SABIDURÍA Y APRENDIZAJES DE VIDA DE LA CULTURA MASÁI.
WILLIAM KIKANAE, LÍDER MASÁI –
No se porque escribo y copio este trabajo, pues de entrada creo que gran parte es pura mentira. O por lo menos no dice toda la verdad
Pero me gusta el ordenador y copiarlo y además de que existe la posibilidad de que no todo sea mentira y que los Masáis tengan muchas ganas de salir de su pobreza.
Que Dios les ayude
Cuando era pequeño, tenía un sueño: quería construir una escuela en mi comunidad. Pero donde yo nací, los sueños nunca se cumplen. Me llamo William Kikanae Ole Pere. Soy guerrero y líder masái. Hoy, quiero contaros cuál era mi sueño. Para ir al colegio, tenía que caminar 20 kilómetros desde casa y tenía que cruzar la sabana rodeado de animales como elefantes y leones. Era peligroso, estaba muy lejos y había muchos obstáculos. Pero nunca lo dejé ni me quejé a mis padres porque hubiera elefantes por el camino o porque la escuela estuviera lejos y tuviera que ir solo. ¿Por qué? Porque… mi padre y mi madre, y toda mi familia en general, son un orgullo para mí.
Entre los Masáis, o en África, muchos niños no van al colegio, así que, cuando tienes la oportunidad de ir, te enorgulleces y valoras lo que tienes. También se me dio la oportunidad de ir a Estados Unidos, pero no fui. Me concedieron la beca Michael Jordan para estudiar allí, pero la rechacé. No podía aceptarla ya que, si me iba a Estados Unidos y estudiaba allí, mi sueño podía desvanecerse, porque quizá me quedaría allí, tendría una vida mejor y no volvería a apoyar a mi comunidad. Además, en aquel momento, mi madre vendía cabras, ovejas. Y me ayudaba. Vendía remedios para los ojos. Y, con lo poco que ganaba, me pagaba el colegio y me alimentaba. Estuve un año entero sin zapatos. A veces no tenía ni boli para escribir, tenía que esperar a que otro niño me lo dejara, y llevé la misma muda todo el año. Imaginaos, es muy difícil. Y en aquel momento soñaba con fomentar la educación, que, como ya sabemos, es esencial y es clave para el desarrollo de la comunidad Masái. También quería contribuir al empoderamiento de las mujeres, porque es vital que las mujeres tengan sus derechos. Pero. apoyar a las mujeres en la comunidad Masái es difícil porque los hombres se te ponen en contra. Creen que el empoderamiento de la mujer va en detrimento del hombre, pero no es así. Cuando terminé la primaria, no pude ir al instituto porque mi madre no podía pagarlo.
Trabajé con National Geographic, con Jonathan Scott, como guía. Yo me crie en una Manyatta en el seno de una familia muy pobre en Masái Mara. Y a la Manyatta venían turistas a conocer nuestra cultura, y yo pensé: «Lo mejor que puedo hacer para que mi sueño sea una realidad es aprender inglés». Así que aprendí inglés con los turistas, no en clase. Entonces me hubiera tocado aprenderlo en el instituto, pero, como no fui, aprendí con los turistas. Y le puse todo mi empeño, porque sabía que la única forma de alcanzar mi sueño era poder comunicarme con el resto del mundo. Además, llegué a conocer a muchos turistas y, como siempre tenía mi sueño en mente, les hablaba de él a gente que venía desde distintos lugares Kenia, a Masái Mara. Y todo el mundo me decía: «Es un sueño precioso. Cuando volvamos a Estados Unidos, o Australia, o lo que fuera, te vamos a ayudar». Miles de personas y ninguna me ayudó. Pero yo no dejé de perseguir ese sueño. Continué, empecé a… Por ejemplo, de pequeños, los niños decían que querían ser profesores, abogados, políticos… Yo siempre decía: «Quiero construir una escuela, quiero ayudar a las mujeres…». Y, cuando hablaba sobre las mujeres, el resto se reía de mí porque les parecía imposible, que no lo conseguiría nunca. Ayudar a las mujeres era imposible. Pero yo decía: «Bueno, paso a paso haré que este sueño se cumpla, no sé cuándo, pero paso a paso». Puse toda mi voluntad, toda mi energía y toda mi fe en ello. Dije: «Voy a seguir luchando y al final lo conseguiré». Y… Bueno, en Masái Mara, tener la oportunidad de ir al colegio no es fácil, mucha gente no la tiene. Así que para mí es un orgullo haber podido ir. Además, cuando era pequeño y estaba en mi poblado, mi madre me mandaba a la montaña… a buscar plantas medicinales para los ojos, ella se dedicaba al cuidado de los ojos, y me mandaba a la montaña porque muchas de esas plantas medicinales se encuentran allí, no en la sabana. Y yo pasaba mucho tiempo buscando esas plantas. Y, en aquellos ratos, como estaba solo, me entretenía con los pájaros. En la montaña hay muchos pájaros, que me encantan. La gente cree que, en la sabana, o en un Safari, solo se ven leones, elefantes, jirafas, y demás animales, pero no, en la