Enrique Rubio @ 14:42
La Teoría Polivagal ( Porges, 1995 ) introdujo una nueva perspectiva en relación a la función autonómica y del comportamiento. Esta perspectiva incluye una apreciación del sistema nervioso autónomo como un “sistema”, la identificación de los circuitos neuronales implicados en la regulación del estado autónomo, y una interpretación de la reactividad autonómica como adaptativa en el contexto de la filogenia del sistema nervioso autónomo vertebrado.
El neurocientífico Stephen Porges observó que hemos evolucionado de forma que nuestras percepciones y reacciones se canalizan a través de tres sistemas vagales: el primero, dorsal-vagal, lo compartimos con los demás seres vivos; el segundo, el simpático, de lucha o huida, con los invertebrados; y el tercero, ventral-vagal, de interacción positiva, sólo con los mamíferos. En nuestras relaciones con otros seres vamos pasando de uno a otro: desde la seguridad y la empatía con quienes nos quieren hasta la regresión por terror que nos lleva a la inmovilidad y la depresión. Para cambiar de sistema, seguimos un patrón determinado por nuestras experiencias pasadas. La buena noticia es que podemos reprogramarlo.
Esto se superpone con el cerebro Triuno de Macclen, donde su visión somática del cerebro hominido, se solapa con la visión funcional de Porgues
Lo que cuenta Deb Dana: a La Vanguardia Lluis Amiguet

Si conectamos su neurosistema y el mío, estos conversan a través de nuestras neurocepciones de lo que pasa en nuestros cuerpos y nuestros sistemas nerviosos conectan sin hablar y hablando.
Nos creemos que decidimos nuestra biografía, pero son nuestros sistemas nerviosos los que le cuentan la historia de lo que pasa al cerebro.
Esto determina nuestro estado de ánimo y, además, la podemos cambiar si observamos cómo nuestro cuerpo nos lleva por la vida.
Como todos los románticos, siempre encuentra un accidente en su vida.
Tuve una infancia difícil y solitaria. Mis padres me ignoraron, por eso ya de mayor no he sido una luchadora, ni huidora. Ante los desafíos me colapsaba y me deprimía. Quería morirme y ser invisible. Lo primero fue encontrar seguridad, después conocerme y luego reprogramarme.
Me gustaría conocer que porcentaje de personas, no han tenido unas vivencias de este tipo.
El investigador de la teoría polivagal, el doctor Stephen Porges, ha descrito cómo respondemos a lo que nos sucede a cada momento a través de tres circuitos neuronales.
Compartimos con los seres vivos nuestro sistema nervioso primigenio, el dorsal-vagal; y con los invertebrados, el simpático, de huida o lucha ( fight or fly); y sólo con los mamíferos, un tercero, el ventral-vagal, de interacción positiva. Pasamos de uno a otro cada uno siguiendo un patrón personal condicionado por nuestras experiencias previas: a veces, traumáticas.
¿Cuál usamos usted y yo ahora?
Estamos en el tercer estado, el ventral-vagal, que es de seguridad e interacción positiva, pero si usted me agrediera y me intimidase, pasaría al segundo, el simpático, de huida o lucha, que es el que compartimos con los invertebrados, porque, recuerde: nosotros también lo fuimos.
¿Y si es usted la que me pega una paliza?
Retrocedería usted hasta el dorsal-vagal, y al usar ese sistema, frente a una grave agresión o peligro, la respuesta es la depresión y la inmovilidad: es posible que, paralizado por el terror, acabara usted por hacerse el muerto.
¿Como una cucaracha?
Sí, se quedaría usted colapsado, inmóvil, intentando pasar desapercibido para sobrevivir.
Leo en su libro que me cagaría encima.
Es otra reacción en ese estadio: hacerse el muerto y defecar. Es un intento de que su depredador se encontrara de pronto ante una presa que huele a podrido, excrementos, y tal vez la despreciara y usted así evitaría ser devorado. Somos humanos, pero el terror puede hacernos actuar como invertebrados.
Y decimos lo de “¡te vas a cagar del susto!”.
El pavor a la agresión física o psíquica desencadena en nosotros reacciones regresivas como esas del sistema primario. Pero no todos reaccionamos igual ante el mismo estímulo. Cada uno sigue su propio patrón de reacciones.
¿Por qué desarrollamos esos patrones?
Tal vez no sean lo mejor, pero reaccionar así es a lo que nos ha llevado la evolución. La buena noticia es que podemos reprogramarnos. Como en mi infancia me ignoraron, mi patrón era pasar del estado positivo al depresivo sin luchar ni huir. Tuve que reprogramarme con terapia polivagal, es decir, la que actúa sobre las neurocepciones del sistema del nervio vago.
¿Le costó a usted mucho no reincidir?
El 80% del sistema vagal fluye del cuerpo al cerebro y sólo el 20% a la inversa. Así que, una vez que usted aprende a descifrar sus señales, accede a una enorme cantidad de información sobre sí mismo. Y yo la usé para mejorarme.
¿Mejora usted también a los demás?
La teoría polivagal, hoy por hoy, no es un modelo general de terapia, sólo una aproximación desde la investigación bioevolutiva al funcionamiento de nuestro neurosistema vagal.
Hay individuos agresivos o pasivos que se comunican mal con los demás, porque sufrieron experiencias traumáticas que les hacen seguir patrones con respuestas regresivas, pero no es maldad deliberada: han sufrido un trauma.
