SI PUEDE, NO VAYA AL MÉDICO’

Antonio Sitges-Serra,, catedrático de Cirugía de la UAB; autor de ‘
¿Edad? Me acabo de jubilar en la pública, pero seguiré ejerciendo en una cooperativa. Soy de Barcelona y tengo 6 hermanos y 3 hijos. Tengo fe y practico: cada domingo voy a la Soy federalista y milito en las listas del LLSD:

Mané Espinosa
“En este país, operamos, recetamos y gastamos demasiado en sanidad”

LLUÍS AMIGUET

27/01/2020 00:59 Actualizado a 27/01/2020 02:36
Más derroche no es más salud
Derrochamos en nuestra sanidad pública y, cada vez más, en la privada sin que ese derroche mejore nuestra salud. Hemos diseñado un sistema con incentivos perversos en dinero y votos para que nos operen, receten y medicalicen más de lo necesario. Y se ampara en nuestra adoración acrítica de la tecnología y la innovación, aunque a veces no signifiquen progreso. El doctor Sitges-Serra denuncia esas prácticas que disparan la factura sanitaria sin mejorar la salud pública: sólo algunas cuentas de resultados y de escaños. Y pide un debate sobre los límitesde la hipermedicalización , porque no deben ir más allá de los nuestros como humanos. Si no reflexionamos sobre ellos, podrán empujarnos a ese extremo indeseable en que sobrevivir sólo significa sufrir.
El gasto público en sanidad se recortó un 20% en la recesión sin que haya crecido la mortalidad.
Y eso demuestra que nos queda mucho margen de mejora en la eficiencia y recorte el gasto sanitario para dedicarlo a otras áreas donde nos haría vivir mejor.
¿Dónde despilfarramos en la sanidad?
Para empezar, en Catalunya tenemos 70 hospitales, pero muchos infraequipados e infrautilizados. No necesitamos tantos.
¿Por qué los mantenemos entonces?
Por votos: hemos politizado la planificación sanitaria de forma clientelar y partidista.
¿Todo pueblecito quiere su hospitalito?
Y vota para lograrlo, pero deberíamos haber sido menos clientelistas en la planificación sanitaria. Y me temo que las dinámicas del procés independentista han acentuado ese defecto.
¿Por qué?
Una gestión sanitaria federalista hubiera sido más cooperativa y eficiente.
No se muerde usted la lengua, doctor.
Y por ello fui reprendido por el Col·legi de Metges de Barcelona, convertido en un instrumento más del independentismo. Por cierto, sin consultarnos antes a los colegiados.
¿Por qué hay en los pasillos de hospital vendedores de las grandes farmacéuticas?
¡Los he sacado hasta del quirófano! Hay evidencia empírica de que el contacto de médicos y ¬representantes, entre invitaciones y obsequios, aumenta la prescripción y el gasto farmacéutico.Y las direcciones de hospital lo permiten.
¿Nuestra sanidad receta, opera, gasta y nos medicaliza más de lo necesario?
Sin duda, y eso no nos hace más sanos. Los casos ejemplares abundan. Recuerdo a una señora de 72 años con calidad de vida hasta que se queja de ligeras molestias y va al dispensario. Le piden un TAC. Y encuentran una lesión de 15 mm, un pequeño tumor benigno de páncreas…
¿Hay que operar enseguida?
…La derivan al especialista, le hacen endoscopia con biopsia y se lo quitan. Acaba con una lesión del conducto pancreático, absceso intraabdominal e infección; y muere a los dos meses. Un buen médico no hubiera operado y hubiera esperado a ir viendo su evolución el año siguiente.
¿Demasiados incentivos para operar?
Nos falta un gran angular: una visión integral y holística de la medicina y del enfermo. Pero me temo que a menudo si eres un superespecialista y te gusta operar, pues operas.
¿El test de cáncer de colon, hoy prescrito para todos los mayores de 50, salva vidas?
Si el objetivo de esos test masivos de cribado es reducir la mortalidad, al final, la estadística demuestra que no compensa el daño causado por la cascada de pruebas invasivas que generan y que no siempre son necesarias.
¿Por qué nos van a perjudicar?
De una a tres de cada mil colonoscopias perfora el colon; también las mamografías masivas colapsan los hospitales sin necesidad. Igual que la multiplicación de las biopsias de próstata superfluas, por el abuso de indicadores como el PSA, pese a su alto riesgo de infección.
Cada vez los espacialistas nos bajan más el nivel de colesterol que consideran dañino.
Y los de tensión arterial, diabetes, colesterol y osteoporosis. Van rebajando en los análisis los niveles que considera n de enfermo y aumentan así el gasto en fármacos y consultas.
Y si no los necesitabas, ya los necesitas.
Ese nivel en el colesterol pasó de 240 a 220 y ahora a 200. Y si le recetan estatinas para el colesterol, piense que, además de caras, tienen efectos indeseables sobre otros órganos. El nivel preocupante de la glucosa ya pasó de 120 a 110 y ahora a 100. Bajarlos es un gran negocio.
¿Por qué nos hacen tantas pruebas y nos recetan tantas de esas medicinas?
Hay quien ha invertido millones en máquinas y no le salen los números y esas pruebas dan trabajo a muchos; y a otros, votos. La industria farmacéutica aumenta su facturación entre un 6 y un 8% cada año.
No sé nosotros, pero el gasto sanitario público y privado cada vez está más sano.