naturaleza hay muchas otras cosas hermosas. Hay paisajes de diferentes entornos, plantas y árboles, y también hay pájaros. Y a mí me encantan los pájaros. Así que, cuando iba allí, me ponía a silbar como ellos, como los pájaros. Por ejemplo, os voy a enseñar lo que hago. Si cojo una hoja así… Porque, cuando los pájaros oyen un silbido, creen que es otro pájaro y, si ven que no pertenece a su familia, van a ver quién está en su territorio, quieren saber quién anda ahí. Y hay un pájaro, que lo podéis buscar en Google, que es el gladiador cabecigrís. El gladiador cabecigrís es un animal precioso. Un pájaro, perdón, superbonito. Y muy potente. Y para imitar ese sonido utilizo una hoja como esta. Un momento. Si hago esto, los pájaros, que quizá vivan lejos, van viniendo. Porque silbo y paro, luego ellos cantan y paran. Quieren saber en qué dirección estoy. Hasta que me encuentran e incluso vienen al árbol. Es algo único. Y, así, pasaba las horas en la montaña con los animales, con los pájaros. También sé imitar a muchos animales, pero eso mucha gente sabe hacerlo. Pero los pájaros son únicos. Y persiguiendo mi sueño, como siempre hice, un día estaba llevando
brazaletes como este a Narok en bicicleta. Iba de manyatta en manyatta, de poblado en poblado. Y, por la noche, me choqué con un elefante, y me caí, pero tuve suerte, porque los elefantes son animales muy grandes y peligrosos. Y empecé la Escuela del Árbol, que era parte de mi sueño, empecé a ayudar a las mujeres, y los hombres se me pusieron en contra, pero, como siempre, no me detuve. Entre los masáis, en la cultura masái, hay un orgullo por nuestra cultura.
Vivimos en la sabana, no en una ciudad. Amamos y respetamos nuestro entorno. No somos cazadores, no cazamos animales. Nos gusta convivir con ellos, a cierta distancia. Y tenemos un acuerdo: durante la noche, los animales salen y, durante el día, los humanos podemos salir a la sabana. Los animales nos reconocen por nuestra vestimenta de color rojo, y nosotros sabemos que debemos mantener la distancia. La ropa blanca u otro tipo de ropa. Otras gente, como los turistas, van en todoterreno o, si van andando, van acompañados de un Oria masái, porque ellos saben cómo relacionarse con los animales. Y llegar a ser oria también es un proceso. Es como estudiar desde el parvulario, luego primaria, el instituto y la universidad, y entonces te gradúas. Ser Oria es muy importante para nosotros porque los niños aprenden a vivir en la sabana, aprenden a sobrevivir sin comida y sin agua. Cuanto más podamos estar sin comida ni agua, mejor podemos convivir con los animales en paz y libertad, conociendo la distancia que debemos mantener.
También tienes que conocer las huellas de los animales: saber cuál es la del león y en qué dirección ha ido y cuándo, conocer la huella del búfalo, del elefante. Aprendes a reconocer las huellas que dejan los animales a su paso. También reconoces los sonidos que emiten y puedes diferenciar si es un león, un búfalo, etcétera. Y, entre los animales, hay tres tipos de sonidos: primero, cuando juegan entre ellos, que suena tranquilo. Segundo, cuando se pelean entre ellos. Y tercero, cuando detectan a un enemigo. Igual han visto a una persona o han visto a un león. Porque los leones van aparte. No están con las cebras, los ñus, las gacelas. No se juntan. Porque los leones son sus depredadores y se los comen. Por otro lado, los movimientos son distintos. Si es de noche, porque a veces salimos de noche, sin luz ni coche, si oyes que los animales corren, tú no puedes correr. Tienes que parar y escuchar en qué dirección van y qué animales son. Y ahí sabes si es un león o un búfalo, y qué hacer.
Así ganamos experiencia. Para ser oria, también debes conocer la cultura masái, las leyes y demás: has de aprender a vivir solo en la naturaleza, a protegerte de los leones, a respetar las leyes de la sociedad masái, a conocer los remedios que te van a ayudar si te pones enfermo, y a ser valiente. Entonces, vas con un preparador que te enseña a convertirte en Oria. Y de generación en generación, cuando se terminan todas las fases de la formación, al final hay una graduación, como en la universidad y el instituto, pero es una graduación masái. Y esa formación se va desarrollando en grupos de edades similares en los que nos llevamos entre uno y 15 años de diferencia. Y al final te dan un nombre.
Nosotros no tenemos cumpleaños. Entonces, esa graduación marca una generación y después empieza la siguiente. Así se llega a ser Oria. Son personas que no le tienen miedo a nada, son valientes. Además, los Masáis somos personas que somos felices siempre. Como nosotros decimos: «Hakuna matata».
