Yoduro de potasio, puede contrarrestar la radioactividad pero es peligroso tomado sin control

Pastillas de yoduro potásico que la Dirección General de Protección Civil y Emergencias reparte a las subdelegaciones de gobiernos, ayuntamientos y centros de salud.

Pastillas de yoduro potásico que la Dirección General de Protección Civil y Emergencias reparte a las subdelegaciones de gobiernos, ayuntamientos y centros de salud.

El yoduro de potasio (KI) es una sal de yodo estable (no radiactivo) que puede ayudar a impedir que la tiroides absorba el yodo radiactivo, por lo tanto, protege a la tiroides del daño que provocaría la radiación. La tiroides es la parte del cuerpo que es más sensible al yodo radiactivo

El 25 de febrero la ministra de Defensa rusa amenazó con atacar también a Finlandia y a Suecia si persistían en sus pretensiones de ingresar en la OTAN. Desde entonces, la demanda de pastillas de yoduro de potasio se ha disparado en ambos países. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? En realidad, estas ventas exponenciales de yoduro de potasio se están produciendo por la siguiente asociación de ideas: el yoduro de potasio se usa para contrarrestar los efectos de la exposición a radiaciones nucleares, y Rusia está amenazando, entre otras cosas, con perpetrar un ataque nuclear.

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Sin embargo, tomar yoduro de potasio sirve cuando hay exposición a radiaciones nucleares producto de un escape en una central, pero es inútil ante la intensidad de la radiación que produciría una bomba nuclear.

El yodo radiactivo que se libera durante una emergencia nuclear puede dañar la glándula tiroides. Así que el yoduro de potasio se utiliza para impedir que la glándula tiroides, la encargada de absorber el yodo en el organismo, absorba el radiactivo.

No evita los daños por exposición a energía nuclear

Un artículo publicado en la revista Scientific American porJohn Boice, experto en cáncer del Instituto Internacional de Epidemiología de Estados Unidos, explica que el yoduro de potasio (KI) puede bloquear al yodo radiactivo para evitar que la glándula lo absorba, pero solamente cuando el material radiactivo ya haya entrado al organismo. Es decir, el KI no evita la contaminación interna de yodo radiactivo, solamente evita que la tiroides lo absorba y previene el cáncer de tiroides.

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Según el profesor Boice, «el KI se concentra únicamente en «ayudar» a la glándula tiroides ante los efectos del yodo radioactivo. Pero si en un evento nuclear se liberan también otros elementos radiactivos, como el cesio y el estronio, el KI no puede hacer nada». Es lo que ocurriría con una bomba nuclear. Además, el yoduro de potasio tampoco protege contra otras lesiones que pueden resultar en otros órganos por la contaminación por radiación.

La experiencia fallida de Fukushima

La clave está en tomarlo inmediatamente tras la exposición, y siempre que esta no tenga la intensidad de una bomba nuclear, contra la que no hay anda que hacer. El factor tiempo se comprobó tras el escape en la central nuclear de Fukushima, Japón, en 2011. Greenpeace, analizó la eficacia de la distribución de yoduro de potasio entre la población más cercana para evitar efectos sobre la salud. Y concluyó que había sido un fracaso.

Según explica la ONG en el informe, uno de los efectos nocivos de la exposición a la radiación es que aumenta el riesgo de padecer cáncer de tiroides porque el yodo radiactivo se fija a la glándula.

Para contrarrestar este efecto, se debe tomar yoduro potásico 24 horas antes de la exposición a la radiación o tres horas después, con el fin de tener al menos un 50% de eficacia.

la distribución de píldoras hasta cinco días después del 11 de marzo. La Comisión de Seguridad Nuclear (NSC, sus siglas en inglés) subió a su web una nota manuscrita con fecha del 13 de marzo como prueba de que recomendó la distribución e ingestión de las píldoras. NISA, el principal organismo encargado de regular los temas nucleares y de administrar la Oficina Central del Gobierno para Desastres Nucleares, declaró que la nota nunca se recibió. El yodo tampoco se distribuyó en los refugios.

