El aprendizaje de la locura
Don Quijote fue quizás el alumno más aventajado en la facultad de la locura. Entidad está, que ha tenido una proyección global muy aventajada y con un futuro prometedor pues cada vez es más abundante el número de alumnos que se matrícula en ellas.
Lo que sí es seguro, que sí se ingresa en esta facultad, se termina la licenciatura.
Es notable la cantidad de gente que se adiciona, a todo incluso a estar loco. En el bloc Enrique rubio. Net, publicó un artículo sobre obsesión y adicción donde pongo en duda que puedan diferenciarse ambos conceptos. Tenemos tanta obsesión y adicción en nuestros tiempos, que esto tiene características de epidemia, que generalizando podemos decir: Todo el mundo es adicto a todo, y por supuesto a hablar de su patología. Y como consecuencia esta práctica nos conduce a la obsesión.
Los longevos con los que me reúno , tenemos como motivo funcional de nuestra charla la medicina personalizada. Me cuentan siempre, pero siempre lo que les duele y lo que toman y todo esta medicación que roza a lo enorme, la recomiendan a sus contertulios, hoy concretamente una amiga encantadora recomienda a uno de los asistentes que se había levantado con un suave dolor lumbar, Zaldiar paracetamol y tramadol. Vamos morfina. Se los explique la desproporción de la terapia, pero ella ya le llevaba a su amigo, las pastillas. ¡Esto es una adicción!
Mi mayoría de edad me ha traído la posibilidad de observar como mucha gente, amigos y enfermos a los que observe durante muchos años, terminaron con una locura manifiesta. Daba la sensación que estaban aprendiendo desde hacía muchos años, y que al final como buenos alumnos terminaron aprendiendo la asignatura. Terminaron marcadamente locos o con una clara distimia, habían conseguido lo que se habían propuesto durante largo tiempo.
El ejercer como médico durante mucho tiempo, me ha permitido y al mismo tiempo me ha hecho sufrir, el ver cómo ciertos aspirantes casi siempre ya desde muy jóvenes eran por lo menos raros . Parece en la distancia que sufrían enfermedades orgánicas que les proporcionaban incontrolables locuras.
Tengo un querido amigo, que desde muy niño se enamoró de la literatura, concretamente de la poesía. Era querido y admirado por todos nosotros por la belleza y por su su capacidad de emocionarnos con la poesía. Pero siempre con un trasfondo de tristeza, necesitaba la tristeza como punto de partida para sus poemas y el mundo que ellos le condicionaban. Al final y tras la muerte de un ser querido, mi querido amigo el poeta terminó contagiado.Ya era y es absolutamente triste
Es posible que esta forma de explicar el futuro psíquico, sea una vulgaridad, pero esta presente en múltiples observaciones.
Si nos proponemos algo lo conseguimos.
Soy bastante mayor y mucha de la gente que me rodea está tocada clínicamente de alguna distimia, tiene algún disturbio en la interpretación del mundo.
Permítanme hablar un poco del loco de novela Don Quijote, que no es un modelo válido pues es un loco inventado, lo es de novela, perder la cordura, debió costarle mucho esfuerzo y mucha lectura de libros locos para iniciarse, pero lo consiguió plenamente y hasta el punto que es un referente para iniciar a muchos ciudadanos esta patología. • Carlos Castilla del Pino, escribe con acierto sobre Don Quijote, el loco más querido de toda la literatura, hoy no se le podría hacer un diagnóstico clínico, porque «es un personaje de ficción, por mucho que se empeñen los médicos, además un diagnóstico no añade nada a la persona ni la define», asegura el psiquiatra Carlos Castilla del Pino.
Unas palabras del psiquiatra y académico Carlos Castilla del Pino (Cádiz, 1922) que resumen una parte del contenido y sentir de su libro Cordura y locura en Cervantes Aguirre.
El autor es un tanto crítico: «Tanto fasto me parece exagerado, pienso que se están pasando de rosca. Creo que se debería ser más prudente, parece un pujilato para ver quien hace más cosas”.
LA CREACION DE UN GENIO Pero antes de hablar de uno de sus personajes favoritos, «creado por un genio, como pudo ser Shakespeare», Castilla del Pino quiso dejar claro que él, ante todo, es psiquiatra, antes que escritor.
