ARTHUR SCHOPENHAUER

50 Frases célebres de ARTHUR SCHOPENHAUER - ¡Sobre la vida y el amor!

Es un autor Alemán de principios del siglo 19 que parte del pensamiento de Kant que afirma que no podemos conocer el mundo ya que no podemos acceder al conocimiento real de las cosas que existen y por lo tanto el conocimiento es pura representación La FILOSOFÍA de Immanuel KANT - [RESUMEN fácil con VÍDEOS!]

Para Kant, la cosa en sí es inaccesible para nuestro conocimiento, que depende muy fuertemente de las estructuras a priori de mi subjetividad. Sólo podemos conocer el fenómeno, que es el modo como la realidad se nos muestran a nosotros. Pero la realidad en sí misma, aparte de nuestras categorías, eso no lo podemos conocer.

Schopenhauer toma esta distinción y le da un sentido distinto, inspirado por la filosofía india. Se pregunta qué es el mundo” , a partir de una intuición que él tiene de la vida. Afirma que sí que podemos conocer cuáles son las claves de la existencia pero dando un salto muy importante en la concepción del pensamiento.

El núcleo de esta intuición es que el mundo exterior y sensible que vemos y experimentamos no es más que una APARIENCIA O ILUSIÓN, una representación que es manifestación de un principio absoluto y primario que está detrás y más allá de todo lo racional “la Voluntad”.

El mundo tiene, pues, dos caras voluntad y representación. El punto de partida de la filosofía de Schopenhauer es la distinción Kantiana entre fenómeno y cosa en sí. Kant había planteado una distinción entre, la realidad en sí misma, y el fenómeno, lo que nosotros conocemos de la realidad.

Para Schopenhauer la vida es voluntad de vivir aquello que es real , es esta voluntad de vivir sin embargo esta voluntad de vivir no es un elemento positivo que nos permita avanzar en el concepto de la felicidad, todo lo contrario, esta voluntad de vivir tiene como consecuencia el dolor vital la angustia. C

Cuando nosotros deseamos vivir y no deseamos en definitivas cosas que nos rodean, cosas que no tenemos, si queremos alcanzar este deseo, si no es satisfecho de forma adecuada puede provocarnos la frustración.

Para ser felices lo que necesitamos es una vida austera una vida sin demasiados deseos porque estos deseos así no serán frustrados y por lo tanto no veremos insatisfechas nuestras necesidades, nuestra vida es en demasiadas ocasiones, una sucesión de deseos absurdos que su satisfacción lejos de producir nuestra felicidad nos provoca aún más angustia, de ahí que el planteamiento de Schopenhauer coja elementos del pensamiento filosófico oriental como por ejemplo el concepto de nirvana.

El objetivo es aquella felicidad en la cual no existe la perdurabilidad del alma, si nosotros vivimos sin deseos, viviremos felices y sin ningún tipo de frustración Este pensamiento muy original sin embargo tiene elementos que posteriormente serán fundamentales para el pensamiento de Nietzsche y una de las bases junto al pensamiento de que llegar para al existencialismo ,pensamiento filosófico por excelencia del siglo, especialmente tras la segunda guerra mundial. La cotización de la angustia al dolor vital.

La existencia no es un elemento que busca el placer sino precisamente el dolor y la angustia son el elemento fundamental de nuestra existencia de ahí esta visión estética de intentar apagar los dos deseos para ser felices con la vida

Primero, para Schopenhauer el fenómeno ya no será conocimiento, sino apariencia, ilusión, sueño; y la cosa en sí será lo que se esconde detrás de la ilusión representativa.

Pero, segundo, y esto es clave, la cosa en sí ya no es inaccesible como en Kant, sino que se puede conocer; es más, Schopenhauer considera haber descubierto la vía de acceso a lo real y está dispuesto generosamente a compartir sus descubrimientos con nosotros. Por un lado, el mundo es mi representación (lo que se me aparece). Ahora bien, el mundo no se reduce a representación, la representación sólo es la cara exterior, aparente, fenoménica, ilusoria de la realidad. En su corazón íntimo, el mundo es Voluntad.

