LA INFLAMACION NO PERDONA

“En mayor o menor grado todos estamos inflamados, y es mala cosa”

Gabriela Pocoví, doctora en Medicina y nutricionista, experta en inmunonutrición

Escribe en la Vanguardia un buen articulo, nada nuevo pero pontifica la desesperante y progresiva “INFLAMACION”

No dice nada nuevo, pero replantea el problema de la inflamación en nuestros días, que progresa desde un comienzo y que no tiene fin. Todo lo invade y altera.

Tiene 34 años. Es Máster en Inmunología Celular y Molecular y diplomada en Salud Holística e Integrativa. Casi ningún político cumple lo que predica, la teoría no se corresponde con la práctica. Es complicado creer en la política. Soy católica.

Foto: Emilia Gutiérrez

Los cuatro signos cardinales de la inflamación fueron descritos por Paracelso (30 AC al 38 DC) son: 1. rubor (coloración roja) 2. tumor (hinchazón) 3. calor 4. dolor. Posteriormente, Galeno (130-200), añadió un quinto signo: pérdida de función.

La inflamación promueve una respuesta efectiva, pero frecuentemente hace un daño mayor y además se perpetua.

Me imagino que Paracelso no se imaginaba el valor de la inflamación PARACELSO - MÉDICO E ALQUIMISTA

En todo proceso patologico, del tipo que sea, la inflamación, que es al final un intento de reparación de lo dañado, tiene ocupación.

Este articulo no dice nada nuevo, pero pontifica que la inflamación hay que controlarla, porque ya es insostenible, medicamente, socialmente y económicamente y hasta ahora, no se nos ocurre que hacer para controlarla, pero en grupo y no una por una que la eterniza.

En mayor o menor grado, estamos todos inflamados , y hoy en día en los países desarrollados tenemos un entorno proinflamatorio.

¿Qué problemas causa la inflamación?

Digestivos, de tiroides y de hormonas, cardiovasculares, alergias, migrañas, gastritis, intestino irritable, enfermedades autoinmunes, sobrepeso por más dietas que hagas, eczemas­, acné, vientre hinchado, estreñimiento, dolores musculares y articulares, baja­ energía…

¿Resultado de inflamación crónica?

Son multiples sus consecuencias y en la actualidad crea problemas de salud mental. La microbiota tiene una conexión directa con nuestro sistema nervioso y con la forma en que pensamos y sentimos.

Nunca he ido a un médico y me ha dicho: “Está usted inflamada”.

El problema de la inflamación crónica es que, por lo general, no es detectable en un análisis de rutina. Tus pruebas pueden estar perfectas, aunque tú notes que en tu cuerpo algo no va bien.

¿Entonces?

Yo propongo un autoexamen. La inflamación se puede manifestar en muchas áreas del cuerpo. Recomiendo revisar la nariz y el sistema respiratorio, podemos sentir alergias, goteo nasal, muchos mocos en nariz o en garganta. Otro signo de inflamación es el nivel de energía.

¿Sentirse siempre cansado?

Sí, es clave. El dolor es otro signo claro de inflamación, pueden dolerte las articulaciones, los músculos, la barriga, la cabeza. Y el dolor menstrual que las mujeres normalizamos también es un signo de inflamación. La regla no debería doler.

Pues es muy común.

Cuando aplicas el protocolo antiinflamatorio, la mejoría en la salud menstrual es evidente, tanto en el volumen de sangrado como en el dolor. También hay que poner atención al sistema digestivo: diarreas o estreñimiento son signo de inflamación. Y problemas de piel:
acné, eczemas, alergias, urticarias, picores generalizados.

¿Cómo influyen los tóxicos y contami­nantes?

Hay demasiados y sin duda nos dañan. Respiramos e ingerimos gran cantidad de tóxicos. El pescado, por ejemplo, está lleno de metales pesados, mejor pequeño que grande.

¿Qué alimentos son proinflamatorios?

Hoy en día la cantidad de gluten que ingerimos es excesiva, además de colorantes, aditivos y azúcares. Y tres o cuatro sacarinas diarias producen cambios en nuestra microbiota intestinal que favorecen la inflamación.

Parece que no sabemos cuidarnos bien.

Comemos animales mal alimentados y criados de forma rápida, cuyo perfil de grasas se vuelca hacia lo proinflamatorio.

Vaya.

Un animal que se ha alimentado con pienso o comida de engorde, enjaulado o encerrado, y seguramente sometido a tratamientos antibióticos u hormonales, no será el mejor alimento, y los cultivos acelerados son nutricionalmente pobres.

Hoy puedes estar gordo y desnutrido.

Efectivamente. Añada el sedentarismo, la falta de musculatura, las infecciones, ciertos virus y patógenos que están en el medio y la falta de vitamina D, que es clave para controlar la inflamación.

¿Y cuál es la dieta antiinflamatoria?

Un tercio del plato deberían ser verduras frescas de temporada, fuente de fibra y antioxidantes. Ingerir cereales y patatas, nabos, remolacha, arroz salvaje, calabaza, quinoa, mijo, trigo sarraceno y amaranto.

¿Qué más?

Hay que priorizar los tubérculos por su alto contenido en fibra prebiótica y el consumo de pescados azules y grasos para aportar más omega-3 (sardinas, bureles, boquerones, anchoa­, melva, caballa). Y especias anti-
inflamatorias.

¿Por ejemplo?

La cúrcuma, el jengibre, el comino, el orégano, el tomillo y el romero. Fermentados y algas (wakame, kombu, dulse), que tienen minerales, y un poquito de chocolate negro al 85% aporta polifenoles antioxidantes.

Esa es buena noticia.

Y practique respiraciones conscientes, que nos ayudan a calmar los neurotransmisores del estrés, y haga ejercicio: una mezcla entre cardiovascular, fuerza y estiramientos. Y si toma suplementos, que estén bien pautados.

¿Por qué engorda la inflamación?

En un cuerpo inflamado la insulina está alterada y eso favorece la lipogénesis, que es el desarrollo de más grasa corporal.

Hay quien recomienda comer cinco veces al día.

Es mejor espaciar las comidas. Cada vez
que comemos generamos un proceso inflamatorio, nuestras defensas se ponen en alerta por si entra algún tóxico. Lo ideal es dejar pasar de cuatro a seis horas entre cada comida principal.

Hoy no creo que diga nada nuevo pero remacha de una manera contundente que estamos todos inflamados y qué es la causa fundamental de todas las enfermedades que padecemos y de las que padeceremos.

La inflamación no perdona y aunque es un intento de reparación produce una sucesión de respuestas que deben ser también reparado y entramos en la avenida inflamación crónica que no termina nunca y que sin duda alguna es causante si no de todas las enfermedades que conocemos sí de la mayoría y sobre todo las perpetua. Cualquier proceso se acompaña de inflamación.

Lo malo de este problema es que no tenemos ni idea de como controlar la respuesta inflamatoria.

Modificar el ambiente y no exponernos a desencadenantes, por ahora parece imposible

IMA SANCHÍS 03/02/2023 00:00 32

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