«Son dos profesiones que tienen gran vinculación, porque, ya lo dijo Freud, para conocer a fondo al ser humano hay que ir a la literatura, y los grandes conocedores del ser humano son, entre otros, Cervantes, Shakespeare, Dostoievski, Goethe o Flaubert».
Y en cuanto a la locura, Cervantes es todo un manual para Castilla del Pino, que recuerda que la palabra locura se pronuncia 182 veces en la obra. «Es muy interesante la locura en Don Quijote porque es un personaje que se hace loco cuando reconoce que no puede aceptar la realidad de si mismo», aclara • “si los libros son verdaderos, no pueden serlo sin acarrear consecuencias; de una manera o de otra tienen que hacer triunfar su verdad, y
demostrarlo cambiando la vida”. A Don Quijote, el loco más querido de toda la literatura, hoy no se le podría hacer un diagnóstico clínico, porque «es un personaje de ficción, por mucho que se empeñen los médicos, además un diagnóstico no añade nada a la persona ni la define», asegura el psiquiatra Carlos Castilla del Pino.
Unas palabras del psiquiatra y académico Carlos Castilla del Pino (Cádiz, 1922) que resumen una parte del contenido y sentir de su libro Cordura y locura en Cervantes , editado por Península, que ayer presentó en el Instituto Cervantes.
El libro, aunque coincida, en su publicación, con el año en el que se celebra el cuarto centenario de la aparición del Quijote , no está hecho para este fin, ya que el volumen reúne siete ensayos, uno de ellos inédito, escritos por el psiquiatra a lo largo de 15 años.
Una celebración, por otra parte, con la que el autor es un tanto crítico: «Tanto fasto me parece exagerado, pienso que se están pasando de rosca. Creo que se debería ser más prudente, parece un pujilato para ver quien hace más cosas», subraya.
David Cooper fue un médico psiquiatra y pensador revolucionario, nacido en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, en 1931. Fue uno de los protagonistas del movimiento que se conoció como antipsiquiatría, junto a Ronald D. Laing, Aaron Esterson, Franco Basaglia, Thomas Szasz, entre otros.
Cooper estudió medicina en la Universidad de Ciudad del Cabo y se graduó en 1955. Completó su formación como psiquiatra en Londres, trabajando en varios hospitales del Sistema Nacional de Salud. En 1962 desarrolló un experimento radical en el Hospital Shenley, donde dirigió un pabellón para jóvenes diagnosticados con esquizofrenia, conocido como Villa 21. «Los jóvenes rotulados como esquizofrénicos podían vivir sin la interferencia de drogas potencialmente peligrosas, electrochoques o terapias orgánicas. Estaba organizado en principios igualitarios, y había un intento deliberado por abolir la jerarquía tradicional entre el doctor y el paciente» (Stephen Ticktin, 1986).
En 1964 publicó junto a Ronald Laing el libro Razón y violencia, un análisis y resumen de los textos «Problemas de método», «San Genet, comediante y mártir» y «Crítica de la razón dialéctica» del filósofo francés Jean-Paul Sartre, construyendo las bases teóricas para una aproximación fenomenológica, no biologicista, al problema de la locura. En 1965 fundó en Londres la Philadelphia Association, junto a Laing, Esterson y otros colegas que coincidían en una crítica radical a la institución psiquiátrica. Entre sus principales objetivos estaba organizar refugios para personas con problemas mentales que buscaban una alternativa al hospital, y a sus familias.
En 1967 Cooper publicó el libro Psiquiatría y antipsiquiatría, presentando la experiencia de la Villa 21 y el término [«antipsiquiatría»] que fue adoptado por impugnadores y colaboradores para designar al heterogéneo movimiento de médicos y pensadores hostiles a la ortodoxia psiquiátrica. Del 15 al 30 de julio de 1967 organizó en Londres el Congreso Internacional para la Diálectica de la Liberación. Entre los participantes se contaban Paul Goodman, Herbert Marcuse, Ronald D. Laing, Allen Ginsberg, Paul Sweezy, Lucien Goldmann, Gregory Bateson y Stokely Carmichael de los Black Panthers. En 1968 compiló y presentó La dialéctica de la liberación, un libro con las principales intervenciones del encuentro. En el mismo año Cooper escribió una introducción para la edición inglesa de La historia de la locura…, del filósofo francés Michel Foucault.
