Hace mucho tiempo que me he diagnosticado de “atender mal y de hacer varias cosas al mismo tiempo” y eso dificulta mi equilibrio mental.
Los estudios o mejor dicho mi formación esta llena de dificultades en aprender porque no podía o me era difícil mantenerme atento.
Esto lo sabe la historia, pero ante la confesión de no puedo mantener la atencion, la respuesta suele ser “no te distraigas y atiende”, más de lo mismo.
Los ruidos de mi cabeza, me impiden una buena atención
Atahualpa Yupanqui Lo dice asi de bien:
Porque no engraso los ejes me llaman abandonao … Si a mí me gusta que suenen, ¿pa’ qué los quiero engrasaos? Es demasiado aburrido seguir y seguir la huella, andar y andar los caminos sin naide que me entretenga. No necesito silencio, yo no tengo en quién pensar. Tenía, pero hace tiempo, ahora ya no tengo más. Los ejes de mi carreta nunca los voy a engrasar .
Es necesario mantenerse atento para aprender y mantener el estado de atención es difícil, y mas si el contenido de lo que se escucha es monótono, mal organizado o lo peor de todo dictado por alguien inconsistente.
Los nuevos y constantes conocimientos a que estamos sometidos, a veces tan novedosos que el diccionario es imprescindible y hace que la atención sea dificil de aplicar y sobre todo de mantener
Oímos, pero no escuchamos. Estamos en una sociedad donde no siempre interesa lo que otros tengan que decirnos porque lo único que cuenta, es aquello de lo que uno está convencido. Escuchar es una actitud en la vida que no siempre practicamos.
El romance ante nuestra incapacidad esta asegurado.
La respuesta a nuestra dificultad, es mas de lo mismo, “tu atiende”
Según Daniel Godelman los individuos que alcanzan el éxito profesional suelen ser personas más receptivas y con una gama de intereses más alta. Personas en las que la capacidad de escucha y cercanía les permite tener un mayor control sobre las situaciones y sobre los propios recursos humanos. Quien sabe escuchar, percibe hasta su silencio, hasta el gesto más sutil de quien tiene en frente, porque hablar es una necesidad pero escuchar es un arte que no todo el mundo posee.
¿Y como hacemos para pertenecer a este grupo?
La educación, si lo consigue es selectivamente, la mayoría de los humanos, no lo sabemos hacer.
Biologicamente , atender para aprender no es una herramienta, es todo un sistema, que tiene necesidad de herramientas, pero donde actúan tanto sistemas inhibidores y excitadores, que necesita de un equilibrio anatomico, funcional y mental.
Pueden estar seguro, que alguien preocupado severamente por algo no tiene capacidad de atender y por consiguiente de aprender.
Un importante numero de alumnos tanto en mi bachiller y mas durante mis estudios de medicina, se cansaban muy rápido de prestar atención a lo dictado por el profesor aunque si algunos los sabían hacer, uno en concreto se mantenía atento y después nos dictaba la clase, porque del profesor no obteníamos “en general”, mas que un ruido de fondo .
Este compañero el Dr Pepe Sandoval, al que siempre tengo en el pensamiento, nos dictaba la lesión sin haber tomado apunte alguno y sin embargo sus calificaciones no eran altas.
Los “ruidos mentales” limitan nuestra capacidad de escucha
Hablamos en exceso pero no escuchamos. Según el economista y divulgador Otto Sharmer, las personas deberíamos facilitar una apertura que parta directamente de nuestro corazón: es acceder a los niveles más profundos de nuestra percepción emocional y activarlos para ser más receptivos. “Esta tonterías cercanas a las metafísica, ni las conozco ni creo que la gente de a pie tengan estas cualidades”
Si la naturaleza nos dio orejas no solo fue para que pudiéramos oír, sino también para que aprendiéramos a escuchar. Ahora bien, si en el día a día no lo conseguimos o no somos lo bastante eficientes es por la interferencia de los varias casusas, entre ella siguientes “ruidos mentales”:
Escuchamos con el “piloto automático”
Algunos psicólogos agregan, algo con visos de espiritualidad: Estamos centrados en nosotros mismos y en el “pero si esto yo ya lo sé”.
Solemos limitar nuestra capacidad de escucha con aquello que, selectivamente, confirma nuestras creencias.
Si la ley básica de las relaciones humanas es nuestra capacidad de interconexión, deberíamos dejar a un lado esta individualidad y ese rumor del individualismo, basado en el cerco alrededor del “yo”, para permitir una adecuada apertura a nuestro entorno.
No es lo que dices, sino cómo lo dices
Wilbur Schramm, notable experto en modelos de comunicación, nos explica que a la hora de establecer un diálogo lo importante no es el mensaje en sí, sino el estado emocional de los interlocutores. Podría resumirse en algo así como “respondo lo que siento y no en base a lo que escucho”.
Nuestra mente nos habla a todas horas: se entremezcla el rumor del pasado, deseos insatisfechos, miedos, actitudes limitantes, férreas creencias, preocupaciones y las emociones. A veces, es casi imposible despegarse de todo esto para conectar con quien tenemos delante.
Nuestra mente, frecuentemente esta ocupada, con los ruidos del ambiente, ello le impide escuchar y menos entender y retener el mensaje de lo que escucha.
Los mecanismos de la atención y los de vigilancia se imbrican ya la estructura que los soporta es muy antigua y compleja al mismo tiempo y su evolución ha cambiado claramente complicándose.
El Sistema nerviosos de atención lo soporta sobre todo el SARA, sistema activador reticular ascendente, pero al mismo tiempo, otras varias estructuras del sistema emocional, valora y ayuda a la misión de retener. De formas que como toda estructura evolutiva, tiene segmentos primitivos que se encargan de lo vital y son elementales en animales primitivos y se van complicando a medida que los seres vivientes complican su biología.
Es decir el mecanismo anatomo funcional puede ser afectado en varios de sus trayectos y sobre todo la afectan las múltiples circunstancias y localizaciones cerebrales. Y todo ello complica algo tan delicado como atender, retener y mantener la atención.
Hablamos demasiado y no escuchamos como deberíamos a quienes nos rodean, cuando en realidad, sus opiniones y experiencias nos podrían interesar y enriquecer. “esto tan frecuente de escuchar no es más que basura e incomprensión”. Lo primero para atender y retener es tener un equilibrio orgánico y funcional y en los tiempos que vivimos, es tan difícil, que la educación, en sentido clásico es un fallo asegurado.
Hacen falta mas cosas, un sistema nervioso que sepa separar, lo vital para la supervivencia de lo accesorio para la convivencia.
Siempre creo que hace falta un añadido al telencéfalo para que termine con el uso de la mente en acontecimientos que son automáticos como lo es el mantenimiento de nuestra fisiología, “y la atención y retención tengan un mecanismo similar al mantenimiento de la glucemia y otros metabolitos y constantes vitales.”
Bibliografia
Atahualpa Yupanqui
Daniel Godelman
Dr Pepe Sandoval
Otto Sharmer