Se ha comprobado que las píldoras de yodo, cruciales para prevenir un futuro cáncer de tiroides, son muy difíciles de suministrar. Las autoridades japonesas no fueron capaces de distribuirlas adecuadamente, la gente tenía dudas sobre si había que tomarlas y cuándo, lo que unido a la interrupción de las comunicaciones y la pérdida de confianza en las autoridades produjo que la puesta en marcha de esta medida fuese un caos. El sistema profiláctico basado en el yoduro de potasio sencillamente no funcionó.

Efectos secundarios

Tomar pastillas de yodo sin seguir las dosis pautadas puede provocar hipotiroidismo o complicaciones en personas cuyos riñones no funcionen correctamente.

En España existe una reserva de yoduro potásico, como dotación de los Planes de Emergencia Nuclear.

El ataque ruso a la central nuclear de Zaporiyia (Ucrania) ha acrecentado la fiebre por el yoduro potásico. Esta comenzó hace unos días en farmacias de varios países europeos, como Bélgica -el lunes dispensaron gratuitamente más de 30.000 cajas-, Finlandia y Países Bajos, que se están quedando sin stock de pastillas de yoduro potásico, ante la amenaza de un ataque nuclear ruso anunciada hace siete días a Suecia y Finlandia. Ahora, en algunas zonas de España las farmacias también están empezando a notar esta demanda, sobre todo en la Comunidad Valenciana y en localidades como Torrevieja (Alicante), con un 9% de población rusa y ucraniana, según confirman boticas del municipio.

Ante esta situación, que recuerda al inicio de la pandemia cuando se demandaban mascarillas en farmacias españolas para enviar a China, el Consejo General de COF apela a la «tranquilidad y mesura». Su responsable del área de Información del Medicamento, Iván Espadas, alerta a este medio que «aunque la situación pueda ser complicada, no hay que empezar a tomarse yoduro potásico o complementos sin que antes no lo recomienden las autoridades gubernamentales. Otra cosa son las personas que necesitan tratamiento con yodo».

El yoduro potásico está presente tanto en forma de medicamento, bajo prescripción médica, como de complementos alimenticios, sin receta, pero recomendable su indicación por un sanitario. «Estos sirven para complementar la dieta y las dosis son distintas», aclara. Espadas matiza que la indicación del yodo es para suplir el déficit del mismo, «como suele darse a las embarazadas, en combinación con ácido fólico, por ejemplo, y se trataría de un medicamento, con receta».

El yoduro de farmacia no sirve

Dicho esto, hay que aclarar algo importante sobre las dosis de los fármacos de yoduro potásico disponibles en las farmacias: «Los medicamentos de yodo que se venden en las farmacias tienen de 100 a 300 microgramos. Las dosis que se recomiendan para bloquear el tiroides frente a un escape nuclear son de 130 miligramos en adultos. Es decir, con los medicamentos de las farmacias tendríamos que tomarnos al día 400 comprimidos de 300 microgramos o 1.300 comprimidos de 100 microgramos para alcanzar las dosis recomendadas de bloqueo (1 miligramo son 1.000 microgramos). No valen para emergencias radiactivas que todavía no hay».

«Tendríamos que tomarnos al día 400 comprimidos de 300 microgramos o 1.300 comprimidos de 100 microgramos»

Por ello, Espadas llama a la precaución: «La tiroides tiene una gran afinidad a captar yodo. Al darle una cantidad tan alta de yodo, bloqueamos la glándula tiroidea para que no capte este yodo [y disminuir el riesgo de cáncer de tiroides], pero la radiación es mucho mayor y no protegemos la médula ósea ni otros órganos; hay otros isótopos radiactivos. Y no es preventivo. Cualquier persona entiende el miedo de los demás, pero no hay que aprovechar el momento para hacer caja».

Sergio Marco, presidente del COF de Castellón y del Consejo valenciano de COF, confirma este interés de la población por las pastillas de yoduro potásico: «Se ve que se está corriendo la voz y la gente está acudiendo. Aunque yo no lo he notado en mi farmacia, sí que les está pasando a otros compañeros de Castellón».

Por su parte, Luis González Díez, presidente en funciones del COF de Madrid, descarta que exista esta demanda en las farmacias de la capital, y llama también a la prudencia: «Primero, es un medicamento con receta. Segundo, ¡ojo con los efectos secundarios! De entrada, puede producir hipertiroidismo».

