Cameron Mott tenía tres años cuando tuvo una  infección que afectaba la mitad de su cerebro y le provocaba ataques constantes. Para salvarla,  le quitaron ese hemisferio cuando tenía seis años. Cuatro semanas después salió caminando del  hospital. ¿Cómo alguien con solo medio cerebro puede caminar y pensar de forma normal? Pues no  ha sido la única, hay varias historias similares.
¿Qué es la neuroplasticidad? Este tema fue propuesto por: Andrés Pozos y elegido por todos nuestros  mecenas, les estamos sumamente agradecidos. Tú también puedes proponer temas, votarlos,  aparecer en los créditos y recibir saludos, da click en el botón unirse de nuestro canal  de YouTube o ingresa a Patreon.com/curiosamente
El concepto de neuroplasticidad no es nuevo. En  1793 el anatomista Michele Vincenzo Malacarne tomó dos perros de la misma camada, a uno lo  entrenó y al otro no. Al comparar los cerebros, vio que el cerebelo del perro entrenado  era mucho más grande. Su descubrimiento fue olvidado porque se creía que el cerebro no  cambiaba. Luego, el psicólogo William James, 0 por ahí de 1870, habla de la plasticidad de los  hábitos y por lo tanto de un cerebro plástico, pero no le hicieron mucho caso. De hecho,  el término neuroplasticidad se le atribuye a Jerzy Konorski hasta 1948 y tampoco a  él le creían. El concepto no fue tomado en cuenta sino hasta 1959 cuando el padre  del neurocientífico Paul Bach–y–Rita sufrió un infarto cerebral causándole una parálisis.  Los doctores dijeron que nunca se recuperaría, pero entre Paul y su hermano se dedicaron a su  rehabilitación y después de 3 años de ejercicios, su padre se rehabilitó al grado de que se había  vuelto a casar y volvió al trabajo, murió años después de un infarto al corazón subiendo una  montaña. ¿Cómo era posible? Se sabía que los cerebros de los niños crecían, pero no había  evidencia que mostrara cambios en los cerebros adultos. La neuroplasticidad dio un giro cuando en  el año 2000 Eleanor Maguire descubrió cambios en el hipocampo de los taxistas de Londres. Esto  abrió los ojos del mundo porque entonces TODO puede modificar nuestro cerebro sustancialmente. Hasta hace poco tiempo se pensaba que solo los
niños podían tener neurogénesis, o sea, producir  nuevas neuronas: ahora sabemos que los adultos también pueden reproducir sus células nerviosas  en el hipocampo y bulbo olfatorio. Claro que el nivel de neurogénesis y plasticidad  en infantes y adultos es muy diferente, por eso hay un periodo crítico para colocar  implantes cocleares. Aún así, ambos tienen la habilidad de crecer y/o reorganizar las neuronas  y redes neuronales para que el cerebro funcione de forma diferente a como lo hacía. De hecho,  la neuroplasticidad en adultos es sumamente estudiada porque es lo que hace la diferencia en  pacientes que han sufrido infartos cerebrales. Pero ¿cómo es posible que el área visual de  personas ciegas se active cuando leen braille, que áreas auditivas de personas sordas se activen  cuando se comunican con lengua de señas? ¿O que un cerebro dañado se reorganice para que la parte  sana pueda hacerse cargo, como el caso de Cameron? Todo empieza con cambios en la química del  cerebro y, si estos cambios químicos se mantienen, entonces hay cambios estructurales y funcionales a  largo plazo. Imagina que estás intentando aprender un nuevo instrumento: al principio las neuronas  involucradas comienzan a tener mucha actividad, y si esta actividad se mantiene se empiezan  a liberar más neurotransmisores o puede que haya un incremento de receptores y las sinapsis  se potencian. Con el tiempo puede haber cambios en las estructuras. Por ejemplo: un aumento de  dendritas o de terminales de axión. No se conoce con precisión cómo sucede todo esto, pero se sabe  