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La estimulación del vago para el control de una serie de enfermedades está muy de moda y nos ha proporcionado nuevas expectativas en el control de enfermedades resistentes a las terapias habituales.

Empezamos aquí la descripción de una serie de procesos que se han beneficiado de la estimulación del vago y aparentemente no tienen relación unos, otros.

Epilepsia, depresión, cefaleas persistentes, artritis reumatoide y un corto etc.

La estimulación del vago teóricamente revierte el estado de desequilibrio que ocurre entre las estructuras de vegetativas adrenérgicas y colinérgicas. Entre simpático y parasimpático.

Parece como si el nervio vago estuviera actuando de una manera deficitaria en el equilibrio que tiene con el simpático, y ello explicaría que su potenciación tras estimulación pudiera inhibir los estímulos anormales que inducen a la epilepsia, el frenado de los estímulos del trigémino de la cefalea persistente y el proceso inflamatorio en la artritis reumatoide. Y pararnos aquí porque ya es bastante que consigamos explicarnos cómo actúa el vago en estos tres procesos mencionado.

Hace algún tiempo que conocemos que la estimulación del vago se muestra favorable en el control de la epilepsia parcial o generalizada resistente a la medicación, y múltiples trabajos así lo confirman. Quizás las grandes revistas no se suman a estos hallazgos porque temen el cuento de la panacea

La bondad del procedimiento es su simplicidad. Colocar un marcapaso en el vago a nivel del cuello es una operación sencilla, pero sigue siendo una intervención y de hecho los autores que la practican han mostrado durante su ejecución algún trastorno del ritmo cardiaco, de la voz y también cierta ansiedad en sus pacientes.

Es necesario tener un número importante de casos tratados y una vez confirmado que la estimulación del vago y la restauración de su ritmo fisiológico conduce a la sanación o la mejora de determinadas enfermedades. Plantearnos cómo podemos beneficiar a los pacientes afectados con este procedimiento pero de manera menos traumática y al mismo tiempo entender la causa de las disrritmia entre parasimpático y simpático, o  como está de moda entre sistemas adrenérgicos y colinérgicos.

Tradicionalmente la medicina occidental ha tachado a la oriental, por parecer  poco científica, sin embargo está claro que en algunos  casos tiene beneficios. Como siempre es necesario acortar distancia.

No puede ser, al menos parece muy cuesta arriba que la multitud de alteraciones que aparecen en el fenómeno inflamatorio, tengan que ser subsanadas una por una para conseguir la salud. El conocimiento actual sobre la inervación por el sistema nervioso de las células inmunitaria nos ha llenado de ilusión porque regresamos al concepto de que todo tiene un orden y un gestor.

Y la gestión de nuestra economía globalmente y sin dejar partículas la hace el sistema nervioso de manera inconsciente.

Este artículo es el comienzo de una búsqueda bibliográfica sobre el tema y la invitación a los compañeros entusiasmados con la ciencia, de que se preocupen del nuevo paradigma sobre la gestión del control que el sistema simpático y parasimpático tienen en el control de la actividad física y psíquica.