maria_antonia_de_jesus_tiradoHace ya 200 años que esta monjita de jerez de la frontera está esperando la beatificación. Se lo merece. Ya debe estar en los altares.

Ella cumple los requisitos que exige la iglesia, no hay más que hablar. Detallo a continuación lo que dice la iglesia que debe contener un santo.

¿Qué es la santidad? Es la alegría de hacer la Voluntad de Dios?

Es dejarse conducir por el Espíritu Santo, para de esa manera cumplir la voluntad de Dios viviendo de acuerdo al Evangelio.

«La santidad consiste en una disposición del corazón que nos hace humildes y pequeños en los brazos de Dios, y confiados -aun con nuestro cuerpo- en su bondad paternal» Sta. Teresita de Lesieux

El Papa Benedicto XVI ha explicado que la santidad «no consiste en realizar acciones extraordinarias, sino en unirse a Cristo, en vivir sus misterios»

La santidad no es algo reservado a algunas almas escogidas; todos, sin excepción, estamos llamados a la santidad.

La santidad consiste, en vivir con convicción la realidad del amor de Dios, a pesar de las dificultades de la historia y de la propia vida. El Sermón de la Montaña es la única escuela para ser santos.

La santidad consiste, además, en la vida de ocultamiento y de humildad: saberse sumergir en el trabajo cotidiano de los hombres, pero en silencio, sin ruidos de crónica, sin ecos mundanos.

La santidad del hombre es obra de Dios. Nunca será suficiente manifestarle gratitud por esta obra. Cuando veneramos las obras de Dios, veneramos y adoramos sobre todo a Él mismo, el Dios Santísimo. Y entre todas las obras de Dios, la más grande es la santidad de una criatura: la santidad del hombre.

Aunque la santidad nace de Dios mismo, a la vez, desde el punto de vista humano, se comunica de hombre a hombre. De este modo, podemos decir también que los santos «engendran» a los santos.

Un santo es, en su vida y en su muerte, traducción del Evangelio para su país y su época. Cristo no vacila en invitar a sus discípulos al seguimiento, a la perfección.

Lo que conozco de Maria Antonia, es a través de la publicación sobre biografía y escritos de María Antonia de Jesús Tirado escrito por el padre José Luis Repetto Betes.

El novelista ruso Fiodor Dostoievski era epiléptico y seis de los personajes de sus novelas también. Lo llamativo es lo que se llama aura o episodio que precede a la crisis convulsiva. Durante este aura el autor que sufría o gozaba de este mal, logra describir de una bella forma el placer que le invade cuando es poseído por el mal, y lo hace sobre todo en la novela, ‘El idiota’ poniendo como enfermo al príncipe Mishkin. Los episodios extáticos son auras de crisis epilépticas generalizadas y el novelista narra repetidamente, con gran fuerza y belleza, sus propias experiencias: «Durante unos momentos antes del ataque, experimento una tal sensación de felicidad imposible de imaginar en un estado normal y del que otra gente no tiene idea. Me siento en total armonía conmigo y con el mundo entero, y esta sensación es tan fuerte y tan deliciosa que por unos segundos de tal bendición daría unos gustosos diez años de mi vida si no la vida entera». Hasta la fecha hay doce casos documentados científicamente en pacientes, que presentan este aura y todos se deben a una lesión en el lóbulo temporal derecho del paciente. Ocurren en personas religiosas y que no lo son, pero el mas bello de todos los describe de una manera prolífica Santa Teresa de Jesús.

Santa Teresa de Jesús sufría o gozaba de unos episodios similares a los de Dostoievski. Ella les llamaba ‘arrobos’: «En fin, no alcanza la imaginación, por muy sutil que sea a pintar ni trazar como será esa luz, ni ninguna cosa de las que el Señor me daba a entender con un deleite tan soberano, que no se puede decir, porque todos los sentidos gozan en tan alto grado y suavidad que ello no se puede encarecer y ansí es mejor no decir más». El doctor García-Albea Ristol, autor de un trabajo sobre la epilepsia extática de Teresa de Jesús, señala la estereotipia de sus episodios o su parentesco con casos similares de evidente origen epiléptico. Afirma que la santa sufría crisis extáticas o de Dostoievski de posible origen en el lóbulo temporal derecho.

