EL SÍNDROME DE HUBRIS

La palabra hybris o hubris, proviene del griego y significa ‘orgullo’, ‘arrogancia’ o ‘presunción’; los griegos empleaban este término para hacer referencia al comportamiento humano caracterizado por una arrogancia que desafiaba a los dioses.

El síndrome de Hubris o la psicopatología del poder - Diario SaludLo que movía a quienes padecían el síndrome de Hubris era una ambición sin límites, con un comportamiento temerario e insolente que les llevaba a pensar que podrían conseguir mucho más allá de lo que el destino les había previsto.

Lo más interesante es que el síndrome de Hubris supera los bordes de la mitología y se encuentra en el mundo real, no solo con el comportamiento de reyes, gobernantes, emperadores, políticos y directivos, sino que también puede afectar a los médicos o empresarios, así como a cualquier otra persona que alcanza un puesto con responsabilidad y comienza a experimentar los síntomas de ir en ascenso.

El ego de quienes padecen del síndrome de Hubris es desmedido, su enfoque ante la vida es exagerado, las excentricidades predominan en su cotidianidad y suelen despreciar las opiniones de los otros.

De acuerdo con el autor J. González-García, en su estudio sobre el Síndrome de hubris en neurocirugía, las personas con este síndrome experimentan una sensación de omnipotencia que les lleva a transgredir los límites que los dioses inmortales han impuesto al hombre mortal, de acuerdo a la visión mitológica.

En la mitología griega, con este término se hacía alusión a quienes se creían similar a los dioses y actuaban como ellos, llegando así a romper el equilibrio que debía existir entre los hombres, la naturaleza y los dioses, lo cual llevaba hacia el desprecio de los demás y a cometer actos crueles.

A su vez, esta terminología está relacionada con las Moiras, los seres mitológicos que se encargaban de medir, enhebrar y cortar el hilo de la vida. Quien estaba enfermo de Hubris se creía con un derecho superior a contar con más hilo del que se le había asignado y rebelarse así contra su destino.

Es por ello que actualmente se usa como un sinónimo de arrogancia, soberbia o prepotencia.

Susana Valdés Levy escribe también sobre este síndrome personalizándolo en Putin

Síndrome de Hubris: Locos de poder

Está en duda la salud mental de Putin.

Cada vez son más los especialistas que ponen en tela de duda la salud mental de Vladimir Putin.

Las observaciones sobre su alterado estado mental vienen de tiempo atrás, asociado a otras enfermedades y procesos quirúrgicos importantes que hubo de enfrentar el líder ruso, tales como una importante cirugía de columna, el pesado tratamiento de cáncer, además de enfermedad de Parkinson y una larga convalecencia por Covid-19 en fechas recientes.

Aunque su convalecencia por el virus se mantuvo casi como «secreto de estado».

Con todo respeto para quienes han padecido una o más de estas enfermedades, aclaro que ninguna -per se- debería llevar a alguien a la locura.

Aunque sí se han reportado casos de personas que sufrieron algunas importantes alteraciones psicológicas como secuela del Covid, la correlación entre el padecimiento por coronavirus y la psicopatía no es todavía muy clara, no está comprobada y mucho menos se puede generalizar.

Sin embargo, se habla de otra cuestión importante que podría ser la causa de un padecimiento mental en el líder ruso: El Síndrome de Hubris.

Este síndrome se define como un cambio adquirido en la personalidad y la conducta de quien lo padece y que empeora gradualmente.

Este síndrome es ni más ni menos que el ejercicio del poder, de forma excesiva y por largo tiempo.

Los síntomas de este trastorno mental son evidentes: Usar el poder para la autoglorificación, obsesión por la imagen personal, poca o nula tolerancia al consejo y/o crítica de otros, rodearse solo de aduladores, pérdida de contacto con la realidad, hablar como un «mesías», mostrar acciones y reacciones irracionales, impulsivas, imprudentes y desproporcionadas.

