ANATOMIA Y FISIOLOGIA DEL LOBULO FRONTAL
El lóbulo frontal es uno de los cuatro lóbulos de la corteza cerebral y constituye una región grande que está situada en la parte delantera del cerebro, justo detrás de la frente. Es el responsable de procesos cognitivos complejos, las llamadas funciones ejecutivas.
El lóbulo frontal se relaciona con el control de los impulsos, el juicio, la producción del lenguaje, la memoria funcional (de trabajo, de corto plazo), funciones motoras, comportamiento sexual, socialización y espontaneidad.
Su nombre, lóbulo frontal proviene del latín: lobus frontalis) es un área de la corteza cerebral de los vertebrados. Los lóbulos frontales son los más “modernos” filogenéticamente. Esto quiere decir que solamente los poseen de forma desarrollada los animales más complejos, Como los vertebrados y en especial los homínidos. En el lóbulo frontal se localizan funciones vitales para la supervivencia .
Las funciones del lóbulo frontal son múltiples y van desde lo puramente somático hasta espiritual solapando esta funciones entre sí
Esta estandarizado en tres áreas funcionales que tienen una representación anatómica. Teniendo en cuenta que el cerebro la relación forma conjunción es más idea de que real, pero que la necesitamos para entendernos.
Área motora o corteza motora: Proyecta el movimiento que tienen que realizar las extremidades y los movimientos faciales..
Área premotora o corteza premotora: Esta área proporciona el mecanismo para ejecutar los movimiento y selecciona los movimientos que van a ser ejecutados.
Area prefrontal o corteza prefrontal: Es la que controla los procesos cognitivos para que los movimientos, comportamientos y conductas que se vayan a realizar sean los apropiados al momento y lugar concreto.
Las alteraciones cognitivo-conductuales qué se producen por lesiones en esta área, se pueden estandarizar en:
Dificultad o incapacidad para formar estrategias y/o tomar decisiones correctas en la resolución de problemas.
Dificultad para anticipar, planificar, secuenciar y crear expectativas.
Disminución del pensamiento divergente, el cual está relacionado con la creatividad.
Disminución del habla. Pero no de pérdidas en la capacidad de comunicación, sino de aspectos relacionados con disminución del discurso y la espontaneidad oral, no variación en el tono de voz…
Disminución de la espontaneidad conductual general, como por ejemplo alegrarse tras una buena noticia, llorar por una mala…
Disminución de la flexibilidad conductual, lo cual altera la capacidad de buscar alternativas, cambios o estrategias en las situaciones del día a día. Y además genera rigidez mental produciendo perseverancia en pensamientos o ideas.
Dificultad para inhibir estímulos visuales externos, generando distracción y disminuyendo la capacidad de focalizar y controlar la mirada voluntaria.
Perdida de la memoria de trabajo, lo que dificulta mantener información en el tiempo y por lo tanto generar aprendizajes nuevos.
Disminución o pérdida de la conducta social, que es la que controla que tipo de comportamiento se debe realizar en cada contexto, y por lo tanto aparecerán conductas de desinhibición social como verborrea, irritabilidad, impulsividad, agresividad…
Modificación de la conducta sexual. Pueden aparecer conductas de desinhibición sexual o de indiferencia o disminución del interés sexual.
Disminución o pérdida de la capacidad de asociar acontecimientos personales a situaciones vividas.
A nivel cognitivo-conductual el lóbulo frontal esta encargado de controlar la mayoría de las capacidades relacionadas con la personalidad y las conductas de las persona
Relación de los lóbulos frontales, las funciones ejecutivas y las conductas
Los lóbulos prefrontales son el sustrato anatómico para las funciones ejecutivas, que son aquellas que nos permiten dirigir nuestra conducta hacia un fin y comprenden la atención, planificación, secuenciación y reorientación sobre nuestros actos.
Los lóbulos frontales tienen importantes conexiones con el resto del cerebro. Es el del director de orquesta; que dirige la información de todas las demás estructuras y las coordina para actuar sincrónicamente. Decía Goldberg, en El cerebro ejecutivo.
Los lóbulos frontales también están muy implicados en los componentes motivacionales (motivación) y conductuales (conducta) del sujeto;. por lo que si se produce un daño en esta estructura puede suceder que el sujeto mantenga una apariencia de normalidad al no existir déficits motrices, de habla, de memoria o incluso de razonamiento; existiendo sin embargo un importante déficit en las capacidades sociales y conductuales.
Este tipo de pacientes pueden ser por un lado apáticos, inhibidos… o por el contrario desinhibidos, impulsivos, poco considerados, socialmente incompetentes, egocéntricos, etcétera. Este tipo de déficits, al no ser tan evidentes como otros fueron los que llevaron durante mucho tiempo a los médicos a considerar a estos lóbulos como las estructuras «silentes»; es decir, sin función aparente. Solo recientemente se ha reconocido la importancia central del lóbulo frontal en nuestra actividad cognitiva.
