AXIOMAS QUE INTERVIENEN EN EL APRENDIZAJE
El cerebro es el órgano que utilizamos para aprender y es la, herramienta fundamental que usan tanto el que enseña como el que aprende.
La neurociencia es cada vez más una aliada para trabajar en el aula con criterios científicos y para generar nuevas ideas y formas de trabajar.
Esto es útil si se plantean desde procesos sencillos y generalizables, que se puedan aplicar a cada aula y a cada estudiante, como decían los latinos mutatis mutandis, cambiando lo que haya que cambiar. Entender el cerebro humano es uno de los propósitos del conocimiento.

Entender el cerebro humano es uno de los propósitos del conocimiento.
El cerebro es el órgano que utilizamos para aprender y es en la, herramienta fundamental que usan tanto maestros y profesores como los propios estudiantes.
La neurociencia es cada vez más una aliada para trabajar en el aula con criterios científicos y para generar nuevas ideas y formas de trabajar.
Esto es útil si se plantean desde procesos sencillos y generalizables, que se puedan aplicar a cada aula y a cada estudiante, como decían los latinos mutatis mutandis, cambiando lo que haya que cambiar.
Varios axiomas intervienen en el aprendizaje:

1.- Tener más información no implica aprender más.
2.- El cerebro está preparado para desarrollar un juicio crítico.
3.- Nadie es multitarea.
4.- El cerebro es un órgano altamente dinámico.
5.- Las emociones positivas ayudan a aprender.
6.- Los errores son una parte fundamental del aprendizaje.
7.- El cerebro necesita novedades
8.- La capacidad del cerebro no es infinita.
9.- El cerebro funciona con un sistema de «o lo ejercitas o lo pierdes».
10.- El aprendizaje es un proceso social
11.- El aprendizaje es mejor cuando se fundamenta en habilidades innatas.
12.- El aprendizaje cambia la estructura del cerebro.
Descripción

1.- Tener más información no implica aprender más.
Y aunque el sistema nervioso está preparado para manejar un gran número de entradas, de información, llega un momento en que la enorme cantidad de contenidos es excesiva y se produce lo que algunos investigadores llaman una sobrecarga cognitiva,
simplemente el alumno se siente saturado y abrumado, incapaz de ordenar y asimilar esa avalancha de datos. El resultado es un bloqueo, y un rechazo y la incapacidad para seguir aprendiendo.
El aprendizaje es mejor si el profesor se centra en un número reducido de temas y profundiza en ellos que si somete a sus alumnos a un bombardeo de contenidos.

2.- El cerebro está preparado para desarrollar un juicio crítico.Nuestro mundo esta saturado
de información. Hace tiempo una de las principales tareas de un profesor era buscar información y trasladarla ordenada al alumnado. La cantidad de información es en la actualidad abrumadora, tenemos que enseñar a priorizar, a ignorar las distracciones, a focalizar en una tarea y acabarla con la calidad necesaria, a desarrollar un juicio crítico, a filtrar la información, a dudar y desconfiar en el mejor sentido del término, a cultivar un sano escepticismo.
3.- Nadie es multitarea.
Ninguno somos realmente multitarea, simplemente pasamos de una tarea a otra y algunas personas parece que son capaces de cambiar y reconcentrarse en un nuevo objetivo con más rapidez y más facilidad que otras.
4.- El cerebro es un órgano altamente dinámico.
Hasta las últimas décadas, la gente, incluso los especialistas, pensaban que las conexiones entre neuronas estaban fijadas ya desde la adolescencia o incluso antes. Uno de los principales avances para aplicar a la ciencia del aprendizaje surgió cuando los investigadores vieron que no era así, y que, de hecho, los circuitos neuronales se modificaban a cualquier edad, con cambios más relevantes y potentes de lo que se creía que incluían que el cerebro produce nuevas neuronas y muestra, a todas las edades, una formidable capacidad de adaptación.