El haber tenido un paciente que operé de un tumor cerebral que me contó  un episodio que me recordó de inmediato la epilepsia del lóbulo temporal, las llamadas extáticas o de Dostoievski.

Al conocer la vida de María Antonia de Jesús Tirado, me pareció que su vida llena de santidad, compasión, caridad, trabajo y evangelización y al mismo tiempo una enfermedad crónica infecciosa y terrible que la persiguió toda su vida le produjo una lesiones cerebrales que podían explicar sus cuadros de visiones celestiales y demoniacas, pero siempre con un trasfondo de espiritualidad, difíciles de etiquetar. Tenía visiones demoniacas y celestiales, pero era capaz de escribir en latín, griego, con escasa cultura. Y para colmo de misterio tuvo un fenómeno de Bilocación claramente testificado.

Su niñez fue árida, sus Padres no la querían mucho, no fue bienvenida ella misma lo relata:

Desde mi nacimiento  quiso el Señor que fuera pobre. Pues mis padres estaban bien. Y en los otros bautismos  de mis hermanos había habido mucha función y unos gastos muy grandes. Pero en el mío –lo ordeno el señor- casi de limosna me dieron el agua del bautismo porque así se lo pidió el padrino a mis padres: llevaron muy mal esto, y mi padre con el enojo que tomo con mi padrino no quiso concurrir, y un muchacho me llevo debajo de la capa, y por Dios me dieron bautismo.

Su religiosidad es promovida por su abuela y su tía Sebastiana que ante la actitud de desprecio de la madre de la niña recién nacida, decide llevársela consigo, y  la educan en un medio religioso y  piadoso , la quieren, miman y educan en Dios.

A los cinco años recibe la primera comunión y la preparación para este acto está  a cargo de sus piadosas tía y abuela.

No obstante sumó  infancia es feliz con la tutela de su abuela y de su tía, y donde predomina un fondo de piedad cristiana. Pero a los siete años sus padres reclaman a María Antonia y el Padre Haro nos cuenta que la niña fue tratada  como una criada  permanentemente. No era amor a la hija perdida era aprovecharse de mano de obra barata.  Es tratada sin simpatía y frecuente represiones y nunca ella devolvió rencor a sus familiares. La única libertad que le permiten es acompañar a la abuela a misa y otras devociones, cosas que fueron exigidas por la abuela.

Entre los 9 y 10 años sufre una enfermedad gravísima que la llega a poner en peligro de muerte. Su tío coloca sobre la enferma que está en coma una cedula de Santa Domingo y Ella cuenta:

“Y así que me echaron la cédula me taparon la cara y me dejaron. Me quede embriagada  y me parecía ver al Santo que me asía de la mano y me dijo: Hija levántate  que ya estas buena  y sana; toma mi escapulario que quiero que seas mi hija”. Cuentan que la recuperación fue brusca”

Después de esta gravedad, en su casa sus padres y hermanos la tratan con más cuidado y amor y María Antonia quedó en mayor libertad para jugar y relacionarse y se aficióna al baile y es maestro de este arte un negro vecino de la niña. Le gusta la poesía que después utilizara para expresarse como mística. La enfermedad que sufre María Antonia no cabe duda que es cerebral, hasta el punto de inducirla al coma, en el que milagrosamente despierta, recuerda la crisis que cuenta Santa Teresa y que la mantienen también en coma varios días y que al despertar tiene entre otras lesiones mordedura de lengua, signo inequívoco de la epilepsia. Esta enfermedad de Maria Antonia  casi seguro infecciosa y ya que la tuberculosis era endémica en estos tiempos en Jerez de la Frontera, es posible que se tratara de esta enfermedad, que como se verá más tarde se fue complicando hasta acabar con su vida. Lo que si puedo afirmar que se trató de una infección que afecto el cerebro. La fiebre la persiguió toda su vida

En 1777  María Antonia tiene ya 37 años y sufre una enfermedad grave que la mutila marcadamente. Sufre lo que se llama Postema o apostema y se trata de un  Absceso o tumor  que se abre y supura a través de una boca y  debajo de las costillas del lado derecho. Se trata de un absceso sin duda pleural o pleuro pulmonar y posiblemente tuberculoso que lo describe así la monjita en una carta dirigida a su confesor el P Sánchez.

