El blog del Dr. Enrique Rubio

Mes: febrero 2018

CUERPO Y ALMA. BIOLOGIA Y ESPIRITUALIDAD

CUERPO Y ALMA. BIOLOGIA Y ESPIRITUALIDAD

Santiago Ramón y Cajal a finales del Siglo XIX postulaba que las neuronas son células discretas (no conectadas para formar un tejido), entidades genética y metabólicamente distintas, que tienen cuerpo celular y expansiones (axón y dendritas), y que la transmisión neuronal es siempre hacia la derecha (desde las dendritas al soma, y luego a las arborizaciones del axón).1 La doctrina de la neurona es la idea, fundamental hoy en día, según la cual las neuronas son la formación básica y funcional del sistema nervioso
Antes de que la doctrina de la neurona, se sostenía que el sistema nervioso era una retícula, o un tejido conectado, más que un sistema compuesto por células discretas.2 Esta teoría, la teoría reticular, sostenía que la función del soma de las neuronas era principalmente proporcionar alimento al sistema.3 Incluso después de que la teoría celular viera la luz alrededor de 1830, la mayoría de científicos no creían que fuera posible aplicar dicha teoría al cerebro o los nervios.
La teoría reticular estaba mantenida por la calidad de los microscopios, que no permitían ver separación entre las células del sistema nervioso
Mediante las técnicas de tinción de células de la época, una sección de tejido neuronal se mostraba bajo el microscopio como una red compleja, y la separación entre las células eran indistinguibles. Dado que las neuronas poseen un gran número de protuberancias neurales. La doctrina de la neurona experimentó un fuerte impulso cuando a finales del Siglo XIX Ramón y Cajal aplicó una técnica para visualizar neuronas desarrollada por Camillo Golgi. La técnica La doctrina de la neurona es la idea, fundamental hoy en día, según la cual las neuronas son la formación básica y funcional del sistema nervioso Y consistía en una solución de plata, que sólo teñía una célula de cada cien; mostrando que las células están separadas y no forman una red continua. Y además teñía todas sus protuberancias. Ramón y Cajal modificó la técnica del teñido y la utilizó en cerebros jóvenes, menos mielinizados, pues la técnica no funcionaba en células mielinizadas.1
Por su técnica y el descubrimiento, respectivamente, Golgi y Ramón y Cajal compartieron el Premio Nobel de Fisiología y Medicina de 1906. Golgi no veía claro que las neuronas no estuviesen conectadas, y en su discurso de entrega defendió la teoría reticular. Ramón y Cajal, en su discurso, contradijo el discurso de Golgi y defendió la doctrina de la neurona actualmente en vigor.
Waldeyer, defensor de Ramón y Cajal, resumió la Doctrina de la Neurona en un escrito de 1891, refutando la teoría reticular.
A pesar de que la doctrina de la neurona continúa siendo el principio central de la neurociencia moderna, ciertos estudios recientes aún cuestionan este punto de vista y han sugerido a los científicos la necesidad de ampliar los estrechos límites de esta doctrina. De entre los más serios desafíos a la doctrina de la neurona destaca el hecho de que las sinapsis eléctricas son más comunes en el sistema nervioso central de lo que antes se pensaba. Esto quiere decir que, más que funcionar como unidades individuales, en algunas partes del cerebro podrían estar activos largos conjuntos de neuronas unidas para procesar información neural. Una segunda crítica surge del hecho de que las dendritas, al igual que los axones, poseen canales iónicos con puertas de voltaje y pueden generar potenciales eléctricos que transmiten la información desde y hacia el soma. Esto cuestiona la visión de las dendritas como simples receptores pasivos de información y de los axones como únicos transmisores. También sugiere que la neurona no funciona únicamente como elemento individual, sino que en el interior de una única neurona pueden ser llevados a cabo cómputos complejos. Por último, el papel de la glía en el procesamiento de información neural comienza a ser más relevante. Neuronas y glías representan los dos tipos principales de célula del sistema nervioso central, pero hay muchas más células gliales que neuronas (se ha estimado que la proporción entre células gliales y neuronas es de 50:1). Recientes estudios experimentales sugieren que las células gliales juegan un papel vital en el procesamiento de información interneuronal, lo cual indica que las neuronas podrían no ser las únicas células procesadoras de información del sistema nervioso].
Referencias
Sabbatini R.M.E. April-July 2003. Neurons and Synapses: The History of Its Discovery. Brain & Mind Magazine, 17. Retrieved on March 19, 2007.
Kandel E.R., Schwartz, J.H., Jessell, T.M. 2000. Principles of Neural Science, 4th ed., Page 23. McGraw-Hill, New York.
DeFelipe J. 1998. Cajal. MIT Encyclopedia of the Cognitive Sciences, MIT Press, Cambridge, Mass.
Bullock, T.H., Bennett, M.V.L., Johnston, D., Josephson, R., Marder, E., Fields R.D. 2005. «The Neuron Doctrine, Redux», Science, Volume 310, Issue 5749, Pages 791-793. PMID 16272104.

Sir Charles Scott Sherrington (1857-1952) ocupa un lugar privilegiado en la historia de la neurofisiología. De sus aportaciones es el descubrimiento de la «función integradora del sistema nervioso», en cuyo desarrollo se compendian sus importantes aportaciones al estudio de la diferenciación entre acciones inhibidoras y acciones excitadoras
Sherrington, educado como médico en Londres, Edimburgo y Cambridge, se inclinó por el estudio de la fisiología después de leer las investigaciones de David Ferrier (1843-1928) sobre el córtex cerebral. Sus aficiones filosóficas, añadieron profundidad conceptual al problema mente-cerebro.
Uno de sus profesores en Cambridge, Walter Holbrook Gaskell (1847-1914), le aconsejó que se focalizara primero en el análisis de la médula espinal, a priori más simple y abordable que el examen del córtex cerebral.
René Descartes (1596-1650), en su tratado L’Homme, se había referido a la existencia de acciones reflejas, esto es, de movimientos involuntarios en los que no mediaba un acto consciente. El profesor de Oxford Thomas Willis (1621-1675), autor de la influyente obra Cerebri Anatome cui Accesit Nervorum Descriptio et Usus (1664), en la que sentaba las bases de la neuroanatomía moderna, asumió esta idea cartesiana. La explicó desde la hipótesis de que los espíritus animales (sutiles sustancias de naturaleza material que, tanto para Descartes como para la medicina clásica, recorrerían los nervios para transmitir las órdenes procedentes del cerebro a los órganos periféricos. Sherrington sugirió la existencia de órganos musculares especializados en el procesamiento de acciones reflejas.5 Muchos dudaban de la realidad de estas terminales de un «sexto sentido», pero se había descubierto el sistema propioceptor.
En sus trabajos con monos, Sherrington destinó varios años al examen de los nervios espinales sensoriales y motores, para analizar las distribuciones anatómicas de las raíces espinales.6 En 1895 se trasladó al University College de Liverpool, y durante su período como docente e investigador en esa ciudad inglesa, Sherrington indagó, meticulosamente, en la inervación recíproca (planteada ya por Descartes en su De Homine, y explorada también por autores como Charles Bell –1774-1842–7 y Marshall Hall –1790-1857–8), así como en los mecanismos de coordinación entre los reflejos motores de inhibición y los de excitación. En 1896, tras descerebrar animales anestesiados, Sherrington fue capaz de desconectar el sistema nervioso inferior de los centros de organización cerebrales. Propició un estado de inconsciencia en los especímenes que le permitió estudiar las claves de la inervación recíproca. Comprobó, de esta manera, que al estimular una extremidad se producía coordinación motora, de tal forma que, automáticamente, se generaba movimiento en la extremidad opuesta, sin mediar una acción consciente.9
Los hallazgos de Sherrington sobre las acciones reflejas se condensaron, en gran medida, en su obra The Integrative Action of the Nervous System (1906),10 fruto de las diez conferencias (las «Silliman Lectures») dictadas en 1904 en la Universidad de Yale. Sherrington comprendió que una característica fundamental del sistema nervioso reside en su función integradora (esto es, el propio sistema «integra» la información disponible y la «discrimina» de acuerdo con sus necesidades, para así emitir la respuesta adecuada).11 A juicio de la neurocientífica italiana Rita Levi-Montalcini (1909-…), ganadora del premio Nobel por su descubrimiento (junto con Stanley Cohen) del factor de crecimiento neuronal, la propiedad más importante del sistema nervioso estriba, precisamente, en este papel integrador, discernible ya en los celentéreos (las criaturas más antiguas dotadas de sistema nervioso).12 Sherrington también descubrió que no todas las sinapsis son de naturaleza excitadora, sino que la mayoría exhibe cualidades inhibidoras, de tal manera que una neurona motora puede recibir impulsos excitadores o inhibidores. El adecuado entendimiento de la «inhibición» como proceso activo, y no simplemente como la ausencia de excitación, constituye una de las aportaciones más notables de Sherrington al estudio científico del sistema
El concepto de inhibición no había sido sospechado Cajal, todas sus interpretaciones funcionales sobre la base del flujo continuo de excitación, en que lo importante es ‘la vía de conducción’ . Una actividad que hoy sabemos representa una fracción mucho mayor que la de excitación, especialmente en aquellos centros cerebrales en los que tienen lugar procesos de integración».13 Décadas más tarde, entre los años ’50 y ’60, el neurofisiólogo australiano Sir J. Eccles (1903-1997), alumno de Sherrington, elucidará los mecanismos iónicos mediante los cuales las neuronas motoras generan sus acciones inhibidoras y excitadoras (obtendrá, por ello, el premio Nobel de medicina o fisiología en 1963).14
Sherrington, aseguró que los animales poseedores de un sistema nervioso más desarrollado operan como un todo unificado en virtud de la integración central de la función nerviosa. Por sus contribuciones a la neurofisiología, Sherrington recibió el premio Nobel de medicina o fisiología en 1932, compartido con el también londinense Lord Edgar Adrian.
Sherrington, afirmó que los animales con un sistema nervioso más desarrollado, integran toda la información y sus respuesta como un todo unificado en virtud de la integración central de la función nerviosa. Por sus contribuciones a la neurofisiología, Sherrington recibió el premio Nobel de medicina o fisiología en 1932, compartido con el también londinense Lord Edgar Adrian.
. En palabras suyas, «las señales que entran en el cerebro no son mentales, como tampoco lo son las señales ejecutoras que generan. Pero la señalización que viaja a través de ciertas vías cerebrales […] parece, por así decirlo, obtener energía mental, si bien la pierde de nuevo incluso antes de la penúltima vía de salida».17
En su exposición, Sherrington reconoce que sus frecuentes alusiones a nociones como «energía mental», «experiencia mental» y subyacentes. La dificultad más acuciante estribaría, por tanto, en la «inconmensurabilidad» entre lo físico y lo mental. La negativa de Sherrington a desechar lo mental como un proceso físico de elevada complejidad le lleva al fisicalismo.
Sherrington piensa que esclarecer la relación entre la actividad mental y la nerviosa quizás desborde los límites de la ciencia. A juicio de Pavlov, este comentario abre la puerta, peligrosamente, a una actitud dualista: «¿Cómo puede ser que a día de hoy un fisiólogo dude de la relación entre la actividad nerviosa y la mente?», se interroga, retóricamente, Pavlov.19 Para él, esta posición es subsidiaria de «un concepto puramente dualista», que concibe el cerebro como un instrumento pasivo y el alma como el «agente» que pilota el cuerpo. Es preciso advertir, sin embargo, que de las palabras de Sherrington no se colige necesariamente una óptica dualista de esta clase. El dualismo de Sherrington posee, como veremos a continuación, un mayor refinamiento teórico. Se asemeja más a un interaccionismo (como el que exhibirán, décadas más tarde, Sir John Eccles y Sir Karl Popper20). No conjetura la existencia
Para Sherrington, la mente no es susceptible de reducción a ninguna forma de energía (en la acepción «física» que subyace al concepto de «energía»; por tanto, toda apelación a una «energía mental» resultaría improcedente, si la noción de «energía» aquí empleada traspusiera la barajada por las ciencias naturales). La razón reside en la ausencia de espacio-temporalidad en los eventos mentales. La ciencia no logra comprender lo mental desde los parámetros fijados por la noción de energía. Según Sherrington, en la cosmovisión científica, la mente parece proceder de la nada y retornar a la nada,27 en el sentido de que se antoja inasequible para una explicación puramente energética y evolucionista. Emerge misteriosamente desde lo no-mental, y cuando fallecen los individuos provistos de capacidades mentales, se sumerge en un enigmático y oscuro océano de nihilidad.
Platon concibe la mente como una entidad infinita aprisionada en un cuerpo finito, encerrada en una estructura como la del cerebro. Sherrington, cree que la mente no pudo irrumpir de novo en la dinámica evolutiva de la vida: «la mente humana constituye un producto reciente por parte de nuestro planeta, generado por una mente que se encontraba allí desde mucho antes, y que suscitó la mente humana a través de transformaciones graduales de la mente previa».
Los patrones de energía acaecen en el espacio y en el tiempo. Son dimensionales; por tanto, se «localizan» en un punto y en un instante. La mente no exhibe esta naturaleza dimensional. No se «encuentra» en ubicación alguna ni se palpa en un momento concreto. Los acontecimientos físicos y los eventos mentales no son, por tanto, reductibles los unos a los otros, porque el «yo» jamás se aprehende en una localización espacio-temporal específica. Este hecho, que a no pocos autores induciría a desdeñar la existencia de algo. La mente no puede proceder de la vasta evolución de la materia. No puede brotar de la no-mente.
Los observadores críticos creen que Sherrington llega a estas conclusiones como consecuencia de haber adoptado una distinción demasiado rígida entre lo mental y lo no-mental. Lo mental bien pudiera provenir de la paulatina evolución de la materia hacia manifestaciones más complejas.
El dualismo de Sherrington establece una profunda fisura en el seno de la realidad. Su fragmentación irreconciliable entre la materia y la mente dificulta en extremo (o más bien imposibilita) vislumbrar una explicación científica de la conciencia. Lo cierto es que el hecho de que un científico de la talla de Sherrington, una de las cimas de la fisiología del siglo XX, se haya adherido a un planteamiento dualista muestra, de manera suficientemente expresiva, la gravedad del problema que afronta la ciencia a la hora de elucidar la naturaleza de lo mental. Aunque el argumento de autoridad quizás sea el menos autoritativo de los argumentos, resulta innegable que, cuando neurocientíficos de la altura de Sherrington, Penfield y Eccles adoptan un posicionamiento dualista, su actitud se debe a la persistencia de un misterio hondo y aparentemente inabordable: cómo puedo yo «percatarme de mí mismo», es decir, poseer conciencia. Los trabajos realizados en las últimas décadas han desvelado, gracias a avances técnicos como, por ejemplo, la neuroimagen, la funcionalidad de las distintas áreas cerebrales. El estudio de la relación entre conciencia y lenguaje ha puesto de relieve la estrecha conexión que existe entre ambos. La fisiología, por su parte, ha avanzado considerablemente en el estudio de distintos sistemas sensoriales (aunque subsista el denominado «binding problem»). Sin embargo, descifrar las claves de la conciencia constituye, aún hoy, el mayor desafío para la
Referencias
Sir Charles Sherrington and the nature of mind
CARLOS BLANCO Universidad de Navarra:: 15/05/2013

ECCLES, J.C. The Neurophysiological Basis of Mind. The Principles of Neurophysiology, Clarendon Press, Oxford 1953.
LEVI-MONTALCINI, R. La Galaxia Mente, Crítica, Barcelona 2000.
LEVINE, D.N. «Sherrington’s The Integrative Action of the Nervous System: A centennial appraisal», Journal of the Neurological Sciences 253 (2007), 1-6.
PENFIELD, W. The Mystery of the Mind: A Critical Study of Consciousness and the Human Brain, Princeton University Press, Princeton NJ 1975.
POPPER, K.R. Objective Knowledge, Clarendon Press, Oxford 1972.
SHERRINGTON, Ch. S. «Note on the knee-jerk», St. Thomas’ Hospital Reports 21 (1891), 145-147.
Fernel, Cambridge University Press, Cambridge 1946.
SWAZEY, J.P. «Sherrington’s concept of integrative action», Journal of the History of Biology 1 (1968), 57-89.
TEILHARD DE CHARDIN, P. El Fenómeno Humano, Taurus, Madrid 1967.
VOLICER, L. «Relationship between physiological research and philosophy in the work of Pavlov and Sherrington», Perspectives in Biology and Medicine 16/3 (1973), 381-392.
WALLACE, A.R. Natural Selection and Tropical Nature, Macmillan, Londres 1870.

