemos con la capacidad de sentir ansiedad y con la capacidad de tener esa respuesta que se llama de HUIDA O LUCHA y básicamente esto nos ayuda a sobrevivir situaciones de peligro . Y es la característica fundamental de los seres vivos

Estas situaciones de huida o lucha, son diarias, pero afortunadamente, no todas dramáticas, pero si probablemente acumulativas.

Sentir un estrés excesivo puede hacer la situación grave por acumulación y reiteración, esta situación es controlable, pero si se acumulan los problemas, puede llegar a ser intolerables.

La ansiedad tiene dos salidas, luchar o huir del lugar. Y esto es eficaz en contadas ocasiones, pero un diario de agresiones sociales, no se solucionan huyendo o peleando

Este es el primero de los instintos que tienen los seres vivientes

El reflejo de huida o de lucha, es una reacción rápida e inmediata que esta mediada por el sistema nervioso simpático que aparece en una persona ante la presencia de una situación peligrosa.

EL SUICIDIO Y OTRAS CAUSAS DE MUERTE ENTRE LOS ADOLESCENTES

Entre otras cuestiones que nos estan martirizando, el suicidio tiene un lugar preferente. Durante la epidemia de Coronavirus y concretamente en Barcelona, ha aumentado el numero de suicidios en los niños y sobre todo los intentos de hacerlo y de algo que terrorifico, hacerse cortes en los brazos o donde cae “Cutting”.

De los 3.941 suicidios que se produjeron en 2020, 2.930 fueron suicidios de hombres y 1.011 de mujeres. Así pues, se suicidan 12,61 hombres de cada 100.000 y 4,18 mujeres de cada 100.000 La diferencia entre la tasa de suicidios masculina y la femenina es bastante grande, lo que es habitual en la mayor parte de países.

En España los menores mueren principalmente por causas externas, en la mayoría de los casos por accidentes, suicidios y lesiones autoinfligidas. En 2020 esta tendencia se vio alterada por el confinamiento, hecho que hizo que el suicidio pasará a ser la primera causa de muerte por causas externas. En 2020 murieron 61 niños, niñas y adolescentes por suicidio.

Cuando el reflejo de huida o defensa se hace constante, se convierte en obsesión y ansiedad, condiciones que se imbrican negativamente.

Cuando nos enfrentamos con estos terribles y constantes problemas, no estaría demás, pensar que no estamos tan bien terminados como necesitamos o que si el ambiente polucionado y alterado no estará lesionando nuestra estructura y ello da las terribles consecuencias que vivimos.

Richard Dawkins, es un reiterado antirreligioso y dice cosas que por lo menos intimidan.

Por lo que respecta a diseño inteligente que menciona este autor, no cabe duda que sufrimos una serie importante de daños genéticos. Y empezando aquí, nos esta obligado pensar que pasa dentro de la arquitectura de nuestro cerebro y si una vez encontradas, podríamos intentar corregirlas.

La complejidad del cerebro no se puede comparar con la de un ordenador el número casi enorme de células y conexiones que soporta nuestro cerebro sobrepasa con creces las posibilidades de que cualquier otro artefacto existente, pero sí podríamos pensar qué parte de estos componentes estás repitiendo su función y lesionando severamente los resultados de nuestras emociones y sentimientos por lo menos

La cantidad de circuitos y por ende de conexiones que soporta nuestro Diencefalo es tan grande que no estaría demás pensar que repiten funciones en el manejo de sus dos principales objetivos.

Memoria y emociones.

Esta estructura compuesta por complejos anillos en la parte medial de los hemisferios cerebrales, que giran preferentemente alrededor del Talamo, repiten y repiten mensajes, aunque cada estructuras tiene su especialidad.

No solamente tienen estructuras que se repiten con un cometido similar, sino que las tienen que enviar a la corteza cerebral, sobre todo a los lobulos frontales, el cerebro de la recompensa.