“Después me dio el Señor otra enfermedad de una postema debajo de las costillas del lado derecho que se me hinchó hasta el brazo, y en más de tres meses no pude dormir ni descansar un rato por ser tantas las fatigas y dolores que estaba agonizando, con la respiración muy acelerada y unos sudores tan grandes que me accidentaba. Me desahuciaron tres médicos. Estaba que no tenía más que los huesos y el pellejo, ni podía dar un paso por la debilidad. Pero más me apretó la enfermedad el Domingo de Ramos, pues aquel día y aquella noche me ofreció el amado unas calenturas tan fuertes y la respiración tan acelerada que entro un hermano mío y me dijo como el medico había dicho que no tenía remedio alguno y que moría de ética. Me rendí a la cama y el sábado santo hubo junta de médicos que me desahuciaron. Y el segundo día de Resurrección vino mi confesor a visitarme, y me dijo su merced que continuamente me estuviera preparando porque ya parecía que no eran muchos mis días, que pidiera perdón de mis muchas faltas. Seguí cada vez más débil y tantas que para tomar el caldo ni aun podía sentarse en la cama. Tres días estuve con la respiración tan acelerada que me causó fatigas de muerte, esperando cuando acababa mi destierro. Yo arrojaba podre  por la boca sin parar, y estaba ahogándome pues toda la postema se me había arrancado y se me había caído al pecho. No podía tomar una respiración. Ya iban a traerme el santo óleo porque aquello era morir. Pero quiso mi amado Señor Crucificado que más estuviera en este destierro por sus justos juicios. Mi tía y familia viéndome agonizar, me echaron al cuello el escapulario de mi padre Santo Domingo. Con grandes ansias me vino un golpe de tos y arrojé la postema por la boca, con mucha admiración de los médicos, por ser una postema tan grande. No puedo Padre ponderar las fatigas que pase en el cuerpo. Quede tan sin fuerzas  y con el brazo derecho hinchado, pero libre de la postema.

Ella informa al P Sánchez en su correspondencia que el tratamiento de esta enfermedad fue largo.

Esto parece claramente un absceso tuberculoso que invade pulmón, pleura y el tejido celular subcutáneo del brazo. Y  aun hoy es difícil comprender como solucionaríamos este brote de enfermedad sin antibióticos, sin cirugía torácica y sin medios diagnósticos. Y sobre todo una vez que pudo expulsar el pus del absceso, como sobrevivió. También es lógico pensar que fuera una tuberculosis crónica y que el episodio que sufrió a los 10 años y la introdujo en coma, tuviera algo que ver.

Otro episodio de enfermedad grave y como siempre interpretados con caracteres de iluminada o artificiales, los sufre María Antonia entre 1781 y le dura hasta  1783. Es decir dos largos años en los que tiene problemas para comer y dificultad en hablar.

Esto ocurre 4 años más tarde de que sufriera el terrible  absceso de costado. Sus dificultades para comunicarse las ha de lobo usando un tono de voz muy bajo y acompañándose de gestos.

La mudez le comienza en forma puntual el 6 de enero de 1783. No es una afasia total, es decir no le impide hablar en absoluto, sino que tiene dificultad para emitir la palabra sobre todo si no se tratan de temas espirituales. Hasta tal punto que una señora al solicitarle que hable y María Antonia no lo hace, porque no lo puede hacer,  le clava un estilete o espadín. Maria Antonia comunica a su confesor que recibe mensajes de Dios de que ayune y que se nutra exclusivamente de pan y agua y cuando intenta comer tenia tales vómitos que la dejaban exhausta y solo tolera algo de pan y agua Pasa así la cuaresma y llega el día de Pascua y su confesor le insiste en que coma y al hacerlo, dice la monjita que tiene tales molestias que parece va a reventar, pues hecha sangre cuajada por la boca. Pero su confesor un tanto ignorante y desacertado le dice que coma aunque se muera y cuando ve que la cosa va en serio llaman  al médico.

El viernes de marzo por la mañana oye María Antonia una voz que le dice no tomes más alimento que mi cuerpo sacramentado. Este ha de ser tu alimento, tu regalo y tu delicia. Ello se sigue de unos impulsos de alegría tan grande en su espíritu y de amor de Dios, que se abrazaba con un cuadro de ansiedad al mismo tiempo que sentía Paz interior.

