En Mayo del año 2000 tuve ocasión de operar a un paciente de 70 años que tras sufrir crisis epilépticas generalizadas se le descubrió un tumor de aspecto glial en la región temporal derecha que fue de inmediato operado y extirpado en lo posible y constatado el diagnostico de glioblastoma multiforme. Lo llamativo del cuadro es que recién llevado del quirófano a la unidad de cuidados intensivos, el paciente despierta y de inmediato me cuenta una visión que ha tenido, con una serie de detalles y con tal felicidad en su descripción, que me llena de curiosidad. Nunca yo había oído algo similar por un enfermo y no dudé de que era el aura de una crisis temporal, “Había estado con Dios y Santa Julia y le habían recriminado aunque con dulzura su conducta de un episodio amoroso en su juventud”. El paciente cuenta un episodio de breve duración extraordinariamente placentero y emotivo y donde destacaba la descripción que minuciosamente hacia de la luz que invadía la escena.
No volvieron a repetirse y si pese a estar sometido a tratamiento anticomicial, tuvo crisis generalizadas tónico clónicas.
Este tipo de epilepsia llamada extática se caracteriza por episodios paroxísticos y recurrentes que modifican la esfera afectiva de los pacientes que los describen como sentimientos positivos e intensos de ‘bienestar’, ‘placer’ ‘plenitud’, ‘paz’,‘belleza’, entre otras similares calificaciones y sin referencias sexuales,
Aunque el tema en general no ha interesado mucho, posiblemente por la relación religiosa y por la posibilidad que tiene de ser entendidos como histerismo, ha permitido el estudio de solo 12 casos, aunque la literatura esta llena de cuadros similares de pacientes religiosos y no religiosos. El novelista ruso Fiodor Dostoievski que sufría o gozaba de este tipo de mal, logra describir de una bella forma el placer que le invade cuando es poseído por el mal, y lo hace en la novela, “El Idiota” poniendo como enfermo al principe Mishkin. Los episodios extáticos son auras de crisis generalizadas y el novelista narra repetidamente con gran fuerza y belleza sus propias experiencias.
«Durante unos momentos antes del ataque, experimento una tal sensación de felicidad imposible de imaginar en un estado normal y del que otra gente no tiene idea. Me siento en total armonía conmigo y con el mundo entero, y esta sensación es tan fuerte y tan deliciosa que por unos segundos de tal bendición daría unos gustosos diez años de mi vida si no la vida entera».
El epileptólogo Gastaut califico estas crisis de epilepsia en un trabajo, lo que permitio su divulgación. (William G. Lennox Lecture, 1977) .
Pero son los arrobos que Santa teresa de Jesus sufrió a lo largo de su vida los mas bellos conocidos. La santa sufrió varias enfermedades durante las cuales estuvo en alguna de ella a punto de morir. Así lo cuenta el Dr. Antonio Aguiar de Burgos, médico de Alcalá de Henares, y uno de los pocos médicos de los que disponemos noticias sobre la santa,.
El Dr Aguiar decía que este cuerpo es un arsenal de enfermedades.
La Santa carmelita a los 17 años comienza con un cuadro febril recurrente que se acompaña de episodios de alteración de conciencia ‘habíanme dado con unas calenturas unos grandes desmayos ’.
De mayor importancia es la complicación grave que sufrió unos años después, recién cumplidos los 24 años, De acuerdo con su biógrafo Rivera, Teresa fue desahuciada y dada por muerta excepto por su padre, y llegó a estar amortajada.” se sacaron los lutos y se le abrió la sepultura”. Así lo recuerda la propia santa:
«Diome aquella noche un gran parajismo (paroxismo) que me duró estar sin sentido cuatro días, poco menos. En esto me dieron el sacramento de la unción, y cada hora o momento pensaban espiraba, y no hacían sino decirme el credo, como si alguna cosa entendiera; teníanme a veces por tan muerta que hasta la cera después me hallé en los ojos»
En 1558, tras cumplir 43 años, Teresa sufre el primero de los éxtasis que, con frecuencia irregular, le continuarán hasta el final de su vida. La forma de los éxtasis o arrobamientos se describen minuciosamente en la autobiografía y revelan el interés de Teresa en aclararlos a sus confesores, ‘médicos del cielo’
Las crisis de éxtasis eran bruscas e inesperadas
La duración era, en general, breve, ‘dura poco’ o ‘muy breve’, el tiempo de ‘un avemaría’ o ‘algunas duraban toda una salve’
Los episodios ocurrían por rachas, con períodos incluso años, en que parecían desaparecer, para recurrir posteriormente.