Ante una emergencia nuclear en España no entra la farmacia, sino el Centro Militar de Farmacia de la Defensa (Cemilfardef). Este, en virtud de un convenio entre el Ministerio de Defensa y el Foro de la Industria Nuclear Española, se encarga del aprovisionamiento de yoduro potásico por cuatro años (2021-2025).

Asimismo, a finales de enero se publicó el acuerdo interdepartamental de colaboración entre el Ministerio de Defensa y el Ministerio del Interior para la fabricación, aprovisionamiento y gestión de caducados de yoduro potásico por el Centro Militar de Farmacia de Defensa.

Quién debe distribuir yoduro en caso de emergencia

Según explica Foro Nuclear, la Dirección General de Protección Civil y Emergencias del Ministerio del Interior es el responsable en España de la distribución de tabletas de yoduro de potasio a la población circundante en caso de accidente. El titular de la central es el responsable de gestionar la emergencia en el emplazamiento, mediante su Plan de Emergencia Interior (PEI). De este modo, las centrales nucleares se abastecen de sus propias dosis de yoduro de potasio para su personal.

Farmacias próximas a centrales nucleares

Central nuclear de Cofrentes, en Valencia.

Central nuclear de Cofrentes, en Valencia.

En España hay cinco centrales nucleares y un total de siete reactores, ya que dos emplazamientos tienen dos reactores (Almaraz I y II  en Cáceres-, Ascó I y II en Tarragona, Cofrentes en Valencia, Vandellós II en Tarragona y Trillo en Guadalajara).

Las farmacias situadas en los alrededores de estas centrales nucleares no custodian, por tanto, el yoduro potásico; en muchos casos está en poder de los ayuntamientos, como explica Aurora Avellano, única farmacéutica de Trillo (Guadalajara), o en centros de salud, como explica la farmacéutica Martí Guimera, en Cofrentes (Valencia): «Sabemos que se están agotando, porque nos están llamando, pero aquí están en el centro de salud del pueblo y la gente no está alarmada, porque está acostumbrada a vivir junto a una central nuclear. Si hubiera alguna emergencia, existe un protocolo en el que nosotras tendríamos que ir al centro de salud y empezar a repartir las pastillas, junto con los médicos. Están contabilizadas, y todos los habitantes del pueblo tendrían pastillas», comenta, mientras asiste incrédula a la reacción de parte de la población, que, como asegura, denota analfabetismo, ya que estas pastillas no se pueden tomar de forma preventiva.

«Ya estamos todos los farmacéuticos en alerta, porque vemos que la gente se está poniendo nerviosa»

Guimera añade que sí que han tenido que tramitar las caducidades de las pastillas del centro médico: «Viene una empresa de residuos especializada y se las llevan».

En Guadalajara existe también una central nuclear: la de Trillo, municipio donde solo está la farmacia de Aurora Avellano, que ha estado desde hace varios días recibiendo llamadas de personas interesadas por el yoduro potásico, algunos con las excusas más variopintas: «Una señora me dijo que necesitaba para desintoxicarse de una prueba nuclear; otro señor, que quería las mismas pastillas que las de la central nuclear, que a ver si se las podía conseguir, para dos adultos y dos niños… Al día siguiente, cuando le dije que no tenía, me respondió: ‘Pues las compraré por internet, porque ya las están regalando en farmacias de Europa. Al final llegaremos tarde, como en la pandemia». María Concepción Sánchez Montero, presidenta del COF de Guadalajara, comenta a este medio que antiguamente la farmacia sí disponía de yoduro potásico.

Si bien hay 23 presentaciones de yoduro potásico según el Centro de Información del Medicamento (CIMA) de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), tanto de uso hospitalario (10 tienen problemas de suministro) como en farmacia, Sánchez Montero aclara que solo se dispensan dos en botica –Yoduk y Yodafar– y alerta de que consumir más de 150 microgramos al día puede provocar hipertiroidismo «y hay que tener cuidado en personas con trastornos renales. Ya estamos todos los farmacéuticos en alerta, porque vemos que la gente se está poniendo nerviosa»

Bibliografia

Scientific American porJohn Boice

Carmen Torrente. Madrid. Vie, 04/03/2022