REDUCCIONISMO

REDUCCIONISMO
Das lernen verwandelt uns… (El aprender nos transforma…) Friedrich Nietzsche

El reduccionismo es el enfoque filosófico según el cual la reducción es necesaria y suficiente para resolver diversos problemas del conocimiento.1
Un conjunto de tesis ontológicas, gnoseológicas y metodológicas acerca de la relación entre diferentes ideas o campos científicos.
El problema del reduccionismo o, mejor dicho, el problema de la reducción, es pertinente respecto de otros problemas básicos de la filosofía y, en particular, de la filosofía de la ciencia, entre ellos los de la estructura de las teorías científicas, las relaciones interdisciplinarias, la naturaleza de la explicación, la unidad del método científico y de la ciencia en general, así como con respecto a problemas metafísicos tales como el de la emergencia.23
Se puede sostener que los procesos mentales son reducibles a procesos cerebrales (hipótesis de la identidad mente-cerebro), lo que constituye una reducción ontológica, y a la vez rechazar la reducción (total) de la psicología a la neurofisiología. Aun en sus casos más exitosos, lo más habitual es que las reducciones solo sean parciales, no totales.2
Desde Aristoteles sabemos que lo reduccionista seria un carácter fundado solo en el raciocinio , Y que un carácter virtuoso se acompaña de emociones
Pretendo en este artículo, revisasr y tratar de entender, sí puede separarse el cerebro de la mente
Empezaré por estudiar la anatomía del sistema nervioso que hace Cajal, que compuso la teoría de la neurona, y el pilar de la estructura del sistema nervioso. Pero llamaba la atención lo poco interesado que estuvo Cajal de relacionar lo biológico con lo espiritual y como nunca se acercó a la funcionalidad del sistema nervioso. Golgi no veía claro que las neuronas no estuviesen conectadas, y en su discurso de entrega defendió la teoría reticular. Ramón y Cajal, en su discurso, contradijo el discurso de Golgi y defendió la doctrina de la neurona actualmente en vigor.
Sir Charles Scott Sherrington (1857-1952) ocupa un lugar privilegiado en la historia de la neurofisiología. De sus aportaciones es el descubrimiento de la «función integradora del sistema nervioso», en cuyo desarrollo se compendian sus importantes aportaciones al estudio de la diferenciación entre acciones inhibidoras y acciones excitadoras. Sherrinthon , coqueteo con lo físico y lo psíquico, pero con claro descubrimiento de las funciones de inhibición del sistema nervioso. En algún momento de estos estudios este lector se debate entre lo biológico y espiritual, y el reduccionismo. Y gana la teoría de cuerpo y mente phn,
No es hasta recientemente, cuando se descubre, que determinadas lesiones cerebrales, cursan con deterioro de lo físico y de lo psíquico. El neurólogo Antonio Damasio en colaboración con su esposa Hanna también neurologa, en el cráneo de Pineas Gage, atravesado por una barra de hierro durante la construcción del ferrocarril. Encontraron en el registro del Medico quer atendio a Pineas gage y que lo siguió durante años, que este señor, pasó de ser ordenado , muy capacitado, elegante y buen ejecutor, pasa a ser mentiroso, bebedor, inestable y en general emocionalmente destruido y fue un inadaptado durante el resto de su vida. Las lesiones bifrontales medio-basales, son responsables de la alteración de la conducta y de las emociones, sin afectar a funciones motoras ni sensitivas.
Se terminaba asi el problema de cuerpo y alma, el reduccionismo está establecido.
El estudio de otros enfermos con lesiones bifrontales, nos han aportado, alteraciones de las emociones sin que se afecte el resto, y llama la atención PcpvEl profundamente que algunos de estois enfermos tenia “el síndrome de Diosgenes” que detallare, cuando hable de Antonio Damasio.
Por lo pronto escribiré, sobre las aportaciones de Cajal como histologo y Sherrinton descubridor de la inhibición como fundamental en el funcionamientro del sistema nervioso y terminaré intentando solucionar el problema de biología y espiritualidad.
Bunge, M. (2001) Diccionario de filosofía. México, Siglo XXI.
Bunge, M. 2003 Emergencia y convergencia. Novedad cualitativa y unidad del conocimiento. Barcelona, Gedisa.
Brigandt, I. y A. Love (2008) Reductionism in Biology, The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Fall 2008 Edition), Edward N. Zalta (ed.)
Damasio. El error de descartes. La razón de las emociones.

LOS CUATRO JINETES DEL APOCALIPSIS HAN SIDO DESCABALGADOS

Los cuatro jinetes del apocalipsis han sido descabalgados. El hambre fue el peor enemigo de la humanidad durante miles de años pero hoy, pese a alguna hambruna episódica, en la mayor parte del planeta es improbable que una persona muera de hambre gracias a una red de seguridad robusta forjada en un siglo de avances tecnológicos, económicos y políticos. Las epidemias han sido acorraladas por la alianza de vacunas, antibióticos y avances médicos e higiénicos y, aunque no podemos garantizar que la peste no vaya a reaparecer en el futuro, todo indica que, en la carrera armamentística entre los médicos y los gérmenes, los médicos corren más deprisa. La ley de la selva fue impugnada en la segunda mitad del siglo XX y las guerras desaparecen del planeta: en 2012 murieron en todo el mundo 56 millones de personas, 620.000 a causa de la violencia humana (la guerra acabó con la vida de 120.000 personas, y el crimen, con la de otras 500.000). En cambio, 800.000 se suicidaron y 1,5 millones murieron de diabetes. El azúcar es ya más peligroso que la pólvora.
¿Y la muerte? ¿ En realidad la muerte sólo es un fallo técnico y para solventarlo bastaría con conocer un poco más nuestra mecánica. Los ingenieros de Google que trabajan en ello en el proyecto Cálico. La fecha prevista para controlar de alguna manera a la muerte, estaría en torno al 2050. Así pues, una vez vencidas el hambre, la guerra, la peste y la muerte, ¿qué nos queda? Yuval Noah Harari lo tiene claro: toca acabar con la especie humana.
de ‘Homo Deus’ (Debate), le toca el turno al futuro. ¿La tesis principal? Somos la última generación de nuestra especie.
El último ‘Homo Sapiens’
Antes de que el siglo XXI se esfume seremos dioses: inmortales y dichosos. ¿Buscar semejante objetivo es una ofensa, un sacrilegio, un error? Es posible pero, advierte Harari, por un lado, la Historia está salpicada de grandes equivocaciones y, por el otro, el actual ritmo del progreso es tan frenético que, si se nos ocurriera pisar el freno, la civilización se desmoronaría. Además, el autor advierte que sus predicciones no son tanto una profecía como una forma de analizar nuestras propias opciones actuales pues «a medida que acumulemos más datos y aumentemos la potencia de nuestros ordenadores, los acontecimientos se tornan más erráticos e inesperados».
¿Cómo ha llegado hasta aquí ese ser humano que, según Harari, se asoma al abismo de la extinción para convertirse en un dios? La fuerza que impulsó la odisea del Sapiens fue esa extraña religión que llamamos humanismo y su victoria será al mismo tiempo su fin.
La fuerza que impulsó la odisea del Sapiens fue esa extraña religión que llamamos humanismo y su victoria será también su fin
Tras una extensa introducción cargada de promesas, ‘Homo Deus’ ocupa durante su primera parte en redactar el obituario del último hombre. Son páginas un tanto reiterativas para los que leímos su libro anterior en las que vuelve a dar cuenta de las claves del imperio humano sobre la totalidad del mundo vivo: la revolución agrícola que redujo a la mayoría de los animales a esclavos nuestros imponiéndoles existencias miserables, la socialización religiosa que nos dio la fuerza fánatica del número, y una segunda revolución, la científica, que nos ofreció el cetro del mundo físico y propició el nacimiento de la religión definitiva: el humanismo. Hoy el Homo Sapiens es dueño del mundo y una nueva era ha comenzado: el Antropoceno.
La segunda parte profundiza en las características del humanismo, en las razones de su descomunal poder. Afirma Harari que, en realidad, fundar religiones es el resultado de una potencia previa, nuestra capacidad de inventar ficciones poderosas que nos pongan en marcha y nos eleven más allá del mundo físico. Ficciones como el cristianismo, el dinero, la democracia o Apple. Ficciones como el humanismo. Antes de la época moderna los humanos pensaban que desempeñaban un papel en el plan cósmico divino que daba sentido a su existencia. Pero una vez que el avance de la ciencia y de las ideas ilustradas socavaron la creencia en un plan dirigido, ya no hay nada que nos limite y está al alcance de nuestro esfuerzo y de nuestra inteligencia derrotar a todos los males que nos aquejan. Seremos lo que queramos ser. Después de la parte de Dios llega al fin la parte de la Humanidad.

El primer ‘Homo Deus’
La primera vez que Harari supo de Internet fue en 1993. Su amigo Ido le mostró cómo su ordenador se conectaba con el ordenador central de la Universidad con un desagradable chirrido. Le pareció tan poco prometedor aquello que estuvo burlándose de Ido y su «ridícula idea» durante varias semanas. «De esto hace menos de 25 años. ¿Quién sabe lo que ocurrirá dentro de veinticinco años?» Según Harari, Homo Sapiens perderá el control por el empuje de la biotecnología, que transformará nuestros cuerpos convirtiéndonos en superhumanos, y la inteligencia artificial, que multiplicará la potencia de nuestras mentes. Con el fin del hombre enmudecerá el humanismo, a saber, el liberalismo, la democracia, el mercado libre, los derechos humanos… ¿Qué los sustituirá?
Con el fin del hombre enmudecerá el humanismo, a saber, el liberalismo, la democracia, el mercado libre, los derechos humanos…
«El sistema seguirá encontrando valor en algunos individuos pero estos serán una nueva élite de superhumanos mejorados y no la masa de la población». Cree Harari que esta división entre la una clase dirigente de superhombres y una masa de humanos inútiles hundirá al liberalismo dejando un vacío que no llenarán las madrasas de Pakistán sino los laboratorios de investigación. Las nuevas tecnoreligiones prometerán felicidad, paz, prosperidad e incluso inmortalidad. El tecnohumanismo o el datismo cantan ya las maravillas de una existencia en la que podemos descargar nuestra conciencia en la Red y vivir para siempre en el vacío etéreo de los datos. Jamás ningún vacío fue tan habitado y ruidoso.
José Ignacio Barroso, uno de nuestros genios desconocidos e intermitentes -y miembro número 1 del club de fans de Harari-,dice, uno empieza y acaba ‘Homo Deus’ hiperventilando. Son tantas las ideas, las apelaciones imaginativas, las promesas… y también las dudas, los peligros y amenazas. Harari no es un tecnoutopista de baratillo que pueda comerse de un bocado el cenizo -y brillante- filósofo John Gray. Disfruta por ejemplo dando estopa a aquellos que como Steven Pinker o Richard Dawkins defienden que el libre albedrío ha muerto para al final volvernos a colar de tapadillo el liberalismo mediante «impresionantes volteretas intelectuales que milagrosamente los hacen caer de nuevo en el siglo XVIII, como si todos los asombrosos descubrimientos de la biología evolutiva y de la neurociencia en absoluto tuvieran relación con las ideas políticas de Locke, Rousseau y Thomas Jefferson».
¿Somos, como se pregunta Harari, nada más que líneas de código en un gigantesco ordenador de procesamiento de datos, algo parecido a estados de Facebook en el muro del Universo? Que al menos alguien nos ponga un ‘like.

Admitir que uno es irrelevante es muy duro, así que buscamos alguna relevancia en nuestra existencia, aunque sea temporal, ¬pero la pregunta interesante es si el universo tiene sentido. La respuesta es: no lo sé, pero quizá sí.
Que el universo tenga o no sentido, más que de él, depende de la aparición y la evolución de nuestra conciencia.
Las grandes teorías y ecuaciones cosmológicas son muy superiores a nosotros y a sus autores. Einstein escribió ¬algunas que contenían predicciones que ni él sospechaba y otras que no quiso aceptar, pese a que eran consecuencia de lo que él mismo ¬había descubierto. Porque cada momento de la historia humana tiene sus límites, y cada individuo los suyos, y la imaginación de Einstein llegó muy lejos, pero no pudo ir más allá.
Lo más importante es que el universo es increíblemente grande e increíblemente extraño. Es la impresión que tiene cualquiera cuando sigue las consecuencias de las grandes ecuaciones.
Vilenkin dijo que hay universos paralelos. Lo que compone una teoría que hay que tomarse en serio.
Si hay universos paralelos o no, no es demostrable, y eso haría que no fuera una teoría científica, pero esas ideas, que son más grandes que nosotros, apuntan que ese multiverso podría existir, aunque sólo sería demostrable de forma indirecta: en sus efectos, como lo eran los átomos antes de que pudieran ser observados con un microscopio.
¿El universo sólo se hace consciente de sí mismo en el ser humano? Si la conciencia ha surgido aquí, en nuestro planeta, también puede haber aparecido en otros rincones del universo. Quizá lleguemos a evolucionar hasta con¬vertirnos en algo que hoy no somos capaces ni siquiera de imaginar y ahora los seres humanos sólo seamos un estadio en esa evolución.
La aparición de la vida es la primera forma de complejidad en el universo y ha evolucionado hasta la conciencia humana que le permite empezar a entenderse a sí misma. Quizás el siguiente estadio ya no sea humano.
El universo es más atrevido que cualquier novelista. La cosmología es mas fantástica que las novelas. La magnitud del universo es tal, que con nuestros poderes actuales, aunque haya otras conciencias en él, probablemente nunca entraremos en contacto con ellas.
Mientras los limites de velocidad sean la velocidad de la luz: 300.000 km/seg. Y, por mucho que innovemos en cohetes, no podremos superarlo. Esas otras formas de conciencia seguramente están más alejadas de la distancia que podríamos cubrir en una vida.
No sabemos si podremos aprender sin límites. el principio de indeterminación de Heisenberg. Es imposible medir simultáneamente y con precisión absoluta el valor de la posición y la cantidad de movimiento de una partícula.
Uno de los dos grandes misterios del universo, que son los agujeros negros y el entrelazamiento cuántico (las propiedades de una partícula que está aquí pueden tener que ver con las propiedades de otra partícula que está muy lejos). Los agujeros negros son sitios donde puedes entrar, pero no salir. Ni tú ni ¬nadie ni nada. Ni la luz. Son sitios donde el universo acaba y, por eso, demuestran que tiene ¬límites.
¿Podrían ser puertas a otros universos? Probablemente, no.
¿Y si te caes en un agujero negro? Te desintegras. El espacio te estira en varias direcciones a la vez hasta romperte y romperse el espacio mismo, y eso dura unos milisegundos, minutos a lo sumo. El tiempo es relativo. Un milisegundo en un agujero negro puede ser una eternidad en otro universo. Digamos que sería como el big bang marcha atrás.
Lo teorizó Einstein y se puede expresar con ecuaciones, pero es que además este agosto pudimos detectar ondas gravitacionales de dos agujeros negros colisionando.
El universo empezó hace 13.000 millones de años. Sólo somos un estadio de la conciencia del universo”.
¿Podríamos calcular algún día su final?
Sabemos que tiene mucha vida por delante, ¬pero no sabemos si tendrá final.
Sabemos que tiene mucha vida por delante, ¬pero no sabemos si tendrá final.

