Moshe Bar,

NEUROCIENTÍFICO; DIRIGE EL CENTRO DE INVESTIGACIÓN CEREBRAL BAR-ILAN DE TEL AVIV Moshe Bar | Foro Económico Mundial

Por qué somos adictos

Pronto incumpliremos los propósitos para el 2023: dejar de fumar, comer o beber en exceso… Que ya incumplimos en el 2022. La razón es que para funcionar, nuestro cerebro requiere de constante gratificación neuroquímica. Y el circuito sano para lograrla solo se completa, y a largo plazo, gracias a la íntima satisfacción de sentirnos queridos por el valor que creamos para los demás; el atajo rápido son sustancias o conductas que nos llevan a la zona de bienestar, pero cada vez requieren más dosis para el mismo viaje. Bar sustituyó el tabaco por las maratones, y nos anima a buscar nuestros propios sustitutos. Y otro neurocientífico en la Universidad de Tel Aviv, Jean Askenasy, ha investigado los mismos circuitos, junto a Jaime Gil Aluja, para diseñar un algoritmo de prevención del parkinson.

Esto respetado doctor, no hay quien se lo crea en nuetros días.

Que mas quisiéramos, que poder utilizar nuestro pensamiento debidamente orquestado para estar sanos o sanarnos.

Qué pensamos cuando no pensamos?

Nuestro cerebro jamás descansa y la mitad de nuestra vida no está pensando en lo que vivimos aquí y ahora, sino divagando…

¿Divagar es perder el tiempo?

Al contrario. Hay un modo de divagación que permite ganarlo y que es una ventaja evolutiva sobre los animales, que no divagan: un estado mental que nos hace humanos.

Esto puede ser útil,en el caso de las Neuronas en Espejo, que en condiciones basales, se aplican en la compresión del medio.

Pero y cuando están alteradas como en el caso de los Autistas?

¿Pasamos media vida y gastamos la mitad de nuestra energía vagando sin sentido?

Deambulando sí, pero no sin sentido. Hay una divagación negativa que nos lleva a caer en cavilaciones cerradas en círculo que nos conducen al estrés y a la depresión.

Seguro que nuestras divagaciones, orquestadas son útiles e imprescindibles, pero no te pases, que te conviertes en obsesivo y compulsivo, por mucho que no quieras y la mayoría de las veces aunque lo intentes.

Y esta sociedad, que ha aprendido medicina en las facultades de letras, “Acierta en contar su visión, pero no en la compleja fisiopatologia del cerebro”.

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¿Cómo sé que divago de forma positiva?

Porque la divagación positiva, en cambio, es extensa, rápida y de largo alcance; permite aprender de experiencias tan solo imaginadas y puede conducir a momentos eureka.

¿Qué la caracteriza?

La divagación necesaria especula con el futuro: planifica y simula situaciones. Yo fantaseé ayer sobre cómo iría esta entrevista hoy. Imaginé posibilidades incluso disparatadas.

¿Y si tengo que pensar en algo obligado?

Las obligaciones y rutinas son a menudo imprescindibles e irrenunciables, pero detraen energía de la divagación creativa.

¿La misión del cerebro no es anticipar?

Y por eso analiza lo pasado y al tiempo imagina el futuro. Siempre está en tensión entre explorar lo desconocido y explotar lo ya sabido. Es limitado en capacidad, pero podemos aprender de forma ilimitada a gestionarlo.

¿Cómo lo sabe?

Por experimentos. Si usted está calculando con tres cifras y se le hace una pregunta, su respuesta será menos creativa que si se le plantea cuando está calculando con dos.

Y esto que quiere decir, que el dos es mas fácil de manejar que el tres

¿Lo podemos apreciar en el día a día?

Cuando visitamos un país desconocido, el cerebro está en modo exploratorio y de aprendizaje; en cambio, en la vuelta a casa del trabajo un día cualquiera tiende a ahorrar energía explotando rutinas. De ese modo, la guarda para divagar y explorar futuros.

¿Por qué necesitamos divagar?

Si el cerebro solo fuera rutinario no habríamos salido de la cueva, y si fuera solo exploratorio ya nos hubieran devorado las fieras. El cerebro busca un equilibrio anticipatorio entre ambos modos de pensar. Hemos demostrado en el laboratorio que la divagación es tan necesaria como la concentración.

¿O divagamos o nos concentramos?

Hay más estados mentales: percepción, atención, raciocinio, apertura y estado de ánimo; y la higiene mental es armonizar la fricción en el tránsito entre esos estados.

¿Cómo?

Meditar permite comprender mejor nuestros pensamientos y las cualidades de nuestra experiencia mental, y también aprender a estimular experiencias simuladas.

¿Por ejemplo?

Ejercítese en el aprendizaje de lo fantaseado. Va en avión, por ejemplo, e imagina que se abre la puerta… Va a caer al vacío… Pero usa la manta de a bordo de paracaídas…

¿No es absurdo? ¿Una niñería?

Si se ejercita imaginando absurdos, le será más fácil imaginar también lo probable.

Tengo demasiadas urgencias obligatorias como para poder permitirme divagar.

