EL SUICIDIO, SU LUGAR Y SU TIEMPO
El pueblo con más suicidios de España: Alcalá la Real

Parroquianos leyendo las necrológicas Carlos García Pozo

«Ha habido unos 300 suicidios en 30 años. Hay meses en que hay más de uno», comenta Ángel Custodio, el sepulturero del pueblo
El psiquiatra local Pedro Álvarez habla del «efecto contagioso» y de la «endogamia» social en la región
El primer día que empezó a trabajar de enterrador en julio de 1986 se le ahorcó un vecino en un balcón del pueblo. El último fin de semana de este enero de 2017 se le ha ahorcado otro que viajó a matarse fuera.
Así se abren y se cierran los 30 años que hasta la fecha lleva este hombre de sepulturero en la localidad de Alcalá La Real (Jaén): con un suicidio rural entre el calor de aquel verano y el frío de este invierno.
-Bueno, lo que me sigue impresionando son los suicidios de menores.
Los ha visto casi siempre colgados de los olivos que crecen en el término municipal. En mucha menor medida, envenenados «con salfumán» o con la cabeza reventada «por un disparo de escopeta». Conocidos y desconocidos. Hijos de amigos y de no tanto. De los que habían avisado y de los que te cogen por sorpresa. En ningún otro lugar de España se mata tanta gente a sí misma como aquí.
Palabra del enterrador del pueblo, que recibe en el cementerio y tiene nombre admonitorio: se llama Ángel Custodio y se apellida Aceituno.
Ángel Custodio, enterrador del pueblo. CARLOS GARCÍA POZO
«Yo tengo calculados algo más de 300 suicidios en los 30 años que llevo trabajando. Hay temporadas en que hay un suicidio al mes o más de uno. Aunque este último año ha estado más tranquilo. Hay tanta costumbre en el pueblo con los suicidios que cuando ven a uno ahorcado de un olivo en un camino no lo tocan. Es por el juez, ¿sabe? Para el levantamiento del cadáver. Antes cortaban la cuerda, ahora ya no».
La tasa de suicidio en nuestro país es de 8,3 por cada 100.000 habitantes. En Europa es de 11,7. Una cifra parecida a la de Jaén. Y luego están Alcalá La Real y su racimo de pedanías -Santa Ana, La Rábita o Ermita Nueva-, que superan el 26…
Ángel Custodio señala a su izquierda con la barbilla, se sube la cremallera de la sudadera azul, se dispone a explicarnos una teoría y arranca a hablar con un leve encogimiento de hombros, un poco como pidiendo disculpas.
«No sé, yo creo que hay zonas que son como un imán… Este camino de aquí que pega con el cementerio es uno de ellos. Sólo en este olivar se han ahorcado seis o siete. Lo que tengo yo más o menos visto es que procuran hacerlo en sitios por donde pasa gente, en sitios transitados. Como si quisieran que no tardasen mucho en encontrar su cuerpo».
Levantamos el nuestro, dejamos al enterrador, volvemos al pueblo y paseamos por la Plaza de los Álamos, en el centro de Alcalá La Real (22.000 habitantes). Donde un grupo de ancianos se va arracimando en torno a un cartel como antaño lo hacían los estudiantes cuando colgaban sus notas en la corchera. Es porque acaban de poner las necrológicas del día: hoy han fallecido Eulogia, Rafael y Leocadia.
José Luis -septuagenario en silla de ruedas- no conoce a ninguno de los difuntos. Pero sí a una suicida. «Era verano. La mujer estaba enferma y el marido no la podía dejar sola. Él dijo: ‘Voy a hacer la comida’. Ella: ‘Yo voy al dormitorio, que hace más fresco’. Cuando él llegó, se había cortado la yugular».
Pedro Álvarez Camarero es psiquiatra en Alcalá La Real y también lo es en Granada. Lo llamativo del asunto: atiende a más alcalaínos en Granada -a una hora de distancia- que en la propia Alcalá La Real.
-Aquí se cuenta con malicia que has ido al psiquiatra.
-¿Da vergüenza?
-Mira, en Madrid tienes una crisis y te puedes hacer hippie o pintarte una cresta de color verde. En Alcalá La Real no.
El psiquiatra nos habla del «efecto contagioso del suicidio», de «cortijos endogámicos» en la zona, de sociedades con «poco intercambio con el exterior», de un «trato de la vergüenza hacia dentro» en las familias y de que aquí «es frecuente que los pacientes consulten con el médico pero al mismo tiempo tengan su confianza compartida con el curandero de turno». Y cuando a una depresión «se le da una causa mágica», dice, «como las nogueras o el mal de ojo, es más difícil su solución».
En un pueblo con bastante vida, el caso es que los periodistas venimos a dar la monserga con la muerte. Es inevitable: en el cementerio de Nuestra Señora de las Mercedes, por ejemplo, existe un Patio de los Ahorcados, un erial donde antaño eran enterrados los suicidas sin cruces ni lápidas por haber ofendido a Dios.
En la pequeña oficina, Ángel Custodio sigue consultando los datos de su registro con delectación de entomólogo y nos hace una pormenorizada autopsia del suicidio.
«El 80% se ahorca en un olivo, aunque la rama no esté muy alta; yo he visto a gente colgada a metro y medio de altura y con las rodillas dobladas. La primavera y el otoño son meses más propicios. La forma más rara que he visto es un hombre que se mató bebiendo herbicida… Los gritos se oían desde muy lejos. Hay muchos casos, muchos… Ahora se me viene a la cabeza aquel padre que se pegó un tiro y su hijo, que se ahorcó un poco después».
Empujando un columpio en un parque infantil está Manuel Huertes. Que ya nos advierte que él también tiene su muerto. Era su tío, se llamaba Antonio, emigró a Suiza a trabajar, era «tímido» y, cómo no, se colgó de un árbol en la vecina Venta del Carrizal. «A esta zona la llaman el triángulo de la muerte: hay mucha depresión congénita», afirma. «El que tiene un problema se quita de en medio y a tomar por saco».
En tiempos de mucho trabajo, el enterrador Ángel Custodio Aceituno se puede tirar tres semanas sin librar ni una sola jornada. Los días en que «no hay lío», entra a las 9.00 horas a trabajar y se va a comer a las 13.30, regresa a las 15.30 y se recoge a las 18.30. «La mayoría de la gente cree que el ahorcado se desnuca, pero no», hace pedagogía el sepulturero. «Las arterias se resquebrajan y, al romperse las arterias, ya no llega oxígeno al cerebro. No es una agonía muy larga, eh».
Si no hay cadáver, a eso de las 10.00 abandona un momento el cementerio, se acerca al bar, se pide un café y se come una tostada bien regada con aceite de oliva.
Porque aquí la vida sigue a pesar de la muerte violenta y buscada. Sólo faltaría. Como cuando Franz Kafka, el 2 de agosto de 1914, anotó en su diario: «Alemania ha declarado la guerra a Rusia. Por la tarde a nadar».

