ZURICATOS
El mito del cerebro reptiliano
En mi opinión el concepto de «cerebro triúnico» o «cerebro triuno» es uno de los mejores modelos que se han propuesto para explicar la evolución del hombre y es el modelo propuesto por Paul MacLean para explicar la organización del cerebro humano, la existencia de sistemas contradictorios o al menos alternativos en nuestro comportamiento y la influencia de la evolución como elemento organizador.
MacLean sugirió esta idea en los años sesenta del siglo XX y la desarrolló en su libro The Triune Brain in Evolution (1990). Para MacLean en nuestro cráneo no aloja un cerebro sino tres, que operan como «tres ordenadores biológicos interconectados, cada uno con su propia inteligencia, su propia subjetividad, su propio sentido del tiempo y su propia memoria». Los tres cerebros son el complejo reptiliano, el sistema límbico y la neocorteza.
El cerebro reptiliano, también llamado complejo-R, estaría formado básicamente por los ganglios basales, el tronco del encéfalo y el cerebelo. Según los que defienden este mito es un cerebro primitivo, que controla el comportamientos instintivos y que se centra en las actividades más básicas de la supervivencia incluidas la agresividad, la dominación, la territorialidad y los rituales. El cerebro reptiliano estaría lleno de memorias ancestrales y controlaría las funciones autonómicas (respiración y latido cardíaco), el equilibrio y el movimiento muscular. Sus respuestas son directas, reflejas, instintivas.
La segunda «capa», el segundo cerebro, es el sistema límbico, un término también introducido por MacLean que ha tenido un enorme éxito. También se conoce como el «cerebro paleomamífero» y sería el responsable de las emociones, un sistema basado en la (sensaciones desagradables como el dolor) y atracción (sensaciones agradables como el placer). Partes clave del sistema límbico serían la amígdala, el septo, el hipotálamo, la corteza del cíngulo y el hipocampo. El cerebro paleomamífero sería el responsable de la motivación y la emoción que sentimos al alimentarnos, al reproducirnos y en el comportamiento parental.
La tercera estructura superpuesta es el cerebro moderno de mamífero, neomamífero o neocorteza. Es característico de los mamíferos más evolucionados, de nosotros los primates, y es responsable del pensamiento avanzado, la razón, el habla, la planificación, la abstracción, la percepción y lo que en general llamamos funciones superiores.
El modelo del cerebro triuno considera, por tanto, que nuestro cerebro humano es el resultado de un proceso estratigráfico, de suma de capas sucesivas: el cerebro instintivo reptiliano, el más profundo y primitivo; al que se superpone un cerebro emocional e intermedio y, sobre ese, se deposita un cerebro racional y moderno. La realidad es que ningún estudio consigue separar la emoción y la racionalidad de una forma clara, están íntimamente interrelacionadas en nuestra organización cerebral y en nuestro funcionamiento mental. Por otro lado, la idea de una aparición de estructuras nuevas y complejas en un proceso de creación sucesiva es contraria a todo lo que sabemos sobre la evolución que, en realidad, funciona reorganizando los circuitos existentes y en todo caso, dotándolos de mayor complejidad y asumiendo nuevas funciones.
En mi opinión es el modelo que coordina o mejor el unico que coordina la emoción y la racionalidad. No hay ningún otro moelo que haga alusión de las anatomias del cerebro triuno. Los cerebros de este modelos son exactamente los que corresponden a: reptiles, mamíferos y homínidos.
La idea del cerebro triúnico es considerada una patochada por muchos neurocientíficos en particular, por los que investigan la neuroanatomía comparada, comprenden una parte mucho menor del telencéfalo de los reptiles, que existen en todos los grupos de vertebrados y no son, por tanto, estructuras asociadas a este grupo de vertebrados con escamas sino que están presentes en sus antecesores.
Los ganglios basales, que forman la mayor parte del complejo reptiliano de MacLean .
En vertebrados mucho más primitivos, las estructuras del sistema límbico que según MacLean surgirían con los primeros mamíferos se sabe ahora que están presentes en otros grupos de vertebrados y que características definitorias de este segundo «cerebro» como el cuidado de las crías se presentan también en otros grupos como aves o peces.
