CORONAVIRUS EN EL CEREBRO

Lesiones vasculares multipless de un paciente con coronavirus 19

El doctor Alonso, hace siempre unas magníficas revisiones y está particularmente de cómo los los virus del coronavirus 19, entran en el cerebro, es de especial interés,  porque nos muestra que el virus una vez que ha entrado en nuestro organismo, anida  en todo el y por supuesto también en el sistema nervioso .

La entrada del virus por vía respiratoria, por  las gotitas que produce al hablar o respirar una persona infectada, necesita de un receptor dónde instalarse, en las células.  Esos receptores, los receptores para la “angiotensin converting enzyme” ACE2, no solo están en las células del sistema respiratorio sino también en otros tipos celulares como las neuronas y las células Y posiblemente es muchas células como las gliales . 

Eso hace que las células cerebrales pueden ser dianas del virus y sean, por tanto, vulnerables a la infección del SARS-CoV-2.

La mayoría de la gente que se infecta con el coronavirus no presenta síntomas o son muy leves, pero hay una parte que muestra una evolución grave. Suele empezar como algo parecido a una gripe, pero luego desarrollan una neumonía que les deja luchando por respirar. La imagen habitual es que es un virus que ataca las vías respiratorias, es capaz de llegar al cerebro y atacar directamente a las neuronas.

Se han detectado anticuerpos contra el coronavirus en el líquido cefalorraquídeo de los pacientes. Lo que sugiere  que el virus puede llegar al  sistema nervioso y  causar daño neurológico.

Desde la primera oleada se empezaron a ver pacientes con  movimientos anormales , mareos y  dolores de cabeza. Otros tenían convulsiones y otros sufrieron hemorragias cerebrales o ictus, incluso personas jóvenes sin condiciones subyacentes, pero los síntomas neurológicos más comunes han sido la pérdida del olfato, anosmia y la pérdida del gusto, ageusia.

No había que ser muy listo para entender que el virus estaba afectando el sistema nervioso, porque si llega a la mucosa nasal, puede entrar en el cerebro cuando quieras y si parte de las células cerebrales tienen receptores para él, pues está todo hecho.

Los síntomas oficiales listados por la Organización Mundial de la Salud incluían inicialmente fiebre, cansancio, tos seca, dolor de garganta, falta de aliento, dolores y molestias y, a veces, una nariz que gotea o náuseas y  diarreas. Pero en respuesta a los crecientes informes de personas que han perdido el sentido del gusto y el del olfato la OMS y los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU. han ampliado su lista de síntomas para incluir la pérdida de estos dos sentidos.

La pérdida del olfato transitoria es llevadera, aunque se pierde calidad de vida, muchos de nuestros disfrutes, la comida, un paseo por el campo, se basan en nuestro olfato. Si se convierte en permanente hay riesgos para la salud como consumir comida en mal estado o no ser consciente de haber dejado el gas de la cocina abierto. En China un estudio de 214 pacientes mostraba que un 5,1% habían tenido anosmia y un 5,9% habían tenido ageusia.

 Los datos estadístico, de forma alarmante, varían unos de otros de forma significativa. Aunque hay datos de que las cifras pueden ser mayores: una encuesta de 417 personas tratadas en doce hospitales europeos (Bélgica, Francia, España e Italia)  encontró que alrededor del 86% experimentó algunos cambios en su capacidad para oler y el 89% tenía una capacidad “reducida o distorsionada” para reconocer los sabores.

Un grupo de la Universidad de Yale en EE.UU. ha analizado el efecto neurotrópico del coronavirus  de tres maneras: en cerebros de ratones, en tejido nervioso humano procedente de autopsias y en organoides que serían como cerebros diminutos artificiales, pelotas microscópicas de neuronas y otras células. 

. Aunque el virus o sus cubiertas pueden ser obtenidos en el LCR, los datos obtenidos son material humano postmortem  y obtener LCR o muestras potmorten no siempre es posible, por lo que la cantidad de la impregnación del sistema nerviosa es poco valida.

Varias cosas importantes. Una, es que la comunidad científica ha comenzado a aceptar la teoría de la neuroinvasión, que el virus podía estar llegando al cerebro. Luego que la misma puerta que utiliza el coronavirus para entrar en los pulmones, los receptores ACE2, los utiliza para infectar las neuronas y luego, una vez dentro de ellas, aprovecha la maquinaria de la célula nerviosa para hacer copias de sí mismo. 

Los estudios en los ratones pudieron ver que la irrigación sanguínea del cerebro se reorganiza en respuesta a la falta de oxígeno que se genera por la situación en los pulmones. Y por último, algo que ha dejado a los científicos desconcertados: después de que el coronavirus infecte una neurona determinada, algo afecta a las de su alrededor, que son las que mueren.

La hipótesis de estos investigadores es que la célula infectada por el virus entra en una especie de estado hipermetabólico,  hiperactiva y eso haría que consumiera los nutrientes que las células a su alrededor necesitan para sobrevivir. Se cree que tras la infección viral las neuronas se adaptan y modifican sus rutas metabólicas. La respuesta es consecuencia de la reacción inflamatoria inmediata que se organiza alrrededor de cualquier daño cerebral

La presencia de ARN del coronavirus en el líquido cefalorraquídeo de un paciente con covid-19 apoya la teoría de un proceso neurotrópico del SARS-CoV-2.

Se me ocurre pensar que este o no el virus en el sistema nervioso no cambia la cosa, lo que hace falta es o no infectarse, o matarlo antes que actue

El único camino es seguir y no confundir, lo fundamental con lo accesorio. Aunque saber no ocupa lugar 

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