Y el gran capital se aprovecha: fíjese en el grupo Quirón, por ejemplo, ahora en manos de un fondo alemán sin más tradición asistencial que la preocupación por la salud de sus beneficios.
¿Creemos que gastar más en salud significa mejorarla?
Y no es así. La medicina privada crece por nuestra desconfianza de la pública y la creencia de que en el sector privado estaremos mejor tratados. Pero es un negocio en el que los incentivos para sobreindicar son altos.
¿Cómo eliminar incentivos perversos para sobreoperar y sobrerrecetar?
Crecen, porque están amparados por dos mantras: innovación y tecnología. Son las diosas de nuestra época, pero en medicina es peligroso innovar: hay que seguir curvas de aprendizaje. Ojo con sofisticar por cobrar más lo que ya funciona y violar así el principio de precaución.
Y la salud es un motor de la publicidad.
Por eso, las grandes multinacionales alimentarias compran el aval de fundaciones médicas.
Mientras no nos perjudiquen…
Y, en general, se invierte más en investigación básica, porque genera titulares de prensa, que en la clínica, que es la que redunda de inmediato en beneficio del paciente.
Después de leer esto me quedo confuso y al mismo tiempo iluminado . No puede ser cada vez que voy al médico que por cierto son encantadores tanto en el valle de Hebrón donde fui jefe de neurocirugía durante 23 años, pasando por mi ambulatorio asignado el de San Elías en Barcelona y la clínica platón concertada con la seguridad social. Siempre queda algo por hacer alguna prueba por pedir y algo que no está demasiado claro. Da la impresión que esto no se va a terminar nunca tales cambios latido que repito son cada vez mejores y más adentro y más sabios siempre queda algo que repetir y esto no hay dinero que lo aguante.
Tengo muchas dudas de pensar que esto médicos y en General el personal sanitario que nos atiende no sea lo suficientemente buena. Creo que sí que lo son y muy buenos y sobre todo en el terreno afectivo nos tratan como príncipes y mando, esto una felicitación a la sanidad española por lo bien que me he sentido tratado y lo eficaz que han sido sus cuidados.
El anecdotario referente a los obreros o de ciudadano en la sanidad y también al sanitario que nunca está tranquilo, que siempre teme que un juez, le llame al orden tras una demanda, soñada.
No hace mucho tiempo en una parte de España me senté en un banco público en donde había un Sr. con aspecto no muy cuidado y espontáneamente comentó que la seguridad social era una mierda y estaba muy enfadado. Le pregunté el motivo de su afirmación y me dijo que el ambulatorio donde le atendían no tenía papel en el lavabo. Yo intenté hacerle ver que eso no era importante, pero que sí lo era la calidad de la medicina que era una de las mejores del mundo, esto no es una opinión, es una realidad.
Si estoy de acuerdo con el Doctor El doctor Sitges-Serra de que alguna negligencia y contubernios podrían mejorarse.
Creo que sí que hay demasiadas instituciones y demasiados aparatos y también demasiada prescripción de medicamentos
Estamos de la mitad del camino de la sanidad, y de la evolución del homínido que es el peor de los caminos que se puede andar.
Hasta llegar a un diagnóstico formal, para ver lo que causa la patología del paciente, hace falta pasar por multitud de pruebas, que van desde la radiografías simples al TAC, RMN, Spet y otras pruebas de forma y además de función y no digamos de la analítica y todo ello necesitan de tiempo y de mucho dinero y. se hace eterno, carísimo y a veces no conclusivo. El ,medico queda intranquilo, el paciente se confunde y se retrasa todo. Eso si no se piden segundas opiniones o se reenvía a otro médico mas especialista todavía.
Este conjunto de quejas no es por una mala práctica voluntaria. Lo es porque todavía no esta el camino bien diseñado.
Cuando una visita medica y una propuesta de solución, se realice con una máquina plural, que proporciona muchos datos al mismo tiempo, y con poco mas. Todo será mas rápido y barato y todos estaremos mas satisfechos.
Las farmacéuticas es otro capítulo tienen que ser partícipes de una vez y que beneficie a todos y no a algunos en particular. El maldito dinero siempre ha sido nuestro enemigo el hombre se hace adicto a todo y especialmente a ganar dinero, sea como sea y esto es necesario corregirlo también sea como sea aunque para ello necesitemos un cerebro más inteligente que tenga como misión primordial la”caridad.” O lo que sea pero de este orden
Pero hay que ver quién le pone los cascabeles al gato.
Hay que decir a un paciente con gripe suave, meterse en la cama tome paracetamol cada ocho horas, levante un poquito la almohada, y tenga paciencia. Las urgencias estos días están a tope.
No obstante yo que soy incrédulo con el libre albedrío, creo que resalta que nuestro cerebro le hace falta hace falta un poco más de tiempo y evolución para que entienda el conflicto.
A mi compañero al doctor Sitges-Serra, le digo, colega esto no lo arreglamos a nivel individual, creo que ni siquiera colectivo. Lo arregla la evolución, y la inteligencia artificial , a los sanitarios incluidos los gerentes y sobre todo las enfermeras les pido aún más paciencia y pedir a Dios que nos ayude.