María Antonia explica, que su intento de comer se sigue de unas enormes e insoportable nauseas  por repugnancia y su confesor prescinde de estas molestias y la obliga  a comer.

Cuando llaman al médico, este hombre lleno de sabiduría le dice que no coma nada y solo tome agua fresca pese a la tozudez de su confesor que insiste en que coma. Este episodio le dura dos años y solo algún día a la semana conseguía tomar algo de alimento.

Una enfermedad tan grave afecta sin duda alguna todo su organismo y por supuesto el cerebro y ello  condiciona su visión personal  de sus molestias a la que dada su religiosidad y obediencia, cree que son un mandato divino. La enfermedad existe, no es una iluminada, está enferma claramente, la interpretación que ella hace es personal, como todos hacemos cuando estamos enfermos. Salvo que venga un buen médico y ponga la medicina necesaria si es que existe. “No puede comer porque algo sangrante obstruye la vía digestiva. No es cuestión de voluntad, es enfermedad”.

A partir de esta enfermedad  María Antonia, ya siempre está enferma, la fiebre, la extrema delgadez, los desvanecimientos son la nota dominante.

Sufre periodos  de permanencia en cama, pues no se puede mover. No obstante, su amor a la evangelización no le impide  gestionar la complicada burocracia que llevó consigo la fundación de un convento precioso que existe en nuestros días  a donde se educa y se divulgaba el evangelio. Este convento existe en Jerez de la Frontera y se llama el Beaterio.

Ya no puede más, aunque guarda silencio de su dolor no se queja, dolor no se queja, solo tienen necesidad de purificarse y poco antes de morir, tiene un fenómeno muy poco conocido y que también lo han presentado algunos religiosos. Tiene un fenómeno de BILOCACIÓN. Está en cama postrada y su hermano Sacerdote le da la comunión en la Colegial, ante la sorpresa de los que contemplan el acto. El hecho  parece  estar demostrado y certificado por varias personas que lo contemplaron entre otros su hermano sacerdote que le da la comunión estando postrada en su casa. Tal  fenómeno no fue un engaño. Estuvo en dos partes al mismo tiempo como el fenómeno cuántico de nuestros días. Una partícula puede estar en el mismo momento en distintos lugares.

Fallece el jueves Santo día 19 de Abril de 1810 a los sesenta y nueva años de edad.

Ha muerto una mujer santa, el pueblo de Jerez tiene clara constancia de ello y la despide con todo su amor y gratitud.  Jerez de la Frontera la llora y sigue acordándose de ella, pero todavía no está en los altares como Beata y Santa que lo es.

Cualquier Medico de nuestros tiempos que leyera estos escritos  no tardaría mucho tiempo en decir que era una locura y una locura importante. Porque estos escritos son una parte de la vida de la monjita y están totalmente descalificados apartándolos del todo.

Como todo lo que no se conoce bien, se clasifica y ello no evita la confusión.

La monjita habla larga y emocionadamente de los caminos hacia Cristo y los clasifica según la orientación que le dan sus confesores

El matrimonio espiritual.

La Estigmación.

El cambio de corazones.

El abrazo del señor.

Son muy difíciles de entender salvo que pensemos y con acierto aunque sólo desde el punto de vista científico que se trata de una mujer enferma que tiene una severa lesión cerebral que le hace ver las cosas de una forma paranormal aunque religiosas.

Científicamente está demostrado en nuestros días que las lesiones del lóbulo temporal fabrican alucinaciones místicas pero intercaladas en el contextos de una religión.

Así estás visiones, alucinaciones o fenómenos psíquicos dependen de la formación religiosa o no religiosa del que las sufre. El cristiano tendrá como fondo de estos fenómenos a Cristo, el musulmán tendrá Ala, y así toda una serie de representantes de la religión como líderes de sus visiones.

El diario que escribe durante el mes de septiembre de 1779 sorprende y angustia por la mezcla de su placer, dolor, y ansias todas mezcladas que no es distinto de lo que ha manifestado otras místicas como Santa Teresa que es un modelo en la que el placer se asocia al dolor. La presencia de nuestras divinidades se asocia a las manifestaciones demoníacas y la agresión de los demonios a María Antonia se contrarresta con la defensa que María Antonia efectúa atacando con su rosario o con su cíngulo a los demonios a los que llega a dominar.