Las dos caras que decíamos el fenómeno y la cosa en sí, la ilusión y lo realmente real, la representación y la Voluntad. En esta dualidad, es la voluntad irracional lo que está en el corazón de todo, es el principio al que todo se reduce. La representación, en cambio, es apariencia, son los distintos modos que tiene esa voluntad originaria de disfrazarse, por decirlo así, de materializarse o tomar forma. Pero en el fondo de todo, lo único que existe es voluntad, y el resto es sueño.

¿y cómo llegamos a saber esto? hay que realizar una introspección.

Introspección significa mirar para adentro, tienes que mirar dentro de ti mismo.

El enlace entre estas dos dimensiones del mundo se da en el cuerpo del sujeto cognoscente. El cuerpo es, de hecho, el primer objeto que intuimos y es el medio por el cual nos representamos el mundo.

En la introspección, cuando miramos dentro de nosotros mismos, el cuerpo se nos revela en dos facetas por un lado, como simple fenómeno o materia, pero por otro y de un modo más intrínseco e inmediato, como voluntad.

La voluntad es lo que está detrás o por debajo del cuerpo, lo que lo mueve. De modo que podemos decir que el cuerpo no es más que voluntad objetivada, voluntad hecha visible, material, hecha representación.Cuando vemos un cuerpo, lo que estamos viendo es el modo como una voluntad se manifiesta a la conciencia.

El cuerpo es voluntad representada, detrás de la acción de un cuerpo hay siempre un acto de volición, detrás de la representación está la voluntad.

El acceso a la cosa en sí no es una especie de intuición privilegiada y esencial del corazón de la realidad, como si pudiera ir ahí mirarlo con los ojos, sino que parte de una percepción intuitiva de mi propia volición

.Al mirar dentro de mí me intuyo a mí mismo como cuerpo, pero muchos esencialmente como voluntad.

A la pregunta qué es lo que soy hay  que responder «Soy voluntad».

A partir de aquí, del hecho de que yo y mi cuerpo somos voluntad, Schopenhauer se eleva a la comprensión de que en el fondo todo no es más que eso, voluntad.  Y es que si escarbo lo suficiente, detrás de todo fenómeno lo que voy a encontrar es voluntad. Del mismo modo que mi cuerpo no es más que la realidad de mi voluntad hecha visible y tangible, el mundo no es más que mera apariencia fenoménica, mera representación de la voluntad absoluta que descansa por debajo de él.  Pero no puede ser, yo soy yo y tú eres tú, no tenemos nada en común (como lo demuestra mi gran inteligencia, por cierto), y esta visión de Schopenhauer implicaría que en el fondo todos somos lo mismo, eso  Sí, a ver, tú y yo somos diferentes desde el punto de vista de la representación, pero es que la representación es una ilusión, es apariencia. Lo único real es la voluntad, nuestras diferencias son por tanto aparentes, fenoménicas.  Exacto, Schopenhauer termina negando la individualidad, le niega realidad ontológica. La individualidad de una cosa es mera ilusión, tú no eres más que una de las mil maneras que tiene La voluntad absoluta, Brahma, de manifestarse.  Esto se repite en …Spinoza, Kant, Platón… en Schopenhauerhay de todos Spinoza

La individualidad es mera ilusión  Como cosa en sí, la voluntad no se rige por las formas de la representación y en concreto por el espacio y el tiempo, que constituyen el principio de individuación. Una cosa es este individuo y no otro por estar en este punto del espacio y en este punto del tiempo. Es gracias a estas formas de la representación que la voluntad, que es una y única, aparece como plural y múltiple.