En 1971 publicó el libro La muerte de la familia, y terminó su relación con la Philadelphia Association. En una conferencia ofrecida en Canadá, Cooper «dejó claro que había abandonado Inglaterra, había abandonado la Philadelphia Association, y ya no colaboraba más con Ronald Laing y compañía. Estos últimos, dijo, estaban en un viaje espiritual. Él, David, estaba en uno político» (Ticktin, 1986). En 1972, previendo una situación revolucionaria, que sería aplastada por la contrarrevolución fascista, Cooper viajó a Argentina donde participó en lecturas y conferencias y colaboró con los esfuerzos organizados para combatir la opresión psiquiátrica en el país latinoamericano. Dos años después regresó a Londres, «donde el terreno que en los ’60 hervía de radicalismo y creatividad parecía haberse secado» (Ticktin, 1986). Cooper había cortado todos sus lazos con sus colegas de la Philadelphia Association y había renunciado a ejercer su profesión de médico psiquiatra, por razones políticas. «Solía afirmar por ese tiempo que no había problemas personales, sólo políticos» (Ticktin, 1986).
Después de varios meses críticos, en setiembre de 1974 participó en Portugal en un encuentro para construir una Red Europea de Alternativas a la Psiquiatría, donde, entre otras personas que cuestionaban a la Institución, conoció al médico y profesor italiano Franco Basaglia y al sociólogo francés Robert Castel. A fines de 1974 viajó a París y conoció a los filósofos Gilles Deleuze y Felix Guattari; también publicó La gramática de la vida, una colección de ensayos sobre el amor, los celos, el sexo, las drogas psicodélicas y la revolución. En enero de 1975, las conversaciones iniciadas en Portugal se cristalizaron en un nuevo encuentro en Bélgica, con la fundación de la Red Internacional de Alternativas a la Psiquiatria, a cuyos congresos asistió anualmente.
En 1975 se mudó definitivamente a París. Conoció a Jacques Derrida, con quien después colaboraría en la formación del Colegio Internacional de Filosofía. Dio clases por una temporada en la Universidad de Vincennes. Escribió artículos y panfletos, e introducciones a los libros de otros intelectuales. En 1978 terminó de escribir y publicó El lenguaje de la locura, que se abre con estas palabras «No hay esperanza / Sólo hay lucha permanente / Esa es nuestra esperanza / Esa es la primera oración / En el lenguaje de la locura». Era su último libro publicado en vida. «Parecía que se había movido dialécticamente desde la antipsiquiatría a la no-psiquiatría» (Ticktin, 1986).
Durante seis años, trabajó junto a su compañera la psicóloga Marine Zecca en un proyecto de investigación sobre las necesidades sanitarias de las comunidades populares en Francia, Italia y el Norte de África. Resultados de esta investigación junto a nuevos desarrollos de su pensamiento iban a ser publicados en un nuevo libro, que estaba coescribiendo con Zecca, cuando en 1986 murió súbitamente de un ataque al corazón, en un pequeño piso del Distrito 15 de París.
* La principal fuente informativa es: «Brother Beast: A Personal Memoir of David Cooper», por el Dr. Stephen Ticktin; publicado originalmente en «Asylum Magazine for Democratic Psychiatry», Vol.1 No. 3 (1986).
Laing.R.D.&.Cooper.D.G.-.Razón.y.violencia.[Paidós.1969].[ensayo.filosofía.exi….Halleryana].pdf [13.98 Mb]
Cooper.David.-.Psiquiatría.y.antipsiquiatría.[Locus.Hypocampus.1976].[ensayo.es….Halleryana].pdf [6.65 Mb]
Cooper.David.-.La.muerte.de.la.familia.[Origen-Planeta.1986].[antipsiquiatría.es….Halleryana].pdf [12.18 Mb]
La metamorfosis
Es un relato de Franz Kafkapublicado en 1915 y que narra la historia de Gregorio Samsa, un comerciante de telas que mantiene a su familia con su sueldo, hasta que tras una noche que no recuerda, amanece convertido en un enorme insecto parecido a una cucaracha.