que la repetición y práctica son fundamentales. Pero, no todo es maravilloso: así como la  neuroplasticidad nos permite modificar nuestro cerebro para bien, también nos permite modificarlo  para mal. Como puede haber una potencialización de las sinapsis y de las estructuras, también  puede ocurrir una depresión de las mismas, por eso olvidamos. Al tener un cerebro tan  maleable se ha visto que puede ocurrir una plasticidad maladaptativa. Una conexión mal  hecha puede producir síntomas negativos como: dolores fantasmas, el síndrome del túnel  carpiano o dolores crónicos donde se han identificado cambios anormales en la  corteza somatosensorial primaria. Además, se ha observado una disminución en la neurogénesis  en personas deprimidas, aunque se han encontrado medicamentos que promueven la neurogénesis  y son una opción para algunos pacientes. ¡Ah, pero lo interesante es que hay formas de  promover la neurogénesis y la neuroplasticidad que no implican medicamentos! La  estimulación eléctrica transcraneal, terapias de movimiento e incluso terapia de  realidad virtual se utilizan para contrarrestar las consecuencias de un infarto cerebral. ¿Y qué  tal te parecería producir cambios en tu  cerebro solo con el pensamiento? Se han hecho estudios  prometedores para reducir el deseo en adictos a la cocaína solo pensándolo de forma consciente. Otro estudio interesante para activar la  neuroplasticidad se hizo en el laboratorio  de la doctora Kelly Lambert. A unas ratas se les escondió su cereal favorito y a otras  simplemente se les dio en su comedero. Las que tenían que buscar su cereal tenían mayor  neurogénesis y estructuras más complejas. En ese mismo laboratorio se probó tener a ratas en un  ambiente estimulante y a otras en una caja vacía, luego se intentó enseñar a ambos grupos a conducir  un pequeño vehículo. Seguro ya te imaginas quienes obtuvieron su licencia de conducir. Con 22  entrenamientos las ratas que crecieron en ambientes estimulantes lograron conducir, mientras  que las otras nunca lo lograron completamente. ¿Quieres promover la neuroplasticidad de  tu cerebro? Procura estar en un ambiente
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estimulante; crear arte, tocar un instrumento,  escuchar música, viajar, hacer ejercicio, tener una dieta saludable, bajarle 20  o 30% a las calorías, aprender idiomas, comer comida crujiente y con textura, dormir bien,  meditar, vivir sin estrés y jugar juegos de video de aventura, ritmo o acertijos: eso incentiva  la neurogénesis y la plasticidad cerebral.
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Aunque no se entiende en su totalidad las  aplicaciones de la neuroplasticidad son enormes: desde evitar la enfermedad de Alzheimer,  tratar a pacientes con ansiedad y mejorar nuestras capacidades mentales, hasta apps  que convierten sonidos en una imagen visual para que padres sordos puedan empezar a  escuchar a sus bebés a través de su vista.
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Ahora que sabes que todo lo que haces, aprendes  y experimentas cambia tu cerebro, cuida y moldea ese cerebro que quieres tener. ¡Curiosamente! Muchas gracias a todos nuestros mecenas por apoyarnos mensualmente y darnos la oportunidad  de seguir haciendo videos. Le mandamos un saludo especial a: Adrián Ruiz Díaz, Alberto Campano,  Daniel Guerrero, Daniel Larrea, Dominique  Jacobsen, Esaú Bojorquez, Javier Navarro, Familia  Rebollo Sainz, Felipe Retamales, Francisco Dueñas, Francisco Tejeda, Kurai Kiri, Lissete Ingelmo,  Lorena Poblete, Lupita Orozco, Manuel Balberráno, Noemi Moreno, Nora E.D.B, Oscar Del Grecco, Paulo  Reynaldo Calvo, Pez GOLDFISH RIP, Raúl Noriega, Raúl Sánchez, Rogelio Jiménez, Tania  Moreno, William Montenegro y 1832-MiguelJob.