Divagando ideará soluciones también para lo obligatorio. Y si está bloqueado y estresado, antes que nada descomprímase: ábrase.

Tengo demasiado trabajo.

Cuando pueda, dese un respiro, relájese, y mejorará después su concentración.

¿Cómo relajar la mente para divagar?

Relea un texto que le guste, y podrá ir despegando de lo rutinario y divagar. También ayuda leer series de cadenas asociativas que ensanchan su pensamiento: dientes-lengua-algodón-nube-pájaro-avión…

¿Solo con leer esa lista abriré mi mente?

Otra técnica para abrirse es leer un texto que le guste todo lo rápido que pueda. ¡Acelere mucho! Sentirá poder, creatividad y energía.

¿Y si tengo obligaciones que me cierran?

Si va a comprar al súper con dos niños pequeños hambrientos, obsérvelo y obsérvese. Tome conciencia. Ser consciente ya le servirá para ir abriéndose a la divagación positiva.

¿Y cuando me abra?

Cuando esté en un estado amplio y abierto, podrá ser optimista y aumentar su tolerancia a la incertidumbre, que es la puerta de la creatividad. Las fronteras, reglas y categorías, en cambio, proceden de la corteza prefrontal, y cerrarán su mente. Y… Sumérjase.

¿En qué? ¿Dónde?

Recuerde dónde, cuándo y cómo perdió la noción del tiempo y repítalo. Para sumergirse en un paseo en el parque, tal vez tenga que empezar por aprender a sumergirse lanzándose en paracaídas o en la montaña rusa.

¿Madurar es llegar a ser niño?

Y renunciar a seguridades y prejuicios de los pensamientos descendentes hasta recuperar la mente de principiantes.

LLUÍS AMIGUET

14/12/2022 00:00

Cuando Leo artículos como este pienso que o este señor no es de este mundo o no lo soy yo.

Permíteme que la cuente la aptitud de un magistrado muy serio el que cuando lo veía casi cada día surcar la calle principal de mi pueblo, me sorprendía que a todos los faldos de los tordos que colgaban, este señor hacia un brusco movimiento y los tocaba.

Todo ello con una cara muy seria y sin hablar con nadie.

Esto forma parte de la Neurosis obsesiva o de algo que se le parece y este buen y serio hombre , ni hablaba del tema, ni nadie lo miraba ni comentaba.

Era la mania del señor juez.

La pregunta que hago, de bverdad este buen hombre estaba dotado de la capacidad de modificar su actitud.

Nuestro cerebro jamás descansa y la mitad de nuestra vida no está pensando en lo que vivimos aquí y ahora, sino divagando.

Nuestro cerebro jamás descansa y la mitad de nuestra vida no está pensando en lo que vivimos aquí y ahora, sino divagandlaro que divaga, pero su acción corresponde a un mecanismo cerebral, que ha perdido la capacidad del equilibrio mental y físico.

No puede hacer nada o no pueden hacer nada.

Reepiten movimientos sin utilidad, pero no son capaces de inhibirlos,

.

No están mal hechos , sino mal tereminados, algún mecanismo que corrige en el lóbulo frontal, lo indeceable y no útil, esta alterado, por lo que sea.

Si a un hombre cultivado que además la sociedad le ha enseñado a aprender , y lo hace fundamentalmente repitiendo. Es decir esta ensayado en ponerse enfermo, en ser obcesivo..

Claro que divagamos continuamente, pero para mantener la homeostasia que si es imprescindible pero la vida , si se está tan sano qué se es capaz de encauzar continuamente nuestras divagaciones sin duda alguna llegamos a sabios, pero en cuanto algo del lóbulo Limbicco informa de manera desmedida a la corteza de nuestro cerebro. No hay manera de parar estos pensamientos que tanto aturden a nuestros enfermos.

Todo menos echar la culpa al pobre enfermo. Que tiene los cables pelados” y ademas cada dia y hasta lo lleva al suicidio

Cuando yo hacia lesiones talamicas en los nucleos intralaminares del talamo, para tratar el dolor, terrible que invadia a estos enfermos. El enfermo me sorprendia con su respuesta.

“el dolor sigue igual, pero ya no me importa”.

Ya no reconocía el dolor, que persistía, sino el reconocimiento del mismo. Habia conseguido no tener “sentimiento de dolor”.

Dígame como se hace esto pensando , por mucho que se insista.

Seguro que la meditación es útil, pero en algunos ensayados y en los misticos.

Para los humanos de nuestro tiempo, esto ni sirve, y encima se les hecha la culpa porque no saben hacerlo

No es problema de buena voluntad, o de buena educación, sino de tener un cerebro sano que cumpla su obligación.

Pero, la volutad para estos terrible casos que estamos viendo y además tras una epidemia de Coronavirus sobre todo en jovene que los lleva al suicidio.

Esto no se cura con olutad, hacen falta dos cosas

Primero saber porque se bombardea al cerebro con ideas delirantes.

Que estimulos externos lo condicionan.

Y sobre todo investigando pero no con pensmaiento románticos.

Éntreme donde no supe y salime no sabiendo, toda ciencia trascendiendo.

Con mi respeto por su osadia.

Recom