Sufre una anulación sensorial se acompaña de una importante dificultad para el movimiento, permaneciendo inmóvil, ‘extática’:
‘No se puede hablar ni los ojos abrir y por la mayor parte están cerrados los ojos, aunque no queramos cerrarlos, y si abiertos alguna vez, no advierte lo que ve’
En ocasiones en que el arrobamiento es de especial intensidad, también desaparece la atención a la realidad interior y se pierde la conciencia:
Porque aunque pocas veces se pierde el sentido, algunas me ha acaecido a mí perderlo del todo, pocas y poco rato”.
En este estado emergen las alucinaciones. Estas suelen ser complejas (personas, ángeles, santos, Cristo, la Virgen, etc.), en ocasiones escenográficas (el cielo, el infierno…), de contenido generalmente religioso, pero no siempre (su hermana, un sapo, un cadáver), multisensoriales (‘cosa hermosa, rica, como agua, campo, flores, olores, músicas…’) visionados con gran nitidez (‘realísimas’) pero con conciencia de alucinación. Seleccionemos este ejemplo que invita a ser comparado con la revelación que tiene Mahoma del paraíso (‘jardín con frutales por donde corren los manantiales’)
‘Estando en esto, súbitamente me vino un recogimiento con una luz tan grande interior, que me parece estaba en otro mundo, y hallose el espíritu dentro de sí, en una floresta y huerta muy deleitosa. Había música de pajaritos y ángeles’.
En fin, no alcanza la imaginación, por muy sutil que sea a pintar ni trazar como será esa luz, ni ninguna cosa de las que el Señor me daba a entender con un deleite tan soberano, que no se puede decir, porque todos los sentidos gozan en tan alto grado y suavidad que ello no se puede encarecer y ansí es mejor no decir más
Es de destacar como estas crisis son muchas veces desencadenadas por la música
Anoche estando con todas, dijeron un cantarcillo de cómo era recio vivir sin Dios. Como estaba yo con pena, fue tanta la operación que me hizo que se comenzaron a entumecer las manos, y no bastó resistencia sino que, como salgo de mí por los arrobamientos de contento, de la misma manera se suspende el alma con la grandísima pena que queda enajenada, y hasta hoy no lo he entendido].
De igual manera santa Juana de Arco , cuyas visiones se consideran ejemplos de epilepsia musicogénica, y Dostoievski tuvieron episodios tras el estímulo sonoro de las campanas
Las referencias al cielo se repiten en varias crisis: ‘parecíame estar metida en el cielo’
Como a San Pablo o a Santa Juana de Arco, la luz brillante seguida de una voz es el síntoma anunciador de las revelaciones
Santa Teresa y Dostoievski concluyen que no existe experiencia en este mundo comparable a sus episodios
Así lo escribe Teresa: ‘Porque el sentimiento y suavidad es tan excesivo que todo lo que acá se puede comparar, y aunque sí viene a tener todas las cosas del mundo en poco’
Y Dostoievski finalizará una de las descripciones noveladas, resulta ser armonía y belleza elevadas a su punto más alto de perfección, y produce una sensación hasta entonces ni soñada ni adivinada que no lo cambiaría por todas las alegrías del mundo’
El Dr. García-Albea Ristol autor de un trabajo sobre La epilepsia extática de Teresa de Jesús, afirma; la estereotipia de sus episodios, o su parentesco con casos similares de evidente origen epiléptico, afirma que la santa sufría crisis extáticas o de Dostoievski de posible origen en el lóbulo temporal derecho, y quizá secundarias a cisticercosis cerebral. Es preciso dejar claro que este diagnóstico en nada desmerece la altísima consideración de santa Teresa, sino que más bien la alivia de diagnósticos erróneos, como el de histeria, cuando no de interpretaciones de otro tipo que han pesado maliciosamente sobre su excelsa personalidad, sino que le atravesó la gracia, inteligencia y genio.