Pero la cosa en sí, como se sustrae a las formas del espacio y el tiempo, también se sustrae a la individuación y la pluralidad. Es, por tanto, una y la misma voluntad indivisa la que está presente en el número infinito de los seres espacio-temporales, como la esencia única que en ellos se manifiesta. La vemos objetivada en cada ser como un impulso inconsciente, como un esfuerzo infinito cuyo objetivo es la supervivencia. Por esta razón dice Schopenhauer que la voluntad es voluntad de vivir

El conatus de Spinoza, la tendencia que tienen todos los seres a persistir en la existencia. . Para Schopenhauer, la voluntad se manifiesta en el mundo de la representación en grados diversos siguiendo unos modelos las eternas formas de las individualidades.

Estos grados dan lugar a una jerarquía de los seres que empieza en el mundo inorgánico, el nivel más bajo de representación de la voluntad, hasta llegar al nivel más alto que es el hombre, que posee el nivel más alto de individualidad la personalidad. La voluntad, pues, tiende a manifestarse en formas cada vez más superiores de vida hasta que en el hombre alcanza conciencia de sí misma.L ¡

El principio absoluto que aquí se manifiesta no es el Espíritu Absoluto o la Razón, sino la Voluntad irracional de vivir y, por tanto,la manifestación no es exactamente un auto desenvolvimiento ordenado y racional, sino una explosión caótica y absurda.  Y a todo esto, ¿la voluntad por qué quiere la vida? ¿ Por qué no quiere otra cosa, como los nachos?

No hay un porqué, los porqués son razones y las razones son racionales, pero la voluntad está más allá de toda razón. Recordad que Schopenhauer no quiere responder a la pregunta de por qué el mundo es así, sino a la pregunta de qué es el mundo. No hay un motivo por el cual la voluntad quiera la vida, sencillamente es lo que es voluntad de vivir, y punto. Podemos decir que hay en Schopenhauer, entonces,una especie de panvitalismo todo el mundo, toda la naturaleza es concebida cómo un único organismo viviente. Ahora bien, Schopenhauer nos avisa no cabe llamar a esta voluntad «Dios» porque nos ofrece un espectáculo que no es para nada divino. Por tanto, será un panvitalismo y todo lo que queráis, pero lo que no es claramente es un panteísmo. Schopenhauer sigue siendo ateo. ¿Y qué espectáculo horripilante es ése que nos muestra la voluntad? El espectáculo de un mundo lleno de criaturas miserables que se devoran unas a otras en la lucha por la supervivencia. Y como resultado de esta lucha, lo que hay en el fondo de la vida es dolor, hasta el punto de que, dice Schopenhauer,