Kafka tiene todas las posibilidades de enloquecer, primero un substrato orgánico, después un padre y un ambiente propicio y así lo consigue, consigue inventar un ser despreciable y como tal termina, y un ambiente que no esta para contemplaciones.
Lo que viene a continuacion es superponible hasta en los cuentos de niños
Una sociedad autoritaria y burocrática donde el individuo que ya es diferente, queda aislado e incomprendido ante una maquinaria institucional abrumadora y que ni él comprende ni tampoco es comprendido por ella.
Una interpretación reconocida se refiere a la identidad desdoblada de Kafka, quien por un lado siente nostalgia por la identidad judía de sus abuelos y por otro siente que no logra hacer pie en el mundo «gentil» de Praga al que pertenece su padre.
Otra interpretación podría ser que la obra plasma el egoísmo humano ante el bienestar de los demás. Esto lo podemos identificar en la obra en la situación en la que se encontraba Gregorio, ya que sobre él recaía todo el peso de mantener económicamente a su familia. Sin embargo cuando la situación gira y ahora es la familia la que tiene que hacerse cargo de Gregorio, ésta rehúye responsabilidades y lo dejan morir.
También se dice que Franz Kafka escribió La metamorfosis en forma de autobiografía, obviamente exagerada, de sus sensaciones anímicas y percibir físico. Precisamente el apellido del personaje, «Samsa», es a su vez similar al del propio Kafka con el cambio de consonantes correspondiente.
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Gregorio Samsa es el protagonista de la historia, tiene unos 23 años. Trabaja como viajante de comercio para mantener a su hermana y a sus padres. Se despierta una mañana como un monstruoso insecto. Tras la metamorfosis, Gregorio se encuentra incapacitado para trabajar, y esto obligará a su padre, a su madre y a su hermana, a trabajar para sustentarse. Pasa la mayor parte del tiempo en su habitación y es testigo del abandono y el desdén de parte de su familia, que crece poco a poco. A veces sale de su habitación para recorrer la casa en secreto.
Grete Samsa es la hija pequeña de la familia, hermana de Gregorio Samsa, tiene unos 17 años y medio. Se convierte en la cuidadora de Gregorio desde que éste se transforma en insecto. Al principio Grete y Gregorio tenían una relación muy íntima pero irá cambiando paulatinamente. Grete al principio se ofrece como voluntaria para alimentarle y limpiarle la habitación, pero cada día se despreocupa más por él. Ella toca el violín y parece tener cualidades como para ir al conservatorio musical, un sueño que secretamente Gregorio quería hacerle cumplir. Para aumentar los ingresos de la familia, Grete empieza a trabajar como dependienta en una tienda. Es quien propone al final, la idea de dejar morir a Gregorio, luego de que este hubiese, en teoría, ahuyentado a los inquilinos.
La señora Samsa es la madre de Gregorio. Al principio de la historia se encuentra conmocionada por su transformación aunque quiere entrar en su habitación. En ella se crea un conflicto interno, una fuerte lucha entre la repulsión que le produce el bicho y su instinto materno. Es asmática, lo que impide que pueda trabajar. En una ocasión se desmaya al encontrarse a Gregorio, lo que hace enfadar a Grete.
El señor Samsa es el padre de Gregorio. Después de la metamorfosis, se ve obligado a volver a trabajar para soportar económicamente a la familia y pagar la deuda. Su actitud frente al hijo es dura; al transformarse, Gregorio le da asco y, posiblemente, miedo, y lo ataca en múltiples ocasiones
Debido a la necesidad de dinero de la familia tras la transformación de Gregorio, deciden alquilar un cuarto a tres inquilinos. Son los tres de un carácter serio e inquisitivo. Estos se van luego de la muerte de Gregorio.
El gerente es otro personaje inquisitivo. Este se entera de que Gregorio es un insecto. Cuando comprueba que Gregorio no ha tomado el tren que le debería llevar a otra ciudad a trabajar, acude a casa de este, entrando casi hasta su habitación sin ningún tipo de respeto por su intimidad. Reprime a Gregorio llamándole irresponsable y vago por no haber salido a trabajar y por el poco rendimiento que, según él, está teniendo. Cuando Gregorio sale de su habitación, el apoderado se asusta y de una manera muy cómica sale disparado de la casa por las escaleras.
