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MELANOMA HUMANO

La informática nos ha facilitado el conocimiento y al mismo tiempo nos advierte del camino que va a seguir la divulgación de este.

Para escribir un artículo médico en una revista de renombre, hace falta escribir el artículo con lo que ello supone, traducirlo a un buen inglés, y mandarlo a una revista que tenga impacto, todo ello lleva años y después de algunas correcciones, sale para un público selecto, pero no para el enfermo que es el objetivo para el que está hecho el artículo. Por el contrario cualquiera puede escribir en su blog y publicarlo en poco tiempo y sin censura, salvo el sentido común y la ilustración del que los lee. Que es el mismo que debe tener el lector de revistas muy significadas. Este es nuestro tiempo tenemos que vivir con el, pero no usar parámetros y caminos tortuosos, no siempre verdaderos y plagados de aire comercial.

Cualquier periódico nos publica cada día unos espléndidos artículos de la revistas rigurosas, pero con detalle, se públican antes que la revista y además con una simplificación que lo pone a la altura del que los necesita, “ el enfermo”.

Ayer sin ir más lejos me consulta una amiga de la historia de su marido, que es como sigue:

Varón de 77 años de edad, que fuma más de un paquete al día, en tratamiento con aspirina por ateromas carotideos descubiertos en una exploración rutinaria. Súbitamente tiene una crisis convulsiva precedida de alguna dificultad de coordinación que había presentado unas semanas antes. La crisis TC que dura breve tiempo no impactan demasiado al enfermo, y que no le presta importancia, no obstante lo llevan a urgencias y en poco tiempo le practicaron,  pruebas de imagen, TC, con y sin contraste, RM, PEC y toda una batería de análisis que llegan a la conclusión que tiene un nódulo tumoral de algo más de un centímetro retro romántico izquierdo, abundante edema que comprime el asta occipital izquierda, y un pequeño nodulo tóraxico que no capta en el PEC.

El enfermas una vida normal con corticoides y anti epilépticos.

Un noduló occipital izdo, abundante edema y poco más, hace falta biopsiarlo.

Al este General craniectomía y búsqueda del nodulo y la lógica información a la familia de que puede quedar deficitario motor del lado del lado derecho.

Mi amiga me consulta porque unos días antes en la vanguardia ha visto un trabajo publicado por un neurocirujano del valle de hebron, el Dr. Francisco Martínez entre otros que tras el análisis del líquido cefalorraquídeo, consiguen detectar células tumorales e incluso la evolución de estos, que no se habían conseguido detectar en sangre periférica porque la barrera hemato encefálica impedía el paso de las células tumorales a la circulación General. Este magnífico trabajo que sin duda se desarrollará no servirá en un próximo futuro para no tener que hacer craniectomías, biopsiar y ahorrar todo lo que ello lleva consigo.

De amiga me preguntas si no se puede hacer esto con su marido, la respuesta es clara no está perfeccionado y solamente es una investigación.

Ella queda más o menos contenta, pero enterada, y lo que a mí me impresiona es que está enterada de algo muy específico sin haber leído NATURE, que es donde se publicó. Que lo ha leído en la vanguardia. Está informada y cualquier postura que tome el medíco con su marido pasará por saber que ella sabe de qué va a la cosa.

Hoy El Confidencial nos pública un artículo que ya sabíamos todos neurocirujanos y médicos en General, que algunos tumores tienen remisión espontánea, que lo lógico y con poco margen de error se ha debido a un despertar del sistema inmunitario y que pasó a hacer una descripción de lo que dice el artículo.

16.06.2016 – 05:00 H.

No cabe duda de que el cáncer es una de las enfermedades más devastadoras. Según los datos de la Organización Mundial de la Salud, en 2012 se produjeron 14 millones de nuevos casos y 8,2 millones de decesos en todo el mundo fueron causados por dicha enfermedad. Además, se trata de la principal causa de muerte a nivel global. De ahí que los sucesivosdescubrimientos sean recibidos tanto con cautela como con esperanza, ya que nos ayudan a entender un poco mejor una enfermedad de la que aún desconocemos muchísimo.

Aún queda, no obstante, un gran misterio por resolver: los tumores que desaparecen espontáneamente o, como se conocen en la literatura científica, las remisiones espontáneas. Durante mucho tiempo, se consideró que el cáncer solo tenía una dirección: la de crecer cada vez más, por lo que lo único que se podía hacer era ralentizar su desarrollo. Sin embargo, cada vez existe un mayor consenso en que, en casos excepcionales, los tumores pueden llegar a desaparecer sin ninguna intervención externa aparente. El problema es que, aunque se baraja una larga serie de explicaciones, aún no está claro por qué se produce.

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Los primeros que dieron nombre a este fenómeno fueron T. Everson W. Cole en su clásico de 1968 ‘Spontaneous Regression of Cancer‘, en el que lo definieron como “la desaparición parcial o completa de un tumor maligno en ausencia de tratamiento, o en la presencia de terapia que se considera inadecuada para ejercer una influencia significativa en la enfermedad neoplásica”.