«Toda vida es dolor». ¿Por qué? Porque la vida como voluntad es un perpetuo deseo, y la base de todo deseo es la privación. Deseamos lo que no tenemos y esto nos hace sufrir. La satisfacción de un deseo no soluciona nada porque enseguida viene otro, y después otro, y después otro, porque es que si no dejaríamos de querer y no podemos dejar de querer porque estamos vivos y la vida es voluntad. Por ello, vivir es sufrir y en aquellos momentos en los que parece ser que no sufrimos porque tenemos por fin todas las necesidades cubiertas, entonces lo que nos asalta es el hastío y el aburrimiento. La vida, entonces, es una tragicomedia en la que vamos del dolor al hastío y del hastío al dolor sin posibilidad aparente de redención.. ¿No es una experiencia muy común la de que siempre estamos buscando y no encontramos nada que nos llene del todo? Y cuando parece que lo tenemos todo cubierto y tendríamos que ser los más felices del mundo, entonces va y nos aburrimos. A todo esto hay que añadirle, además, que la característica básica de la voluntad es el egoísmo. Como resultado de ello, todo ser consciente se considera el centro del universo, como si él solo fuera la representación completa de la voluntad, y por ello solamente se preocupa de su bienestar y su conservación. Por culpa del principio de individuación, dice Schopenhauer, que es como un velo de Maya que tenemos sobre los ojos, somos incapaces de ver que en el fondo somos todos lo mismo, lo cual lleva a la guerra de todos contra todos, aumentando todavía más la muerte y el dolor universal. Y a la voluntad de vivir todo esto como que le trae al pairo, le da igual. Ella sola es eterna, inmortal, y la verdad es que no le importa en absoluto lo que le pase al individuo. El individuo muere, sí, a montones, pero ella permanece. De hecho, es esta rueda constante de muerte y nacimientos de individuos lo que asegura la dialéctica del vivir, lo que asegura la representación de la voluntad. Por mucho, entonces, que Schopenhauer nos esté hablando de que existe un principio inmortal y eterno, el individuo puede encontrar en ello muy poco consuelo. Porque el individuo quiere su inmortalidad, pero la inmortalidad de la voluntad no es la suya. Es, más bien, la inmortalidad del Nirvana, la absorción completa de la propia conciencia en la vida y la conciencia universal, o mejor dicho, la inconsciencia universal. La disolución completa de mi individualidad y de mi yo, que no son más que apariencia e ilusión, la desaparición de una gota de agua en el mar. Sin duda, un consuelo de lo más vano lo sea, que vivimos una vida de mierda, nos morimos y encima desaparecemos en la totalidad. Lo que suele conocerse como un pesimismo metafísico absoluto. La raíz de todo mal reside en la esclavitud de la voluntad. Somos esclavos de la voluntad de vivir y por eso sufrimos y nos peleamos, ¿es así? Exacto. Pues, oye, ¡liberémonos de la voluntad! De momento, Leónidas, no avancemos acontecimientos. ¿Hay, pues, alguna solución a todo esto? ¿Hay alguna vía de escape, alguna esperanza? Bien, pues lo cierto es que Schopenhauer propone dos modos para escapar de la voluntad de vivir y su dinámica destructiva, dos caminos de salvación

Es una canción de un grupo catalán, «Obeses», que a mi entender captura bastante bien esta intuición Schopenhaueriana. La canción cuenta la historia de un soldado que decide ir a la guerra en busca de gloria y que en el momento de la muerte se le cae justo el velo de Maya de los ojos y alcanza a ver el corazón de la realidad, que es, describe la canción, como una rueda que lo tritura todo. Así, me parece, es como Schopenhauer entiende la voluntad de vivir.

Lo interesante de esta charla es que niega total y absolutamente el libre albedrío, no sé si estoy de acuerdo o no porque no lo entiendo mucho pero creo que si se prescinde de todo y no se desea nada y esto es soportable por el individuo pues a lo mejor sirve .

OBESES»

Si algo o alguien te obsesiona, o si te obsesionas con algo o alguien, piensas en él o ella todo el tiempo : 14 de diciembre: san Juan de la Cruz, estando preso era libre - Alfa y Omega

San Juan de la Cruz dice en versos estas cosas tan difíciles de ejecutar

Para venir a gustarlo todo

no quieras tener gusto en nada.

Para venir a saberlo todo

no quieras saber algo en nada.

Para venir a poseerlo todo

no quieras poseer algo en nada.

Para venir a serlo todo

no quieras ser algo en nada.

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Para venir a lo que gustas

has de ir por donde no gustas.

Para venir a lo que no sabes

has de ir por donde no sabes.

Para venir a poseer lo que no posees

has de ir por donde no posees.

Para venir a lo que no eres

has de ir por donde no eres.

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Cuando reparas en algo

dejas de arrojarte al todo.

Para venir del todo al todo

has de dejarte del todo en todo,

y cuando lo vengas del todo a tener

has de tenerlo sin nada querer.

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En esta desnudez halla el

espíritu su descanso, porque no

comunicando nada, nada le fatiga hacia

arriba, y nada le oprime

hacia abajo, porque está en

el centro de su humildad.