El caso de Phineas Gage y Egas Moniz se consideran un prototipos de individuos que tras lesionarse ambos lóbulos frontales, cambiaron marcadamente su conducta.………………………………..
El primer caso en el que se describió un cambio de conducta debido a un daño frontal data de 1848, y fue el posteriormente famoso Phineas Gage, descrito por el doctor Harlow. Actualmente está considerado una de los casos clínicos clásicos dentro de la historia de la neurología y la neuropsicología cognitiva.
El reportaje clínico de Boston destaca la sorpresa del cuerpo médico por la supervivencia de Gage, que debería haber muerto instantáneamente; dice: «inmediatamente después del estallido Gage cayó de espaldas»; algo más tarde tuvo «movimientos convulsivos en las extremidades, pudiendo hablar a los pocos minutos»; los obreros (que le tenían mucho afecto) lo llevaron en brazos hasta la ruta, distante una veintena de metros, y lo subieron a una carreta que lo transportó un kilómetro, hasta el hotel de Joseph Adams; Gage estuvo sentado, muy erguido, todo el trayecto y después «se bajó de la carreta por sí mismo, ayudado por algunos de sus hombres».
John Harlow, uno de los médicos del pueblo. Mientras espera, supongo que dice, «pero señor Gage, ¿qué está pasando?» y una hora más tarde de la explosión, llega el doctor Edward Williams, colega más joven de Harlow. Años después describirá la escena como sigue: «Cuando llegué, Gage estaba sentado en una silla, en la galería del hotel de Adams, en Cavendish; me dijo ‘Doctor, aquí hay trabajo para usted’. Había visto la herida antes de bajar del coche, ya que las pulsaciones del cerebro eran patentes, pero sólo pude detallar su aspecto después del examen. La parte superior de la cabeza parecía un embudo invertido; en los bordes de la lesión, había pedazos de hueso; la apertura a través del cráneo e integumentos tenía unos tres centímetros de diámetro, y la herida parecía producida por un objeto en forma de cuña, que hubiera perforado de abajo hacia arriba. Mientras le examinaba la cabeza, Gage contaba a los mirones cómo había sucedido el accidente; se expresaba con tanto juicio que le hice directamente las preguntas del caso, en lugar de plantearlas a los testigos que lo acompañaban. Me relató, como haría muchas veces en años posteriores, algunos detalles del percance. Estoy en condiciones de afirmar que, en ningún momento, entonces o después, advertí en él algún síntoma de irracionalidad, excepto en una ocasión, a dos semanas del accidente, en que insistía en decirme John Kirwin, a pesar de lo cual me contestaba correctamente todas las preguntas». 3
La supervivencia es más increíble todavía si se considera la forma y peso de la barra. Henry Bigelow, profesor de cirugía de Harvard, la describe así: «El fierro que atravesó el cráneo pesa seis kilogramos. Mide un metro con diez centímetros, y tres centímetros de diámetro. El extremo que penetró primero es aguzado, y la punta tiene un largo de veinte centímetros y un diámetro de cinco milímetros, lo que posiblemente salvó la vida del paciente
Todo el episodio es sorprendente: sobrevivir a una explosión como ésa, y poder, a pesar de una enorme herida en el cráneo, hablar, caminar y ser coherente de inmediato, resulta caso increíble. Más asombroso aún es que Gage haya resistido la inevitable infección que se presentó en la herida,. Aunque en esos tiempos no hay antibióticos, el médico, con los productos químicos a su alcance, limpiará vigorosa y regularmente la llaga, y mantendrá al paciente en una posición inclinada para drenarla mejor. Gage tendrá un absceso —que Harlow quitará prestamente con su escalpelo— y fiebre alta, pero su contextura robusta y juvenil superará todos los inconvenientes.
El paciente será dado de alta en menos de dos meses. Sin embargo, ese increíble desenlace pierde relieve si se lo compara con el vuelco extraordinario que se producirá en la personalidad de Gage. Sus sueños, ambiciones, apetencias y desapetencias, están por cambiar. El cuerpo de Gage está vivo y bien, pero un nuevo espíritu lo anima.
Este caso ha sido extensamente investigado por el matrimonio Hanna y António Damásio, De forma que aunque los médicos que lo trataron en vida dieron abundantes anotaciones de su cambio de conducta, no es suficiente para localizar la lesión cerebral ya que al traumatismo que sufrió por la penetración de la de hierro en su cráneo, se siguió unos dias mas tarde de la supuración de la herida y es mas que probable que esta infección dañara además tejidos neurales adyacentes a la lesión y ésta fuera mas extensas que el propio lóbulo frontal. .