Y es conocido desde ya hace un siglo y medio que las lesiones frontales, alteran el comportamiento por lo menos lo inherente a la interpretación del medio.

Los Casos de Pineas Gage entre otros, asi lo demuestran

La sobre alimentación de la corteza cerebral, que hace el lóbulo límbico o un defecto en la comunicación e inhibición frontal, podría explicar la alteración de los pacientes psiquiátricos en nuestros días. Que se caracterizan por alteración de los siguientes parámetros:

Un estímulo inapropiado pasa desde la periferia a los lóbulos frontales y pasa por unos estadios de manera grosera serian::

SENSACION, EMOCIÓN Y SENTIMIENTO

Y cada uno de estos conceptos tienen una compleja biología que además puede ser modificada y alterada por el mundo en que se desarrollan.

La más elemental, la sensación es la impresión del mundo que nos rodea, a través de los órganos de los sentidos

La emoción tiene un sentido espiritual, decía de ella Aristóteles que es toda afección del alma acompañada de placer o dolor, que son las advertencias que tienen la situación vivida

La respuesta emocional, tiene tres formas de expresión

Simpatico adrenérgica, se prepara para la respuesta,

Vagoinsulinica, muestra abatimiento y desaliente y la respuesta

Mixta Hipofiso Suprarrenal.

La percepción permite al organismo elaborar e interpretar la información del entorno que resulta de una impresión material de la realidad

La cantidad de catástrofes conque convivimos y su amplia divulgación por todos los medios, nos angustian y contribuyen a que tengamos malestar y del gran aumento de enfermedades crónicas degenerativas que estamos sufriendo.

Porque no solo nos poluciona un ambiente cargado de agentes nocivos que rompe nuestra microbiota y nos conduce a las enfermedades neurodegenerativas, sino que también lo hace la polución de malas noticias, en las que estamos inmersos y los medios de comunicación sobre utilizan.

La polución psíquica.

Ambas físicas y psíquicas se combinan, y a veces martirizan al soma y a la psique.

De una manera esquemática podríamos decir que la conjunción de las 3 estructuras que forman el cerebro TRIUNO, cerebro de los reptiles, de los mamíferos y por último de los homínidos, es vital para una homeostasis adecuada.

Hasta aquí todo es explicable un cerebro con muchas estructuras puedes repetir la maniobra y dar como resultado un cuadro de desestructura social . Pero cómo es posible que alguien con un cerebro muy deteriorado tenga funciones superdotadas .

SÍNDROME DE SAVANT:

He tenido ocasión de vivir muchos, años con un medico intimo amigo mío que era una especie, de listo y despistado.

Fue siempre un autista social, moderado a buen estudiante y un buen profesional. Era un buen medico y mas de una vez nos salvo a un enfermo. Pero sus despistes eran tan evidentes, que era tratado indistintamente como sabio y tonto.  Se caso con una mujer guapísima, con la que tuvo 9 hijos. Y ella giro en torno a él.  Su capacidad de introducir innovaciones en medicina, eran manifiesta así como la de hacer buenos negocios con las artes y al mismo tiempo de un desprendimiento y bondad con todo el mundo. Nunca cuido el intelecto y sus amigos preferentes eran gente no recomendable. Como amigo, era magnifico.

Siendo ya muy mayores  y en una cena, se rompió todo.

Ya venia fallando en  su conducta y sus compañeros, empezaban a alarmarse y atribuirlo estupidamente al alcohol.

Tenia trastornos de la marcha, incontinencia de orina , un discreto despiste.

Una TAC mostro que tenia una enorme hidrocefalia por estenosis congénita del acueducto de Silvio. Una serie de derivaciones del liquido cefalo raquideo, no consiguieron mejorarlo.

Tuvieron que pasar 50 años de conocerlo, hasta que una noche me diera cuenta que su marcha y deterioros sociales no eran normales y si evolutivos. Mi querido amigo se fue y nunca me perdone, no haberme dado cuenta de la organicidad de sus cosas.

