LA INFLAMACIÓN EN LOS VIRUS DEL COVID 19
El coronavirus nos han sorprendido como lo han hecho a lo largo de la historia las distintas epidemia que han paralizado y diezmado el mundo.
Incluso los que somos muy mayores no habíamos visto nunca nada parecido.
La epidemia de gripe de 1918, fue tan mortificante y letal que yo a nivel personal pensaba que marcaba el límite entre las enfermedades infecciosas y las degenerativas. Después de esta epidemia, los gérmenes tendrán poca cabida en las enfermedades. Pues no es así, los gérmenes siguen mandando y para ello tenemos pocas terapias efectivas salvo las técnicas de prevenir una epidemia o mitigarla antes de que termine con el mundo.
¿Como algo tan pequeño como un virus puede tener tanta capacidad lesiva.
Hasta tal punto es agresivo, que la única terapia que tenemos contra él, es aislarnos y aislarlo, y para ello hay que parar el mundo.
Los virus, actúan en una primera fase invadiendo al organismo y de una segunda fase que es la reacción inflamatoria de rechazo, que en ocasiones es más severa y dañina.
Esta forma de actuar es inespecífica y una serie de condiciones son necesarias en la actuación de los virus, que son difíciles de explicar, así:
Los españoles y los italianos morimos por el Covid 19, mucho más que en otros países, y esto se debe a que somos genéticamente idénticos italianos y españoles y diferentes a los demás
Hay una diferencia en nuestros genes que los hace más sensible a los Covid 19. Después de la invasión del virus el organismo los sufre primero, como una invasión y segundo reacciona con el sistema inmunitario la inflamación.
Porque la mortalidad entre los españoles y los italianos, es diferente, y lo es porque nuestro sistema inmunológico es muy fuerte
El virus produce sobre el afectado dos tipo de enfermedades que son .:
Síndrome de activación macrofágica
Y síndrome anti fosfolípidos
Que son reacciones inflamatorias importante que se tratan con antiinflamatorio, concretamente con interleucinas dando lugar a una reacción inflamatoria tan potente que se le llama se llama ” tormentas de citoquinas “
De forma pues que algo tan débil como un virus es capaz de desencadenar una reacción inflamatoria enorme que termina con la vida del paciente y lo hace fundamentalmente por una obstrucción inflamatoria de los pulmones que impiden la ventilación
El autor principal de la maldad que esta enfermedad es el macrófago, al que hay que tratar lo más precozmente posible y ante el que se desencadenen la tormenta de citoquinas con corticoides y anticoagulantes
Los síndromes inflamatorios no son específicos de los de los virus. Y una serie de procesos infecciosos y no infeccioso son capaces de desencadenar una reacción inflamatoria a veces con resultados fatales.
Explosión de inflamación o TORMENTA DE CITOCINAS
Reacción inmunitaria grave por la que el cuerpo libera muy rápidamente demasiadas citocinas en la sangre. Las citocinas cumplen una función importante en las respuestas inmunitarias normales, pero son dañinas cuando el cuerpo produce de una vez cantidades grandes de ellas. La tormenta de citocinas puede ser consecuencia de una infección, una afección autoinmunitaria u otra afección. A veces también ocurre después del tratamiento con algunos tipos de inmunoterapia. Los signos y síntomas incluyen fiebre alta, inflamación (enrojecimiento e hinchazón), cansancio intenso y náuseas. Algunas veces, la tormenta de citocinas es grave y en peligro la vida por fallo multiorgánicos ,dos de ellos son de los mas frecuentes: se el
Síndrome de activación macrofágica en adultos con enfermedad reumática

El síndrome de activación macrofágica (SAM) es una reacción patológica inflamatoria sistémica, frecuentemente fatal y comúnmente no diagnosticada, que se acompaña de una falla multiorgánica y puede desencadenarse asociada a enfermedades reumáticas, neoplásicas, infecciosas o a drogas. Más descrita en niños que en adultos, probablemente en muchas ocasiones se relaciona con alteraciones genéticas aún no descritas. Sus síntomas y signos han sido definidos. El no sospecharlo conlleva a no diagnosticarlo y como consecuencia a un incremento importante del riesgo de mortalidad en el paciente; es por esto que el diagnóstico es un reto y el tratamiento debe de ser temprano y agresivo.