Finalmente lo mismo es cierto con la neocorteza, cuyos primeros rudimentos están en los mamíferos más tempranos y aunque otros vertebrados no presentan estructuras con la característica laminación en seis capas, sí presentan áreas homólogas. El telencéfalo de las aves, por ejemplo, forma conexiones con otras estructuras telencefálicas similares a las que hace el neocórtex y se encarga de funciones teóricamente «neomamíferas» como el aprendizaje y la memoria, la toma de decisiones, el control motor o el pensamiento conceptual. Hemos visto aves utilizando herramientas para sacar insectos de un hueco, añadiendo agua a una probeta para que flote una semilla y podérsela comer o recordando las caras de las personas que los persiguieron. Esas capacidades de planificación y aprendizaje entrarían según el modelo de MacLean dentro del ámbito último, neomamífero, pero resulta que las aves presentan ya esa capacidad. Las únicas virtudes del modelo del cerebro triuno son su sencillez y su facilidad, pero es simplemente un modelo erróneo, sencillo y fácil.
Me continua pareciendo injutas, la comparación que hace José R. Alonso de las histologia modificada de los componentes del Triuno. Pero también es distinta durante la evolución de los hominidos, del niño al adulto, pero la caracteristica fundamental, su macroanatmia, es indiscutible que tienen un enorme parecido en los tres grupos de animales que la componen.
Otro punto importante a recordar es que la evolución no funciona como una hilera de seres que se van sucediendo unos a otros, en el caso de la evolución humana cada vez menos encorvados y con más cosas en la mano. Algunos autores, entre ellos Juan Ignacio Pérez creen que las especies actuales, por decirlo de una manera clara, tenemos la misma edad.«Todos los seres vivos retrotraemos nuestro linaje hasta las primeras formas de vida que aparecieron sobre la faz de la Tierra y fueron capaces de dejar descendencia tras de sí generación tras generación. Todos somos herederos de aquellas formas y, por lo tanto, todos los linajes, sean del reino que sean, del filo que sean o de la familia o género que sean, tienen la misma antigüedad, tanta como la vida terrestre tiene».
Me parce artfiicial, poner en relación el tiempo de aparcion de os seres vivientes, con negar la anatomía que solo es explicable por la evolución.
Llama la atencion como la justicia utiliza el cerebro de los reptiles, para explicar el comportamiento de los reos.
Aunque el terrible comportamiento, de algunos homínidos que oímos cada día, solo tienen una explicación, interpretárlo como un reptil o por lo menos con el comportamiento reptiliano y esto no desvirtúa en nada el cerebro triuno
Curiosamente, la idea del cerebro reptiliano ha aterrizado en un mundo alejado del de la ciencia: los tribunales de justicia. Hay un conjunto de técnicas para litigar que se conocen como la estrategia del reptil. Los estudiosos del debate jurídico explican que estas metodologías legales buscan apelar al cerebro reptiliano de jueces y jurados «pulsando el botón del miedo». Según Keenan y Ball, cuando el Reptil ve un peligro para su supervivencia, incluso uno pequeño, protege sus genes, y exige a todo el mundo a su alrededor que le proteja a él y a la comunidad. El concepto de comunidad es importante, porque es enormemente flexible, lo que es útil en un proceso legal. El sistema es muy básico: generar una sensación de peligro que ponga a los jurados en modo «supervivencia»: el demandado, aunque es posible que no haya hecho nada, pudo causar un enorme peligro. En segundo lugar mostrar que el peligro afecta a toda la comunidad, incluyendo el jurado, su familia y sus amigos. Por lo tanto el jurado ya no es un observador independiente sino una posible víctima de la acción del acusado, tanto él como sus seres queridos. En tercer lugar, argumentar que una enorme compensación económica es el único sistema de protección de la comunidad. Algunos autores calculan que la teoría del reptil ha conseguido unas compensaciones muy superiores a las estimadas como sensatas, un exceso de más de 7.500 millones de euros desde 2008, y en las escuelas de práctica jurídica se enseña cómo aprovecharla y cómo desmontarla. Ya lo dijo el biólogo David Attenborough «A veces vemos a los reptiles como primitivos, sosos y lerdos. De hecho pueden ser letalmente rápidos, espectacularmente bellos, sorprendentemente cariñosos y muy sofisticados». Y esos sí que tienen un cerebro reptiliano. De hecho algunos animales de transición como la Zuricatos, tienen un comportamiento mas criminal que los reptiles, y junto a los homínidos, son la especie que se matan mas entre la misma especie.
Pérez JI (2017) manifiesta que no hay especies más antiguas, ni lenguas tampoco.
Referencias.
Enriquerubio.net

http://blogs.deia.com/conjeturas/2017/08/02/no-hay-especies-mas-antiguas-ni-lenguas-tampoco/

Smith, CU (2010) The triune brain in antiquity: Plato, Aristotle, Erasistratus. J Hist Neurosci 19 (1): 1–14.
Autor: José R. Alonso
Neurobiólogo.