Enrique Rubio García Neurologo y Neurocirujano
He visitado por segunda vez el Monasterio Budista que esta localizado en el Parque natural del Garraf y que se llama Museu Palau Novella, y en ella habita un grupo de monjes Budistas Sakya Tashi Lig. Es un día suave de otoño con 18º C de temperatura ambiental, con un cielo cubierto muy parcialmente de nubes pequeñas que tamizan una agradable luz del Mediterráneo. A 22 Km de Barcelona esta la salida al parque natural del Garraf y de una manera relativamente brusca y con curvas dificilísimas se asciende al macizo del Garraf. Superfcie extensa de amplias colinas que abandonan el mar Mediterráneo pero en las distintas curvas rara vez se le pierde de vista.
Todo este macizo de unos 300 a 400 metros de altura sobre el nivel del mar, esta cubierto por un verde como monte bajo y solo algunos árboles que contornean la carretera, bien asfaltada pero tortuosa y estrecha.
Es una alegría para la vista gozar de este suave paisaje, sino fuera por el miedo a los coches que te vienen en sentido contrarios, mas de una vez están a punto de aplastarte. Afortunadamente ellos tienen el mismo problema.
A un km de la bifurcación esta el Monasterio Budista.
Es una construcción modernista en la que predomina el color rojo y en medio de una vegetación suave más bien escasa que lo hacen aceptablemente bello. El camino de entrada al edificio, lo bordean una serie de almendros en plena producción, y tras una verja se llega a un patio con bonita fuente. Nada hasta este momento hacen pensar en Budismo, salvo unos religiosos hombres y mujeres que con su indumentaria típica se mueven con cierta rapidez.
Tras sacar el ticket, solo 5 euros, nos guía una monja joven con gafas colgantes y una edad de menos de 30 año y por su correcta expresión parece universitaria. La alta tecnología no podía faltar y nos da a cada uno, un audífono que explica con una música de fondo que oscila desde la típica de los monasterios Tibetanos a otras de música desenfadada los lugares que vamos recorriendo. La monja es Española y nos habla en Castellano. Cuenta que este monasterio es uno de los 10 que existen en España y que tiene monjes desde hace 10 años. Me recuerda inmediatamente la frase de Arnold Toymbee. “Antes de que termine el siglo XX, llegara el Budismo a Occidente”.
Nos hace unas advertencias de cuidado silencio y recogimiento y nos lleva por lo dos pisos visitables y sobre todo el principal que esta lleno de imágenes de Buda de distintos tamaños y esas típica caretas de demonios o Dioses airados, y por fin me entero, que no tienen porque ser seres enfadados, sino que esta cara de enfado y de furor es expresión de potencia y que a su vez esta potencia es expresable o bien por los demonios o por los buenos dioses llenos de energía. La verdad es que no hacen ningún esfuerzo en convencernos de nada y repetidas veces hablan de la consecución del conocimiento y de la gran caridad de Buda y por supuesto repetidamente de la energía que dimana de la meditación y de determinados lugares por donde pasamos.
En un momento le digo a la reliosa. ¿Yo creí que nos iba a hablar en Samcrito?, ella no cogio la broma y me respondió que el Sancrito ya no existía. Pensé que mejor no seguir.
Es curioso el decalage entre el palacio modernista y la ubicación de un monasterio Budista. No encaja del todo, aunque si su ubicación en unas montañitas suaves, casi desérticas de árboles. Me figuro en invierno, se parecerá este entorno, a las montañas Tibetanas, aunque rara vez nieva en esta zona.
Al terminar nos llevan a una Capilla Católica, con la Imagen de la Inmaculada y un Cristo, muy recargada donde predomina de nuevo el rojo y que no han tocado para demostrar la compatibilidad del Budismo con otras religiones. Nos dan un te con canela, que esta mas o menos agradable y así termina la visita. Nos da la monja que nos acompaña las gracia y nos aconseja que visitemos la Estupa, que esta cerca de la casa que visitamos. Consiste en un parque redondo donde crecen abundante Romero y Lentisco, con una serie de molinos y banderas de oración que rodean al monumento central poliédrico y piramidal en el que se ven los ojos bellos de Buda.
Doy una vuelta y hago girar los molinillos de oración al mismo tiempo que veo flamear por el viento las banderas algunas en muy mal estado.
Auque me acompaña Maria, ella va por otro camino y me tropiezo con una señora joven que hace lo mismo que yo y a la que le pregunto ¿Qué es esto¿ a quien convence. Y asi charlamos un rato sobre algunos de nuestros amigos que han hecho cursos en este Lamasterio y le pregunto, que pasó cuando se reintegraron a la compleja, ruidosa y técnica vida de Barcelona. Ella no sabe, pero yo le agrego. Me temo que salvo que estén situados en las montañas del Tibet y con largo aprendizaje, esto no dejara un fruto persistente y al volver a la agitación de cada día, te sientas otras vez con la compañía de la angustia o mas suavemente con la inquietud y la desazón que te conducen a las distimia.
Cogemos el coche, María y yo, y llegamos a la conclusión de que a ambos nos invade una sensación placentera. Hasta la llegada a la carretera que une con Barcelona, este es el tema, y no sabemos si la visita del monasterio es la responsable de este momentáneo bienestar o lo son las suaves colinas, el silencio y el no tener en ese momento estrés.
Unos minutos mas tarde el transito de la autopista a Barcelona, hace desaparecer el bienestar.
Conclusión inmediata y grosera. La paz esta en relación con la disminución de los estímulos emocionales. Posiblemente la permanencia sin estímulos negativos, dentro de este monasterio nos proporcione equilibrio emocional.
Habría que hacer periódicamente una especie de ejercicios espirituales que debe ser algo parecido.
La paz de los Monasterios Budistas
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