Puede haber insuficiencia orgánica múltiple que podría desencadenarse en asociación con enfermedades y / o fármacos reumáticos, neoplásicos o infecciosos. Se ha informado más en niños que en adultos, probablemente porque a menudo se asocia con anomalías genéticas no descritas aún, no descritas, anomalías genéticas. En la mayoría de los casos, el defecto genético no se reconoce en adultos o tiene una etiología diferente. Se han definido los signos y síntomas del síndrome de activación de macrófagos. No sospechar su presencia puede llevar a no hacer el diagnóstico y, por lo tanto, a un aumento de la mortalidad. El diagnóstico es un desafío, el tratamiento debe iniciarse temprano y ser agresivo para reducir la alta tasa de mortalidad.
El (SAM) no se suele buscar en el adulto y como consecuencia los resultados resultados suelen ser fatales. Requiere identificación y tratamiento temprano para reducir el riesgo de mortalidad. Todavía necesita ser estudiado para definir el defecto genético u otras causas que pueden ser responsables del desarrollo del síndrome.
Como es frecuente en las enfermedades raras recibe varios nombres que ayudan a la confusión, así desde el Síndrome de activación de macrófagos, se pasa a la Hemofagocitosis linfohistiocítica reactiva que suele ser familiar

La linfocitosis familiar es una activación inmune patológica con signos y síntomas de inflamación severa, que fue reconocida en 1952 como una enfermedad de la niñez. En 1977, el síndrome de activación macrofágica (SAM) se reporta en casos aislados que presentan insuficiencia hepática y coagulopatía de consumo1, posteriormente el SAM es descrito como un problema relacionado con artritis reumatoide juvenil2. En 1993, se describe en detalle y de forma específica en 24 niños 3. Hoy en día está bastante bien caracterizado constituyéndose como una entidad clínica asociada o desencadenada por drogas, infecciones, cáncer o enfermedades reumáticas o existiendo como una enfermedad aislada sin desencadenante4. El SAM ha sido descrito más frecuentemente en niños que en adultos, pero ha habido un incremento de pacientes adultos reportados5.
El SAM es un cuadro clínico similar a los síndromes hemofagocíticos, que por una deficiencia primaria o por un defecto en la apoptosis de macrófagos activados ocurre una perpetuación de la respuesta inflamatoria. Este defecto primario ha sido descrito en muchos casos, en otros su etiología aún está por definirse. El SAM ocurre cuando existe una función macrofágica mal controlada, una actividad celular citotóxica reducida y una disminución de los linfocitos T tóxicos y células asesinas naturales. Algunas citoquinas y amplificaciones de respuesta inflamatoria han sido descritas6. La apoptosis de macrófagos activados se logra por la vía de la perforina poro-granzima B serina proteasa. La reducción del número o función de células NK o una anormalidad genética del camino de la granzima-perforina llevan a un SAM.
En artritis idiopática juvenil (AIJ), lupus eritematoso y otras enfermedades reumáticas existe un incremento de la incidencia del SAM7,8. El SAM, frecuentemente se confunde con la inflamación de la sepsis o con la exacerbación de la enfermedad subyacente9. El síndrome ha sido descrito por 2 grupos diferentes, la Sociedad de Histiocitosis y por los reumatólogos pediatras. Las guías para el diagnóstico han sido publicadas por las 2 tendencias y están en proceso de definición para el lupus eritematoso sistémico (LES) y la AIJ sistémica10,11. Recientemente, los 2 grupos se reunieron y han definido la nomenclatura, así como los criterios diagnósticos12–14. El diagnóstico se basa en la presencia de criterios clínicos y criterios de laboratorio, ya establecidos por la Sociedad de Hemofagocitosis Linfohistiocítica15. Ravelli et al., elaboraron los criterios para SAM asociado a AIJ11.