Las criadas primera no tiene mucha importancia. La segunda, en cambio, le tenía miedo y le pidió a los padres de Gregorio que la dejaran encerrada en la cocina. Es la tercera criada quien no le teme a Gregorio y lo visita constantemente.
La duración de los hechos sucede en aproximadamente un mes y medio, tomando como referencia desde la conversión en insecto de Gregorio Samsa hasta su muerte. 2.-Tiempo Psicológico El mundo onírico, el de los sueños, ocupaba un lugar axial en la configuración de la obra de Kafka. El tiempo psicológico son 11 años aproximadamente, tomando como referencia los cinco años del hecho que Gregorio no se enfermaba y la proyección de unos seis años más que no debía prescindir de su empleo como comerciante. 3.-Tiempo Histórico Los hechos de la obra históricamente nunca sucedieron.
Argumento de la novela
Primera parte Una mañana, después de un sueño intranquilo, Gregorio Samsa trata de levantarse para asistir a su trabajo, pero se da cuenta de que durante la noche se ha transformado en un insecto; al darse cuenta de lo tarde que es, intenta comenzar sus actividades diarias habituales, pero al estar acostado sobre su espalda, no logra levantarse de la cama.
Su familia (su madre, su padre y su joven hermana Grete) acaba de preguntar sobre su estado. Gregorio ha cerrado las tres puertas de su habitación e intenta tranquilizarlos, pero ninguno se da cuenta de la singularidad de su voz.
El gerente de su trabajo llega a casa de Gregorio después de preguntar la razón del retraso tan inusual en Gregorio. Después de largos y penosos esfuerzos, Gregorio, cuya voz peculiar, «una voz bestial», trata de engañarlo y rechaza abrir la puerta y asomar la cabeza por el resquicio. El gerente se impacienta por la falta de explicaciones de Gregorio y comienza a agobiarlo con reproches por su falta de rendimiento, pero, al verlo convertido en un insecto, huye horrorizado. La familia de Gregorio se aleja de él y su madre lo evita en particular. Nadie comprende que Gregorio, pese a su apariencia, comprende y piensa todavía como un ser humano. Ciego de ira, el padre de Gregorio toma el bastón que dejó el gerente y lo conduce de nuevo a su habitación donde lo encierra.
Segunda parte
La familia de Gregorio pasa duros momentos por el miedo a que se sepa que albergan a un monstruo como él en su casa. Su padre comienza a odiarlo. Su madre todavía le muestra cierta piedad ya que es su hijo, pero se desvanece después de verlo. Su hermana Grete supera su repulsión y todos los días lo alimenta y limpia su habitación. Gregorio se esconde para que ella no pueda verlo y para no hacerla sufrir. No obstante, Gregorio quisiera que ella lo viera para así recibir un poco de amor. Un día, Grete y su madre, al descubrir que la nueva afición de Gregorio es moverse por la habitación, tanto por las paredes como por el techo, deciden sacar sus muebles para facilitarle la tarea. Gregorio a pesar de notar la buena acción, se siente despojado de sus bienes materiales, y una vez despojado de la mayoría a excepción de su sillón y un cuadro que a él le gustaba, decide, como último recurso, posarse sobre la pintura; cuando la madre y Grete deciden volver a entrar a la habitación, observan a Gregorio y la madre se desmaya; Grete sale de esta a buscar algo para despertarla y Gregorio sale tras de ella, preocupado, intentando ayudar también. La hermana vuelve a entrar a la habitación y cierra la puerta, llega el padre, y su hija Grete le comenta lo que había sucedido. Su padre, pensando en que su hijo llevó a cabo una actitud violenta contra su familia, comienza a arrojarle manzanas para hacerlo retroceder; una le golpea en la espalda y queda incrustada en ella.