Bibliografia
LLUÍS AMIGUET
22/02/2018 01:07 | Actualizado a 22/02/2018 03:54

Homo Deus Harari DEBATE

EVOLUCION DEL HOMO

EVOLUCION DEL HOMO
Hace dos millones de años en áfrica oriental, existían unos grupos humanos que tenían una organización no diferente a los demás grupos de animales. No se podía imaginar entonces que una parte de estos grupos iba a evolucionar de forma absolutamente diferente a como lo hacen el resto los animales. Dice Harari que estos primeros homínidos no tenían nada de especial, eran animales insignificantes que no modificaban el ambiente de forma diferente a como lo hacían el resto de los animales.
El homo sapien también pertenece una familia aunque existen grandes dudas sobre cómo evoluciona este sapiens desde otros homínidos. Durante mucho tiempo se intentó situar a este spiens como única y espontánea, pero la mayoría de los investigadores nos colocan en una gran familia; que es la de los grandes simios. Nuestros parientes próximos son los chimpancés, los gorilas y los orangutanes. Hace unos seis millones de años una hembra de simio tuvo dos hijas una se convirtió en chimpancé y la otra es nuestra abuela.
Durante 10.000 años nuestra especie ha sido la única especie humana de este planeta . Pero el significado real de la palabra humano es «un animal que pertenece al género Homo», y hubo otras muchas especies de este género además de Homo sapiens.
Desde hace unos 2,5 millones de años, y a partir de un género anterior de simios llamado Australopithecus, «simio austral», y despues de 500 millones de años, estos hombres y mujeres se desplazaron desde sus asientos primitivos a extensas áreas del norte de África, Europa y Asia y se instalaron en ellas.
Desde las calientes junglas de Indonesia, las poblaciones humanas evolucionaron en direcciones diferentes y motivados por los cambios; climáticos, alimenticios, enfermedades y en general por un nuevo medio ambiente se transformaron en distintos tipos de homínidos .
El resultado fueron varias especies distintas, a cada una de las cuales los científicos han asignado un pomposo nombre en latín.
Los humanos en Europa y Asia occidental evolucionaron en Homo neanderthalensis («hombre del valle del Neander»), eran más corpulentos, y estaban bien adaptados al clima frío de la Eurasia occidental de la época de las glaciaciones. Las regiones más orientales de Asia estaban pobladas por Homo erectus, «hombre erguido», que sobrevivió allí durante cerca de dos millones de años, lo que hace de ella la especie humana más duradera de todas. Es improbable que este récord sea batido incluso por nuestra propia especie. En la isla de Java, en Indonesia, vivió Homo soloensis, «el hombre del valle del Solo», que estaba adaptado a la vida en los trópicos. En otra isla indonesia, la pequeña isla de Flores, los humanos arcaicos experimentaron un proceso de nanismo. Probablemente estos homos llegaron a la isla Flores cuando el nivel del mar era bajo y la isla era fácilmente accesible desde el continente. Y de nuevo cuando el nivel del mar subió, algunas personas quedaron atrapadas en la isla, que se fue empobreciendo, posiblemente ya lo era de antes, y las personas corpulentas o por lo menos de estructura media, que necesitan más alimentos , fueron las primeras en morir. Los individuos más pequeños sobrevivieron mucho mejor. A lo largo de generaciones, las gentes de Flores se convirtieron en enanos. Los individuos de esta especie única, que los científicos conocen como Homo floresiensis, alcanzaban una altura máxima de solo un metro, y no pesaban más de 25 kilogramos. No obstante, eran capaces de producir utensilios de piedra, e incluso ocasionalmente consiguieron capturar a algunos de los elefantes de la isla (aunque, para ser justos, los elefantes eran asimismo una especie enana).
En 2010, en la cueva Denisova, en Siberia, se encontró un hueso del dedo fósil, cuyo análisis de ADN mostro pertenecía a una especie nueva a la que se llamo Homo denisova.
Estos humanos evolucionaban en Europa y Asia, lpero la evolución en África oriental no se detuvo. La cuna de la humanidad continuó formando numerosas especies nuevas, como Homo rudolfensis, «hombre del lago Rodolfo», Homo ergaster, «hombre trabajador», y finalmente nuestra propia especie, a la que de manera inmodesta bautizamos como Homo sapiens, «hombre sabio».
Recientemente se ha hecho un nuevo descubrimiento, Homo naledi (del latín homo, «hombre», y del sesotho naledi, «estrella») es una especie de homínido extinto del género Homo que vivió en lo que ahora es Sudáfrica. La especie ha sido descrita en septiembre del 2014 por Berger y colaboradores a partir de los fósiles de al menos 15 individuos de edades diferentes encontrados en la cámara Dinaledi de la cueva Rising Star, cerca de Johannesburgo (Sudáfrica),
Los componentes de estos homínidos eran de morfología, unos altos, otros de altura media y enanos. Algunos eran cazadores temibles y otros apacibles recolectores de plantas. Su asiento era diferentes dependiendo de su ingenio y adaptación al medio, pero todos pertenecían al género Homo. Todos eran seres humanos-
La idea ampliamente divulgada de que el primer genocidio se cometio contra los neandertales, repugnaba por su gravedad. El homo en cuanto pudo mató a todo el que le molestaba.
Esto no tiene demasiado sustento, y si parece que la evolución desde el australopiteco hasta el sapien es la relación entre una dotación cromosómica, evidentemente evolucionada y los patógenos de cada tiempo que nos llevan hasta el Sapiens, sin necesidad de exterminarlos, sino como consecuencia de la evolución. La seguridad que un 3% de nuestro ADN pertenecio a los neandertales , lo sostiene y permite hablar de que fuimos alguna vez neandedrtales.
Fue la indignación lo que llevó a Joao Zilhao, arqueólogo de la facultad de Geografía e Historia de la Universitat de Barcelona. a convertirse en embajador de los neandertales.

En mayo de 1996, la revista Nature presentaba el descubrimiento en Francia de fósiles de neandertal de hace 34.000 años junto a herramientas de piedra tecnológicamente avanzadas –de tipo chatelperroniense–. Era un hallazgo sensacional. Pero los autores de la investigación concluían que los neandertales no podían haber inventado aquellas herramientas. No eran lo bastante inteligentes, tenían que haberlas copiado de los Homo sapiens.
Zilhao se propuso desmontar el prejuicio de que los neandertales no podían ser tan inteligentes como los Homo sapiens y ha publicado decenas de investigaciones que confirman, una y otra vez, que los neandertales tenían aptitudes cognitivas equivalentes a las de los Homo sapiens . Los resultados que presenta esta semana, que demuestran que hacían pinturas rupestres y se ponían collares, “deberían cerrar el debate de si los neandertales tenían pensamiento simbólico”, sentencia.
Pero, si eran tan inteligentes como los Homo sapiens, ¿por qué se extinguieron? “¡Es que no se extinguieron, son nuestros ancestros!”. Entre el 1% y el 4% del genoma de los europeos actuales es de origen neandertal, mientras que el 96% a 99% restante procede de Homo sapiens venidos de África. “Menos de un 4% no parece mucho, pero es lo esperable cuando se mezclan una población grande y una pequeña. Debía haber unos 20.000 neandertales en toda Europa y llegaron un millón o dos de africanos. Por eso el ADN neandertal está tan diluido entre los europeos actuales”.
Para Zilhao, los neandertales son Homo sapiens, no una especie distinta. Es consciente de que esta visión no es compartida por la mayoría de sus colegas. Los datos no indican que neandertales y Homo sapiens sean especies distintas”.
Solo cabe preguntarse que incidencia externa modificó o fue modificando para pasar desde los Neandertales hasta el sapìens
Las especies humanas comparten varias características distintivas, A pesar de sus muchas diferencias. La más notable es que los humanos tienen un cerebro extraordinariamente grande en comparación con el de otros animales. Los mamíferos que pesan 60 kilogramos tienen en promedio un cerebro de 200 centímetros cúbicos. Los primeros hombres y mujeres, de hace 2,5 millones
A pesar de sus muchas diferencias, todas las especies humanas comparten varias características distintivas. La más notable es que los humanos tienen un cerebro extraordinariamente grande en comparación con el de otros animales. Los mamíferos que pesan 60 kilogramos tienen en promedio un cerebro de 200 centímetros cúbicos. Los primeros hombres y mujeres, de hace 2,5 millones de años, tenían un cerebro de unos 600 centímetros cúbicos. Los sapiens modernos tienen un volumen cerebral promedio de 1.200-1.400 centímetros cúbicos. El cerebro de los neandertales era aún mayor.
El hecho de que la evolución seleccionara a favor de cerebros mayores nos puede parecer, digamos, algo obvio. Estamos tan prendados de nuestra elevada inteligencia que asumimos que cuando se trata de potencia cerebral, más tiene que ser mejor. Pero si este fuera el caso, la familia de los felinos también habría engendrado gatos que podrían hacer cálculos. ¿Por qué es el género Homo el único de todo el reino animal que ha aparecido con estas enormes máquinas de pensar?
El hecho es que un cerebro colosal es un desgaste colosal en el cuerpo. No es fácil moverlo por ahí, en especial cuando está encerrado en un cráneo enorme. Es incluso más difícil de aprovisionar. En Homo sapiens, el cerebro supone el 2-3 por ciento del peso corporal total, pero consume el 25 por ciento de la energía corporal cuando el cuerpo está en reposo. En comparación, el cerebro de otros simios requiere solo el 8 por ciento de la energía en los momentos de reposo. Los humanos arcaicos pagaron por su gran cerebro de dos maneras. En primer lugar, pasaban más tiempo en busca de comida. En segundo lugar, sus músculos se atrofiaron. Al igual que un gobierno que reduce el presupuesto de defensa para aumentar el de educación, los humanos desviaron energía desde los bíceps a las neuronas. No es en absoluto una conclusión inevitable que esto sea una buena estrategia para sobrevivir en la sabana. Un chimpancé no puede ganar a Homo sapiens en una discusión, pero el simio puede despedazar al hombre como si fuera una muñeca de trapo.
Hoy en día nuestro gran cerebro nos compensa magníficamente, porque podemos producir automóviles y fusiles y nos permiten desplazarnos mucho más deprisa que los chimpancés y dispararles desde una distancia segura en lugar de pelear con ellos. Pero coches y armas son un fenómeno reciente. Durante más de dos millones de años, las redes neuronales humanas no cesaron de crecer, aunque dejando aparte algunos cuchillos de pedernal y palos aguzados, los humanos tenían muy poca cosa que mostrar. ¿Qué fue entonces lo que impulsó la evolución del enorme cerebro humano durante estos dos millones de años? Francamente, no lo sabemos.
Otro rasgo humano singular es que andamos erectos sobre dos piernas. Al ponerse de pie es más fácil examinar la sabana en busca de presas o de enemigos, y los brazos que son innecesarios para la locomoción quedan libres para otros propósitos, como lanzar piedras o hacer señales. Cuantas más cosas podían hacer con las manos, más éxito tenían sus dueños, de modo que la presión evolutiva produjo una concentración creciente de nervios y de músculos finamente ajustados en las palmas y los dedos. Como resultado, los humanos pueden realizar tareas muy intrincadas con las manos. En particular, puede producir y usar utensilios sofisticados. Los primeros indicios de producción de utensilios datan de hace unos 2,5 millones de años, y la fabricación y uso de útiles son los criterios por los que los arqueólogos reconocen a los humanos antiguos.
Pero andar erguido tiene su lado negativo. El esqueleto de nuestros antepasados primates se desarrolló durante millones de años para sostener a un animal que andaba a cuatro patas y tenía una cabeza relativamente pequeña. Adaptarse a una posición erguida era todo un reto, especialmente cuando el andamiaje tenía que soportar un cráneo muy grande. La humanidad pagó por su visión descollante y por sus manos industriosas con dolores de espalda y tortícolis.
Sin embargo esto se queda en el aire, cuando conocemos que la artrosis raquídea en concreto la sufren los vivientes desde hace 300 millones de años y los restos de los dinosauros que hemos observado, tienen una espondilosis importante. Solo los murciélagos y el oso perezoso, no han mostrado estigmas de artrosis
Las mujeres pagaron más. Una andadura erecta requería caderas más estrechas, lo que redujo el canal del parto, y ello precisamente cuando la cabeza de los bebés se estaba haciendo cada vez mayor. La muerte en el parto se convirtió en un riesgo importante para las hembras humanas. A las mujeres que parían antes, cuando el cerebro y la cabeza del niño eran todavía relativamente pequeños y flexibles, les fue mejor y vivieron para tener más hijos. Por consiguiente, la selección natural favoreció los nacimientos más tempranos. Y, en efecto, en comparación con otros animales, los humanos nacen prematuramente, cuando muchos de sus sistemas vitales están todavía subdesarrollados. Un potro puede trotar poco después de nacer; un gatito se separa de la madre para ir a buscar comida por su cuenta cuando tiene apenas unas pocas semanas de vida. Los bebés humanos son desvalidos, y dependientes durante muchos años para su sustento, protección y educación.
Este hecho ha contribuido enormemente tanto a las extraordinarias capacidades sociales de la humanidad como a sus problemas sociales únicos. Las madres solitarias apenas podían conseguir suficiente comida para su prole y para ellas al llevar consigo niños necesitados. Criar a los niños requería la ayuda constante de otros miembros de la familia y los vecinos. Para criar a un humano hace falta una tribu. Así, la evolución favoreció a los que eran capaces de crear lazos sociales fuertes. Además, y puesto que los humanos nacen subdesarrollados, pueden ser educados y socializados en una medida mucho mayor que cualquier otro animal. La mayoría de los mamíferos surgen del seno materno como los cacharros de alfarería vidriada salen del horno de cochura: cualquier intento de moldearlos de nuevo los romperá. Los humanos salen del seno materno como el vidrio fundido sale del horno. Pueden ser retorcidos, estirados y modelados con un sorprendente grado de libertad. Esta es la razón por la que en la actualidad podemos educar a nuestros hijos para que se conviertan en cristianos o budistas, capitalistas o socialistas, belicosos o pacifistas.
Suponemos que un cerebro grande, el uso de utensilios, capacidades de aprendizaje superiores y estructuras sociales complejas son ventajas enormes. Resulta evidente que estas hicieron del ser humano el animal más poderoso de la Tierra. Pero los humanos gozaron de todas estas ventajas a lo largo de dos millones de años, durante los cuales siguieron siendo criaturas débiles y marginales. Así, los humanos que vivieron hace un millón de años, a pesar de su gran cerebro y de sus utensilios líticos aguzados, vivían con un temor constante a los depredadores, raramente cazaban caza mayor, y subsistían principalmente mediante la recolección de plantas, la captura de insectos, la caza al acecho de pequeños animales y comiendo la carroña que dejaban otros carnívoros más poderosos.
Esto es fundamental para comprender nuestra historia y nuestra psicología. La posición del género Homo en la cadena alimentaria estuvo, hasta fecha muy reciente, firmemente en el medio. Durante millones de años, los humanos cazaban animales más pequeños y recolectaban lo que podían, al tiempo que eran cazados por los depredadores mayores. Fue solo hace 400.000 años cuando las diversas especies de hombre empezaron a cazar presas grandes de manera regular, y solo en los últimos 100.000 años (con el auge de Homo sapiens) saltó el hombre a la cima de la cadena alimentaria.
Este salto espectacular desde la zona media a la cima tuvo consecuencias enormes. Otros animales de la cumbre de la pirámide, como leones y tiburones, evolucionaron hasta alcanzar tal posición de manera muy gradual, a lo largo de millones de años. Esto permitió que el ecosistema desarrollara frenos y equilibrios que impedían que los leones y los tiburones causaran excesivos destrozos. A medida que los leones se hacían más mortíferos, las gacelas evolucionaron para correr más deprisa, las hienas para cooperar mejor y los rinocerontes para tener más mal genio. En cambio, la humanidad alcanzó tan rápidamente la cima que el ecosistema no tuvo tiempo de adecuarse. Además, tampoco los humanos consiguieron adaptarse. La mayoría de los depredadores culminales del planeta son animales majestuosos. Millones de años de dominio los han henchido de confianza en sí mismos. Sapiens, en cambio, es más como el dictador de una república bananera. Al haber sido hasta hace muy poco uno de los desvalidos de la sabana, estamos llenos de miedos y ansiedades acerca de nuestra posición, lo que nos hace doblemente crueles y peligrosos. Muchas calamidades históricas, desde guerras mortíferas hasta catástrofes ecológicas, han sido consecuencia de este salto demasiado apresurado.
Un paso importante en el camino hasta la cumbre fue la domesticación del fuego. Algunas especies humanas pudieron haber hecho uso ocasional del fuego muy pronto, hace 800.000 años. Hace unos 300.000 años, Homo erectus, los neandertales y Homo sapiens usaban el fuego de manera cotidiana. Ahora los humanos tenían una fuente fiable de luz y calor, y un arma mortífera contra los leones que rondaban a la busca de presas. No mucho después, los humanos pudieron haber empezado deliberadamente a incendiar sus inmediaciones. Un fuego cuidadosamente controlado podía convertir espesuras intransitables e improductivas en praderas prístinas con abundante caza. Además, una vez que el fuego se extinguía, los emprendedores de la Edad de Piedra podían caminar entre los restos humeantes y recolectar animales, nueces y tubérculos quemados.
Pero lo mejor que hizo el fuego fue cocinar. Alimentos que los humanos no pueden digerir en su forma natural (como el trigo, el arroz y las patatas) se convirtieron en elementos esenciales de nuestra dieta gracias a la cocción. El fuego no solo cambió la química de los alimentos, cambió asimismo su biología. La cocción mataba gérmenes y parásitos que infestaban los alimentos. A los humanos también les resultaba más fácil masticar y digerir antiguos platos favoritos como frutas, nueces, insectos y carroña si estaban cocinados. Mientras que los chimpancés invierten cinco horas diarias en masticar alimentos crudos, una única hora basta para la gente que come alimentos cocinados.
El advenimiento de la cocción permitió que los humanos comieran más tipos de alimentos, que dedicaran menos tiempo a comer, y que se las ingeniaron con dientes más pequeños y un intestino más corto. Algunos expertos creen que hay una relación directa entre el advenimiento de la cocción, el acortamiento del tracto intestinal humano y el crecimiento del cerebro humano. Puesto que tanto un intestino largo como un cerebro grande son extraordinarios consumidores de energía, es difícil tener ambas cosas. Al acortar el intestino y reducir su consumo de energía, la cocción abrió accidentalmente el camino para el enorme cerebro de neandertales y sapiens.[1]
El fuego abrió también la primera brecha importante entre el hombre y los demás animales. El poder de casi todos los animales depende de su cuerpo: la fuerza de sus músculos, el tamaño de sus dientes, la envergadura de sus alas. Aunque pueden domeñar vientos y corrientes, son incapaces de controlar estas fuerzas naturales, y siempre están limitados por su diseño físico. Las águilas, por ejemplo, identifican las columnas de corrientes térmicas que se elevan del suelo, extienden sus alas gigantescas y permiten que el aire caliente las eleve hacia arriba. Pero las águilas no pueden controlar la localización de las columnas, y su capacidad de carga máxima es estrictamente proporcional a su envergadura alar.
Cuando los humanos domesticaron el fuego, consiguieron el control de una fuerza obediente y potencialmente ilimitada. A diferencia de las águilas, los humanos podían elegir cuándo y dónde prender una llama, y fueron capaces de explotar el fuego para gran número de tareas. Y más importante todavía, el poder del fuego no estaba limitado por la forma, la estructura o la fuerza del cuerpo humano. Una única mujer con un pedernal o con una tea podía quemar todo un bosque en cuestión de horas. La domesticación del fuego fue una señal de lo que habría de venir
A pesar de los beneficios del fuego, hace 150.000 años los humanos eran todavía criaturas marginales. Ahora podían asustar a los leones, caldearse durante las noches frías e incendiar algún bosque. Pero considerando todas las especies juntas, aun así no había más que quizá un millón de humanos que vivían entre el archipiélago Indonesio y la península Ibérica, un mero eco en el radar ecológico.
Nuestra propia especie, Homo sapiens, ya estaba presente en el escenario mundial, pero hasta entonces se ocupaba únicamente de sus asuntos en un rincón de África. No sabemos con exactitud dónde ni cuándo animales que pueden clasificarse como Homo sapiens evolucionaron por primera vez a partir de algún tipo anterior de humanos, pero la mayoría de los científicos están de acuerdo en que, hace 150.000 años, África oriental estaba poblada por sapiens que tenían un aspecto igual al nuestro. Si uno de ellos apareciera en una morgue moderna, el patólogo local no advertiría nada peculiar. Gracias a la bendición del fuego tenían dientes y mandíbulas más pequeños que sus antepasados, a la vez que tenían un cerebro enorme, igual en tamaño al nuestro.
Los científicos también coinciden en que hace unos 70.000 años sapiens procedentes de África oriental se extendieron por la península Arábiga y, desde allí, invadieron rápidamente, todo el contmente euroasiático
La autodomesticación humana es una hipótesis que defiende que, entre los motores de la evolución humana, se encontrarían los mismos seres humanos, que debieron de seleccionar entre sus congéneres a los que tenían actitudes más sociales. Investigadores de la Universidad de Barcelona, coordinados por Cedric Boeckx, profesor Icrea del Departamento de Filología Catalana y Lingüística General, han encontrado evidencia genética de este proceso evolutivo.
El estudio, que se publica en PloS One, compara los genomas de los humanos modernoscon los de algunas especies domesticadas y los de sus parientes evolutivos, con el fin de encontrar genes coincidentes relacionados con rasgos de la domesticación, como por ejemplo una fisonomía más grácil o la docilidad.
Los resultados muestran un número significativo de genes relacionados con la domesticación que se solapan entre animales domésticos y humanos modernos, pero no con los neandertales. Según los investigadores, estos resultados refuerzan la hipótesis de la autodomesticación humana y «ayudan a revelar información sobre uno de los aspectos que nos hace humanos: nuestro instinto social».
La autodomesticación se daría en algunas especies que muestran rasgos anatómicos y de comportamiento característicos de los animales domésticos en comparación con sus parientes salvajes. La diferencia es que en este caso la domesticación habría tenido lugar sin la intervención de ninguna otra especie. Distintos estudios han planteado la hipótesis de que los humanos -y otras especies, como los bonobos- se domesticaron a sí mismos. El objetivo de esta investigación ha sido buscar evidencia biológica de esta práctica estudiando un nuevo tipo de datos: los genomas de nuestros ancestros ya extinguidos, como los neandertales o el hombre de Denisova.
• Boeckx:»Los humanos, comparados con los neandertales, presentan un fenotipo más grácil»
«Uno de los motivos que llevó a los científicos a decir que los humanos se domesticaron ellos mismos reside en nuestro comportamiento: los humanos modernos son más dóciles y tolerantes, como las especies domésticas, y nuestras capacidades de cooperación y la conducta social son rasgos esenciales de la cognición moderna», ha explicado Cedric Boeckx. «El otro motivo es que los humanos, comparados con los neandertales, presentan un fenotipo más grácil que se parece a lo que vemos en los animales domésticos en comparación con sus primos salvajes».
Para identificar indicadores del proceso de la autodomesticación en humanos, los investigadores crearon una lista de genes relacionados con rasgos domésticos en humanos, a partir de la comparación con el genoma de los neandertales y los homínidos de Denisova. Después, compararon esta lista de genes con el genoma de algunos animales domésticos y el de sus parientes salvajes, como por ejemplo los perros respecto a los lobos y los bueyes respecto a los bisontes.
Los resultados mostraron que el número de genes que coincidían solo era relevante entre los humanos y las especies domesticadas. «Los genes de humanos modernos seleccionados podrían ser esenciales en elproceso de domesticación, ya que estas interacciones aportan datos sobre rasgos fenotípicos relevantes».
Intersección entre humanos modernos y especies domesticadas
Los investigadores también utilizaron otras medidas estadísticas, como por ejemplo grupos control, para confirmar los resultados. La idea era descartar que la coincidencia de los genes de los humanos modernos con los de las especies domésticas fuera aleatoria, así que se compararon también con el genoma de los grandes simios. «Los resultados muestran que los genes relacionados con la domesticación de los animales domésticos no coinciden en chimpancés, orangutanes y gorilas. Por lo tanto, parece que hay una interacción especial entre los humanos y los animales domésticos, lo cual vemos como evidencia de la autodomesticación».
Los investigadores señalan que aún se necesitan más experimentos para saber qué rasgos anatómicos, cognitivos y conductuales están relacionados con estos genes. «Suponemos que incluirán las características anatómicas, cognitivas y de conducta que motivaron la idea de la autodomesticación entre los investigadores. Creemos que las coincidencias que hemos encontrado nos permiten explicar nuestra cognición especial y también por qué somos notablemente cooperativos, pero aún se debe estudiar el tema más a fondo. En cierto modo, lo que hemos hecho es reducir el conjunto de genes que se deben analizar experimentalmente».
Cuando Homo sapiens llegó a Arabia, la mayor parte de Eurasia ya estaba colonizada por otros humanos. ¿Qué les ocurrió? Existen dos teorías contradictorias. La «teoría del entrecruzamiento» cuenta una historia de atracción, sexo y mezcla. A medida que los inmigrantes africanos se extendían por todo el mundo, se reprodujeron con otras poblaciones humanas, y las personas actuales son el resultado de ese entrecruzamiento.
En síntesis la evolución del homo ha sido y es compleja de adivinar, lo que si parece cierto es el paso de unos homos no demasiado inteligentes pero con anatomía craneal similar a la nuestra, al homo sapiens sapiens, capaz de todo y que se hizo y es el dueño de la civilización y del que es de esperar cosas notables.