Lo más sorprendente de esta desagradable historia es la discrepancia de personalidad de Gage antes y después del accidente. Su normalidad se vio interrumpida por rasgos funestos que no desaparecieron jamás. Había sabido todo lo necesario para optar adecuadamente y ascender en la vida; tenía un marcado sentido de responsabilidad personal y social que se reflejaba en la forma como había logrado avanzar en su carrera profesional; era puntilloso en el trabajo y despertaba admiración en colegas y empleadores. Perfectamente adaptado a la sociedad, al parecer actuaba de manera escrupulosa y ética. Después del accidente se convirtió en un individuo irrespetuoso y amoral, cuyas decisiones no cuidaban sus intereses más elementales; se dio a inventar cuentos que «sólo nacían de su fantasía», según dice Harlow. El futuro no le interesaba y era absolutamente incapaz de preverlo
Si es válido en mi opinión la leucotomía prefrontal que practicó Almeida Lima en 1935, tras la insistencia de el neurólogo portugués Egas Moniz Y. La leucotomía prefrontal consistía en una ablación de los lóbulos prefrontales del cerebro y su objetivo era tratar trastornos mentales como la depresión. Egas Moniz afirmó tener buenos resultados popularizándose en todo el mundo y recibiendo éste el premio Nobel por ello en 1949. Sin embargo, la realidad era distinta y muchos de sus pacientes tuvieron fuertes cambios de personalidad que les incapacitaron para la vida en sociedad. Pese al atrevimiento de estos autores, es necesario recordar, la ausencia a lo del remedios para tratar a los enfermos psiquiatricos. No siempre la ciencias han sido virtuosas, ni la evolución tampoco lo ha sido, pero es lo que tenemos. Afortunadamente en nuestros días la investigación animal evita estos desastres. Y
Áreas del Lóbulo Frontal
Área precentral
Ubicada en la circunvolución precentral, por delante del Surco Central de Rolando y por detrás del Surco Precentral.
Se divide en:
Región posterior (área motora primaria o área 4 de Brodmann): Su función es llevar a cabo los movimientos individuales de diferentes partes del cuerpo. Recibe aferencias del tálamo, corteza sensitiva, área premotora, cerebelo y ganglios basales ya que esta área constituye la estación final para la conversión del diseño en la ejecución del movimiento.2
Región anterior (área motora secundaria, área premotora, o área 6 de Brodmann y partes de las áreas 8, 44 y 45): Almacena programas de actividad motora reunidos como resultado de la experiencia pasada. Participa en el control de movimientos posturales groseros mediante sus conexiones con los ganglios basales, además recibe aferencias de la corteza sensitiva y tálamo. Es la que programa la actividad del área motora primaria.
Esta área no produce perdida permanente del movimiento.3
Campo ocular frontal
Se encarga de los movimientos conjugados de los ojos, sobre todo los del lado opuesto. Controla los movimientos oculares voluntarios y es independiente de estímulos visuales.
Área motora del lenguaje o Área de Broca
Ubicada en la circunvolución frontal inferior, es importante en la formación de palabras, debido a sus conexiones con el área motora primaria. En la mayoría de las personas esta área es dominante en el hemisferio izquierdo, y la ablación del hemisferio no dominante no tiene efectos sobre el lenguaje, mientras que el daño del hemisferio dominante produce pérdida de la capacidad para producir la palabra, es decir una afasia de expresión, conocida como Afasia de Broca.
Corteza prefrontal
Se ubica por delante del área penetrante, región extensa que se conecta con un gran número de vías aferentes y eferentes. Se vincula con la personalidad del individuo y con la regulación de la profundidad de los sentimientos, así como en la determinación de la iniciativa y el juicio del individuo. También interviene en el proceso de atención.
Las lesiones de la corteza prefrontal se pueden presentar como un síndrome apático o pseudodepresivo, que se traduce en una reducción de la espontaneidad motora y verbal, pérdida de iniciativa, actividad motora y mental más lenta, indiferencia afectiva, escasa emotividad y menor interés sexual. (se relaciona con lesión de la región frontomedial).
Mientras otros presentan un síndrome desinhibido o pseudopsicopático, que se caracteriza por dificultad para reducir la velocidad de ciertas conductas, pérdida de autocrítica, conducta social inapropiada, indiferencia por los demás, y desinhibición o promiscuidad sexual (se relaciona con una lesión de la región frontobasal).
La corteza frontopolar es la parte de la corteza cerebral prefrontal, que ha evolucionado más recientemente y está relacionada con la planificación y el control de otras regiones cerebrales. Este corte realizado en la parte frontal del cerebro también revela otros elementos del cráneo, como los ojos, la cavidad nasal, los senos maxilares y la lengua.
Referencias
Snell, Richard S. (5ta edición). Neuroanatomía Clínica..