Sobre la personalidad

Una serie de tópicos se repiten el neurobiología y concretamente en psicología de forma que si nos ponemos de acuerdo en la nomenclatura sin duda alguna facilidad en su manejo
En el lenguaje cotidiano frecuentemente se utilizan los términos “personalidad”, “temperamento” y “carácter” de forma intercambiable; sin embargo, desde la Psicología se han establecido límites claros entre estos tres conceptos, que dan cuenta de aspectos diferenciados de la experiencia humana. »
Qué es el temperamento?
Al hablar de temperamento estamos haciendo referencia a la dimensión biológica e instintiva de la personalidad, que se manifiesta antes que el resto de factores. Durante la vida de cualquier persona las influencias ambientales que recibe interactúan con su base temperamental, dando lugar a los rasgos que la caracterizarán y la diferenciarán del resto.
A su vez el temperamento está determinado por la herencia genética, que influye de forma muy notable en el funcionamiento de los sistemas nervioso y endocrino, y modula los distintos neurotransmisores y hormonas. Uno de los aspectos más importante es mantener la alerta cerebral, lo cual también es importante para el desarrollo de la personalidad.
Se generan así variaciones en distintos rasgos y predisposiciones; por ejemplo, la hiperreactividad del sistema nervioso simpático favorece la aparición de sensaciones de ansiedad, mientras que las personas extrovertidas se caracterizan por niveles crónicamente bajos de activación cortical.
En la Antigua Grecia el célebre médico Hipócrates afirmó que la personalidad y la enfermedad humanas dependían del equilibrio o desequilibrio entre cuatro humores corporales: la bilis amarilla, la bilis negra, la flema y la sangre.
En el siglo II d.C., unos 500 años más tarde, Galeno de Pérgamo creó una tipología temperamental que clasificaba a las personas en función del humor predominante. En el tipo colérico predominaba la bilis amarilla, en el melancólico la negra, en el flemático la flema y en el sanguíneo la sangre.
En el siglo XX, Eysenck y Pavlov desarrollaron teorías de personalidad basadas en la biología. Como los modelos de Hipócrates y Galeno, ambos usaron la estabilidad (Neuroticismo-Estabilidad emocional) y la actividad (Extraversión-Introversión) del sistema nervioso central como criterios diferenciadores básicos.
El carácter es el componente aprendido de la personalidad.
En la actualidad en muchos casos no se distingue entre estos elementos, el carácter y la personalidad. De forma que personalidad es la suma de biología y ambiente
En psicología, el término “personalidad” se define como una organización de emociones, cogniciones y conductas que determinan los patrones de comportamiento de una persona. En la formación de la personalidad intervienen tanto la base biológica (temperamento) como las influencias ambientales (carácter).
Cada teoría psicológica sobre la personalidad destaca aspectos diferentes de la experiencia humana.
Con el tiempo, el término “persona” empezó a hacer referencia al individuo como ser diferenciado de su entorno. “Personalidad”, que se derivó de esta palabra, se utiliza desde la Edad Media para describir una serie de características que determinan las tendencias comportamentales de una persona.
Las distintas teorías de la personalidad empezando por Freud

1. Teoría de la personalidad de Freud
Para él, el comportamiento y la personalidad están vinculadas a la existencia de impulsos que necesitamos llevar a la práctica y el conflicto que supone esta necesidad y la limitación que la realidad supone para su cumplimiento.
, Freud proponía que la psique humana estaba estructurada en tres sistemas,
Uno inconsciente,
Uno consciente que es regido por la percepción del mundo exterior y la lógica y el principio de realidad y
Un preconsciente en el que los contenidos inconscientes pueden hacerse conscientes y viceversa.
Freud determina una segunda gran estructura de la personalidad compatible con la anterior, en el que la psique está configurada por tres instancias psíquicas, el Id o Ello, el Yo y el Superyó.
El Ello es nuestra parte más instintiva, que rige y dirige la energía interna en forma de impulsos y de la cual parten todas las demás estructuras.
