Miguel Ramudo. Barcelona | 2018-05-09 11:47:31
La incontinencia fecal afecta de forma muy grave a la calidad de vida del paciente. La unidad de coloproctología del Hospital Universitario Mutua Terrassa es pionera en estimulacion del plexo sacro.
Tras una incontinencia fecal puede haber múltiples causas y no es una patología que afecte solamente a personas ancianas, sino que entre jóvenes puede darse también, llegando a afectar entre un 5 y un 10 por ciento de toda la población. Cuando los tratamientos farmacológicos y el biofeedback -un entrenamiento del suelo pélvico con ejercicios- no funcionan, la primera opción quirúrgica es la neuromodulación sacra.
«Consiste en colocar un electrodo en una raíz sacra, y conectarlo a una corriente eléctrica que genera una batería que se coloca a nivel subcutáneo, como si fuera un marcapasos. Lo que hace esto es modular los reflejos defectatorios y permitir que el paciente tenga control sobre el esfínter», explica Arantxa Muñoz, cirujana colorrectal del Hospital Universitario Mutua Terrassa (HUMT), un centro pionero en España en el tratamiento de la incontinencia fecal.
Para dar a conocer esta técnica, que llevan desarrollando desde hace casi 20 años, el HUMT organiza unos cursos de formación bianuales, que este año han alcanzado su cuarta edición. Se trata de una formación médica continuada que incluye formación básica en continencia fecal, así como en el tratamiento de la neuromodulación sacra y las restantes opciones terapéuticas que existen.
El origen de esta patología es muy diverso, pudiendo afectar a una gran variedad de pacientes. Está en primer lugar la incontinencia fecal multifactorial, que afecta a pacientes que han sufrido lesiones en el perineo, como puede ser un parto traumático o una cirugía hemorroidal, y que es la más frecuente. Pero también afecta a pacientes con trastornos neurológicos como la enfermedad de Parkinson o la esclerosis múltiple o aquellos que han sido sometidos a una cirugía de cáncer de recto.
En todos estos casos, la neuromodulación consigue unos resultados muy satisfactorios, en torno al 70 por ciento de eficacia. Pero cuando no tiene éxito, siguen existiendo opciones para el paciente. «Está la opción de la reparación esfinteriana o de la graciloplastia dinámica, en la que se utiliza un músculo de la pierna» explica Arantxa Muñoz.
En el año 1996, el HUMT empezó a implantar la neuromodulación, al participar en el primer estudio europeo multicéntrico que se realizó para evaluar su eficacia, pero no solo en eso han sido pioneros. «Dentro de la unidad de coloproctología contamos con una subunidad para tratar de forma específica a estos pacientes con incontinencia fecal. Nosotros recomendamos separar circuitos, con una consulta más específica, porque manejar este tipo de pacientes con otros de coloproctología suele ser difícil».
Además, el HUMT es el único centro español que cuenta con lo que se denomina un circuito de alta resolución. Gracias a este circuito, los pacientes solo necesitan una mañana para que se les lleven a cabo las exploraciones necesarias para hacer un diagnóstico adecuado, sin necesidad de hacerles regresar. «Solo hay cuatro o cinco centros más que lo tengan en toda Europa. Esto unido a que ofrecemos todo el abanico de tratamiento quirúrgico de la incontinencia fecal nos convierte en un centro de alta especialización, derivándonos pacientes no solo de Cataluña, sino también del resto de España».
Uno de los grandes retos a los que se enfrentan los profesionales que tratan la incontinencia fecal es el muro de silencio que aun hoy en día la rodea y que la invisibiliza muchas veces. «Es una patología muda, ciega y sorda: es muda porque el paciente no la confiesa hasta que es muy invalidante; es ciega porque muchas profesionales no conocen que hay soluciones, y es sorda porque las instituciones no priorizan los trastornos funcionales como este».
Pero que no se hable de ella no quiere decir que no tenga consecuencias para los pacientes que la padecen. De hecho, se trata de un trastorno que afecta de forma muy severa a todas las facetas de la vida diaria y perjudica seriamente la calidad de vida. «Hay algún estudio que asegura que el paciente con incontinencia fecal tiene una calidad de vida muy similar a la de un paciente neurológico severo. Pero con una intervención simple como la neuromodulación puede recuperar una vida normal».
La cirugía para aplicar la neuromodulación solo requiere de una anestesia local, sin necesidad de hospitalización. Una vez implantado, el paciente ha de llevar a cabo un seguimiento, para controlar la batería instalada y realizar modificaciones en los parámetros eléctricos en el caso de recaídas. «Para hacer el seguimiento, con que vengan una vez al año suele ser suficiente.
A pesar de que se trata de una operación costosa, Arantxa Muñoz asegura que analizando todas las variables resulta coste-efectiva. «Se ha de tener en cuenta todos los gastos que suponen un paciente con incontinencia no tratado. Están por un lado lo que suponen las bajas laborales. Y por otro el gasto social tremendo a parte de la merma de la calidad de vida del paciente».
Solo conozco a una amiga que tienen esta patología y la psicoterapia la esta ayudando. Pero lo ha pasado muy mal.
No esta de mas que se entere de esta posibilidad terapeutica, eso sí dejando algún tiempo de intervalo, a ver si persisten los buenos efectos.
Arantxa Muñoz, cirujana colorrectal del Hospital Universitario Mutua Terrassa (HUMT).