Esa formidable propiedad, la plasticidad neuronal, está por tanto presente de la cuna a la tumba aunque va disminuyendo con la edad. La plasticidad neuronal es el punto central del aprendizaje y entender cómo funciona es clave para entender cómo mejorar el trabajo en el aula.
5.- Las emociones positivas ayudan a aprender.
La capacidad para aprender, recordar y utilizar la información no depende de nuestro cociente de inteligencia y, por el contrario, en las últimas décadas ha quedado claro que el cómo nos sentimos, nuestro estado emocional, tiene un impacto considerable en cómo aprendemos cosas nuevas. Las clases en las que los estudiantes se sienten estresados, avergonzados o simplemente no están cómodos hacen que el aprendizaje sea más difícil.
La investigación revela que el circuito clave del procesamiento de las emociones en el encéfalo, el sistema límbico, tiene la habilidad para abrir o cerrar el acceso a la consolidación de recuerdos, lo que llamamos la memoria a largo plazo y que es, de nuevo, el acceso al aprendizaje. Si nuestro estudiante está en una situación de tensión o de ansiedad, si está deprimido o con una situación familiar preocupante, el cerebro bloquea el acceso al procesamiento superior y deja de formar nuevas conexiones, con lo que el proceso de aprendizaje se ralentiza o se detiene. Realmente no hace falta decir que las aulas deben ser ambientes no estresantes, donde el niño o joven se sienta bienvenido, pero distintos estudiantes tienen distinta sensibilidad o les afectan diferentes factores capaces de poner en marcha un estado emocional negativo. Es, por tanto, clave que el educador esté alerta a señales que puedan sugerir que un alumno está pasando por una situación delicada y ayuden a ampararle y reforzar su autoestima.
6.- Los errores son una parte fundamental del aprendizaje.
En las sociedades modernas, tan competitivas, fracasar es sinónimo de desastre, pero la neurociencia nos señala que en el proceso de aprendizaje, el fallo es esencial. Un estudio reciente encontraba que los estudiantes funcionaban mejor en clase y sentían más confianza en sí mismos cuando se les hacía saber que era normal que fallaran en cosas, que irían a mejor y que lo importante era aprender también de esos fallos.
También es necesario explicar que al igual que sucedió cuando aprendieron a montar en bicicleta o a usar el monopatín o una tabla de surf, pueden necesitar muchos intentos antes de dominar una tarea académica. Si se caen, no pasa nada, solo hay que volverse a levantar.
La neurociencia también sugiere que el mejor camino para aprender algo no es centrarse en los errores, sino en hacer algo correctamente. Ese proceso llevará de forma natural a que los errores vayan desapareciendo. Focalizarse en el error solo refuerza la ruta neuronal que lleva a él y ese aumenta la posibilidad de que el error se repita. La neurociencia sugiere construir una nueva ruta neuronal, abandonar la ruta del error y dejar que se vaya borrando. Por tanto, es mejor apostar por la creatividad y por la resolución de problemas que centrarse en la memorización y en la puntuación de los exámenes, que refuerzan recordar los errores.
7.- El cerebro necesita novedades
El aburrimiento nos distrae, el cerebro busca cosas nuevas, cosas distintas que capten su atención. La repetición es esencial, pero lo que realmente encanta al cerebro es la novedad. El aburrimiento disminuye nuestra capacidad para atender y aprender.
La novedad activa el sistema dopaminérgico cerebral, diseminando este neurotransmisor a través del cerebro. Aunque normalmente se considera a la dopamina como la molécula de «sentirse bien» las investigaciones han encontrado que juega un papel mucho más amplio, favoreciendo la motivación e incitando al cerebro a aprender sobre esos estímulos novedosos. Este avance ha llevado a cambios sobre cómo aprendemos y a plantearse en las escuelas cómo alimentar esa ansia de novedades y experiencias diferentes.
8.- La capacidad del cerebro no es infinita.
No sabemos cuál es la capacidad del cerebro, pero es limitada. Las analogías con nuestras máquinas no funcionan: nos resulta difícil recordar más de diez o quince números, pero recordamos sin problemas cientos o miles de caras. Para un ordenador, no es así, recordar cientos de páginas llenas de números no cuesta nada y ocupa muy poca memoria mientras que recordar caras, sobre todo si varían (ángulo de la imagen, presencia de vello facial, corte de pelo, accesorios como gafas, etc.) De hecho, cuando se han intentado desarrollar sistemas artificiales de reconocimiento facial, es una de las tareas más difíciles que enfrenta la informática.
9.- El cerebro funciona con un sistema de «o lo ejercitas o lo pierdes».
Todos hemos tenido la experiencia de aprender algo, un idioma por ejemplo o hacer integrales y que se nos va olvidando por una razón simple, no lo hemos vuelto a usar. Se supone que los circuitos neurales donde se almacena esa información se van debilitando; sin embargo, volver a ello, hace que de nuevo esa memoria se recupere. Ésta es la razón de que si no practicas un idioma o cómo hacer raíces cuadradas o cualquier otra tarea, los circuitos se vayan debilitando con el tiempo y esa habilidad se vaya perdiendo.
El cerebro funciona con un sistema antieconómico. Genera muchas más neuronas de las que necesita, el cerebro de un niño de dos años tiene el triple de neuronas que un adulto, y luego aquellas que no reciben estímulos químicos y eléctricos adecuados de otras neuronas, mueren. El cerebro tiene que recibir estimulación de forma regular para que una vía determinada mantenga a las neuronas que forman parte de ella. Es por eso que el aprendizaje debe ser a lo largo de toda la vida, porque si no esas áreas que hemos creado y potenciado se irán perdiendo.
Estos resultados tienen importancia también a la hora de planificar las vacaciones estivales de la población escolar. Los estudiantes que no reciben estimulación intelectual durante el verano tienen mas posibilidades de haber olvidado habilidades significativas, en particular en lectura y matemáticas, cuando vuelven a clase.
10.- El aprendizaje es un proceso social
A veces tenemos la idea de que aprender va unido a estar estudiando un libro en soledad y en silencio, pero mucho de nuestro aprendizaje es social, toman parte en él otras personas. Aunque algunos individuos pueden aprender encerrados en una biblioteca con una torre de libros, la mayoría necesita un ambiente social para maximizar su aprendizaje. Las investigaciones han demostrado que desde la infancia los estudiantes aprenden mejor a través de pistas sociales tales como emular las acciones de otro o recordar las palabras de otra persona