Haya o no haya comida, haya o no haya problemas, siempre somos felices. Amamos al prójimo y compartimos lo que tenemos. Así somos los masáis. Y, bueno, mis sueños se hicieron realidad y ahora tenemos a ADCAM. Y dentro de ADCAM tenemos la ADCAM Mara Vision School, donde fomentamos la educación de los niños.
Tenemos el ADCAM Women’s Project, para empoderar a las mujeres en la sociedad. Y tenemos el ADCAM Safari Camp, donde la gente puede alojarse, ir de safari y conocer nuestros proyectos. Así que, al final, mis sueños se han cumplido y tenemos tres proyectos en los que estamos trabajando.
Muchas gracias y, si tenéis cualquier pregunta, las responderé encantado. Hola, William, soy Andrea y tengo entendido que eres uno de los fundadores de una escuela que se llama la Escuela del Árbol y me gustaría que nos hablaras un poquito acerca de este proyecto y que nos explicases qué papel tiene la educación para mejorar vuestra comunidad. La educación, como todos sabemos y creemos, es clave para el desarrollo y para que los jóvenes tengan un buen futuro. Soy fundador de la Escuela del Árbol. Cuando yo iba al colegio, tenía que caminar 20 kilómetros de ida y de vuelta, o sea, cuarenta kilómetros. A raíz de aquellos obstáculos, me puse a reflexionar sobre cómo levantar una escuela que estuviera más cerca para que los niños pudieran llegar más fácilmente. Y pensé: «Vale, quiero levantar una escuela, pero no tengo dinero para ello». Y a la gente le sorprende que montara una escuela bajo un árbol. Dije: «Tengo una idea. No tenemos dinero para construir una escuela, no tenemos dinero para sillas, no tenemos dinero para tiza para escribir en la pizarra, no tenemos libros y no tenemos bolígrafos. ¿Cómo empiezo?». Pero tuve una idea. Le quité la corteza a un árbol y lo dejé secar. Y luego, sabéis que cuando se hace una hoguera, quedan cenizas de color negro. Así que utilizamos eso como tiza para escribir en el árbol.
Para las sillas, reunimos piedras y las colocamos alrededor del árbol. Y para hacer bolígrafos, utilizamos pequeñas ramas del árbol seco. Si se escribe con una rama seca sobre la piel negra, la piel se pone blanca. Entonces, los niños escribían sobre su piel, como si fuera un cuaderno. Si les tocaba Inglés, escribían lo de Inglés en la pierna y, al terminar, se lo limpiaban con saliva y empezaban con la siguiente asignatura. Ese fue el inicio de la escuela. Estudiar es muy importante tanto para los niños como para las niñas, porque así es cómo la comunidad masái podrá proteger su propiedad y mejorar sus condiciones de vida. Ahora tenemos las ADCAM Mara Vision School y no un árbol. Pero antes impartíamos las clases en un árbol. Por ejemplo, uno de mis hijos fue uno de los alumnos del árbol, y ahora es el primer piloto masái.
Hola, William. Soy Pablo. Me gustaría saber cómo es un día en tu escuela masái. Por ejemplo, en nuestra escuela tenemos dos tipos de alumnos.
Por un lado, los que viven con sus padres y vienen desde muy temprano: desde la mañana del lunes hasta el sábado al mediodía. Vienen por la mañana, a las ocho. A las ocho, todo el mundo ha de estar presente. Y luego están los niños que viven lejos y que se quedan en el colegio. Y los que viven lejos estudian muchísimo.
Se levantan a las cuatro o cinco de la mañana, van a clase y a las siete desayunan. De lunes a viernes hay clase, y el sábado hay colegio medio día, porque los niños masáis, o africanos, quieren estudiar mucho. Luego, el domingo la gente va a la iglesia o es su día libre. Y hay un día al mes, o al año, que es muy importante y que justo hicimos la semana pasada, que es el día de la oración. Cuando los niños terminan la primaria y pasan al instituto, dos meses antes de hacer el examen nacional, los padres vienen y se hace el día de la oración, porque somos católicos. Y rezamos por el examen y por los niños y hacemos una gran celebración. Y también les damos premios a los niños. Y para los profesores. Para seleccionar a los profesores, hacemos entrevistas y queremos que todos sean profesores profesionales. El 50 % debe pertenecer a la comunidad Masái, pero han de ser profesionales, y el resto ha de ser de otras comunidades, de Nairobi y demás, y todos son profesionales.
Así que ADCAM es de las mejores escuelas de la región masái. Como apoyamos a las mujeres y queremos que nuestra escuela sea moderna, tenemos, tanto profesores como profesoras. Y enseñamos inglés, masái, matemáticas, suajili, geografía, historia, religión, porque en Kenia se enseña religión, plástica, etcétera.Los niños hablan inglés, suajili y masái, los tres.