Estos enfermos intoxicados de poder se vuelven represivos, invasivos, vengativos, crueles, autoritarios, déspotas, paranoicos, ambiciosos, perniciosos, monstruosos y muy, muy peligrosos.

Los líderes hubrísticos existen en todos los ámbitos.

El síndrome de Hubris, al igual que otros trastornos mentales, puede aparecer en combinación con otros desordenes tales como:

Desorden bipolar.

Personalidad limítrofe.

Depresión.

Ansiedad.

Adicciones. Libros: Cinco mitos sobre Franco que siguen vivos contra toda evidencia

Así es como, reyes, emperadores, primeros ministros, presidentes, dictadores, y hasta líderes de empresas y lideres religiosos de pronto se convierten en verdaderas chivas locas en una cristalería causando estragos apoteósicos.

El tema es que cada vez son más los especialistas que observan rasgos claros de alteraciones de la personalidad y de la conducta en quienes llevan grandes responsabilidades sobre sus hombros al tiempo que ejercen una enorme cuota de poder…

Vladimir Putin, quien ya lleva casi 22 años en el poder, está en la mira psiquiátrica en estos momentos.

¿Será que el mundo está bajo la amenaza de un líder hubrístico en este momento? Reportan que Vladimir Putin sufre graves problemas de salud y que se vería forzado a dejar el gobierno en corto tiempo - Infobae

Leo el trabajo de J. Vilalta, con mucha alegría, buen profesional y buena persona hasta las entrañas.

Pero no he relacionado nunca a los neurocirujanos con este síndrome Casi seguro que nos apartábamos de la norma en los hospitales, un poco endiosados, pero no hasta el este síndrome de Hubris.

Pero puede pertenecer esta patología a todo el que manda mucho, o tener que evaluar una escala de síndrome de Hubris

¡ He leído con interés el trabajo de González-García y, en primer lugar, debo agradecerle la noble intención de que su lectura nos despierte un examen de conciencia para descubrir que hemos podido padecer el síndrome de ‘hubris’ de forma aguda o crónica y no hemos sabido reconocerlo en el momento. Siempre podemos pedir perdón a los afectados; en general, pasado el tiempo, los efectos se minimizan. Recuerdo que, cuando era residente en los años setenta, una noche hice venir a mi jefe, mi maestro, al quirófano de urgencias y cuando se puso al mando de la operación cogió el aspirador y dijo ‘esto es una m…’; lo tiró, después cogió el bisturí eléctrico y volvió a decir ‘esto es una m…’, y también lo tiró. Por último, de la luz que iluminaba el campo quirúrgico también dijo que ‘era una m…’, pero no pudo tirarla porque estaba amarrada en el techo. Después siguió la tormenta en la sesión matutina. Durante un tiempo, aquel episodio agudo de síndrome de ‘hubris’ me afectó. Después, con los años, solo me quedó una regla: ABC, es decir, cuando iba a operar comprobaba personalmente la aspiración (A), el bisturí eléctrico (B) más tarde, la coagulación bipolar y, por último, la calidad (C) de la iluminación, incluyendo la del microscopio quirúrgico.

La neurocirugía es una de las especialidades más asociadas a conductas prepotentes, dice el autor y dentro de la especialidad cita el ejemplo de un caso de cirugía de raquis. No creo que haya subespecialidades más arrogantes que otras. Por poner un ejemplo, escuché una conversación entre dos colegas en un congreso: uno preguntaba qué diferencia había entre un gran neurocirujano vascular y Dios, y al no saber que contestarle, el primero dijo que Dios no se creía que era un gran neurocirujano vascular.

Referente a la falta de empatía de los enfermos de síndrome de ‘Hubris’, me permito recomendar El doctor, una película estadounidense de 1991 dirigida por Randa Haines y protagoniza por William Hurt, que se cura tras padecer una grave enfermedad. Haber estado ingresado con alguna enfermedad grave y estar ‘en el otro lado’ es muy instructivo –lo afirmo rotundamente– y así William Hurt obliga a sus estudiantes a pasar por lo que pasan sus pacientes.

