Datos falseados en la teoría del alzhéimer:

Diego Lillo Toledo

Diego Lillo ToledoMadrid

26/07/2022  03:00h.

La principal teoría sobre el origen del alzhéimer, apoyada con datos amañados

Se investiga si la principal teoría sobre la causa del alzhéimer ha sido respaldada con datos trucados.

Detectan resultados alterados en el artículo más influyente sobre la causa del alzhéimer, que ha servido de base a multitud de investigaciones

El estudio consolidó la tesis de que el alzhéimer lo causa la acumulación de placas de proteínas beta amiloides y ha orientado la búsqueda de una cura en el control de estas placas

Pero una investigación apunta a un posible fraude científico

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Las irregularidades han sido detectadas tras analizar imágenes de varios de ensayos y descubrirse que están alteradas de manera artificial. Entre todos los artículos afectados hay uno que preocupa de manera especial. Se publicó hace 16 años en la revista Nature y desde entonces se ha convertido en uno de los más citados de este siglo y ha servido de base a otras investigaciones y al desarrollo de posibles terapias, que siempre dieron por válidos unos resultados que ahora se sabe que están falseados.

El artículo clave sobre la causa del alzhéimer

El autor principal de ese artículo era Sylvaine Lesné, de la Universidad de Minnesota. Este científico obtuvo una gran reputación porque con su trabajo afianzó la tesis dominante en la actualidad sobre la causa del alzhéimer: la de la acumulación en el cerebro de placas de un tipo de proteínas —las beta amiloides— que serían las causantes de la demencia.

Lesné presumió de haber dado con la prueba definitiva. Presentó unos resultados que parecían demostrar que si se inyectaba un tipo concreto de beta amiloides —la amiloide beta estrella 56— en ratas, estos animales se mostraban incapaces de recordar informaciones muy simples ya aprendidas, como por ejemplo dónde se encontraba una plataforma escondida en un laberinto.

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Este artículo en 2006, multiplico la financiación pública de posibles tratamientos que atacaban la formación de estas placas.

A lo largo de los años, el trabajo de Lesné ha sido citado en otros 2.300 artículos que dieron por buenos sus resultados.

Así se destapó el posible fraude

El neurocientífico Matthew Schrag, de la Universidad Vanderbilt, destapo el fraude, pero considera que es pronto para hablar de “fraude”. Él sólo ha examinado lo publicado por Lesné y ahora quiere tener acceso al material en bruto de su experimento antes de utilizar esa palabra. Siempre cabe la posibilidad de que las manipulaciones se deban a procedimientos digitales utilizados durante el experimento y no a una intención de los autores.

Pero la revista Science ha pedido a varios especialistas independientes que revisen esta investigación y han llegado a la misma conclusión: hoy cientos de imágenes alteradas, incluidas 70 en los trabajos de Lesné. “Parece que se han compuesto imágenes con trozos de fotografías de diferentes experimentos (…) para encajar con una hipótesis”, explica la bióloga molecular Elisabeth Bik. En algunos casos, los expertos consultados por Science dicen ver muestras claras de manipulación. Nature también ha abierto una investigación.

El trabajo de Schrag empezó en agosto en 2021, cuando le llamaron para participar en una investigación sobre un tratamiento experimental contra el alzhéimer, el Simufilan, de la empresa Cassava Sciences. Quienes habían denunciado a Cassava ante la FDA (la agencia que aprueba los medicamentos en Estados Unidos) eran dos neurocientíficos que antes de formular su denuncia habían adquirido posiciones de venta a corto en la compañía y se beneficiarían con su caída en bolsa. Scharg, sin embargo, fue tirando del hilo hasta destapar otro escándalo mucho más grande y lo ha puesto en conocimiento de la FDA y de los NIH (los Institutos Nacionales de Salud, la agencia responsable de las investigaciones de salud pública y biomedicina). La revista Nature también ha abierto una investigación.

De ser cierto el fraude, durante 16 años se han podido desperdiciar esfuerzos y millones de dólares en financiación pública y privada destinada a experimentos para mejorar la situación de miles de enfermos. Más de la mitad de la financiación pública de Estados Unidos en proyectos contra este tipo de demencia ha ido destinada a terapias que atacan la causa señalada por Lesné en su artículo de 2006. Hablamos de un presupuesto total de 1.600 millones de dólares en el ultimo año.

«No se puede hacer trampas para conseguir una cura»

El origen del alzhéimer ha sido siempre una cuestión escurridiza porque ha habido una hipótesis que siempre ha parecido la más clara, pero luego no ha permitido dar con resultados terapéuticos satisfactorios.

En 1906, el patólogo alemán Alois Alzheimer observó la existencia de placas y depósitos de proteínas en el cerebro de un paciente fallecido con demencia.

En 1984 se identificó que las beta amiloides eran un componente esencial de esas placas.

En 1991 se estableció un vínculo entre el desarrollo del alzhéimer y un gen precursor de las beta amiloides.

Toda la secuencia hacía pensar a muchos científicos que no había otra opción que estas placas como causa de la enfermedad. La respuesta tenía que estar ahí: una cascada química creaba estas placas, dañaba el tejido cerebral y convertía este órgano en disfuncional. Era la explicación más plausible. Así que la clave que parecía más lógica era eliminar estos depósitos o impedir su acumulación —la supuesta causa— para acabar con el alzhéimer —el efecto—. Pero la realidad no es tan simple. Los tratamientos que han seguido este enfoque han tenido resultados muy pobres en los pacientes.