Hola, William, soy María y quería preguntarte por qué decidiste apoyar la educación y el emprendimiento de las mujeres masáis en el proyecto que llevas en Kenia. Bueno. Como ya sabemos, la educación es importantísima, pero antes de eso. Yo, personalmente, quería ir al colegio y, como os decía, caminaba 20 kilómetros con lo peligroso que es por todos los animales que hay. Ni siquiera tenía zapatos y, a veces, tampoco comida. Me enfrentaba a muchos obstáculos y pensaba: «Cuando sea mayor, tengo que fomentar la educación, especialmente para las familias que no pueden permitirse darles una educación a sus hijos». Al principio, es lo que pensaba: que el colegio estaba demasiado lejos y que ir hasta allí era muy peligroso para un niño pequeño que va solo. Esa era una de las razones por las que quería construir la escuela. Otra, porque sabía, porque a mí me encantaba estudiar, que una escuela es muy importante para que todo el mundo estudie y se construya una vida mejor. Respetamos y conservamos nuestra cultura, y la única forma de hacerlo es tener una buena educación. Por otro lado, las mujeres. Cuando yo iba al colegio, en la cultura masái, el hombre estaba por encima de la ley y era el centro de todo. La mujer estaba ahí para cuidar a los hijos, cocinar y trabajar, pero nunca se les daba importancia y no tenían derechos. Mi madre me ayudaba mucho. Me alimentaba, me vestía. Y sufría mucho. Y me di cuenta de lo importantes que son las mujeres. Veía cuánto sufría mi madre y veía cómo mi padre se iba a vender vacas y pasaba de nosotros y de mi educación. Y ahí me di cuenta y decidí que quería ayudar a las mujeres, por mi madre. Me di cuenta de todo lo que ella hacía por mí y decidí que quería apoyar a las mujeres a nivel social. Son sueños que surgieron de los problemas y el sufrimiento que vi de niño. Ahora tenemos a 1.400 mujeres en tierra masái entre Kenia y Tanzania. Las enseñamos a mejorar su calidad de vida, las enseñamos a introducirse en otros negocios… Ahora, las mujeres tienen sus propios negocios, pueden pagar el colegio ellas solas, comprar vacas igual que los hombres. También las apoyamos mediante artesanías como esta. Hacen artesanías y las vendemos online .
Las traemos a España y las vendemos, las vendemos en Kenia. Y el dinero vuelve a las mujeres. Y lo que ganan lo usan para pagar el colegio, servicios sanitarios, porque la sanidad
no es como aquí, no es gratis, sino que ir al hospital es muy caro. Compran lo que necesiten para la casa y lo invierten en pequeños negocios.
Así que estamos muy orgullosos. Estamos cambiando mentalidades y transformando a las mujeres de la comunidad a través del ADCAM Women’s Project. Y, como ya sabemos, las mujeres son esenciales para la sociedad y, empoderando a las mujeres, empoderamos al país entero. Hola, William, soy Jon y yo te quería preguntar sobre cómo hacéis para transmitir el conocimiento masái de generación en generación y cómo conserváis vuestra lengua y vuestro patrimonio cultural. La cultura es muy importante para nosotros. Supongo que para otras comunidades, también, pero a veces se va perdiendo. Pero nosotros… conservamos nuestra cultura.
En ADCAM Mara Vision School tenemos un acuerdo con el Gobierno de Kenia según el que debemos transmitir la cultura a los niños. Después de enseñarles inglés, nuevas tecnologías, todo, les enseñamos la cultura. Para nosotros, nuestra cultura es esencial. Como podéis ver, no visto como vosotros, llevo nuestras ropas. Estamos orgullosos de nuestra cultura y es importante para nosotros conservarla y es importante para los niños. Les aconsejamos a los niños que, por favor, vayan a la escuela y estudien, pero que no se olviden de la cultura. Así que ADCAM es un ejemplo de cómo conservamos nuestra cultura. Otro ejemplo. El mes pasado se celebró el Día de la Cultura a nivel nacional, y es una fiesta apoyada por las Naciones Unidas.
Así que, para nosotros, es vital tanto la cultura masái como inculcarles a los niños el valor de esta cultura. Es curioso porque los masáis no tenemos cumpleaños. Si naces en la sabana, tus padres te dicen que has nacido en tal o cual temporada pero no saben en qué año. Para nosotros no importa el día de nacimiento, sino el grupo de edad, vamos por grupos. Por ejemplo, tenemos dos grupos de una etapa de edad, o de una generación. A la derecha, están los niños de uno a ocho o nueve años, y conforman una generación. A la izquierda, los de nueve… a 14 o 16, que también son otra generación. Y en cada fase tienen un proyecto, un examen, algo que trabajar y aprender. Después, todos los jóvenes de las comunidades Masáis de Kenia y Tanzania. Se reúnen en un tipo de universidad, que es una Manyatta temporal enorme. Pero antes has estado durante unos meses con tu preparador en la naturaleza aprendiendo a ser valiente, a protegerte de los animales o de cualquier cosa, las leyes de la cultura masái, porque tenemos nuestras propias leyes, te dan un nombre. Cuando te lo dan, esta es la primera generación. Después la segunda crece, viene y sigue el proceso. La generación. Por ejemplo, mi generación. Si voy a otra Manyatta y cae la noche. Porque tú vas andando y, cuando anochece, buscas una manyatta y te quedas ahí. Sin reservar nada ni pagar nada, y te ofrecen comida y alojamiento. Entonces yo busco un hogar de mi generación, hablo con una madre o una familia de mi generación y me dejan quedarme. La generación es muy importante para nosotros. Si tengo un problema, mi generación me ayuda. Antes que la comunidad. Y, si es grave, te ayuda toda la comunidad.