Son pura descripción de una mente alterada en la que narra su visión de su entorno siempre o casi siempre en medio de fenómenos de dolor fiebre desvanecimiento y toda una lista de patología médica. Después de una lucha con los demonios tiene estigmas en su cuerpo que son logicamente  lesiones de su enfermedad infecciosa.

Me impresiona cómo debió sufrir María Antonia y como me intimida el relato de lo que padeció al mismo tiempo que me sorprende su felicidad. Ella misma pone en duda la veracidad de estos fenómenos como lo hace Santa Teresa de Jesús. Saben que hay algo de Dios pero también que puede ser un producto de su visión.

No obstante todo esto es una expresión científica quizás simple y quizás de otro tiempo que explica o expresa sólo una parte del todo. Las visiones de María Antonia son mucho más complejas e incomprensibles.

Estamos muy contento en nuestros días porque hemos demostrado de una manera objetiva que la estimulación de ciertas áreas del cerebro proporcionan fenómenos paranormales, no obstante ciertas cosas que ocurren en la vida de la monjita no tienen explicación. Cuando es capaz de escribir en latín y en griego una mujer de cultura endeble y con la suspicacia de sus directores que no la creen o por lo menos la ponen en duda,  pero que no pueden negar su religiosidad y bondad.

Quizás algún esquizofrénico, pero escasos a veces se manifiesta en idiomas antiguos que no  conocían.

El tener cuatro directores espirituales de los que todos quieren apropiarse y de hecho lo consiguen de la voluntad de María Antonia lleva irremediablemente a la confusión sobre todo de una persona que tiene como precepto de vida para acercarse a Dios por la obediencia y lo consigue por encima de todo.

El Beato Diego de Cádiz, admira a María Antonia y la cree una criatura llena de Dios y confía en ella hasta el punto de afirmar que el éxito de algunas de sus predicaciones se deben a la piedad de María Antonia. Esto dicho por alguien de su categoría determina la santidad de María Antonia

Me reitero sin duda que estos fenómenos paranormales son producto de una enfermedad crónica, infecciosa, que sufrió María Antonia desde muy joven y que evolucionó como lo hace la tuberculosis entre otras enfermedades infecciosas. La enfermedad no le dio un respiro, la martirizó la lesionó severamente nunca pudo apartarse de ella. Repetidos episodios lo confirman. Su enfermedad cerebral a los diez años,  absceso pulmonar, lesión de las vías digestivas, fiebre continua, pérdida de peso, desvanecimiento, delgadez y toda una patología amplia y compleja incompatible con una vida agradable. Sólo la búsqueda de Dios la conforta, la obediencia le marca un camino rígido.

La vida de entrega de  María Antonia de Jesús tirado, la hace Santa. Es para nosotros los creyentes un modelo de entrega de responsabilidad y de evangelización no olvidemos que rechazó en parte la entrada en un convento como suelen hacer muchas místicas. Santa Idelgarda, Santa Catalina de Siena, Santa Teresa de Jesús. Doctoras de la Iglesia que no consintieron que su línea hacia Dios fuera turbada por unos medios que no le parecían oportunos.

Intencionadamente no describo su santidad, sus obras de caridad en un Jerez , durante la invasión Napoleónica, que tenía  hambre, miseria, enfermedades, y María Antonia se da entera y encima Evangeliza y funda un Convento,  como Santa teresa o Santa Idelgarda.

María Antonio de Jesús Tirado cumple todos los parámetros que la Iglesia exige para santificar. Pero ella no era responsable de estar enferma y de reaccionar como tal. “Se la está juzgando como enferma y no como Santa”.

Recientemente la Iglesia canoniza de una manera sorprendentemente rápida y acertada a una serie de santos que habían estado en anonimato e incluso a papás recién muertos a los que les falta un milagro.

Si a Maria Antonia de Jesus tirado, no la Beatifican y después Canonizan, tienen que quitarle este titulo, por lo menos a 4 santas, doctoras de la Iglesia que presentaron el mismo cuadro

Les pido a los encargados de la Beatificación de María Antonia de Jesús Tirado que sean justos con ella, se merece estar en los altares. Es inexplicable que hayan pasado 200 años sin que se haya beatificado a esta monjita.