Yo no se si esto me motivo a entusiasmarme por los SAVAN, pero ahora los sigo al menos en la literatura, con mucha atención.

El término «idiot savant» («idiota erudito» en francés) fue utilizado por primera vez para describir la condición en 1887 por el médico británico John Langdon Down, conocido por su descripción del síndrome de Down. El término «sabio idiota» se consideró posteriormente erróneo, puesto que no todos los casos reportados se ajustaban a la definición de idiota, originalmente utilizada para una persona con una discapacidad intelectual muy severa. El término «sabio autista» también se utilizó como descripción del trastorno. Pero al igual que «sabio idiota», el término llegó a ser considerado inapropiado porque solo la mitad de los diagnosticados con el síndrome del sabio eran autistas. La necesidad de precisión en el diagnóstico y de no afectar a la dignidad de los afectados,

Sufren desórdenes mentales y discapacidades físicas y mentales, pero “a cambio” poseen habilidades mentales increíbles. .

Benjamín Rush describió el síndrome de Savant por primera vez en 1789. Vio un paciente que era capaz de calcular la edad de las personas tan solo observándolas durante unos segundos.

No siempre estos sabios tienen desordenes de conducta o intelectuales

El caso mas significativo.

Kim Peek: Nació con macrocefalia, una malformación permanente en el cerebelo, y agenesia en el cuerpo calloso.

Esto le convirtió en una persona muy dependiente, incapaz de realizar tareas básicas, como abrocharse una camisa. Sin embargo, sorprendió al mundo entero con sus portentosas capacidades intelectuales. Tenía una de las memorias más extraordinarias que la ciencia ha podido datar.

Fue capaz de aprenderse cerca de los 8.000 libros que había leído y podía leer dos páginas al mismo tiempo, una con cada ojo. Además, reproducía cosas habiéndolas escuchado o leído tan solo una vez. Llegó a saberse de memoria todos los mapas de Estados Unidos, de manera que aunque no hubiera hecho nunca un determinado recorrido, podía realizarlo sin necesidad de indicaciones o señales.

Su nivel de procesamiento mental era impresionante. Pero, por otro lado, sus limitaciones motrices y cognitivas también eran manifiestas. Por ejemplo, era incapaz de interpretar un poema o inferir conclusiones de una obra. No tenía aptitudes musicales, sin embargo, si escuchaba una canción, podía reproducirla tocando en un piano sin mayor dificultad.

Otro caso es también de una dificultad prodigiosa. Tras un traumatismo se convierte en un superdotado

Jason Padgett: síndrome de Savant adquirido

No nació con sus habilidades, sino que estas llegaron cuando tenía 30 años.

Jason era un joven superficial, pero con una conducta normal. Una noche, saliendo con ellos, fue agredido violentamente. Sufrió una conmoción cerebral y, tras pasar por el hospital y volver a casa, se dio cuenta de que todo había cambiado.

Por un lado, empezó a sufrir distintos trastornos como TOC, agorafobia o depresión. Y, por otro lado, llego a ser genial en matemáticas. Realizaba cálculos mentales y visualizaba la realidad mediante patrones geométricos. Estudiaron al chico y vieron que, tras sufrir la conmoción cerebral, algunas áreas del cerebro que en su día a día permanecían inactivas, con el golpe se activaron para sustituir las funciones dañadas.

Esto es una mentira romántica. Pero si no es verdad, está bien contado.

No tenia estudios, previos, como compararon con registros postraumáticos. Esto es como tantas veces ocurre una mentira para terminar bien.

Pero el caso mas esplendido y delicioso, lo escribe Don Jose Luis Borges,  del que dijo “es una larga metáfora del insomnio”.

