El atlas del cerebro humano: Un técnico de laboratorio observa la tomografía por resonancia magnética (MRT) realizada al voluntario ruso Sukhrob Kamolov en el Hospital Universitario Grosshadern en Munich, Alemania, hoy 27 de noviembre de 2011. El hospital está investigando los efectos del aislamiento en los cerebros de los voluntarios. Tras una simulación de 520 días de un vuelo a Marte, que se celebró en Moscú, el equipo formado por tres rusos, un francés, un italiano-colombiano y un chino completó con éxito el experimento con la intención de simular las condiciones de constricción y aislamiento del viaje espacial del 04 de noviembre de 2011. EPA/ANDREAS GEBERT munich alemania Sukhrob Kamolov medicina investigacion tomografia por resonancia magnetica hospital está investigando los efectos del aislamiento en los cerebros tecnico prepara voluntario para tomografia
Hace más de 15 años comenzó el proyecto The Human Protein Atlas el cual tenía por objetivo trazar un mapa de todas las proteínas humanas presentes en las células, los tejidos y los órganos. Hoy, esta empresa dirigida por investigadores del Instituto Karolinska (Suecia) ha logrado finalizar su trabajo en el cerebro tras conocer las proteínas expresadas en él.

Los datos, de libre acceso, ofrecen a los científicos un recurso sin precedentes para profundizar su comprensión sobre el órgano más complejo del cuerpo de los mamíferos. De esta manera desarrollar se podrán mejorar tanto el diagnóstico como el tratamiento de enfermedades psiquiátricas y neurológicas. La investigación se publica hoy en la revista Science .
El nuevo atlas del cerebro se ha basado en el análisis de casi 1.900 muestras cerebrales que cubren 27 regiones de este órgano. Los datos se centran en genes humanos -segmentos del ADN encargados de codificar proteínas- y sus homólogos presentes en cerdos y ratones para así explorar la expresión de proteínas en el cerebro de los mamíferos.
“Como era de esperar, el mapa del cerebro se comparte entre los mamíferos pero también revela diferencias interesantes entre humanos, cerdos y ratones”, dijo en un comunicado Mathias Uhlén, director del Human Protein Atlas y profesor en el Real Instituto de Tecnología (Suecia) y en el Instituto Karolinska.
Por ejemplo, los autores pudieron identificar disparidades entre las especies al comparar los sistemas que permiten la comunicación entre las neuronas. “Varios componentes moleculares de los sistemas de neurotransmisores , especialmente los receptores que responden a los neurotransmisores liberados, muestran un patrón diferente en humanos y ratones”, contó en el comunicado Jan Mulder, del Instituto Karolinska y coautor del estudio.
Para Mulder este resultado significa que se debe tener precaución al seleccionar animales como modelos para trastornos mentales y neurológicos humanos. Precisamente los ratones son una de las especies más empleadas en los laboratorios para tal fin.
Otro hallazgo interesante, según la autora principal del artículo Evelina Sjöstedt, investigadora del Instituto Karolinska, es que los diferentes tipos de células del cerebro comparten proteínas especializadas con órganos periféricos. “Por ejemplo, los astrocitos, las células que ‘filtran’ el ambiente extracelular en el cerebro, comparten muchas enzimas metabólicas con las células en el hígado que filtran la sangre”, explicó Sjöstedt.
Mirá también: Coronavirus: «El pánico es injustificado», dice un virólogo argentino en Francia
Para algunos genes seleccionados, este atlas cerebral también contiene imágenes microscópicas de alta resolución que muestran la distribución de las proteínas en muestras del cerebro humano y en el de ratón.
Pero no se trata de la única zona del cuerpo que está investigando este proyecto científico. Human Protein Atlas consta en total de seis partes, cada una centrada en un aspecto particular del análisis de las proteínas humanas en todo el genoma. Junto con el atlas de proteínas cerebrales se encuentran el de tejidos -que engloba a su vez el metabólico- el de células, sangre y patología. Este último muestra el impacto de los niveles de proteínas para la supervivencia de los pacientes con cáncer.
Para realizar tal labor, en marcha desde 2003, el programa involucra los esfuerzos conjuntos de entidades de Suecia como el Real Instituto de Tecnología, la Universidad de Uppsala y el Laboratorio de Ciencia para la Vida (SciLifeLab).