Hola, William, soy Rubén y mi pregunta es qué significado tiene bailar saltando alrededor del fuego. Pues, a ver, los masáis, por la tarde. No tenemos tele, no tenemos radio, solo tenemos lo que hay en la naturaleza, en la sabana.
Como os decía, los masáis siempre estamos contentos. Estar alrededor del fuego es como ver las noticias en la tele. Durante el día vamos a distintos lugares y, cuando regresamos, por la tarde, nos reunimos alrededor del fuego y charlamos. Decidimos que son las noticias. Nos contamos adónde hemos ido, lo que hemos oído, nos transmitimos tal y cual información… Y después, después de cenar, nos gusta bailar alrededor del fuego porque, primero, más allá del fuego está oscuro, y el fuego es la luz. Bailamos alrededor del fuego y saltamos, y hay como… una competición entre los masáis de Kenia y Tanzania, a ver quién gana.
Saltamos e intentamos tocar el cielo, pero nunca nos sale. Pero el papel principal del fuego es ser un punto de encuentro para compartir noticias, porque no tenemos televisión y no podemos verla. Entonces, ¿cómo podemos comunicarnos con otros pueblos y saber lo que pasa? Por ejemplo, cuando vuelva a Kenia, nos sentaremos alrededor del fuego, la gente vendrá y yo les hablaré de España. Así es cómo nos informamos. El salto masái tiene distintos significados. Primero, es un deporte muy típico. Todos los niños, todo el mundo, salta. Y es muy difícil, ¿eh? Saltar tan alto no es nada fácil. Y competimos, a ver quién es el mejor saltador. Y todo el mundo, generación tras generación, intentamos llegar a tocar el cielo saltando. Pero nadie lo consigue.
Hola, William. Soy Guille. Te venía a preguntar: como líder, ¿qué consejos aplicarías en nuestra vida diaria? Algo nuestro que podemos compartir con vosotros es, por ejemplo, que… no nos quejamos. Cuando algo pasa, tú sigues contento y no te quejas. Por ejemplo, igual voy conduciendo por la sabana y no es raro que se me pinche una rueda. No puedo llamar a la grúa, claro. ¿A qué grúa voy a llamar? Tengo que hacerlo yo, pero yo sigo contento, les digo a los demás que no se preocupen, «hakuna matata, ya lo arreglo», porque seguro que hay una razón por la que he pinchado ahí. Algo bueno va a pasar. A lo mejor conozco a alguien a quien no conocía gracias a ese obstáculo. Los obstáculos hacen que la gente se una. Si ya lo tienes todo, no te queda nada por descubrir. Ese sería un consejo. Otro sería la felicidad. Los masáis somos superfelices todo el tiempo. Nos reímos, estamos contentos, nunca nos estresamos. Aunque haya problemas, que los hay, no les prestamos atención ni les damos cabida. A lo que le hacemos sitio es a la felicidad. Y luego hay otra cosa. El tiempo. Vosotros queréis ir por delante, planeáis mañana, el año que viene, el siguiente… Y a lo mejor, no llegáis a ese año.
) Nosotros preferimos ir por detrás de la vida y seguirla. Decimos: «No corras como los europeos, que ellos van demasiado rápido». Nosotros vamos poli poli , que quiere decir despacio , con lo que tenemos aquí y ahora. Ya llegará mañana y ya veremos qué hacemos. Vivimos en el aquí y el ahora y mañana será otro día.
Esas son las cosas que podemos compartir. Porque aquí, y no solo aquí, en muchos lugares, la gente quiere darse mucha prisa y corre demasiado. Tenéis un plan para mañana
y para el día siguiente y para el otro. Necesitáis muchas cosas. Nosotros nos conformamos con lo que tengamos. Es verdad que nosotros, los masáis, tenemos un estilo de vida único, y podemos compartirlo con vosotros. Por ejemplo, si voy a algún sitio, no tengo que reservar. Llamo a la puerta y ahí entro. Aunque sea la hora de comer. Pero vosotros lo planeáis todo:
«Mañana vendré a tal hora». Tenéis citas para todo, os centráis mucho en el tiempo. ) Nunca os podéis relajar, siempre vais agobiados. Además… Queréis controlarlo todo, pero el único que puede controlarlo todo es Dios, las personas no podemos. Queréis controlar el tiempo, a ver si va a llover o qué… Nosotros, no. Todo es más libre. Llegamos sin cita y no pasa nada. Si anochece, me quedo ahí, perfecto. No intentamos controlar todas las cosas, ni el tiempo ni nada. ¿Que dicen que va a llover? A nosotros no nos interesan esas cosas.
