ARTRITIS REUMATOIDE

Cualquier agente externo o interno que invade esta nuestro organismo, se acompaña de reacción de este, que no sólo lucha contra el agresor, sino que su respuesta, puede ser desmedida y autolesionarse asimismo.
Forman asi las enfermedades , “cronicas y degenerativas”
Que es una enfermedad degenerativa.
La pérdida de la morfología celular e intersticial, con la correspondiente pérdida de la función.
Cualquier agente externo puede desencadenar una enfermedad degenerativa sobre todo si se hace crónica.
La neurodegeneración es extrapolación de este concepto al sistema nervioso. Están estandarizadas estas enfermedades y es muy posible que la causa y las consecuencias que lleva consigo compliquen la enfermedad, que únicamente está tipificada por una serie de daños orgánico que son producto de la persistencia del agente casual y de la respuesta desacertada del receptor, de forma que a la hora de tratarla, es difícil la elección, y además las grandes consecuancias de estas enfermedades, es el acumulo de materia reactiva.
La multitud de enfermedades que estamos sufriendo en nuestros días está producida por este binomio, “ agente patógeno reacción organica”
El patron patologico es repetido
Rotura de la microbiota, difusión de germenes, reacción organicas, local y difusa, aparición de los macrofagos para eliminar a los patógenos y constitución de una enfermedad que es inflamatoriamente progresiva.
El llamar a la degeneracion por su localización es una manía mas de clasificar
El cuadro de autolesion aparece en cualquier zona, pero es excepcional que todos los tejidos de nuestro organismos no esten lesionados. Aunque en distinto grado.
La degeneracion no entiende de edades, si bien necesita determinadas condiciones por supuesto cromosómicas y ambientaales, son los germenes los que desencadenan la degeneracion
La artritis reumatoide es un modelo de degeneraccion con brotes de agudeza.
La artritis reumatoide es una enfermedad inflamatoria que padecen más de 200.000 personas en nuestro país –sobre todo mayores de 40 años y, en hasta tres de cada cuatro casos, mujeres– y caracterizada fundamentalmente por el dolor y la degeneración progresiva de las articulaciones.
Se engloba dentro de las denominadas ‘enfermedades autoinmunes’, en la que el propio sistema inmunitario ataca por error, cual si fuera un ‘cuerpo extraño’, al propio organismo –en este caso, a las articulaciones
Investigadores del Hospital General de Massachussets en Boston (EE.UU.), afirman que el origen podría encontrarse en una respuesta autoinmune a las bacterias que conviven en nuestro intestino, respuesta que posteriormente se trasladaría a todo el organismo –muy especialmente a las articulaciones, si bien también a órganos como el corazón o los pulmones.
A día de hoy se sabe que la inflamación y degeneración de las articulaciones sinoviales en la artritis reumatoide está provocada por una respuesta autoinmune mediada por los linfocitos T. y asimismo, ya se han identificado numerosos factores, tanto genéticos como ambientales, asociados a la aparición de la enfermedad. Pero, exactamente, ¿qué es lo que desencadena su aparición? Pues si bien algunas investigaciones recientes han sugerido que la causa podría ser una respuesta inmune a la flora intestinal, aún no se ha encontrado un nexo molecular que confirme esta posibilidad.
En el estudio, los autores analizaron el líquido sinovial –esto es, el líquido que se encuentra en las articulaciones para reducir la fricción de los cartílagos durante el movimiento– y en la sangre periférica con el objetivo de encontrar autoantígenos asociados tanto a la flora intestinal como a la artritis reumatoide.
Llegados a este punto, cabe recordar que un ‘autoantígeno’ no es más que un antígeno que se encuentra dentro del propio organismo, así como que un antígeno es cualquier molécula, caso de una proteína, que desencadena una respuesta inmunitaria. Así, y mientras el sistema inmune producirá anticuerpos para atacar a los antígenos llegados del exterior, producirá asimismo ‘autoanticuerpos’ para combatir los ‘autoantígenos’ que ya moran en el cuerpo.
Los resultados del estudio permitieron identificar a dos autoantígenos denominados ‘N-acetilglucosamina-6-sulfatasa’ (GNS) y ‘filamina A’ (FLNA) asociados a la respuesta autoinmune en la artritis reumatoide. Concretamente, se observó que la GNS y la FLNA eran el objetivo de las respuestas autoinmunes de los linfocitos B y T en, respectivamente, el 52% y 56% de los pacientes con artritis reumatoide –que no así en personas sanas o afectadas por otros tipos de artritis, en las que estos autoantígenos no fueron objeto de ninguna respuesta.
¿Nexo común?
Pero, además de con la artritis reumatoide, ¿qué relación tienen estos autoantígenos GNS y FLNA con la flora intestinal? Pues, simple y llanamente, se trata de proteínas muy similares –cuando no las mismas– a las producidas por especies bacterianas comunes en nuestros intestinos –por especies de los géneros ‘Prevotella’ y ‘Parabacteroides’ en el caso de la GNS, y por especies de los géneros ‘Prevotella’ y ‘Butyricimonas’ en de la FNLA–. De hecho, los pacientes en los que se detectó una respuesta autoinmune frente a GNS y FNLA también se observó una respuesta exactamente similar frente a las correspondientes proteínas bacterianas.
Como refieren los autores, «si bien los antígenos GNS y FLNA fueron encontrados en el líquido sinovial y las articulaciones afectadas por la artritis reumatoide, estas proteínas GNS y FLNA presentan una similitud remarcable con las proteínas producidas por especies bacterianas muy comunes en la flora intestinal».
Un descubrimiento que, además de sugerir el posible origen de la respuesta autoinmune en la artritis reumatoide, también puede tener importantes aplicaciones clínicas.
Hospital General de Massachussets en Boston (EE.UU.),