¿Por qué? No se sabe. Es más, a pesar de este escándalo no se puede descartar que las beta amiloides sigan siendo una diana importante. El problema, explican los científicos consultados por Science, es que el empeño de algunos ha podido llegar a cegar a algunos investigadores que convirtieron la hipótesis amiloide “en el equivalente científico al modelo ptolemaico del sistema solar”, según el cual el Sol y el resto de planetas giraba alrededor de la Tierra.

Esto probablemente ha hecho perder un tiempo precioso para miles de enfermos y sus familias.

Schrag lo explica así: “Puedes hacer trampas en un artículo. Puedes hacer trampas para conseguir un título. Puedes hacer trampas para conseguir una beca. No puedes hacer trampas para conseguir la cura de una enfermedad. A la biología no le importa”.

El alzhéimer es una de las principales enfermedades neurodegenerativas más estudiadas de las últimas dos décadas. La teoría de su origen y desarrollo ha girado en torno a una proteína llamada beta-amiloide, que se acumula en placas en las neuronas de las personas con alzhéimer. De hecho, se creía que se producía debido a dos fenómenos cerebrales patológicos que ya están perfectamente documentados, la acumulación de péptidos beta-amiloides y la modificación de la proteína Tau, cuyos agregados se encuentran en las neuronas que desestructuran la arquitectura cerebral. Desde entonces, miles de estudios han buscado la forma de encontrar una cura que desactive ambos procesos, aunque ninguno con el éxito suficiente. Y ahora se ha desvelado que la razón podría estar en un fraude científico. Así lo desvela un artículo de la revista Science que asegura que los descubrimientos del padre de esta teoría, Sylvain Lesné, se llevaron a cabo manipulando imágenes.

Este científico obtuvo una gran reputación porque con su trabajo afianzó la tesis dominante en la actualidad sobre la causa del alzhéimer.

Presentó unos resultados que parecían demostrar que si se inyectaba un tipo concreto de beta amiloides —la amiloide beta estrella 56— en ratas, estos animales se mostraban incapaces de recordar informaciones muy simples ya aprendidas, como por ejemplo dónde se encontraba una plataforma escondida en un laberinto.

La respuesta se basó en una cascada química creaba estas placas, dañaba el tejido cerebral y convertía este órgano en disfuncional.  Desde entonces, tanto la financiación pública como la investigación han apostado por esta idea. En este sentido, la importancia radica en que los experimentos que parecen haber sido trucados sostenían la principal teoría sobre la causa de esta demencia y han servido de guía al desarrollo de muchas terapias en los últimos 16 años.

Según este autor, la acumulación de estas placas son las precursoras de esta enfermedad, aunque ahora se cuestiona si son una causa o una consecuencia de la misma. Quizá esto explicaría por qué hay algunos medicamentos, como el tristemente famoso aducanumab, cuya aprobación en Estados Unidos vino seguida de una fuerte polémica pues, a pesar de destruir eficazmente las placas, no había pruebas de que mejorara la evolución de la enfermedad.

No pasó ni un año desde la aprobación de aducanumab para que Biogen, la compañía propietaria del fármaco, haya decidido dejar de apostar por él y retirarle todo el apoyo comercial.

Estos truncados hallazgos han sido descubiertos por un neurólogo de 37 años de la Universidad de Vanderbilt (Estados Unidos) llamado Matthew Schrag, quién fue uno de los investigadores escépticos de este afamado fármaco. En su estudio se dedicó a analizar los efectos secundarios del medicamento fue donde se encontró con las mencionadas imágenes manipuladas (entre ellas más de 70 en los trabajos de Lesné). Éstas mismas habían sido lanzadas por la compañía biofarmacéutica Cassava para pedir la autorización del medicamento.

Tras estas observaciones, Schrag, contactó con varias revistas e instituciones que habían apoyado esta teoría.  También con la revista Science, que sometió la investigación de Schrag a una verificación independiente. La revista llevó las fotografías a un analista de imágenes independiente y varios de los principales investigadores de Alzheimer.

Todos coincidieron en que cientos de imágenes eran »ejemplos sorprendentemente descarados de manipulación de imágenes», dijo Donna Wilcock, experta en la enfermedad de la Universidad de Kentucky. De acuerdo a Elisabeth Bik, bióloga molecular y conocida consultora de imágenes forenses, »los autores parecían haber compuesto figuras juntando partes de fotos de diferentes experimentos».

Eso sí, el investigador se muestra prudente a la hora de mencionar la palabra ‘fraude’ ya que, según ha afirmado, puede que las manipulaciones se deban a procedimientos digitales utilizados durante el experimento y no a una intención de los autores. Sin embargo, las observaciones dicen lo contrario. Y pese a que algunos de estos trabajos han sido corregidos, las modificaciones tampoco convencen a Schrag.

Los investigadores, tras la noticia, creen que esto no impactará a corto plazo en la investigación, ya que hay miles de estudios aún en marcha cuya principal hipótesis gira en torno a esta idea. . Es más, a pesar de este escándalo no se puede descartar que las beta amiloides sigan siendo una diana importante.  Aunque si creen que, a partir de ahora, los estudios y la ciencia comenzará a explorar otros caminos que difieran de ésta.

Fundamentos

Sylvaine Lesné, de la Universidad de Minnesota.

Matthew Schrag, de la Universidad Vanderbilt, destapo el fraude,

Donna Wilcock, experta en la enfermedad de la Universidad de Kentucky.

Diego Lillo Toledo Madrid 26/07/2022  03:00h.

Lesné citado en 2.300 artículos que dieron por buenos sus resultados