Ya se encargará Dios. Pero vosotros vais muy deprisa. Hola, William. Soy Rocío. ¿Qué importancia tiene la conservación de los animales y la naturaleza en la vida de los masáis? Pues es muy importante. Masái Mara es un lugar hermoso por la belleza de los animales y del entorno. A nosotros nos preocupa conservar nuestro entorno. Para nosotros es importante. Hay plantas que utilizamos tanto para hacer remedios como para otras cosas. También creemos que el aire fresco es saludable. Y en cuanto a los animales, desde siempre, por naturaleza, hemos convivido con los animales y tienen tanto derecho como nosotros a vivir en la sabana y a estar libres y en paz. Así que los animales son un elemento muy importante de nuestras vidas, al igual que el entorno. Por tanto, los protegemos y respetamos. No destruimos el entorno y no matamos a los animales. Los cuidamos y los respetamos. Si no cuidamos nuestros entornos y los destruimos, el resultado es un cambio climático que afecta al planeta entero. Ya no llueve como llovía antes y surgen problemas debidos al tiempo y al cambio climático. Si cuidamos el medioambiente, los árboles, respetamos el entorno, creo que mejorará. Es una lección que los seres humanos estamos aprendiendo. Porque a los humanos les encanta destrozarlo todo. Entonces, el medioambiente es importantísimo. Además, el cambio climático nos está afectando sobre todo a nosotros los africanos. Nosotros no usamos agua de los pozos, sino el agua de la lluvia. Los campesinos dependen de la lluvia. Los animales dependen del agua de la lluvia. Nosotros dependemos del agua de la lluvia. La hierba que los animales se comen, también. La lluvia es esencial y, por ello, hay que respetar el medioambiente. Pero, si seguimos por este camino, los problemas son tremendos porque, si hay sequía, muchos animales mueren, no hay comida, la vida se vuelve muy complicada, y no tenemos muchas cosas. Así que respetar el medioambiente es importante y debería serlo para todo el mundo. Incluso para vosotros. Tenéis que empezar a darle importancia al medioambiente. Es parte de la naturaleza y es parte de la vida. Bienvenido, William. Mi nombre es Daniela y la pregunta que quisiera realizarte es que tengo entendido que, en tu comunidad, en tu tribu, hace un tiempo que hay agua potable y que eso tuvo repercusión en la salud de la misma comunidad. ¿Nos podrías contar sobre ello? Gracias. Antes de tener esta agua… Por ejemplo, si está mucho tiempo sin llover, las mujeres han de caminar muy lejos para encontrar agua. Caminan todo el día solo para traer 20 litros de agua, encima de la cabeza. Llegan a casa por la noche y no pueden hacer nada más. Y al día siguiente, otra vez. Tenían que caminar muchísimo para ir a buscar agua, y eso era un problema. No tenían tiempo para estar en casa ni para hacer nada más. Por otro lado, cuando llueve mucho, el agua trae enfermedades como malaria, cólera, fiebre tifoidea… Todo a causa del agua. Mucha gente enferma por haber bebido esa agua. Así que nos hizo muy felices tener un pozo y tuvo mucho impacto: ahora las mujeres traen el agua de muy cerca, es agua muy limpia, y se ahorran mucho tiempo. Y las enfermedades también han disminuido bastante. Bastante, gracias a que ahora tenemos agua potable. Ese pozo ha tenido un gran impacto en la comunidad, en las mujeres, se ahorra tiempo, tenemos agua limpia, la gente no enferma.
Nos hemos dado cuenta a través de estudios científicos de que los niños enferman mucho menos gracias al agua potable. Así que sí, es importante y tiene mucho impacto. Estamos muy agradecidos.
Hola, William. Soy Gabriela. Mi pregunta es si crees que es posible conservar la cultura masái y al mismo integrar algún valor de otras culturas, y qué diferencias ves entre tu cultura y la nuestra. Somos muy distintos en cuanto a culturas y estilos de vida, pero como seres humanos somos todos iguales. Y es bueno intercambiar ideas entre culturas, entre la nuestra y la vuestra. Es la manera de aprender los unos de los otros y de entender qué es importante para el otro. Por ejemplo… qué hacemos nosotros para conservar nuestra cultura. Mi hijo es piloto: está en Nairobi y pilota aviones, es el primer piloto masái. Pero, cuando vuelve a casa, está con los otros chicos y se va con las cabras a la sabana. No se hacen diferencias porque haya estudiado, sea piloto o capitán, no. Tiene que venir, vestir nuestras ropas y pasar todo el día sin agua y sin comida igual que nosotros, e irse con los demás a cuidar de las cabras y las ovejas. Este es un ejemplo. Hay que estudiar. Estudiar es importante. Vete fuera, a Estados Unidos, a Nairobi… Da igual la carrera que estudies. Pero luego regresas a la comunidad,
Vives como la comunidad y le transmites el valor de la educación y de la cultura. No solo mi hijo porque sea piloto. Todo joven Masái, sin excepción, que estudie una carrera y tenga la oportunidad de irse y ser médico, abogado, mánager, profesor, lo que sea, periodista… Después tiene que volver a casa y transmitir el valor de lo que ha aprendido.