Después de un día bochornoso, una enorme tormenta color pizarra había escondido el cielo. La alentaba el viento del Sur, ya se enloquecían los árboles; yo tenía el temor (la esperanza) de que nos sorprendiera en un descampado el agua elemental. Corrimos una especie de carrera con la tormenta. Entramos en un callejón que se ahondaba entre dos veredas altísimas de ladrillo. Había oscurecido de golpe; oí rápidos y casi secretos pasos en lo alto; alcé los ojos y vi un muchacho que corría por la estrecha y rota vereda como por una estrecha y rota pared. Recuerdo la bombacha, las alpargatas, era  “Funes el memorioso”, Bernardo le gritó imprevisiblemente: ¿Qué hora son Ireneo? Sin consultar el cielo, sin detenerse, el otro respondió: Faltan cuatro minutos para las ocho, joven Bernardo Juan Francisco. La voz era aguda, burlona. Yo soy tan distraído que el diálogo que acabo de referir no me hubiera llamado la atención si no lo hubiera recalcado mi primo, a quien estimulaban (creo) cierto orgullo local, y el deseo de mostrarse indiferente a la réplica tripartita del otro. Me dijo que el muchacho del callejón era un tal Ireneo Funes, mentado por algunas rarezas como la de no darse con nadie y la de saber siempre la hora, como un reloj. Agregó que era hijo de una planchadora del pueblo, María Clementina Funes, y que algunos decían que su padre era un médico del saladero, un inglés O’Connor, y otros un domador o rastreador del departamento del Santo. Vivía con su madre, a la vuelta de la quinta de los Laureles. Los ochenta y cinco y ochenta y seis veraneamos en la ciudad de Montevideo. El ochenta y siete volví a Fray Bentos. Pregunté, como es natural, por todos los conocidos y, finalmente, por el “cronométrico Funes”. Me contestaron que lo había volteado un redomón en la estancia de San Francisco, y que había quedado tullido, sin esperanza.  Me dijeron que no se movía del catre, puestos los ojos en la higuera del fondo o en una telaraña. En los atardeceres, permitía que lo sacaran a la ventana. Llevaba la soberbia hasta el punto de simular que era benéfico el golpe que lo había fulminado…

Ireneo, en su rancho de las orillas, no tardó en enterarse del arribo de esos libros anómalos. Me dirigió una carta florida y ceremoniosa, en la que recordaba nuestro encuentro, desdichadamente fugaz, “del siete de febrero del ochenta y cuatro”, ponderaba los gloriosos servicios que don Gregorio Haedo, mi tío, finado ese mismo año, “había prestado a las dos patrias en la valerosa jornada de Ituzaingó”, y me solicitaba el préstamo de cualquiera de los volúmenes, acompañado de un diccionario “para la buena inteligencia del texto original, porque todavía ignoro el latín”.

Arribo, ahora, al más difícil punto de mi relato. Éste (bueno es que ya lo sepa el lector) no tiene otro argumento que ese diálogo de hace ya medio siglo. No trataré de reproducir sus palabras, irrecuperables ahora. Prefiero resumir con veracidad las muchas cosas que me dijo Ireneo. El estilo indirecto es remoto y débil; yo sé que sacrifico la eficacia de mi relato; que mis lectores se imaginen los entrecortados períodos que me abrumaron esa noche. Ireneo empezó por enumerar, en latín y español, los casos de memoria prodigiosa registrados por la Naturalis historia; Ciro, rey de los persas, que sabía llamar por su nombre a todos los soldados de sus ejércitos; Mitríades Eupator, que administraba la justicia en los 22 idiomas de su imperio; Simónides, inventor de la mnemotecnia; Metrodoro, que profesaba el arte de repetir con fidelidad lo escuchado una sola vez. Con evidente buena fe se maravilló de que tales casos maravillaran. Me dijo que antes de esa tarde lluviosa en que lo volteó el azulejo, él había sido lo que son todos los cristianos: un ciego, un sordo, un abombado, un desmemoriado. (Traté de recordarle su percepción exacta del tiempo, su memoria de nombres propios; no me hizo caso.) Diez y nueve años había vivido como quien sueña: miraba sin ver, oía sin oír, se olvidaba de todo, de casi todo. Al caer, perdió el conocimiento; cuando lo recobró, el presente era casi intolerable de tan rico y tan nítido, y también las memorias más antiguas y más triviales. El hecho apenas le interesó. Razonó (sintió) que la inmovilidad era un precio mínimo. Ahora su percepción y su memoria eran infalibles.

