Esta enfermedad es una consecuencia evolutiva de la vida ‘celular’ asociada a la división de las células
Células del cáncer vistas con microscopio electrónico.ZEISS MERLIN HR-SEM
Aprobado el primer tratamiento de rescate del cáncer de pulmón más agresivo en 20 años
El cáncer es, generalmente, una enfermedad asociada al envejecimiento en la que los factores genéticos y ambientales juegan papeles fundamentales. Cuando decimos que es una enfermedad asociada al envejecimiento hay que tener claro que no es solo eso, y por esa razón los niños también pueden tener cáncer, aunque el infantil está tipificado como enfermedad rara por su baja frecuencia. En esencia, podríamos decir que el cáncer es una consecuencia evolutiva de la vida celular asociada a la división de las células. Cuantas más veces se dividen las células, más errores pueden aparecer y el cáncer surge unido a algunos de esos errores. A modo de curiosidad, los tumores aparecen en muchas especies animales pero aun así existen algunas que desarrollan menos cáncer que otras. De hecho, para aprender del cáncer humano se estudian animales que son muy resistentes a esta enfermedad como el elefante u otro muy curioso que es la rata topo desnuda.
Para entender por qué el cáncer sí tiene relación con la evolución biológica hay que saber cómo es nuestro genoma.
El genoma está dividido en genes. Para que lo entiendas, imagínate que nuestro ADN es una biblioteca, cada gen es un libro y ese libro tiene recetas. Vamos a suponer que la finalidad de esas recetas es hacer una tortilla. La tortilla sería la proteína. De un gen que es el libro de recetas pasamos a la proteína. Cuando tú haces esa receta pueden aparecer errores. Esos errores serían las mutaciones. Y el resultado de ese error puede ser una tortilla que te sale fatal y la funcionalidad de la tortilla ya no es la misma. O puede salir una mega tortilla, si pones demasiadas patatas o demasiado huevo te sale también una tortilla (proteína) que no funciona. Lo que ocurre es que a lo largo de los años, y por eso se asocia el cáncer al envejecimiento, nuestras células se van dividiendo día a día miles de veces. Para esa división la célula tiene que duplicar el ADN. Nosotros tenemos 3,2 x 109 pares de bases en cada célula que son los nucleótidos que forman los genes (lo que serían las letras del libro). En cada división, una célula tiene que duplicar esa enorme cantidad de letras. Si volvemos al símil de la biblioteca, imagínate que tienes que copiar un libro a mano, pues seguro que vas a cometer errores y eso es lo que pasa normalmente en las células. En cada división que hace una célula hay errores. Esa aparición de errores, o mutaciones, está medida: se calcula que 35 bases por generación salen erróneas. Esas mutaciones se van acumulando hasta que llega una que, junto con las otras, marcan la diferencia, ya que aportan a la célula unas capacidades adaptativas distintas al resto. Ese es el componente genético. También debes saber que no siempre esas 35 mutaciones por generación se acumulan, ya que muchas se corrigen porque las células tienen sistemas para arreglar esos errores.
La capacidad que tienen las células tumorales como órgano evolutivo es enorme. Las células cancerígenas están súper adaptadas y por eso suelen ser tan resistentes
Cuando esos errores se van acumulando intervienen también los factores ambientales, por ejemplo si fumas, si bebes, si te expones a radiación… Entonces llega un punto en el que una célula se descontrola. Por ejemplo, deja de obedecer a los sistemas de reparación de los que hablábamos antes o estos sistemas se estropean, y las mutaciones se acumulan. Deja de ser una célula sana que actúa como las otras células sanas y empieza a hacer cosas que dañan al cuerpo. A partir de aquí podemos ver un paralelismo con la teoría de la evolución de Darwin para los organismos: las células que desarrollen nuevas capacidades adaptativas serán las que más se multipliquen o las que mejor sobrevivan. De hecho sabemos que la metástasis, que es lo que realmente mata a los enfermos de cáncer en general y que es la diseminación del cáncer a otros órganos, es un proceso muy ineficiente. De la mayoría de células que son capaces de escapar del tumor primario mueren muchísimas y de las que consiguen llegar a órganos vitales como el pulmón o el cerebro mueren casi todas. Solo aquellas que son capaces de adaptarse a esos entornos tan diferentes a aquellos de los que salen pueden sobrevivir y por eso se van seleccionando las más malignas, las que tienen más capacidad de sobrevivir en esos entornos que, en principio, para ellas son hostiles.
Nuestra especie humana surgió hace unos 350.000 años gracias a la acumulación de mutaciones que hacen que las especies estén más adaptadas. Pero si pensamos en cáncer, un tumor tarda en desarrollarse, vamos a poner una ventana de unos 80 años, la vida media de una persona. Ese tiempo que para nosotros es mucho, si lo comparas con 350.000 años es poquísimo, es decir, la capacidad que tienen las células tumorales como órgano evolutivo es enorme. Las células cancerígenas están súper adaptadas y por eso suelen ser tan resistentes. Y ese es el problema para tratar el cáncer.
Hay que tener claro que el cáncer no tiene solo una componente genética, también tiene una ambiental. Ya sabíamos que fumar es un hábito que provoca cáncer o que la radiación solar también puede hacerlo pero también se está estudiando ahora mucho la obesidad. En resumen, el cáncer sí está asociado a la evolución y por tanto al envejecimiento, es decir a la acumulación de mutaciones por las múltiples divisiones de las células.
VERÓNICA TORRANO es investigadora Ramón y Cajal de la Universidad del País Vasco e investigadora asociada del Centro de Investigación Cooperativa en Biociencias (CICBioGUNE) de Vizcaya. El grupo que lidera está especializado en investigación contra el cáncer.
María Muñoz Caffarel es investigadora Ikerbasque y Miguel Servet del Instituto Biodonostia, donde lidera el grupo de cáncer de mama.