Bibliografia
Sapiens y Homo Deus. Yuval N Harari . Debate 2016
The origin of modern human behavior: critique of the models and their test implications Christopher S Henshilwood, Curtis W Marean, Philip Chase, Iain Davidson, Clive Gamble, Trenton W Holliday, Richard G Klein, Sally Mc Brearty, João Zilhão, Christopher S Henshilwood, Curtis W Marean 2003/12
Nuevas evidencias de que el ser humano se domesticó a sí mismo
Un estudio realizado por la Universidad de Barcelona,que se publica en PloS One, muestra nuevas evidencias que refuerzan la hipótesis de la autodomesticación humana. El equipo de investigación ha encontrado genes relacionados con la domesticación que se solapan entre animales domésticos y humanos modernos pero no con sus parientes evolutivos.
Redacción | dmredaccion@diariomedico.com | 16/02/2018 10:47

EL SINDROME DE OLI O LA TEORIA DEL DESPISTE

OLI O LA TEORIA DEL DESPISTE
Einstein es el autor de la frase, “ es un signo de demencia pretender que haciendo siempre lo mismo se van a obtener resultados diferentes “
La literatura médica y científica en General consagra a los descubridores y a los investigadores que obtienen resultados, útiles solo a veces. Y multiples veces solo producto de una búsqueda afectada por las ingerencias. Pero excepcionalmente se culpa la demora en la consecución y la falta de observación de algo cercano y lógico. Y rara vez el despiste se valora como origen de un gran descubrimiento. Alexander Fleming con la penicilina o Marshall recientemente con el Helicobacter Pylori. Ni uno ni otro tenían idea de lo que podía ocurrir si no tapaban los cultivos que estaban haciendo. Es la gloria de la casualidad. Lo que hoy se llamar aleatorio,
Lo aleatorio es algo que no se puede predecir ya que interviene el azar. El estudio de la probabilidad para saber con qué frecuencia se puede obtener un determinado resultado, siempre que sea posible.
Existen, de todos modos, estudios y análisis que se pueden realizar para tratar de anticipar el resultado, sobre todo cuando se trata de una ruleta manual.
El termino Aleatorio no es muy común y si lo es el de “azaroso”, el cual puede tomarse como uno de sus sinónimos, junto con “fortuito, casual” o “incierto”. De hecho, en la definición del Diccionario de la RAE, vemos que aleatorio es algo que pertenece al juego de azar o que depende del mismo azar, como ser una “casualidad”.
Aleatorio se usa preferentemente en la programación informática, donde el concepto en sí mismo es usado constantemente para la creación de un amplio rango de programas. el software es un proceso relativamente estructurado que busca resultados previamente establecidos, muchas veces es necesario recurrir al azar para resolver ciertos problemas.

A partir de aquí son múltiples los descubrimientos que se hicieron después de un intervalo, a veces de centurias, de inobservancia y despistes.
Lo que pretendo con este artículo, es encontrar una razón que explique el desatino de la consecución de descubrimientos, su relación con la casualidad y la torpeza de los investigadores y sobre todo la demora en encontrar resultados para múltiples enfermedades. Como a veces han pasado siglos para encontrara algo que era evidente e incluso que alguien ya había apuntado. O consagrar siglos a una evidente mentira.

Inobservancia
Despiste
Ignorancia
Orgullo
Estupidez

La pregunta “es esto un síndrome constituido o simplemente aleatorio”

A esto le llamare “OLIVIA” (OLI), en oposición al comportamiento de mi nietecita, que a sus tres años es una observadora que asusta.

Por supuesto la sociedad como estimulo externo interviene en la creación pero también en la no creación. Sirva como introducción lo que pasaba hasta, la segunda mitad del siglo XVII, donde aparecieron nuevos movimientos en todo el mundo. En Inglaterra, Francia e Italia, hombres singulares comenzaban a dudar de aquello que hasta entonces era considerado como verdad. «Ya no nos callamos porque Aristóteles afirme tal cosa o el Papa tal otra», decían estos rebeldes. «Sólo nos fiaremos de nuestras propias observaciones mil veces repetidas, y de los pesos exactos de nuestras balanzas. Únicamente nos atendremos al resultado de nuestros experimentos, y nada más». Y en Inglaterra unos cuantos de estos revolucionarios formaron una sociedad llamada “The Invisible College”, que tuvo que ser invisible, porque si Cromwell se hubiera enterado de los extraños asuntos que pretendían dilucidar, los habrían ahorcado por conspiradores y herejes. La sabiduría de aquel tiempo afirmaba que, si se ponía una araña dentro de un círculo hecho con polvo de cuerno de unicornio, aquélla no podría salir de él. Y ¿qué hicieron los miembros del Invisible College? Uno de ellos aportó lo que se suponía ser polvo de cuerno de unicornio, y otro llegó con una pequeña araña. La Sociedad entera se arremolinó bajo la luz de grandes candelabros, y en medio de un gran silencio empezó el experimento con el siguiente resultado:
«Se hizo un cerco con polvo de cuerno de unicornio, colocando una araña en el centro, pero inmediatamente la araña salió corriendo fuera del círculo». ¡Qué elemental!, pensaríamos hoy. ¡Naturalmente! Pero recordamos que entre los miembros de aquella sociedad se encontraba Roberto Boyle, fundador de la química científica, y también Isaac Newton. Así era el Invisible College, y al ascender Carlos II al trono, el College salió de la clandestinidad, alcanzando la dignidad de Real Sociedad de Inglaterra. ¡Sus miembros fueron el primer auditorio de Leeuwenhoek!
Voy a intentar poner ejemplos que me han impresionado y empezare por la MICROBIOLOGIA para después mencionar otros descubrimientos que podría entrar en el síndrome de OLI;