Tercera parte
Nadie cuida a Gregorio y su herida se infecta. Como Gregorio ya no puede trabajar para ayudar a su familia, la familia alquila una parte de la vivienda a tres personas. Pese a su invalidez, su familia termina por aceptarlo. Pese a ello, una tarde Gregorio sale de su habitación atraído por la música interpretada al violín por su hermana. Por desgracia, los tres inquilinos lo ven y deciden marcharse de inmediato y sin pagar, no por su presencia, ya que éste se les hacía curioso, sino por el mal trato que reciben de la familia al intentar que no lo vieran. Enfrentada a una situación sin remedio, su hermana propone entre lágrimas deshacerse de Gregorio. Todos están de acuerdo porque creen que han hecho todo lo que han podido, pero no saben qué hacer. Sin embargo, Gregorio, desesperado y ya sin alimentarse desde hacía días, es encontrado muerto por la sirvienta y desechado a la basura. Ligeramente apenados, pero sobre todo aliviados, la familia se alegra de poder comenzar una nueva vida y salen para dar un paseo. Los padres se dan cuenta que Grete se ha convertido en una joven agraciada y comienzan a planear cómo casarla.
Pero antes de hablar de uno de sus personajes favoritos, «creado por un genio, como pudo ser Shakespeare», Castilla del Pino quiso dejar claro que él, ante todo, es psiquiatra, antes que escritor. Acaba de publicar la segunda parte de sus memorias Casa del Olivo .
«Son dos profesiones que tienen gran vinculación, porque, ya lo dijo Freud, para conocer a fondo al ser humano hay que ir a la literatura, y los grandes conocedores del ser humano son, entre otros, Cervantes, Shakespeare, Dostoievski, Goethe o Flaubert».
Y en cuanto a la locura, Cervantes es todo un manual para Castilla del Pino, que recuerda que la palabra locura se pronuncia 182 veces en la obra. «Es muy interesante la locura en Don Quijote porque es un personaje que se hace loco cuando reconoce que no puede aceptar la realidad de si mismo», aclara.
La Crítica a la cultura occidental
Según Nietzsche, la cultura occidental está viciada desde su origen, porque el error más peligroso de todos consiste en intentar instaurar la racionalidad a toda costa. El error de la filosofía griega habría sido la invención del «estatismo del ser» (Parménides) y del «bien en si» (Platón). La manera griega de ver el mundo, es interpretada por Nietzsche como un síntoma de decadencia. Es decadente todo aquello que se opone a todos los valores del existir instintivo y biológico del hombre. Hay que criticar a Platón para eliminar los errores de base; se trata de una crítica total a los tres mundos que son inventados por el hombre occidental y que son síntomas de su decadencia: El mundo racional, el mundo moral y el mundo religioso.
Da miedo pensar que los pilaares de occidente que se creen constructores de nuestro mundo feliz, son tachados por un sabio de una manera tan rotunda.
Lo racional producto de un meditación y cultura, lo moral que mantienen el orden y lo religioso que nos explica o lo pretende un mundo prolongado.
No empiezo esto para explicar a Nietzsche, sino una forma de como este sabio llego a las mismas conclusiones que esta llegando nuestro mundo.
La razón esta tan en duda que se cree que la inteligencia artificial, la esta sustituyendo, y el futuro se muestra por lo menos variable. La moral sustituidas por las drogas y su inductor, las obcesiones. Y las religones que continúan buscando su encaje
Es un libro escrito entre 1883 y 1885 por el filósofo alemán Friedrich Nietzsche, considerado su obra maestra.
Está compuesto por una serie de relatos y discursos de un profeta llamado Zaratustra, personaje inspirado en Zoroastro, fundador del mazdeísmo o zoroastrismo.
La idea inicial de Nietzsche era estructurar el libro en tres partes, que vieron la luz a lo largo de 1883 y principios de 1884: el primer volumen fue escrito entre el 1 y el 10 de febrero, el segundo del 26 de junio al 6 de julio y el tercero entre el 8 y el 20 de enero. Tiempo después, en 1885, Nietzsche decidió editar una cuarta parte de Así habló Zaratustra, originalmente destinada a ser la primera parte de una nueva obra, Mediodía y eternidad, compuesta a su vez por tres volúmenes, que nunca llegó a completarse. Esta cuarta parte permaneció circunscrita al círculo de amistades del autor ―que realizó una edición privada de 40 ejemplares― hasta su publicación en 1890. La obra completa en un volumen único, tal cual la conocemos en la actualidad, no fue publicada sino hasta 1892.2
La primera parte de la crónica es una exposición de las opiniones fundamentales que se personifican en la vivencia literaria del profeta. Así hace su primera presentación del Übermensch (‘superhombre’ o ‘suprahombre’) y del anatema a las corrientes morales (en las que se incluyen las religiosas) de su época. En el desarrollo de la obra, la segunda y tercera parte se centran tanto en las conductas del personaje como el matiz histriónico de la doctrina. Zaratustra se hace más un profeta de «tablas nuevas» que un mero eremita que «da regalos a los hombres».