El Yo sería el resultado de la confrontación de los impulsos y pulsiones con la realidad, siendo una estructura mediadora y en continuo conflicto que emplea diferentes mecanismos para sublimar o redirigir las energías provenientes de los impulsos.
Por último, la tercera instancia es el Superyó o la parte de la personalidad que viene dada por la sociedad y que tiene como principal función juzgar y censurar las conductas y deseos que no son socialmente aceptables.
La personalidad se va construyendo a lo largo del desarrollo, en diferentes fases, en base a los conflictos existentes entre las diferentes instancias y estructuras y los mecanismos de defensa aplicados para intentar resolverlos.
2. Teoría de la personalidad de Jung
Carl Jung proponía que la personalidad estaba configurada por la persona o parte de nuestra personalidad que sirve para adaptarse al medio y que se relaciona con lo que los demás pueden observar y la sombra o la parte en que se incluyen aquellas partes del Yo que no resultan admisibles para el propio sujeto.
3. Teoría fenomenológica de Carl Rogers
Desde una perspectiva humanista-fenomenológica de enfoque clínico, Carl Rogers propone que cada persona tiene su campo fenomenológico o manera de ver el mundo, dependiendo la conducta de dicha percepción.
La personalidad se deriva del autoconcepto o simbolización de la experiencia de la propia existencia, la cual surge de la integración de la tendencia a la actualización o tendencia a mejorarse a sí mismo con las necesidades de sentir amor por parte del entorno y de autoestima derivada del contraste entre su conducta y la consideración o respuesta que reciba esta por por parte del entorno.
4. Teoría de los constructos personales de Kelly
Como ejemplo de teoría de la personalidad derivada del cognitivismo y el constructivismo podemos encontrar la teoría de los constructos personales de Kelly, de enfoque también clínico. Para este autor cada persona tiene su propia representación mental de la realidad y actúa de manera científica intentando dar una explicación a lo que le rodea.
5. Teoría de la personalidad ideográfica de Allport
Allport considera que cada individuo es único en el sentido de que tiene una integración de las diferentes características distinta del resto de personas (se basa en lo ideográfico, en lo que nos hace únicos), así como que somos entes activos que nos enfocamos hacia el cumplimiento de metas.
Un Así, elaboramos maneras de actuar o expresar la conducta que nos permiten adaptarnos al medio. Estos rasgos tienen diferente importancia en función de la influencia que tengan en nuestra conducta, pudiendo ser cardinales, centrales o secundarios.
Un 6. Teoría de la personalidad de Cattell y
La teoría de la personalidad de Raymond Cattell que al igual que Allport y partiendo del análisis del léxico, considera que la personalidad puede entenderse como función de un conjunto de rasgos, los cuales se entienden como la tendencia a reaccionar de determinada manera a la realidad.
Un.
7. Teoría de la personalidad de Eysenck
Desde una posición internalista y factorial centrada en lo biológico, Eysenck genera una de las hipótesis explicativas de la personalidad más importantes desde un enfoque correlacional. Este autor genera el modelo PEN, el cual propone que las diferencias de personalidad se basan en elementos biológicos que permiten procesos como la motivación o la emoción. Un y
La personalidad es una estructura relativamente estable del carácter, el intelecto, el temperamento y el físico, aportando respectivamente cada uno de ellos la voluntad, la inteligencia, la emoción y los elementos biológicos que los permiten.
Y aísla tres factores principales en los cuales pueden agruparse todos los demás, siendo estos el psicoticismo o tendencia a actuar con dureza, el neuroticismo o estabilidad emocional y la extraversión/introversión o focalización en el mundo exterior o interior.
Este autor se mostraba muy organicista y pensaba que el nivel de extraversión dependía de la activación del sistema de activación reticular ascendente o SARA, el neuroticismo del sístema límbico y el psicoticismo, si bien no se ha identificado un correlato claro, tiende a vincularse al nivel de andrógenos o la relación entre dopamina y serotonina.
Los tres factores del modelo PEN integran los diferentes rasgos de personalidad y permiten que el organismo reaccione de determinadas maneras a la estimulación ambiental a partir de respuestas conductuales más o menos específicas y frecuentes.
