Francis Wolff.
Entrevista hoy 6 abril de 2019, en la VANGUARDIA por la periodista INMA SANCHIS ,
EMPIEZA :
Wolff tienen 68 años y es filosofo y profesor emerito de de la Ecole Normal de la U. de Paris.
Su frase debut es: Tenemos todas las condiciones para un humanismo universal que entienda
la igualdad de la comunidad humana , pero triunfan los nacionalismos

Hoy podemos ser amigos de cualquier persona del planeta.
El miedo a la globalización lo explica en parte, pero hay otros motivos. Lo más importante es que ya no sabemos quiénes somos.
Ni sabemos lo que queremos.
Hoy, en nuestras continuas manifestaciones y reivindicaciones nos rebelamos contra la injusticia, la corrupción, la segregación, la miseria, la represión… Sabemos lo que rechazamos pero no a lo que aspiramos, nos movilizamos en contra de algo pero nunca a favor de algo.
Las utopías políticas del siglo XX fueron catastróficas. Por un lado, la utopía de lo puro: el nazismo; y, por el otro, la igualdad que se transformó en una lucha sin matices contra la diferencia de clases, la propiedad e, incluso, la cultura.
Ya no creemos en utopías políticas de transformación del mundo y de salvación común. Hoy existen otras utopías que no son políticas, como el posthumanismo, el animalismo y la que yo defiendo: el cosmopolitismo.
Los posthumanistas creen en la salvación a través de la ciencia y la técnica.
Creen que podemos vencer las enfermedades, la vejez y la muerte y así transformarnos en dioses.
Los antiguos definían tres faunas: la de los humanos, la de los animales y la de los dioses.
Reconocían que el hombre tenía algo de divino: la razón; y algo de animal: el cuerpo mortal; pero sabían lo que podían y no podían hacer.
Ni ser un dios, ni ser un animal.
El animalismo, pretende igualar los derechos de las especies.
El contrato que tenemos con las especies que son criadas por su carne, su cuero o su lana, implica protegerlos y criarlos sin que dejen de ser lo que son. Convertir al cerdo en una máquina de producir carne es inmoral.
Por eso me declaro defensor del bienestar animal. Y también tenemos el contrato ecológico de proteger a los animales salvajes de la extinción, tenemos ese deber porque somos los predadores más importantes de la naturaleza.
La utopía animalista pone a humano y animales a la misma altura.
La utopía cosmopolítica que defiende que dentro de la especie humana debemos aplicar un principio de justicia global, que no dependa del lugar donde hemos nacido, y el acceso universal a los bienes primarios. Considero que ayudar a los países que están en vías de desarrollo es un deber político de los países desarrollados.
La realización más importante de la utopía humanista es la construcción de Europa, la primera vez en la historia que algunos estados han decidido abandonar una parte de su soberanía para asegurar una cierta prosperidad y paz dentro de una región del mundo donde ocurrieron las peores guerras.
Es el modelo que deberíamos aplicar, progresivamente, a escala planetaria.
Pero estamos descreyendo de Europa.
Porque confundimos globalización con cosmopolitismo.
La globalización es una mundialización económica y financiera que borra las culturas locales. El cosmopolitismo defiende la diversidad cultural. De hecho, el desarrollo de las lenguas regionales es el fruto de Europa y no de los nacionalismos.
La ética es una relación por definición recíproca; la política es un poder, un sistema de represión sobre la sociedad y los derechos individuales, y Europa se está perdiendo por este camino.
Vivimos en una sociedad posibilista que aspira a lo menos malo.
Y se ha instaurado el individualismo. Cada vez es más difícil pensar en una salvación común, sin embargo los problemas son globales: clima, polución… De manera que con el progreso de los nacionalismos, vivimos en contradicción.
Ver en el mundo el movimiento de la juventud a favor de detener el cambio climático es un signo del nacimiento de una conciencia humanista y planetaria que busca redefinir lo que significa ser humano.
Ser humano, es ser de un solo mundo y por tanto ser todos del mismo mundo. Esto lo sabemos desde que aprendimos a hablar, por eso la utopía cosmopolita es la más sólida, y que hoy tenga menos presente, no implica que no tenga porvenir.
Esto es de los artículos, que al terminarlo, no sabemos si hemos hechobien o mal en leerlos.
Deduzco en conjunto, que estamos quejosos de todo y no tenemos claro lo que nos gusta.
Lo que sim me parece deseable es . Hoy existen otras utopías que no son políticas, como el posthumanismo, el animalismo y la que yo defiendo: el cosmopolitismo.
Los posthumanistas creen en la salvación a través de la ciencia y la técnica.
Sí, creen que podemos vencer las enfermedades, la vejez y la muerte y así transformarnos en dioses.
Cada vez es más difícil pensar en una salvación común, sin embargo los problemas son globales: clima, polución… De manera que con el progreso de los nacionalismos, vivimos en contradicción
Entrevista hoy 6 abril de 2019, en la VANGUARDIA por la periodista INMA SANCHI