¿Cómo ayudarles?
Ayudándoles a descubrir el mapa de sus reacciones y el trayecto con el que pasan de un estado al otro. Por ejemplo, averiguar qué les hace sentir seguros y qué les deprime o tensa.
¿Nuestro mapa se descubre hablando?
Y con la auto observación adecuada: ¿cuándo pierdes el control?, ¿por qué?, ¿cuándo lo perdiste por primera vez?, ¿qué te tranquiliza? Lo primero es recuperar la tranquilidad y la seguridad para abandonar el estado depresivo. Después, poco a poco, adquirir el autoconocimiento para recuperar la seguridad.
De forma que Maclean con su observación del cerebro triuno, compuesto anatómicamente de tres cerebros productos de la evolución
Estos cerebros se pueden llamar:
1. Cerebro primitivo (arquipálio), constituido por la estructuras del tronco cerebral: Bulbo, cerebelo, puente y mesencéfalo, con el más antiguo núcleo en la base, el globo pálido y bulbos olfatorios. Se dice que corresponde al cerebro reptiliano, también llamado complejo-R por el neurofisiologo Paul MacLean.
2. Cerebro intermedio (paleopálio), formado por las estructuras del sistema límbico. Se dice que corresponde al cerebro de los mamíferos inferiores.
3. Cerebro superior o racional (neopálio situado en la capa superior), que comprende la mayor parte de los dos hemisferios cerebrales (formado por el neocórtex) y algunos grupos neuronales subcorticales. Este último solo es compartido por los mamíferos superiores, incluyendo a los primates y el hombre.
Pero Maclean solo dio pinceladas de la función de estos tres cerebros y fue Porges quien las funcionalizo de manera que las llamo por su localización y por la acción del vago.
El investigador de la teoría polivagal, el doctor Stephen Porges, ha descrito cómo respondemos a lo que nos sucede a cada momento a través de tres circuitos neuronales.
Compartimos con los seres vivos nuestro sistema nervioso primigenio, el dorsal-vagal; y con los invertebrados, el simpático, de huida o lucha ( fight or fly); y sólo con los mamíferos, un tercero, el ventral-vagal, de interacción positiva. Pasamos de uno a otro cada uno siguiendo un patrón personal condicionado por nuestras experiencias previas: a veces, traumáticas.
Esto puede ser así, de hecho anatomicamente el cerebro triuno es difícil, de negar.
Lo que me cuesta admitir es nuestra intervención . ¿Hasta donde influimos y somos capaces de modificar nuestra respuesta?.
Porque no lo achacamos a los múltiples patógenos, físicos, psíquicos y biológicos en general, independientemente de nuestra educación y de nuestra voluntad, no son los responsables de sus alteraciones.
Vuelvo a repetir que estamos utilizando mal nuestro cerebro y que necesitamos comprenderlo mejor y modificarlo. El investigador de la teoría polivagal, el doctor Stephen Porges, ha descrito cómo respondemos a lo que nos sucede a cada momento a través de tres circuitos neuronales.
Compartimos con los seres vivos nuestro sistema nervioso primigenio, el dorsal-vagal; y con los invertebrados, el simpático, de huida o lucha ( fight or fly); y sólo con los mamíferos, un tercero, el ventral-vagal, de interacción positiva. Pasamos de uno a otro cada uno siguiendo un patrón personal condicionado por nuestras experiencias previas: a veces, traumáticas Este cerebro que estamos usando pese a su perfección y evolución, no nos vale. En
La emoción y el sentimiento, siguen produciendo una disparidad.
La definición que hace Antonio Damasio en su libro, El error de Descarte, nos invitan a aclararla
Emoción es una agresión externa, de la que nos libramos con tres tipos de reaccion química y motorica y no depende de nuestra voluntad sino de un reflejo del cerebro de los reptiles que la tiene preparada. El sentimiento, que es mitad limbico y mitad, cortical y es el aprendizaje que nuestro cerebro, Diencéfalo y Corteza hacen de las emociones para posteriormente prevenirlas. Cada vez que piensa en la emoción, el cerebro cortioco-limbico, las rememora y reproduce
Los tres tipos de emociones, de manera esquematica son:
1.- Simpatico Adrenergica. Estimula el simpatico con adrenalina. Eriza el vello, Lentifica el transito intestinal , sudoración , palidez cutánea y taquicardia
2.- Vagoinsulinica, estimula el Vago y libera insulina, bradicardia, aumento transito intestinal y relajación de esfínteres y espasmo bronquial, abatimienrto y desaliento
3. Hipofiso suprarrenal. Liberacion de hormonas suprarrenales y hipofiisarias es la respuesta Mixta.
A partir de aquí se elabora una respuesta que es casi consciente producto de los dos cerebros restante, el de los mamiferos y el del hombre y las consecuencia de la repeticion del acto es el estrés y toda sus consecuencias y a veces cronicidad
Lo único de este articulo que me parece imaginable, es que el lenguaje oral, esta terminando y usaremos otro mas sofisticado, que ya conocemos en parte como son las Neuronas en Espejo.
Me cuesta mucho esfuerzo, que, para entendernos la gente de este planeta, necesitemos aprender varias lenguas.
El hombre necesita usar menos su memoria y acudir a mecanismos que posee y que le facilitarían la relación con los demás por lo pronto.
Ya después entenderse.
Referencias
La Vanguardia día 18.3.2019. Deb Dana
Enriquerubio.net