8. Teoría del Big Five de Costa y McCrae
Otra de las grandes teorías factoriales y basadas en un enfoque léxico (partiendo de la idea de que los términos con los que explicamos nuestro comportamiento permiten tras un análisis factorial establecer la existencia de agrupaciones de características o rasgos de personalidad), el Big Five o teoría de los cinco grandes de Costa y McCrae es uno de los modelos de personalidad más extendidos.
Mediante el análisis factorial este modelo indica la existencia de cinco grandes factores de personalidad que todos tenemos en mayor o menor grado. Se trata del neuroticismo o ajuste emocional, la extraversión como cantidad e intensidad de relaciones personales, la cordialidad como las cualidades vertidas en la interacción, la responsabilidad o toma de conciencia, organización, control y motivación hacia las metas y la apertura a la experiencia o interés en experimentar.
9. El modelo BIS Y BAS de Gray
Gray propone un modelo factorial y de carácter biológico en el que considera que existen dos dimensiones que permiten elementos como la emoción y el aprendizaje, y propone que la ansiedad, como combinación entre introversión y neuroticismo, actuaría como mecanismo inhibidor de la conducta (BIS o Behaviour Inhibition System), mientras que la impulsividad (que equivaldría a una combinación entre extraversión y neuroticismo) actuaría como mecanismo de aproximación y motivación a la acción (BAS o Behaviour Approximation System). Ambos sistemas actuarían en conjunto para regular nuestra conducta.
10. Modelo de Cloninger
Lo constituyen elementos temperamentales, destinados a la evitación del dolor, la dependencia a la recompensa, la búsqueda de novedades y la persistencia, y dependen en General del equilibrio de los lo un y neurotransmisores.
También incorpora elementos del carácter que ayudan a situar al propio yo en en la realidad, siendo estos la cooperación como comportamiento social, la autodirección o autonomía y la autotrascendencia como elemento que nos integra y nos da un papel en el mundo.
11. Teoría del aprendizaje social de Rotter
Este autor considera que el patrón de conducta que empleamos habitualmente es un elemento derivado del aprendizaje y la interacción social.
El potencial de conducta es la probabilidad de realizar determinada conducta en una situación concreta.
12. El enfoque interaccionista
A lo largo de la historia han sido muchos los autores que han una de dos posturas: que la personalidad es algo innato o bien que se deriva del aprendizaje. Sin embargo existe una tercera opción, defendida por autores como Mischel, en la que la personalidad es formada por la interacción entre elementos innatos y los fenómenos que vivimos.
relevantes para cada persona. Y
El trastorno límite de la personalidad “se oculta” tras clínica depresiva y conductas extremas
Conocido también como trastorno de inestabilidad emocional de la personalidad o de la regulación emocional, tiene entre sus objetivos terapéuticos el desarrollo de esa capacidad de regulación emocional por parte del paciente.

El trastorno límite de la personalidad (TLP) se caracteriza por la dificultad que presentan los afectados en la regulación de las emociones, lo que provoca cambios acusados en el estado de ánimo, impulsividad e inestabilidad emocional, así como problemas de autoimagen y a la hora de relacionarse con el entorno.

Esto permite hablar de trastorno de la personalidad grave, que es el más prevalente, y que se produce es la manera en altura y coz por lo que hago yo duerme a ahí no hay is to ley de la hora en que de mi Padre y abuelo de entre un 2 y un 8 por ciento de la población española.
En su desarrollo hay diversos factores interrelacionados, que van desde los biológicos hasta las experiencias traumáticas tempranas, como el abuso físico, el abuso emocional o el abuso sexual; pasando por factores socioculturales, como la raza, la etnia o el estatus socio-económico. También factores familiares como antecedentes de psicopatología en la familia, relaciones de apego interrumpidas y negligencias, aunque, como matiza Mercedes Jorquera, psicóloga clínica y responsable del centro Ita Previ de Valencia, las vivencias de la infancia y la adolescencia “condicionan, pero no determinan” el desarrollo de un TLP.