Como un recurso literario, Nietzsche emplea una imaginaria versión de Zaratustra, que no representa al personaje histórico pero le sirve como portavoz y símbolo de las ideas principales sobre las que se asienta toda su obra y que son exhaustivamente tratadas a lo largo de este libro: la muerte de Dios, el Übermensch, la voluntad de poder y (definido por primera vez, aunque no desarrollado explícitamente) el eterno retorno de la vida.
Se presenta como el profeta supremo, superior en sabiduría y conocimiento al resto de los humanos. Nietzsche lo emplea como contraposición a la doctrina de la Iglesia católica, a la que considera heredera de Sócrates en cuanto a la manera de entender la vida. Zaratustra fue escogido por el autor como ejemplo de la filosofía presocrática, para explicar su teoría del Übermensch (‘superhombre’ o ‘suprahombre’), vitalista y naturalista, y para reivindicar la aceptación de los aspectos negativos y positivos de la vida. En definitiva, para proponer una actitud de aceptación de la vida en su plenitud y negación del más allá, que en su opinión era la causa de la debilidad humana.
Zaratustra es un ermitaño que vive recluido en la montaña, donde a lo largo de su retiro reflexiona sobre la vida y la naturaleza del hombre. Una vez siente que es el momento adecuado, decide regresar al mundo para comunicarle el fruto de su conocimiento. Esto queda patente al principio del prólogo con la frase:
Estoy hastiado de mi sabiduría como la abeja que ha recogido demasiada miel, tengo necesidad de manos que se extiendan.3
En cierto modo, y como recursiva referencia a la Biblia y la tradición cristiana, presente a lo largo de toda la obra, Zaratustra es un mesías que lleva al hombre la noticia de su salvación; y al igual que Juan el Bautista anunció la llegada de Jesús, Zaratustra proclama el advenimiento del Übermensch.
Es evidente desde el principio el parangón que Nietzsche hace de sí mismo, proyectado sobre la figura del profeta Zaratustra. Siente la necesidad de transmitir su conocimiento al mundo, para lo cual escribe un libro. De modo similar, en su afán comunicador Zaratustra desciende de la montaña y se mezcla con el pueblo.
Muerte de Dios
Aunque el argumento principal es el del Übermensch, Nietzsche considera la muerte de Dios un requisito previo a su concepción. En el capítulo De la virtud que hace regalos escribe:
Muertos están todos los dioses, ahora queremos que viva el superhombre.3
La noticia de la muerte de Dios es la primera enseñanza de Zaratustra, metafóricamente el pilar sobre el que se sustenta la construcción del Übermensch. En el primer encuentro que Zaratustra mantiene apenas abandonado su retiro en la montaña, con el que resulta ser un religioso, se sorprende:
¡Será posible! ¡Este viejo santo en su bosque no ha oído todavía nada de que Dios ha muerto!3
La muerte de Dios supone el momento en que el hombre ha alcanzado la madurez necesaria para prescindir de un dios que establezca las pautas y los límites a la naturaleza humana, o sea, la moral. La moral va inextricablemente ligada a lo irracional, a las creencias infundadas (o más bien inferidas), es decir, a Dios en el sentido de que la moral emana de la religiosidad, de la fe axiomática, de la pérdida colectiva de juicio crítico en pos del interés de los poderosos y el fanatismo de la plebe. Valga decir que en la filosofía nihilista y en muchos autores que reciben esta catalogación, les sea digna o no, se dan esta clase de modelos conceptuales en los que se reducen o explican valores y nociones tradicionales bajo otros valores de categoría moral inversa como la razón, explicada por el instinto, la potestad de Dios encausada en la servidumbre del hombre, etc. Para Nietzsche la moral ha de ser sustituida por la verdad, es decir, el hombre al servicio de sí mismo, su naturaleza: entregado a la consumación de su propia existencia.
Escribe Nietzsche en Ecce homo, acerca de este tema:
La autosuperación de moral por veracidad, la autosuperación del moralista en su antítesis, es lo que significa en mi boca el nombre Zaratustra.
