ANÉMONAS Y PEZ PAYASO,
Las anémonas son animales invertebrados, parientes cercanos de los corales y las medusas. Su cuerpo es cilíndrico y su radio puede ser tan grande como una persona adulta de estatura promedio o tan pequeño como una tachuela. Están formadas por una capa gelatinosa que les permite expandirse o contraerse para protegerse o alimentarse, lo que también les permite resistir las corrientes marinas. Su sistema nervioso es primitivo. Tienen la boca en el centro, en forma de hendidura, rodeada por tentáculos alargados de colores iridiscentes que, entre más intensos, más venenosos. Es su defensa natural ante predadores. Todo su cuerpo contiene células urticantes con neurotoxinas paralizantes. Con el mínimo roce son capaces de lanzar un filamento, en forma de arpón, que inyecta el veneno, que es como atrapan a sus presas. Se cree que pueden llegar a vivir 80 años.
Se estima que existen unas mil doscientas especies de anémonas de mar. Las más conocidas son del género Heteractis, que viven en simbiosis con algunas especies, como estos peces conocidos comúnmente como damisela domino.
Tras esta apariencia inofensiva, la anémona de mar esconde su veneno, que utiliza tanto para defenderse como para atacar a otros seres vivos.
Las anémonas de mar son unos animales marinos que viven anclados a la arena y a las rocas. Para defenderse de los predadores y atrapar a sus presas utilizan un veneno muy potente, donde las actinoporinas juegan un papel esencial. Estas proteínas dañan a otros organismos creando poros en las membranas de sus células, lo que desencadena un proceso inflamatorio que, en el caso de presas de pequeño tamaño, es mortal.
“Conocer su mecanismo de acción puede ayudar a fabricar antídotos.
En un estudio publicado en The Journal of Biological Chemistry, el equipo de la UCM ha descubierto nuevas pistas sobre su comportamiento. “Mezclando distintas proporciones de diferentes actinoporinas, pero de la misma anémona, se pueden construir venenos con potencias muy diversas”. Hasta ahora se sabía que la anémona marina responsable de la producción de StnI y StnII contaba con 19 genes para producir este tipo de proteínas, solo habían encontrado el rastro de dos de ellas en el medio natural.
Con este trabajo, los investigadores han hallado que los genes ‘extra’ que parecían no tener función, en realidad sí pueden tenerla y producir cantidades mínimas de otras proteínas muy parecidas que modulen la potencia del veneno producido.
El hallazgo podría extenderse a otras toxinas que actúan de la misma manera, incluidas las de los seres humanos. “El resultado podría llegar a ser extrapolable al comportamiento de proteínas humanas, responsables, por ejemplo, de la apoptosis o muerte celular programada”, avanzan. Para ello se midieron cuánta toxina era necesaria en cada caso para destruir glóbulos rojos o seguir los cambios de permeabilidad de liposomas artificiales cargados con una sustancia fluorescente.
Mediante ensayos en laboratorio con dos de estas proteínas –Stnl y Stnll–, los investigadores han demostrado que cantidades mínimas de una actinoporina modulan la potencia de la otra.
Mezclando distintas proporciones de diferentes actinoporinas, pero de la misma anémona, se pueden construir venenos con potencias muy diversas Hasta ahora se sabía que la anémona marina responsable de la producción de StnI y StnII La actina cuenta con 19 genes para producir este tipo de proteínas, a pesar de que los científicos solo habían encontrado el rastro de dos de ellas en el medio natural.
Con este trabajo, los investigadores han hallado que los genes ‘extra’ que parecían no tener función, en realidad sí pueden tenerla y producir cantidades mínimas de otras proteínas muy parecidas que modulen la potencia del veneno producido.
El pez payaso tiene una relación sorprendente con las anémonas. Tal es esta relación entre el pez payaso y las anémonas que resulta conveniente destacar, que dichos peces viven, se refugian, se reproducen, e incluso se alimentan rodeados de las anémonas.
Un pez payaso entre los tentáculos de una anémona.
El pez payaso tiene un colorido muy llamativo, por lo que se convierte en una de las principales víctimas de otros depredadores, sin embargo, al vivir rodeado de las anémonas, éstas se convierten en su principal medio de defensa.
La oxigenación de los tentáculos de las anémonas, se ven favorecidos por el nado del pez payaso alrededor de ellas, el cual permite un mayor y mejor flujo de agua.
Esta relación que establecen el pez payaso y las anémonas, no se trata de una relación de dependencia, ya que ambos pueden vivir el uno sin el otro. Es decir, el pez payaso no moriría sin la presencia de las anémonas ni viceversa, pero sin embargo, la vida de estas dos especies marinas juntas es mucho más fácil. Dicha relación entre ambas especies se denomina mutualismo.
Estos pequeños peces, están protegidos por una capa mucosa que los hace inmunes al veneno de las anémonas, por lo que se refugian de otros predadores entre sus tentáculos. A cambio, los peces payaso proveen alimento a la anémona.
Son territoriales y defienden a su anémona de otros predadores, como los peces mariposa.
Antes de utilizar a las anémonas como su refugio, los peces payasos realizan una especie de danza, rozando suavemente sus tentáculos con diferentes partes de su cuerpo, hasta lograr que la anémona se acostumbre a su nuevo inquilino.
Existen unas 28 especies de peces payaso que se diferencian por su diseño corporal y colores. Como otros peces de arrecife, pueden transformarse de macho a hembra en ausencia de una hembra adulta. Son desovadores bentónicos y, en un año, una hembra puede llegar a poner más de tres mil huevecillos, que son arrastrados por la corriente. Cuando nacen, las crías nadan hasta 400 kilómetros para volver a casa.
Esto recuerda a otras situaciones similares en las que el organismo humano esta sometido.
Las células cancerosas están rodeadas de linfocitos , pero estos no atacan la célula cancerosa, ya que se protegen de proteínas que lo impiden
De forma que aunque de lejos parece paradojico comparar los sistemas de convivencia, las anemonas y los peces payasos nos pueden mostrar un camino
Referencia bibliográfica:
Esperanza Rivera-de-Torre, Sara García-Linares, Jorge Alegre-Cebollada, Javier Lacadena, José G. Gavilanes y Álvaro Martínez-del-Pozo. “Synergistic Action of Actinoporin Isoforms from the Same Sea Anemone Species Assembled Into Functionally Active Heteropores” The Journal of Biological Chemistry abril de 2016. DOI: 10.1074/jbc.M115.710491.
Álvaro Martínez del Pozo, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y miembro del grupo de investigación Proteínas Tóxicas.