Los síntomas de un trastorno límite de la personalidad, , “se ocultan” generalmente tras una clínica depresiva acompañada de conductas muy extremas: “de repente pasan mucho tiempo fuera de casa, cambian bruscamente de imagen, manifiestan tristeza y hacen comentarios muy llamativos acerca de la muerte que erróneamente ignoramos y calificamos como llamadas de atención”.
No todos los pacientes presentan la misma sintomatología”, pero sí que existen una serie de síntomas que pueden alertar a las familias. Entre ellos destaca las autolesiones, los intentos de suicidio, la impulsividad en áreas como las compras o el consumo de sustancias (alcohol, cannabis…), los atracones de comida, la conducción temeraria, la ira inapropiada, los enfados constantes o las peleas físicas, y el miedo intenso al abandono, que “condicionan y repercuten gravemente en la vida de la persona en sus diferentes áreas: familiar, social, educativa, de pareja, etc.”.
Abordaje del TLP
El trastorno límite de la personalidad también es conocido como trastorno de inestabilidad emocional de la personalidad o trastorno de la regulación emocional, uno de los objetivos del tratamiento será ayudar al paciente en el desarrollo de esa capacidad de regular sus emociones Lo cual supone gran esfuerzo de: entrenar a la persona en habilidades que le permitan regular la intensidad de las emociones y sustituir las conductas impulsivas asociadas a la inestabilidad por conductas funcionales”, sostiene.
Esto requiere un gran esfuerzo y presteza, como el abordaje de diferentes áreas, como las habilidades de tolerancia al malestar, “que ayudarán a la persona a afrontar de una forma más eficaz los acontecimientos dolorosos que puedan suceder, como, por ejemplo, las pérdidas importantes”; o las habilidades interpersonales, que dotan al paciente de herramientas “para establecer relaciones sanas con los demás y no basadas en la dependencia”.
El hecho de que el TLP tenga comorbilidad con otros trastornos psicológicos y psiquiátricos (trastornos alimentarios, adicciones, depresión o ansiedad, trastorno de estrés postraumático, etc.), “aumenta”, según Rivera, la complejidad del tratamiento, aunque como aclara el director del Centro Ita ABB Málaga, los profesionales sanitarios están familiarizados con la sintomatología comórbida y conocen la importancia “fundamental” de trabajar también con estos síntomas “para que la recuperación sea efectiva”.
La familia General son un gran contexto/ambiente y puede ejercer influencia en el desarrollo y el mantenimiento de un trastorno límite de la personalidad, por lo que, “el cambio tanto de la familia como del paciente va a ser necesario para observar mejoría en el segundo”.
Rivera, asegura que un entorno (familiar, social y laboral) que comprende al paciente va a beneficiar una evolución más favorable de éste. “Por ello los programas de tratamiento específicos para las personas que sufren TLP incluyen al entorno como una parte importante de los mismos”, argumenta.
Por ello, también, salvo que la gravedad del paciente indique lo contrario, los tratamientos del TLP suelen ser domiciliarios y no hospitalarios para interferir lo menos posible en la vida de la persona. Y es que, como añade Rivera, cuando una persona se mueve en su entorno natural los profesionales de salud mental “podemos trabajar mejor con las dificultades que se encuentra en su día a día”.
En cualquier caso, añade el psicólogo, hablamos de tratamientos “muy complejos y que requerirán tiempo” para la estabilización del paciente. Ese tiempo, por su parte, vendrá muy determinado por la predisposición que muestre el paciente hacia su recuperación y por la evolución de cada caso en concreto.
La evolución de los pacientes con TLP “es variable”: “Se ha descrito una tendencia a la mejoría a lo largo del tiempo de modo que a partir de la cuarta o quinta década de la vida se logra una cierta estabilidad en las relaciones personales y en el funcionamiento laboral”. Aunque existe una elevada tasa de abandono, lo que en algunos casos implicaría un pronóstico negativo”.

Referencias biblliográficas:
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