.
Además de las señales sociales, la socialización genera otros beneficios para el aprendizaje. La colaboración entre iguales ofrece a los estudiantes acceso a una gran variedad de experiencias y requieren el uso de prácticamente todos los sentidos, lo que a su vez genera una mayor activación neuronal y refuerza la memoria a largo plazo. El trabajo en grupo, en particular cuando capitaliza las fortalezas de cada uno de los miembros, ha demostrado tener otros beneficios para el aprendizaje.
11.- El aprendizaje es mejor cuando se fundamenta en habilidades innatas.
Todos nosotros, desde que nacemos, poseemos habilidades innatas para encontrar patrones en lo que vemos y en lo que escuchamos. Un ejemplo es detectar cosas con sentido en un paisaje general, como puede ser identificar erratas en una sopa de letras. Una forma de enseñar es reforzar esas capacidades innatas, algo que puede ayudar a los niños a aprender más y a tener cerebros más creativos y agudos.
Además de ser capaces de ver y oír, la mente humana tiene una serie de estas habilidades de nacimiento, por ejemplo la habilidad para aprender un lenguaje que aprovechadas de una manera apropiada, pueden ayudar a aprender cualquier concepto, incluso uno abstracto, de una forma mucho más fácil. Por poner otro ejemplo, estudiar una misma palabras en diferentes idiomas puede ayudar a comprender matices y conceptos más avanzados al mismo tiempo que se amplía el vocabulario. Combinando estas habilidades innatas con la práctica estructurada, la repetición y el entrenamiento pueden hacer que nuevas ideas y conceptos se fijen y tengan más sentido.
12.- El aprendizaje cambia la estructura del cerebro.
La estructura del cerebro y su función son dos caras de la misma moneda, si el cerebro ha aprendido algo, memoriza algo, ha participado en cualquier proceso, se producen cambios. La disciplina que estudia eso es la plasticidad neuronal y los cambios son más profundos, más llamativos, más persistentes y más flexibles de lo que hasta ahora pensábamos.
La modificación de la estructura cerebral permite añadir nuevas funciones y el ejercitar una nueva función cerebral, leer por ejemplo, altera la estructura cerebral. Otro ejemplo serían las células que se estimulan en la percepción y en la acción. Las lecciones que implican a ambos grupos permiten que los estudiantes se identifiquen más fácilmente con sus profesores y aprendan nuevos conceptos con rapidez, ya que sus neuronas reciben tanto el efecto de la atención y la actividad.