Pese a todos los métodos que utilizamos, el diagnóstico de esta enfermedad es fundamentalmente clínico. Su frecuencia y daño social invitan a posturas prácticas, y en consecuencia tenemos pocas salidas una vez que han aparecido las alteraciones del cartílago .
No tiene mucho sentido hacer un diagnóstico precoz en esta patología. Cuando aparece el dolor y la impotencia funcional ya no hay nada que hacer, sólo controlar el brote lo más pronto posible.
Siempre somos muy simples cuando enumerados la clínica de patología. Nos olvidamos del malestar general que produce, de los que destacan la ansiedad en mayor o menor grado. Este síntoma pese que todo el mundo que rodea al paciente, le invita a controlarse, esto lo más cruel que se le puede ofrecer.
Le duele, no puede moverse, no puede esforzarse, duerme mal y sobre todo tiene malestar y angustia o suele tenerla.
Con la aparición continúa de métodos quirúrgicos y conservadores, los resultados no son muy diferentes.
Desde que empieza en el adolescentes, empeora en el adulto y mejora algo en el mayor. El recorrido, se hace duro.
Su etiología es plural, pero ninguna de ellas es definitiva ni evitable. Algo en los últimos 300 millones años, está mutilando los cartílagos mamiferos y peces. Con nuestra mente actual, sólo podemos aplicar terapias sintomáticas y el sueño de reponer el cartílago. “no de repararlo”, porque no se ha inventado aun un método.
El diagnóstico precoz no sirve para nada, solo la terapia precoz y bien pensada puede ayudar. El próximo brote aparecerá cuando quiera.
Para colmo de datos existe un desequilibrio, entre las molestias y la organicidad. Aunque infrecuente algunos mayores tienen una columna radiológica bastante conservada. Pero eso no quiere decir que no tengan molestias. Menos frecuente es tener una alteración artrosica raquídea y no tener molestias.
El trabajo que menciono aproxima a esa disrrelacion que menciono.
S. Karger AG, Basel Michigan Head and Spine Institute,
Comparación de la severidad del dolor y el estado funcional de los adultos mayores sin síntomas espinales.
El objetivo fue de: comparar la severidad del dolor y el estado funcional de los adultos mayores con y sin síntomas espinales, y determinar qué factores están asociados con la calidad de vida en la estenosis espinal y los grupos de la ETB axial. Métodos: en 24 temas mayores de 55 años con estenosis espinal lumbar, 12 con ETB, y 12 sin síntomas espinales, obtenga el siguiente: severidad del dolor con la escala análoga visual de 10 centímetros (vas), prueba de la caminata de 15 minutos, distancia que camina de 7 días, dolor de espalda de Quebec Escala de incapacidad (QBPDS) y índice de discapacidad del dolor (PDI).
Resultados: las cuentas medias eran peores para el grupo de la estenosis, eran intermedio para el grupo de la ETB, y eran el mejor para el grupo asintomático. El análisis de varianza mostró que el dolor vas (p < 0,001), la prueba de 15 minutos a pie (p = 0,01), la caminata de 7 días (p = 0,02), la QBPDS (p < 0,001) y el PDI (p < 0,001) fueron diferentes entre al menos dos grupos. Todas las variables en el grupo de estenosis fueron peores que en el grupo asintomático, pero sólo el dolor vas, QBPDS y PDI en el grupo de la ETB fueron peores que en el grupo asintomático. En el grupo de la estenosis y de la ETB el QBPDS y el PDI fueron relacionados solamente con el dolor vas. CONCLUSIÓN: los mayores con estenosis espinal y ETB tienen más invalidez que seniors asintomáticos. La prueba que caminaba de 15 minutos con el grupo de la estenosis era más lenta que con los seniors asintomáticos. Sin embargo, compensan para que su distancia que camina de siete días no sea como disminuida perceptiblemente. La patología descomprensiva es posiblemente la que ofrece soluciones más duradera, junto a todos los analgesicos y itmaniobras de rehabilitación a nuest upro alcance. Mientras tanto inentar buscar la explicación, de porque el cartilag articular no se adapta después de tanto tiempo en su evolución.