Nosotros, de un vistazo, percibimos tres copas en una mesa; Funes, todos los vástagos y racimos y frutos que comprende una parra. Sabía las formas de las nubes australes del amanecer del treinta de abril de mil ochocientos ochenta y dos y podía compararlas en el recuerdo con las vetas de un libro en pasta española que sólo había mirado una vez y con las líneas de la espuma que un remo levantó en el Río Negro la víspera de la acción del Quebracho. Esos recuerdos no eran simples; cada imagen visual estaba ligada a sensaciones musculares, térmicas, etc. Podía reconstruir todos los sueños, todos los entresueños. Dos o tres veces había reconstruido un día entero; no había dudado nunca, pero cada reconstrucción había requerido un día entero. Me dijo: Más recuerdos tengo yo solo que los que habrán tenido todos los hombres desde que el mundo es mundo. Y también: Mis sueños son como la vigilia de ustedes. Y también, hacia el alba: Mi memoria, señor, es como vaciadero de basuras. Una circunferencia en un pizarrón, un triángulo rectángulo, un rombo, son formas que podemos intuir plenamente; lo mismo le pasaba a Ireneo con las aborrascadas crines de un potro, con una punta de ganado en una cuchilla, con el fuego cambiante y con la innumerable ceniza, con las muchas caras de un muerto en un largo velorio. No sé cuántas estrellas veía en el cielo.

La voz de Funes, desde la oscuridad, seguía hablando. Me dijo que hacia 1886 había discurrido un sistema original de numeración y que en muy pocos días había rebasado el veinticuatro mil. No lo había escrito, porque lo pensado una sola vez ya no podía borrársele. Su primer estímulo, creo, fue el desagrado de que los treinta y tres orientales requirieran dos signos y tres palabras, en lugar de una sola palabra y un solo signo. Aplicó luego ese disparatado principio a los otros números. En lugar de siete mil trece, decía (por ejemplo) Máximo Pérez; en lugar de siete mil catorce, El Ferrocarril; otros números eran Luis Melián Lafinur, Olimar, azufre, los bastos, la ballena, el gas, la caldera, Napoleón, Agustín de Vedia. En lugar de quinientos, decía nueve. Cada palabra tenía un signo particular, una especie de marca; las últimas eran muy complicadas…Yo traté de explicarle que esa rapsodia de voces inconexas era precisamente lo contrario de un sistema de numeración. Le dije que decir 365 era decir tres centenas, seis decenas, cinco unidades; análisis que no existe en los “números” El Negro Timoteo o manta de carne.

Había aprendido sin esfuerzo el inglés, el francés, el portugués, el latín. Sospecho, sin embargo, que no era muy capaz de pensar. Pensar es olvidar diferencias, es generalizar, abstraer. En el abarrotado mundo de Funes no había detalles, casi inmediatos. La recelosa claridad de la madrugada entró por el patio de tierra. Entonces vi la cara de la voz que toda la noche había hablado. Ireneo tenía diecinueve años; había nacido en 1868; me pareció monumental como el bronce, más antiguo que Egipto, anterior a las profecías y a las pirámides. Pensé que cada una de mis palabras (que cada uno de mis gestos) perduraría en su implacable memoria; me entorpeció el temor de multiplicar ademanes inútiles. Ireneo Funes murió en 1889, de una congestión pulmonar. 1942 .

y qué decir de la biología de este síndrome, sería correcto decir “no lo sé”. Todo lo que se ha dicho hasta ahora, no encaja claro, que no hace falta que el cerebro esté integro morfológicamente, para que algunas cualidades sean excepcionales.

Pero es posible que los condicionamientos sociales,  no se puedan adquirir en cerebros rotos.

Bibliografia

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