Antonio van Leeuwenhoek nació en 1632, en Delft Holanda
Leeuwenhoek nos introdujo en el mundo microscópico compuesto por millares de diferentes especies de seres diminutos, que formaban parte de nuestra vida, algunos muy feroces y mortíferos, otros útiles y beneficiosos Genéricamente hemos llamado microbios a estos gérmenes y su conocimiento ha marcado la evolución de la sanidad. Pero el nunca le dio un valor de Patógenos
No tenía formación universitaria. La Biblia, en holandés, era su único libro. ¡Su curiosidad y su tesón le abrieron camino sin sospecharlo, Qué divertido sería ver las cosas aumentadas a través de una lente, que él mismo las fabricaría”
Hoy todo el mundo ha visto alguna vez un microbio. ¿Cómo explicarnos que por miles de años los hombres anduvieran a tientas sin ver lo que tenían ante sus ojos? Hoy, casi no hay nadie que no los haya contemplado haciendo cabriolas en la pantalla de algún cinematógrafo; gentes de escasa instrucción los han visto nadar bajo las lentes de los microscopios, y el más novato de los estudiantes de Medicina está en posibilidad de mostrarnos los gérmenes de cientos de enfermedades. ¿Por qué fue tan difícil, pues, descubrir los microbios?
De pronto grita a su hija, — ¡Ven aquí! ¡Rápido! ¡En el agua de lluvia hay unos bichitos! ¡Nadan! ¡Dan vueltas! ¡Son mil veces más pequeños que cualquiera de los bichos que podemos ver a simple vista! ¡Mira lo que he descubierto!
El los llamaba «despreciables bichos» pululantes”.
Eran animalitos pequeños y extraños, que no le parecían verdaderos; por lo que los observó hasta sentir calambres en las manos. Vio por primera vez aquellos seres, y no sólo una especie, sino otra mayor que la primera, «moviéndose con gran agilidad en sus varios pies de una sutileza increíble». Descubrió una tercera especie y una cuarta, tan pequeña que no pudo discernir su forma. ¡Pero están vivas! ¡Se mueven, recorren grandes trechos en este inmenso mundo de una gota de agua! ¡Qué seres más ágiles!
Así describió Leeuwenhoek el movimiento de estos bichitos; Se detienen; quedan inmóviles, como en equilibrio sobre un punto, luego giran con la rapidez de un trompo, describiendo una circunferencia no mayor que un granito de arena». Este hombre, que aparentemente trabajaba sin plan ni método, era muy perspicaz. Nunca se lanzó a teorizar, pero era un mago en mediciones. La dificultad estaba en conseguir una medida para objetos tan pequeños. Con el ceño fruncido, musitaba: «¿De qué tamaño será realmente el más diminuto bichejo?» Ansioso por encontrar una unidad de medida, hurgó en los rincones de su memoria, entre los miles de cosas que había observado con tanto detenimiento. El resultado de sus cálculos fue: «Este animalillo es mil veces más pequeño que el ojo de un piojo grande».
Pero, ¿de dónde procedían esos extraños y minúsculos habitantes de la gota de agua?
Leeuwenhoek lavó cuidadosamente un vaso, lo secó y lo puso debajo del canalón del tejado; tomó una gotita en uno de sus tubos capilares y corrió a examinarla bajo el microscopio… ¡Sí! Allí se encontraban nadando unos cuantos bichejos… «¡Existen hasta en el agua de lluvia reciente!» Pero, en realidad, no había probado nada, pues quizá vivieran en el canalón, y el agua les arrastrara…
Entonces tomó un plato grande de porcelana, «esmaltado de azul en el interior», lo limpió esmeradamente y, saliendo a la lluvia, lo colocó encima de un gran cajón, cerciorándose de que las gotas de lluvia no salpicaran lodo dentro del plato; tiró la primera agua para que la limpieza del recipiente fuera absoluta, y después recogió en sus delgados tubitos unas gotas, regresando a su laboratorio. «Lo he demostrado. Esta agua no contiene ni un solo bicho. ¡No caen del cielo!» Conservo el agua, examinándola hora tras hora y día tras día, y al cuarto día vio que comenzaban a aparecer los diminutos bichejos junto con briznas de polvo y pequeñas hilachas.
Para este hombre, todo lo que caía en sus manos era objeto de experimentación. Un día, en sus paseos, se encontró con un anciano, se trataba de, persona de vida ordenada, que jamás bebe aguardiente y rara vez vino, y no fuma, me fijé, sin querer, en sus dientes largos y descarnados, que no los había limpiado jamás en su vida.
Tomó tras el permiso del anciano, una muestra del sarro de sus dientes. La boca de aquel hombre albergaba una nueva especie de criaturas que se deslizaba entre las otras, como una serpiente.: ¡el agua del tubito donde las introdujo parecía animada por aquellos pequeñísimos seres!
Fue el primero en observar, en la cabeza de un pececillo cuya cabeza insertó previamente en un tubo de cristal, los vasos capilares por los que pasa la sangre de las arterias a las venas, completando así la teoría de la circulación de la sangre del inglés Harvey
Parece extraño que, en ninguna de sus 112 cartas, Leeuwenhoek hiciera la menor alusión al daño que esos animalillos le podrían causar al hombre. Los había visto en el agua potable, los descubrió en la boca, años después los encontró en los intestinos de las ranas y de los caballos, y hasta en sus propias deyecciones; y observo que en algún brote de diarreas «encontraba por enjambres a estos bichitos, sin que jamás se le ocurriera que aquellos animalitos pudieran ser la causa de su mal.
Nunca ponía las cosas en relación evitaba caer en el peligro de determinar a una cosa como causa de otra.
Si bien Antonio Leeuwenhoek careció de imaginación para deducir que aquellos «despreciables bichejos» podrían ser la causa de las enfermedades, consiguió demostrar que aquellos seres microscópicos eran capaces de devorar y matar a seres mucho más grandes que ellos mismos.
«La vida se alimenta de la vida; es cruel, pero es la voluntad Divina , manifestó, Leeuwenhoek , el aceptaba y alababa todo como buen hijo de su tiempo. En aquel siglo, los investigadores no llegaron aún, como más tarde lo hizo Pasteur, al conocimiento de los microbios.
Defectos
No tenía formación científica ni le interesaba. Solo leia la Biblia
No se relacionaba, solo muy avanzado sus técnicas consistio en mostrarlas y con un escrúpulo patologico
No se fiaba de nadie
Nunca tuvo visión de conjunto

Lazzaro Spallanzani Los microbios nacen de microbios
El padre de Spallanzani estaba decidido a que su hijo estudiara letras, el joven hizo como que le interesaban los documentos legales, pero en los momentos que tenía libre se dedicaba a estudiar matemáticas, griego, francés y lógica, y durante las vacaciones observaba las fuentes, el deslizarse de las piedras sobre el agua y soñaba con llegar a comprender algún día los fuegos artificiales de los volcanes.
Vallisnieri un sabio de su tiempo, que conocio la inquietud de este niño, fue a hablar con su padre, y consiguió que Spallanzani fuera enviado a la Universidad de Reggio para emprender la carrera de ciencias.
Antes de cumplir los treinta años fue nombrado profesor en la ciudad de Reggio, donde explicaba sus lecciones ante un auditorio entusiasta que le escuchaba pasmado sobre los animalillos, aquellos seres nuevos y pequeñísimos descubiertos por Leeuwenhoek, Estos animalillos eran objeto de una controversia extraña, de una lucha enconada, y, a no ser por esto, habrían seguido siendo durante siglos curiosidades o habrían sido olvidados. La discusión giraba en torno de esta cuestión: ¿Nacen espontáneamente los seres vivos, o deben tener padres forzadamente, como todas las cosas vivientes?
En los tiempos de Spallanzani el vulgo se inclinaba por la aparición espontánea de la vida. Poner en duda que los escarabajos y las avispas son engendrados por el estiércol de vaca, es poner en duda la razón, el juicio y la experiencia». Incluso los animales tan complicados como los ratones no necesitaban tener progenitores, y si alguien dudase de esto, no tenía más que ir a Egipto, en donde encontraría los campos plagados de ratones para gran desesperación de los habitantes del país.
Spallanzani tenía ideas vehementes acerca de la generación espontánea de la vida; ante la realidad de los hechos, estimaba absurdo que los animales, aún los diminutos bichejos de Leeuwenhoek, pudieran provenir de un modo caprichoso, de cualquier cosa vieja o de cualquier revoltijo sucio. «Una ley y un orden debían predecir su nacimiento; no podían surgir al azar» Y una noche, en la soledad de su estudio, tropezó con un librito sencillo e inocente, que le demostró un nuevo procedimiento de atacar la cuestión del origen de la vida Redi es el autor de este libro que tanto entusiasmo a Spallanzani
El clérigo, Needham, católico ferviente y aficionado a hacer experimentos, iba adquiriendo celebridad en Inglaterra y en Irlanda, con la pretensión de que el caldo de carnero engendraba maravillosamente animales microscópicos. Needham dio cuenta de sus experimentos a la Real Sociedad, cuyos miembros condescendieron a tomarlo en consideración: refería Needham cómo había tomado una cierta cantidad de caldo de carnero recién retirado del fuego, como había puesto el caldo en una botella y lo había tapado perfectamente con un corcho para que no pudieran penetrar ni seres ni huevos provenientes del aire. Había calentado después la botella y su contenido en cenizas calientes, pensando: «Seguramente morirán así todos los animalillos o todos los huevos que pudieran quedar dentro de la botella». Dejó en reposo el caldo y la botella por espacio de varios días, sacó el corcho y al examinar el caldo al microscopio, lo encontró plagado de animalillos. Decía Needham a la Real Sociedad Britanica, estos animalillos sólo pueden proceder de la substancia del caldo. Esto demuestra que la vida puede surgir espontáneamente de la materia muerta!» y no era indispensable que el caldo fuera de carnero: hacía el mismo efecto una sopa de semillas o de almendras.
El descubrimiento irrito a Spallanzani , que afirmó “Los bichos no nacen espontáneamente del caldo de carnero ni de las almendras ni de cosa alguna.”.
«¿Por qué han aparecido esos animalillos en el caldo calentado y en las sopas de semillas? Pues sin duda porque Needham no calentó la botella todo el tiempo que era necesario y seguramente porque no la tapó herméticamente». Despues de hacer el experimento tapando, las botellas con corchos y calentándolas, vio que los bichos persistían, entonces, uno a uno, calentó a la llama los cuellos de las redomas hasta que, fundiéndose, quedaron perfectamente cerradas; Una vez que las tuvo selladas y dispuestas, murmuró: Ahora les hace falta un buen calentón.
Hirvió una serie de redomas durante unos cuantos minutos solamente y mantuvo otra a la temperatura de la ebullición por espacio de una hora entera. Sacó de las calderas las redomas que contenían el caldo hirviente y esperó que pasaran unos días, para ver si en ellas aparecía cualquier clase de animalillo.
Al mismo tiempo preparó una serie duplicada de caldos en redomas tapadas con corchos, no selladas a fuego, y después de hervirlas durante una hora, las puso al lado de las anteriores.
Días más tarde examinó a las redomas y el examen de las gotas de caldo procedentes de las redomas que habían sido hervidas durante una hora no encontró ningún bicho, las que sólo habían hervido unos minutos , descubrió alguno que otro animálculo; no eran microbios grandes como otros que había visto, pero de todas maneras eran seres vivientes.
Estas redomas estaban cerradas a fuego, nada ha podido penetrar en ellas procedente del exterior y, sin embargo, hay en ellas animalillos que han podido resistir la temperatura del agua hirviente.
De Las redomas que había tapado con corchos, como había hecho Needham, extrajo con unas cuantas gotas del líquido. Cada una de las redomas que habían sido tapadas con corchos, no cerradas a fuego, estaba llena de animalillos, hasta las mismas redomas encorchadas que habían sido hervidas durante una hora «eran como lagos donde nadasen peces de todas clases, desde ballenas hasta carpas», lo que hizo exclamar a Spallanzani:
“Esto significa que los animalillos que hay en el aire lograron colarse en las redomas de Needham, además, he descubierto un nuevo hecho de gran importancia: que los seres vivientes pueden soportar la temperatura del agua hirviendo y seguir vivos; para matarlos hay que mantenerlos a esta temperatura durante una hora.
Después lanzó a la cabeza del pobre Needham un brillante trabajo lleno de ironía que conmovió al mundo científico en sus cimientos.
La pregunta que mas inquietaba a Spallanzani era: ¿Cuál es la causa de que animalillos sean engendrados en el caldo de carnero aún después de haberlo calentado, ?
Se olvidó de sus deberes religiosos, de los grandes auditorios de estudiantes y las hermosas damas a quienes entusiasmaba visitar su museo, se arremangó hasta el codo y se lanzó a la tarea, no ante la mesa de su estudio, sino ante la del laboratorio; no con pluma, sino con sus redomas, sus semillas y sus microbios.
Resumen
No etiquetó claramente a estos animalillos como microbios, y ni siquiera pensó que fueron causantes de enfermedades.
Este hombre inteligente y ordenado y buscador, no tenia un medio científico que le llevara por el camino que lo pequeño puede ser dañino y todo lo que lleva consigo. Tuvo siempre un auditorio y como todos los científicos tenia enorme broncas al menos en misivas con Needham

Louis Pasteur Los microbios son una amenaza!
Treinta y dos años después de la muerte del gran Spallanzani,
Se diseñaban nuevos microscopios, pero nadie se preocupó durante este tiempo a pesar de los descubrimientos que se estaban llevando a cabo, sobre todo en locomoción, de los animalitos En octubre de 1831, un niño de nueve años, había sido mordido en la pierna por un lobo rabioso
En el transcurso de varias semanas, ocho víctimas más del lobo rabioso murieron con las gargantas resecas por los sofocantes tormentos de la hidrofobia.
Pasteur pregunto a su padre. ¿Qué es lo que vuelve rabiosos a los lobos y a los perros, padre? ¿Por qué mueren las personas cuando son mordidas por perros rabiosos? Cosas del demonio o algo similar contestó el padre: en 1831 nadie conocía la causa de la muerte de las personas mordidas por perros rabiosos, pues el origen de todas las enfermedades era un misterio.
Pasteur era un muchacho atareado y meticuloso, que en absoluto llamaba la atención. Su tiempo libre lo ocupaba en pintar paisajes del río que corría próximo a la curtiduría. Sus modelos eran sus hermanas, que terminaban aquellas sesiones con el cuello tieso y las espaldas doloridas.
En Cagniard de la Tour, andaba manipulando en 1837 con las cubas de fermentación de la fábricas de cerveza; recogió unas cuantas gotas espumosas de una de esas cubas y al observarlas al microscopio notó que de las paredes de los diminutos glóbulos de levadura allí presentes brotaban yemas como las que salen de las semillas al germinar. Investigaciones ulteriores le dejaron convencido de que ningún cocimiento de cebada y lúpulo se convertía en cerveza de no estar presentes, levaduras vivas y en pleno desarrollo.
Cuando tenía veintiséis años; después de mucho examinar montones de diminutos cristales, descubrió que había cuatro clases de ácido tartárico en lugar de dos; que en la Naturaleza hay una gran variedad de compuestos extraños exactamente iguales, excepto en que unos son como las imágenes de un espejo de los otros.
Un mes después, convertido Pasteur en colega de sabios tres veces más viejos que él, recibía felicitaciones de los químicos consagrados.
Instalado en la ciudad de Lila, pretendió flirtear con las ciencias y sufrio una llamada de atención de los industriales. Le advirtieron que la ciencia pura estaba muy bien, pero que lo que ellos necesitaban, era una íntima cooperación entre la ciencia y la industria. Si usted aumenta el azúcar de las remolachas y obtenemos mayor producción de alcohol, entonces verá como le ayudamos a usted y a su laboratorio.
Monsieur Bigo, destilador de alcohol, comento a Pasteur: Tenemos dificultades con la fermentación, ayudenos.
Encontró que un frasco que contenía substancia procedente de una cuba enferma, y encontró que no había fermentos. Hay aquí unas motitas grises pegadas a las paredes del frasco y otras cuantas flotando en la superficie del líquido. No existen en el otro líquido donde hay fermentos y alcohol. Consiguió separar una de aquellas motitas, y colocándola en una gota de agua pura la examinó al microscopio. ! No encontró glóbulos de fermento, sino algo totalmente diferente: grandes masas móviles y enredadas de seres como bastoncitos, sueltos unos, a la deriva otros, como cadenas de botecillos, agitados todos por una vibración incesante y extraña, apenas se atrevió a hacer conjeturas acerca de su tamaño, pues eran mucho más pequeños que los fermentos; sólo medían una milésima de milímetro.
—Estos bastoncitos del líquido de las cubas enfermas están vivos, son ellos los que producen el ácido de la leche agria; tal vez entablan lucha con los fermentos y los venzan. ¡Son los fermentos del ácido láctico, del mismo modo que la levadura es el fermento del alcohol!
Iideó un medio de cultivo: tomó levadura seca, la hirvió en agua pura y la filtró para obtener un líquido perfectamente transparente, al que añadió una cierta cantidad de azúcar y un poco de carbonato de cal para impedir que el líquido tomase carácter ácido. Con la punta de una aguja muy fina pescó después una motita gris en el líquido de una fermentación defectuosa y con todo cuidado la sembró en el nuevo caldo, colocó el frasco en una estufa de cultivo y se dispuso a esperar.
El día siguiente transcurrió sin variación, y hacia la noche, encontró muchas motitas grises nuevas como las que sembró, y de algunas de ellas suben rosarios de burbujitas, ¡todas ellas están soltando burbujas!
Pasteur, afirmó que aquellos bastoncitos eran la causa de las malas fermentaciones. Unos animalillos sumamente pequeños eran capaces de transformar el azúcar en ácido láctico, cosa que ningún hombre había logrado hasta entonces. I

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«Los fermentos que me ha revelado el microscopio en las cubas de fermentación sanas son los que transforman el azúcar en alcohol; es indudable que son los fermentos los que fabrican la cerveza a partir de la cebada, y es seguro que son los fermentos los que transforman las uvas en vino, aún no he podido demostrarlo; pero estoy seguro de ello»
Pero el mundo de la ciencia le era hostil, Liebig, el gran alemán, el príncipe de los químicos, el gran sacerdote de la química, era contrario a las ideas de Pasteur.
—Lo que tengo que hacer es cultivar fermentos en un medio que carezca de albúmina, y con azúcar suficiente, los fermentos, no dejan de trabajar en tres meses o aun más.
Encontró después otra clase de fermentos que transformaban el azúcar en ácido butírico. en el campo del microscopio,: vio que en el centro de la gota se movían animadamente en todas direcciones, pero que al correr suavemente la preparación, sin intención tal vez, hasta que el borde de la gota quedase bajo el objetivo, no se movían, estaban quietos. Los mata el aire, había descubierto un fermento nuevo, un diminuto animal que tenía la propiedad de transformar el azúcar en ácido butírico, y que además, había comprobado que estos animales podían vivir, jugar, moverse y realizar su función sin necesidad de aire. El mismo aire los mataba. El primer ejemplo de animales microscópicos que pueden vivir sin aire.
Leeuwenhoek había visto la misma cosa doscientos años antes pero no las había interpetado, su mirada era mas concreta, no le interesaba el peri mundo de los microbios, , y cien años más tarde Spallanzani se había quedado asombrado al descubrir la existencia de seres microscópicos que pueden vivir sin respirar. Es muy probable que Pasteur desconociese estos descubrimientos de sus predecesores.