Refiriéndose a Así habló Zaratustra, Nietzsche afirma:
…nacido de la riqueza más íntima de la verdad, un pozo inagotable al que ningún cubo desciende sin subir lleno de oro y de bondad.
De entre todos los escritos de Nietzsche, es sin duda Así habló Zaratustra el que el autor tiene en más alta estima. Con él cree haber superado toda la literatura preexistente:
Entre mis escritos ocupa mi Zaratustra un lugar aparte. Con él he hecho a la humanidad el regalo más grande que hasta ahora ésta ha recibido. Este libro […] no es sólo el libro más elevado que existe, […] es también el libro más profundo, nacido de la riqueza más íntima de la verdad […].4
Puede apreciarse, pues, la especie de naturaleza mesiánica que Nietzsche otorga al Zaratustra ― «el regalo más grande que la humanidad ha recibido»―, precisamente a escasas líneas de haber escrito:
La última cosa que yo pretendería sería «mejorar» a la humanidad.4
Esta ambivalencia, que algunos podrían interpretar como ambigüedad o contradicción, es característica de la obra nietzscheana y probablemente constituye un claro ejemplo de la ausencia de términos absolutos que preconiza el autor, los cuales habrían de ser la derivación necesaria de Dios y la moral.
En Ecce homo, su especie de autobiografía, dedica a este libro un capítulo mucho más extenso que al resto, además de referenciarlo e incluso citarlo recurrentemente a lo largo de toda la obra.
Entre las restantes obras de Nietzsche y este denso volumen en cuatro partes hay una gran diferencia de tono. El espíritu del estilo es poético. Asimismo muestra un elevado lirismo y una gran fantasía. No debemos olvidar que Nietzsche escribía frecuentemente poemas; y es de hecho considerado uno de los mayores escritores en lengua alemana.
Con la misma intensidad que la atmósfera bíblica se advierten aires orientales. El legendario profeta Zaratustra ―el Zoroastro de los persas― no es elegido por casualidad. Sustentador de la moral del «bien» y del «mal» ha de venir ahora a destruirla, a hacerla entrar en el ocaso y la caducidad definitiva.
El profeta legendario peregrina entre las páginas en medio de extrañas prédicas, acompañado de dos animales simbólicos: el águila y la serpiente. Extraños también son los personajes que se presentan desde el principio y deambulan con sus mensajes. El pueblo en el que Zaratustra predica en el prólogo del libro y al que vuelve en varias ocasiones más es llamado por Nietzsche «la vaca multicolor».
Zaratustra fue históricamente el ordenador primario de los valores del bien y del mal. Ahora ha de ser el «transmutador de esos valores», en una nueva escala inédita en la historia de occidente. No será el hombre el ejecutante. El hombre es algo que debe ser superado, porque es un «ocaso» y un «puente» que debe conducir al Übermensch.
El Übermensch encarnará un nuevo tipo de hombre, del cual en la historia ha habido, en determinadas épocas brillantes y excepcionales, sólo «atisbos que lo bosquejaban». El Übermensch ha de ser un hombre desgajado de toda forma de «trasmundo», de todo paradisíaco más allá, de todo mundo celestial. Será fiel a la «tierra», lo que quiere decir, a su destino y a la realidad. La mediocridad de la moral occidental, vigente desde el triunfo del cristianismo, entrará en su definitivo ocaso.
Dios deviene en una figura en extinción. Ya no sustentará falsos valores, escalas erróneas de valores. No uno sino todos los dioses se extinguirán y esa ausencia permitirá al hombre obtener su plenitud. Sólo vivirá la vida, y la vida es siempre, cuando no es acallada por la mentira y por la falsa moral, «voluntad de poder». Voluntad de más vida, que ama los hechos tal como son y busca la superación.
Seguir hablando de los locos egregios y sus incios, seria bastante prolongado y no es lo que pretendo, sino que el hombre ya que se adicciona a todo, también lo hace a la locura, aunque en la mayoría de los casos tiene un inicio suave y alteración genética, congénita o medio ambiental que progresivamente se incrementa en una especie de universidad que esta en la vida. En la que estamos.
Referencias]
↑ Jordy Llovet, «Notas sobre La transformación», 2005 Random House Mondadori