El síndrome de ‘Hubris’ no es exclusivo de la neurocirugía. Dentro de las neurociencias, muchos de nosotros podemos tener en la cabeza a alguien que lo padece. También puede afectar a neurorradiólogos y, por poner un ejemplo, el escritor Jorge M. Reverte relató su experiencia con un neurorradiólogo intervencionista después de sufrir un ictus isquémico: ‘soy el doctor que mejor hace eso, todo un experto en España, pero no ha sido posible…

Debo agradecer a Revista de Neurología el acierto en publicar este trabajo, sin duda contribuirá al conocimiento de esta patología para poder tratarla antes de que se haga crónica. No sé si puede resultar útil pasarle el artículo a un paciente por debajo de la puerta !

Lo siento Dr Vilalata, cuando aparece el síndrome, pero el gordo, no el de los de en medio, la cosa es grave y puede mandar el mundo a la hecatombe y nosotros desgraciadamente tenemos experiencia en la relación del síndrome con el Parkinson con el Hudris aunque acompañe tambien a otras patologias

Franco, Hitler y ahora el Putin, que los tres sufrieron Parkinson entre otras patología, el síndrome de Hubris.

Creo que el problema viene de concretar. La enfermedad que más afecta a los poderosos

El síndrome de Hubris, no es especifico de nadie y si podemos todos padecerlo, ante determinadas condiciones patolgicas, físicas o psiquicas.

QUE DIOS NOS PROTEJA

Referencias

J. González-García, en su estudio sobre el Síndrome de hubris en neurocirugía

Jorge M.: ‘soy el doctor que mejor hace eso, todo un experto en España, pero no ha sido posible…

Susana Valdés Levy Síndrome de Hubris: Locos de poder

. Vilalta J. [REV NEUROL 2019;69:222]PMID: 31364152DOI: https://doi.org/10.33588/rn.6905.2019245

Enriquerubio.Net Sindrome de Hubris

EL SÍNDROME DE HUBRIS

La palabra hybris o hubris, proviene del griego y significa ‘orgullo’, ‘arrogancia’ o ‘presunción’; los griegos empleaban este término para hacer referencia al comportamiento humano caracterizado por una arrogancia que desafiaba a los dioses.

Lo que movía a quienes padecían el síndrome de Hubris era una ambición sin límites, con un comportamiento temerario e insolente que les llevaba a pensar que podrían conseguir mucho más allá de lo que el destino les había previsto.

Lo más interesante es que el síndrome de Hubris supera los bordes de la mitología y se encuentra en el mundo real, no solo con el comportamiento de reyes, gobernantes, emperadores, políticos y directivos, sino que también puede afectar a los médicos o empresarios, así como a cualquier otra persona que alcanza un puesto con responsabilidad y comienza a experimentar los síntomas de ir en ascenso.

El ego de quienes padecen del síndrome de Hubris es desmedido, su enfoque ante la vida es exagerado, las excentricidades predominan en su cotidianidad y suelen despreciar las opiniones de los otros.

De acuerdo con el autor J. González-García, en su estudio sobre el Síndrome de hubris en neurocirugía, las personas con este síndrome experimentan una sensación de omnipotencia que les lleva a transgredir los límites que los dioses inmortales han impuesto al hombre mortal, de acuerdo a la visión mitológica.

En la mitología griega, con este término se hacía alusión a quienes se creían similar a los dioses y actuaban como ellos, llegando así a romper el equilibrio que debía existir entre los hombres, la naturaleza y los dioses, lo cual llevaba hacia el desprecio de los demás y a cometer actos crueles.

A su vez, esta terminología está relacionada con las Moiras, los seres mitológicos que se encargaban de medir, enhebrar y cortar el hilo de la vida. Quien estaba enfermo de Hubris se creía con un derecho superior a contar con más hilo del que se le había asignado y rebelarse así contra su destino.