Pasteur realizó curiosos experimentos que tardaron tres años en llegar a término; llenó parcialmente varios matraces, unos con leche, otros con orina, los calentó en agua hirviendo, fundió al soplete los cuellos para dejarlos bien cerrados, y en esta forma los conservó años enteros. Llegando el día fijado, los abrió para demostrar que la leche y la orina estaban en perfecto estado de conservación y que el aire contenido en los matraces conservaba casi todo su oxígeno; no habiendo microbios, no se echaba a perder la leche. Pasteur, lo mismo que Spallanzani, no podía admitir que los microbios procediesen de la materia inerte de la leche, o de la manteca. ¡Era seguro que los microbios debían tener progenitores! Pasteur, era, un buen católico.
En estas circunstancias, llegó un buen día Balard al laboratorio de Pasteur. Balard no era hombre ambicioso, no sentía deseos de realizar todos los descubrimientos posibles en el mundo; haber descubierto el bromo era bastante para la vida de un hombre—, pero le gustaba husmear lo que sucedía en los laboratorios de los demás. «Comprenderá usted que, al penetrar el aire a medida que va enfriándose el matraz, el polvo y los gérmenes que éste arrastra por el cuello angosto, pero quedan retenidos por la humedad de sus paredes», dijo Balard.
—Perfectamente; pero, ¿cómo podemos comprobar esto? —preguntó Pasteur, intrigado.
—Coja usted uno de esos mismos matraces que ha tenido en la estufa tantos días, un matraz, donde no hayan aparecido seres vivientes, y agítelo, para que el caldo moje la parte del tubo estirada en forma de cuello de cisne. Vuélvalo a meter en la estufa y mañana, por la mañana se encontrará usted enturbiado el caldo por grandes colonias de animalillos, hijos de los que quedaron adheridos al cuello del matraz.
Pasteur siguió estas instrucciones, y todo salió según había predicho Balard. Poco después, en una brillante reunión, refirió Pasteur en términos elocuentes el experimento que había llevado a cabo con los matraces de cuello de cisne.
“Jamás podrá rehacerse la doctrina de la generación espontánea del golpe mortal que le he asestado con este sencillo experimento”, manifestó.
Un ensayo que le obligó a deslizarse por los glaciares., del norte de Francia donde la atmosfera estaba poco contaminada
—La atmósfera es tan tranquila, tan apacible en este lugar —dijo Pasteur a sus ayudantes—, que apenas si habrá polvo y ningún microbio.
Volvió a repetir los experimentos con los matraces , y. lo hizo en lugares como cuevas que suponía no había contaminación y al aire libre.
De los diez matraces que abrimos en las cuevas del Observatorio, hay nueve perfectamente transparentes, sin un solo microbio. Todos los que abrimos en el patio están turbios, llenos de colonias de seres vivos. Es el aire el vehículo que los lleva hasta el caldo de cultivo; entran con el polvo del aire.
Recogió los matraces restantes y tomó el tren: era la época de las vacaciones de verano, cuando descansaban los demás profesores. Fue a su casa natal, en las montañas del Jura, y trepó al monde Popet, en donde abrió veinte matraces—, después a Suiza, y arrostrando peligros, dejó penetrar, silbando, el aire en otros veinte matraces, en las faldas del Mont Blanc, y encontró, como esperaba, que cuando más se elevaba, menor era el número de matraces enturbiados por las colonias de microbios.
La cosa está resultando como debe ser— exclamó, cuanto mayor es la altura y más puro el aire, hay menos polvo y menor número, por tanto, de microbios adheridos a las partículas de éste.

En Arbois, la industria vinícola estaba en grave peligro y de nuevo Pasteur se decide salvarla. Tomó botellas de vino, vino amargo, vino viscoso, vino grasiento; sabía; por las investigaciones que había efectuado en otra época, que eran los fermentos los que transformaban el mosto en vino, y tenía la convicción de que el culpable de que los vinos se echasen a perder era otro ser microscópico.
Y así era: en cuanto examinó al microscopio las muestras de vinos grasientos, encontró un hormiguero de curiosos microbios, muy pequeños; ensartados unos con otros, como las cuentas de un rosario; que las de vino amargo estaban infectadas por otra especie microbiana y aun había otra diferente en los vinos agriados. Pasteur y Duclaux se pusieron a trabajar en un laboratorio improvisado; atacaron a fondo el problema de impedir la presencia de los microbios perjudiciales en los vinos sanos, y descubrieron por último que si, una vez terminada la fermentación, se calienta suavemente el vino, por bajo del punto de ebullición, morían todos los microbios que no desempeñaban papel alguno en el vino y se conservaba éste sano.
A esta técnica se le llama “pasteurización “
En 1861, Dumas, su viejo profesor, le piidio que le ayudara con un problema que tenían los gusanos de seda. Aunque en principio no le gusto la faena, el amor a su maestro lo hizo aceptar el trabajo. “Estoy a su disposición; haga usted de mí lo que quiera “.
En Aliáis se enteró de que los gusanos de seda fabrican un capullo en torno suyo y se convertían en crisálida en su interior; se enteró de que la crisálida se transforma en mariposa que sale del capullo y pone huevos que, incubados, dan origen a nuevos contingentes de gusanos de seda a la primavera siguiente. Los criadores de gusanos de seda, le dijeron que la enfermedad que los mataba se llamaba pebrina, a causa de las manchitas negras parecidas a la pimienta de que se cubrían los gusanos enfermos.
Después de una serie de meses interminables, Pasteur reflexionaba: Por lo menos he conseguido reunir unas cuantas camadas de gusanos sanos. ¿Morirán si los alimentos con hojas de moreras manchadas con las deyecciones de gusanos enfermos? «Ensayó y los gusanos sanos murieron; pero desgraciadamente, este experimento fue otro fiasco, porque en lugar de cubrirse de manchitas negras y morir lentamente, los gusanos atacados de pebrina sujetos al experimento, pasaron a mejor vida en setenta y dos horas. Descorazonado Pasteur, suspendió los experimentos; sus fieles ayudantes estaban preocupados. ¿Por qué no intentaba otra vez el mismo experimento? Gernez fue enviado al norte de Francia para estudiar los gusanos de seda de Valenciennes, y Pasteur, sin una razón bien determinada, le escribió recomendándole repitiese allí el experimento que había fracasado anteriormente. Gernez tenía unas cuantas carnadas de gusanos y la convicción, además, independiente del criterio de su maestro, que los globulitos en cuestión eran seres vivos, parásitos, asesinos de los gusanos de seda. Escogió cuarenta gusanos en buen estado de salud y los alimentó con hojas de morera buenas y sanas que no habían sido utilizadas por gusanos enfermos. Estos gusanos tejieron veintisiete capullos hermosos y en las mariposas que de ellos salieron no encontró glóbulos. Manchó otras hojas con mariposas enfermas machacadas y las dio a comer a los gusanos nacidos el día anterior, gusanos que vivieron una muerte lenta, y cubrieron de motitas negras y tenían los cuerpos llenos de glóbulos subdivisibles. Con más hojas manchadas con mariposas machacadas alimentó gusanos que se disponían a tejer sus capullos, y así lo hicieron; pero las mariposas a que dieron vida estaban plagadas de glóbulos y se malograron los gusanos procedentes de sus huevos. Gernez fue presa de gran agitación, que aumentó cuando las noches que pasó pegado al microscopio, le mostraron que los glóbulos aumentaban enormemente en número a medida que los gusanos caminaban a la muerte.
Gernez se apresuró a reunirse con Pasteur, a quien dijo: ¡Ya está resuelta la cuestión! Los globulitos están vivos, son parásitos, son los que hacen enfermar a los gusanos.
Los pequeños corpúsculos no son sólo señal de la enfermedad, sino también la causa. Los globulitos están vivos, se multiplican, se infiltran por todas partes del cuerpo de las mariposas.
Pasteur se dio cuenta entonces de que los globulitos causantes de la pebrina procedían de fuera de los gusanos, no nacían en su interior, y emprendió largas peregrinaciones para enseñar a los campesinos la manera de preservar a los gusanos sanos de toda contaminación por las hojas manchadas por gusanos enfermos.
Seis años estuvo luchando Pasteur con las enfermedades de los gusanos de seda; no había acabado de solucionarlo, cuando atacó otra enfermedad a estos desgraciados animalillos: pero ya conocía el terreno que pisaba, tardó poco en descubrir el microbio de la nueva plaga.
Pasteur tras una hemorragia cerebral, quedó paralítico de un lado, pero se dedicó a leer con todo ardor el libro del doctor Smiles «Auto-ayuda», y resolvió continuar su obra con toda energía, no obstante su impedimento. Cuando debía haber continuado en cama o haber ido a reponerse a la orilla del mar, se puso de pie, vacilante, y salió cojeando a tomar el tren para el Mediodía de Francia, alegando indignado, que sería criminal no acabar de salvar los gusanos de seda, cuando tanta pobre gente se moría de hambre.
Resumen
Pasteur, era un superdotado de mirada y cultura amplia, que tenia relaciones amplias a las que no dudaba en consultar
Pasteur es el modelo de investigador que el mundo necesita
Unica referencia
Paul Kruif. Cazadores de microbios