Descripción: el SAM tiene un comienzo agudo y sus manifestaciones clínicas son: fiebre elevada y persistente (94%), cambios neuropsiquiátricos, esplenomegalia (59%), hepatomegalia (88%), linfadenomegalia (48%), eritema en la piel (65%), disminución del número células de 2 o 3 líneas celulares a nivel de sangre periférica, anemia (82%), trombocitopenia (88%), (>150.000 plaquetas); leucopenia (56%), enzimas hepáticas (transaminasas) elevadas (46%), fibrinógeno bajo por consumo (100%), hipertrigliceridemia (80%), tiempo de protrombina y trombina prolongados y ferritina muy elevada (100%) (en paréntesis están los porcentajes de estas características que están descritos en los criterios para SAM asociado a la AIJ por A. Ravelli11). En un artículo reciente, se reconoce la linfocitosis hemofagocítica como un desorden en incremento de diagnóstico en el adulto16.
Recientemente se ha sugerido que los niveles séricos (determinados por ELISA) del receptor específico recogedor de desperdicios (scavenger) de macrófagos el sCD163 soluble, es un marcador específico para macrófago en pacientes que tienen una activación macrofágica inadecuada, estando muy elevados y sirviendo su determinación para el seguimiento de la activación y de la actividad de la enfermedad17,18. De igual manera, la determinación de niveles del receptor soluble para el receptor de interleucina-2 (sIL-2R), se ha usado como marcador18.
En lo concerniente a la imaginología se han descrito cambios para varios sistemas y estructuras relacionadas con la respuesta inflamatoria excesiva en los órganos afectados19. La radiología de tórax demuestra un compromiso intersticial que es compatible con inflamación local o puede estar relacionado con una hemorragia intersticial. En la resonancia de cráneo se pueden ver imágenes de alta densidad o de falta de tejido en casos con compromiso del cerebro, estos hallazgos se han descrito en pacientes con síndrome de inmunodeficiencia adquirida, los hemos visto en nuestros pacientes.
A pesar de estar establecidos los criterios, aún requieren ser validados, para enfermedades diferentes a la AIJ sistémica. Se presentan situaciones que complican hacer el diagnóstico, entre otras, al comienzo de la enfermedad pudiera o no existir actividad fagocítica en la médula ósea, hígado o bazo (estos dos últimos no se consideran para las biopsias). La hemofagocitosis puede no detectarse en estas etapas tempranas y puede ser no específica en caso de una transfusión de sangre. Se puede confundir con actividad de la enfermedad subyacente o con sepsis. La elevación de triglicéridos, la determinación de células asesinas naturales y la citotoxidad de las células T, o los CD163 o los receptores para interleucina-2, no son procedimientos que se hacen de rutina en los laboratorios. La ferritina, tampoco es una prueba de rutina, ni se realiza de urgencia y pueden pasar varios días antes de obtenerse los resultados. Lo que hace que sea importante considerar el diagnóstico de SAM, como se podrá notar en los casos a continuación.
La mortalidad del SAM es alta, de 32 a 80% dependiendo de la serie revisada. La falta de conocimiento de la existencia de este síndrome, el retraso en el diagnóstico y el comienzo tardío de medidas terapéuticas pueden ser las responsables de esta alta mortalidad. Silva, presentó un número pequeño de pacientes donde coincide la alta mortalidad con el retraso en el diagnóstico, de allí la necesidad de un diagnóstico temprano20.
El virus de Epstein Barr es uno de los más descritos y hasta se lo ha responsabilizado como desencadenante. El National Institute of Health tiene una página web donde están citados los casos asociados a infecciones. Por otra parte, las enfermedades subyacentes, el carcinoma, la leucemia, la enfermedad linfoproliferativa, el LES, la dermatomiositis juvenil, la AIJ y la artritis reumatoide (AR), se asocian al SAM. Puede ocurrir con cualquier medicamento como desencadenante, la aspirina u otros antiinflamatorios no esteroideos, la segunda inyección de sales de oro, la sulfasalazina, el metotrexate21 y los anticonvulsivantes. Llama la atención que el SAM esté asociado a los biológicos anti factor de necrosis tumoral, el infliximab, etanercept o los antiinterleucina-1, el anakinra, ya que estas son las citoquinas que se disparan en los procesos de inflamación y esta última se utiliza hoy en día en muchos centros, como la terapia de elección del síndrome. Teóricamente los anti-TNF podrían ser considerados como terapia, por la misma descripción fisiopatológica del proceso, pero se ha despertado una gran discusión en ese aspecto por la paradójica respuesta descrita con estos tratamientos, algunos pacientes tuvieron la inducción del SAM con terapia anti-TNF22,23. Por otra parte, una dramática respuesta a etanercept ocurrió en un niño de 7 años de edad con AIJ24. Se describe el paciente EG, en nuestra serie que desarrolla el síndrome después de iniciado el tratamiento con anti-TNF como medicamento único25.
El tratamiento está dirigido ante todo a la eliminación de la causa que indujo el síndrome. Luego se comienza el tratamiento con pulsos de metilprednisolona a la dosis de 30mg por kg de peso o hasta un gramo al día durante 3 a 5 días, dependiendo de la gravedad del SAM y de la respuesta a las dosis iniciales. Se puede usar prednisona por vía oral a razón de uno o 2mg por kg de peso por día, en dosis única o dividida para más efecto, según la gravedad de la enfermedad. Se puede repetir el pulso en caso de respuesta insuficiente. La ciclosporina se ha usado con éxito por su efecto estabilizador de la membrana del macrófago o su función sobre los linfocitos ayudadores26,27. También se han utilizado las inmunoglobulinas y el etopósido (este último, sobre todo por la Sociedad de Hemofagocitosis). Hoy en día es muy utilizado el anakinra, que es un antagonista al receptor humano de interleucina-1 (IL-1Ra). El tocilizumab, es un anticuerpo monoclonal humanizado recombinado contra el receptor anti interleukina-6 (IL-6), se usa en el tratamiento de algunos pacientes que no toleran la interleucina-1 o no les es accesible).

Pero los casos del Covid 19 la solución en la fase de neumonía, es la de poner dosis altas de corticoides, usando como indicador la Ferritina, marcador de la inflamación y heparina de bajo peso molecular a dosis anticoagulante

De forma pues que tenemos una serie de enfermedades poco frecuentes que se caracteriza por la explosión de citoquinas e inflamación del parénquima sobre todo de vías respiratorias. Que probablemente son responsables de la alta mortalidad de esta epidemia del coronavirus.

Probablemente las unidades de cuidados intensivos tienen esto muy en cuenta, pero conviene no olvidar que la alta letalidad de estos pacientes se debe a la neumonía. Inflamatoria