No puedes irte. Por ejemplo, yo no puedo quedarme en Europa. Tengo que volver a casa. Todos los niños que se van a estudiar tienen que volver. Es parte de nuestra cultura y es una de nuestras formas de preservarla.
William, en tu discurso siempre haces hincapié en el rol y función de las mujeres como el que tuvo tu madre y el que tienen otras mujeres en tu tribu y en lo importante que es el empoderamiento. ¿Ves posible, en un futuro a corto o medio plazo, la posibilidad de que llegue a ser lideresa en tu tribu una mujer y pueda continuar el legado? Gracias. Sí, incluso ahora… Gracias al ADCAM Women’s Project, que empezó hace 16 años, ahora hay mujeres que luchan por ser lideresas. Ahora está avanzando la cosa, y creemos que es importante que las mujeres sean lideresas, es algo bueno. Yo estoy orgulloso y lo apoyamos. Ahora mismo ya hay mujeres en puestos de liderazgo: hay una mujer miembro del parlamento y otra que es ministra de medioambiente, y es una mujer Masái. Sí, es importante y estamos avanzando. Hace 16 años, ninguna mujer Masái se convertía en lideresa, porque los hombres no les daban voz. Empezamos a luchar del lado de las mujeres, ellas empezaron a ganar dinero, a comprar vacas igual que los hombres, a hacer todo lo que los hombres hacen y a luchar por sus derechos.
Ahora, hay algunas mujeres Masáis que lideran. En el futuro tendremos que encontrar el equilibrio, mitad y mitad. Igual que otras mujeres en el mundo. Para ser líder, se va viendo tu personalidad desde que eres pequeño hasta que maduras. Además, elegimos a los líderes teniendo en cuenta distintos puntos: si eres buena persona, si eres inteligente y si sabes resolver problemas. Eso es ser líder. Y, si la comunidad te elige, se entrega un oringa, se te otorga un poder y la comunidad te respeta. Y antes de eso. Después de eso, hacemos una gran celebración, no solo el nombramiento. Invitamos a toda la comunidad y un líder mayor te entrega el mando. Hola, William, mi nombre es Rubén y te quería preguntar qué relación tienen los niños con la tecnología. Pues no es fácil, porque no es que en la sabana haya mucha tecnología. Pero se aprende. Por ejemplo, en la escuela de ADCAM introducimos los ordenadores en clase. Tenemos un profesor de informática y una sala de ordenadores. Procuramos enseñar a los niños a usarlos
porque es bueno para su futuro. Por ahora… no ha llegado a muchos lugares, pero en ADCAM procuramos incorporarlo. Tenemos sala de ordenadores,un profesor especializado en eso, y todos los niños en ADCAM aprenden a usarlos. Para que en el futuro les sea fácil y les sirva. Pero en casa nadie tiene televisión, ni ordenador, ni móvil. Nada de nada. Solo en el colegio, en ADCAM. Ahí hay ordenadores. No tenemos electricidad. Y en ADCAM, los niños aprenden a usar programas de ordenador, pero también saben usar el teléfono.
En la sabana hay cobertura y llamar es muy barato. Lo que es difícil y caro, y no podemos permitírnoslo, es internet. Wifi y tal no podemos tener porque es demasiado caro. Pero llamar es muy barato. Es de los países donde más barato sale llamar. Mucho más que aquí, aquí es carísimo. Pero en Kenia es barato y en la sabana nos llamamos.
O sea que el teléfono, bien. No todo el mundo tiene, pero algunos, sí. Pero ya internet no podemos. Ahora, mis sueños se han cumplido y tenemos ADCAM. Y en ADCAM tenemos tres prioridades: una, las mujeres, apoyarlas, a las 1.400 mujeres. Hacen artesanías, que aquí en España se venden online , y que puedan vender en el mercado. Lo que se recauda de las ventas vuelve a las mujeres para mejorar su calidad de vida.