Dando un salto en suicidios por el mundo, nos encontramos con lo publicado por a Carmen Riera en su artículo de la Vanguardia de junio de 2018, se refiere al artículo publicado por Beatriz Navarro corresponsal en Washington, sobre el suicidio de los estados unidos, donde se ha registrado un aumento del 25 ciento de los últimos 20 años. Y se sorprende como todos los rectores de que este incremento se ha producido en el medio rural más que en las ciudades. Riera lo atribuye de que los votantes detrás de la América profunda han sido golpeados por la crisis, pero el suicidio no es solamente rural, recorrer el país entero. Es una epidemia de desesperación que como siempre golpearía a los más débiles.
Al mismo tiempo Eusebio Padre, corresponsal de la vanguardia en París informa del alto porcentaje que se da entre los Franceses y también en el medio rural mediterráneo desde hace siglos. Utilizan el ahorcamiento como medio de suicidio. Las campesinas de las se arrojaban al pozo.
La disminución de la influencia religiosa es cada día menor. La religión cristiana prohíbe el suicidio, ya que sólo Dios puede disponer de la vida de las persona y los que lo hacen están condenado al infierno. Aunque esto último parece preocupar poco en nuestros días.
Casi todo los motivos que inducen al suicidio están relacionados con enfermedades psiquiátricas a la cabeza de las cuales esta la depresión.
Los ricos, los pobres, los famosos y desconocidos se etiquetan por igual y al grito de “no puedo más y aquí me quedo”, acabaron con su vida.:
Goytisolo escribió, que el intento de vivir que late en los seres humanos fue menos fuerte que la tentación liberadora de desaparecer.
Albert Camus, cree que solamente hay un problema serio al que enfrentarse, y éste es el suicidio. Es la respuesta al mito de Sísifo.

Los suicidios en las fuerzas de operaciones especiales de Estados Unidos, incluidos los Navy SEAL de élite de la Marina y los Rangers del Ejército, están en niveles sin precedentes.
Kevin Lamarque / REUTERS
El número de efectivos de las fuerzas de operaciones especiales que se suicidan ha alcanzado máximos históricos en los últimos dos años, dijo el almirante William McRaven, que dirige el Comando de Operaciones Especiales, según Reuters. McRaven aseguró este jueves que este hecho está relacionado con los efectos de más de una década de «duros combates».
«Estos soldados han estado luchando durante 12, 13 años en duros combates», . «Y cualquiera que haya pasado algún tiempo en la guerra ha sido transformado por ella. Es simple», explica un almirante estadounidense.
Probablemente sea necesario un año o más para evaluar los efectos del combate sostenido en las unidades de operaciones especiales, cuyas misiones van desde ataques a terroristas como la redada de SEAL en 2011 que mató al líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden.

Aunque McRaven no proporcionó datos actuales, otros funcionarios de la Defensa informaron, que en 2012, 350 militares de las Fuerzas Armadas estadounidenses se suicidaron.
«Esa tendencia parece haber mejorado en 2013, aunque los datos preliminares están mostrando una ligera mejora, con 284 suicidios entre las fuerzas en servicio activo , a 15 de diciembre» del año pasado.
«Además, la disminución de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos provoca una presión adicional sobre los soldados, cuyo sentido de comunidad y propia identidad está a menudo estrechamente ligada a su servicio militar», dijo Kim Ruocco, directora de los programas de prevención del suicidio de un grupo de defensa para las familias militares.España está entre los países con un porcentaje más bajo de suicidios, 8,7 casos por cada ciento habitantes.
Los buenos suicidas según dice la autora del artículo, desaparecen de la manera más económica y disimulada. Unas cuentas pastillas en lugares anodino que ha sido pagado por adelantado. Los malos siempre quieren culpabilizar a alguien y cuanto más escándalo mejor. En General los países , tienden alterar el número de suicidas, y lo soportan como vergüenza nacional.
Lo que me sorprende del tema, es que a medida que presumimos más de nuestra ETERNA JUVENTUD
La esperanza de vida o expectativa de vida es la media de la cantidad de años que vive una determinada población absoluta o total en un cierto período.
La definición de esperanza de vida es la siguiente:
«Años que un recién nacido puede esperar vivir si los patrones de mortalidad por edades imperantes en el momento de su nacimiento siguieran siendo los mismos a lo largo de toda su vida».1