Es por ello que actualmente se usa como un sinónimo de arrogancia, soberbia o prepotencia.

Susana Valdés Levy escribe también sobre este síndrome personalizándolo en Putin

Síndrome de Hubris: Locos de poder

Está en duda la salud mental de Putin.

Cada vez son más los especialistas que ponen en tela de duda la salud mental de Vladimir Putin.

Las observaciones sobre su alterado estado mental vienen de tiempo atrás, asociado a otras enfermedades y procesos quirúrgicos importantes que hubo de enfrentar el líder ruso, tales como una importante cirugía de columna, el pesado tratamiento de cáncer, además de enfermedad de Parkinson y una larga convalecencia por Covid-19 en fechas recientes.

Aunque su convalecencia por el virus se mantuvo casi como «secreto de estado».

Con todo respeto para quienes han padecido una o más de estas enfermedades, aclaro que ninguna -per se- debería llevar a alguien a la locura.

Aunque sí se han reportado casos de personas que sufrieron algunas importantes alteraciones psicológicas como secuela del Covid, la correlación entre el padecimiento por coronavirus y la psicopatía no es todavía muy clara, no está comprobada y mucho menos se puede generalizar.

Sin embargo, se habla de otra cuestión importante que podría ser la causa de un padecimiento mental en el líder ruso: El Síndrome de Hubris.

Este síndrome se define como un cambio adquirido en la personalidad y la conducta de quien lo padece y que empeora gradualmente.

Este síndrome es ni más ni menos que el ejercicio del poder, de forma excesiva y por largo tiempo.

Los síntomas de este trastorno mental son evidentes: Usar el poder para la autoglorificación, obsesión por la imagen personal, poca o nula tolerancia al consejo y/o crítica de otros, rodearse solo de aduladores, pérdida de contacto con la realidad, hablar como un «mesías», mostrar acciones y reacciones irracionales, impulsivas, imprudentes y desproporcionadas.

Estos enfermos intoxicados de poder se vuelven represivos, invasivos, vengativos, crueles, autoritarios, déspotas, paranoicos, ambiciosos, perniciosos, monstruosos y muy, muy peligrosos.

Los líderes hubrísticos existen en todos los ámbitos.

El síndrome de Hubris, al igual que otros trastornos mentales, puede aparecer en combinación con otros desordenes tales como:

Desorden bipolar.

Personalidad limítrofe.

Depresión.

Ansiedad.

Adicciones. Libros: Cinco mitos sobre Franco que siguen vivos contra toda evidencia

Así es como, reyes, emperadores, primeros ministros, presidentes, dictadores, y hasta líderes de empresas y lideres religiosos de pronto se convierten en verdaderas chivas locas en una cristalería causando estragos apoteósicos.

El tema es que cada vez son más los especialistas que observan rasgos claros de alteraciones de la personalidad y de la conducta en quienes llevan grandes responsabilidades sobre sus hombros al tiempo que ejercen una enorme cuota de poder…

Vladimir Putin, quien ya lleva casi 22 años en el poder, está en la mira psiquiátrica en estos momentos.

¿Será que el mundo está bajo la amenaza de un líder hubrístico en este momento? Reportan que Vladimir Putin sufre graves problemas de salud y que se vería forzado a dejar el gobierno en corto tiempo - Infobae

Leo el trabajo de J. Vilalta, con mucha alegría, buen profesional y buena persona hasta las entrañas.

Pero no he relacionado nunca a los neurocirujanos con este síndrome Casi seguro que nos apartábamos de la norma en los hospitales, un poco endiosados, pero no hasta el este síndrome de Hubris.