SAPIENS El libro de Harari 1

SAPIENS El libro de Harari 1
Los dos últimos libros de Yuval Noah Harari han impactado a los lectores que de una manera psudocientifica y casi novelada, nos introducen en este mundo maravilloso de la evolución del homo sapiens sapiens. No tienen ningún orden con respecto a los originales.
Este articulo no tienen mas misión, que divulgar lo divulgado.
Este es el primer resumen de los libros de Harari
Hace 13,5 millones de años aparecen posiblemente tras el Big Bang, la materia, energía en tiempo y espacio. Es necesario esperar hasta 300 000 años después, para que se formen átomos y moléculas y se de así paso a la biología. Hace 3800 millones de años aparecen en un planeta llamado tierra , que es el nuestro, los primeros organismos que dan lugar a la vida.
Pero lo que nos interesa, “nuestro Homo Sapiens” no aparece hasta hace 70000 años y aquí empieza la historia.
La necesidad que tenemos los sapiens de clasificar nos permite la comprensión , que está sometida a errores, pero hasta ahora no tenemos otra herramienta. La clasificación difumina los bordes de lo clasificado
Con el homo hace 70000 años empieza la revolución cognitiva, hace 12000 años se llega a la revolución agrícola y hace 500 años pasamos a la revolución científica.
Hace dos millones de años en áfrica oriental, existían unos grupos humanos que tenían una organización no diferente a los demás grupos de animales. No se podía imaginar entonces que una parte de estos grupos iba a evolucionar de forma absolutamente diferente a como lo hacen el resto los animales. Dice Harari que estos primeros homínidos no tenían nada de especial, eran animales insignificantes que no modificaban el ambiente de forma diferente a como lo hacían el resto de los animales.
Cuando dos individuos de la misma especie, se aparean entre si y dan lugar a descendientes fértiles. A esto se le llama una especie. Las especies que evoluciónan desde un ancestro común se agrupan bajo la denominación de género. Y de ellos se forman las familia.
El homo sapien también pertenece una familia aunque existen grandes dudas sobre cómo evoluciona este sapiens desde otros homínidos. Durante mucho tiempo se intentó situar a este spiens como única y espontánea, pero la mayoría de los investigadores nos colocan en una gran familia; que es la de los grandes simios. Nuestros parientes próximos son los chimpancés, los gorilas y los orangutanes. Hace unos seis millones de años una hembra de simio tuvo dos hijas una se convirtió en chimpancé y la otra es nuestra abuela.
Durante 10.000 años nuestra especie ha sido, la única especie humana de este planeta . Pero el significado real de la palabra humano es «un animal que pertenece al género Homo», y hubo otras muchas especies de este género además de Homo sapiens.
Desde hace unos 2,5 millones de años, y a partir de un género anterior de simios llamado Australopithecus, «simio austral», despues de 500 millones de años, estos hombres y mujeres se desplazaron desde sus asientos primitivos a extensas áreas del norte de África, Europa y Asia y se instalaron en ellas.
Desde las calientes junglas de Indonesia, las poblaciones humanas evolucionaron en direcciones diferentes y motivados por los cambios; climáticos, alimenticios, enfermedades y en general por un nuevo medio ambiente se transformaron en distintos tipos de homínidos .
El resultado fueron varias especies distintas, a cada una de las cuales los científicos han asignado un pomposo nombre en latín.
Los humanos en Europa y Asia occidental evolucionaron en Homo neanderthalensis («hombre del valle del Neander»), eran más corpulentos, y estaban bien adaptados al clima frío de la Eurasia occidental de la época de las glaciaciones. Las regiones más orientales de Asia estaban pobladas por Homo erectus, «hombre erguido», que sobrevivió allí durante cerca de dos millones de años, lo que hace de ella la especie humana más duradera de todas. Es improbable que este récord sea batido incluso por nuestra propia especie. En la isla de Java, en Indonesia, vivió Homo soloensis, «el hombre del valle del Solo», que estaba adaptado a la vida en los trópicos. En otra isla indonesia, la pequeña isla de Flores, los humanos arcaicos experimentaron un proceso de nanismo. Probablemente estos homos llegaron a la isla Flores cuando el nivel del mar era bajo y la isla era fácilmente accesible desde el continente. Y de nuevo cuando el nivel del mar subió, algunas personas quedaron atrapadas en la isla, que se fue empobreciendo, posiblemente ya lo era de antes, y las personas corpulentas o por lo menos de estructura media, que necesitan más alimentos , fueron las primeras en morir. Los individuos más pequeños sobrevivieron mucho mejor. A lo largo de generaciones, las gentes de Flores se convirtieron en enanos. Los individuos de esta especie única, que los científicos conocen como Homo floresiensis, alcanzaban una altura máxima de solo un metro, y no pesaban más de 25 kilogramos. No obstante, eran capaces de producir utensilios de piedra, e incluso ocasionalmente consiguieron capturar a algunos de los elefantes de la isla (aunque, para ser justos, los elefantes eran asimismo una especie enana).
En 2010, en la cueva Denisova, en Siberia, se encontró un hueso del dedo fósil, cuyo análisis de ADN mostro pertenecía a una especie nueva a la que se llamo Homo denisova.
Estos humanos evolucionaban en Europa y Asia, lpero la evolución en África oriental no se detuvo. La cuna de la humanidad continuó formando numerosas especies nuevas, como Homo rudolfensis, «hombre del lago Rodolfo», Homo ergaster, «hombre trabajador», y finalmente nuestra propia especie, a la que de manera inmodesta bautizamos como Homo sapiens, «hombre sabio».
Recientemente se ha hecho un nuevo descubrimiento, Homo naledi (del latín homo, «hombre», y del sesotho naledi, «estrella») es una especie de homínido extinto del género Homo que vivió en lo que ahora es Sudáfrica. La especie ha sido descrita en septiembre del 2014 por Berger y colaboradores a partir de los fósiles de al menos 15 individuos de edades diferentes encontrados en la cámara Dinaledi de la cueva Rising Star, cerca de Johannesburgo (Sudáfrica),
Los componentes de estos homínidos eran de morfología, unos altos, otros de altura media y enanos. Algunos eran cazadores temibles y otros apacibles recolectores de plantas. Su asiento era diferentes dependiendo de su ingenio y adaptación al medio, pero todos pertenecían al género Homo. Todos eran seres humanos-
La idea de que la evolución fue lineal no se soporta en nuestros días, la idea de que el: H. ergaster engendró a H. erectus, este a los neandertales, y los neandertales evolucionaron y fueron nuestro origen a nosotros, no parece acertada . Lo cierto es que desde hace unos 2 millones de años hasta hace aproximadamente 10.000 años, el mundo fue el hogar, a la vez, de varias especies humanas. En la actualidad hay muchas especies de zorros, osos y cerdos. La Tierra de hace cien milenios fue hollada por al menos seis especies diferentes de hombres.
Las especies humanas comparten varias características distintivas, A pesar de sus muchas diferencias. La más notable es que los humanos tienen un cerebro extraordinariamente grande en comparación con el de otros animales. Los mamíferos que pesan 60 kilogramos tienen en promedio un cerebro de 200 centímetros cúbicos. Los primeros hombres y mujeres, de hace 2,5 millones
A pesar de sus muchas diferencias, todas las especies humanas comparten varias características distintivas. La más notable es que los humanos tienen un cerebro extraordinariamente grande en comparación con el de otros animales. Los mamíferos que pesan 60 kilogramos tienen en promedio un cerebro de 200 centímetros cúbicos. Los primeros hombres y mujeres, de hace 2,5 millones de años, tenían un cerebro de unos 600 centímetros cúbicos. Los sapiens modernos tienen un volumen cerebral promedio de 1.200-1.400 centímetros cúbicos. El cerebro de los neandertales era aún mayor.
El hecho de que la evolución seleccionara a favor de cerebros mayores nos puede parecer, digamos, algo obvio. Estamos tan prendados de nuestra elevada inteligencia que asumimos que cuando se trata de potencia cerebral, más tiene que ser mejor. Pero si este fuera el caso, la familia de los felinos también habría engendrado gatos que podrían hacer cálculos. ¿Por qué es el género Homo el único de todo el reino animal que ha aparecido con estas enormes máquinas de pensar?
El hecho es que un cerebro colosal es un desgaste colosal en el cuerpo. No es fácil moverlo por ahí, en especial cuando está encerrado en un cráneo enorme. Es incluso más difícil de aprovisionar. En Homo sapiens, el cerebro supone el 2-3 por ciento del peso corporal total, pero consume el 25 por ciento de la energía corporal cuando el cuerpo está en reposo. En comparación, el cerebro de otros simios requiere solo el 8 por ciento de la energía en los momentos de reposo. Los humanos arcaicos pagaron por su gran cerebro de dos maneras. En primer lugar, pasaban más tiempo en busca de comida. En segundo lugar, sus músculos se atrofiaron. Al igual que un gobierno que reduce el presupuesto de defensa para aumentar el de educación, los humanos desviaron energía desde los bíceps a las neuronas. No es en absoluto una conclusión inevitable que esto sea una buena estrategia para sobrevivir en la sabana. Un chimpancé no puede ganar a Homo sapiens en una discusión, pero el simio puede despedazar al hombre como si fuera una muñeca de trapo.
Hoy en día nuestro gran cerebro nos compensa magníficamente, porque podemos producir automóviles y fusiles que nos permiten desplazarnos mucho más deprisa que los chimpancés y dispararles desde una distancia segura en lugar de pelear con ellos. Pero coches y armas son un fenómeno reciente. Durante más de dos millones de años, las redes neuronales humanas no cesaron de crecer, aunque dejando aparte algunos cuchillos de pedernal y palos aguzados, los humanos tenían muy poca cosa que mostrar. ¿Qué fue entonces lo que impulsó la evolución del enorme cerebro humano durante estos dos millones de años? Francamente, no lo sabemos.
Otro rasgo humano singular es que andamos erectos sobre dos piernas. Al ponerse de pie es más fácil examinar la sabana en busca de presas o de enemigos, y los brazos que son innecesarios para la locomoción quedan libres para otros propósitos, como lanzar piedras o hacer señales. Cuantas más cosas podían hacer con las manos, más éxito tenían sus dueños, de modo que la presión evolutiva produjo una concentración creciente de nervios y de músculos finamente ajustados en las palmas y los dedos. Como resultado, los humanos pueden realizar tareas muy intrincadas con las manos. En particular, puede producir y usar utensilios sofisticados. Los primeros indicios de producción de utensilios datan de hace unos 2,5 millones de años, y la fabricación y uso de útiles son los criterios por los que los arqueólogos reconocen a los humanos antiguos.
Pero andar erguido tiene su lado negativo. El esqueleto de nuestros antepasados primates se desarrolló durante millones de años para sostener a un animal que andaba a cuatro patas y tenía una cabeza relativamente pequeña. Adaptarse a una posición erguida era todo un reto, especialmente cuando el andamiaje tenía que soportar un cráneo muy grande. La humanidad pagó por su visión descollante y por sus manos industriosas con dolores de espalda y tortícolis.
Las mujeres pagaron más. Una andadura erecta requería caderas más estrechas, lo que redujo el canal del parto, y ello precisamente cuando la cabeza de los bebés se estaba haciendo cada vez mayor. La muerte en el parto se convirtió en un riesgo importante para las hembras humanas. A las mujeres que parían antes, cuando el cerebro y la cabeza del niño eran todavía relativamente pequeños y flexibles, les fue mejor y vivieron para tener más hijos. Por consiguiente, la selección natural favoreció los nacimientos más tempranos. Y, en efecto, en comparación con otros animales, los humanos nacen prematuramente, cuando muchos de sus sistemas vitales están todavía subdesarrollados. Un potro puede trotar poco después de nacer; un gatito se separa de la madre para ir a buscar comida por su cuenta cuando tiene apenas unas pocas semanas de vida. Los bebés humanos son desvalidos, y dependientes durante muchos años para su sustento, protección y educación.
Este hecho ha contribuido enormemente tanto a las extraordinarias capacidades sociales de la humanidad como a sus problemas sociales únicos. Las madres solitarias apenas podían conseguir suficiente comida para su prole y para ellas al llevar consigo niños necesitados. Criar a los niños requería la ayuda constante de otros miembros de la familia y los vecinos. Para criar a un humano hace falta una tribu. Así, la evolución favoreció a los que eran capaces de crear lazos sociales fuertes. Además, y puesto que los humanos nacen subdesarrollados, pueden ser educados y socializados en una medida mucho mayor que cualquier otro animal. La mayoría de los mamíferos surgen del seno materno como los cacharros de alfarería vidriada salen del horno de cochura: cualquier intento de moldearlos de nuevo los romperá. Los humanos salen del seno materno como el vidrio fundido sale del horno. Pueden ser retorcidos, estirados y modelados con un sorprendente grado de libertad. Esta es la razón por la que en la actualidad podemos educar a nuestros hijos para que se conviertan en cristianos o budistas, capitalistas o socialistas, belicosos o pacifistas.
Suponemos que un cerebro grande, el uso de utensilios, capacidades de aprendizaje superiores y estructuras sociales complejas son ventajas enormes. Resulta evidente que estas hicieron del ser humano el animal más poderoso de la Tierra. Pero los humanos gozaron de todas estas ventajas a lo largo de dos millones de años, durante los cuales siguieron siendo criaturas débiles y marginales. Así, los humanos que vivieron hace un millón de años, a pesar de su gran cerebro y de sus utensilios líticos aguzados, vivían con un temor constante a los depredadores, raramente cazaban caza mayor, y subsistían principalmente mediante la recolección de plantas, la captura de insectos, la caza al acecho de pequeños animales y comiendo la carroña que dejaban otros carnívoros más poderosos.
Uno de los usos más comunes de los primeros utensilios de piedra fue el de romper huesos con el fin de llegar a la médula. Algunos investigadores creen que este fue nuestro nicho original. De la misma manera que los picos carpinteros se especializan en extraer insectos de los troncos de los árboles, los primeros humanos se especializaron en extraer el tuétano de los huesos. ¿Por qué la médula? Bueno, supongamos que observamos a una manada de leones abatir y devorar una jirafa. Esperamos pacientemente hasta que han terminado. Pero todavía no es nuestro turno, porque primero las hienas y después los chacales (y no nos atrevemos a interferir con ellos) aprovechan lo que queda. Solo entonces nosotros y nuestra banda nos atrevemos a acercarnos al cadáver, miramos cautelosamente a derecha e izquierda, y después nos dedicamos al único tejido comestible que queda.
Esto es fundamental para comprender nuestra historia y nuestra psicología. La posición del género Homo en la cadena alimentaria estuvo, hasta fecha muy reciente, firmemente en el medio. Durante millones de años, los humanos cazaban animales más pequeños y recolectaban lo que podían, al tiempo que eran cazados por los depredadores mayores. Fue solo hace 400.000 años cuando las diversas especies de hombre empezaron a cazar presas grandes de manera regular, y solo en los últimos 100.000 años (con el auge de Homo sapiens) saltó el hombre a la cima de la cadena alimentaria.
Este salto espectacular desde la zona media a la cima tuvo consecuencias enormes. Otros animales de la cumbre de la pirámide, como leones y tiburones, evolucionaron hasta alcanzar tal posición de manera muy gradual, a lo largo de millones de años. Esto permitió que el ecosistema desarrollara frenos y equilibrios que impedían que los leones y los tiburones causaran excesivos destrozos. A medida que los leones se hacían más mortíferos, las gacelas evolucionaron para correr más deprisa, las hienas para cooperar mejor y los rinocerontes para tener más mal genio. En cambio, la humanidad alcanzó tan rápidamente la cima que el ecosistema no tuvo tiempo de adecuarse. Además, tampoco los humanos consiguieron adaptarse. La mayoría de los depredadores culminales del planeta son animales majestuosos. Millones de años de dominio los han henchido de confianza en sí mismos. Sapiens, en cambio, es más como el dictador de una república bananera. Al haber sido hasta hace muy poco uno de los desvalidos de la sabana, estamos llenos de miedos y ansiedades acerca de nuestra posición, lo que nos hace doblemente crueles y peligrosos. Muchas calamidades históricas, desde guerras mortíferas hasta catástrofes ecológicas, han sido consecuencia de este salto demasiado apresurado.
Un paso importante en el camino hasta la cumbre fue la domesticación del fuego. Algunas especies humanas pudieron haber hecho uso ocasional del fuego muy pronto, hace 800.000 años. Hace unos 300.000 años, Homo erectus, los neandertales y Homo sapiens usaban el fuego de manera cotidiana. Ahora los humanos tenían una fuente fiable de luz y calor, y un arma mortífera contra los leones que rondaban a la busca de presas. No mucho después, los humanos pudieron haber empezado deliberadamente a incendiar sus inmediaciones. Un fuego cuidadosamente controlado podía convertir espesuras intransitables e improductivas en praderas prístinas con abundante caza. Además, una vez que el fuego se extinguía, los emprendedores de la Edad de Piedra podían caminar entre los restos humeantes y recolectar animales, nueces y tubérculos quemados.
Pero lo mejor que hizo el fuego fue cocinar. Alimentos que los humanos no pueden digerir en su forma natural (como el trigo, el arroz y las patatas) se convirtieron en elementos esenciales de nuestra dieta gracias a la cocción. El fuego no solo cambió la química de los alimentos, cambió asimismo su biología. La cocción mataba gérmenes y parásitos que infestaban los alimentos. A los humanos también les resultaba más fácil masticar y digerir antiguos platos favoritos como frutas, nueces, insectos y carroña si estaban cocinados. Mientras que los chimpancés invierten cinco horas diarias en masticar alimentos crudos, una única hora basta para la gente que come alimentos cocinados.
El advenimiento de la cocción permitió que los humanos comieran más tipos de alimentos, que dedicaran menos tiempo a comer, y que se las ingeniaron con dientes más pequeños y un intestino más corto. Algunos expertos creen que hay una relación directa entre el advenimiento de la cocción, el acortamiento del tracto intestinal humano y el crecimiento del cerebro humano. Puesto que tanto un intestino largo como un cerebro grande son extraordinarios consumidores de energía, es difícil tener ambas cosas. Al acortar el intestino y reducir su consumo de energía, la cocción abrió accidentalmente el camino para el enorme cerebro de neandertales y sapiens.[1]
El fuego abrió también la primera brecha importante entre el hombre y los demás animales. El poder de casi todos los animales depende de su cuerpo: la fuerza de sus músculos, el tamaño de sus dientes, la envergadura de sus alas. Aunque pueden domeñar vientos y corrientes, son incapaces de controlar estas fuerzas naturales, y siempre están limitados por su diseño físico. Las águilas, por ejemplo, identifican las columnas de corrientes térmicas que se elevan del suelo, extienden sus alas gigantescas y permiten que el aire caliente las eleve hacia arriba. Pero las águilas no pueden controlar la localización de las columnas, y su capacidad de carga máxima es estrictamente proporcional a su envergadura alar.
Cuando los humanos domesticaron el fuego, consiguieron el control de una fuerza obediente y potencialmente ilimitada. A diferencia de las águilas, los humanos podían elegir cuándo y dónde prender una llama, y fueron capaces de explotar el fuego para gran número de tareas. Y más importante todavía, el poder del fuego no estaba limitado por la forma, la estructura o la fuerza del cuerpo humano. Una única mujer con un pedernal o con una tea podía quemar todo un bosque en cuestión de horas. La domesticación del fuego fue una señal de lo que habría de venir
A pesar de los beneficios del fuego, hace 150.000 años los humanos eran todavía criaturas marginales. Ahora podían asustar a los leones, caldearse durante las noches frías e incendiar algún bosque. Pero considerando todas las especies juntas, aun así no había más que quizá un millón de humanos que vivían entre el archipiélago Indonesio y la península Ibérica, un mero eco en el radar ecológico.
Nuestra propia especie, Homo sapiens, ya estaba presente en el escenario mundial, pero hasta entonces se ocupaba únicamente de sus asuntos en un rincón de África. No sabemos con exactitud dónde ni cuándo animales que pueden clasificarse como Homo sapiens evolucionaron por primera vez a partir de algún tipo anterior de humanos, pero la mayoría de los científicos están de acuerdo en que, hace 150.000 años, África oriental estaba poblada por sapiens que tenían un aspecto igual al nuestro. Si uno de ellos apareciera en una morgue moderna, el patólogo local no advertiría nada peculiar. Gracias a la bendición del fuego tenían dientes y mandíbulas más pequeños que sus antepasados, a la vez que tenían un cerebro enorme, igual en tamaño al nuestro.
Los científicos también coinciden en que hace unos 70.000 años sapiens procedentes de África oriental se extendieron por la península Arábiga y, desde allí, invadieron rápidamente todo el continente euroasiático (véase el mapa 1).

MAPA 1. Homo sapiens conquista el planeta.
Cuando Homo sapiens llegó a Arabia, la mayor parte de Eurasia ya estaba colonizada por otros humanos. ¿Qué les ocurrió? Existen dos teorías contradictorias. La «teoría del entrecruzamiento» cuenta una historia de atracción, sexo y mezcla. A medida que los inmigrantes africanos se extendían por todo el mundo, se reprodujeron con otras poblaciones humanas, y las personas actuales son el resultado de ese entrecruzamiento.
Por ejemplo, cuando los sapiens alcanzaron Oriente Próximo y Europa, encontraron a los neandertales. Estos humanos eran más musculosos que los sapiens, poseían un cerebro mayor y estaban mejor adaptados a los climas fríos. Empleaban utensilios y fuego, eran buenos cazadores y aparentemente cuidaban de sus enfermos y débiles. (Los arqueólogos han descubierto huesos de neandertales que vivieron durante muchos años con impedimentos físicos graves, que son prueba de que eran cuidados por sus parientes.) A menudo se ilustra en las caricaturas a los neandertales como la «gente de las cuevas», arquetípicamente bestiales y estúpidos, pero pruebas recientes han cambiado su imagen (véase la figura 3).

