Un paciente con lesión medular logra ‘andar con el pensamiento’

Investigadores suizos desarrollan un sistema que han probado con éxito en un paciente al que le han ‘devuelto’ el control voluntario de la capacidad motora.

El paciente, Gert-Jan Oskam, probando el 'puente digital' en la Universidad de Lausana. Foto: JIMMY RAVIER.
El paciente, Gert-Jan Oskam, probando el ‘puente digital’ en la Universidad de Lausana. Foto: JIMMY RAVIER.
Cristina G. Lucio. Madrid

En 2011, el holandés Gert-Jan Oskam tuvo un grave accidente ciclista en China. Su médula espinal resultó muy dañada, con una lesión incompleta que tras mucha rehabilitación apenas le permitía mover los brazos. Desde el principio, su objetivo fue intentar recuperar toda la movilidad posible, por lo que cuando le hablaron de un grupo de investigadores punteros que desde Lausana (Suiza) trataban de encontrar formas de ayudar a los pacientes con lesiones medulares no dudó en llamar a su puerta.

Él fue uno de los cinco participantes que formaron parte del ensayo STIMO, un programa de neurorrehabilitación que, a través de la estimulación eléctrica epidural de la médula espinal, demostró que era posible recuperar cierta capacidad motora. Gracias al programa, Oskam, que ahora tiene 40 años, pudo volver a caminar con la ayuda de un andador.

Tras tres años, el holandés había alcanzado el tope de recuperación posible, por lo que tampoco tuvo dudas cuando el equipo multidisciplinar liderado por Grégoire Courtine, de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), y la neurocirujana Jocelyne Bloch, del Hospital Universitario de Lausana, le propusieron participar en un nuevo ensayo, denominado STIMO-BSI, que quería dar un paso más en el abordaje.

Puede ponerse en pie, caminar, subir escaleras y adaptar su marcha a distintos terrenos

Los resultados de esa estrategia, que permite establecer un enlace directo entre cerebro y médula espinal y proporciona un control voluntario y más natural de la capacidad motora, han supuesto un salto cualitativo en la calidad de vida de Oskam, tal y como señaló en rueda de prensa. Puede realizar tareas como ponerse de pie, caminar, subir escaleras y adaptar la marcha a distintos terrenos. La implantación del dispositivo, además, le ha permitido mejorar la recuperación neuronal, de modo que ahora es capaz de caminar con muletas incluso cuando los implantes están apagados. «Estas mejoras son muy útiles en mi día a día. Me ayudan mucho», subrayó. Los detalles del caso se publican esta semana en la revista Nature.

Lo que los investigadores han desarrollado es una especie de puente digital que, en cierta medida, permite restaurar la línea de comunicación que existe entre el cerebro y la zona de la médula que permite la marcha y que, en el caso de Oskam, resultó dañada por el accidente.

Mediante implantes en el cerebro, el sistema es capaz de captar las señales corticales, las órdenes que el cerebro envía cuando queremos ponernos de pie o dar un paso. Esas señales, debidamente decodificadas mediante métodos de inteligencia artificial, se envían a un sistema de estimulación implantado en la región epidural, donde se sitúa el centro generador del patrón de marcha, lo que permite que los músculos implicados se pongan en marcha en función de las instrucciones recibidas.

Control con el pensamiento

«Me permite un control mucho mayor. Ahora controlo la estimulación con mis pensamientos», señaló Oskam a la prensa, un punto que también subrayó Courtine.

Aunque ha dado muy buenos resultados, por sí sola la estimulación eléctrica epidural de la médula espinal que el equipo había utilizado previamente tiene algunos inconvenientes, como el hecho de que el paciente debe utilizar un mando o un botón para iniciar la estimulación o que resulta complicado adaptar los movimientos a los cambios en el terreno o a las necesidades de cada tarea.

Esta nueva conexión directa entre cerebro y médula, en cambio, permite realizar movimientos más naturales, adaptados a cada momento, ya que se producen en tiempo real. Además, también permite un mayor rango de movimientos, por ejemplo, en la flexión de cadera o extensión de la rodilla, señalaron los investigadores, que quieren extender el ensayo a más pacientes y explorar la utilidad del dispositivo en otros casos, como la parálisis de las extremidades superiores.

«Es un trabajo muy interesante que sigue la línea que este equipo empezó hace más de 10 años», señala Joan Vidal, médico rehabilitador, director docente del Institut Guttmann de Barcelona e investigador principal de la línea de investigación Neuroreparación y terapias avanzadas del citado centro.

Tanto la utilización de receptores corticales como la estimulación epidural son técnicas que se habían utilizado previamente. La novedad radica en que este sistema las combina, proporcionando un control voluntario, «lo que es muy interesante», subraya el especialista.

Para Vidal, un aspecto a destacar del trabajo es que muestra que, tras la implantación del dispositivo, y a través de la rehabilitación, se produce cierta recuperación funcional, el paciente es capaz de volver a caminar con muletas incluso cuando los implantes no están conectados.

«El sistema nervioso central tiene una capacidad plástica de generar conexiones nuevas. Y esto vuelve a poner de manifiesto que mediante neuromodulación combinada con neurorrehabilitación pueden favorecerse esas nuevas redes neuronales que permitan cierta recuperación», señala.

Los expertos celebran la investigación, pero piden cautela para no generar falsas expectativas

Se pronuncia, en la misma línea Antonio Oliviero, jefe del laboratorio de Exploración funcional y neuromodulación del sistema nervioso del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo: «Uno de los datos que más me llama la atención es que no solo existe esta posibilidad de caminar cuando el estimulador y el interfaz están funcionando, sino que después de apagar estos sistemas parece que el sistema está un poco mejor, hay una cierta recuperación funcional y esto permite pensar no solo en estos aparatos como sustitutivos de la lesión anatómica y funcional sino también como herramientas importantes de rehabilitación», indica.

En el futuro también podría plantearse el uso de este tipo de dispositivos en otro tipo de alteraciones motoras, como las que se producen tras un ictus, coinciden en señalar ambos especialistas.

«En estos últimos 10 años se ha avanzado mucho. Estamos más cerca de entender cuáles son las líneas de investigación donde hay que profundizar, donde hay que invertir, pero queda camino por recorrer», remarca Vidal, quien pide cautela para no generar falsas expectativas en los pacientes. «Esta investigación se ha llevado a cabo en un único paciente», subraya. Los progresos obtenidos todavía son limitados y este tipo de dispositivos todavía necesita más investigación antes de que puedan ser aprobados por las agencias reguladoras, recuerda.