Pero puede pertenecer esta patología a todo el que manda mucho, o tener que evaluar una escala de síndrome de Hubris

¡ He leído con interés el trabajo de González-García y, en primer lugar, debo agradecerle la noble intención de que su lectura nos despierte un examen de conciencia para descubrir que hemos podido padecer el síndrome de ‘hubris’ de forma aguda o crónica y no hemos sabido reconocerlo en el momento. Siempre podemos pedir perdón a los afectados; en general, pasado el tiempo, los efectos se minimizan. Recuerdo que, cuando era residente en los años setenta, una noche hice venir a mi jefe, mi maestro, al quirófano de urgencias y cuando se puso al mando de la operación cogió el aspirador y dijo ‘esto es una m…’; lo tiró, después cogió el bisturí eléctrico y volvió a decir ‘esto es una m…’, y también lo tiró. Por último, de la luz que iluminaba el campo quirúrgico también dijo que ‘era una m…’, pero no pudo tirarla porque estaba amarrada en el techo. Después siguió la tormenta en la sesión matutina. Durante un tiempo, aquel episodio agudo de síndrome de ‘hubris’ me afectó. Después, con los años, solo me quedó una regla: ABC, es decir, cuando iba a operar comprobaba personalmente la aspiración (A), el bisturí eléctrico (B) más tarde, la coagulación bipolar y, por último, la calidad (C) de la iluminación, incluyendo la del microscopio quirúrgico.

La neurocirugía es una de las especialidades más asociadas a conductas prepotentes, dice el autor y dentro de la especialidad cita el ejemplo de un caso de cirugía de raquis. No creo que haya subespecialidades más arrogantes que otras. Por poner un ejemplo, escuché una conversación entre dos colegas en un congreso: uno preguntaba qué diferencia había entre un gran neurocirujano vascular y Dios, y al no saber que contestarle, el primero dijo que Dios no se creía que era un gran neurocirujano vascular.

Referente a la falta de empatía de los enfermos de síndrome de ‘Hubris’, me permito recomendar El doctor, una película estadounidense de 1991 dirigida por Randa Haines y protagoniza por William Hurt, que se cura tras padecer una grave enfermedad. Haber estado ingresado con alguna enfermedad grave y estar ‘en el otro lado’ es muy instructivo –lo afirmo rotundamente– y así William Hurt obliga a sus estudiantes a pasar por lo que pasan sus pacientes.

El síndrome de ‘Hubris’ no es exclusivo de la neurocirugía. Dentro de las neurociencias, muchos de nosotros podemos tener en la cabeza a alguien que lo padece. También puede afectar a neurorradiólogos y, por poner un ejemplo, el escritor Jorge M. Reverte relató su experiencia con un neurorradiólogo intervencionista después de sufrir un ictus isquémico: ‘soy el doctor que mejor hace eso, todo un experto en España, pero no ha sido posible…

Debo agradecer a Revista de Neurología el acierto en publicar este trabajo, sin duda contribuirá al conocimiento de esta patología para poder tratarla antes de que se haga crónica. No sé si puede resultar útil pasarle el artículo a un paciente por debajo de la puerta !

Lo siento Dr Vilalata, cuando aparece el síndrome, pero el gordo, no el de los de en medio, la cosa es grave y puede mandar el mundo a la hecatombe y nosotros desgraciadamente tenemos experiencia en la relación del síndrome con el Parkinson con el Hudris aunque acompañe tambien a otras patologias

Franco, Hitler y ahora el Putin, que los tres sufrieron Parkinson entre otras patología, el síndrome de Hubris.

Creo que el problema viene de concretar. La enfermedad que más afecta a los poderosos

El síndrome de Hubris, no es especifico de nadie y si podemos todos padecerlo, ante determinadas condiciones patolgicas, físicas o psiquicas.

QUE DIOS NOS PROTEJA

Referencias

J. González-García, en su estudio sobre el Síndrome de hubris en neurocirugía

Jorge M.: ‘soy el doctor que mejor hace eso, todo un experto en España, pero no ha sido posible…

Susana Valdés Levy Síndrome de Hubris: Locos de poder

. Vilalta J. [REV NEUROL 2019;69:222]PMID: 31364152DOI: https://doi.org/10.33588/rn.6905.2019245

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