EL COLESTEROL LA ESTAFA MEDICA MAS GRANDE DE TODOS LOS TIEMPOS

El colesterol es la estafa medica más grande de todos los tiempos”
El colesterol * finalmente se elimina oficialmente de la Lista Naughty A mi personalmente me parece de susto este trabajo. Ayer hace… unos minutos la cifra de colesterol era un punto de partida para la enfermedad, hoy ya no esta claro, por lo menos no es pecado tomar grasas.
¿Qué esta pasando, quien sentencia durante décadas lo que es patógeno y lo que no lo es.
The U.S. government is poised to withdraw longstanding warnings about cholesterol24 junio, 2017 2:04 pm
El gobierno de Estados Unidos ha aceptado que * el colesterol * no es un _nutriente de preocupación_. Haciendo un giro en U en sus advertencias a nosotros para mantenerse alejado de los alimentos de alto colesterol desde la década de 1970 para evitar enfermedades del corazón y las arterias obstruidas.
Esto significa que los huevos, la mantequilla, los productos lácteos sin grasa, las nueces, el aceite de coco y la carne se han clasificado ahora como * seguros * y han sido oficialmente eliminados de la lista de nutrientes de preocupación.
El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, responsable de actualizar las directrices cada cinco años, declaró en sus conclusiones para 2015: “Anteriormente, las Guías Alimentarias para los estadounidenses recomendaban que el consumo de colesterol se limitara a no más de 300 mg / día.
“La DGAC 2015 no presentará esta recomendación porque la evidencia disponible no muestra una relación apreciable entre el consumo de colesterol en la dieta y el colesterol sérico (sangre), de acuerdo con la AHA / ACC (American Heart Association / American College of Cardiology)
El Comité Asesor de Guías Alimentarias, en respuesta, ya no advertirá a la gente contra el consumo de alimentos altos en colesterol y en su lugar se centrará en el azúcar como la principal sustancia de la preocupación dietética.
El cardiólogo estadounidense Dr. Steven Nissen dijo: _Es la decisión correcta_. _Tenemos las pautas dietéticas incorrectas. Han estado equivocados durante décadas.
“Cuando comemos más alimentos ricos en este compuesto, nuestros cuerpos hacen menos, si nos privamos de alimentos con alto contenido de colesterol, como huevos, mantequilla e hígado, nuestro cuerpo aumenta. La mayoría del colesterol en usted es producida por su hígado. Su cerebro se compone principalmente de colesterol. Es esencial que las células nerviosas funcionen. El colesterol es la base para la creación de todas las hormonas esteroides, incluyendo estrógeno, testosterona y corticosteroides. El colesterol alto en el cuerpo es una clara indicación que indica que el hígado del individuo está en buena salud.
Dr. George V. Mann M.D. director adjunto del estudio de Framingham para la incidencia y la prevalencia de la enfermedad cardiovascular (CVD) y sus factores de riesgo afirma: grasas saturadas y colesterol en la dieta no son la causa de la enfermedad coronaria. Este mito es el mayor engaño del siglo, tal vez de cualquier siglo.
“El colesterol es la estafa medica mas grande de todos los tiempos”
La historia del colesterol es amplia y fatal casi en su generalidad ,no es muy diferente a la de otras sustancias fundamentales para nuestra vida, ya que su desarrollo en el tiempo incluye intuición, esfuerzo, paciencia, experimentación, ingenio y creatividad.

Poulletier de la Salle, quien en 1769 aisló una sustancia de carácter “aceitoso” de la vesícula biliar de cadáveres. Años después, Michel-Eugéne Chevreul a quien se reconoce como el “padre” del conocimiento que actualmente tenemos sobre los lípidos en general y sobre las grasas y aceites en particular. Chevreul, en 1824, separó de la bilis humana una sustancia que identificó como “similar a una grasa” y que llamó “colesterina”. Más aún, identificó que la colesterina era el principal componente de los cálculos biliares, algo ya observado por de la Salle en 1769.

La asociación del colesterol con la formación de los ateromas y la aterosclerosis no fue sencilla, ya que debieron transcurrir muchos años para que esta vinculación fuese aceptada por la comunidad científica.

En 1910, Windaus describe en sus estudios sobre ateromas de la arteria aorta que la estructura química de esa masa lipoidea son cristales de colesterol. Por ello le fue concedido en 1928 el premio Nobel de Química.

En 1913, Anitschkov e Ignatowsky, alimentando conejos con dietas ricas en colesterol, demostraron que los niveles de colesterol plasmático se elevaban y había un aumento de arterioesclerosis.

Strom y Jensen observaron en Noruega que durante la Segunda Guerra Mundial, periodo comprendido entre 1940 y 1945, la frecuencia de las enfermedades isquémicas de corazón disminuyeron en un 50%, evidenciando una alta correlación entre el consumo de grasa total y de colesterol, y la mortalidad por arterioesclerosis cerebral y coronaria.

En 1950 Gofman publicó en Science, que al separar el suero de conejos alimentados con colesterol, según los protocolos de Anichkov, mediante el uso de la ultracentrífuga, el colesterol se separaba en dos fracciones claramente identificables: “low density lipoprotein” (LDL) y “high density lipoprotein” (HDL). Este artículo abrió, literalmente, los ojos de la comunidad científica y médica ante los peligros del colesterol de la dieta.

Kinsell descubrió en 1952 que la alimentación con vegetales, asociada a una disminución de la ingesta de productos animales, producía una disminución del colesterol plasmático, particularmente del colesterol-LDL. Confirmandose por otro grupo de investigadores encabezados por Ahrens, que además, asociaron el consumo de grasas insaturadas con la reducción del colesterol plasmático.

Las primeras observaciones del efecto hipocolesterolemiante de los fitoesteroles datan de hace más de 50 años, cuando al alimentar pollos con semillas de soja se observó un descenso de las concentraciones plasmáticas de colesterol.

Considerado por muchos el gran impulsor de la denominada dieta mediterránea, Ancel Keys fue pionero mundial en el estudio del colesterol en sangre. Pero su gran aportación a la ciencia fue el Estudio de los sietes países, primer ensayo epidemiológico multinacional sobre el tema dieta-colesterol-enfermedad cardiovascular.

En 1954, Keys, Anderson y Grande Covián realizaron un estudio sistemático de la relación entre la composición en ácidos grasos de la dieta y su efecto sobre los niveles de colesterol total en sangre. Se estudió en la población de siete países la relación entre el consumo de grasa y la incidencia de infarto de miocardio, en él se observó una relación positiva entre infarto de miocardio y consumo de grasa saturada, e igualmente una elevada correlación entre los niveles de colesteroltotal en plasma y la incidencia de infarto de miocardio.

En 1968, Wissler demostró en primates la capacidad de una dieta, similar a la estadounidense, para producir elevación de colesterol en sangre y formación de placas de ateroma.

En 1971, Bang y Dyerberg determinaron los efectos fisiológicos de los ácidos grasos poliinsaturados omega-3, realizando un estudio epidemiológico en el que se comprobó que la población esquimal era la que ingería mayor cantidad de grasa,pero, en cambio, la incidencia de ECV era prácticamente nula. A partir de ese momento comenzaron los estudios nutricionales para determinar qué componentes eran los que protegían a dicha población frente a esta patología, determinándose que eran las grasas del pescado azul y de la foca. Una vez analizadas cualitativa y cuantitativamente se comprobó el alto porcentaje que tenían de ácidos grasos poliinsaturados omega-3: ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA).

En 1983, Mahly e Innerarity publicaron sus observaciones en animales de experimentación, en los que comprobaron que las dietas ricas en ácidos grasos saturados y colesterol disminuyen los receptores del colesterol-LDL de las células hepáticas hasta en un 90%, produciendo un aumento del colesterol-LDL en plasma.

El resto de la historia del colesterol ha seguido un desarrollo vertiginoso, coronado, sin lugar a dudas, por el descubrimiento de los investigadores Brown y Golstein en 1983 del receptor celular de las LDL y del control intracelular que determina los niveles plasmáticos de colesterol-LDL y su relación con la aterogénesis. En 1985, se les concedería el premio Nobel de Medicina por descubrir la hipercolesterolemia familiar, en la cual se produce un aumento de colesterol en sangre y ECV prematura, sin que en la dieta esté elevada la proporción de grasa saturada y el colesterol.

MIÉRCOLES, 10 DE AGOSTO DE 2016

LA GRAN MENTIRA DEL COLESTEROL Y EL NEGOCIO DE LAS ESTATINAS
JONNY BOWDEN ; STEVEN SINATRA

Portada del best seller «El Gran mito del colesterol. Por qué bajar tu colesterol no previene la enfermedad cardíaca y el plan libre de estatinas que sí lo hará»

Cada año, las Guías (The National Cholesterol Education Program) nos van bajando los niveles «saludables» de colesterol… Primero fueron 250 mg/dl, luego bajaron a 220 mg/dl… y ahora a la cifra «redonda» de 200 mg/dl.
Es curioso saber que 8 de los 9 miembros de dicho comité tienen lazos financieros con las industrias de los fármacos de disminuyen el colesterol, las estatinas.

Cuanto más bajemos los niveles «normales» o «deseables» de colesterol, más personas, por lo demás sanas, recibirán las estatinas por parte de los médicos que sigan las «nuevas guías». Una pastilla al día… para todos los días de tu vida… Negocio?

A pesar de tener a millones de personas sanas con tratamientos crónicos con estatinas la enfermedad cardíaca sigue siendo la primera causa de mortalidad.

¿Es realmente el nivel de colesterol total un marcador de riesgo de enfermedad cardiovascular o realmente no tiene nada que ver además del negocio que genera?

Más del 50% de los infartos se dan en personas con niveles normales de colesterol.
Ante este hecho, ¿no deberíamos preguntarnos qué tiene entonces que ver el colesterol con la enfermedad cardíaca?

¿Qué causas distintas al colesterol tienen la mitad de la gente que tiene un infarto teniendo el colesterol normal o incluso bajo?

La misma pregunta se hicieron años después muchos cardiólogos como el Dr. Sinatra.

En su labor asistencial diaria hacían angiografías de las arterias coronarias a pacientes con colesterol de 280 mg/dl o con colesteroles superiores a 300 mg/dl y veían que sus coronarias eran completamente normales! (luego veremos que dichas cifras de colesterol son normales, y mucho más saludables que tener un colesterol de, digamos, 170)
Sin embargo, en otros pacientes, con colesterol de sólo 150 mg/dl sí que encontraban patología cardíaca…

¿Cómo podía ser esto cierto?
¿Pero el colesterol no era el culpable de todo?
¿No es todo debido a la arterioesclerosis, el colesterol de los huevos fritos y a las grasas que tomamos en la dieta y que nos engordan?

Pues parece ser que culpar al Colesterol de la enfermedad cardíaca es como querer culpar a los árboles del bosque del incendio, en lugar de culpar a los verdaderos culpables, los pirómanos iniciadores del incendio, entre ellos, el azúcar, uno de los agentes más inflamatorios sobre la red arterial

Vamos a ir viendo por qué.

La Hipótesis lipídica
(Ancel Keys, Framingham y otros «estudios»)

En los años 50 un grupo de científicos rusos demostró que alimentando con grandes cantidades de colesterol a unos conejos, al sacrificarlos y disecarlos, encontrabas sus arterias llenas de placas con colesterol. Pasaron por alto que los conejos son herbívoros y que su ingesta habitual de colesterol es cero. Su experimento no se confirmó haciendo los mismo con monos o ratas.

Y entonces llegó Ancel Keys (enemigo público número uno y del que hablamos en la entrada del blog de las grasas) con su famoso «Estudio de los Siete Países» en el que demostraba una correlación lineal entre la grasa saturada que comían unos países y su incidencia de mortalidad cardiovascular.

Sólo que… en realidad era un estudio con 22 países… de los cuales rechazó los resultados de los otros 15… pues no le confirmaban «su teoría». Un fraude.

Pero este señor tenía mucho poder político y consiguió convencer a médicos, cardiólogos y a toda la población. Cuánto daño ha hecho este hombre…

Aquí están los resultados en bruto de los verdaderos 22 países del «Seven Countries Study» de Ancel Keys, no sólo de los 7 países que él eligió a su antojo, para «probar su teoría».

Ancel Keys cogió los países que le interesaron para ver una correlación lineal entre ingesta de grasas y mortalidad, y se comprobó que varios países con muy distinta mortalidad… comían el mismo porcentaje de grasas (40%) en su dieta.
Y, más aún, si elegimos nosotros los países en un nuevo grupo en verde, nos saldría justo la teoría contraria, es decir, a mayor consumo de grasas, mayor longevidad, cogiendo Holanda, Alemania Federal, Suiza, Austria e Israel. El «Estudio de los 5 países» demostraría que a mayor consumo de grasas, mayor longevidad!

The Framingham Diet Heart Study (1.948)

Luego vino el famoso estudio de Framingham, en el que muchos se apoyaron para defender la teoría del colesterol.
Se inició en 1948 y monitorizó la incidencia de enfermedad cardiovascular en 5.000 residentes de Framingham, Massachusetts, a los que siguió durante 16 años.

Asociaban el nivel de colesterol, en personas de 35 a 50 años, con la mortalidad. Aclarando de entrada que, por encima de 50 años (que es el grueso de la población actual que toma estatinas) no había relación entre tener más colesterol y tener mayor mortalidad. Y es que, como veremos luego, a mayor edad, los niveles altos de colesterol son protectores, se vive más con más colesterol.

A pesar de tener inicialmente evidencias en relación con el Colesterol LDL (el supuestamente «malo») y el riesgo cardiovascular, luego se ha visto, revisando los datos, que tampoco era así.
Así pues,

hemos estado culpando al colesterol de forma injusta y todos estos años hemos estado focalizando toda nuestra atención en una molécula no sólo inofensiva, sino vital para el ser humano, mientras ignorábamos las causas reales de la enfermedad cardiovascular: principalmente el azúcar, el stress y las grasas trans.

Muchos científicos empezaron a preguntarse si la teoría del colesterol como causante de la enfermedad cardiaca era incorrecta:

Varios años más tarde después de Framingham, en el Lyon Diet Heart Study (1999) se eligieron a 605 varones con múltiples factores de riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular (obesidad, mala alimentación, tabaco, stress).
Al grupo experimental se le dio una dieta mediterránea con verduras, frutas, legumbres, grasas , huevos, mantequilla, aceite de oliva, pescado, nueces, etc.
Al grupo control se le recomendó una dieta «prudente» con no más del 30% de las calorías en forma de grasa y no más del 10% en forma de grasa saturada y reducir la ingesta de colesterol.

Qué ocurrió?

Pues que hubo que terminar el experimento antes de tiempo por la cantidad de muertes en el grupo control (el de «bajos en grasas»).
Concretamente, el grupo experimental (Dieta Mediterránea) presentó una reducción del 76% en muertes de origen cardiovascular sobre el grupo control.
Y el colesterol?
También bajó en el grupo experimental?
Pues, curiosamente, el nivel de colesterol apenas varió!!

Repetimos: un 76% de reducción de mortalidad cardíaca sin apenas cambios en los niveles de colesterol…

Este resultado extrañó tanto a la comunidad científica que el New England Journal of Medicine rechazó publicar este estudio.
¿Cómo podían publicar un resultado tan espectacular sobre protección cardiovascular en el que el colesterol no tuviera nada que ver? Iba en contra de la ciencia del momento! No se podía publicar algo así…
Qué diría Ancel Keys, por favor!

Afortunadamente, unos meses más tarde, la revista The Lancet, publicó el estudio.

Nurses’ Health Study, llevado a cabo por la Universidad de Harvard y publicado, esta vez sí, por el New England Journal of Medicine en el año 2.000.

Se siguieron 120.000 mujeres desde los años 1970 para determinar factores relacionados con el cáncer y la enfermedad cardíaca.
Tras terminar el estudio, analizar las variables y los resultados, concluyeron que estos fueron los 5 factores protectores del riesgo de enfermedad cardíaca encontrados:
1. Quitar el tabaco
2. Vino tinto en moderación
3. Ejercicio diario de al menos media hora al día de media
4. Mantener un peso correcto (IMC inferior a 25)
5. Comer una dieta integral, de baja carga glucémica (baja en carbohidratos refinados) con muchos omega-3 y con fibra.

Y el exceso de colesterol??
Dónde estaba en la lista?
No vieron diferencias significativas entre los niveles de colesterol y el riesgo cardiovascular. No está en la lista de los 5 determinantes. Y estos resultados…

¿No hicieron cambiar a los médicos y a las organizaciones para enfocar el interés hacia otras causas de la enfermedad cardiovascular distintas al colesterol?

Pues o.

El dato «poco conveniente» de que disminuir el colesterol tenía apenas ningún efecto en alargar la vida fue simplemente ignorado debido a los especiales intereses que lucraban a la industria por mantener ocultos estos datos.
Como decía el escritor Upton Sinclair:
» Es muy difícil hacer que una persona entienda algo, cuando su salario depende de que no lo entienda».
Que Dios nos asista, pero esto sin anestesia es muy difícil de digerir, es muy probable que el añadido actual sea mentira también, pero de lo que estoy seguro que tienen que nacer una mayor y con mas cuidado que revise todo lo que pueda corromperse. De hecho asistimos a unos tiempos que aunque muchos tildan como malos, yo los veo como halagüeños aunque difíciles