Durante muchos años, la hipótesis era casi tabú, no solo porque contradecía las concepciones habituales sobre el cáncer, sino porque podía dar lugar a interpretaciones completamente erróneas, como es no someterse a tratamiento al pensar que la enfermedad puede desaparecer por sí misma. Además, debido a que la mayor parte de cánceres reciben tratamiento, es muy difícil atribuir una causa segura a la remisión. Es posible, igualmente, que se hayan producido errores de diagnóstico. En muchos casos, además, se ha abordado la remisión desde un punto de vista espiritual y acientífico como una muestra de las supuestas capacidades sobrenaturales del cuerpo.

En las últimas décadas se han acumulado las investigaciones que refrendan esta teoría. Es el caso, por ejemplo, de un artículo publicado en ‘The Journal of the American Medical Association‘ que sugería que las pruebas y el tratamiento de los cánceres de pecho y próstata debían replantearse, ya que muchos tumores de tamaño pequeño no llegan a desarrollarse e incluso pueden llegar a extinguirse. Sin embargo, suelen ser otra clase de cánceres los que son más proclives a la desaparición espontánea. Entre ellos se encuentran los melanomas (de piel), los carcinomas, los cánceres de riñón y algunas clases de linfoma. Se trata, no obstante, de casos excepcionales cuya frecuencia probablemente no sea mayor de uno entre 100.000.

Uno de los casos médicos más citados es el publicado en 1990 bajo el nombre de ‘A case of spontaneous disappearance of pulmonary metastasis of renal cell carcinoma following nephrectomy’, en el que un anciano de 76 años vio desaparecer su cáncer de pulmón once días después de una nefrectomía (extirpación del riñón). Otros casos, expuestos por ‘The New York Times‘ en un reportaje sobre el tema, reflejan que en los cánceres de testículo es habitual que, una vez comienza la operación, los cirujanos descubran que apenas queda rastro del tumor.

Charla TED de Lissa Rankin, autora de ‘Mind over medicine’.

Quizá el caso más excepcional, pero también más revelador, sea el de los neuroblastomas, como expone un reportaje publicado en ‘The Conversation‘. Se trata de la formación de células malignas en el tejido nervioso de la glándula suprarrenal, el cuello, el tórax o la médula espinal y, en muchos casos, se transmite a través de una mutación genética de padres a hijos. Se trata de una enfermedad rara, y que, en algunos casos de tipo 1 (que afectan a los niños de menos de 18 meses) puede desaparecer sin tratamiento. Por el contrario, los que superan esa edad requieren un procedimiento más agresivo y tienen menos probabilidades (entre un 40% y un 50%) de sobrevivir.

Los neuroblastomas de tipo 1 pueden decirnos mucho acerca de cómo curar la enfermedad. Por lo general, dichos tumores tienen un receptor celular conocido como TrkA (receptor tirosina quinasa), que puede ser el encargado de que las células se destruyan por sí mismas. O también es posible que sean los bajos niveles de una enzima conocida como telomerasa los que provoquen la destrucción celular. Lo que está claro es que, en dichos casos, algo ocurre de manera endógena en el organismo que propicia esta desaparición.

Hay multitud de hipótesis que intentan explicar por qué ocurre esto, aunque ninguna ha conseguido proporcionar una conclusión satisfactoria. Es posible, igualmente, que cada uno de los casos tenga una causa diferente, debido a la amplia variedad, origen y desarrollo de cada clase de cáncer. La primera explicación fue la ofrecida por Everson y Cole en su libro pionero: “En algunos de los casos, el conocimiento disponible nos permite inferir quela influencia hormonal probablemente fue importante”, señalaban. “En otros, los protocolos sugieren firmemente que el sistema inmunitario fue responsable”.

Son dos las versiones que se han barajado con mayor frecuencia en los últimos años. Como aseguraba en ‘The NYT’ el doctor Barnett Kramer, director asociado del Instituto Nacional de Salud estadounidense, es posible que en los casos de remisión espontánea haya sido el organismo completo quien haya contribuido a la desaparición del tumor. Es lo que ocurre con algunos melanomas, en los cuales el cuerpo provoca una respuesta inmunitaria por la cual el tumor se infesta de un número exagerado de células protectoras.

Hay otros posibles indicadores que pueden explicar por qué el proceso se revierte en algunos casos. En algunos de ellos, como los expuestos en un artículo llamado ‘Fever therapy revisited‘, la fiebre originada por una infección puede haber causado la regresión. También es posible que se deba a cambios epigenéticos, es decir, a la herencia transgeneracional de los factores ambientales como la alimentación o el estilo de vida. En cualquier caso, aún queda mucho por aprender de estos casos excepcionales, tanto sobre de qué manera funciona cada clase de cáncer como cuáles son los mecanismos que llevan al crecimiento desmesurado del tumor.

Esto va a incidir de una manera muy fuerte en la población, va a preguntarnos si la espera ante un tumor no muy invasivo o de un crecimiento controlable médicamente, no va a permitir que nuestro organismo no destruya y evitar así todo el complejo tratamiento que desde la cirugía, radioterapia, quimioterapia e inmunoterapia son necesarios para el tratamiento del tumor no siempre gratificante.

Nuestro organismo sabe hacerlo no siempre, que lo sabe hacer .

La inmunoterapia en el cáncer ha venido para quedarse, aquí estamos todos muy contento de tener una nueva vía que explotar en esta terrible enfermedad que nos está echando un fuerte pulso.