También tenemos ADCAM Mara Vision School, y fomentamos la educación de niños y niñas, pero intentamos centrarnos en las familias pobres. Hay niños de madres o padres solteros, niños huérfanos o niños que tienen a sus padres pero que vienen de una familia pobre que no les puede pagar el colegio. La idea y el objetivo de ADCAM es ayudar a esas familias que no pueden permitirse mandar a sus hijos al colegio, porque ¿cuál es su futuro? Entonces, ADCAM los apadrina. Pero primero debemos averiguar y asegurarnos de que la familia necesite ayuda. Y luego lo hacemos de distintas formas. Por ejemplo, hay niños que viven muy lejos y no pueden caminar hasta la escuela. Pues lo que hacemos es implementar un programa de apadrinamiento. Este programa nos ayuda a aumentar el número de niños desfavorecidos que reciben educación. Este programa de apadrinamiento se puede encontrar en internet y cualquiera puede. Por ejemplo, si alguno quiere apadrinar a un niño o a una niña de África para que pueda estudiar, podéis entrar en la página de ADCAM y encontraréis el programa. Es una forma de apoyar y ayudar a estos niños para que vayan a estudiar. Por otro lado, hay niños que tienen a sus padres pero que no tienen dinero para pagar el colegio. Eso sería medio apadrinamiento. Se paga la mitad porque los niños viven con sus padres. El apadrinamiento completo es para darle al niño cuatro comidas al día, que viva allí con una mujer que lo cuida, y darle todos los servicios. Y los que viven en su casa con sus padres vienen por la mañana y se van por la tarde. Ese es otro de los objetivos de ADCAM, el apadrinamiento de los niños. Y estamos muy agradecidos con todos los padrinos porque ahora hay 200 niños que pueden estudiar. Pero sigue habiendo niños que necesitan ayuda. Y no importa si vais a Kenia o dónde estéis. Se puede apadrinar desde cualquier lugar si se quiere. En cuanto a los profesores, el 50 % de ellos proviene de la comunidad masái y son profesionales. El resto proviene de otras comunidades. ¿Por qué? Porque la escuela es internacional. Se enseña inglés y se enseñan otras asignaturas para todo el mundo, no solo para la comunidad masái. Tenemos… el ADCAM Safari Camp. Es un campamento para gente que quiera irse de vacaciones a África. Quien elija venir al campamento de ADCAM, podrá tener experiencias increíbles, aprender sobre la flora y la fauna, que es una experiencia única. Tenemos safaris a pie en los que se cruza la sabana con orias, no en todoterreno, y te enseñan las jirafas, los ñus, las cebras… Y todo andando con ellos. Te enseñan las plantas que hay en el camino: las que sirven para los ojos, para la malaria, para un catarro, para la espalda… Te enseñan las huellas de los animales que pasaron por allí el día anterior. Ese tipo de cosas. Y entonces… todo el dinero que se recauda… También te llevan al río a ver los hipopótamos. Hay actividades que solo el campamento de ADCAM tiene los permisos para hacer. Y otra cosa de la que nos sentimos muy orgullosos es de que el 1000 % de los trabajadores del campamento sea masái. Algunos no tienen estudios y no pueden trabajar en otros campamentos, pero en ADCAM los aceptamos, para darles un empujón. Los apoyamos, les enseñamos inglés con nuestros profesores de la escuela, y les enseñamos a trabajar en hoteles. Y lo hacen genial. Nuestro objetivo es ayudar a estas personas a encontrar trabajo y a su vez ellos ayudan a su propia familia. Además, los beneficios se destinan a que el proyecto sea sostenible. El ADCAM Safari Camp es un campamento donde le mostramos a la gente la belleza de Masái Mara, la naturaleza… y donde intercambiamos ideas. Así que quien quiera venir al campamento a vivir esta experiencia y a conocer la cultura masái, nuestros proyectos, la naturaleza… ADCAM es el mejor lugar para aprender y vivir experiencias como estas. Porque lo hacemos todo con amor, no solo porque tengamos que atenderos, sino porque queremos que en ese momento todo el mundo se sienta parte de la familia y se sienta integrado, que no estéis aislados en el hotel.
Eso no nos gusta. Lo que queremos es hacer feliz a la gente mientras esté allí con nosotros. Así que cualquier persona interesada en venir a visitarnos puede buscarnos en Google y estáis más que invitados y seréis bienvenidos en vuestra segunda casa, un lugar lleno de felicidad donde cuidaremos de vosotros y donde podremos intercambiar experiencias. La idea es intercambiar ideas y aprender los unos de los otros. Así que estos serían los proyectos de ADCAM. Mis sueños se han cumplido y yo le aconsejo a todo el mundo que persiga los suyos porque, si se persiguen, al final se cumplen. Pero el camino no es sencillo y hay momentos difíciles. Cuando uno sueña no se enfrenta a todas las implicaciones. Y la realidad es dura, pero ayudar a los demás vale mucho la pena, aunque cueste. Para nosotros es incluso más difícil porque el nuestro es un proyecto que debe mantenerse generación tras generación. Y estamos en ello, pero toda ayuda es bienvenida y la puerta está abierta para cualquier persona que quiera unirse a la familia de ADCAM y ayudarnos a cumplir objetivos. Ahora muchos niños pueden estudiar y no queremos que lo tengan que dejar. Queremos más y más. Tenemos el campamento y no queremos que los orias pierdan el trabajo. Queremos que haya más y más.
Tenemos el proyecto de empoderamiento de las mujeres y queremos que más y más mujeres mejoren su calidad de vida y sean escuchadas dentro de la comunidad. Para conseguir todo esto, necesitamos un equipo grande y mucha gente comprometida. Los sueños no pueden cumplirse con una sola persona. Una persona puede soñar, pero necesita la ayuda de los demás para hacer de ese sueño una realidad. Muchas gracias. Si queréis venir al campamento, sois bienvenidos. Podéis entrar en nuestra web, estáis invitadísimos y será vuestra segunda casa.
Muchas gracias. Karibu sana .